viernes, 1 de marzo de 2019

La falsedad de la nueva Constitución.

Por Zoé Valdés.

Ni Rosa María Payá, ni Ana Olema (quien por cierto se la pasa metida en Cagonia), ni el Eliécer Ávila, y esos grupitos asociados, fueron a votar no a Cuba. Sin embargo, por la campaña que hicieron todos por el no, y que ellos mismos no cumplieron porque no votaron, no sólo algunos recibieron y recibirán grants norteamericanos, además varios se han zumbado una vez más una tremenda campaña de autopromoción individual a costa de Cuba; e inclusive hasta en el diario español La Razón la líder de Cuba Decide miente (lo que es ya una manía compulsiva en esta señora) al periodista, y termina despidiéndose con un insólito y descarado: "Hasta la próxima, si no me detienen". Nunca la han detenido, ni siquiera estuvo allá, en Cuba, para dar la oportunidad a los secuaces del régimen de que lo hicieran.

Además, después de haber pedido votar no, y sin haber votado ella misma, al día siguiente esta señora, Rosa María Payá Acevedo, se levantó pregonando que la Prostitución Cagonia y el régimen son ilegítimos. Vaya, qué notición, descubrió el agua tibia. Pero si son ilegítimos, ¿por qué ella llama a votar en ese cuento de la buena pipa que ella sabe de antemano que es ilegítimo? ¿O es que no lo era antes para su gusto?

Es una vergüenza que nadie denuncie por sus nombres a estos trepadores y lo que es peor: que Radio y Televisión Martí y otros miedos de comunicación mayameros continúen haciendo publicidad a estos pedorros de la politiquería letrinoamericana y cagonia (Cagonia, Ex Cuba).

Otra que se sintió como salsa en el plato fue Yoani Sánchez, poniendo una vez más al servicio de la Prostitución Cagonia, que no Constitución Cubana, el periódico que le dispuso y autorizó Raúl Castro, con los apoyos del Grupo Prisa y de Barack Obama. Fue de las primeras en promocionar el no, que, como es sabido, bailando a la conga del régimen, terminó por legitimar el sí de la tiranía.

Por supuesto, la tiranía contaba con esta maroma lamentable de la bichidisidencia para luego apoyarse y subrayar que, a pesar de los que promovieron el no, había ganado el sí de todo un pueblo a una Constitución que es idéntica a la del Fidel Castro del año 1976 (y que avalaban los bichidisidentes asistiendo a votar y promoviendo el no), y blablablá, en las propias palabras de Miguel Díaz-Canel, el títere de Raúl Castro.

Toda esta bichidisidencia no sólo da asco, retrasa el camino que inauguraron tantos, al coste de sus vidas, hacia la libertad. En un futuro, cuando en Cuba exista la justicia verdadera, a toda esta gente se les debiera llevar a los tribunales y ser enjuiciados por corruptos, marrulleros, y sobre todo por impedir que Cuba pueda alcanzar la libertad y la democracia, que ya nos toca desde hace rato.

La única solución debía de haber sido pedir a nivel de calle, junto a los ciudadanos cubanos, que no salieran a votar.
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