lunes, 30 de diciembre de 2019

El día que esto se caiga …

Por Javier Prada.

Cuba protesta cubanos protestan Habana
Protesta en La Habana, 13 de septiembre de 2017 

Cuando se derrumbe el comunismo en Cuba habrá una cacería de alimañas para ponerlas a disposición de la Ley; pero antes, a algunas habrá que aplicarles dos o tres rondas de trompadas por pertenecer a una clase de sinvergüenzas que no tiene igual entre tantas -y de tan variado pelaje- al servicio de la dictadura más terrible de América Latina. Ahora mismo me vienen a la mente Rafael Serrano, Randy Alonso, Iroel Sánchez y Edmundo García. No he visto periodistas más prostituidos que éstos que van y vienen entre la pobreza de los cubanos y las fértiles tierras de la pacotilla.

En esos lares, entre vinos selectos y jamones bien curados; entre café fuerte y filete miñón, los compañeros oportunistas defienden la supuesta igualdad y humanidad conquistadas por la revolución cubana, sepultada hace décadas bajo los abusos y la ambición insaciable de la clase gobernante instaurada por Fidel Castro. Son muchos los que alaban el comunismo caribeño lejos del café mezclado con chícharos, de la ruta P9 con gente colgando de las puertas, del racionamiento y la matraca ideológica.

Imagino que así es más sencillo pretenderse fidelista, o leal a la revolución. Lo que no me explico es cómo esa gentuza ha conseguido visa para viajar a Estados Unidos siempre que le venga en gana, y obtenido residencia en esa nación donde habitan, supuestamente, nuestros peores enemigos; esos que, según el propio Serrano afirmó hace poco: “son lo peor de la raza humana”.

Edmundo García, Rafael Serrano, y hasta el nieto favorito de Raúl Castro pueden entrar libremente al “Imperio”; mientras la dictadura regula a periodistas independientes, activistas y opositores, impidiéndoles visitar a sus familiares fuera de Cuba. Con pasmoso descaro Bruno Rodríguez acusa a la administración Trump de violar los derechos civiles de los ciudadanos estadounidenses al no permitirles viajar a la Isla; pero declara no saber nada de esos “regulados” que no han cometido otra falta que oponerse pacíficamente a un modelo político y económico de probada inoperancia.

Gracias a Internet los cubanos se han enterado de que el tal Edmundo no solo vive a sus anchas en Miami, sino que tiene un programa de radio dedicado a defender el castrismo. Tanta permisibilidad, por incomprensible que parezca, resalta la abismal diferencia entre la democracia participativa que impera en Estados Unidos, y la democracia popular que supuestamente existe en Cuba, donde la Seguridad del Estado acosa a ciudadanos por ser “demasiado críticos” hacia el régimen en sus cuentas de Facebook.

En medio del fuego cruzado entre la dictadura y el exilio miamense, el Departamento de Estado presuntamente ha cancelado la visa a Serrano, el más patético de los heraldos del régimen, sin que su condición de tracatán ponzoñoso le haya impedido aplicar para obtenerla. Tiene que ser inmoral el bigotudo para desear poner un pie en ese país que tanto agrede, y al que en cada emisión estelar culpa de cuanto mal ocurre en el mundo.

Un alabardero radical como él no debería, por una cuestión de principios, viajar a Estados Unidos; ni siquiera para ver a su familia que vive feliz en medio de la “gusanera”. Su revolucionaria parentela debería visitarlo en Cuba; pero al parecer no quiere. Ninguno de esos comunistas que reside a 90 millas desea regresar a la Isla. El mismo Edmundo anunció en 2018 su repatriación, y un año después (bastante aguantó, hay que reconocérselo) puso proa de nuevo hacia Miami, para continuar vacilando y envenenando sin presiones, rodeado de bienestar y sobre todo, de libertad.

Es insultante la cantidad de “topos” castristas infiltrados en Miami; así como la fuerza que han ganado en Estados Unidos organizaciones de corte socialista, quién sabe si financiadas desde Cuba, apoyadas por los demócratas que han rodado drástica y acríticamente hacia la izquierda. La castrodictadura parece estar recogiendo los frutos de una estrategia pensada a largo plazo. Hoy cuenta, en el corazón mismo del Norte, con el respaldo de miles que toman las calles para expresar su simpatía hacia este sistema demoledor; sin embargo, en La Habana salen tres mujeres a pedir libertad para los presos políticos y enseguida les echan encima una veintena de oficiales del MININT, mientras la comunidad internacional mira hacia otro lado.

Difícil es aceptar que quienes han desprestigiado a Estados Unidos en cada podio del planeta, puedan entrar y salir a placer de ese imperio tan odiado; pero a la vez tan amado, codiciado y envidiado. El día que esto se caiga, cada cubano con vergüenza hará la última cola de su vida, para arriarle al menos un bofetón a Rafael Serrano y los de su clase.

No tendrán donde esconderse. Los cubanos estamos en todas partes y nos aseguraremos de que les llegue su hora. No solo a ellos, también a cada médico que ha servido de instrumento para los chantajes de la Seguridad del Estado; cada abogado y juez que ha escupido sobre el principio inviolable de la imparcialidad; y cada docente que ha levantado falso testimonio para expulsar injustamente a un colega por su posición política. Que se vayan preparando todos, porque 2020 promete ser un año
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domingo, 29 de diciembre de 2019

Intelectuales franceses y Cuba: una historia de complicidad, desilusión e indiferencia.

Por Jacobo Machover.

Fidel Castro junto al actor Gerard Depardieu y el empresario Gerard Bourgoin (der.) en La Habana en 1996.
Fidel Castro junto al actor Gerard Depardieu y el empresario Gerard Bourgoin (der.) en La Habana en 1996.

En el principio era Gérard Philipe, y el mensajero de la revolución triunfante era Guevara, no el Che, sino Alfredo, el diabólico mentor de Fidel y de Raúl Castro, quien se iba a encargar del mejor instrumento de propaganda de los regímenes comunistas, el cine.

El actor francés, inolvidable intérprete del Cid en teatro, de innumerables papeles de aventurero, fue a Cuba con su esposa Anne después de haber trabajado en México en la que sería su última película, La fiebre sube al Pao, de Luis Buñuel. Se había comprometido a volverse el abanderado del nuevo Gobierno y a ser en la pantalla… Raúl Castro – Fidel iba a tener el rostro de… Marlon Brando.

Las negociaciones entre los enviados de Castro y los productores hollywoodenses fracasaron, y Gérard Philipe tuvo la mala suerte de morir, demasiado joven, a finales de 1959. Los encargados de la propaganda entendieron, sin embargo, que tenían en Francia, cuna de Robespierre, tan admirado por Fidel Castro, y del Terror revolucionario, una tierra de elección.

Allí mandaron a uno de sus principales portavoces, el director del diario Revolución, aquel que había lanzado la « Operación Verdad » para justificar los fusilamientos masivos de supuestos « esbirros » y opositores: el futuro disidente y exiliado Carlos Franqui. Éste llevaba el encargo de convencer al príncipe de los filósofos, Jean-Paul Sartre, y a su compañera Simone de Beauvoir, de ir a Cuba para luego cantar las proezas del Comandante en jefe. Sartre cumplió, con creces. Se pasó un mes en la isla, en febrero y marzo de 1960.

Y luego escribió. Los 16 artículos publicados meses después y reagrupados bajo el título de Huracán sobre el azúcar constituyen una sarta de consignas repetidas hasta la saciedad, de elogios ditirámbicos a Fidel Castro y de consideraciones generales que reflejaban su ignorancia y sus abominaciones racistas contra Fulgencio Batista. Pero está también lo que no dice : las ejecuciones que él y Beauvoir presenciaron, invitados por el Che Guevara. « Nunca es muy linda una ejecución », confiaría Beauvoir en una entrevista. Así cuajaba la complicidad de esos grandes espíritus con la pequeñez de un sistema criminal: con un pacto de silencio. Dejarían de brindar su apoyo al castrismo diez años más tarde, en 1971, junto con otros escritores y artistas del mundo entero, a raíz del « caso Padilla ».

A partir de ese momento, la mayoría de los intelectuales dignos de ese nombre dejaron de brindarle su apoyo incondicional a la revolución, con excepción de un Gabriel García Márquez, un Julio Cortázar, o un Mario Benedetti y unos cuantos poetastros más.

Entonces hubo que ir a buscar, mucho más tarde, a gente de menor calado, allí donde se presentaran, en España con un Willy Toledo, en Estados Unidos con una Katy Perry, una Madonna, o con un Oliver Stone. El cineasta, guionista del Scarface de Brian de Palma, realizó dos documentales con Fidel Castro, Comandante y Looking for Fidel. En este último, su admirado caudillo reanudaba con las prácticas que había implementado con Sartre y varios más: en una « conversación » con los tres jóvenes ejecutados durante la primavera negra de 2003, Castro los obligaba a reconocer la « justicia » de sus condenas a muerte. Stone parecía no haberse dado cuenta siquiera de la monstruosidad de su humillación ante sus cámaras, contraria a todas las leyes internacionales sobre los prisioneros.

Y en la cuna de la ceguera del pensamiento, Francia, ¿qué pasó desde aquellos primeros años de adhesión casi general? Por supuesto, los admiradores de Fidel Castro siguieron proliferando pero a un nivel menor. El caso más sonado es el del actor Gérard Depardieu, íntimo amigo, por otra parte, del gran demócrata Vladimir Putin y compinche de Kim Jong-un y otros de sus semejantes. Hay que señalar, como curiosidad, que Depardieu había firmado, en 1988, la carta redactada por el escritor Reinaldo Arenas y el pintor Jorge Camacho reclamando un plebiscito a favor de la democracia en Cuba. Pero más tarde, intentó hacer negocios (fallidos) en Cuba, buscando petróleo cerca de Guanabo, y posó en fotos, cocinando con su socio dictador. Sin embargo, no habló casi, ni escribió. El actor no tenía, claro está, la capacidad de conceptualización del filósofo precursor.

Depardieu fue, y sigue siendo, objeto de indignación y de burla. Igual que los políticos que han proclamado su simpatía por el Comandante. Entre ellos, hay que citar a la ex primera dama Danielle Mitterrand, la más enamorada, literalmente, de sus admiradoras, al ex ministro de Cultura Jack Lang, guía de Castro, en 1995, en el museo del Louvre frente a la « Mona Lisa », al « insumiso » Jean-Luc Mélenchon, vertiendo lágrimas públicamente el día de su muerte en 2016, a la ex ministra socialista Ségolène Royal, que duda que haya presos políticos en Cuba, y a su ex compañero y ex presidente François Hollande, que recibió a Raúl Castro con todos los honores y le devolvió la visita en 2019.

Pero todos ellos, al igual que la alcaldesa socialista de París Anne Hidalgo, quien ve en el Che Guevara un « héroe romántico », solamente provocan reacciones indignadas o sarcásticas por parte de los filósofos de nuestros tiempos, más cercanos al pensamiento de Albert Camus que al de Jean-Paul Sartre, como Bernard-Henri Lévy, Michel Onfray o Raphaël Enthoven. Todos ellos claman con fuerza que los Castro sólo deben ser considerados como unos tiranos y el Che como un asesino despiadado.

Han acabado por hacernos caso a los que hemos estado mostrando durante décadas los horrores del régimen, a pesar de los obstáculos, y escrito la verdad sobre sobre los mitos revolucionarios. Sin embargo, fuera del intermedio observado con los poetas, periodistas y activistas presos durante la primavera negra, sus tomas de posición no llegan hasta solidarizarse en forma duradera con los disidentes y los exiliados. Después de la complicidad y de la desilusión, prefieren refugiarse en una actitud más cómoda para ellos, que no implica ningún riesgo de equivocarse, como hace 60 años: la indiferencia hacia los cubanos libres, los que luchan por la libertad.
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Los izquierdistas U.S.A.

