martes, 21 de abril de 2020

La libertad no es superflua, y el socialismo …

Por Tania Díaz Castro.



Tras la reciente publicación en CubaNet de una crónica donde se explica breve pero claramente los crímenes del comunismo en 34 países del mundo, aparece el periódico Granma con una andanada de artículos que defienden a rajatabla el socialismo, cuya etapa superior es una quimera de los trasnochados y viejos miembros de los partidos defensores de esas anacrónicas dictaduras (por suerte unas pocas, como China, Corea del Norte, Laos, Cuba y además Venezuela y Nicaragua).

El resto, más de 200 países, prefiere los regímenes libres, sin tufo a comunismo de ningún tipo.

Pero aun así, el periódico Granma, fiel a su dueño único, el primer secretario del Comité Central del Partido, general de ejército Raúl Castro Ruz -para ser breve: el dictador sucesor cubano-, apeló a varios escritores con el fin de convencer, no sé a quién, de las bondades del socialismo en general y sobre todo al cubano, luego de más de 60 años en el poder a punta de escopeta.

Y dicen que “Solo el socialismo salva”, que el problema es el capitalismo, porque “suministra lo superfluo” y “el socialismo da lo necesario”, y apelan al desmerengado Foro de Sao Paulo para que defienda a Cuba y a sus dos socios en desgracia: Venezuela y Nicaragua.

Pero a mí lo que más me llama la atención es lo que dicen los viejos comunistas italianos: que el capitalismo suministra lo superfluo y el socialismo lo necesario.

¿No saben que a los más altos líderes comunistas les apasiona lo superfluo, que se hacen ricos al poco tiempo de llegar al poder y viven como millonarios? ¿No conocen la fortuna de Fidel Castro y de su parentela? ¿No saben dónde reside Raúl, el hermano, en una gigantesca y sofisticada parcela, hoy amurallada para que los ojos del pueblo no lleguen a su privacidad? ¿Saben de qué se trata Punto Cero y La Rinconada, una zona que perteneciera a la alta burguesía allá por los años 50 del siglo pasado?

Además, ¿llaman superficiales a esos millones de cubanos que se fueron de la Isla en busca de libertad, puesto que, también la libertad es algo superfluo?

Pero esos que se fueron de Cuba y que regresan solo durante unos pocos días traen dólares: los dólares que necesita el socialismo porque es incapaz de producirlos y que acepta muy contento al dar la bienvenida a los “apátridas, los mercenarios, los gusanos”, como los llamó cientos de veces Fidel Castro.

¿Estos viejos comunistas no saben que si Cuba es una Isla estrangulada, no se debe a ningún “bloqueo”, sino a los hermanos Castro, que acabaron con la economía cubana en los primeros años de su dictadura y nunca más pudieron levantarla porque la destruyeron totalmente?

El pueblo cubano, en su gran mayoría, está enfermo. Padece de un sopor indescriptible que no le permite actuar, ni pensar; tal vez por pesimismo, falta de costumbre o el peor de los casos, por un prolongado estado represivo. Quiere pedir auxilio y no puede.

El pueblo cubano, en su gran mayoría, está enfermo, grave. Esperemos pues a que se cure, se despierte, se ponga de pie y actúe.
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