domingo, 2 de julio de 2023

Los vecinos de Fidel Castro en Punto Cero.

Tomado de cubanet.org


Se nombra Sergia Marina Sánchez, tiene 67 años, vive hace 39 en las inmediaciones del perímetro de Punto Cero, en la calle 238, y aunque alega que la casa le fue asignada a su difunto esposo por el propio Fidel Castro no puede venderla ni darla en herencia a su hijo Manuel, porque el inmueble continúa siendo un “medio básico” del Fondo de Vivienda y Medios Básicos del Consejo de Estado de la República de Cuba y por tanto no puede asentarse en el Registro de la Propiedad y no es heredable.

“A Manolito y a mí nos han propuesto mudarnos para un edificio del MININT (Ministerio del Interior) en La Coronela (municipio La Lisa, en La Habana) pero es que nosotros hemos hecho casi toda la vida aquí. Ahora estamos a la espera de una respuesta del Consejo de Estado, aunque ya no tengo esperanzas. Esta es la tercera reclamación que hago pero nada”, dice Sergia, cuyo esposo, Manuel Díaz, alcanzó los grados de teniente coronel como chofer y parte del equipo de seguridad personal de Fidel Castro.

“La casa fue dada de palabra. Nosotros vivíamos en Santiago de Cuba y nos trajeron directo para aquí en febrero del 84”, argumenta Sánchez. “Al principio compartíamos la casa con seis personas más, igual (miembros) de la escolta de Fidel, pero en el 98, cuando Manuel se enfermó (de cáncer), solo nos quedamos nosotros tres (…). Manuel muere en el 2006 y Fidel en persona me dijo que la casa era mía y de Manolito (…). Todo comenzó cuando Fidel murió. No pasaron dos meses cuando recibí el primer aviso (de desalojo), algo que no entiendo porque aquí hay vecinos que recibieron sus casas como medio básico y ahora son propietarios”, dice quien además trabajó durante más de una década en la lavandería del Centro de Investigaciones Médicas Quirúrgicas (CIMEQ) de Cuba, también en las inmediaciones de Punto Cero. 

La casa de Sergia Marina no es pequeña: cuenta con cinco dormitorios y cuatro baños, pero aun así no llega a tener el tamaño de las mansiones que hay en las cercanías, algunas de ellas con piscinas, áreas deportivas y terrenos amplios con árboles frutales y cultivos variados, que igualmente pertenecieron alguna vez al Consejo de Estado pero cuyos dueños actuales, hijos y nietos de sus antiguos moradores, militares de alto rango o colaboradores cercanos tanto de Fidel como de Raúl Castro, tuvieron la fortuna de lograr la desvinculación y obtener la propiedad después de la muerte del dictador en 2016. 

Según testimonios de los entrevistados, fue poco después, entre 2017 y 2018, el acceso a la zona de Punto Cero dejó de estar restringido. Los controles de seguridad disminuyeron de más de una decena a apenas dos, y solo a algunos vecinos en las afueras del recinto donde vivía la familia Castro se les permitió rentar sus viviendas aunque exclusivamente a extranjeros que hubieran reservado con tiempo suficiente para que sus expedientes o “fichas” fuesen meticulosamente analizados por el Ministerio del Interior.

“No tuve esa suerte”, dice a CubaNet Rafael Roque Rodríguez, quien en abril de 2018 se vio obligado a abandonar el que consideraba su hogar, cuando fue desalojado en beneficio de un empresario italiano cuyo nombre desconoce pero que, según ha logrado averiguar, está relacionado con el grupo Italsav. S.A., que tiene a su cargo la red de tiendas actualmente conocidas como “Agua y Jabón”, y que surgieron durante los años 90 bajo el concepto de ventas “Todo x Uno”.

“Yo vivía en el número 21822, entre 7ma. y 218, y al lado, en la que antes era una casa de protocolo, vivió un tiempo un hermano o primo de Abrahantes (general de División José Abrahantes Fernández, Ministro del Interior entre 1985 y 1989), después se mudaron dos colombianos de las FARC en los años 90, creo que se estaban atendiendo en el CIMEQ o algo así. Y ahora es una firma italiana que ocupa las dos casas, una como vivienda y la otra como oficina”, explica Roque Rodríguez.

“El patio de mi casa colindaba con el de ellos. Allí iba mucho García Márquez cuando estaba en Cuba y una vez también fue Fidel. Mi padre había trabajado de comprador (del Consejo de Estado) en Panamá y después lo llevaron para el Palacio de Convenciones a lo mismo hasta que en uno de los viajes decidió quedarse. Eso fue como en el 2006, así que en 2017 pensé que no había problemas en pedir la desvinculación (de la vivienda) pero eso fue lo peor que hice porque llamé la atención, a lo mejor se acordaron de lo que hizo el viejo y me la cobraron a mí”, asegura Roque Rodríguez, que no tuvo más opciones que aceptar el desalojo y mudarse a otra vivienda en el mismo poblado de Jaimanitas.

