jueves, 26 de diciembre de 2024

Economía cubana en 2024: del barco hundido a la ideología como “salvación” (ii).

Por Efraín González.

Otra preciosa  postal de La Habana.

De acuerdo con el discurso de Miguel Díaz-Canel Bermúdez en la clausura del IX Pleno del Comité Central del PCC, celebrado en La Habana entre el 12 y 13 de diciembre, las prioridades de trabajo para 2025 serán “la unidad, el fortalecimiento del trabajo ideológico, y asegurar políticamente las proyecciones de Gobierno” en la estrategia de franco retroceso que han llamado “plan para corregir distorsiones y reimpulsar la economía”, sin importar el fracaso que los propios comunistas han reconocido en el más reciente cónclave.  

La idea directriz ha sido replicada inmediatamente en los discursos de los demás dirigentes y funcionarios de la dictadura, e igualmente ha provocado ridículos enfrentamientos entre los comunistas. Algunos de estos dimes y diretes incluso han trascendido a las redes sociales -quizás hasta como “estrategia comunicacional” para mostrar una diversidad de criterios inexistente, prohibida y castigada- como los entablados entre el presentador del controversial programa televisivo Con filo, Michel Torres Corona, y la vocera de Díaz-Canel, Leticia Martínez Hernández, pero igual dejando claro que no será la economía el centro de atenciones del régimen para 2025 sino ese reforzamiento del “trabajo ideológico” que, a fin de cuentas, es el modo eufemístico de llamar al endurecimiento de la represión. 

De hecho, la acción más inmediata ha sido la convocatoria a una “marcha del pueblo combatiente”, que llega no como culminación de un IX Pleno del PCC sino, sobre todo, como contraparte de un “ejercicio de enfrentamiento al delito y la corrupción” enfocado en los nuevos actores económicos no estatales, pero llega sobre todo después de otro paquetazo de leyes, resoluciones y decretos que destrozan y anulan el camino por el cual parecía que se avanzaba y que ahora se revela como ruta circular, sin destino, que nos regresa una y otra vez al inicio.

De las poco más de 11.000 mipymes aprobadas desde 2021, menos de 10 han conservado los permisos para la venta como mayoristas (una actividad indispensable para compensar las pérdidas que se derivan de la regulación de precios por el Estado para las ventas minoristas y los altos impuestos, entre otros cargos). El resto estará obligado a cambiar sus estrategias o a cerrar, aun cuando los números de 2023, en cuanto a ventas e ingresos de casi un 900 por ciento con respecto a 2024, evidenciaban el éxito, algo que sin dudas determinó la sentencia de muerte decretada por el régimen, una vez más puesto en evidencia por las iniciativas individuales que, entre otras cosas positivas, han servido para demostrar el lastre que representan las empresas estatales para la economía, así como la potencialidad de “cambio” que existe en el sector privado, una palabra proscrita y temida por los comunistas.

Por tanto, lo que ha comenzado en 2024 y se intensificará en 2025 no es más que un “reseteo” ideológico en el que se eliminan esos peligros políticos, mucho más importantes para la conservación de la “unidad” (entiéndase el “poder”) que ese dato económico tenebroso publicado por el economista Juan Triana Cordoví con el que se ve claramente que, de mantenerse la misma tasa de crecimiento promedio del período 2019-2024, de menos del 2 por ciento, los cubanos de la Isla estarían condenados a no ver duplicados sus ingresos en los próximos 150 años.

Eso quiere decir que, a pesar de la promesa de un final para la crisis (aunque nadie se atreve a poner fecha, ni siquiera aproximada), la pobreza extrema continuará agravándose para 2025, y que el régimen continuará gobernando entre más decretos-leyes y destituciones de altos funcionarios. 

La única producción cumplida (y sobrecumplida)

Apagones, decretos y destituciones son probablemente las únicas producciones cumplidas y sobrecumplidas en 2024, dejando chiquito un 2023 donde también los hubo en cantidades industriales.

Si bien el año 2023 inició con apagones masivos, que ya para finales de febrero de ese año sumaron tres, ocurridos en apenas 10 días, lo de 2024 hace ver lo anterior como un ensayo de la tragedia vivida hoy en la Isla. Entre “apagones programados” y “apagones solidarios”, a mediados de agosto de 2024 regresaron los colapsos -uno de los más recientes de casi 80 horas-, aun cuando el régimen había prometido un verano sin afectaciones, temiendo a lo ocurrido en julio de 2021 cuando miles de cubanos cansados de estar a oscuras durante horas perdieron el temor a la represión y se fueron a las calles a protestar.

El mal estado de las termoeléctricas y la incapacidad para adquirir combustible, le hacían prever al régimen lo que estaba por ocurrir. Los apagones masivos llegarían y con ellos las protestas. Así, luego de proclamar el 2 de julio de 2024 que la de Cuba era una “economía de guerra” -un término que le permite a la dictadura aumentar la represión y reforzar las medidas impopulares-, puso en circulación el 20 de julio una especie de advertencia de castigo bajo las modificaciones a la Ley de Migración, con la cual se permite revocar la ciudadanía y negar la entrada al país a personas y connacionales relacionados con lo que el propio régimen llama “acciones hostiles”, algo que siempre había hecho pero que ahora disfrazaba con un manto legal.

Los apagones provocaron alguna que otra protesta pero ninguna tan masiva como las de 2021. No obstante, el saco de carbón, casi convertido en artículo de lujo, comenzó a subir de precio hasta escalar sobre los 2.000 pesos (casi la mitad del salario promedio en Cuba), mientras que la gasolina, necesaria para el transporte pero también para hacer funcionar los generadores eléctricos domésticos, ha llegado a cotizarse en el mercado informal a más de 600 pesos el litro, así como el recipiente de 20 libras de gas licuado del petróleo, adquirido de contrabando, ya supera los 15.000 pesos, un precio que representa 10 veces la pensión mensual de la mayoría de los jubilados.

Como llegados para quedarse, el 2024 ha sido el año en que los apagones, de tan habituales, quedaron recogidos y amparados por la ley. A finales de noviembre se publicó el Decreto-Ley 110 sobre “Regulaciones para el control y uso de los portadores energéticos y las fuentes renovables de energía”, con el que se obliga a los actores económicos no estatales a tener sus propios generadores eléctricos. Y al día siguiente se publicó la otra ley donde ya se habla de “régimen especial” o “régimen de contingencia energética” donde es posible interpretar el augurio de más apagones, incluso algunos de más de 72 horas.

Aun así no todo ha ido mal para el régimen cubano. En medio de la llamada “contingencia energética”, Rusia entregó el 23 de noviembre pasado cuatro generadores de electricidad de 100 MW cada uno. La información la hizo pública el ministro de Situaciones de Emergencia de Rusia, Alexander Kurenkov, casi un mes después que la presidenta de México enviara 400.000 barriles de petróleo a la Isla por razones humanitarias.

El 18 de octubre el Ministerio de Energía y Minas había confirmado que la mitad de la Isla tendría que estar apagada debido al déficit de generación, pero 24 horas antes el primer ministro Manuel Marrero Cruz había realizado desde Santiago de Cuba una nerviosa y apresurada intervención televisiva dando a entender que la situación era grave. Fue entonces que sobrevino el gran colapso nacional de 77 horas.

En medio de la más extensa “contingencia energética”, pero al parecer no como consecuencia de ella sino del caos de ingobernabilidad y conflictos al interior del régimen, lo que ha desembocado en el resto de las crisis y retrocesos, el 29 de octubre de 2024 volvió a estallar otro gran escándalo dentro de las filas del Partido Comunista con la inesperada destitución del viceprimer ministro Jorge Luis Perdomo Di-Lella.

Ya el 16 de febrero de este mismo año, había sido destituida la ministra presidenta del Banco Central de Cuba, Martha Sabina Wilson González, que se había desempeñado en el cargo desde 2019. Y antes que a ella, el 2 de febrero, unos días después de haber aparecido junto a Raúl Castro en la Marcha de las Antorchas del 28 de enero, había sido apartado de su cargo y enviado a casa, presuntamente bajo un proceso por corrupción, el  ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández.

Una verdadera oleada de destituciones la de este 2024 que recuerdan aquella otra, de marzo de 2009, apenas heredado el poder por Raúl Castro de manos de su hermano, cuando entre las de otros funcionarios rodaron las cabezas del canciller Felipe Pérez Roque y el secretario del Consejo de Ministros, Carlos Lage Dávila.

Igual, en octubre de 2022, luego de unos apagones masivos y como “respuesta” a estos por temor a otro estallido como el de julio de 2021, fue destituido el ministro de Energía y Minas de aquel momento.

En medio de las destituciones que han recorrido el 2024 desde el inicio, ha estallado una tormenta de decretos como una guerra no declarada contra el sector privado, que tuvo su punto más caliente entre noviembre y diciembre, con la creación del Instituto Nacional de Actores Económicos No Estatales (INAENE), con Mercedes López Acea como presidenta, y el comienzo del “ejercicio contra las ilegalidades y la corrupción”. 

