domingo, 15 de mayo de 2011

Venturas y desventuras del turismo.

Por Oscar Espinosa Chepe.

La XXXI Feria Internacional de Turismo de La Habana (FITCUBA 2011) se celebró entre el 3 y el 8 de mayo. En el evento, el ministro del ramo anunció que al cierre del cuatrimestre el número de visitantes del exterior creció en 11,7% con respecto a igual etapa de 2010. Además, señaló que el pasado año fueron terminadas 2 mil 792 habitaciones nuevas y 4 mil 694 remozadas.

En 2011 se prevé recibir 2,7 millones de visitantes, para un crecimiento del 8,0% en relación con el año anterior, cuando se recibieron 2,5 millones de personas, con un ingreso bruto de alrededor de 2,1 miles de millones de dólares.

En el evento, las autoridades indicaron que entre las prioridades para el desarrollo de la actividad está la diversificación de las fuentes de los turistas, así como de las modalidades a ofrecer. Reiteraron el conocido propósito de construir en Cuba, en asociación con empresas extranjeras, exclusivos complejos turísticos con campos de golf incluidos, aparentemente con la intención de atraer personas con altos ingresos.

Las posibilidades de progreso de la actividad turística en Cuba son altas. A la vez que se poseen relevantes bellezas naturales, existe una atractiva y de antaño internacionalmente reconocida cultura, un clima agradable durante todo el año y una excelente ubicación geográfica, a lo cual se agrega una población por lo general amistosa y amable con los visitantes extranjeros, elementos que podrían coadyuvar a hacer de la isla un destino muy competitivo, constituyéndose el turismo en una de las locomotoras que con su avance arrastre consigo al resto de la economía cubana.

La actividad turística es una de las de más rápido crecimiento a escala planetaria. Si en 1995 se recibieron 528,0 millones de visitantes, en el 2010 esta cifra fue de 935,0 millones, según la Organización Mundial del Turismo, para una tasa de crecimiento promedio anual de 3,9%. Debe resaltarse que mientras las economías desarrolladas emitieron el 63,2% de los visitantes internacionales y las emergentes el 36, 8% en 1995, esta relación cambió en 2010 con 53,0 y 47,0%, respectivamente, con una clara tendencia al aumento del peso de las economías emergentes en la emisión de turistas. Un ejemplo de ello es China, convertida en la cuarta nación por los gastos en el exterior por este concepto (43,7 miles de millones de dólares en 2009); hecho que, junto al impactante recibo de visitantes, probablemente tendrá una importante incidencia
democratizadora dentro de la sociedad.

En 2010 el incremento mundial de los arribos fue del 6, 7%, un 3,9% para el área del Caribe y 2,9% en Cuba. Las perspectivas del turismo en 2011 son halagüeñas en sentido general, dado que la mayoría de los países se están recuperando de la crisis financiera global que impactó fuertemente el turismo en el año 2009. En particular, Cuba pudiera  beneficiarse de esta coyuntura, y por los efectos positivos que tendrán las medidas tomadas recientemente por la administración Obama, como autorizar que más aeropuertos se utilicen para vuelos a la Isla, y flexibilizar el arribo de estadounidenses con fines académicos, culturales y religiosos, así como de aquellas personas que tengan el propósito de visitar a un familiar o pariente cercano.

A ello se suma que importantes destinos tradicionales, como algunos países árabes y México, sufren serias convulsiones sociales, con la consecuencia de que el turismo internacional podría desviarse hacia lugares de menos riesgos.

Las medidas tomadas por la Administración Obama en 2009 -no reciprocadas y hasta boicoteadas por el gobierno cubano- al liberalizar los viajes de la comunidad cubana en Estados Unidos, trajeron por consecuencia que
nuestros compatriotas ya sean, después de Canadá, la segunda fuente de visitantes. Unas 324 mil personas viajaron a Cuba en 2010 en vuelos directos desde Estados Unidos. De esa cifra el 95,0% correspondió ciudadanos nacidos en la Isla o descendientes, según información aportada por la empresa Marazul, que cubre con vuelos chárter la ruta entre los dos países.

Lamentablemente, la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba no ofrece datos sobre el particular.

No todo es color de rosa para el desarrollo del turismo en Cuba. Los resultados de esta actividad no dependen del número de visitantes recibidos, y ni siquiera del ingreso bruto obtenido, sino de la eficiencia de la gestión realizada, y en última instancia del ingreso neto logrado, del que nunca se informa.

En un país donde casi todo hay que importarlo, incluidos hasta artículos antaño tradicionales de la exportación cubana, como azúcar y café, los frutos actuales de la llamada industria sin humo no pueden ser considerables. Es más, en la medida que aumenten los visitantes, sin una correspondiente respuesta productiva interna, la rentabilidad del turismo será más precaria o desaparecerá por completo, dada la dependencia de las importaciones y la falta de capacidad de compra nacional. Una opinión compartida por especialistas extranjeros, incluidos consultores de Naciones Unidas para la actividad turística.

Esta actividad, para la cual Cuba posee sustanciales potencialidades por desarrollar, y que puede con su avance propiciar el progreso de la economía en su conjunto, necesita la liberación de las fuerzas productivas hoy bloqueadas por un modelo económico, político y social obsoleto.
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