sábado, 22 de febrero de 2014

Por qué comerciantes cubanos prefieren que se mantenga el embargo.

Por Iván García Quintero.

Cafetería de cuentapropistas en CubaYa en Cuba hay pequeños empresarios privados que trabajan pensando en el futuro. Es el caso del propietario de un establecimiento que vende hamburguesas de carne de res molida.

"Todo parece indicar que los días del bloqueo están contados. Para cuando eso suceda, y tengamos relaciones comerciales con Estados Unidos, los dueños de cafeterías particulares que vendemos hamburguesas, haremos resistencia para que Burger King o McDonald’s, no abran sucursales en la capital, porque arrasarían con nuestros pequeños negocios", señala.

Hablando con una decena de propietarios de paladares, cafeterías y bares de tapas, descubrí que algunos temen que el día que se derogue el embargo, sus negocios no puedan resistir la irrupción de compañías de Estados Unidos.

"Nos devorarían. KFC, Pizza Hut o la cadena de café Starbucks, aparte de la calidad, gastan millones de dólares en marketing y publicidad. Es preferible competir con restaurantes y cafeterías del Estado: debido a su ineficiencia y mal servicio, podemos superarlos", acota el dueño de otra hamburguesería.

Pequeños emprendedores cubanos miran con cautela la partida de ajedrez político que se juega a dos bandas entre La Habana y Washington.

"Antes, cuando trabajaba en un paradero de ómnibus y ganaba 350 pesos al mes, estaba a favor que quitaran el bloqueo. Pero desde que tengo un negocio de chapistería y reparación de carros, cambié de opinión. A pesar del bloqueo, en Miami encargo piezas de Lada y otras marcas automovilísticas. Si levantaran el embargo, esas chatarras que ahora ruedan por la isla, las tirarían para el desguace. Las firmas yanquis venderían coches con garantía que se arreglarían en sus talleres y nosotros quedaríamos como remendones", señala un mecánico automotriz.

Para muchos pequeños empresarios, es mejor competir con el Estado. "Los estatales ofrecen un servicio tan malo que un particular creativo los arrolla. Como único nos pueden parar es utilizando la fuerza y decretos legales. Pero competir con compañías americanas cotizadas es otra cosa", dice el dueño de un cine 3D, que funciona clandestinamente pese a la prohibición oficial.

El mapa político tiene sus particularidades en Cuba. Más de cinco décadas leyendo y escuchando argumentos que culpan al bloqueo de casi todas  las carencias materiales que asolan al país, han hecho mella en ciudadanos desgastados por las penurias, colas y diatribas ideológicas.

Incluso el régimen y un segmento significativo de la disidencia interna coinciden en que se debe derogar el embargo. El poderoso lobby de congresistas de origen cubano en Estados Unidos piensa lo contrario. Consideran que el embargo puede ser un arma eficaz para destruir el sistema.

Hasta el momento no lo ha sido. Ahora mismo, políticos como Ileana Ros-Lehtinen, Marco Rubio o Ted Cruz, tienen de aliados a pequeños empresarios de la isla, quienes han comenzado a mirar con cierta preocupación el levantamiento del embargo. Aunque por motivos distintos.

Mientras Rubio y compañía desean seguir apretando las tuercas, para que el castrismo se democratice, algunos dueños de negocios gastronómicos o automotrices, prefieren que se mantenga el embargo, para no ser devorados por Mc Donald's y otras transnacionales. Ellos prefieren competir con el ineficaz Estado cubano.
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