miércoles, 13 de mayo de 2015

La ciudad nuclear abandonada de Cuba.

De elespectador.com

En 1976, en el apogeo de la Guerra Fría, la Unión Soviética diseñó los planos para construir una planta nuclear con dos reactores en Juraguá, un lugar justo al oeste de la bahía de Cienfuegos, en la costa sur de Cuba.

Cuando estuviera lista, las instalaciones revolucionarían la deficiente red de energía eléctrica de la isla, pues un solo reactor sería capaz de satisfacer el 15% de las necesidades energéticas del país. También reduciría la dependencia de las importaciones de petróleo y promovería la creación de cientos de empleos.

Para ver este sueño realizado, una pequeña ciudad tenía que estar a seis millas de la planta -contaría con 4.200 viviendas destinadas a las familias de los trabajadores de la construcción, científicos, ingenieros, técnicos, etc. Los especialistas nucleares volarían desde Moscú para supervisar el proyecto. La ciudad, que se conoció como Ciudad Nuclear o “Nuclear City” fue inaugurada oficialmente el 13 de octubre de 1982.

Aunque el proyecto era muy prometedor, en 1989 la Unión Soviética colapsó y la financiación de Moscú para la Ciudad Nuclear se esfumó, para alivio de Washington. Recuerda Foreign Affairs que Juraguá está a solo 260 millas al sur de Miami y EE.UU podía hacer poco para supervisar la seguridad del proyecto, después de haber cortado las relaciones diplomáticas con La Habana.

“La Habana luchó durante unos años para terminar la planta de energía, agotando los recursos que tenía, hasta 1992, cuando fue desechado el programa nuclear en la bahía de Cienfuegos. En 1996, Cuba y Rusia discuten revivir el proyecto (que hasta ahora había costarles alrededor $ 1.1 mil millones), mediante la búsqueda de otros países que estuvieran dispuestos a invertir en el reactor”, señala Foreign Affairs.

Nunca sucedió, en parte, debido a que Estados Unidos promulgó una ley conocida como la Ley Helms-Burton, que permitió a Washington sancionar cualquier país que ayudara a Cuba a terminar la planta, dice el artículo.

Según reportes de prensa, Fidel Castro daba en 1972 la bienvenida a la alianza: “Cuando las máximas instancias de Gobierno de Cuba y la Unión Soviética acordaron el inicio de una cooperación para la introducción de la energía nuclear en Cuba, se abría una oportunidad no solo ventajosa para nosotros, sino también para la industria nuclear soviética: desarrollar y perfeccionar su tecnología en un país con condiciones muy diferentes al ámbito europeo, lo que le permitiría —como sucedió realmente— ampliar sus mercados de exportación a otras regiones. En ese contexto de ventajas mutuas para ambas naciones, comenzaron los pasos para la construcción de la CEN de Juraguá”.

La prensa cubana reporta que en 1983 los trabajos de construcción y montaje iban muy bien. Muchos trabajadores adelantaban las obras. “El Contingente Nuclear Lenin, de la Empresa Constructora de Obras Industriales sería el encargado de materializar los diseños y las ejecuciones, bajo el mando de los rusos”, señalan los archivos. “Se han invertido más de 100 millones de dólares, y construido una ciudad con más de dos mil viviendas, una base industria, carreteras, líneas de ferrocarril, un puerto para grandes pesos, una obra colosal”, decía Fidel Castro en un discurso en 1992, de acuerdo con los archivos.

El 2 de septiembre de 1992 quedó paralizada temporalmente la construcción de la mayor obra industrial que se haría en Cuba en el siglo XX. Nadie nunca invirtió.

“Pero Ciudad Nuclear no murió allí. Hoy en día, aunque la ciudad es un desastre de casas a medio construir y torres de hormigón sin terminar, unos pocos cientos de cubanos, y un puñado de rusos, todavía lo llaman hogar. Incluso después de la construcción fue abandonada y cuatrocientos obreros rusos se fueron, muchos cubanos se quedaron. Algunos de los rusos se quedaron, también, aprovechando el cambio de régimen y la crianza de sus familias en el grupo de edificios terminados que corren por las avenidas centrales de la Ciudad Nuclear”, dice Foreign Affairs.

El periodista de la revista que visitó Juraguá no encontró una ciudad fantasma. “El mercado en el centro vende pollos vivos y verduras frescas, ropa, zapatos, botellas de ron, latas de cerveza. La comunidad tienen una escuela primaria, una farmacia, un parque infantil y una clínica”. Pero aclara, “hay una gran pobreza”.

Según el reportaje los habitantes de esta ciudad trabajan en Cienfuegos, una ciudad portuaria, a unas 25 millas de distancia. El 5% de los cubanos es dueño de un coche u otro vehículo privado, pero para la mayoría es difícil viajar entre las dos ciudades, “un paseo de cinco horas bajo un sol abrasador”.

Según el artículo, al parecer los residentes de Ciudad Nuclear se enfrentan a una elección: Retirarse a las ciudades cercanas como Cienfuegos, Santa Clara, o La Habana, o simplemente pueden esperar y esperar tiempos mejores.

“Esos días pueden venir, tal vez. El presidente estadounidense, Barack Obama habla de la apertura de ofertas comerciales con Cuba. El presidente ruso Vladimir Putin ha prometido para cancelar el 90 por ciento de las deudas que Cuba una vez que adeudaba a la antigua Unión Soviética, sobre 32 mil millones de dólares, a cambio de la reapertura de su antiguo puesto de espionaje soviética en Lourdes, a las afueras de La Habana ( una instalación que una vez había sido utilizado para monitorear las llamadas telefónicas que salen del sureste de Estados Unidos ). De una forma u otra, la suerte de Cuba va a cambiar en las próximas décadas . Pero para Ciudad Nuclear , con su población envejeciendo y casas en descomposición, estos cambios pueden llegar demasiado tarde”, concluye Foreign Affairs.
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