martes, 28 de febrero de 2023

Parlamento cubano: demasiados burócratas y militares, pocos obreros y campesinos.

Por Ernesto Pérez Chang.

Es aburrido, no lo niego, pero igual es prudente detenerse a hurgar en las biografías de los candidatos a diputados al Parlamento no solo para saber quiénes serán los 470 miembros de la claque teatral que, un par de veces en el año, cumplirán la única tarea de aprobar y aplaudir por unanimidad todo lo que, desde arriba, les pongan delante (incluso hasta el retorno de Marino Murillo con otro experimento, si tal atrocidad les ordenaran), sino para reparar en detalles que demuestran cómo funciona este teatro de marionetas que son las “elecciones” en Cuba.

No solo esta que realizarán el domingo 26 de marzo, sino todas las convocadas por un régimen que se lanza a usar la palabra “elección” aun a riesgo de ser corregido y condenado a la burla (ya que no al silencio absoluto) por quienes conocen el verdadero significado de la palabra en español, muy distante de lo que sucede por acá donde nada es lo que dice ser, y donde trastocan la cruda realidad con demasiados eufemismos.

Pero por mucho que se esfuercen en maquillar como nobles y democráticas sus verdaderas intenciones, ahí están las “cándidas” biografías de los candidatos, probablemente escritas por ellos mismos, para aburrirnos como letanía entre el noticiero y la novela, pero también para invitarnos a buscar esas contradicciones que son propias de los regímenes comunistas que el mundo ha conocido.   

Por ejemplo, se puede comprobar que, en plena crisis de desabastecimiento y a pesar de la convocatoria a producir alimentos, entre los 470 candidatos apenas seis son campesinos, incluyendo entre ellos a un trabajador azucarero. Un elemento que puede tornarse más contradictorio cuando descubrimos que en provincias totalmente agrícolas como Pinar del Río, Camagüey, Las Tunas, Granma y Guantánamo, incluso en la Isla de la Juventud, ninguno de los candidatos está vinculado directa o indirectamente a la tierra, menos aún a algún tipo de industria como obrero simple.

Ni siquiera existe un solo trabajador manual como propuesta en La Habana, la principal zona industrial de la Isla, donde el componente más humilde entre los 71 candidatos son una maestra de primaria, un profesor de secundaria y una trabajadora social. El resto, con la excepción “colorista” de algún que otro médico, artista o profesor universitario, son burócratas, presidentes y vicepresidentes de esto y aquello, militares, directivos de empresas e instituciones, dirigentes de organizaciones sociales, estudiantiles y políticas subordinadas al Partido Comunista, tal como sucede con la mayoría de candidatos en las demás provincias. 

Así, en todo el país no llegan a 50 los candidatos que no desempeñan (por el momento) algún tipo de cargo administrativo o político, mientras que, en contraste, son posiblemente más de la mitad, en todo el conjunto, los hombres y mujeres que son militares o lo fueron en algún momento de sus vidas. Una desproporción sin dudas interesante que nos sirve de indicador de lo que pudiera suceder en el escenario económico cubano durante los próximos cinco años, sobre todo si nos fijamos en que muchos de esos directivos “civiles”, incluso del “sector privado”, se han graduado en academias del Ministerio del Interior, las Fuerzas Armadas y hasta en Moscú. 

Sin embargo, atendiendo a las nada casuales irrupciones de “gente de a pie” en un sistema tan burocrático y militar, lo que se pretende es proyectar hacia el exterior una falsa imagen de “unidad en la diversidad”, a la vez que, hacia lo interno, se buscaría lo mismo de siempre: reforzar en sus propias filas ese método de “premio/castigo” a las lealtades y complicidades, en tanto de la claque anterior solo terminan anulados o expulsados quienes son prescindibles ya porque murieron o ya porque perdieron utilidad práctica o simbólica. 

