Por Esteban Fernández.
¿Qué es lo que la mayoría cubana dentro del país, pide, propone y desea sin llegar al extremo peligroso de exigir? Permítanme tratar de responder esta pregunta: Bueno, casi todos allí apoyan la solución pacífica y absurda de: Mejoras al sistema impuesto desde hace 54 años. Al exilio le piden plata y a Raúl Castro que copie a Batista.
El concepto nuestro de libertad, soberanía, desmantelar al régimen y ajusticiar a los represores, no parece entrar en los planes, ni en las cabezas ni en las esperanzas de nuestro pueblo. Se conforman con mucho menos: Más comida, más pachanga, más cervezas, entrada y salida del país con menos restricciones, negocios privados con libertad empresarial, mejor transporte, que afloje la represión innecesaria y exagerada, y practicar la religión sin temor a ser marginados por eso. ¿Eso no era lo que teníamos de 1952 a 1959?
En otras palabras, si a 11 millones de cubanos -sin contar a la nomenclatura- pudiéramos explicarles con lujos de detalles como era la vida cuando Fulgencio Batista gobernaba todos desearían que resucitara y regresara a Palacio. Al unísono gritarían: “¡Ese es el hombre, ese es el que nos conviene!”
No es necesario engañarlos, debemos aclararles que si tratabas de poner una bomba (cosa la cual no está en la intención, ni inclusive en la imaginación del 99.9 por ciento de los cubanos) un grupo de soldados te pegaba con “el bicho de buey” y siempre se corría el riesgo de que unos Guardias Rurales repartieran plan de machete indiscriminadamente. Entonces, quede claro que no eran unos santos y si te ponías majadero, agresivo, "salao" o los combatías, te partían el carapacho.
Pero, al mismo tiempo, la otra cara de la moneda era que el Ejército Constitucional de Cuba, la Policía Nacional, el SIM y el Buró de Investigaciones eran "unos niños de pecho" comparados con el G2, con la Seguridad del Estado, con el Ministerio del Interior y hasta con los Camilitos de Bolondrón. Y, casi siempre, el que caía preso se buscaba "una palanca" y salía para la calle a presumir de que Esteban Ventura Novo le había apretado un testículo...
Y sería muy esclarecedor que supieran que había comida abundante, las tiendas abarrotadas de ropa, y módicamente algunos cubanos podían irse libremente de vacaciones a Miami. ¿Eso no es lo que quiere la gente ahora?...
Yo creo que algunos están cometiendo el fallo de aupar a Martín Luther King, a Nelson Mandela, a Gandhi, a Rosa Park, y a varios extranjeros más, pero según las humildes aspiraciones que tienen, lo que debían hacer es unirse todos en el movimiento “Frente Nacional Fulgencio Batista”.
Personalmente yo nunca simpaticé con Batista ni lo combatí tampoco, pero ¿no les parece a ustedes que la mayoría de nuestros compatriotas en Cuba lo que quiere es "Regresar al futuro" como la película de Michael J. Fox? Vaya, volver a 1953 pero sin el ataque al Moncada y sin que los hermanos Castro huyan hacia Quisqueya.
Creo que él que se ha dado cuenta de esto es Raúl Castro y todos los días le pregunta al "gallego" Fernández: “Oye, José Ramón ¿tú te acuerdas como hacía esto Batista?... El anciano general le indica y al otro día impone una medida parecida...
Le dijeron: “Cuando Batista teníamos un equipo cubano en la Serie del Caribe”... E inmediatamente se le alumbró el bombillo y dijo como si fuera una idea brillante de él: “Perfecto, vamos a participar en esa contienda”. En cualquier momento vemos a una nieta de un general cubano compitiendo en Miss Universo.
(Batista cargando a Raúl Modesto Castro Ruz en un viaje de propaganda política a la zona de Banes y Birán en la segunda mitad de los años 30s del pasado siglo. El señor del pañuelo se dice que era el Presidente Federico Laredo Brú. Fotos y nota del bloguista de Baracutey Cubano)
Cada vez que usted oiga o lea que: “El General hizo esto o tomó la siguiente medida” hay que contestar: “¿A qué General te refieres porque perfectamente yo sé que Batista fue él que hizo eso hace cerca de 60 años?” Sinceramente, da la sensación que la tiranía de Raúl (para engañar a los ilusos) quiere deslindarse de la de su hermano y tratar de copiar a la dictadura de Fulgencio. La diferencia garrafal reside en que la dictadura de Raúl siempre será dura y la de Batista era una “dictablanda”... Distancia y categoría.
Y la otra cosa distinta es que los enemigos de Batista lo combatían a sangre y fuego, con petardos en los cines, alzados en la Sierra e insultándolo de un millón de maneras. Mientras, los cubanos actuales allá en la Isla le suplican débilmente al Cundango en Jefe -quizás sin darse cuenta- que emule un poquito a Batista y que brinde los derechos que hasta un perro y un gato poseen en Hialeah... Raúl, maquiavélicamente, les tira unos huesos sin carne mientras se burla diciendo: "¡Salud, salud, salud!"
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