Ya en agosto de 2024 habían sido publicadas varias disposiciones normativas para regular el desempeño de los actores económicos no estatales. La Gaceta Oficial no. 78 de 2024, trajo el Decreto 108 del Consejo de Ministros, que llegó acompañado de la Resolución 89 del Banco Central de Cuba, sobre las aportaciones dinerarias en pesos cubanos para la constitución de las nuevas formas no estatales; también aparecieron el Decreto 107 del Consejo de Ministros, que regula las actividades no autorizadas a ejercer por las micro, pequeñas y medianas empresas privadas, cooperativas no agropecuarias y trabajadores por cuenta propia; el Decreto-Ley 93, del Consejo de Estado, modificativo de la Ley 13 del “sistema tributario” del 23 de julio de 2012; el Decreto-Ley 92 del Consejo de Estado, sobre el régimen especial de Seguridad social para los TCP y demás; los decretos-leyes 90 y 91 del Consejo de Estado, sobre el ejercicio y las contravenciones del trabajo por cuenta propia, respectivamente; y la Resolución 148, del Ministerio de Economía y Planificación, donde se aprueban los procedimientos para la creación, fusión, escisión y extinción de las mipymes. 

Lo más significativo entre todo el andamiaje de leyes diseñado para lo que algunos califican de cacería de brujas, fue la creación de esa especie de tribunal inquisidor que es en realidad el INAENE, que según el discurso oficial, sería la entidad nacional encargada de dirigir y controlar la política del Estado para el desarrollo y funcionamiento de las mipymes, TCP y CNA.

Pero si el Ministerio de Economía y Planificación, de acuerdo con los decretos leyes que lo crearon en su momento y que aún están vigentes, sin modificación alguna, es el organismo del Estado que dirige la política en materia económica y de planificación, entonces, ¿qué funciones ha de cumplir un instituto que se subordina al Consejo de Ministros y cuya función es regular a los nuevos actores económicos? ¿No debería ser esta institución parte o al menos dirección de dicho ministerio? Son preguntas que quizás alguien pudiera responder antes de 2025.

Lo cierto es que diciembre inició y se terminará con muchas leyes -al parecer escritas para confundir más que para regular- y con escasez en todos los renglones de la economía, lo que hace unos días incluyó la paralización, por más de 24 horas, de varios servicios aeroportuarios a la falta del combustible JET A 1, en una mala racha que incluye el gas licuado del petróleo (necesario para cocinar en los hogares sin fluido eléctrico), y la gasolina para algo tan imprescindible como el transporte público, en un país donde comprar un automóvil aún está fuera de las posibilidades económicas incluso de un profesional altamente calificado.

Un país que esperará 2025 bajo la incertidumbre de si, en medio de lo que alguna vez fueron fiestas por Navidad o Año Nuevo, ocurrirá otra “desconexión” del Sistema Electroenergético Nacional como el de la madrugada del 4 de diciembre, que sucedió a pesar de leyes que intentan “regularlo”, es decir, normalizarlo; o bajo el miedo -uno entre tantos- de que las únicas noticias que el régimen desea pasar por “buenas” sean esas de más trabajo político-ideológico y menos crecimiento de la economía.  

Share:

El 2024 ha sido un año de marcados retrocesos para la economía cubana (i).

Por Efraín González.

Una preciosa postal de La Habana, Cuba.

Con los principales indicadores en números negativos y, a pesar de ello, emprendiendo una dura ofensiva de trasfondo político contra un sector privado que apenas en 2021 parecía la solución a la debacle provocada por décadas de estatalización general y burocratismo, el 2024 ha sido un año de marcados retrocesos para la economía cubana. 

El régimen no lo ha dicho en esos términos pero, en cambio, ha tenido que admitir el fracaso del plan para “reimpulsar la economía” ya casi a las puertas de 2025 y sin tener claro qué acciones concretas emprenderá -además de la marcha multitudinaria frente a la embajada de Estados Unidos en La Habana-, para remontar una crisis multifactorial y una situación de pobreza multisistémica que por la profundidad alcanzadas quizás ya se han vuelto insalvables. 

Apenas a mediados de noviembre los principales medios de prensa dirigidos por el Partido Comunista de Cuba (PCC) anunciaban que la economía nacional volvería a contraerse, ya no por el rotundo fallo de las estrategias de salvación practicadas desde antes de 2019, que buscaban primero “ordenar” y más recientemente “corregir distorsiones”, tampoco por la corrupción y los “errores” que tienen como saldo a varios altos funcionarios destituidos -entre ellos el llamado “zar de las reformas”, luego la presidenta del Banco Central, más adelante el ministro de Economía y, por último, uno de los viceprimeros ministros-, sino como consecuencia de los apagones totales, huracanes y terremotos ocurridos en el segundo semestre de este año. Pero, en días recientes, durante el IX Pleno del Comité Central del PCC, el régimen terminó admitiendo el fracaso de su plan económico para “reimpulsar la economía” tras un año de su implementación.

Las señales y marcas físicas de la caída han sido demasiado abrumadoras como para negarlas. Las imágenes de pobreza generalizada no se reducen a comercios y farmacias totalmente desabastecidos, aumento de la mendicidad en niños, ancianos y enfermos, calles oscuras y desoladas como consecuencia de los apagones y la carencia de combustible para el transporte sino que, además, incluyen el éxodo masivo, el aumento de la criminalidad, las montañas de basura en las esquinas, las filas inmensas -más bien aglomeraciones- en aquellos pocos lugares donde los precios de los alimentos y artículos de primera necesidad, aunque igual marcados por la inflación, son más asequibles para la generalidad de salarios y pensiones extremadamente bajos. 

Por ejemplo, de acuerdo con cifras publicadas recientemente, a pesar de que la devaluación del peso cubano (CUP) alcanzó el récord de más de 1.300 por ciento entre el 2020 y 2024 (todas las referencias, excepto cuando se indique lo contrario, son tomadas de Centro de Estudios de la Economía Cubana, Reportes sobre Economía Cubana, septiembre de 2024; así como de datos publicados por ONEI), el salario medio mensual en la Isla se mantuvo en los 4.648 CUP (unos 14 dólares al cambio en la calle), mientras que sectores supuestamente “prioritarios” en el discurso del castrismo como salud, educación, servicios comunales, cultura y agricultura nuevamente volvieron a quedar por debajo de ese promedio. Sin hablar de seguridad social, de los jubilados, de las ayudas a damnificados y personas con discapacidad que prácticamente se encuentran en estado de total abandono, en tanto los ingresos de la mayoría no logran superar los 20 centavos de dólar al día, en un contexto donde una pensión apenas alcanza para elegir entre comprar en el mercado informal tres libras de azúcar o cinco de arroz, nada más.

De modo que, para esa mayoría de cubanos y cubanas que viven de un salario o una pensión estatales, 2024 ha sido un año de hambruna y desesperación, muy similar o quizás peor que la década de los 90 -el llamado eufemísticamente “Período Especial”- cuando las enfermedades por desnutrición golpearon severamente a una población que, igual que ahora, se ha visto obligada a emigrar, ya sea acorralada por el hambre o la represión política, o por ambas a la vez. De hecho, los datos oficiales dan cuenta de cuán grave es la caída de la producción de alimentos. Se habla de descensos de más del 80 por ciento en las producciones de productos básicos como el arroz, el huevo, el azúcar y la leche, una caída que no ha podido ser compensada por las importaciones en tanto estas cayeron en menos del 50 por ciento, muy por debajo de lo reportado para 2023.

Deuda externa y caos interno.

Una hambruna que, si anteriormente llegó por la desaparición de la condición de Cuba como protectorado soviético, hoy estalla como consecuencia de una serie de fenómenos que incluye la demora en los pagos a los proveedores extranjeros, el incumplimiento de contratos, las trabas burocráticas y, además, la política de cerco al sector privado, al que se le impide participar en igualdad de condiciones y derechos con las instituciones y empresas estatales que rigen el comercio exterior, pudiendo radicar en la libertad al emprendimiento individual la clave para evadir las restricciones del embargo estadounidense que reiteradamente el régimen usa como pretexto para justificar la incapacidad del Gobierno, por una parte, y la falta de voluntad para una apertura o cambio político.

Así, hasta la fecha y a pesar de condonaciones, aplazamientos y renegociaciones, la deuda exterior de Cuba crece aceleradamente y, como consecuencia, elimina toda posibilidad de integrarse a los mecanismos de financiamiento y crédito internacional, lo cual no augura nada bueno para los próximos años, mucho menos con la vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca, esta vez rodeado de un equipo de expertos en la situación política de la Isla. 

A lo anterior se suma la credibilidad perdida, en gran medida por el proceso aún pendiente en Londres. El 20 de noviembre último el Tribunal de Apelación de Reino Unido rechazó el recurso del Banco Nacional de Cuba contra el fondo inversor CRF que reclama 72 millones de euros en deuda soberana derivados de préstamos suscritos en los años 80.

Tan solo con los principales acreedores, agrupados en el conocido como Club de París, en este 2024, el régimen acumula una deuda que significa más del 15,7 por ciento del endeudamiento total. Y aunque en septiembre de 2023, durante la visita anual que realizaron a Cuba los representantes del Club de París, el régimen comunista reiteró la voluntad de honrar la deuda, la realidad es que hasta estos días finales de 2024 no se ha realizado ningún pago a los acreedores.

