El Gobierno de Cuba admitió que en el sector agropecuario, tras más de medio siglo de comunismo, persisten “distorsiones” que impiden aumentar la producción, por lo que las autoridades han decidido implementar una “liberalización de las fuerzas productivas”.
“Las medidas que durante décadas se han puesto en práctica en la forma de gestionar la tierra no han conducido al necesario aumento de la producción”, indicó el vicepresidente Marino Murillo en la última reunión del Consejo de Ministros cubano celebrada el pasado viernes, y de la que no se había informado hasta ayer.
Según Murillo, coordinador del plan de reformas económicas impulsado por el presidente Raúl Castro, “se requiere rectificar las distorsiones que han afectado los resultados económicos” en el campo, y “urge poner en igualdad de condiciones a todos los productores, liberalizar las fuerzas productivas y propiciar su eficiencia”.
Intentando revertir la situación, el Gobierno autorizará a los agricultores a “relacionarse directamente con personas naturales y jurídicas en lo relativo al mercado de insumos, servicios y productos”, según se reveló.
Según el diario Granma, uno de los principales problemas que afronta el sector agropecuario es que se asignan recursos y equipamientos privilegiando al sector estatal, “mientras que al resto no siempre se le asegura ni en tiempo ni en cantidad”.
“Se entregan insumos sin tener en cuenta la capacidad financiera y la eficiencia de los productores, a quienes tampoco se les ha garantizado la venta de medicamentos de uso veterinario”, indicó el rotativo.
Para paliar esa situación, el Gobierno comunista ha decidido crear una especie de mercado de recursos y equipamientos sin subsidios destinado al sector agropecuario, aunque incluyendo medidas para evitar que un eventual aumento de los precios afecte a la población.
Ese mercado de venta liberada de recursos para los productores agrarios se pondrá en marcha de forma experimental en el municipio especial Isla de la Juventud, con la previsión de extenderlo paulatinamente al resto del país.
El Gobierno cubano también permitirá que pequeños agricultores vinculados a granjas estatales y cooperativas compren esos insumos, servicios y productos directamente de personas naturales o jurídicas.
Una de las prioridades del gobierno de Raúl Castro es revitalizar la agricultura para aumentar la producción de alimentos, asunto que se considera de “seguridad nacional” en un país que gasta al año más de 1.500 millones de dólares en importar el 80 por ciento de los víveres que consume.
Dentro de sus reformas para actualizar el modelo económico socialista, el general Castro impulsó en 2008 un plan para dar en usufructo tierras agrícolas, pero la medida enfrenta aún dificultades como la reticencia de las administraciones a declarar ociosas esas tierras y entregarlas a campesinos.
Incluso, la producción de algunos alimentos básicos ha disminuido: la producción de viandas (plátano, calabaza y otros productos) descendió 20,8% en el primer trimestre de este año, en comparación con igual período de 2012, y la de tubérculos (papa, boniato, yuca, malanga y ñame) cayó un 10,6%.
Debido a la crisis alimentaria, la isla comunista deberá desembolsar este año al menos unos 1.900 millones de dólares en importación de alimentos.
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