Por Esteban Fernández.

¿Quiénes son los liberales americanos? El liberal de este país es un ciudadano que está bien económicamente, está aburrido y puede ser un artista o un escritor, o un intelectual, o las tres cosas. Todos tienen un complejo de culpa que los lleva a apoyar causas indefendibles. No solamente se sienten culpables de todo lo que pasa actualmente en el mundo, sino que se sienten herederos y partícipes de todos los latigazos que les dieron a los esclavos negros en este país.

Para impresionar a los ignorantes se disfrazan de “sabihondos”, con barbas y pelo largo, espejuelos montados al aire, y un grueso libro debajo del brazo de SAUL ALINSKY que la mayoría de ellos nunca ha leído.

Hoy en día están más viejos, aunque siguen siendo los mismos. Los Estados Unidos, país al cual trataron de poner de rodillas ante sus enemigos, hoy están, militarmente, más fuertes que nunca, pero estos izquierdistas se mantienen firmes tratando de lograr su destrucción, mientras dedican mucho de su tiempo a adorar los restos podridos de un militante trastocado que se llamó Ernesto “Che” Guevara.

Recuerdo que, durante las décadas del 60, del 70, y del 80, nos hicieron en California la vida imposible a todos los amantes de la democracia y, sobre todo, a los que deseamos la libertad de Cuba.

Los liberales de este país son personas que lanzan duras críticas contra todas las “injusticias” del Universo, especialmente contra cualquier error cometido por Estados Unidos, pero siempre han encontrado una justificación para defender a los dos hijos de… Lina.

En el pasado han atacado con todos los hierros a Pinochet, a Trujillo, a Somoza, al gobierno blanco de Sur África, a Franco y a Batista. Son tan “buenos” que hasta están en contra de ponerse un abrigo proveniente de la piel de un animal.

Al mismo tiempo, desde 1959 hasta la fecha, a los castristas los defienden, los cuidan, los llaman “Comandantes, General, Presidentes”, y han hecho de su defensa un sacerdocio.

Lograron victorias de enormes proporciones, como por ejemplo en Viet Nam, porque es un cuento que los americanos fueron derrotados por las guerrillas vietnamitas, sino por ellos mismos, gracias a los liberales de este país que predicaron la rendición desde el principio hasta el fin.

Es decir, que no sólo han defendido el castrismo sino a cuanta basura oliera a rojo en el mundo. Y nosotros estábamos enfrascados en sobrevivir económicamente en este país, no sabíamos inglés, y los momentos libres los dedicábamos a combatir directamente al régimen castrista. Los izquierdistas barrían el piso con nosotros.

Y ellos actualmente tienen mucho control en el cine, en la televisión, en los periódicos, están colados en todas partes, dominan casi todos los medios de comunicación, menos FOX News, y nos siguen presentando al bien muerto Castro como un verdadero Robin Hood.

Vamos a estar claros en una cosa: Hoy en día SIGUEN AHÍ, siguen vivos, siguen manteniendo las mismas ideas, siguen siendo nuestros enemigos.

Y ahora andan tan eufóricos y envalentonados que se creen que muy pronto Jane Fonda estará manejando un tanque iraní o ruso alrededor del Capitolio y de la Casa Blanca en Washington.

Por lo tanto, mi posición actual -y ojalá sea la suya- es la siguiente: Defiendo todas las causas conservadoras y quiero cooperar a que salgan derrotados los liberales en las elecciones de noviembre de este 2020. Es decir, vamos de nuevo a votar por Donald TRUMP.

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sábado, 28 de diciembre de 2019

viernes, 20 de diciembre de 2019

No hay dólares ni euros en bancos o Cadecas.

Por CubaNet.

Cadecas Cuba

En las últimas semanas se ha vuelto casi imposible obtener en Cuba moneda fuerte legalmente en bancos y casas de cambio del país, asegura una nota de la agencia de noticias Reuters.

Al respecto, “analistas sostienen que la carencia de dólares y euros, entre otras monedas, se debe probablemente al aumento de la demanda a medida que el gobierno avanza para poner fin al sistema de doble moneda” en la Isla.

Así mismo, ninguna de las dos monedas de Cuba, el peso (moneda nacional) o el peso convertible (CUC), equivalente al dólar, son de curso legal fuera de la Cuba, donde todas las instituciones financieras son estatales.

“Ni en los bancos, ni en las Cadecas (casas de cambio), no hay dinero disponible para comprar desde hace varias semanas. Hay que buscar en otro sitio (…)”, aseguró a Reuters un cubano que había caminado media Habana para comprar moneda fuerte.

Junto con la implosión de su aliado Venezuela y un endurecimiento del embargo comercial de Estados Unidos, bajo el presidente Donald Trump, los ingresos en divisas de Cuba han disminuido en los últimos años. A Esto se le suma el aumento de restricciones a viajes desde Estados Unidos, que ha influido en el sector turístico de la isla.

En Cuba circulan dos monedas oficialmente, el peso moneda nacional (MN) y el peso convertible (CUC), vinculado al dólar. “La mayor parte de la economía es estatal y el tipo de cambio oficial para ambas monedas locales es un dólar, o 1 a 1, a pesar de que no tienen valor internacional y no son negociables más allá de las fronteras de Cuba”.

En medio de este panorama, el gobierno cubano intercambia pesos convertibles por pesos a 24 pesos de compra y 25 pesos de venta, como lo ha hecho durante más de una década, sin embargo, también existen tipos de cambio especiales para algunos sectores, por ejemplo, empresas conjuntas, salarios en la zona de desarrollo especial Mariel y transacciones entre agricultores y hoteles.

No obstante, el régimen de la Isla aseguró que eliminará el peso convertible y dejará el peso como la única moneda en el país.

“Ya se está dolarizando la economía, aunque no se diga”, dijo a Reuters el economista cubano Omar Everleny. “Y que el CUC empieza a perder valor (…) es una realidad”, señaló, y agregó que esa moneda también ira desapareciendo paulatinamente.

Sin embargo, aseguró en economista a la agencia de noticias, “ante los temores del impacto social que traerá la unificación monetaria, las autoridades han tomado la opción más lenta y agónica”.

“No están dejando vender divisas, ni dólares, ni euros por el momento hace varias semanas en las Cadecas, porque no hay dinero”, dijo a Reuters Miriam González, de 55 años, cajera de una casa de cambio. “El dinero recaudado en divisas lo están enviando al aeropuerto”, añadió.
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jueves, 19 de diciembre de 2019

Los 6 hombres que el tirano temía.

Por Esteban Fernández.

Le temió hasta a su sombra, pero hoy le dedicaré espacio a los más temidos: Dos enemigos, dos supuestos aliados y dos generales: Los dos enemigos eternos que aterrorizaron al monstruo -desde su juventud- fueron Rolando Masferrer y Eufemio Fernández.

Desde que puso una pata en la Universidad (quizás antes) con solo escuchar sus nombres temblaba. A cada uno de ellos se le acredita haberle dado un sopapo durante la aventura de Cayo Confites. Al final, yo creo que fue Eufemio el que le sonó la buena -y bien dada- cachetada.

Eufemio Fernández fue fusilado injustamente, y  después Masferrer cayó desbaratado tras la explosión de un carro bomba en Florida.

Los dos supuestos aliados que odiaba y temía, y de una u otra forma logró deshacerse de ellos fueron José Antonio Echevarría y Frank País. La valentía y agresividad de ambos ponían en dudas a cada instante su liderazgo en la lucha contra Batista.

Sólo había que conocer un poco el carácter y desmesurado ego del tirano en ciernes para saber lo muchísimo que odiaba a estos dos personajes. Y para mí que estuvo involucrado de alguna forma en sus trágicos finales. Y si no fue así, puedo asegurar que se alegró enormemente de sus muertes dentro del matadero sin salida en que se metieron.

Los dos generales que temía: Uno (Arnaldo Ochoa) que hasta el gato sabe del rencor y la envidia que consumía a la bestia de solo tener que escuchar sus hazañas en África y el respeto que inspiraba en sus tropas.

Y el terror y miedo se lo producía el simple hecho de imaginar que este hombre un día se le revirara al haber sido nombrado jefe de uno de los tres ejércitos de Cuba, que incluye a La Habana. Vaya, Ochoa le producía diarreas a Bola de Churre.

Hasta aquí usted y yo, y todo el que me lee, estará absolutamente de acuerdo conmigo: 1) Masferrer, 2) Eufemio, 3) Frank País, 4) “Manzanita” Echevarría y 5) el general Ochoa, eran los “cocos” del H.P. Pero siéntense que ahora los voy a dejar estupefactos.

Se las voy a poner en China y un 99.9 por ciento de mis lectores discrepará de mí, a pesar de que “de esto yo sí sé”.

Después de muertos estos cinco personajes temidos por la hiena hay un tipejo que a través de 60 años nosotros hemos despreciado, atacado, menospreciado, y hasta la saciedad hemos barrido el piso con él y lo hemos colmado con los peores epítetos desde el mismo enero del 59. Desde la barrabasada de haber siendo nombrado Jefe de la Policía Nacional siendo un forajido.

Para mí siempre fue un tipo vulgar, chusma, un bandido y un marihuanero. Sólo tuve que darle un simple vistazo a través de la pantalla de la televisión para llegar a la conclusión de que se trataba de un mequetrefe medio pelo.

Pero, perdón (no tengo otra palabra para describirlo) EFIGENIO AMEIJEIRAS siempre fue un cojonudo que verdaderamente se batió en todos los frentes -incluido Escambray y Girón- con su tropa de policías enmarihuanados.

Y a los guapos de verdad Fidel Castro los quiso siempre matando gente lejos de él, y a Efigenio siempre intentó mantenerlo a larga distancia, pero el guaricandilla cada vez que le daba la gana se encasquetaba su uniforme de general y subía a la tribuna pública. Y eso no sólo intranquilizaba al tirano, sino que lo aterraba.

Porque -por algún motivo que nunca supe- no lo consideraba de su entera confianza, ni se lanzó a fusilarlo y salió ileso de cuanta encerrona se metió.

Y yo, estudioso de este tema, no le conozco hijodeputadas y quizás eso le trajo la falta de confianza del tirano.

Pero, como este escrito no es para defender a “Tomeguín” Ameijeiras sino para indicar simplemente  que la bestia de Marcané le temía -repito, sin yo saber exactamente la razón- les pido que me indiquen sus “cacas” porque a mí me gustaría brindarle una página completa de la Historia dedicada a los grandes culpables de nuestra tragedia.

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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Efigenio Ameijeiras, un hombre del ambiente marginal  habanero,  al igual que Juan Almeida Bosque,  en los años 40 y principios de la década de los 50  del pasado siglo XX,   fue uno de los hombres más valiente  del Ejército Rebelde en  la Sierra Maestra, al igual que lo fue su hermano ¨Machaco¨ en la lucha clandestina  en la ciudad de La Habana en contra del gobierno presidido por Fulgencio Batista.

Juan Juan escribe sobre Efigenio: ¨ Por su actuación en Girón¨. No se si estaré equivocado pero Efigenio no estuvo en Girón. El batallón de la Policía Nacional Revolucionaria en los combates de Bahía de Cochinos entre el  17 y 19 de abril de 1961  estuvo al mando del Teniente Luis Carbó (muerto en uno de los combate) y el hoy General de División (R)  Samuel Rodiles Planas. Dicho batallón fue diezmado en los combate debido al arrojo y valentía desplegados por ambas  partes contendientes. ¿Juan Juan no sabrá eso? Sería bueno  que le preguntara  en el Sur de la Florida a  Agustín Marquetti,  entonces policía y posteriormente un  destacado pelotero, pues  marquetti fue uno de esos policías que combatió en Bahía de Cochinos.