Hasta 2023 la deuda de Cuba con la entidad europea ascendía a casi 30.000 millones de euros, de los cuales 259 millones obedecen a sumas otorgadas oficialmente por instituciones, y a más de 4.360 millones que son de ayuda no oficial al desarrollo. Es necesario recordar que, apenas en 2015, el Club de París condonó 8.500 millones de dólares de los 11.100 millones acumulados hasta ese momento desde 1986. Hoy esa cifra casi se ha triplicado, convirtiendo la deuda cubana en la segunda mayor en toda América Latina y el Caribe.

Turismo a ciegas y otras apuestas perdidas.

A los impagos, al incumplimiento de las exportaciones, la reducción de las importaciones por falta de dinero, las producciones casi en cero incluida la zafra azucarera en su peor momento del último siglo, el éxodo masivo, el desabastecimiento, los apagones, los fenómenos naturales, el deterioro del poder adquisitivo de salarios y pensiones, se suman la falta de créditos, el alto déficit fiscal y la caída brusca de tres de las grandes apuestas de la economía cubana: la Zona de Desarrollo de Mariel (que ni remotamente reporta los ingresos y beneficios planificados cuando su concepción), la comercialización de servicios médicos (un “recurso exportable” que hoy enfrenta graves acusaciones por explotación laboral) y el turismo (con un comportamiento bien alejado de los indicadores positivos que reportan otros destinos de la región). 

Si 2023 cerró con un cumplimiento de apenas el 85 por ciento del plan, siendo este apenas el 51,6 por ciento de lo alcanzado en 2019, en 2024 las cifras no son las mejores, previéndose una caída del 16 por ciento con respecto a 2023. La meta de alcanzar los 3 millones de visitantes fue calificada como “imposible” incluso en los medios oficiales, luego que la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) publicara los datos obtenidos hasta octubre, cuando se reportaron 2 millones 490.000 viajeros, entre los que se incluyen a los cubanos residentes en el exterior, que son el tercer grupo en importancia luego de los mercados de Canadá y Rusia.

A pesar de lo anterior, de acuerdo con datos de la ONEI, las inversiones en el turismo, en especial la construcción de nuevos hoteles, han vuelto en 2024 a superar ampliamente los gastos del presupuesto del Estado en sectores como la salud y la educación, la producción de alimentos y la construcción de vivienda, pero sobre todo sobrepasan inexplicablemente las cifras destinadas a la modernización de la infraestructura básica del país y en especial del Sistema Electroenergético Nacional que, por otro año más, ha vuelto a colapsar en varias ocasiones, provocando graves daños a la economía y, sobre todo, espantando al poco turista que llega y termina decepcionado por el producto de pésima calidad por el que ha pagado más de lo que vale.     

Así, la meta de crecimiento anunciada a inicios de 2024 de un 2 por ciento, más tarde rectificada por la CEPAL y rebajada a 1,3, ahora está rozando el cero, y posiblemente el balance final haga evidente el decrecimiento pero, sobre todo, los retrocesos y bandazos que han caracterizado las políticas económicas de un Gobierno que no se oculta para decir que su prioridad, y la solución a sus problemas, está en perfeccionar el trabajo político-ideológico.

Share:

lunes, 23 de diciembre de 2024

La respuesta mayoritaria de los cubanos a la marcha oficialista: "que vaya el Sandro".

Por Juan Diego Rodríguez.

“Si me preguntas vas al desfile yo te respondo: que vaya el Sandro, que vaya el Sandro”. El estribillo, letra de Alian Aramis y música de Edmundo Dantés Junior, que alude a la “marcha del pueblo combatiente” convocada por el régimen cubano para este viernes y al miembro de la familia Castro que con menos pudor muestra su vida de lujos, ha tenido una acogida más calurosa entre los cubanos que la propia manifestación oficialista.

Convertido en challenge, las redes de usuarios dentro y fuera de la Isla se han llenado de videos donde la gente canta en playback la canción. “Juan sin guagua ni luz ni agua por no ser nieto de Alejandro”, repiten, refiriéndose al segundo nombre de Fidel Castro, abuelo de Sandro, quien hace unas semanas enervó a sus connacionales por celebrar su cumpleaños por todo lo alto en el Efe Bar, negocio de su propiedad en La Habana.

No solo fueron convocados trabajadores de empresas estatales de la capital, también tuvieron que asistir de otras provincias para “hacer bulto” como es el caso de un grupo de Sancti Spíritus, confirma una fuente desde esa ciudad. “Que la gente se preste para esto me parece un descarado descomunal, por eso este pueblo tiene que tener tanto apagón y hambre”, se queja.

“Viaje a La Habana con merienda y almuerzo”, añade. “Se pasan la vida quejándose por todos los disparates de este Gobierno, pues que aguanten revolución, que es lo que hay para ellos”, añade con enfado la fuente, familiar de uno de los trabajadores estatales que asistió a la convocatoria. En redes sociales, varios usuarios mostraron las caravanas de ómnibus que llegaron desde otras partes del país. 

xxx

“El primer bloque de la marcha parece la representación de los hospitales maternos, todos son barrigones”, bromeaba desde Centro Habana una vecina que veía el comienzo de la manifestación por la televisión, en la que estuvieron presentes Raúl Castro y Miguel Díaz-Canel.

El gobernante cubano, desde una tribuna deslucida adornada con una tela azul a unos metros de la sede de la Embajada de EE UU en La Habana, utilizó el mismo discurso desgastado de los dirigentes cubanos: “Si Estados Unidos persiste en quebrantar nuestra soberanía, nuestra independencia, nuestro socialismo, solo encontrarán rebeldía e intransigencia”.

El ambiente de la capital este viernes horas antes de la marcha –la respuesta del Gobierno al mantenimiento, un año más, de Cuba en la lista estadounidense de países patrocinadores del terrorismo–, no era nada jocoso. Las calles del centro lucían más vacías de lo habitual desde temprano, a pesar de que no se habían anunciado cortes de tráfico hasta las 12 del mediodía.

En la calle Infanta, un hombre decía en voz alta, con su teléfono en la mano: “Voy a apagar porque mi jefe me está quemando el móvil”. Según le explicaba a su mujer, estaban presionándolo para que acudiera a la manifestación, pero no pensaba hacerlo en absoluto. 

“Ya tú sabes, mucha gente se reportará enferma hoy”, comentaba un taxista a un colega en la enorme fila que se había formado en la gasolinera de Infanta y San Rafael, en Centro Habana. “Todos los demás servicentros están cerrados por la marcha esa”, informaba otro chofer.

Rumbo al lugar de la concentración, la Tribuna Antiimperialista, frente a la Embajada de EE UU, era patente el paso de vehículos con acarreados para el evento, previsto para las cuatro de la tarde. En el transcurso de unos pocos minutos, este diario pudo contar cinco guaguas, tres de tamaño turismo y dos más pequeñas.

xxx

En la imprenta de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), también en Infanta, se observaba una suerte de “puesto de mando”, de donde salen y entran autos y militares de alta graduación. En las inmediaciones, un camión transportaba a una docena de individuos ataviados con pulóveres rojos con consignas inscritas.

La mañana de este viernes, ante la Asamblea Nacional del Poder Popular, el mandatario Miguel Díaz-Canel había explicado sobre el desfile: “No marcharemos contra el pueblo de Estados Unidos, que nos ha mostrado afecto y solidaridad más de una vez. Marcharemos para exigir que cese el bloqueo y nos saquen de la lista espuria y absurda de países que patrocinan el terrorismo. Marcharemos para celebrar libres y soberanos, tan dignamente, el 66 aniversario del triunfo de la Revolución cubana. Si atravesamos tantos vendavales bajo los tiros sin rendirnos, es porque seguimos siendo mejores que nuestro enemigo. Y cuando digo enemigo, no hablo solo del imperio que nos bloquea y persigue; hablo también de lo que puede frenarnos, paralizarnos por dentro”.

En su discurso, que clausuraba las jornadas del cuarto período de sesiones ordinarias del Parlamento que han puesto de manifiesto la debacle del país en el último año, volvió a hablar de “los obstáculos que se nos han impuesto y la injusticia predominante en las relaciones económicas internacionales”.

Después de saludar a Raúl Castro, también presente en el Parlamento –“nos acompaña hoy con su legendaria energía como lo reconocen sus combatientes queridos”, dijo Díaz-Canel–, expresó cuál era su “mayor sueño”: “Llegar un día a esta Asamblea y anunciar que nos han levantado el bloqueo, las 243 medidas adicionales, y que salimos de la espuria lista de países patrocinadores del terrorismo, donde jamás debimos estar”.

Share:

lunes, 16 de diciembre de 2024

2024: Otro año de fracaso económico en Cuba.

Por Katia Monteagudo.

Apagón. La Habana Vieja, 20 de octubre de 2024

A dos semanas para que concluya 2024, el gobierno cubano acaba de admitir el fracaso de su estrategia para reimpulsar y corregir las principales distorsiones de la economía cubana, como parte del reacomodo de los «Lineamientos de la Política Económica y Social y el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta 2030» tras el fiasco de la Tarea de Ordenamiento Monetario (TOM).

En el recién finalizado IX Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC), el primer ministro Manuel Marrero Cruz afirmó que, a un año de haberse implementado la actual política, aún no se han alcanzado «los resultados necesarios, a pesar de todas las acciones desarrolladas».

