domingo, 2 de enero de 2011

Gobierno fomenta en la capital la migración y la xenofobia.

Por Laritza Diversent.

Ana Luisa Millares, una holguinera de 43 años lleva menos de 8 viviendo en un barrio de la capital. Nadie se explica cómo, en tampoco tiempo, logró una línea de teléfono y una misión en Venezuela. Regreso con todo tipo de equipos electrodomésticos y dinero suficiente para en menos de 12 meses construir su casa.

No pocos vecinos están molestos con el aumento del nivel de vida de la señora Millares. Muchos no han logrado en su vida, la mitad de lo que esta mujer consiguió. En tono de desprecio y a sus espalda, la llaman la palestina. Apodo con el que los nacidos en la capital llaman a las personas provenientes del oriente del país.

La migración, principalmente del campo hacia la capital está determinada, en primer lugar, por la diferencia en el desarrollo económico y social de las diferentes regiones del país. Por otra parte el gobierno suple con los orientales, la fuerza de trabajo en los oficios que los capitalinos rechazan.

Del tema se habla poco o nada. Hasta hoy ningún análisis sociológico explica el porqué del recelo de los habaneros respecto a los orientales. Incluso normas legales impuestas por el gobierno para frenar la migración hacia la capital, como lo es el caso del Decreto 217 del comité ejecutivo del consejo de ministros, refuerzan ese sentimiento de apatía.

Algunos explican el asunto con hechos históricos. Según dicen, cuando los guerrilleros, en su mayoría orientales, llegaron a la habana en enero de 1959, destruyeron la capital. Convertidos en grupo dominantes tomaron los mejores inmuebles de la ciudad para sí y para cada uno de los miembros de su familia. Desde entonces, como dicen la agrupación de música bailable Los Van Van, "la Habana no aguanta más"

Entre los habaneros existen otras hipótesis para explicar esta situación. Algunos opinan que es un problema de idiosincrasia. Asegura que los orientales por lo general son incondicionales al gobierno; pero a la vez lo más hipócritas. Ana luisa para evitar la furia de los inspectores del departamento de enfrentamiento a las ilegalidades de la Dirección Municipal de la Vivienda, asumió la presidencia del Comité de Defensa de la Revolución.

Para respaldar la tesis mencionan el hecho de que los principales dirigentes del gobierno de la isla se nominan y eligen por los territorios del Oriente. También es una realidad que los orientales integran la principal fuerza de represión de la ciudadanía en la capital, la policía. Oficio rechazado por los capitalinos, incluso desde antes de que triunfara la revolución.

El hecho es reconocido por el Presidente del Consejo de Estado, Raúl Castro en su discurso pronunciado en la clausura de la primera sesión parlamentaria del año 2008, cuando afirmó que "si no vienen los orientales a cuidar los habaneros, empiezan a incrementarse los robos …". Una frase que tiene más de una interpretación.

En realidad es el propio gobierno quien fomenta la migración desde otras regiones del país hacia la capital. El también General de Ejército en su discurso preguntó: "¿Quién va a construir en la Habana si no viene de casi todo el país y muy especialmente de Oriente constructores? … Hasta maestros hay que traer de las provincias del interior y sobre todo de oriente, para la capital. Y la capital creo que es la que mas habitante tiene".

Esta situación ha determinado que en la Habana, capital de todos los cubanos, los ciudadanos oriundos del oriente del país sean más vulnerables desde el punto de vista social. Incluso algunas actitudes pueden calificarse de xenófobas. En el asunto el gobierno tiene la mayor responsabilidad. Por una parte frena la migración vulnerando los derechos fundamentales de estas personas, y por otra las estimula, según su conveniencia.
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