Creo recordar que en el manipulado Tribunal de Honor en contra del General de División y Héroe de la República de Cuba Arnaldo Ochoa Sánchez, Efigenio  intentó aliviar, en cierta manera, la situación de Ochoa, No se si habrá sido verdad que sólo la  intercesión de Ameijeiras  impidió que en 1959 no corriera la sangre  entre los Ochoa y Julio Casas Regueiros  un individuo sin méritos de guerra pues  Julio Casas Regueiros en el mismo año 1959 se había casado con una hermana muy joven de los Ochoa, creo que era la única hermana que tenían, y a menos de un mes de casados, Julio la abandonó. Los Ochoa querían matar a Julio Casas Regueiros por esa burla y, según me han dicho, sólo la intercesión del Comandante Efigenio Amejeiras impidió que eso sucediera. La PERVERSIDAD de los Castro situó a Julio Casas Regueiro  como Presidente del Tribunal de Honor pues conocían la mala relación entre  Julio Casas Regueiros (adicto a ver ¨cuadros¨de lesbianas) y Arnaldo Ochoa Sánchez.
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Los peligros y las tentaciones.

Por Luis Cino.


Algunos intelectuales de izquierda,  por nostalgia, por la inercia de la costumbre,  por capricho  o simple estupidez, no conciben dejar de ser solidarios con lo que todavía llaman “la Revolución cubana”. Piensan que reconocer que fracasó,  darle la espalda, romper con ella, sería darle la razón a la derecha, traicionarse a sí mismos, renegar de sus ideales, quedarse sin alternativas, perder su razón de ser.

Se niegan a admitir que es una dictadura obsoleta, que ha retrotraído al país a niveles de subsistencia, que viola los derechos humanos y bloquea libertades a su pueblo.

Se niegan a escuchar las  críticas al régimen castrista  y viajan periódicamente a Cuba para renovar su fe.  Pero ya en La Habana se dan de narices con el desgaste, los retrocesos y fracasos de “la Revolución”.

Cuando buscan al hombre nuevo, que se supone que en 60 años ya vaya  por la tercera generación, tropiezan con jineteras y jóvenes cínicos, ambiguos y descreídos, aturdidos por el alcohol y el estruendo del reguetón,  que prefieren llevar en la camiseta la bandera norteamericana antes que el rostro de Che Guevara, y cuya principal aspiración es largarse de su país, sin importarles cómo ni adónde.

Entonces, esos intelectuales solidarios, preocupados,  alertan  sobre los peligros del turismo, la doble economía, el acceso jerarquizado y desigual al consumo y “la  penetración de valores burgueses  a contrapelo de la Revolución”.

Se inquietan cuando escuchan a los cubanos de a pie, insatisfechos, clamar por los cambios. Les advierten que deben ser pacientes,  confiar en sus líderes que buscan el perfeccionamiento del socialismo, para que puedan conservar “los logros de la Revolución”. Y conformarse con la salud y la educación gratuita, no importa si es cada vez de peor calidad, porque -no se cansan de recordarnos- Cuba es un país pequeño, pobre y “bloqueado” por los Estados Unidos.

Intentan saber qué le falta al socialismo cubano, y les parece intuir, espantados, cuando les hablan de libertades económicas,  que les hablan del capitalismo. Si no quieren oír de eso, en vez de indagar con los campesinos, los dueños de puestos de viandas, los vendedores callejeros a los que les decomisan las mercancías y les imponen multas de mil pesos, es mejor que sus interlocutores  sean  los militares -gerentes del Grupo de Administración Empresarial SA. (GAESA)- que facturan más de mil millones de dólares anuales.

Los solidarios se escandalizan por los desplantes de nuevos ricos –no los lujos y privilegios  de la elite gobernante y sus parientes, que de eso no se enteran, no se quieren enterar- y se quedan anonadados ante el afán consumista de los cubanos.

No pueden entender que luego de décadas de carencias, muchos cubanos idealizan la sociedad de consumo y aspiran, sin ninguna posibilidad razonable de conseguirlo,  a los niveles de vida del Primer Mundo.

Y me explico el desconcierto de los solidarios, porque es un muy curioso modo de consumismo el de los cubanos: el culto a la pacotilla, las cadenas de oro de los reguetoneros, la ropa de pésimo gusto,  acaparar  lo que mañana puede escasear, revender comida y baratijas en el mercado negro, y afanarse por tener el último modelo de celular para tenerlo sin saldo la mayor parte del tiempo, hasta que un pariente de Miami te ponga una recarga.

Las tres décadas de penitencia purificadora que siguieron al derrumbe del imperio soviético no han conseguido, como suponen tantos intelectuales de la izquierda, hacer florecer la virtud en medio de la miseria. En lugar de ella, aumentaron los corruptos, los ladrones y las putas.

Y para horror de los solidarios, parecen plagas bíblicas los males que azotan al reino  verde olivo. La población envejece y la natalidad decrece. El marabú invadió los campos. Los suelos, erosionados, se hicieron más salinos. Mermó el caudal de los ríos y los manantiales. Con la agricultura y la ganadería arruinada, hay que comprar, pagando al contado, la comida al “enemigo imperialista”. Las fumigaciones contra los mosquitos casi acabaron con las mariposas, los cocuyos y las abejas. Nos quedamos sin flota de pesca y las clarias devoraron los peces en los ríos. Nos invadió el caracol gigante africano. El dengue se hizo endémico y volvió la fiebre amarilla.  Faltó poco para que nos quedáramos sin árboles ni palmas de tanto talar, en los 60, para sembrar caña, la Brigada Che Guevara, y luego nosotros, los de a pie,  después del Periodo Especial, para construir bajareques y cocinar con leña.

Si  otro mundo mejor es posible, no se debe parecer mucho a Cuba. Pero los camaradas solidarios, que tanto sufren en sus viajes por el mundo, quieren creer que sí.

Sólo un intelectual de la izquierda es capaz de valorar la suerte que tenemos los cubanos. Por eso, antes de montar en sus aviones y regresar a sus países, nos advierten de los peligros y las tentaciones que nos acechan, y nos piden que resistamos.
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lunes, 16 de diciembre de 2019

La chivatería, pilar fundamental del socialismo cubano.

Por Jorge Olivera Castillo.

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Cubanos festejando el día de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).

La delación (chivatería) sigue siendo un episodio triste en el contexto social cubano.

Lo he podido corroborar una vez más en los constantes asedios que hemos soportado mi esposa, Nancy Alfaya y yo, desde agosto hasta el pasado 10 de diciembre, por parte de la policía política y su recua de solícitos colaboradores que no pierden tiempo en recoger información para comunicárselas a los oficiales que “nos atienden”.

Todo comenzó desde que llegaron los barbudos al poder con Fidel Castro, empeñados en convertir a la Isla en su hacienda privada.

Como señala la historia, lograron su propósito, y no solo eso, sino que aun Cuba permanece secuestrada por una casta de burócratas y militares, a poco más de 3 años de su muerte.

De no ser por el encadenamiento de una extensa de red de chivatos, a lo largo y ancho de la Isla, desde la creación de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), a principios de la década del 60 de la pasada centuria, el modelo de reminiscencias estalinistas, implantado por quienes se presentaron como nuestros salvadores, no hubiese prevalecido hasta hoy día.

La única diferencia entre las huestes de soplones de aquella época y las que existen hoy día, es que antes el servicio era por convicción y ahora se ejecuta tras una mezcla de amenazas y chantajes.

El soplón acepta su rol, después de que un interrogador de la policía le expone una serie de acciones cometidas al margen de la ley. Y es que, en Cuba, salvo muy contadas excepciones, la sobrevivencia, depende de las incursiones en el mercado negro o de algún proceder que se sale del marco legal establecido bajo la sombra del partido único. En términos relativos, pocos llegan a escabullirse de esta especie de camisas de fuerzas que condicionan la disponibilidad de contribuir a agriarle la vida a cualquiera con la promesa de recibir un perdón por las faltas cometidas.

Por tanto, lejos de desaparecer, la chivatería mantiene su vigencia y la capacidad de conservar los márgenes de desconfianza en los vecindarios, centros de trabajo e incluso núcleos familiares. Realidad que da pie a los acomodos con el estatus quo para evitar cualquier percance. No siempre los delatores son detectados y un desliz, bien un comentario o una confidencia, pueden resultar catastróficos.

Algunos no se esconden en su labor de vigilancia, como sucede en la cuadra donde vivimos. Otros usan la fachada de una falsa amistad para sacar información.

Como reza el refrán, “estamos rodeados y no solo de agua”.

Alguien nos vigila, apostado tras las rejillas de una ventana o desde algún sitio que no logramos advertir.

No es paranoia, es simplemente una versión caribeña y en tiempo real, de la distopía descrita por George Orwell, en su libro, 1984.

Entrometerse en la vida del otro ha sido una constante en las más de seis décadas de revolución socialista. El chisme y la calumnia son frutos de ese entorno marcado por la falta de ética y de principios morales.

El vigilante de hoy puede ser el vigilado de mañana, lo cual implica que las dudas pueden llegar a convertirse en bastiones infranqueables que impidan el fluir de una verdadera amistad.

La pasividad del cubano promedio ante un escenario abonado para las protestas antigubernamentales, tiene sus razones y una de ellas radica en la creación y permanencia de un estado policial, en el que la condición de ciudadano es pura ficción.

Somos reos de una circunstancia hostil y no menos extravagante, donde la privacidad y la protección legal frente a los abusos de poder, no existen.

La acusación de que quienes viven en la Isla, ven policías y chivatos hasta en la sombra, es desacertada.

Estar bajo el escrutinio de un supuesto amigo, el inquilino colindante o un pariente cercano es algo perfectamente posible dentro de las fronteras de una dictadura que se resiste a un cambio de perspectivas.
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sábado, 14 de diciembre de 2019

La violadora eres tú.

Por Zoé Valdés.

La violadora eres tú, y lo sabes. Al menos lo saben las ideólogas de un nuevo feminismo que, más que referirse a las libertades de las mujeres, las enredan y limitan, enviándolas a la arenga fácil, a las calles a payasear y a perpetrar círculos de terror en contra de todo lo que tenga que ver con lo masculino. Salvo cuando lo masculino las atañe y aglutina. Porque estas nuevas feministas dejaron de ser mujerangas (como se les llama despectivamente en los países machistas-leninistas) para meterse a mujerongas. A empoderadas no de lo femenino, sino de lo masculino. Su solapada aunque máxima aspiración –no nos engañemos– es la hombría. "El hombre soy yo", pareciera que gritan a pecho peludo. O sea, que revisa primero tu hombrismo antes que tu hembrismo.

Estamos frente a un nuevo feminismo de la envidia al hombre, del irrespeto, que obedece a un sistema fracasado y lleva la ideología comunista como estandarte preponderante de la abulia. Impone los patrones marxistas de deterioro de la familia y de la humanidad civilizada y próspera.

Indaguen en la vida de Karl Marx, un auténtico desastre. Hijos abandonados y muertos de frío en los más duros de los inviernos, porque al señor filósofo del progrerío no le daba la gana de ocuparse de ellos como habría hecho un verdadero padre de familia. Un vago insensato y manipulador. ¿Por qué las nuevas feministas no queman sus libros como hace poco quemaron libros en hogueras públicas en Chile? Ah, no, faltaría más, por favor, que nadie toque al ídolo de masas (nunca mejor dicho).