De modo que una candidatura al Parlamento en Cuba es, además de golpe teatral, solo aquello que siempre ha sido: una palmadita en el hombro para el advenedizo que aspira en el futuro inmediato a algo más que a diputado, mientras que la reelección o reincidencia —salvo en los casos de vitalicios como Ramiro Valdés Menéndez, Guillermo García Frías y algún que otro “histórico” en función “ornamental”—, es la señal de que aún es tenido en cuenta, aunque apenas sea para aplaudir cuando el jefe de escena le indique el momento preciso para hacerlo.  

En realidad esa “heterogeneidad”, por su carácter tan selectivo (para nada electivo), apenas cumple dos únicas funciones: decorativa o utilitaria, pero jamás vocera y representativa de un sentir popular sin miedos ni máscaras, aunque sí de un régimen que se proclama “para los humildes y con los humildes” pero que en realidad desprecia todo cuanto le recuerde el cúmulo de promesas sin cumplir. Y la gente de a pie, tan hambrienta y mal vestida, incluso cuando integra en minoría la claque del Parlamento, es la encarnación de esa inoportuna memoria.

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sábado, 25 de febrero de 2023

Recordando a Severo Sarduy con tres de sus grandes novelas.

Tomado de cubanet.org

Severo Sarduy, a pesar de ser uno de los más importantes escritores cubanos del siglo XX, no tuvo en su país el reconocimiento merecido. Fue relegado de la cultura oficial por ser un autor incómodo para el castrismo: abiertamente homosexual e irreverente.

Aunque dejó Cuba muy joven, Sarduy, que se llamaba a sí mismo “un cubano en París”, siempre desarrolló una creación literaria marcada por la cubanía y el estudio de sus raíces: europea, africana y china.

Murió enfermo de SIDA en París, ciudad a donde había emigrado a sus 23 años y donde desarrolló la mayor parte de su obra.

Hoy en CubaNet, en el 86 aniversario de su nacimiento, recordamos algunas de sus más notables novelas.

De dónde son los cantantes.

Publicada en 1967, esta, su segunda novela, según la crítica marcó el comienzo de la madurez de Sarduy como escritor. En ella hace un gran despliegue de recursos expresivos que acompañaría posteriormente a su obra literaria.

En De dónde son los cantantes Sarduy aborda las concepciones establecidas sobre “la identidad nacional” desde el choteo.

En el prólogo para una edición de Seix Barral, Roland Barthes definió sobre la novela: “Cubanas, chinas, españolas, católicas, drogadas, teatrales, paganas, circulando desde las carabelas a los self-services y de un sexo a otro, las criaturas de Sarduy van y vienen a través de un cristal de un parloteo depurado que le pasan al autor, demostrando así que no hay tal cristal, que no hay nada que ver detrás del lenguaje.

Además, se refirió al texto como “brillante, ágil, sensible, divertido, inventivo, sorprendente y sin embargo claro, y hasta cultural, y constantemente afectuoso”.

Cobra.

Publicada en 1972, Cobra ganó el Premio Médicis para escritores en lengua no francesa. Bastante revolucionario para la época, aborda temáticas como la homosexualidad y el travestismo.

La novela cuenta la vida de Cobra, un travesti que trabaja en un prostíbulo conocido como Teatro Lírico de las Muñecas. Entre todas las chicas, Cobra es la estrella del lugar.

Desde el barroco y el erotistismo construye dos relatos entrelazados, el primero de ellos narra la transformación del cuerpo de Cobra, presenciada por la dueña del lupanar y la enana blanca Pup. En el segundo Cobra es iniciado en una banda de cuatro “black jackets” que han adoptado nombres-fetiches.

Cobra pertenece a una trilogía compuesta también por las novelas Colibrí (1984) y Cocuyo (1990).

Pájaros de la playa.

Pájaros de la playa, publicada en 1993, es una especia de testimonio del deterioro de su cuerpo y padecimientos por causa del Sida.

