sábado, 22 de febrero de 2014

La conjura de los necios: Cuba y el oportunismo europeo.

Por Carlos Cabrera Pérez.

La Unión Europea (UE) acaba de dar luz amarilla al inicio de las negociaciones con la dictadura castrista, manteniendo la infructuosa Posición Común, que data de 1996 y condicionando su eliminación a avances en materia de Derechos Políticos y Sociales en la isla durante los próximos dos años.

Polonia y Suecia han vetado la corriente europea, apoyada incluso por Madrid, de eliminar la Posición Común y han exigido y conseguido que la decisión quede sujeta a avances reales en la democratización de Cuba.

El castrismo ha sido hábil en lidiar con 11 administraciones norteamericanas y con las políticas de diálogo crítico de Felipe González y François Mitterrand y con la hostilidad de José María Aznar, en aquel ya famoso intercambio de corbatas en Santiago de Chile.

De ahí que, con la soga al cuello y sin muchas oociones, todavía la maquinaria castrista se permita demorar la respuesta oficial para abrir las negociaciones bilaterales, tras el acuerdo aprobado por el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de la UE, el pasado 10 de febrero.

La oposición cubana ha sido incapaz -hasta ahora- de consolidar una estructura sólida en el interior de Cuba debido a la represión selectiva y sin vacilación del régimen, al miedo que padece la sociedad cubana contemporánea y a sus propios errores.

En estos días, estamos asistiendo al intento de Manuel Cuesta Morúa -personalidad socialdemócrata e inteligente- en un segundo intento opositor de reformar el régimen cubano, yendo de la ley a la ley; es decir,  aprovechando las rendijas legales y constitucionales para ver si consiguen cambios, como ya intentó infructuosamente en su día el fallecido Oswaldo Payá Sardiñas.

Escenas como las que vemos estos días en Ucrania y Venezuela son aún impensables en Cuba, pero ello no implica que la gerontocracia y la élite militar-económica que la soporta no tenga miedo, sobre todo, a la vía Libia, como reconoció implícitamente Raúl Castro en dos discursos casi consecutivos, a raíz del asesinato de Maummar El Gadaffi.

Por ello es que la represión oficial haya reforzado su carácter preventivo. El aparato represivo gubernamental prefiere retener por horas y días a los disidentes más activos a correr el riesgo de que una chispa encienda la ira y el resentimiento de un pueblo noble, al que el castrismo ha pretendido destruir.

De hecho, la existencia de una oposición democrática desde mediados de los 80 ha servido de coartada al castrismo en sus negociaciones con gobiernos y organismos extranjeros, como muestra de su supuesta tolerancia a los que desprecia y agrede con etiquetas de vendepatrias, mercenarios, etcétera.

¿Cuáles son los elementos nuevos en el escenario cubano? Una negociación secreta con Estados Unidos, por mediación de Brasil y Colombia, que conviene a Washington porque su prioridad es el terrorismo vinculado al islamismo radical, China y el narcotráfico?

Por encima del tapete se habla de colaborar en la lucha contra el tráfico de personas, de drogas, lavado de dinero y la reanudación del correo postal, pero por debajo se habla de casi todo; en una tendencia a la normalización bilateral con escollos como Alan Gross, los 5 u 4 espías (que el 27 de febrero serán solo tres, tras la liberación de Fernando González) y… Fidel Castro.

Al tardocastrismo un pacto con la Casa Blanca le viene como anillo al dedo, porque Venezuela como sustituto de la URSS acabó hace ya dos años. Pactar con Washington le permitiría a Raúl Castro jubilarse en 2018 sin mayores complicaciones, salvo que su maquinaria represiva cometa el error de incendiar la isla.

¿Cuál es el elemento viejo en el escenario cubano? La incapacidad del castrismo para generar una economía independiente y rentable, como lo confirma el reciente frenazo a diferentes ideas de negocios propuestas por empresarios extranjeros.

Cuba no tiene liquidez, tras el notable esfuerzo que hizo Raúl Castro para pagar muchas deudas y recuperar parte del crédito financiero del país.

Bruselas, que debió olerse la tostada, ha dicho: este es el momento de posicionarnos en Cuba y que los yanquis no tomen la delantera. Lo cual no es más que un intento baldío por negar lo evidente: el futuro de la isla pasa por una relación respetuosa y equilibrada con el mercado más dinámico del mundo.

Cayo Hueso está a 144 kilómetros del territorio cubano y negar esta detalle es tan necio como desconocer que la isla conoció la modernidad con el Know How americano, de ahí el fracaso de los intentos de sovietización, salvo en la gigantesca bolsa negra Made in URSS.

Pero con esta maniobra oportunista, la Unión Europea (ah, la vieja y decadente Europa) acaba de protagonizar un acto de tal cinismo que ha quedado desnuda delante de todo el mundo: alega que abre diálogo con La Habana por el pueblo cubano.

Bruselas debía mostrar mayor recato a la hora de hacer declaraciones de este tipo por respeto a sí misma y al sufrido pueblo cubano, al que convierte en pretexto fácil de su politiquería.

Señores de la Unión Europea, hagan lo que estimen pertinente en su política hacia el castrismo,  pero tengan la decencia de evitar la felonía de alegar que lo hacen por el pueblo cubano, cuando ustedes han mostrado -repetidamente- que no les importa la suerte de los cubanos.

Además de quedar como cínicos, corren el riesgo de hacer el ridículo ante la opinión pública y, sobre todo, ante el pueblo cubano, como una periodista castrista que acaba de aclararnos a todos que la censura de Internet obedece a la necesidad de comprar leche en polvo para los niños y a la condición de plaza sitiada por Estados Unidos.

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