Entonces, reitero: la violadora eres tú porque atacas espacios públicos con tu encuerismo y tu cursilería. Con ese lenguaje corporal que te delata como una pobre ignorante, maciza obediente de consignas, dependiente e indigna de los valores más elementales, los de la cordura. No sabes de música ni de baile, pero te mueves así, con gestos marciales bajo un ruido pegadizo del que se hace eco muy pronto La Caja Tonta Que Eructa (la tele), y el resto de esa prensa que estudió periodismo sólo para tener un diploma y no para ejercer como eco de la verdad, enfrentada a la falacia. Repito: lo que estás vendiendo son marchas insípidas e himnos marciales, politiquería baratucha, ideología de medio pelo.

Alguien en las redes sociales lo ha comparado con los mismos bailoteos machistas de los islamistas y de sectas macharrandangas que tú, por cierto, jamás has denunciado. No, tú has preferido igualarte a ellos, igualarte a los que de verdad torturan y asesinan a mujeres indefensas, en Irán y en los países regidos por la Sharia, y de los que eres cómplice con tu silencio islamo-marxista.

La violadora eres tú, sí, de mis derechos de mujer y de feminista, que siempre lo he sido, y mi obra y mis acciones lo prueban, lo han probado durante toda mi vida. Violadora de la verdad. Porque invariablemente hemos deseado que la igualdad entre los sexos –caso de que fuese posible algún día– se asemeje lo más posible a la belleza, a un cierto nivel de cultura, a la sabiduría y a la idea más completa de la paz. Para que tú te aparezcas ahora con tu himno reguetonero de reciente oportunismo, y de a tres por quilo, a imponer que no le hagamos la cena a nuestros maridos, o al hombre al que cada cual decida hacerle la cena, si le sale de sus entrañas.

La violadora eres tú, y lo sabes. Cuando humillas a un hombre que se ha levantado para darte el asiento en el metro y con un gesto autoritario lo mandas a sentar de nuevo sin dar ni siquiera las gracias con amabilidad, cuando toqueteas a otro públicamente en sus partes, cuando provocas con discursos politiqueros y mercachifles en plazas y conventos ideológicos de la izquierda; en lugar de sentarte a escribir seriamente tus opiniones e ideas, como han hecho con anterioridad Camille Paglia y tantas otras feministas reconocidas.

Vuelvo a aconsejarte: revísate, porque estás dando lugar al más vulgar de los odios, al más extremo de los desprecios; debido a tu irresponsable comportamiento querrán meternos a todas en un cartucho. Un cartucho del que numerosas mujeres hemos salido hace mucho tiempo, liberándonos mediante nuestro esfuerzo, que no poco ha costado; y que tú con tu cantico de pacotilla y tus taconeos y machacaditas majaderas en el pavimento estás degradando y pisoteando.

La violadora eres tú, apréndetelo de memoria, repítelo como un mantra, y no trates de imitar. Que imitar nunca se le ha dado bien a nadie, como no sea a los mediocres.
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jueves, 12 de diciembre de 2019

"Otaola, ven pa’La Habana, a fajarte aquí."

Por Iván García.

"Otaola, ven pa'La Habana, a fajarte aquí"

Si Rosa Marta y su hermana Julia, 78 y 82 años, el próximo mes de enero dejan de recibir los 300 dólares que mensualmente les envían sus hijos, no podrán pagarle a la enfermera que las cuida, ni a una señora que les cocina y limpia su espacioso apartamento del Vedado, en La Habana. Ni pagar cinco pesos convertibles a un vecino del barrio que todos los meses las lleva en su automóvil a la consulta de nefrología.

Si sus hijos deciden apoyar la campaña de cero remesas a Cuba en enero, que está siendo promovida en Miami por el youtuber Alex Otaola, a Rosa Marta y Julia, el mercado de Tercera y 70 en Miramar no les entregaría en su domicilio la factura mensual de pollo, carne de res, aceite y artículos de aseo. En el agromercado no podrían adquirir carne de cerdo, viandas, frutas y vegetales y tendrían que prescindir del pescado fresco que les consigue un vendedor ilegal.

Si no reciben los medicamentos que sus hijos les compran en una farmacia de Miami y a través de una agencia o una ‘mula’ mensualmente reciben en su casa, antes de que termine el año 2020, las dos hermanas, con padecimientos renales crónicos, pueden morir. “Si con esa campaña las cosas cambiaran en Cuba, mi hermana Julia y estamos dispuestas a no recibir un centavo más de nuestras familias, que no nos recarguen el celular y no nos manden medicinas. Si con la muerte de unos cuantos viejos como mi hermana y yo el país va a cambiar, manos a la obra. Ese Otaola parece que no sabe, o se hace el que no sabe, que un montón de cubanos vamos a pasar hambre y nuestra salud empeorará. Pero el gobierno seguirá ahí, intacto”, dice Rosa Marta.

En Miami, los medios independientes y las redes sociales han calentado el debate con la campaña Parón de Enero, lanzada por Alex Otaola, controvertido personaje que por un momento dejó de atacar a artistas y músicos de la Isla que viajan a la Florida, para inmiscuirse en un asunto económico y político, muy sensible y polémico como es el envío de dinero y cosas por parte de los cubanos residentes en Estados Unidos a sus familiares en Cuba.

La controversia entre los cubanos del exilio va de un extremo a otro. Aurelio, residente en Hialeah, por WhatsApp afirma “que llueva, truene o relampagueé, le seguiré girando dinero a mis dos hijos en Cuba, recargando sus móviles y enviándoles paquetes con medicinas, ropa y calzado”. Saray, por su parte, opina que “basta ya que la dictadura se siga aprovechando del sudor y el trabajo de los emigrados cubanos. No cuentan con nosotros para nada. No podemos votar ni cambiar la situación. Cero dólar pa’l régimen”, expresa a modo de consigna.

Otaola cree que si se cortan los viajes de cubanoamericanos a Cuba, no se recargan los móviles ni las cuentas de internet, no se gira dinero ni se envían paquetes con medicamentos, ropa y alimentos, el régimen se va a debilitar, cambiar o caerse. La propuesta en el diario independiente 14ymedio del emigrado Andrés Rodríguez-Ojea, parece más sensata: “¿No sería más efectivo si todos los cubanos en el exterior viajamos juntos a la Isla y nos sumamos a nuestros compatriotas de adentro y unidos todos exigimos pacíficamente esos cambios que tanto anhelamos?”.

Si damos crédito a cifras de 2012, las últimas disponibles, Cuba tiene alrededor de 11 millones de habitantes y se calcula que dos millones y medio residen fuera del territorio nacional. Aproximadamente un millón y medio vive en Estados Unidos y cerca de 120 mil en España. El resto, más de 800 mil cubanos, se encuentran diseminados por todo el planeta: desde Canadá y México hasta Australia y Nueva Zelanda, pasando por Europa, Asia, África, América del Sur, América Central y el Caribe. Puede que aquéllos que por Facebook y You Tube sigan el rifirrafe habitual en la comunidad cubana de Miami y algunos decidan sumarse a la campaña cero remesas. Serían los menos: en otras latitudes, sobre todo las más alejadas geográficamente, la situación de Cuba se analiza con más serenidad.

En el artículo Boicot a las remesas, sí o no, publicado en Diario de Cuba, hay comentarios a favor o en contra, como el de este lector que firmó con un seudónimo: «El parón de enero de Otaola se traduce en la historia como un pellizco de la misma vieja política caducada e inefectiva que viene usando el gobierno americano hacia Cuba por más de 60 años, donde el único que sufre las consecuencias es el cubano de a pie».

Precisamente cubanos de a pie consultados por Diario Las Américas y donde se incluyó a los que no reciben remesas, piensan que esa “campaña de Otaola no tiene sentido”. Diego, economista, saca cuentas: “Seis mil millones de dólares al año en dinero efectivo y materiales. Es decir casi 500 millones de dólares al mes. El régimen puede que se lo sienta. Pero ninguno de ellos va dejar de almorzar y comer ni de moverse en auto. Esa campaña le serviría de pie forzado para victimizarse aún más. Cuando se propague la hambruna, culparán al exilio de Miami. Se lavarán las manos como Poncio Pilatos. Y en tribunas internacionales dirán que están sometidos a una campaña fascista”.

Un segmento amplio de los que reciben remesas en Cuba se oponen al gobierno, aunque no de manera abierta. El miedo los supera. A Jesús, ingeniero, le “molesta esa guerra digital de baja de intensidad que pretende manipular a los cubanos, para que se tiren a la calle. El pueblo no es el enemigo. Si consideran que esto es una dictadura, algo que yo creo, que intervengan militarmente en Cuba o habiliten un ejército de drones armados con misiles y que se los disparen a los gobernantes. Es de hipócritas y cobardes no coger el toro por los cuernos. Si quieren guerra, háganla. Pero no pongan de escudo a los cubanos de a pie, quienes todos los días viven un drama diferente”.

Pascual, ex boxeador de 95 kg, recuerda que cuando tenía que pelear con Teófilo Stevenson (1952-2012), triple campeón olímpico, considerado el mejor peso completo del boxeo amateur, las piernas le temblaban. «El preparador me daba galletas y me gritaba que no fuera pendejo, que me fajara. Pero cuando le hacía caso y le presentaba pelea a Stevenson, me noqueaba. Un día me quité los guantes y le dije al entrenador ‘Sube tú que yo me voy pa’mi casa’. No puedes enfrentar a fuerzas que te superan. En Cuba nadie tiene vocación de mártir. Ahora es parecido. Otaola, ven pa’La Habana, a fajarte aquí”.

Según los expertos, el envío de remesas de dólares a la Isla se ha convertido en la segunda economía del país, detrás de la exportación de servicios médicos. Aunque el régimen no ofrece estadísticas, varios economistas aseguran que entre 3 mil y 3,600 millones de dólares anuales entran a Cuba por ese concepto. El mayor porcenaje de ese dinero lo recaudan empresas militares del emporio GAESA en su cadena de mercados, tiendas, centros recreativos y gasolineras.

En los últimos doce años, GAESA ha invertido alrededor de 19 mil millones de dólares en la construcción de hoteles de cinco estrellas. Y próximamente pretende invertir cientos de millones en campos de golf y apartamentos de lujo para turistas con alto poder adquisitivo. Gran parte de ese dinero lo recibe GAESA a través de las remesas.

¿Cómo impedir que el régimen siga obteniendo miles de millones dólares y otras divisas que luego no invierten en la población? Existen dos opciones: o no girarle dinero a las familias en Cuba o una intervención militar.

El gobierno de Estados Unidos ha declarado que no está entre sus planes una guerra contra la autocracia castrista. Sus métodos para enfrentarla se limitan a las sanciones económicas.

Alex Otaola ha optafo por una vuelta de tuerca más profunda. Asfixiar a los parientes pobres en Cuba para que la dictadura no recaude ni un solo dólar. Desde Miami, por You Tube, es muy fácil hacer la guerra.
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Oliver Stone defiende a Castro, Maduro y Ortega: Son “gente buena”.

Por Agencias.

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El director estadounidense Oliver Stone aseguró este miércoles en Buenos Aires que los dictadores Nicolás Maduro, Daniel Ortega y Raúl Castro son “gente buena que ha sido demonizada por los medios occidentales”.

“Es hipocresía, siempre me ha molestado esto, actuar como si fuésemos superiores a los demás”, manifestó Stone en un acto en el que la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET) le entregó el doctorado “honoris causa” por su trayectoria como director, productor y guionista.

