lunes, 25 de octubre de 2021

Granada, 1983: recuerdo de otro fiasco castrista.

Por Luis Cino.

Cubanos reciben su ración de comida en un campo de prisioneros en Granada, en octubre de 1983.

Lo ocurrido en Granada, tras la invasión norteamericana del 25 de octubre de 1983, fue un fiasco para Fidel Castro. No tanto por la pérdida de un gobierno aliado en un país estratégico en el Caribe como por el descalabro sufrido en el primer y único enfrentamiento bélico que ha tenido el castrismo con fuerzas estadounidenses.

La noche del 25 de octubre de 1983, varias horas después de producirse la invasión norteamericana, un dramático comunicado oficial del gobierno castrista anunció que los cubanos que estaban en Granada enfrascados en la construcción de un aeropuerto se habían enfrentado a la 82 División Aerotransportada y habían muerto combatiendo. El comunicado concluía asegurando que el último de ellos se había inmolado abrazado a la bandera.

Fidel Castro, en vez de ordenar la evacuación de los cubanos u orientar que no se involucraran en los combates, como habían pedido los norteamericanos, ordenó a los cubanos, civiles en su mayoría, que pelearan y no se rindieran. Enfrentados a una fuerza que los superaba numéricamente, en armamentos y profesionalidad, aquello hubiera significado un suicidio en masa.

Varios  días después nos enteraríamos los cubanos del enorme papelazo que había hecho el régimen al dar por hecho lo que suponía Fidel Castro que habría ocurrido a los cubanos en Granada si hubiesen cumplido sus órdenes. Afortunadamente, no las cumplieron, se rindieron, y así los muertos, en lugar de 700, fueron 25.

Los cubanos hechos prisioneros fueron devueltos a Cuba. Los  muertos también. Hubo un luto nacional riguroso de varios días.

Al coronel Tortoló, el jefe de los asesores militares cubanos en Granada, por refugiarse en la embajada soviética en Saint George, luego de haber sido recibido como un héroe por Fidel Castro, lo degradaron y enviaron a la guerra de Angola.

Lo ocurrido en Granada en octubre de 1983 es una historia que nos ha sido muy mal contada a los cubanos, con muchas mentiras y distorsiones.

Maurice Bishop, el premier socialista de Granada, no fue derrocado y asesinado por los soldados norteamericanos que invadieron su país, como pudiera suponerse a juzgar por lo que dicen –o mejor, no dicen- el periódico Granma y el Noticiero de Televisión. Bishop, que en 1979 derrocó al gobierno del premier Eric Gairy, había sido depuesto semanas antes de la invasión norteamericana por un golpe de estado de elementos ultra-izquierdistas del Movimiento New Jewel, dirigidos por Noel Coard y Hudson Austin.

Cuando las fuerzas norteamericanas invadieron Granada el 25 de octubre, hacía ocho días que Maurice Bishop estaba muerto. Bishop, su amante (la ministra de Educación Jacqueline Creft), y otros 15 integrantes de su gabinete fueron ultimados por los golpistas en Fort Rupert el 17 de octubre.

No obstante, del modo que los medios oficiales cubanos siguen contando la historia de lo ocurrido en Granada en octubre de 1983, parecería que los autores del asesinato de Bishop y sus ministros fueron los norteamericanos y no los golpistas del Consejo Revolucionario Militar.

De no haber ocurrido la invasión norteamericana, ¿habría el régimen cubano apoyado al nuevo régimen instaurado en Granada? Es probable que sí, porque a pesar de las estrechas relaciones de Fidel Castro con Bishop, luego de su derrocamiento y posterior asesinato no fueron evacuados los varios cientos de cubanos que había en Granada, la mayoría de los cuales trabajaba en la construcción de un aeropuerto en Point Salines, al sur de la isla.

Los gobiernos de Cuba y Granada aseguraban que aquel aeropuerto, de extensión desmesurada para una isla con una superficie de poco más de 344 kilómetros cuadrados, sería destinado al turismo internacional, pero los norteamericanos sospechaban que sería utilizado con fines militares por la Unión Soviética y Cuba en momentos en que los conflictos en El Salvador, Nicaragua y Angola estaban en su apogeo.

La invasión norteamericana se proponía salvaguardar las vidas de más de un centenar de norteamericanos que estudiaban en la Escuela de Medicina de la Saint George’s University, según aseguró el presidente Ronald Reagan. Pero, más que eso, buscaba  impedir que se convirtiera en una especie de portaviones soviético en el Caribe el estratégico aeropuerto con una pista de aterrizaje de más de 10 000 pies de largo que construían los cubanos de la UNECA en Point Salines.

Treinta y ocho años después, los medios oficialistas cubanos siguen con su versión distorsionada de lo ocurrido en Granada.

Share:

0 comments:

Publicar un comentario