Especificó que las disposiciones implementadas no fueron suficientes para generar resultados significativos en aspectos claves como la estabilización macroeconómica, la reducción del déficit fiscal y el aumento de la producción nacional. Tampoco hubo avances en la reducción de subsidios y en el control de la fiscalidad. Por otra parte, el funcionario señaló que la falta de insumos, combustibles y energía ha sido un obstáculo durante este año para la producción, mientras que los resultados de la zafra azucarera fueron particularmente decepcionantes.

El paquete de medidas con que se ha intentado salir de la profunda crisis económica que desde hace años vive el país incluyó aumentos en los precios de combustibles, electricidad, transporte público, así como la eliminación de subvenciones a la canasta familiar y la aplicación de algunos impuestos a servicios básicos. 

«Tenemos la insatisfacción de que no se ha avanzado con la necesaria celeridad, sobre todo en aquellas cuestiones que más demanda la población», aseveró Marrero Cruz, quien justificó esta situación acudiendo al contexto global y, una vez más, a las medidas de presión del embargo económico de Estados Unidos.

En cualquier caso, subrayó voluntariosamente que, pese a la «insatisfacción» del momento actual, «esta trascendental tarea, conducida por el gobierno, y bajo la guía y control del Partido, continuará siendo el hilo conductor de[l] trabajo, conscientes de que es la alternativa más viable para enfrentar los retos de la recuperación y el reimpulso de la economía, en condiciones de guerra económica y de una agudización de la crisis económica y financiera a nivel mundial».

Una fila en La Habana para conseguir alimentos.

Tras analizar lo que trascendió de la citada reunión del PCC, el economista cubano Pedro Monreal resumió en X: «Ya se conoce que no es que haya habido poco avance, sino que en 2024 se ha retrocedido: decrecimiento económico y menor nivel de vida de los hogares». 

Consideró, además, que resulta totalmente irrelevante lo informado en relación con avances en la estabilización macroeconómica del país. «En 2024 no hubo tal cosa, sino estanflación (decrecimiento del PIB + alta inflación)», sostuvo el experto, en cuya opinión «las causas internas de la crisis estructural y la carencia de políticas efectivas para superarla son un problema esencialmente político, sin salida probable con el modelo vigente».

En un reciente análisis, el también economista cubano Pavel Vidal, investigador principal del Observatorio de Monedas y Finanzas de Cuba (OMFi), puso de relieve que «la economía cubana no sale de una recesión para entrar en otra, sin lograr superar de forma definitiva los niveles productivos prepandemia». 

«Las cifras de decrecimiento de las exportaciones, la agricultura y las producciones manufactureras meten miedo», dijo Vidal, para quien «la emigración masiva, el deterioro de la infraestructura, los bajos niveles de inversión y de mantenimiento en maquinarias y equipos, y el colapso del sistema eléctrico, han reducido de forma permanente los niveles productivos a los que puede aspirar la economía en el mediano plazo».

Hasta agosto de este año, de acuerdo con el Índice de Precios al Consumidor (IPC), calculado por la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), la inflación en la isla se ubicaba en una tasa anual del 30.1 por ciento. En 2023, la inflación cerró en 31.3 por ciento y, en 2022, en 39.1 por ciento.

«A pesar de que los datos oficiales de inflación subvaloran significativamente la verdadera inflación (dado que en su cálculo los mercados no estatales están subrepresentados), el IPC muestra la persistencia de la inestabilidad monetaria y una tendencia sostenida al incremento de los precios que no se ha podido detener. Dada la magnitud y permanencia en el incremento de los precios, está claro que las aisladas acciones tomadas por el Gobierno cubano no han sido suficientes para corregir los desequilibrios macroeconómicos que alimentan la inestabilidad monetaria», concluyó en su diagnóstico Vidal.

La inflación en los precios de los alimentos afecta a la mayoría de los cubanos, quienes obtienen sus salarios en una moneda muy devaluada. 

En enero de este año, otros economistas entrevistados por El Estornudo advirtieron que 2024 iba a ser para los cubanos un año todavía más difícil que el anterior, tras la implementación de una nueva «terapia de choque», tal como fue definida la estrategia oficial para salir de la crisis económica.

«Económicamente hará más vulnerable a los cubanos», afirmó en esa ocasión Emilio Morales, presidente y CEO de The Havana Consulting Group & Tech (THCG & Tech), radicado en Florida, Estados Unidos. «No creo que escape de esta situación ningún segmento poblacional, todos se verán afectados. Aumentaran los problemas sociales, la pobreza y la delincuencia. Aumentará la inflación y disminuirá considerablemente el poder adquisitivo de la población».

Por su parte, Omar Everleny Pérez Villanueva, asesor académico del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo en Cuba, consideró entonces que la economía estos 12 meses estaría tan mal como en 2023, y tal vez más, «porque va a haber otra espiral inflacionaria», vaticinó: «las medidas no tienen fuerza en la esfera de la producción, que es lo necesario». 

Ahora, los propios datos del gobierno cubano confirman el acierto de esos pronósticos. En noviembre, el ministro de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez, adelantó en conferencia de prensa que la economía cubana volverá a contraerse este 2024 -un año plagado de interminables apagones, incluidos dos colapsos totales del Sistema Electroenergético Nacional (SEN), además de dos fuertes huracanes y hasta un par de sismos en la región oriental del país.

La falta de combustible ha golpeado la isla durante todo 2024

«Hemos tenido meses de bajos niveles de producción por eventos energéticos y climatológicos, y este impacto nos va a ratificar que no debe crecer la economía», dijo Alonso Vázquez, quien quiso recordar que «el desarrollo económico de un país depende en gran medida de la energía, y nosotros hemos tenido afectaciones eléctricas durante todo el año… Por otro lado, no hemos contado este año tampoco con un suministro estable de combustible. Hay déficit de gasolina, de diésel, etcétera… y la economía para dinamizarse necesita de energía», insistió.

Esta sería la segunda caída anual consecutiva del Producto Interno Bruto (PIB), tras la contracción de 1.9 por ciento en 2023. Para este año, el gobierno había previsto un crecimiento de dos por ciento —una predicción inmediatamente cuestionada por diferentes expertos y organismos regionales.

En diciembre de 2023, el economista Pedro Monreal aseguraba en X: «el estimado oficial de crecimiento económico del dos por ciento en Cuba en 2024 es cuestionable. Un cálculo rápido indica que las exportaciones reales tendrían que crecer aproximadamente en un diez por ciento y la formación bruta de capital (inversión) en seis por ciento. Difícilmente ocurriría eso».

Share:

sábado, 14 de diciembre de 2024

Dolores Ibárruri, el altavoz del odio.

Por Pedro Fernández Barbadillo.

Los delincuentes tratan de cubrir las huellas de sus delitos. También los políticos. Por ello, el PSOE está demoliendo la Constitución y a la vez celebrándola. Su última campaña de propaganda consiste en proponer que las Cortes homenajeen a las veintisiete mujeres que participaron como parlamentarias en la redacción de la Constitución de 1978. El PP, cómo no, se ha adherido a la propuesta, con su habitual sumisión a las consignas de la izquierda.

Un acto inane, de feminismo de cuota, que, sin embargo, supone para la izquierda otra de esas batallas culturales que decide dar y ganar. Entre esas mujeres aparece Dolores Ibárruri Gómez (1895-1989), conocida como La Pasionaria, a quien se debería señalar, más que como modelo de concordia, como sembradora del odio que condujo a la guerra civil. Seguramente aquí se encuentra el motivo de la admiración que siente Pedro Sánchez por ella.

De la Iglesia al PCE.

Nació en Gallarta (Vizcaya) en una familia de mineros carlistas, que le formó en el catolicismo. Pero al casarse en 1916 con el minero y socialista Julián Ruiz Gabiña, éste le convirtió a otra fe, la de la revolución obrera. Como madre, dio a luz a seis hijos, de los cuales sólo sobrevivieron dos: Rubén y Amaya.

La Pasionaria con las Brigadas Internacionales.

Su militancia política comenzó en el PSOE, pero luego se adhirió al comunismo. En 1920 fue elegida para el comité del PCE en Vizcaya, la provincia con más militantes comunistas. Con el triunfo de la República, la dirección del partido le designó redactora de Mundo Obrero, con lo que se trasladó a Madrid, llevando a sus hijos consigo; su marido quedó en Vizcaya. El PCE la presentó en las elecciones de 1933, pero no fue elegida. Después, realizó su primer viaje a Moscú de Stalin, donde, por supuesto, no vio miseria, ni despotismo, ni opresión.

Los carlistas, que tenían otra oradora y activista igual de impactante, María Rosa Urraca Pastor, en cambio, por envidias internas rechazaron llevarla al Parlamento y, además, no la aprovecharon.

En las Cortes de 1936, Ibárruri competía con otros diputados de la izquierda en insultos y amenazas a los parlamentarios de la derecha y, también, en la defensa del golpe revolucionario de octubre de 1934. Por ejemplo:

"La revolución de octubre fue la defensa del pueblo contra el fascismo. De ese pueblo que aprecia más la dignidad que la vida. En la represión de ese movimiento llegasteis a extremos incalificables, a martirios extraordinarios."

A José María Gil Robles y José Calvo Sotelo dedicó abundantes amenazas de muerte, muchas de las cuales se borraban del Diario de Sesiones por orden del presidente de las Cortes, Diego Martínez Barrio.

Enlutada con marido.

En la guerra que ella había pedido con fruición, Ibárruri dadas sus limitaciones intelectuales, se limitó a la propaganda. Aquí brilló gracias a sus dotes y a la experiencia de los agitadores soviéticos.