El ganador de dos Oscar a la mejor dirección por “Platoon” y “Nacido el 4 de julio” acudió el martes a la Plaza de Mayo de Buenos Aires, donde tuvo lugar la celebración tras la asunción del nuevo presidente de Argentina, el peronista Alberto Fernández.

Stone remarcó su conexión con la región latinoamericana y recordó su visita al fallecido Fidel Castro en 1986, cuando también visitó Colombia y otros países caribeños.

“Yo estoy dividido entre norte y sur, vengo del norte pero siempre vuelvo al sur y me involucro”, afirmó el estadounidense.

Sobre su carrera cinematográfica, sostuvo que siempre se ha considerado director y guionista, aunque la escritura haga que disponga de menos tiempo, y expresó que a medida que pasa el tiempo le interesan más los documentales.

“Todo lo que escucho y aprendo quiero ponerlo, ya sea en papel o en película, para que todos aprendamos”, dijo Stone.

Cecilia Cross, nueva rectora de la UMET, manifestó su satisfacción por investir con el doctorado “honoris causa” a Stone, a quien calificó como un director comprometido “con su tiempo”, comprometido con las ideas que muchos de ellos comparten y con el “avance y progreso de los derechos”.

Esta distinción fue previamente entregada por la universidad a los expresidentes Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Evo Morales (Bolivia), José Mujica (Uruguay) y al líder del partido español Podemos, Pablo Iglesias, entre otras personalidades.
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El régimen se alarma: teme el caos tras la desaparición del CUC.

Por Ernesto Pérez Chang.

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Uno de los miedos que al parecer teme enfrentar el gobierno cubano si decretara de súbito la eliminación del peso cubano convertible (CUC) es el descontento popular debido al impacto psicológico que provocarían las cifras altísimas de los precios al ser traducidos a pesos cubanos no respaldados en divisas o CUP.

Hay demasiadas insatisfacciones acumuladas para sumar una más a la actual situación política que pudiera tornase peligrosa, de modo que el temor es más que una suposición.

La prueba es que ya ha ido ensayando con algunas variantes desde hace algún tiempo como esa de obligar a determinados establecimientos estatales a aceptar el CUP, incluso a homologar los precios de los productos en exhibición, o la más reciente de procurar, en un par de comercios de la capital, los vueltos de los pagos en CUC en “moneda nacional”, que es como llamamos al peso de toda la vida para diferenciarlo de esa otra moneda, también “nacional”, pero que ni siquiera los bancos consideran como tal. Tengamos en cuenta que hoy cualquier transacción en ventanilla con CUC debe hacerse en aquellas habilitadas para “monedas extranjeras”, una de las tantas “curiosidades” de la economía cubana.

Pero la presencia de ese CUC del que hoy todos nos deshacemos, al menos ha servido para disimular un tanto el desequilibrio más que dramático entre salarios estatales y precios de productos y servicios, aun cuando buena parte de Cuba no puede acceder a estos a no ser para adquirir cosas esenciales (ni siquiera básicas), aunque bajo enormes sacrificios en la economía personal.

Todavía con el CUC en circulación algunas personas pueden pensar “esto o aquello me costó un pesito”, cuando en realidad están hablando de 25 pesos cubanos, es decir, mucho más de lo que ganaría como salario en una jornada laboral de ocho horas, que a veces se extiende a dos o tres más por esas “dificultades” de la vida diaria en el socialismo que ya conocemos: transporte pésimo, cortes de electricidad, guardias obreras e incluso extremismos de los jefes que de vez en cuanto gustan de “medir” el “compromiso ideológico” de los trabajadores, pero eso es otro tema.

Lo cierto es que al desaparecer el CUC se van con él, al menos, las fantasías de, primero, creer que tenemos dinero en el bolsillo cuando jamás pasó de ser un bono y, segundo, el espejismo de que las cosas no están mucho más caras que “afuera” donde más o menos cuestan lo mismo.

Quizás por eso aún nadie se decide por declarar una fecha límite, pero ya es más evidente que tienen pensado hacerlo de un momento a otro, aunque evitando ser demasiado aguafiestas dejarán pasar las celebraciones de fin de año para, en las primeras semanas del 2020, anunciar el ultimátum al CUC que, sin dudas, tendrá que llegar acompañado de otras medidas relacionadas con los salarios al sector no presupuestado que ayuden a minimizar los efectos psicológicos del “día posterior”.

Algunas fuentes consultadas de manera anónima, relacionadas directamente con el proceso de implementación de los llamados “Lineamientos económicos”, confirman que ya se encuentra todo listo para la definitiva salida de circulación del CUC en el primer semestre del año venidero y que, acompañando este proceso, llegarán nuevas reformas salariales, como resultado de estudios que establecen la necesidad de fijar el salario mínimo mensual por encima de los mil 500 pesos cubanos (menos de 60 dólares estadounidenses de acuerdo con el cambio actual en la calle) así como un tope máximo de 10 mil (por debajo de los 400 USD) para las empresas estatales que han adoptado la forma de “pago por resultados”.

Tal medida, de acuerdo con las fuentes consultadas, probablemente repercuta además en la elevación de las pensiones en cerca del 50 por ciento o un poco más del valor actual, también incluiría la eliminación de otras formas de pago asociadas a los salarios estatales como esas que consideran las condiciones anormales en el desempeño de las labores o el pago extra de estipendios diarios -como los del almuerzo-, o anuales -para la adquisición de vestuario, por ejemplo-, cuestiones que estarían integradas en ese incremento salarial que, supuestamente, perseguiría elevar el poder adquisitivo de los trabajadores estatales del sector no presupuestado, quienes quedaron fuera de la reforma más reciente del 2019, a pesar de estar ligados directamente a la producción, la venta y exportación de bienes y servicios. Otra curiosidad más de la economía de Cuba.

Sin embargo, igual que ha sucedido con el CUC cuyo “deceso” se ha venido anunciando desde hace más de un quinquenio, no solo ha quedado toda esa información sobre los “cambios futuros” para conocimiento de unos pocos sino que ni siquiera se habla de fechas, sino de “intenciones para 2020” que, sin dudas, será uno de los años más difíciles para el régimen de La Habana con la lluvia de medidas en su contra por parte del gobierno de los Estados Unidos, así con el debilitamiento y desaparición de los principales aliados en la región, como son los casos de Venezuela, Bolivia, Brasil y Ecuador.

El trauma masivo que provocará la desaparición del CUC cuando las personas deban darse de frente con la cruda verdad de lo que en realidad reciben como salario (incluso como remesas en aquellos casos en que no son regulares ni estables en su valor), así como las empresas estatales descubran en números reales su indiscutible ineficiencia, es bien previsible y el gobierno cubano deberá resolver lo más pronto posible cómo habrá de controlar la situación ya no para evitar el caos sino para que no se acerque demasiado rápido a sus niveles críticos.

Algunos entre los pocos que han alcanzado a conocer los planes de reforma salarial y de pensiones para 2020 se muestran entusiasmados, igual que lo hicieron en su momento cuando por vez primera se habló oficialmente de eliminar la dualidad monetaria y cambiaria pero ahora la felicidad va mezclada con esa dosis de frustración que les ha impregnado una espera tan prolongada.

A otros, probablemente la mayoría, pienso en algunos economistas de prestigio dentro del ámbito académico cubano, les preocupa de dónde saldrá el dinero necesario para sostener tales reformas, más cuando las principales figuras del gobierno han reconocido públicamente que Cuba atraviesa por una crisis de liquidez, han disminuido los contratos para la exportación de servicios médicos, la temporada alta del turismo va camino al abismo y no se alcanzan los niveles de producción y exportación necesarios para que se eleve la curva de ingresos por sobre la de gastos.

Sin dudas, uno de los más complicados acertijos con los que habrá de comenzar el año nuevo si en verdad llegara a cumplirse lo que tanto se ha dicho al menos para ese exclusivo grupo de “informados” o “privilegiados de la información”.

Unos planes a futuro inmediato que serían magnífica noticia para quienes piensan que una subida de salario en una moneda sin respaldo real es la mejor solución para la vida de penurias que enfrenta cualquier cubano o cubana que vive exclusivamente de sus ingresos como trabajador estatal pero que en realidad pudiera ser el preámbulo de otra (u otras) crisis de la que -tal como sucede hoy con el CUC- habremos de lamentarnos dentro de cinco o diez años, si es que el régimen sobrevive a tal nivel de descontento popular.
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miércoles, 11 de diciembre de 2019

Félix Luis Viera cuenta cómo fue la vida en la Cuba de los 60.

Por Luis Cino.

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Félix Luis Viera.

Si un escritor ha logrado reflejar fielmente cómo fue la vida en la Cuba de los años 60, ese es Félix Luis Viera, en sus novelas “Un ciervo herido”, “El corazón del rey” y “Un loco sí puede”.

No es la épica miliciana de Eduardo Heras León, Norberto Fuentes o Jesús Díaz en sus primeros relatos, ni lo que escribió Manuel Cofiño dentro de los cánones del realismo socialista. No es el tiempo idílico del entusiasmo revolucionario  que se empeñan todavía en pintar los adoradores del castrismo, ni  el edén perdido que añoran los nostálgicos que pretenden olvidar lo malo y recordar solo las novias, las fiestas de los sábados y las canciones ingenuas y empalagosamente  romanticonas  de Nocturno  que sustituyeron a las de los Beatles que les impedían  escuchar.

La época  que muestra Viera es la que sufrimos todos los cubanos que la vivimos. De un bando o del otro, porque a la postre, de una u otra forma,  también los victimarios resultaron víctimas del monstruo que ayudaron a crear.

Un tiempo que se inició con  las turbas que  gritaban “paredón” y “Fidel, seguro, al yanqui dale duro” y arrollaban en las congas, coreando, sin puñetera idea de qué era el marxismo, “somos comunistas, palante y palante…”

Mientras nos  convertían en rebaño domeñado, se repletaban las cárceles y se vaciaban, como por arte de magia, lo mismo las iglesias que las vidrieras de las tiendas y los estantes de las bodegas que las filas de nuestros parientes, vecinos  y amigos, que se iban al exilio. Y había que olvidarlos, multiplicarlos por cero, peor que si estuviesen muertos.  Ni pensar en escribirles cartas, porque  “eran gusanos que habían traicionado a la revolución”, y relacionarse con ellos significaba hacerse “cómplices de su traición” y eso podía costarte que te excomulgaran y nunca más pudieras levantar cabeza en “la sociedad socialista que se estaba construyendo”.

Y se iba a saber si te carteabas con los que se fueron, porque aquel tiempo fue la apoteosis de la chivatería. Se iba a saber eso, y también con quienes te relacionabas y qué hacías, a qué te dedicabas,  porque los Comités de Defensa de la Revolución, como si no bastaran el DTI, la PNR y la Seguridad del Estado,  te vigilaban a toda hora. Velaban quienes visitaban tu casa y qué aspecto tenían,  si entrabas o sacabas paquetes, cómo te vestías,  si llevabas un tren de vida que tu salario no te permitía costear, si en una fiesta ponías música yanqui, si  un pitido denunciaba que escuchabas La Voz de América…

Un tiempo de zozobras, en que te veías obligado a fingir y disimular, porque te podían acusar de  aburguesado, desafecto, vago,  de ser “poco combativo”, de tener problemas ideológicos, de “maricón”,  de cualquier cosa que se les antojara.

