miércoles, 17 de abril de 2024

Girón: uno de los mayores tantos de la propaganda castrista.

Por Luis Cino.

Miembros de la Brigada 2506 prisioneros en Bahía de Cochinos.

El fracaso de la invasión de Playa Girón -o de Bahía de Cochinos, como con más precisión geográfica es también conocida-, permitió al régimen de Fidel Castro anotarse uno de sus mayores tantos propagandísticos.

El triunfo de las fuerzas gubernamentales en la batalla que se desarrolló entre el 17 y el 19 de abril de 1961 es considerado por la propaganda castrista como “la primera gran derrota del imperialismo yanqui en América Latina”.

Es como si se hubieran enfrentado a la División 82 Aerotransportada en vez de a una brigada de 1.200 exiliados mal entrenados, y a los que, equipados por los soviéticos, superaban en armamento, y más de nueve veces en el número de combatientes sobre el terreno (del lado castrista pelearon unos 15.000 hombres, entre soldados, policías y milicianos).

La derrota de la Brigada 2506 se debió principalmente a la mala coordinación de la invasión por parte de la CIA y los titubeos del presidente John F. Kennedy, que ejecutó con desgano y reluctancia el plan que heredó de Eisenhower, su antecesor, para derrocar al régimen de Fidel Castro.

Dicho plan, que Kennedy consideraba tenía remotas posibilidades de éxito, consistía en que los invasores conquistaran una cabeza de playa donde instalar un gobierno provisional que solicitara una intervención militar de la Organización de Estados Americanos (OEA) y los Estados Unidos.

El sitio escogido, un punto en la cenagosa costa de la Bahía de Cochinos, al sur de Cuba, se convirtió en una encerrona para los invasores, privados del apoyo aéreo que los norteamericanos les habían prometido. La aviación castrista, que no había sido tan dañada por los golpes aéreos del 15 de abril contra los aeropuertos de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y Santiago de Cuba, como suponían los planificadores de la invasión, pudo dominar el cielo y ametrallar a mansalva los invasores, que habían quedado prácticamente abandonados a su suerte y a los que no les fue posible hacer más de lo que hicieron durante las 65 horas que duró la batalla.

Hubo 176 muertos del lado gubernamental, 111 de los invasores y 1.189 fueron hechos prisioneros.    

Kennedy, con su desidia, envió a la Brigada 2506 a una carnicería y le regaló una victoria a Fidel Castro, más que todo propagandística y que le permitió consolidar la dictadura comunista al conseguir más ayuda militar de la Unión Soviética. 

Debe haber influido en Kennedy, a la hora de decidir no involucrar a las fuerzas militares norteamericanas en una intervención para derrocar al régimen de Castro, el apoyo popular con el que este todavía contaba en aquella época, lo que hubiera implicado enfrentar una fuerte resistencia y provocar un baño de sangre que le hubiera granjeado a los Estados Unidos la repulsa internacional y la animadversión de muchos en América Latina y otras partes del mundo que aún idealizaban a la Revolución Cubana.

Viéndose arrastrado a un creciente involucramiento norteamericano en Vietnam, enfrentado a Nikita Khrushev en torno a la cuestión de Berlín, Kennedy subvaloró la peligrosidad de Fidel Castro. ¿Cómo iba a imaginar que un año después de Girón, en 1962, Fidel Castro, al permitir el emplazamiento en Cuba de misiles atómicos soviéticos apuntando contra los Estados Unidos, iba a poner al mundo al borde de una guerra nuclear?

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