Los vecinos con suerte.

En el mismo vecindario, pero en la calle 222, entre 222 B y 222 C, al fondo del propio CIMEQ, se alza la soberbia residencia donde vive la familia del actual primer ministro de Cuba, Manuel Marrero Cruz, y unos metros más adelante, pero desde la calle 11B hasta 5ta., se accede a los complejos de viviendas que pertenecieron al comandante Juan Almeida Bosque, también a la casa del coronel Nelson Camejo, jefe de Aseguramiento de Punto Cero; a la de la familia Hernandez-Trujillo, hoy desalojada; y a la antigua casa de Pedro Llanes, el primer chofer que tuvo Dalia Soto del Valle cuando fue a residir a la localidad en los años 80.

Pero a solo unos metros de la entrada a la residencia de Fidel Castro, llaman mucho más la atención las dos mansiones ocupadas, en calle 9na., entre 236 y 238, por Tania Méndez Flores y Ángel Vilaragut Sánchez, en condición de propietarios, de modo que pueden disponer de los inmuebles aun cuando también fueron otorgados en su momento por el Fondo de Vivienda y Medios Básicos del Consejo de Estado.

En el caso de Tania Méndez Flores, de acuerdo con información ofrecida por diversas fuentes consultadas por CubaNet, se trata de una especialista en Fisiatría y Rehabilitación del CIMEQ, al igual que su esposo, el coronel Carlos Portilla, que llegara a ser responsable del Departamento de Aseguramiento Material del propio centro médico, a la vez que encargado de la seguridad y atención a Fidel Castro, por lo cual este personalmente le otorgó la vivienda, una mansión casi tan grande y lujosa como la de él.

“No eran sus médicos de cabecera sino algo más importante, eran los encargados de velar porque a Fidel no le pasara nada malo en un quirófano o que le pusieran un medicamento que no era”, afirma una fuente del propio CIMEQ entrevistado por CubaNet bajo la promesa de proteger su identidad. “No había reunión, evento o lo que sea que ellos no supervisaran al detalle, e informaban diariamente a Fidel de todo lo que pasaba en el CIMEQ. Ese era el lugar donde se atendían él y todos los que lo rodeaban (…). Tania, porque estaba casada con Carlos, pero también porque los dos eran de total confianza para Fidel, y para Raúl, por eso aunque Carlos se fue para Miami, a Tania no la sacaron de ahí”, agrega la fuente.

Por su parte, Ángel Vilaragut Sánchez, vecino de Tania Méndez en calle 9na. A, se trata del padre de Ángel Vilaragut Montes de Oca, viceministro primero del Ministerio de la Construcción, que igualmente tiene allí su residencia como heredero del inmueble que su progenitor recibiera por su amistad con Fidel Castro desde mucho antes de enero de 1959 pero, sobre todo, por los servicios prestados durante los años en que el régimen, para esquivar el control de los soviéticos más que el embargo de Estados Unidos, ordenó de manera secreta a varios hombres de confianza la creación de empresas off-shore, especialmente en Panamá y Reino Unido. 

“Tenerlos cerca era imprescindible, por eso cuando ves que fulano o mengano, totalmente desconocidos, viven en esa zona, tan restringida, tan vigilada, es porque algún servicio directo prestaban a Fidel”, explica un exoficial del Ministerio del Interior bajo condición de anonimato. “Eran asuntos tan confidenciales que ni por teléfono podían hablarlos, así que (Fidel) resolvía todo mudando a sus colaboradores a unos metros de él, a la vez que los tenía controlados (…). La casa no es del viceministro, él vive allí, pero en realidad la casa es del papá que hace años se retiró”, dice la fuente.

Sin embargo, con la jubilación no llegó el desalojo de Punto Cero, probablemente no tanto por el alto cargo que ocupa su hijo en el Ministerio de la Construcción sino por el papel que pudieran desempeñar sus otros dos hermanos, Iván y Juan Carlos Vilaragut Montes de Oca, al frente de varias empresas registradas en Panamá, algunas en fecha tan reciente como marzo de 2017. Los nombres de Tania Méndez y de Carlos Portilla aparecen relacionados como integrantes de los comités organizadores de casi todos los congresos y conferencias científicas del CIMEQ. Ella se mantiene residiendo en la mansión de calle 9na., casi en el mismo corazón de Punto Cero, mientras aguarda para reunirse pronto con su esposo e hijas, residentes en Miami.

Iván Vilaragut Montes de Oca, aparece como director de ECO-Ciudad L-1123, S.A., una empresa dedicada al saneamiento en varios distritos de Ciudad de Panamá, además de ocupar un cargo similar en AML Internacional, Inc., dirigida al asesoramiento financiero e inversiones. La mayor parte de la familia Vilaragut-Montes de Oca reside fuera de Cuba, en España y Estados Unidos.