Por ser homosexuales, religiosos, melenudos, alrededor de 25 000 cubanos fueron encerrados entre 1965 y 1968 en las Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP),  En “Un ciervo herido”, Viera relata las horripilantes experiencias de Armandito Valdivieso   en uno de aquellos campamentos  de trabajo forzado en Camaguey  que fueron la versión castrista de los gulags de Stalin.

Pero Viera no fuerza la pluma ni abusa de lo espeluznante para narrar cómo era la vida en aquellos años  en que se iba imponiendo la dictadura comunista. Con su muy incisivo humor,  también refiere lo grotesco de aquel tiempo en que nos querían convencer de que estábamos a un paso del paraíso proletario. Y uno, por su bien, porque no quedaba otro remedio, debía resignarse y fingir que se lo creía. Engancharse las botas rusas o la camisa de antes de 1959 del padre, varias tallas más grande, y acudir a los tugurios esperpénticos  que sustituyeron a los lugares de recreación, bailar el mozambique en vez del twist,  engullir las croquetas de harina que se  pegaban como lapas  al cielo de la boca, comer, siempre con cuchara de aluminio, la bazofia que hubiese;  apurar del pomo o la perga de cartón que sustituía al vaso, la guachipupa de fresa, la cerveza de pipa, el ron matarratas, la warfarina.

De todo eso y más hay  en la novela   “El corazón del rey”. Lo que nos cuenta Viera que pasaba en Santa Clara, a través de  personajes muy creíbles de tan bien delineados, como Robertón Pérez o  la Samaritana, no difería de lo que ocurría en La Habana o las demás ciudades de Cuba. Los trueques, los cambalaches, los robos y marrullerías  a las que obligaban el hambre y las necesidades. Las colas tumultuosas para comprar,  si te tocaba, si tenías el cupón de la Libreta de Productos Industriales, si no se agotaba antes de que llegaras al mostrador, lo mismo un pantalón que un cacharro ruso. Las mismas colas, para también comprar por la Libreta de Abastecimiento, en la bodega, la panadería y la carnicería. Y también  en las farmacias, para abordar las guaguas,  en los restaurantes, las cafeterías.

Otro de sus personajes más logrados es  el protagonista de “Un loco sí puede”: un joven demente de un barrio marginal que es adoptado como amante por una  siquiatra, a quien le fusilan el padre, un coronel de la policía del anterior régimen. La siquiatra aspira a escribir un libro con los apuntes del paciente pero es encarcelada  por contrarrevolucionaria, y el joven, luego de ser dado de alta, convenientemente adoctrinado para que esté eternamente agradecido de Fidel y  la revolución, va a parar al albergue para desamparados “Ho Chi Minh”.

Félix Luis Viera, nacido en 1945 en el santaclareño barrio del Condado, es autor de seis poemarios, cinco novelas y tres libros de relatos. Varios de ellos fueron premiados en Cuba, pero la publicación en Ediciones Unión de “Las llamas en el cielo”, demoró de 1977 a 1983, porque la censura detectó “problemas ideológicos”. En 1995 Viera se exilió en México. Actualmente radica en Miami.

Su  escritura es recta,  clara, sin sortilegios, cruda, como la vida. Viera, cual si siguiera lo que aconsejaba Robertón  en una de sus borracheras filosóficas al protagonista de El corazón del rey,  no escribe para “los críticos perfectos ni los falsos feligreses”, porque “mejor es que se horripilen con la verdad a que se estremezcan plácidamente con la bobería”.
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Aquel primer deshielo entre los Castro y EEUU.

Por Tania Díaz Castro.

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Expresidente de EEUU Jimmy Carter y Fidel Castro, La Habana, 2002

Todo comenzó cuando la situación económica continuaba agravándose en Cuba y Fidel y Raúl Castro vieron la necesidad de hacer las paces con Estados Unidos, pese a su política agresiva contra las democracias de Latinoamérica.

Si revisamos la historia, sobre todo si nos detenemos en el año 1977, vemos que ocurrieron hechos que llaman mucho la atención y que nos dan pruebas suficientes sobre las maquinaciones de los hermanos dictadores, empeñados en mantener su dictadura totalitaria, con el apoyo económico de Estados Unidos.

Pero esta es una vieja historia. En el año 1959, a los tres meses de sentirse en el Olimpo del triunfo -evidente la mentalidad dictatorial de estos dos hermanos al posponer las elecciones generales-, presintieron el triste futuro de la Revolución Cubana y aún sin calentar los motores, partieron raudos y veloces hacia Nueva York, para hacer contacto con el presidente de ese país. Eisenhower no los recibió. Tuvieron que conformarse con Richard Nixon. Ambos ya sabían que los guerrilleros habían engañado al periodista norteamericano H. Mathews en las montañas de Oriente, que no eran de fiar.

El 9 de febrero de ese 1977, en una entrevista con la CBS, Fidel elogia al presidente J. Carter y añade que “Cuba y Estados Unidos no deberían de vivir como enemigos”. Demostraba que quería bailar la conga en la Casa Blanca, en su intento por tener buenas relaciones.

Carter les responde que “Estados Unidos podría poner fin a la animosidad contra Cuba, si Fidel Castro se compromete a poner fin a la injerencia cubana en América Latina y a respetar los Derechos Humanos”.

El New York Times, en cambio, revela por esos días que no es primera vez que Cuba pretende amistad con EE.UU., pues ambos gobiernos sostenían conversaciones secretas desde el 13 de febrero de 1974 hasta noviembre de 1975.

Pero fue en 1977 que los acontecimientos se apresuran. El 24 de febrero el expresidente cubano Carlos Prío, acompañado de las figuras más importantes del exilio cubano, encabeza una delegación para oponerse a dicho plan y se entrevista con el Secretario de Estado. Al día siguiente, Fidel se baja con otro argumento y declara en la prensa que Estados Unidos debe levantar el Embargo Comercial sin contrapartida y marcha a Somalia, Etiopía, Tanzania y Angola.

Los contactos se enfrían y Carter alega que la causa fue la presencia armada cubana en Angola, puesto que su retirada hubiera contribuido al mejoramiento de esas relaciones¨.

El 18 de marzo de 1977 Carter autoriza los viajes a Cuba.

El 4 de abril, sorpresivamente, viajan a La Habana varios senadores demócratas y noventa hombres de negocios norteamericanos, para entrevistarse con Fidel, quien los recibe con mucho optimismo.

Al día siguiente se suicida Carlos Prío.

¿Puede decirse entonces que por esas fechas tuvo éxito el deshielo de los hermanos Castro y Estados Unidos?

Al parecer, eso esperaba Fidel si Carter salía reelecto.

Ese año sólo se logró el comienzo de un diálogo entre la Comunidad Cubana de Miami y el gobierno cubano, se abrieron las Secciones de Intereses en Washington y La Habana y Fidel tuvo el coraje de reconocer públicamente que los cubanos que viven fuera de la isla son parte de la familia cubana, aunque continuara llamándolos gusanos, escoria, vendepatrias, etc., sobre todo a aquellos que entraron a la Embajada del Perú en busca de libertad.

El deshielo se convertía en una quimera.

Más de dos mil cubanos murieron en Angola, nuevas tropas cubanas fueron enviadas a Etiopía para ayudar al dictador Mengisto Haile Mariam y los aviones SR-71 estadounidenses sobrevolaron Cuba en busca de los MiG soviéticos, mientras el régimen cubano continuó con su injerencia en Latinoamérica, desestabilizando a dicha región.

Hoy, es Donald Trump quien ocupa la presidencia en Estados Unidos. ¿Será este presidente el único que se ha dado cuenta de cómo actuar ante un gobierno de doble moral, que ha intentado durante años la destrucción de Estados Unidos? En 2001 en Irán, juró Fidel: “Irán y Cuba, cooperando mutuamente, pueden poner de rodillas a los Estados Unidos”.
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Darse cuenta.

Por Francisco Almagro Domínguez.

"Algunos se equivocan por temor a equivocarse."
Gotthold Ephraim Lessing

El régimen cubano se acerca a cumplir sesenta años, y sería conveniente replantearse algunas cuestiones, ya publicadas en estas páginas, como la composición de la sociedad actual, fuera y dentro de la Isla, y su relación con las ideologías que hace más de medio siglo llevaron a Cuba a estar en los primeros planos de la política mundial.

La generación revolucionaria y quienes le adversaron desde el comienzo van de salida biológica. Los jóvenes de entonces frisan o pasan los ochenta años. Fue una generación de soñadores, con fuerte carga ideológica, primero para vencer a la tiranía batistiana, después para defender la revolución comunista o enfrentarse a ella con el mismo fervor. Se habla de que quienes vinieron al exilio sufrieron el trasplante a una sociedad ajena, y la necesidad de reinventarse para sobrevivir. También pudiera hablarse de quienes quedaron en la Isla, y tuvieron su cuota de sufrimiento debido a convicciones políticas: mucha caña que cortar, mucha movilización los domingos, muy poca comida sobre la mesa, mucha frustración cuando el pariente al que le prohibieron hablarle por años, vino convertido de “gusano” en “mariposa”.

Las generaciones posteriores, quienes hoy ocupan altos puestos en el gobierno cubano o en el exilio, han sido moldeadas de acuerdo a sus padres, no sin las habituales contradicciones por edad, circunstancias, y diferencias políticas. Sin embargo, cada vez en más frecuente que las generaciones nacidas en Cuba, poco antes o después de la revolución de 1959 y quienes viven fuera de la Isla, se titulen “opositores de toda la vida”, “anti-comunistas de siempre”, y otras etiquetas auto-exculpatorias. Es como si el pasado les molestara: una pañoleta de pionero que ahoga, y hay que zafársela del cuello a cualquier precio y con cualquier embuste.

Las matemáticas no alcanzarían para mostrar cuantas personas, por una u otra razón, abrazó un día la causa revolucionaria. Es casi imposible que un sistema económico fracasado, con un control casi absoluto del ciudadano, y la manipulación burda de la información hubiera podido durar sesenta años si no hubiera tenido apoyo mayoritario en los inicios, allí donde comenzaron a fraguarse los mecanismos del control social. A eso debemos añadir el papel del líder, negado en los manuales del marxismo clásico —influye, pero no determina, decían—, cuando en la práctica histórica se demuestra todo lo contrario: sin líder no hay comunismo ni fascismo.

¿Cuándo comenzó a desmoronarse el “enamoramiento revolucionario” para quienes deberían ser hoy los “hombres nuevos”, los “continuadores de la Obra”? Resulta casi imposible establecer ese momentum de rompimiento, porque suele ser un proceso, y es algo muy personal, solo comparable, en psicología, con el llamado insigth. La palabra inglesa, de difícil traducción y aún más difícil definición, indica el instante en que la persona, atrapada en conflictos internos y misteriosas molestias físicas, encuentra una explicación consciente con ayuda profesional; puede así mejorar su salud mental y lograr mejor adaptación social. Una frase en castellano para insigth sería “darse cuenta”. El individuo que se “da cuenta”, que interioriza y asume la verdad, atraviesa varias etapas que van de la confusión, culpabilidad, depresión y hasta finalmente la aceptación: admite estar “totalmente equivocado”.

El “darse cuenta contrarrevolucionario” es tan variado como a veces, aparentemente, nimio, sin importancia. Un famoso deportista cubano, quien colectaba pomitos de champú y jaboncitos en los hoteles cuando iba de competencia al extranjero fue conminado por el jefe de la delegación a botarlos bajo pena de no salir de Cuba nunca más. Fue el acto de echar los pomos y los jabones en el cesto de basura lo que le hizo decidir “quedarse”.