Difundió el bulo de la quinta columna para amparar el genocidio de enemigos de clase, que se realizó en Paracuellos de Jarama; apeló a la resistencia de los madrileños con el ejemplo del 2 de mayo de 1808; animó a los milicianos a masturbarse para evitar las enfermedades venéreas que tanto abundaban en las trincheras del Ejército Popular; y justificó el aplastamiento del POUM con el argumento emitido desde Moscú de ser ‘trotskista’. Siempre vestida de negro, como si viviera en la casa de Bernarda Alba.

Mientras morían miles de españoles en los frentes y la retaguardia, la Pasionaria encontró el amor con Francisco Antón Ruiz, un comisario político diecisiete años más joven que ella.

La Pasionaria con Fidel Castro.

En marzo de 1939, producido el golpe de Estado del coronel Casado, la CNT y un sector del PSOE, se apresuró a huir de España en un avión, junto con Santiago Carrillo y otros camaradas. Se estableció en Moscú con sus dos hijos y su amante. En agosto siguiente, cuando su protector e ídolo, Stalin, firmó el pacto nazi-soviético, pasó de insultar al fascismo a culpar de la guerra mundial a las potencias capitalistas y burguesas.

También justificó el asesinato de León Trostki en 1940 por el español Ramón Mercader. Escribe su biógrafo Ángel Maestro que, cuando México liberó a éste en 1960, Ibárruri consiguió que el KGB le concediera una ‘dacha’ cerca de Moscú y una pensión equivalente a la de un general de división.

Al invadir Alemania y sus aliados la URSS, de nuevo se volcó en la propaganda. Un veterano comunista, Jesús Hernández, y un 'niño de Rusia', José Fernando Sánchez, afirman que Ibárruri intervenía en los estudios de los 4.000 niños enviados a la URSS durante la guerra civil y controlaba su comportamiento. Se negaba a que cursasen estudios superiores, ya que prefería obreros con conciencia proletaria. Llegaba a reñir en público a las niñas por comportamientos tan burgueses para ella como pintarse las uñas. Vetó la devolución de esos niños a sus familias, de modo que sufrieron la Segunda Guerra Mundial, en la que muchos murieron. Otros se dedicaron a prostitución y el robo para sobrevivir.

La muerte de Rubén, oficial del Ejército Rojo, en octubre de 1942 en Stalingrado contribuyó a aumentar ese odio que la impulsaba como el vapor a una locomotora… y a reforzar su posición como enseña del comunismo mundial.

Moscú le nombró secretaria general del PCE en 1944. Se trasladó a Toulouse y luego a París para dirigir las actividades del partido con el objetivo de derrocar al general Franco: la petición de ruptura de relaciones diplomáticas, la invasión de España (Operación Reconquista) y la ejecución de golpes terroristas en las ciudades. Las campañas fracasaron y en 1948 volvió a Moscú para entrevistarse con Stalin. Su amo le aconsejó que el PCE abandonase la guerrilla y adoptase la táctica de infiltrarse en los sindicatos del régimen.

Tuvo tiempo para vengarse de su amante, que le había dejado por otra mujer mucho más joven, llamada Carmen Rodríguez. Ibárruri obligó a Antón a realizar varias feroces autocríticas y le calificó como agente enemigo. Al menos no le mató.

Insultos y plomo para muchos camaradas.

Para quitarse las culpas del fracaso de la lucha terrorista contra el franquismo, que en vez de debilitar al régimen lo reforzó, ella y Carrillo se las echaron a los comunistas del interior, a algunos de los cuales hicieron asesinar.

La Pasionaria en París.

Uno de éstos fue Gabriel Trilla, muerto en 1945 por unos sicarios comunistas, que le mataron a puñaladas en un solar de Madrid y desnudaron su cadáver para que pareciera un asesinato entre "maricones". La policía detuvo al jefe de esos sicarios, Cristino García, que fue juzgado, condenado a muerte y fusilado. Este asesino tiene calle en Alcalá de Henares.

Ibárruri justificó la eliminación de Trilla como espía del propio franquismo. "Viejo y experimentado provocador" lo llamó. Durante años, ésa fue la versión del PCE sobre varios de sus más arriesgados luchadores. Enrique Líster acusó a Carrillo y Pasionaria de planear su asesinato, pero que se salvó porque Stalin se lo prohibió.

Franco, a diferencia de los rojos, no mató a ninguno de los suyos.

En 1960, se le eligió presidenta del PCE, cargo completamente decorativo que mantuvo hasta su muerte. Sus camaradas la relegaron a la condición de jarrón chino, no sólo por su edad, sino también porque sus gritos y sus amenazas perjudicaban la estrategia de ‘reconciliación nacional’ planteada en 1956 y la táctica de acercamiento a grupos católicos, monárquicos y liberales.

Prueba de su rencor son sus declaraciones al semanario italiano Il Borghese en 1974:

"La guerra civil sigue. Han pasado 39 años y esperaremos algún año más, pero nuestra venganza durará cuarenta veces 39 años. Se lo prometo."

Vencida por Alianza Popular en Asturias.

En la transición, por fin regresó a España. A sus 82 años, fue elegida diputada, esta vez en unas elecciones sin pistoleros (salvo en Vascongadas). El PCE la presentó por Asturias en las elecciones de 1977. No era tan popular como ella y sus correligionarios creían, ya que su lista quedó la cuarta, detrás de las del PSOE, la UCD y AP.

Aprobó con su voto la amnistía y la Constitución, dos leyes que ahora sus nietos ideológicos consideran que fueron un pacto vergonzoso con el franquismo. No pronunció ningún discurso en el año y medio en que fue diputada.

En las Cortes junto a Carrillo.

En los doce años que estuvo en España yo no sé que Ibárruri participara en ninguna exhumación de "víctimas del franquismo" ni revelara la localización de ninguna fosa común. Tampoco pidió disculpas por haber apoyado a Stalin, el mayor genocida europeo, ni por haber difamado a camaradas o haberlos entregado a la policía, ni por haber abandonado a los combatientes en 1939, ni por haber amenazado de muerte a los diputados de la derecha, ni por su trato a los niños de Rusia, ni por su apoyo al terrorismo...

En agosto de 1977, asistió en Somorrostro (Vizcaya) al entierro de Julián Ruiz, con quien seguía legalmente casada. Éste había vuelto a la España gobernada por Franco en 1972 y se mantenía gracias a dos pensiones, una que cobraba por su trabajo como barrenador y otra abonada por la URSS. El marido consentido murió de un cáncer que se le había detectado en el hospital público de Cruces (Baracaldo), construido por el franquismo.

Más paradojas en su familia. Su nieta Lola Sergueyeva se emparejó con el multimillonario judío Marc Rich, no con un obrero, ni un sindicalista, ni un luchador antifascista. ¿Quién puede aceptar lecciones de moral de estos individuos?

Ibárruri falleció el 12 de noviembre de 1989, a punto de cumplir 94 años de edad. Diversos testimonios indican que recuperó la fe católica de la primera parte de su vida, aunque el agonizante PCE no renunció a organizar un descomunal funeral laico. Miles de ateos que negaban la vida después de la muerte proclamaron entonces: "Dolores vive".

Y de vivir hoy, ante la guerra de Ucrania, repetiría sus discursos de los años 30 y 40: Moscú se defiende de un complot imperialista y lo importante es la paz.

Share:

viernes, 13 de diciembre de 2024

Las desesperadas ilusiones del tardocastrismo con Putin.

Por Luis Cino.

De izquierda a derecha, Bruno Rodríguez, Miguel Díaz-Canel, Vladímir Putin y Serguéi Lavrov reunidos en Moscú en mayo de este año.

La impotencia rusa ante el derrumbe de la dictadura de Bashar al-Assad en Siria ha significado un sismo de bastante más que mediana intensidad para las ilusiones del tardocastrismo con Vladímir Putin.

El repliegue, con la cola entre las patas, de los rusos, que desde hacía nueve años apuntalaban al tirano sirio a bombazos y cañonazos debe tener pensando a los mandamases de por acá que “ojalateramente” confían en que Putin les va a sacar las castañas del fuego, reparando, con dinero y petróleo a borbotones,  la catástrofe de hambre y apagones que provocaron con su proverbial incompetencia y chapucería. 

Ver la estacada en que dejó Putin ―demasiado ocupado con la guerra en Ucrania― al régimen de al-Assad debe hacerlos sentirse menos seguros a ellos que se sentían confiados de tener, gracias a su alianza estratégica con la Federación Rusa, a un gran imperio detrás. No importa si sobre los misiles hipersónicos intercontinentales y los submarinos atómicos ondea hoy la bandera del zar en vez del trapo rojo con la hoz y el martillo.  

Los mandamases del tardocastrismo, sabiéndose en conteo regresivo, se erizan con los chismes acerca de la probabilidad de que cuando Trump y Putin negocien el fin de la guerra en Ucrania, los rusos cedan Cuba, con su importancia geoestratégica y todo, a cambio de quedarse con Crimea, Donetsk y Lugansk y de que Kiev no se una a la OTAN.   