Otros vecinos muy especiales.

Algunas de las casas y mansiones de Punto Cero y de los alrededores ―una extensión que supera los 20 kilómetros cuadrados en la localidad habanera de Jaimanitas― aún se encuentran habitadas; otras, incluso al interior del propio recinto que funcionara como un búnker para la familia Castro, han sido clausuradas y hasta puestas a la venta por sus propietarios, o ya arrendadas por el propio Consejo de Estado a extranjeros con empresas e inversiones en Cuba. 

Una práctica nada nueva si se tiene en cuenta que buena parte de los amigos extranjeros tanto de Fidel Castro como de sus hijos, vivieron durante algún tiempo en las llamadas “casas de protocolo” que el Ministerio del Interior ponía a disposición del dictador. 

Por la zona, desde los años 70 hasta la actualidad, han residido de manera permanente o temporal varios refugiados y líderes políticos, guerrilleros, empresarios y testaferros extranjeros como el italiano Sandro Cristoforetti, quien introdujo a Antonio “Tony” Castro en el mundo del golf y de los autos de lujo, más otros invitados especiales que el “Comandante” deseaba tener cerca, como son los casos del escritor Gabriel García Márquez, del fraile brasileño Frei Betto y el fallecido Hugo Chávez.

No obstante, uno de los vecinos de Punto Cero más especiales para Fidel Castro, y al mismo tiempo muy poco conocido, es Gassan Salama Ibrahim, un empresario colombiano, de ascendencia palestina y con residencia oficial en Panamá aunque permanece más tiempo entre La Habana y Caracas, que ha sido durante años el encargado de suministrar alimentos importados a la mesa de los Castro y, en los últimos años, a la de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, por medio de la empresa Lido International S.A., registrada en Panamá desde 1976 y asociada a la Cámara de Comercio Cubana, teniendo su sede oficial en calle 7ma., en Miramar, pero el emplazamiento real en la calle 11B, a escasos metros de la mansión de Fidel Castro. De esa forma, el perímetro residencial sirve de protección a Gassan Salama y a luchadores por la causa palestina.

Lido International S.A. se define como una empresa dedicada a la distribución y comercialización de alimentos y de materia prima para la industria textil, pero en realidad ha sido durante casi cuatro décadas una de las encargadas de llenar la despensa de los Castro, primero de la mano de Khaled Salama, padre de Gassan, y después de la de este, en conjunto con otra veintena de empresas de su propiedad, establecidas en Panamá como Orbit Zona Libre S.A., actualmente suspendida, pero fundada en 2011 por Hassan Youssef Hammoud, amigo de la familia Salama.

En agosto de 2021, algunos medios de prensa, entre ellos Armando.info, revelaron la participación de Gassan Salama Ibrahim en los negocios de corrupción de los empresarios chavistas Alex Saab y Álvaro Pulido.

Activo militante de la causa palestina, tanto Gassan Salama como su hermano Wafy Ibrahim suelen publicar en sus redes sociales mensajes de apoyo a los regímenes cubano y venezolano, así como fotografías que demuestran su cercanía a figuras como Fidel Castro (“Yo soy todo lo que soy gracias a Fidel”, ha dicho en un post en sus redes sociales), Rafael Correa y Nicolás Maduro. 

En tal sentido, Gassan fue invitado como observador de las elecciones en Venezuela de 2018, y aún participa como proveedor en el principal programa de asistencia y control social del chavismo, los Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP), por los que se dice que recibe pagos millonarios del régimen venezolano, así como otros favores que benefician al medio centenar de empresas registradas en Panamá en los últimos 40 años, algunas enfocadas en la venta de combustibles, energías y construcción de viviendas. La casa de Gassan Salama en Punto Cero se encuentra próxima a la Unidad Motorizada de la calle 11B.

La muerte de Fidel Castro en 2016, el retiro de Raúl Castro al Segundo Frente Oriental, así como el presunto traslado de Dalia Soto del Valle a otra mansión en Atabey han marcado el nuevo aspecto de Punto Cero como la actual zona en decadencia donde van quedando muy pocos de aquellos viejos vecinos del dictador que en verdad fueron sus colaboradores más cercanos y secretos.

Por otra parte, con el deterioro y el relajamiento del cordón de seguridad, cada vez son más fuertes los rumores de que Punto Cero pudiera estar en la mira de varios inversionistas canadienses y de Reino Unido, así como de los empresarios militares cubanos, que aspiran a transformar nuevamente en un gran campo de golf, asociado a un ambicioso proyecto inmobiliario, esa parcela de Jaimanitas que se extiende entre las calles 11B, 5ta. D y 222.

Share:

0 comments:

Publicar un comentario