Un familiar me comentaba que su mejor amigo se paró en una asamblea y lo “caminó” por una bobería. El oportunista sería recompensado con el carnet de la juventud comunista, entre otras cosas, por ese acto de “combatividad revolucionaria”. El familiar accedió a tenerlo como amigo en Facebook una vez ambos en el exilio. Gracias a esa denuncia, dice el pariente, no perdió tiempo y en la primera salida del país, desapareció para siempre su carnet de identidad.

Otro conocido, recién llegado de una misión internacionalista, solicitó un ventilador Orbita en una asamblea del sindicato. Se lo negaron porque no tenía “horas de trabajo voluntario” en la construcción. Entregó el carnet del Partido Comunista. Pasó calor en la Isla hasta que pudo salir a otra misión, de la cual nunca regresó. Hoy vive en una confortable casa con un aire acondicionado que pela. Los ventiladores Orbita, que se derretían como velas al viento, son parte de legado fatal, calificado por el mismísimo Difunto como “equipos atrasados” y “chatarra”, enviados por la también extinta Unión Soviética.

A esta altura del juego involucionario, es muy difícil creer que hay un apoyo mayoritario al proceso comunista. Hay un “darse cuenta” masivo, generalizado, de que aquello no va a ningún sitio, y quienes no han podido escapar, uno de los atajos que siguen al “darse cuenta”, optan por el autoengaño, el adormecimiento del alcohol, y otras destrezas somníferas como aliarse hipócritamente al poder. El régimen sabe bien que ha perdido la pelea de las emociones y la ideología, de la entrega incondicional y la lealtad a toda prueba. No hay ideas. No hay horizonte para hacer caminar hacia allí, de manera voluntaria, una masa cansada de tanta promesa y pobreza.

Lo peor que pudiera suceder al régimen sería un rompimiento total, cruento, cuando la sociedad toda, quién sabe por qué minucia —un hecho intrascendente como la falta de pan, una playa contaminada, o la ausencia del café—, desboque la ira contenida por tanto tiempo. Desgraciadamente, y en ese caso, lo positivo que alguna vez hubo y de lo que queda muy poco, irá a parar al cesto de la basura, como el insigth del deportista “traidor”. Entonces, para sorpresa de muchos, los mismos que hoy defienden ser continuidad, dirán, sin que tiemble la voz, que fueron y son “opositores toda la vida”, “anti-comunistas de siempre”.

Un artículo con el mismo título fue publicado en Cuba por la Revista Diocesana Palabra Nueva hace casi veinte años atrás. En aquellos días, y por circunstancias obvias, el mensaje debió ser subliminal. Lo único que había que hacer entonces era “darse cuenta”.
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El mito de la revolución emancipadora.

Por Roberto Álvarez Quiñones.

Es clave no confundir rebelión política con revolución social. Las rebeliones modifican el estatus político pero no la estructura socioeconómica de la nación, la propiedad de los medios de producción, la ideología o las costumbres. El derrocamiento de Gerardo Machado en 1933, no fue la "Revolución del 30" como la acuñaron los intelectuales de la época, sino una rebelión política.

La revolución social, en cambio, arrasa con todo. Cambia las relaciones de producción, distribución, y de propiedad de los medios de producción. Transforma la política, la cultura, la educación, las costumbres, la ética, la moral, la filosofía, toda la vida de una nación. Lo coloca todo patas arriba con la promesa de "un futuro luminoso para  la Patria", frase que repetían Mussolini, Hitler y Fidel Castro.


Nada mejor para diferenciar rebelión de revolución que el diálogo entre el rey francés Luis XVI  y el duque Rochefoucauld-Liancourt, quien, temprano en la mañana del 15 de julio de 1789, le informó al monarca que la fortaleza de la Bastilla en París había sido tomada y que debía huir del palacio de Versalles.

"Pero, ¿es una rebelión?", preguntó el rey.

"No, Majestad, no es una rebelión, es una revolución", respondió muy seguro el avispado duque.

Tampoco hay revolución social o política químicamente pura. Muchas veces rebelión y revolución social hacen eclosión mezcladas entre sí. Y otras veces rebeliones políticas devienen  transformaciones socioeconómicas. Fue lo que pasó en Cuba.

No hubo en la Isla una revolución social causada por la pobreza y la explotación imperialista como dicen los textos de las escuelas en Cuba, y en todo el mundo. En Cuba el ingreso per cápita duplicaba al de España e igualaba al de Italia. En varios indicadores, el país registraba cifras similares o superiores a unas cuantas naciones de Europa. Pero Castro I, para atornillarse en el poder en forma vitalicia, convirtió la rebelión triunfante en tiranía comunista, vía revolución social, con el apoyo de Moscú.

Fría máquina de matar; tenemos que ser más crueles.

Toda revolución social antiliberal es una involución, no importa su signo ideológico. La gente se empobrece y pierde sus derechos. El individuo se diluye en la "masa" amorfa, enajenada, el hombre- masa "cuya vida carece de proyectos y va a la deriva…y por eso no construye nada", del que hablaba Ortega y Gasset. 

Y peor aún, muchas veces deriva en un ejercicio de envilecimiento y deshumanización. Basta como ejemplo la definición del "verdadero revolucionario" que dio Ernesto "Che" Guevara en su mensaje a la Conferencia Tricontinental de 1966: "El odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así…".

León Trotski, segundo líder bolchevique luego de Lenin, al definir la revolución social espetó: "Tenemos que ser más crueles (…) la crueldad es la mayor humanidad revolucionaria".

Y el poeta cubano comunista Rubén Martínez Villena quiso  sintetizar líricamente qué es una revolución: "Hace falta una carga para matar bribones/  para acabar la obra de las revoluciones" (o sea, la revolución social demanda sangre).

El problema de fondo en esto es que a partir de 1848 el concepto de revolucionario cambió. Pero la izquierda marxista monopoliza ese concepto y solo lo aplica a procesos estatistas y socializantes.

Recordemos que para esa izquierda anticapitalista solo es dictador quien es de derecha. Si es de izquierda, como Raúl Castro y antes su hermano Fidel,  son respetables líderes revolucionarios que encabezan  una "democracia de partido único", como llama a la tiranía cubana la exjefa de la diplomacia de la Unión Europea, Federica Mogherini.

No es razonable defender a un dictador solo porque es de izquierda. Gabriel García Márquez en su novela El otoño del patriarca, en la que sintetizó al caudillo dictador clásico latinoamericano, no menciona siquiera a Fidel Castro, el mayor tirano en la historia continental, porque era de izquierda.

Lo cierto es que solo son progresistas las revoluciones que desmontan tiranías estatistas, restablecen las libertades económicas individuales y civiles, y crean las instituciones democráticas que las garanticen. Está demostrado históricamente. Y es eso lo que hace falta en Cuba.

En Cuba los opositores son los revolucionarios.

La palabra revolución significa cambios profundos,  innovación, transformación de lo viejo en nuevo, tanto en lo social, económico y político, como en lo científico, tecnológico, cultural, etc.

O sea, en la Isla los revolucionarios son quienes están por el cambio: los opositores políticos, las Damas de Blanco, los presos políticos, los periodistas independientes, promotores todos de la democracia. Y no lo son Raúl Castro, su hija Mariela, Machado Ventura, Díaz-Canel,  Ramiro Valdés, Esteban Lazo ni ninguno de los restantes usurpadores del poder. Son todos  reaccionarios, afirman que en Cuba no hay que hacer cambios porque ya se hicieron todos en 1959, per secula seculorum. O sea, que la "revolución" es un dogma de fe, eterno e inmutable. Pero insisten en que son  revolucionarios y dicen que Marx y Lenin lo eran.

La definición de reaccionario que viene en el diccionario es elocuente: "persona o  ideología que defiende y se aferra a lo viejo, a lo ya establecido, y se opone a los cambios, las reformas y al progreso". 

Casi en la tercera década del siglo XXI es hora ya de desmantelar el mito, más bien dogma, de que las revoluciones sociales son edificantes. No lo son. Que les pregunten a los cubanos.

Tomemos otro ejemplo, el de Rusia. Con el zar Nicolás II derrocado y confinado en Tobolsk, Siberia, el Gobierno provisional de Alexander Kerenski se disponía a edificar la primera república democrática moderna en Rusia. Era innecesaria una revolución apocalíptica que segó la vida de varios millones de personas. No había por qué asesinar al monarca junto a su esposa, sus cuatro hijas jovencitas y su hijo de 13 años, a tiros, bayonetazos y apaleados.

Prueba de ello fue que luego de la Primera Guerra Mundial sin revoluciones devastadoras,  ni masacrando  familias reales enteras, en los países de Europa Occidental se cumplieron todas las exigencias que hacían en Rusia los hambreados trabajadores y campesinos en 1917: mejores condiciones de trabajo, jornada de ocho horas, aumento de salario, fin de los abusos de la patronal, seguro por enfermedad, descanso retribuido, crecimiento económico, etc.

En la Europa "burguesa" se edificaron Estados de derecho con separación de poderes a lo Montesquieu, libertades democráticas. Y le obsequiaron al mundo la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y otras ventajas sociales, imposibles de obtener en la Rusia "revolucionaria".

Las revoluciones que de veras cuentan.

Con el secuestro por parte de los estatistas de la revolución social, solo quedan como revolucionarios al 100%  los procesos, acontecimientos y logros que aportan al progreso humano. Y para ello volvamos a Martí:  "Los hombres  se dividen en dos bandos: los que aman y fundan, y los que odian y destruyen"

¿En qué bando estuvieron o están Marx, Lenin, Stalin, Pol Pot, Mao, Fidel Castro, "Che" Guevara, Gadafi, Hugo Chávez, Kim Il Sung, Marulanda Véliz, el ayatolah Jomeini, los yihadistas del Medio Oriente, Maduro  o Daniel Ortega?

¿Y en cuál están Pitágoras, Arquímedes, Copérnico, Guttenberg, Galileo, Lavoisier,  James Watt, Thomas Edison, Beethoven, Mozart, Da Vinci, Cervantes, Newton, Einstein, Alexander Fleming, los hermanos Wright, Mendeliev, Adam Smith, Le Corbusier, Marconi, Reuter, Benz, la NASA,  Mark Zuckerberg,  y tantos otros innovadores revolucionarios que han hecho aportes cruciales al progreso humano?

En la historia ha habido profundas revoluciones que contribuyeron al desarrollo de la civilización: el descubrimiento del fuego, de la agricultura, la rueda, la imprenta, el Renacimiento, la llegada de los europeos a América, la Ilustración, la Revolución Industrial, la electricidad, el teléfono, el automóvil, el telégrafo, el ferrocarril, el avión, la radio, los antibióticos, la TV, los satélites.  Y ni hablar de la internet, la inteligencia artificial y la revolución técnico-científica actual.

La experiencia humana muestra que a la postre son esas las revoluciones que de veras cuentan.
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martes, 10 de diciembre de 2019

Chomón: La fierecilla domada.

Por Arnaldo M. Fernández.


“Debía el doctor Castro ser más prudente y responsable al hablar. Debía el doctor Castro recordar que aquí estamos los hombres del Directorio Revolucionario [DR] y que a ninguno nos puede dar lecciones de civismo, sacrificio, patriotismo, valentía ni desprendimiento. Debía el doctor Castro recordar que, mientras él estaba en México y los Estados Unidos, nosotros librábamos nuestra lucha con José Antonio Echevarría siempre al frente, en las calles de La Habana; que aún él no había arribado a playas cubanas y ya nuestro Rubén Aldama caía asesinado, en el mes de mayo de 1956, trabajando con el Directorio Revolucionario. Debía el doctor Castro recordar que todavía no había llegado él a Oriente y ya el Directorio Revolucionario atentaba contra los coroneles Blanco Rico y Tabernilla, mientras él desde México lamentaba la muerte del primero. Debía recordar el doctor Castro que mientras él estaba en las empinadas sierras orientales, nosotros en La Habana tiroteábamos el Castillo del Príncipe, propiciando la fuga de varios compañeros; le tirábamos al coronel Orlando Piedra, quemábamos 15 perseguidoras en Ambar Motors, y a pecho descubierto fuimos en plena capital a ajusticiar al déspota en su propia madriguera” [1].

Así respondió Faure Chomón Mediavilla (Manatí, 15 de enero de 1929-La Habana, 5 de diciembre de 2019) a Fidel Castro por la carta [Sierra Maestra, 14 de diciembre de 1957] en que había despachado como menudo de pollo a Chomón y demás firmantes del Pacto de Miami: “Mientras los dirigentes de las demás organizaciones que suscriben ese pacto se encuentran en el extranjero haciendo una revolución imaginaria, los dirigentes del Movimiento 26 de Julio [MR-26-7] están en Cuba, haciendo una revolución real” [2].

Hipóstasis de la revolución.

Aunque las estrategias de guerrilla urbana del DR y rural del MR-26-7 contra la dictadura de Batista habían confluido en la llamada Carta de México, firmada el 29 de agosto de 1956 por Castro y Echeverría, presidente de la FEU y líder del DR [3], ni este apoyó el desembarco del Granma ni aquel respaldó el ataque al Palacio Presidencial.

Al dar por Radio Reloj -el 13 de marzo de 1957, a eso de las 3:21 de la tarde- la fake news de que el dictador acababa de ser ajusticiado revolucionariamente en su propia madriguera, Echeverría tiró también pa’ la tonga al MR-26-7: “Somos nosotros, el Directorio Revolucionario, la mano armada de la Revolución Cubana, los que hemos dado el tiro de gracia a este régimen”. Castro se plantó entonces más firme todavía en su convicción que la hegemonía política del MR-26-7 estaba amenazada por el DR.

El fiasco del asalto a Palacio, la muerte de Echevarría y el infortunio de su lugarteniente, Fructuoso Rodríguez, junto a otros en Humboldt 7 rebajaron el protagonismo político del DR, que a la postre (rebautizado DR 13 de Marzo) adoptaría la estrategia de Castro y armaría su guerrilla rural en la Sierra del Escambray, con militantes exiliados [4] que salieron de Miami en el yate Scapade y entraron a Cuba por la playa de Santa Rita (Nuevitas) el 8 de febrero de 1958.

Castro envió un mensaje solidario y la ulterior confluencia de la columna del Che Guevara con la guerrilla del DR-13-3 en el Escambray (Foto - [5]) parecía dar continuidad a la Carta de México, pero Castro dejaría bien clara en otra carta [Palma Soriano, 26 de diciembre de 1958], dirigida confidencialmente al Che, la concepción estratégica de ¡Todo el Poder al MR-26-7!:

“La guerra está ganada [como] consecuencia de una sola cosa: nuestro esfuerzo. No tiene sentido aupar [a] un grupito cuyas intenciones y cuyas ambiciones conocemos sobradamente, y que en el futuro será fuente de problemas y dificultades. Tan soberbios y presumidos son, que ni siquiera han acatado tu jefatura, ni la mía, pretenden erigir una fuerza militar autónoma y particular que no podremos tolerar de ninguna forma. Quieren en cambio compartir los frutos de nuestras victorias para robustecer su minúsculo aparato revolucionario y presentarse el día de mañana con toda clase de pretensiones. Es necesario que consideres este aspecto político de la lucha en Las Villas como cuestión fundamental” [6].

Transiciones revolucionarias.

A la caída de Batista, Chomón y su guerrilla ocuparon con puro simbolismo mediático el Palacio Presidencial, mientras Castro mandaba, con pura lógica militar y mira política, que las columnas de Camilo Cienfuegos y el Che se apoderaran de los cuarteles claves de Columbia y La Cabaña para evitar que las armas se repartieran entre todos los grupos antibatistianos.

Cienfuegos impuso la Ley Marcial en La Habana y el DR 13 de Marzo rehusó entregar el Palacio. Para el 5 de enero de 1959, el presidente Manuel Urrutia -escogido por Castro en la misma carta de repudio al Pacto de Miami- hacía el vuelo Santiago-Habana y entraba en Columbia. De allí partió una delegación a Palacio y aquí Chomón se bajó de esa nube que apareció en su precitada respuesta a Castro: “El Directorio Revolucionario considera que ninguna organización puede ni debe en la forma exclusivista planteada por el doctor Castro reclamar para sí la representación única de una revolución que hace Cuba entera”. Chomón aseguró ahora al MR-26-7 que el DR 13 de Marzo sólo quería “que se reconociera su personalidad revolucionaria y la sangre vertida por sus miembros” [7]. A las siete y cuarto, Urrutia entró a Palacio.

Al otro día, el presidente provisional pregonó por el periódico del MR-26-7 su concepción del Gobierno Revolucionario: “Cuantos intervinieron en esta brega tendrán allí su representación” [8]. Sin embargo, ningún líder del DR 13 de Marzo desempeñaría cartera ministerial durante la administración Urrutia, a pesar de que el caricaturista Silvio Fontanillas sacó una historieta sobre “Barbas de Actualidad” con la secuencia Castro, Cienfuegos, Chomón y el Che [9].

Castro tomó en serio la reeducación de Chomón y lo mandó a la mejor escuela de instrucción revolucionaria -la Unión Soviética- como su primer embajador allí. Chomón había elogiado ya al campo socialista [10] y sería el único líder del DR 13 de Marzo en la Dirección Nacional de las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y del Partido Unido de la Revolución Socialista (PURS). Así y todo, nunca formó parte del Politburó del Partido Comunista de Cuba (PCC) y su paso por la Administración Central del Estado sería brevísimo, como titular (1962-63) del Ministerio de Comunicaciones. Medraría como Primer Secretario del PCC en la recién estrenada provincia de Las Tunas (1976-80).

Estado totalitario en cierne.

Nada más que entró en La Habana el 8 de enero de 1959, Castro remachó el monopolio de las armas como rasgo esencial de su Estado totalitario por venir. Durante su discurso triunfal en Columbia desarmó retóricamente al DR 13 de Marzo en este pasaje crucial: “Hay elementos de determinada organización revolucionaria (sic) que están escondiendo armas [y] están contrabandeando armas. Yo les voy a hacer una pregunta: ¿Armas para qué? ¿Para luchar contra quién?; ¿Contra el Gobierno Revolucionario, que tiene el apoyo de todo el pueblo?” Poco después, Chomón daría pie forzado a otro rasgo esencial de aquel Estado con la idea de “una asamblea de todos los sectores revolucionarios [como] el gran instrumento organizativo de la revolución cubana” [11], que cuajaría como partido único.

Coda.

En el exilio temprano, el caricaturista Antonio Prohías representó a Chomón como ratón, así como a Castro como mofeta, Raúl Roa como pavo real, Osvaldo Dorticós como cucaracha, Efigenio Amejeiras como cobra, Blas Roca como gallina… [12]. Ya todos fallecieron, pero la rebelión en la granja República de Cuba pervive bajo el mandamiento clásico de que todos los animales son iguales, aunque algunos sean más iguales que otros.

Notas:

[1] “El Directorio Revolucionario hace pública su posición ante las declaraciones del Doctor Fidel Castro que dan por terminadas las labores de la Junta de Liberación Cubana”, en BNJM, Fondo 1952-1958 (sin fecha ni lugar de impresión). Según tertuliano de este foro, a este fondo se tiene acceso ya sólo con permiso del Consejo de Estado.

[2] “Señores dirigentes del Partido Revolucionario Cubano, Partido del Pueblo Cubano, Organización Auténtica, Federación Estudiantil Universitaria, Directorio Revolucionario y Directorio Obrero Revolucionario”, en BNJM, Fondo 1952-1958. Esos dirigentes eran Manuel Antonio de Varona, Roberto Agramonte, Carlos Prío, Juan Nuiry, Chomón y Pascasio Lineras, respectivamente. El pacto se había formalizado en Miami Beach, el 15 de octubre de 1957, con el Documento de Unidad de la Oposición Cubana frente a la Dictadura de Batista y la formación de la Junta de Liberación Cubana. Castro desacreditó a su Delegado de Asuntos Bélicos en el Extranjero, el moncadista Léster Rodríguez, y al economista Felipe Pazos, quienes habían participado en nombre del MR-26-7. La junta se desinfló.

[3] Cf.: Granma. Compilación de Documentos, La Habana: Centro de Estudios de Historia Militar (1981), 78 s. Al salir esta carta hubo conmoción en la Universidad de La Habana. La presidenta de la Escuela de Pedagogía, Elvira Díaz Vallina, y otros tres presidentes de escuela sazonaron al secretario de la FEU, René Anillo, quien había acompañado a Echeverría a la reunión con Castro, porque la alianza con Castro no se había discutido en ni se comunicó a la dirección colegiada de la FEU. Se alegó que Echeverría debía haber firmado en nombre del DR y no de la FEU, pero se caía de la mata que, como el DR llevaba apenas seis meses de constituido, el pedigrí de la FEU pesaba más en la declaración conjunta de ir contra Batista por las malas. El vicepresidente de la FEU, Fructuoso Rodríguez, calmó los ánimos y consiguió que la FEU ratificara la carta.

[4] Chomón llegó a Miami el 24 de abril de 1957, como nuevo líder del DR, tras evadir la cacería derivada del asalto a Palacio, que el 20 de abril había cobrado ya las vidas de Fructuoso Rodríguez y otros militantes del DR en Humboldt 7. El lugarteniente de Chomón, Rolando Cubela, estaba ya en exilio por balear de muerte al jefe del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) batistiano, coronel Antonio Blanco Rico, el 27 de octubre de 1956 en el cabaret Montmatre.

[5] De izquierda a derecha (de pie): Jorge Martín, Humberto Castelló, Faure Chomón, René Rodríguez, Rolando Cubela, Che Guevara y Ramiro Valdés; (arrodillados): José Moleón y Raúl Nieves. Tomada el 21 de octubre de 1958 en el campamento de Dos Arroyos (Escambray).

[6] Cf.: La contraofensiva estratégica, La Habana: Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado (2010), 343 ss.

[7] “La entrada del presidente Urrutia en Palacio”, Bohemia, 11 de enero de 1959, 88. En este mismo número (pp. 56-59) se publicaron las notas de Mario García del Cueto “El aporte del Directorio Revolucionario en la lucha contra la tiranía”.

[8] Revolución, 6 de enero de 1959, 1.

[9] “Apuntes sobre la Revolución”, Bohemia, 18-25 de enero, 166 s. José Antonio “Pepín” Naranjo, fundador del DR, sustituyó el 11 de junio de 1959 a Luis Orlando Rodríguez como Secretario de Gobernación y trajo a Cubela de Subsecretario, pero el trampolín de Pepín fue que, siendo Delegado en el Exterior del DR 13 de Marzo, había desviado a la Sierra Maestra para el MR-26-7 un avión cargado de armas destinado al DR 13 de Marzo en la Sierra del Escambray. Pepín llegaría a ser valet de Castro.

[10] “Elogia Faure Chomón a China comunista y a la Unión Soviética”, Diario de la Marina, 27 de noviembre de 1959, 1.

[11] “Somos partidarios de la unidad sincera de las fuerzas revolucionarias”, Bohemia, 18-25 de enero de 1959, 72 ss.

[12] “Zoológico”, El Avance Criollo [Miami], 3 de febrero de 1961, 15.
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