La Editorial Tusquets, encargada de su publicación, resume sobre la novela: En una isla que fue refugio de atléticos nudistas, una vasta casona colonial, algo desvencijada, acoge una comunidad de jóvenes viejos. A ella acude un día Siempreviva con el deseo de vivir con mayor brío sus seniles extravagancias entre precoces ancianos de consumida juventud. En la casona, «donde se instala como en un hotel de lujo», conoce a Caballo, el médico. A partir de entonces, solo piensa en someterse a la cura rejuvenecedora de Caimán, curandero herborista y burlón. A medida que Siempreviva recobra un rancio esplendor, Sonia revive en la pantalla de su confusa memoria la pasión que la condujo hace cuarenta años a la locura y al accidente con el Bugatti tras el cual, al sobrevivir, la llamaron Siempreviva. Y, gravitando por encima de todos ellos, el Cosmólogo, narrador lúcido e implacable del lento desvanecer de esa fauna de “mórbidos”, herida de muerte. 

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jueves, 23 de febrero de 2023

El caso Padilla, video íntegro de la filmación de la autoinculpación.

Tomado de baracuteycubano.blogspot.com


El metraje con buena parte de la filmación original de la tristemente célebre autoinculpación del poeta cubano Heberto Padilla, uno de los episodios más crueles de la represión de las artes y el libre pensamiento bajo el régimen de Fidel Castro, fue difundido en YouTube.

El escritor cubano Jorge Ferrer publicó en cuatro partes la mayor parte de ese material, mantenido en secreto hasta que el cineasta Pavel Giroud lo sacó a la luz parcialmente en su documental El caso Padilla (2022).

"Los comparto, porque a ello me autorizan las manos que me los han hecho llegar", comentó Ferrer en su blog El tono de la voz. "Y porque a ello me obliga la historia compartida, que es a la vez la mía y la de todos". 

La publicación se produce después que varios cineastas, escritores y periodistas cubanos demandaran que Giroud difundiera el material que utilizó para su película, y que supone el registro casi íntegro de lo ocurrido la noche del 27 de abril de 1971 en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

La filmación estuvo a cargo de un equipo dirigido por el documentalista Santiago Álvarez y habría servido para que Fidel Castro presenciara lo ocurrido a posteriori. De ese material solo habían salido a la luz algunos fragmentos como parte de la campaña de asesinato de reputación del poeta, cuyo delito fuera escribir el libro Fuera del juego y manifestar opiniones críticas del régimen.  

Al respecto de la exigencia de liberar el material, Giroud comentó en el muro de Facebook del escritor Orlando Luis Pardo Lazo: "Lo debió haber sido desde el minuto cero. Y lo verás. Pasa que para hacer cine en serio, se firman contratos, se hacen acuerdos y se le dan garantías a quienes apuestan por un proyecto (un proyecto rechazado por todo fondo internacional al que aplicamos, ya supondrás por qué)".

"Una de las garantías que di a los pocos que aportaron el dinero de su bolsillo y sus recursos, fue que el material del que partimos se haría público después de circular la película, que también tiene pactada una ruta de compromisos y estrenos. (...) Además, te informo, que hay más copias que la que yo poseo, que está incompleta (le falta mas de media hora). Hay gente que ha visto otra", agregó.

El metraje difundido por Ferrer tiene en total 85 minutos, por lo que se correspondería con alrededor de la mitad de lo filmado y ocultado durante más de medio siglo.

Durante la sesión en la UNEAC Padilla se acusó a sí mismo, en coincidencia con otros célebres procesos de purga ocurridos en regímenes totalitarios, y además señaló a otros de sus colegas y a su propia esposa por sus dudas y críticas al régimen castrista.

El poeta había estado preso en Villa Marista, centro de tortura de la Seguridad del Estado cubana tras su detención el 20 de marzo de 1971. La policía política le ofreció liberarlo a cambio de su confesión, un método que utiliza hoy contra opositores, activistas y periodistas independientes, a quienes extorsiona y amenaza con encarcelarlos si no expresan públicamente su arrepentimiento.