Habría que ver qué pasa, porque en los regateos entre superpotencias, nunca se sabe… 

Deben estar recordando por estos días los castristas más viejos sus decepciones amorosas con los rusos: los cantos de “Nikita, mariquita, lo que se da no se quita” cuando pese a la perreta de Fidel Castro, Jrushchov se llevó los cohetes nucleares en octubre de 1962; la Perestroika de Gorbachov que los dejó sin subsidio, colgados de la brocha, y para rematar, el retiro de la base Lourdes.

Los castristas más viejos y menos versados en geopolítica, que no acaban de adaptarse a la idea de que la Unión Soviética dejó de existir hace 33 años y siguen añorando el rudo abrazo del oso siberiano, preferirían, antes que las decepciones, evocar aquel 13 de febrero de 1960, cuando llegó a La Habana el canciller Anastas Mikoyán a firmar un tratado comercial que nos ligó de  modo tan umbilical a la Unión Soviética que en la Constitución de 1976 hubo que jurarle fidelidad eterna.   

Pero los ancianitos inmovilistas y demás fósiles de la ortodoxia comunista que quedan en el Comité Central y el Buró Político del PCC no están engañados como el puñado de zoquetes que todavía creen que la Rusia que agrede a Ucrania y aspira a recomponer el imperio zarista sigue siendo la Unión Soviética. Saben que la Rusia de hoy es capitalista y ultraconservadora y que Putin, más afín al fascismo que al comunismo, lo único en común que tiene con los comunistas es el desprecio a la democracia y el odio a Estados Unidos y Occidente. Basta para que sea su aliado, aunque su fiabilidad tenga límites.

La fórmula para hacer reflotar la economía cubana anunciada hace tres años por el Instituto Stolypin, similar a la aplicada tras el derrumbe de la Unión Soviética, arrojó más ruido que nueces. Y no se acaban de concretar las “soluciones integrales” mendigadas al Kremlin por Miguel Díaz-Canel y otros funcionarios de su régimen para salir del callejón sin salida al que los ha conducido su torpeza, su terquedad y el miedo a perder el poder.

Pero los mandamases, sin otro clavo al que agarrarse, decididos a aceptar lo que sea que les exija Moscú, siguen apostando por la rusificación de la continuidad postfidelista. Sueñan con que Rusia condone definitivamente la millonaria deuda de Cuba, reanude los proyectos de colaboración, modernice la ruinosa infraestructura del país, especialmente el sistema electroenergético, suministre a tutiplén petróleo barato, trigo, materias primas, maquinarias, armamentos y garantice que vengan a vacacionar turistas, muchos turistas rusos.   

Si Fidel Castro resucitara, probablemente aconsejaría a sus sucesores que no se fiaran demasiado de los rusos.

Share:

lunes, 9 de diciembre de 2024

El régimen cada vez hace más difícil la subsistencia de los cubanos.

Por Luis Cino.

Inspector multando a un trabajador por cuenta propia.

En los últimos días, en Parcelación Moderna, mi suburbano barrio en Arroyo Naranjo, donde habitualmente los vendedores, autorizados o no, campean por sus respetos, y de todo se puede conseguir siempre que se tenga dinero, bastante dinero, el comercio se ha paralizado casi por completo.  

Y es que desde el pasado 2 de diciembre, en función del anunciado “Ejercicio contra el delito y las ilegalidades”, hay en la calle una jauría de inspectores prestos a imponer multas -con motivos o sin ellos-, decomisar y ordenar el cierre de negocios.

En muchos establecimientos dicen que no abren hasta nuevo aviso. El pollo, la malanga, el queso blanco, el azúcar y el yogur han desaparecido, o están ocultos en espera de tiempos mejores. 

No se ve a los revendedores de turnos y trasegadores de “balitas” en las larguísimas colas para comprar el gas licuado que no venía desde hacía más de un mes y que tenía a muchos cocinando con leña (con tantos apagones no se puede contar con las cocinas y ollas eléctricas chinas, que además son malas y se rompen con frecuencia).     

Los borrachitos están desconsolados porque luego de que anunciaron el hallazgo por la Policía en San Miguel del Padrón de las cientos de botellas robadas en la ronera, se perdió el ron, y hasta la chispa-e-tren y el “salta pa’atrás”. 

Y también escasean los cigarros: desaparecieron de las cafeterías y solo los venden, en algunas casas, con mucho misterio y cada vez más caros. Pueden costar entre 200 y 350 pesos, en dependencia de la calidad. “El químico es más barato”, comentan algunos muchachitos del barrio, que saben a quiénes acudir para conseguir la droga, y que si no pueden largarse del país, prefieren estar arrebatados, aunque se les achicharre el cerebro.  

El gobernante y primer secretario del Partido Comunista, Miguel Díaz-Canel, aseguró que el “Ejercicio contra la delincuencia y las ilegalidades” iba dirigido contra “la evasión fiscal, las inadecuadas relaciones y distorsiones que pueden existir entre el sector estatal y el sector no estatal, todo lo que afecta la tranquilidad ciudadana, y contra los precios abusivos y especulativos”. Pero todos sabemos que tras este 7 de diciembre, cuando concluyó, las aguas volverán a su nivel y todo seguirá igual o peor.

Los inspectores, chantajeando y extorsionando a los dueños de los negocios, ¿van a terminar con la corrupción? ¿Estarán interesados en acabarla los burócratas atrincherados en los ministerios?  

La corrupción en la sociedad cubana, a todos los niveles, desde las cuarterías y las villas-miseria hasta las gerencias y oficinas de los ministerios, es incurable. Los intentos de atajar la corrupción lo que hacen es aumentarla. La miseria obliga a buscar modos, los que sean, de sobrevivir. En este desmadre, todo vale. Al diablo la ley, si en Cuba todo lo que no está prohibido, es ilegal. Y olvídense de la moral: con tanta doble moral, se acabó por no tener absolutamente ninguna. Empezando por los mandamases y sus descendientes. 

Lo único que consigue el régimen con su cruzada contra lo que considera ilegalidades, las medidas coercitivas y el estrangulamiento monopólico por el Estado de los negocios privados -entre topes de precios y otras regulaciones, acaban de prohibir a las mipymes el comercio mayorista si no es a través de empresas estatales- es hacer más onerosa y difícil la subsistencia de la mayoría de los cubanos.

Tal vez piensen los mandamases que la miseria es un modo de mantener la disciplina y el control social, para que la gente solo piense en qué va a comer mañana. Pero eso es algo peligroso. Están exagerando. Y al paso que vamos -con tanta hambre, ya va siendo cuestión de vida o muerte- inevitablemente les va a reventar.

Share:

miércoles, 4 de diciembre de 2024

Salud Pública en Cuba: pirámide invertida no, el mundo al revés.

Por Colaborador desde Cuba.

Un hospital de Cuba.

Una oferta de empleo publicada por la mipyme Econova Surl ha causado revuelo. Se trata de un negocio de limpieza en hospitales que ofrece salarios a limpiapisos muy superiores a los de un médico, incluso varias veces por encima de lo que ingresa mensualmente cualquier directivo o funcionario de primer nivel en el mismísimo Ministerio de Salud Pública.

La nota se ha vuelto viral en las redes sociales, y como revelación que deja al descubierto el modo torcido de cómo en realidad “funciona” por dentro la economía cubana, ha provocado la ira del régimen cubano que, a falta de un desmentido, ha reaccionado bloqueando y reportando algunas de aquellas cuentas que han replicado el anuncio de manera crítica, en tanto el asunto no solo destapa una “irregularidad” que algunos quisieran hacernos ver como “singularidad”, cuando de modo concreto, y sin matices, luce como pura corrupción.

Aunque siempre debiéramos buscar las raíces de estas “singularidades” del sistema cubano en su naturaleza corrupta, no se trata esta del típico desequilibrio o “distorsión” que existe cuando comparamos los altísimos ingresos mensuales de un chofer de taxi o de ómnibus, de un parqueador, incluso de un mesero, de un vendedor ambulante en un portal, con los insuficientes ingresos mensuales de un cirujano, un ortopédico o un dentista que, en comparación con otros profesionales —como ingenieros, abogados, profesores universitarios que ejercen exclusivamente en plazas estatales— obtienen salarios muy superiores, de acuerdo con los tabuladores generales establecidos por los ministerios de Trabajo y Seguridad Social, y el de Finanzas y Precios.  

Analizado desde el punto de vista de una pirámide salarial invertida, donde algunos oficios y servicios no profesionales son mejor remunerados que cualquier actividad profesional altamente calificada, el notable desbalance salarial entre el personal de limpieza manejado por la mipyme en cuestión y los médicos pagados por el sistema de salud del régimen cubano, se enmarcaría en ese “mundo al revés”, pero en realidad se trata en esencia de un fenómeno diferente, relacionado con la corrupción imperante en el propio Ministerio de Salud Pública, que utiliza tal “distorsión” para camuflar prácticas lucrativas.

El éxodo laboral en el sistema de salud es un fenómeno que afecta la calidad de los servicios y es incluso reconocido públicamente por el propio régimen. Pero no solo se trata de médicos, enfermeros y técnicos que renuncian al ejercicio por causa de los bajos salarios y las malas condiciones laborales sino, sobre todo, de un personal de servicios que por escaso se enfrenta a jornadas laborales de más de 12 horas diarias, al multioficio y a pagos que en general no superan los 10 dólares mensuales.

