Por Ernesto Pérez Chang.
Cuba se propone exportar fiambres de cerdo y res enlatados, además anuncia un congreso internacional sobre ganadería porcina, así como el aumento de la venta de productos del mar a países de Asia y Europa, incluso se dispone a recuperar centros de alevinaje y cultivo intensivos de camarones, con el fin de responder debidamente a los contratos firmados, así como a la demanda del turismo.
Nada en concreto se habla de reservar una parte de lo producido para la venta a la población ni de mejorar la cantidad y calidad de lo que esta consume. Tampoco existe un modo de saber sobre el flujo de mercancías desde los puertos, los almacenes y hasta los destinos. Por contraste, se insiste en elogiar el invento artesanal de un artefacto que triplicará la producción de croquetas de claria (especie de pez gato, abundante en presas y charcas de todo el país), así como la modificación de la fórmula de la jamonada de cerdo, que pronto será a base de harina de arroz o yuca y carne de peces de agua dulce, lo que probablemente será una “sambumbia”, como le llama el cubano a aquello que es incomible pero no queda más remedio que engullir.
Cuba se propone exportar fiambres de cerdo y res enlatados, además anuncia un congreso internacional sobre ganadería porcina, así como el aumento de la venta de productos del mar a países de Asia y Europa, incluso se dispone a recuperar centros de alevinaje y cultivo intensivos de camarones, con el fin de responder debidamente a los contratos firmados, así como a la demanda del turismo.
Nada en concreto se habla de reservar una parte de lo producido para la venta a la población ni de mejorar la cantidad y calidad de lo que esta consume. Tampoco existe un modo de saber sobre el flujo de mercancías desde los puertos, los almacenes y hasta los destinos. Por contraste, se insiste en elogiar el invento artesanal de un artefacto que triplicará la producción de croquetas de claria (especie de pez gato, abundante en presas y charcas de todo el país), así como la modificación de la fórmula de la jamonada de cerdo, que pronto será a base de harina de arroz o yuca y carne de peces de agua dulce, lo que probablemente será una “sambumbia”, como le llama el cubano a aquello que es incomible pero no queda más remedio que engullir.