jueves, 28 de marzo de 2024

El castrismo quiere más dólares.

Por René Gómez Manzano.

Ha sido noticia en Cuba la emisión de “nuevas” tarjetas prepagadas en divisas por parte de varios bancos comerciales que han sido autorizados al efecto. Los medios de agitación y propaganda del castrocomunismo no han tardado en difundir la noticia. Lo mismo plantean sus portales en internet y las redes sociales.

El Banco de Crédito y Comercio (BANDEC), una de las entidades involucradas en esta nueva jugarreta del castrismo, ha emitido una información oficial sobre el tema. Leemos allí: “La tarjeta prepago Bandec (…) es recargable mediante depósitos en efectivo (…) y por transferencias desde el exterior (…). Posibilita la compra de bienes y servicios en la red minorista y mayorista, así como la compra de combustible en los servicentros que se habilitarán en USD”.

En puridad, no puede decirse que haya mucho de “nuevo” en el contenido de ese párrafo. Si acaso, pudiera señalarse el tema de la comercialización de carburantes mencionado al final. Como queda bien claro al leer el texto, esto último es un proyecto de futuro; se habla de manera insistente sobre que esos servicentros en divisas “se habilitarán”. Hasta ahora no se ha precisado cuándo, pero es razonable suponer que no haya que esperar demasiado. Se sospecha que, en lo adelante, para los dueños de vehículos esa será la única forma de conseguir combustible.

Los medios oficialistas de la Isla han guardado silencio sobre este tema que se ha convertido en la comidilla de los cubanos de a pie. Pero la verdadera prensa -la independiente- sí se ha hecho eco de la nueva situación surgida en las últimas horas. El pasado miércoles, Glenda Boza, en El Toque, abordó el tema de las “viejas” tarjetas en MLC (moneda libremente convertible) en un trabajo periodístico cuyo titular pone el dedo en la llaga: “Nuevas tarjetas en USD en Cuba confirman que la MLC no tiene respaldo”.

En su texto, la colega destaca que esas “nuevas tarjetas” servirán no sólo para comprar combustibles en divisas; también para adquirir productos “en tiendas que se habilitarán en un futuro solo para ellas” (esto último, según respuesta brindada por el gestor de redes del BANDEC). En el artículo se expresa preocupación por las “viejas cuentas” en MLC.

También por casos como el del cirujano Ricardo Batista, antiguo “cooperante internacionalista”. El régimen castrista, después de embolsillarse el 85 % poco más o menos de los honorarios abonados por los países extranjeros en los que trabajan esos facultativos, les recarga a estos sus respectivas cuentas en MLC con el 15 % restante. Así lo acredita un flamante “certificado de depósito” que les entregan… pero los médicos nada pueden hacer con el dinero… “por falta de disponibilidad”, según les dicen.

Por su parte, Ernesto Pérez Chang, en estas mismas páginas de CubaNet, argumenta: “La trampa ‘atrapa dólares’ la han extendido y perfeccionado para asegurarse de que todo billete que traspase los límites (…) de la Isla se quede atrapado en el ‘sistema’. Así las tarjetas prepago llegarían para intentar cubrir esos flancos desprotegidos por donde escapaban los dólares frescos para la calle”.

Pero, en definitiva, ¿qué de “nuevo” -si es que algo- podemos encontrar en las flamantes tarjetas prepagadas que ahora han ideado los sesudos del castrocomunismo! Según lo que se ha anunciado hasta el momento, ¿qué diferencias sustanciales presentan ellas con las tarjetas en MLC que podemos calificar de “viejas” por haber estado en uso desde hace años?

Una divergencia no despreciable es que los “nuevos” medios de pago ya no son gratuitos; por el contrario, el régimen ha anunciado una gabela de cuatro dólares por la expedición de cada uno. Creo que no resulta una arbitrariedad afirmar que esta realidad refleja a qué grado de desfachatez ha llegado el régimen castrocomunista. Porque el hecho cierto es que no estamos hablando de tarjetas de crédito, sino de débito: primero hay que depositar las divisas y sólo después se pagan bienes y servicios con cargo a su saldo.

Lo anterior quiere decir que el dinero, para empezar, ¡está ya en las arcas del banco! En cualquier país normal y civilizado, esa realidad aconsejaría que, en vez de cobrar al usuario por la realización de trámites burocráticos, ¡fuese el banco el que pagara intereses a los depositantes! ¡Pero claro que Cuba, tras más de 65 años de castrocomunismo, no merece ser calificada con tales adjetivos, y la ruinosa economía nacional no tiene capacidad para pagar dividendos o intereses!

Una segunda diferencia nada despreciable con las “viejas” cuentas en MLC es que estas podían ser abiertas sin necesidad de pagar un centavo. Se realizaban los trámites oficinescos, se iniciaba la cuenta y se entregaba al interesado la correspondiente tarjeta, y para todo esto no hacía falta desprenderse de un solo dólar o euro. Todos -usuarios y banqueros comunistas- confiaban en que, en algún momento futuro, un pariente o amigo recargase la cuenta desde el exterior. Una vez más, este importante cambio pone de manifiesto hasta qué extremos llega el hambre de divisas de los mayimbes de La Habana.

Es profundísima la crisis terminal en la que los comunistas han metido a la desdichada Cuba; es enorme el grado de postración en que ellos han sumido la economía; son irrisorios los ingresos que pueden percibirse por los poquísimos bienes y servicios que es capaz de exportar este país, que ya no produce ni azúcar. En ese contexto lúgubre, la posibilidad de ingresar 50 dólares por cada nuevo cliente (cifra mínima que se ha anunciado por cada tarjeta), ¡se presenta ante los ojos miopes de los mayimbes como una promesa deslumbrante!

Y otra cosa “nueva” -y esta sí vital- en la actual trapisonda castrocomunista son los dólares (o euros, o la divisa que sea) que habrá que desembolsar para poder comprar los combustibles y los productos que se podrán adquirir con las tarjetas prepagadas en las flamantes “tiendas que se habilitarán en un futuro solo para ellas”. Lo que (de nuevo es razonable suponer) debe implicar un surtido mejor que el de las desabastecidas tiendas actuales en MLC.

Las divisas que hace años o algunos meses desembolsaron los poseedores de las “viejas” tarjetas en MLC ya no cuentan. Como comenta de modo sarcástico el usuario Ángel Baullosa en Facebook: “Ya los MLC no sirven; fueron en alguna ocasión divisas, se pusieron verdes y se lo comieron los chivos”…

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