Como consecuencia, cada día el estado de las instalaciones hospitalarias se ha vuelto deplorable. El deterioro de la higiene es evidente y general en baños, pasillos, consultas, salas de ingreso, centros de elaboración de alimentos, laboratorios, cuerpos de guardia y hasta en las áreas exteriores. 

Frente a tal panorama, las acciones del Ministerio de Salud Pública no se han encaminado a estimular con mejores salarios la captación de personal para las labores de higienización, a destinar el presupuesto necesario para retener la fuerza laboral sino a desentenderse de las inconformidades y denuncias del personal propio, apelando a contrataciones externas asumidas por los llamados “actores económicos no estatales” que, paradójicamente, reciben pagos por hombre contratado hasta 10 y 20 veces mayores que lo recibido por un empleado de nómina. 

Una solución que a simple vista resulta absurda, en tanto debiera ser más provechoso para una institución doblar o triplicar el salario de un trabajador antes que desembolsar 10 veces el valor de este a una empresa externa, pero la decisión cobra sentido cuando se conocen los mecanismos corruptos usados por los funcionarios de las direcciones de Recursos Humanos para otorgar los contratos al mejor postor.

“Un trabajador real en una nómina no es negocio; un trabajador contratado a una mipyme, sí”, asegura Lorenzo, funcionario de la Dirección de Salud Pública de La Habana que explica en detalles, bajo la condición de no revelar su identidad, en qué consiste el negocio de las contrataciones de personal externo.

“[Con las mipymes] para los de Recursos Humanos se resolvió el problema de inflar nóminas para embolsillarse salarios de trabajadores ficticios. Eso era una candela por lo fácil de detectar en una auditoría. Ahora ganan muchísimo más llegando a acuerdos con los dueños de las mipymes. Estos les dan una buena comisión por elegirlos a ellos y no a otros (una comisión que sale de la cantidad aprobada para pagar a la mipyme por los servicios de limpieza). Así pasa también con las mipymes que hacen las instalaciones de aires acondicionados, las reparaciones constructivas, el mantenimiento de equipos, etcétera”, detalla el funcionario, que insiste en el carácter corrupto del mecanismo y en el conocimiento de ello que tienen los directivos de Salud a nivel nacional.

“Eso lo sabe hasta el ministro, que detrás de las contrataciones de servicios a las mipymes ha surgido un negocio grande, que los de Recursos Humanos se quedan con buena parte del presupuesto destinado a esas contrataciones y, lo peor, es que al final ni siquiera brindan servicios de calidad, no se ven diferencias en que la limpieza la haga una mipyme, que mensualmente cobra a la institución más de 200.000 pesos, y un trabajador de la nómina que ni siquiera en 10 años llega a esa cifra”, denuncia Lorenzo. 

Una visión similar, que corrobora la información anterior, la ofrece Marta, trabajadora de la Dirección de Recursos Humanos de un hospital materno de La Habana donde comienza a implementarse la modalidad de contratación externa para las labores de mantenimiento e higiene. 

Aunque acepta que ha recibido sobornos por parte de varios dueños de mipymes y hasta de su jefe inmediato para que, según sus propias palabras, “mantenga la boca cerrada y mire para otro lado”, confiesa que lo recibido no es casi nada comparado con los miles de pesos que mensualmente, por concepto de contrataciones, reciben otros trabajadores de la Dirección, una cadena de corrupción que, sospecha, pudiera llegar “hasta lo más alto”.

“Es tanta y tan evidente [la corrupción] que sin dudas eso llega hasta lo más alto, eso lo sabe hasta el director del hospital”, dice Marta. “Hace como dos meses se aprobó casi un millón de pesos para el mantenimiento de equipos de refrigeración en la cocina y la reparación de dos salas; todavía eso no se ha ejecutado ni se piensa comenzar jamás. Ni siquiera porque ese presupuesto fue aprobado por el Ministerio. Ya yo entregué dos cheques al de la mipyme contratada, ya se cobraron, y en ese hospital no hay ni un saco de cemento, las neveras y las salas siguen como hace mil años, y tampoco nadie ha visto ni a un solo trabajador de las brigadas. Pero mi jefe ya tiene moto eléctrica y el director está reparando su casa”, concluye Marta.

Por su parte, Moisés, exempleado de Mantenimiento del Hospital Nacional y actualmente trabajador de una mipyme de reparaciones constructivas, que solo trabaja por contratos con empresas estatales, informa que decidió unirse como pintor a este emprendimiento privado luego de que fuera testigo directo de las ventajas que obtendría.

“En el hospital todos los de Mantenimiento pidieron la baja, solo quedaba yo haciendo todo, era el hombre orquesta”, afirma Moisés. “Pintaba, chapeaba, hacía plomería, y al final cobraba 6.000 pesos al mes [menos de 20 dólares al cambio actual], y eso porque cobraba dos salarios, el que me pertenecía y otro que me pagaban por la izquierda (…). Un día veo que traen a una mipyme para reparar un bloque del hospital y me dice uno de los trabajadores que por pintar tres o cuatro paredes le iban a pagar 20.000 pesos, ahí mismo me fui (…). Es que a los de Personal [Recursos Humanos] les conviene que la gente [los trabajadores de la plantilla] se le vayan, porque cuando contratan a una mipyme ellos reciben un montón de pesos. Con la misma mipyme que contrataron con esa misma me fui”, contó Moisés. Asimismo, detalla que su esposo, que trabajaba como enfermero en el mismo hospital, actualmente pertenece a una brigada de limpieza privada que brinda servicios a hospitales, hogares de ancianos y cualquier institución estatal que los contrate.

“Leonardo también se fue. Ahora gana 20 veces más que lo que ganaba como enfermero. Va por la mañana, limpia un poco, y después del mediodía ya está en la casa. No creas que hacen un trabajo especial, no es una mipyme donde él está, son él y como ocho personas más, como para dos hospitales y un asilo a limpiar, pero eso es ir, pasar la colcha y ya. Porque la ganancia del jefe no está en que dejen eso como un crisol sino en el contrato que hace con el hospital”, asegura Moisés. 

Luego de publicada la convocatoria de empleos de la mipyme Econova Surl, que quizás sin proponérselo ha puesto a debate público un tema sensible que va más allá de los bajos salarios del sector estatal y que arroja luz sobre los oscuros recovecos de las contrataciones y su interconexión con un sistema corrupto, la pirámide salarial que hasta ayer nos parecía invertida, de cabeza, ahora comienza a verse como realmente es, y menos que una pirámide parece más una criatura torcida. 

Share:

martes, 3 de diciembre de 2024

¿Dónde está la competitividad del turismo cubano?

Por Orlando Freire Santana.

El emblemático bar Floridita sin clientes.

En su edición del pasado 20 de noviembre el periódico Granma publicó una información con motivo de celebrarse en esa fecha el Día del Turismo Cubano. En el trabajo periodístico “Cuba tiene un producto turístico competitivo en el Caribe” se da cuenta que se trata “de una celebración en un destino que se transforma para mantenerse como producto competitivo en el Caribe”. 

La citada información enfatiza en las diversas modalidades que posee la Isla para atraer a los turistas foráneos, como el turismo de naturaleza, el cultural, el de eventos y el de salud. De igual manera enumera acciones a realizar en la próxima temporada (2025) con vistas a evidenciar  “lo mucho que hay para ofrecer más allá de nuestras playas”. 

Sin embargo, las autoridades del Ministerio del Turismo no brindan  ninguna cifra que refleje cómo marcha la llegada de turistas a Cuba en el presente 2024. De haberlo hecho se pondría en tela de juicio el optimismo mostrado en la información de Granma.

De acuerdo con cifras aportadas por el economista Emilio Morales, del Havana Consulting Group, entre enero y octubre de 2024 el arribo de turistas a Cuba cayó un 48% en comparación con igual período de 2019. Por otra parte, ya es casi un hecho que no se llegará a los 3,5 millones de visitantes que se esperaban para este año. Hasta octubre solo habían llegado algo más de un millón y medio de turistas.

Si en 2019 el sector del Turismo aportó al país 3.185 millones de dólares, en el pasado 2023 únicamente se ingresaron 1.216 millones de dólares. Otro dato que refleja la debacle del turismo en la Isla es que la ocupación  hotelera se ubica en el 25%. 

Una gama de factores se presentan como causantes de este descalabro de la industria turística cubana. Hay desabastecimiento de productos básicos en los hoteles, especialmente viandas y frutas, mientras que la emigración y el éxodo de trabajadores hacia otros empleos, casi siempre en el sector no estatal de la economía, ha privado al sector turístico de mano de obra experimentada con que prestar un mejor servicio. 

Habría que considerar también algunas realidades extrahoteleras, como los constantes apagones en las ciudades, la creciente criminalidad que se aprecia en el país, así como el gran deterioro urbano -con las jabas de basura desbordándose de los tanques recolectores en todas las esquinas- como calamidades que desestimulan a visitantes que desean ver algo más que lo que ofrecen los hoteles. 

En cambio, otros destinos turísticos del Caribe exhiben resultados bien distintos a los obtenidos por Cuba. Si tomamos datos suministrados por la página web Forwardkeys observamos los crecimientos de varios de los destinos turísticos de la región durante el primer semestre de 2024. En comparación con igual período de 2023, el turismo en Puerto Rico creció en un 18%, el de República Dominicana en un 12%, el de Cancún (México) en un 7%, el de Bahamas en un 6%, y el Jamaica en un 2%. Específicamente en el caso de República Dominicana, se afirma que el país planea llegar este año a la cifra de 11,5 millones de visitantes, contando principalmente con las atracciones del balneario de Punta Cana. 