El hoy conocido como "Caso Padilla" supuso el fin definitivo de la luna de miel entre la intelectualidad progresista internacional y el régimen de Fidel Castro. Tras conocerse el proceso contra Padilla, en varias cartas suscritas por figuras destacadas de las artes, entre ellos Italo Calvino, Mario Vargas Llosa, Carlos Monsiváis, Juan Goytisolo, Alberto Moravia, Pier Paolo Pasolini, Alain Resnais, Juan Rulfo, Susan Sontag y Jean-Paul Sartre, mostraron su ruptura con el castrismo.

Al conmemorarse medio siglo de esos hechos, en 2021 la oficialista Casa de las Américas publicó una "relectura" del caso en la que el exministro de Cultura y exasesor de Raúl Castro, Abel Prieto, y el escritor Jaime Gómez Triana volvieron a atacar al poeta y ofrecieron una versión en la que aseguran que la "confesión respondía a un plan preparado por el propio Padilla" y la calificaron como "gran maniobra promocional" que "contó con el apoyo entusiasta de la gran prensa y de los hinchados egos de muchos de los intelectuales extranjeros implicados".

"A esto hay que sumar las ingenuidades y torpezas de funcionarios del MININT, del Consejo Nacional de Cultura y de la UNEAC de entonces, que consideraron honesta la 'autocrítica' y creyeron que su difusión sería conveniente para la Revolución", señalaron. 

Sin embargo, en su revictimización del poeta, ambos funcionarios obvian que la polémica suscitada a raíz del fenómeno que alcanzó escala internacional sirvió de pretexto y contexto a la antes prevista sovietización de la política cultural del régimen castrista, cuyas consecuencias aún siguen vigentes. 

Primera parte:


Segunda parte:

Tercera parte:

Cuarta parte:

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martes, 21 de febrero de 2023

Guillermo Cabrera Infante: tres obras notables.

Tomado de Cubanet.org


Reñido con las dictaduras estuvo siempre Guillermo Cabrera Infante, a quien los censores batistianos encontraron culpable por haber escrito un cuento plagado de obscenidades. Como castigo, al joven le prohibieron publicar bajo su nombre real, de modo que eligió el sencillo pseudónimo de G. Caín, una abreviatura de su nombre y la combinación de sus apellidos.

Aquel incidente ocurrido en 1952 no le impidió convertirse, dos años después, en crítico cinematográfico de la revista Carteles, y continuar con la brillante carrera que lo convertiría en uno de los escritores más ilustres de su generación, y más repudiados por el régimen de Fidel Castro.

El autor de Tres Tristes Tigres apoyó el proceso revolucionario en sus inicios. Entre otras responsabilidades tuvo a su cargo el suplemento “Lunes de Revolución”, desde el cual pretendía llevar a cabo los sueños de libertad y desarrollo cultural enarbolados por el nuevo gobierno.

Sin embargo, el cortometraje P.M., de su hermano Alberto “Sabá” Cabrera Infante y Orlando Jiménez Leal, entró en abierta confrontación con los parámetros ideológicos de la nueva cultura revolucionaria, y a partir de entonces una serie de acontecimientos modificarían la visión del escritor acerca del poder que se cernía sobre Cuba. La prohibición del audiovisual y el cierre de “Lunes de Revolución” marcaron el fin del idilio entre los intelectuales cubanos y la revolución castrista, que ya se perfilaba como la dictadura que realmente era.

Cabrera Infante acabó exiliándose tras un secuestro de cuatro meses a manos de la Seguridad del Estado cubano. Intentó radicarse en Madrid y Barcelona; pero finalmente se instaló en Londres, donde publicó su primera novela, Tres Tristes Tigres (1968), en la cual relata la vida nocturna de tres jóvenes en La Habana de 1958.

La obra fue calificada de contrarrevolucionaria y supuso la expulsión de su autor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, por traidor.

Tres Tristes Tigres relata la vida de una Habana ligera, deliciosa y sensual que aún no conoce la represión castrista. Los personajes representan el ambiente variopinto de una ciudad que no escatimaba garbo, alegría y cosmopolitismo, disputándole a grandes urbes del continente el título de capital de América Latina. Una Habana que deliraba de placer sin imaginar que estaba a punto de cambiar, y que la nueva promesa bajada de la Sierra Maestra terminaría mutilando gran parte de su identidad.

En 1979 publicó su segunda novela, La Habana para un infante difunto, que también se compone de los recuerdos de infancia y adolescencia del autor. Más que una novela, es una memoria autobiográfica que contrapone un período idílico a otro cruelmente prosaico y oscuro. Una vez más el advenimiento del castrismo funge como un parteaguas en la narración, aunque la nostalgia de Cabrera Infante logra dejar de lado todo comentario político para centrarse en la Cuba viva de sus recuerdos.

Un tercer libro suyo que bien merece la pena es Mea Cuba, definido como el testamento político de un autor viviente. Es una compilación de escritos que evidencia la profunda huella dejada por la represión castrista en la vida del escritor, aunque Guillermo Cabrera Infante se las ingenia para bordar su amargura con toques de humor e ironía, recursos necesarios para sobrevivir al trauma.

Mea Cuba se abre como un inmenso escenario donde caben desde los principales personajes de la tragedia cubana, hasta los escritores estigmatizados, los que se fueron, los que se quedaron. Desfilan Heberto Padilla y Reinaldo Arenas, Lezama Lima, Virgilio Piñera, Alejo Carpentier. Aparece Fidel Castro como némesis de todas las libertades, manipulando a los protagonistas a su antojo. Mea Culpa ha sido catalogada como la más importante compilación de escritos sobre la política cubana desde la que hiciera José Martí.

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lunes, 20 de febrero de 2023

‘1984’ se quedó chiquito.

Por Zoé Valdés.

¿En manos de quiénes estamos? No busquen explicaciones, estamos en manos de los comunistas. Ay, Zoé, que tú ves comunistas por todas partes. Pues sí… Tengo razones y las he explicado más de mil veces. La principal: nací bajo el comunismo, no he conocido otra cosa en mi país que comunismo, maquillado de socialismo del siglo XXI ahora, que no fue un invento de Hugo Chávez, fue creación de Fidel Castro. Chávez lo patentó junto a Mahmoud Ahmadinejad y añadió lo del islamosocialismo, las imágenes existen en este documental titulado Hezbollah, la investigación prohibida.

Nos hallamos atrapados en las garras de los comunistas, que mientras más jóvenes e ignorantes son más peligrosos; de ahí el gran riesgo con este gobierno español por entero. No es sólo que sean comunistas, es que, como casi todos los comunistas de ahora, son, además de ignorantes, sumamente despiadados. Como en el pasado, poco ha cambiado, pero a estos el pasado les sirve sólo cuando se trata del franquismo.

Cada una de las leyes impuestas por este gobierno son leyes para dañar a los seres humanos, en particular a las mujeres y a los campesinos; exactamente lo que sucedió en Cuba.

En Cuba no tuvieron que inventarse ni siquiera una Ley del Aborto, como he contado en artículos anteriores. En Cuba el aborto se convirtió en una afrenta cotidiana, abortar era un gesto social progresista, un acto revolucionario, una protesta en contra del colonialismo clerical… Ah, esos términos de los comunistas. Mediante el aborto no sólo controlaban la natalidad, frenándola; mediante el aborto se ocultaron aquellos problemas de abortos “naturales” en las mujeres que fueron obligadas a trabajar en el campo desde la madrugada hasta la noche provocados por los productos químicos soviéticos rociados en los abonos. Los abortos servían además para que los fetos, mientras más completos y con mayor tiempo mejor, se usaran en los experimentos mengelistas del tirano.

Estoy en contra de cualquier ley del aborto, entre otras cosas porque como ya dije en un artículo, una sociedad debiera ser lo suficiente madura para entender que una mujer a estas alturas es responsable de su cuerpo, pero más allá de su cuerpo es responsable moral y espiritualmente de otro cuerpo que ya no es el suyo. La ley del aborto es una ley antiespiritual, aparte de que no posee ninguna racionalidad ligada con el alma, desconoce la importancia del espíritu en el ser, de la propia consciencia y de la existencia misma como esencia del todo humano. La política, los políticos, reitero, no están aptos para inmiscuirse en la complejidad del trauma.

Es curioso cómo este gobierno, mediante la ley animal, se inquieta por los derechos de las ratas, pero atenta contra los derechos del ser humano dentro de su madre, desprestigiando primero a la madre como portadora de vida y después a la vida como proceso último de creación.

Por otro lado, ha sido aprobada la zoofilia, siempre y cuando el animal consienta. No es de locos, es de gente mala. Además, es el primer paso para acabar de aprobar mediante ley la pedofilia, que es detrás de lo que andan hace rato. Si se puede con animales, pues lo más natural para esta gente sería que también se pudiera con niños que, en definitiva, según sus criterios, valen menos que las ratas.

En las escuelas en el campo los militantes comunistas que dirigían aquellos horrendos campamentos nos comparaban a menudo con las ratas que nos asediaban y atacaban día y noche. Inclusive hacían malas bromas, cuando alguna rata mordía a una niña cundían las burlas en torno al suceso, con comentarios como estos: “Pobre rata, morirá de la peste ’bobónica’ (por bobo o boba)”.

Lo peor es que el camino hacia el infierno hacia el comunismo está plagado de buenas intenciones y de gente muy idiota que facilita el acceso al poder de estos monstruos, que lo único que persiguen es la destrucción de la sociedad tal como la hemos conocido hasta ahora, para imponer la ley del embudo en una sociedad cada vez más ancha para ellos y más estrecha para el resto. Todavía peor es que el camino puede hacerse más y más corto, como lo vivimos en Cuba y lo estamos viviendo en España en la actualidad.
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sábado, 18 de febrero de 2023

El día que se derrumbó el Teatro Alhambra.

Tomado de Cubanet.org

El Teatro Alhambra, uno de los más prestigiosos de la escena cubana durante las primeras tres décadas del siglo XX, quedó en el olvido entrados los años 30, con el auge del cine sonoro, el retiro de sus principales figuras, la crisis económica y la represión de Gerardo Machado, para quien no era de agrado lo que allí se representaba.

En la noche del 18 de febrero de 1935, invadido por comején, se desplomó el vestíbulo del Alhambra tras culminar las funciones de ese día, poniendo así fin a una parte importante de la historia del teatro en la Isla. La instalación fue demolida un poco después.

El Alhambra había sido inaugurado el 13 de septiembre de 1890, en la intersección de las calles Consulado y Virtudes, en Centro Habana. El poco éxito de sus primeros años, en el que acogió teatro lírico y obras de temas criollos fundamentalmente, estuvo muy alejado de toda la gloria que lo acompañó después.

Tras la intervención norteamericana cambió el nombre por el de Café Americano y se presentaban allí espectáculos de Music-Hall.

El momento decisivo para la instalación llegó a finales de 1900, cuando fue alquilado por el reconocido libretista Federico Villoch, el escenógrafo Miguel Arias y el actor José López Falco.

Además de Villoch, otros muchos libretistas escribieron para el Alhambra, como Francisco y Gustavo Robreño, Ramón Morales, Ignacio Sarachaga, Manolo Saladrigas, Félix Soloni, Gustavo Sánchez Galarraga, entre otros.

En el Alhambra se presentaban tres funciones por noche, cinco los domingos y varios estrenos semanales, ante un público complacido con la realidad que representaba desde la sátira. Durante sus años de esplendor se estrenaron más de dos mil piezas teatrales, muchas de las cuales se han perdido.

En su escena se volvieron antológicos los personajes del negrito, el gallego y la mulata; y la combinación de la excelente escenografía, música y cuerpo de baile hicieron que el lugar mantuviera su éxito durante más de 30 años.

La historia del teatro quedó inmortalizada en el cine cubano con el popular filme La Bella del Alhambra, dirigido por Enrique Pineda Barnet y protagonizado por Beatriz Valdés, César Évora, Verónica Lynn y Ramoncito Veloz. 

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