viernes, 28 de abril de 2023

Corrupción socialista: entre lo público y lo escondido.

Por René Gómez Manzano.

Raúl Castro junto a Manuel Marrero y generales de las FAR.

Este jueves, los medios de agitación y propaganda del castrismo se hicieron eco de la reunión celebrada por la plana mayor del régimen (incluidos los recién ratificados jefes de Estado y Gobierno) con funcionarios de la Contraloría General de la República (CGR) y el Sistema Nacional de Auditoría (SNA).

En textos de contenidos similares y pequeñas diferencias de redacción, la Agencia Cubana de Noticias (ACN), Cubadebate y los diarios nacionales Granma y Juventud Rebelde, a una sola voz, ensalzan lo que ellos mismos califican como “una de las tareas fundamentales” de las dos ramas contables arriba mencionadas: “la lucha contra la corrupción”.

Refiriéndose a la CGR y el SNA, el “Presidente de la República”, en su alocución, “destacó el acompañamiento y apoyo que han dado a la dirección del país en todas las tareas que se han planteado”. Y precisó: “No hay medida que se apruebe por parte del Gobierno, del país, (…) a la que ustedes no le busquen enseguida una interpretación de esas medidas para que tengan efecto, desde el trabajo de la Contraloría y del Sistema Nacional de Auditoría”.

La información, al particularizar en los diferentes tipos de organismos en los que se centrará ese interés, menciona los “ministerios, entidades nacionales, empresas, órganos locales del Poder Popular y otros ramos”. Una vez más brilla, por su ausencia en esa relación, la compañía catalogada como “sociedad anónima”, pero la cual regentea en esta “Cuba socialista” los negocios que rinden mayores ingresos: GAESA.

Como se sabe, se trata de un pulpo militar, dirigido por altos oficiales ya retirados. Sus siglas corresponden al sintagma Grupo de Actividades Empresariales, S.A. Goza del privilegio de operar no con las depreciados e inservibles pesos cubanos (CUP), sino con las codiciadas divisas extranjeras.

Pero por alguna razón desconocida se ha librado del indeseable interés de la señora Gladys Bejerano Portela, la contralora general. Pero aquí vendría al caso que los comunistas cubanos recordaran al teniente coronel golpista venezolano Hugo Chávez, y que rememoraran una de sus frases a las que se le ha dado más publicidad: “Por ahora”.

También en la Patria del Libertador, durante decenios, campearon por sus respetos los “malversadores socialistas”. Ellos, amparados en las patentes de corso que les otorgaban su condición de miembros del Partido Socialista Unido de Venezuela y del gobierno chavista, succionaron durante decenios, hasta sacarles sangre, las generosas ubres estatales.

Gozaban de absoluta impunidad. Parecía que el alegre carnaval del amillonamiento y el peculado no tendría fin. Los órganos de control prestaban oídos sordos a las denuncias políticas que de tiempo en tiempo se alzaban desde las filas opositoras. No iban a perseguir a sus mismos compañeros de las filas gubernamentales. ¿O sí!

El permanente festejo a costa de los dineros públicos del pueblo venezolano duró hasta comienzos del presente abril. Tal vez forzado por la merma de los ingresos del Estado, el dictador Maduro se animó a desatar una gran cacería de brujas contra los presuntos malversadores enquistados en la fuente fundamental de moneda fuerte: el monopolio PDVSA (Petróleos de Venezuela).

Son veintenas los altos funcionarios puestos a buen recaudo en los numerosos centros represivos que defienden al régimen chavista. Entre los ahora defenestrados que están sufriendo en su propio pellejo el brutal tratamiento dispensado por los cuerpos policiacos, no ha faltado ni siquiera algún “suicidado”.

Por supuesto que, también “por ahora”, la brutal represión no ha alcanzado a algunos de los máximos responsables. Como el mismo jefe superior de la gran cloaca de PDVSA: Tareck El Aissami, quien estuviera hasta hace unas semanas al frente del negociazo petrolero, pero se apresuró a presentar su renuncia al inicio mismo de la actual purga. Para ayudar a “esclarecer” los malos manejos, dijo.

Ahora se plantea incluso que este “pichón de moros” está destinado a ocupar una embajada en algún país árabe. Aunque eso está por verse. Aquí está presente también la constante contradicción entre lo público y lo escondido que caracteriza a estos regímenes autoritarios. Pero incluso si El Aissami continúa disfrutando de impunidad, esto les sirve de poquísimo consuelo a las veintenas de implicados en la imponente trama de malversaciones del pulpo petrolero.

Lo que nos lleva de vuelta a las desgracias de nuestra Cubita bella. Si en Venezuela es PDVSA la máxima fuente de ingresos, en esta Gran Antilla es GAESA. Y si en este Grupo de Actividad Empresarial hubiese también una trama de corrupción (lo que, claro, sólo se podrá saber y reprimir cuando contralores y auditores tengan acceso a sus cuentas internas), entonces no envidio la situación de los grandes jefes del pulpo militar.

Y menos aún si Díaz-Canel y sus socios de equipo, ante la desesperada situación económica en la que está sumida nuestra Patria, se animan a imitar la reciente purga de Nicolás Maduro contra PDVSA, y lanzan contra GAESA a sus contralores y auditores (¡y también a sus fiscales, claro!). En tal caso, ¡que Dios los coja confesados!

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