Teniendo en cuenta todo lo anterior, resulta poco creíble la citada información aparecida en Granma. Porque si de algo carece el sector turístico cubano -¡y mira que carece de tantas cosas!- es precisamente de competitividad con respecto a los otros destinos  turísticos del Caribe. 

Nada, que una vez  más tenemos que asirnos a esa máxima que dice “el papel aguanta todo lo que le pongan”. 

Share:

lunes, 2 de diciembre de 2024

Recordando a Carlos Aldana (1942-2024).

Por Tania Quintero.

Hubiera querido poner una foto de Carlos Aldana Escalante (Camagüey 1942-La Habana 2024) de 1970, que fue cuando lo conocí, pero no la encontré en internet.

La que más se parecía a aquel Aldana de 28 años, la edad que yo tenía en el 70, fue esa foto de la entrevista que el 28 de septiembre de 1992, ya defenestrado, le hizo el mexicano Mario Vázquez Raña y que en dos partes publicó NeoKaxtrizmo & Chaos en mayo de 2014.

En 1970, la tercera Brigada Venceremos laboró en planes citrícolas de Isla de Pinos, y entre el personal cubano que trabajó con aquel contingente de jóvenes estadounidenses me encontraba yo, entonces mecanógrafa de Manuel Torrres Muñiz, primer secretario de la UJC municipal. A fines de septiembre, luego de unos días de descanso en La Habana, la UJC nacional me trasladó al departamento de relaciones exteriores, en 17 y J, Vedado. Me ubicaron en la oficina del jefe del departamento, Javier Ardizones, para ayudar a Carmita, su secretaria.

Creo que fue en octubre de 1970 cuando Javier me dijo si podía ‘tirarle un cabo’ a un compañero llamado Carlos Aldana, que no tenía quien le mecanografiara. Le dije que sí. A cada rato, cuando a las 5 de la tarde terminaba mi horario laboral, me quedaba un par de horas pasando en limpio textos que Aldana me traía.

Entre 1970 y 1974 le mecanografié a Aldana cientos de cuartillas, de variados contenidos, algunos secretos: en esa época él se desempeñaba como jefe del departamento de propaganda de la Dirección Política de las FAR. Más que mi destreza mecanógrafia y mi experiencia laboral (de agosto de 1959 a febrero de 1961 había sido la única mecanógrafa en el comité nacional del Partido Socialista Popular), lo que Aldana valoraba era mi discreción.

Como la mayoría de los camagüeyanos, Aldana hablaba correctamente y tenía facilidad de palabra. Le gustaba escribir y lo mismo redactaba un informe, una conferencia, un discurso o el guión de un documental, de un acto o desfile militar. En esos cuatro años, y posteriormente, cuando por mi cuenta me inicié en el periodismo, primero en la revista Bohemia y después en el ICRT, las relaciones entre él y yo siempre fueron muy respetuosas.

De lo ocurrido en 1987 con Aldana y estudiantes de periodismo, narrado por Jorge Ignacio Pérez en Diario de Cuba, me enteré por los comentarios que circularon en corrillos periodísticos. Para esa fecha, hacía más de un año que Fidel Castro me había recibido en su despacho, algo que cuento en mi libro Periodista, nada más, publicado en mi blog. También en mi blog se pueden leer dos posts dedicados a Aldana: Comentarios y respuestas a propósito de Carlos Aldana y El capítulo que no pude escribir.

Aunque conocía a Aldana desde 1970, nunca lo llamé para pedirle un favor o una  recomendación. Pero el 8 de marzo de 1991, un operativo de la Seguridad del Estado, pistola en mano, entró a nuestro apartamento de La Víbora y se llevó detenido a mi hijo, el hoy periodista independiente Iván García Quintero.

A Iván y a tres jóvenes más del barrio los acusaban de ‘propaganda enemiga’, por supuestamente pintar carteles antigubernamentales. Estuvieron dos semanas en los calabozos de Villa Marista. Si no llegaron a ser enjuiciados y fueron liberados fue gracias a las gestiones de Carlos Aldana Escalante.

Diez años antes, en 1981, Aldana y otros funcionarios del DOR se enteraron que yo estaba de divulgadora en la Oficina Nacional de Diseño Industrial (ONDI), dirigida por Iván Espín. El segundo de Aldana, Víctor Manuel González, me localizó y me propuso reincorporarme al periodismo. En julio de1982 comencé en el ICRT, un medio nuevo para mí. Allí permanecí hasta que en abril de 1996 me expulsaron, no por ser periodista independiente, si no por «hablar por Radio Martí».

En la casa donde Aldana vivía con su familia, en Nuevo Vedado, estuve en septiembre de 1994. Me acompañaba Alberto Sotillo, periodista español de ABC, interesado en entrevistarlo. Uno de sus hijos nos dijo que había estado de pase y ya había vuelto a Topes de Collantes. Le dejé un papel diciéndole que me hubiera gustado saludarle. No sé si lo leyó Aldana. O el G-2.

Share:

domingo, 1 de diciembre de 2024

El puritanismo pseudocomunista de los mandamases continuistas.

Por Luis Cino.

Jerarcas del régimen cubano.

Los mandamases de la continuidad postfidelista han arruinado al país y sumido a los cubanos en un purgatorio de hambre y apagones.

Si uno lee sobre la dinastía Ming, que rigió en China entre 1368 y 1644, se hace inevitable la comparación entre la ultraconservadora burocracia que con sus métodos llevó a la decadencia y al aislamiento a China y el obtuso funcionariado inmovilista y negado a las reformas del régimen de la continuidad postfidelista. 

Como al funcionariado de los emperadores Ming, con su interesada interpretación de las ideas de Confucio como pretexto y coartada, a los funcionarios retranqueros y la burocracia ministerial engendrada durante décadas por el régimen castrista, con su renuencia a las reformas y la economía de mercado, más que el desarrollo del país le interesa la preservación del orden del pasado para mantener sus privilegios y el poder. De ahí su paranoica ojeriza a todo lo que escape de su control y su testarudo apego -a pesar de los reiterados fracasos- a la planificación centralizada, la empresa estatal socialista y su ojeriza a los negocios privados.  

Refería el historiador británico Paul Kennedy en su libro de 1987 'Auge y caída de las grandes potencias': “La acumulación de capital privado, la práctica de comprar barato y vender caro, la ostentación del nuevo rico… Todo eso ofendía a la elite burocrática… Si bien no deseaban poner freno totalmente a la economía de mercado, los mandarines intervenían con frecuencia contra los comerciantes, confiscando sus propiedades o prohibiendo sus negocios”.

El hipócrita puritanismo moral de los mandarines y su aversión por los comerciantes y los empresarios, a los que limitaban y cuyo progreso condicionaban, es similar al que muestran los mandamases del tardocastrismo, al servicio de los oligarcas de GAESA, con su puritanismo pseudocomunista, al imponer trabas a los negociantes privados y prohibir acumular capital y propiedades, condenando a los cubanos -excepto a los privilegiados de la elite y sus familiares y allegados- a la miseria perpetua.

Los mandamases de la continuidad castrista proclaman la necesidad de incrementar la producción agrícola e industrial, pero la entorpecen al seguir apostando a ultranza por la planificación centralizada y la empresa estatal,  aunque haya quedado sobradamente demostrada su ineficacia. 

Donde mejor se puede apreciar esto es en la agricultura. Las decisiones sobre las tierras, los cultivos, las inversiones y los insumos necesarios, no son tomadas por los que trabajan los campos sino por los burócratas del Ministerio de Agricultura. A ello se deben los bajos rendimientos, y las cosechas que se pierden en los campos por falta de envase, de transporte, de combustible, o por el pésimo desempeño de la empresa estatal de acopio, incapaz de garantizar adecuadas condiciones de almacenamiento. Todo ello, sumado al fracaso del reordenamiento económico, provoca los altísimos precios en los agromercados, que no bajan por mucho que intenten toparlos las autoridades. 

A pesar de que la mayor cantidad de tierra cultivable está en manos de las empresas agrícolas estatales, los campesinos y los arrendatarios producen mucho más. Y producirían aún más si les permitieran tener más iniciativa, y decidir, ellos que sí saben, teniendo en cuenta el funcionamiento del mercado, el estado del tiempo, las condiciones de la tierra y las cosechas. En eso, los productores del campo aventajan ampliamente a los burócratas del Ministerio de Agricultura. Aun así, el Estado no les concede la iniciativa y mantiene su apuesta por las empresas estatales y Acopio, aunque eso implique menos producción y, por tanto, tener que aumentar los gastos en comprar en el exterior alimentos que se pudieran producir en el país.

Los mandamases se niegan a reconocer el fracaso de los métodos socialistas en la economía porque reconocer la superioridad de la iniciativa privada  significaría para ellos la reducción de sus poderes, y a no muy largo plazo, el fin de su régimen. 

Los mandamases de la continuidad postfidelista ni remotamente poseen la erudición de los mandarines confucianos de la dinastía Ming, pero de bobos no tienen un pelo. De ahí que aunque hayan arruinado al país y sumido a los cubanos en un purgatorio de hambre y apagones, se mantengan, como lapas,  aferrados al poder.

Share: