miércoles, 30 de agosto de 2023

Gobierno y Parlamento cubanos dan la espalda a la crisis alimentaria.

Por Marlene Azor Hernández.

Tras ocho meses transcurridos de 2023, Parlamento y Gobierno cubanos no resuelven el acceso libre a los alimentos. En julio de este año, Esteban Lazo “se quejó” por la escasa producción de alimentos en Cuba. Un mes después, la Asamblea anunció la fiscalización del Ministerio de la Agricultura (MINAG) para diciembre próximo como supuesta solución al desabastecimiento general. Esta medida burocrática es reaccionaria e inadmisible frente a la urgencia del hambre nacional.

El MINAG rendirá cuentas sobre un periodo reciente (2022 y primer semestre de 2023), pero no habrá cambios en los impedimentos gubernamentales para la producción de alimentos. La oligarquía del Partido Comunista y el Parlamento se niegan a discutir lo que en realidad depende de la política económica del régimen cubano y no de los factores externos.

La alta fiscalización al Ministerio de la Agricultura en diciembre nada aportará a la seguridad alimentaria en el país, en tanto repetirá cifras decrecientes de producción de alimentos y las justificaciones tradicionales de la falta de divisas por el embargo, y el incremento de los precios por “la crisis internacional”, eufemismo utilizado por el Gobierno cubano para no hablar de la invasión rusa a Ucrania.

¿Qué no se discute por el Gobierno y el Parlamento?

La disfuncionalidad de la estructura de propiedad agraria, la ausencia de libertad de producción y comercio y la política de “comunismo de guerra” contra los productores, con el “encargo estatal” que los obliga a vender la mayor parte de sus cosechas y ganado al Estado con precios muy por debajo del mercado, son elementos tabúes que no se discuten por el Gobierno ni por el Parlamento. La solución para la agricultura, según Esteban Lazo, es “un movimiento político y participativo para desatar una revolución en el sector”: otra consigna política vacua en plena crisis alimentaria del país.

El economista Carmelo Mesa Lago ha señalado en varias ocasiones cómo la política agrícola de China y Vietnam acabó con las hambrunas en esos países, en cinco años, y los convirtió en autosuficientes y luego en exportadores.

Las claves son las siguientes, según dijo Mesa Lago a Diario de Cuba:

-El Gobierno cubano debería “autorizar a todos los productores agrícolas a determinar por sí mismos qué sembrar, a quién vender, y a fijar los precios en base a la oferta y la demanda”. “Estas políticas terminaron con las hambrunas periódicas en los dos países asiáticos, que ahora son autosuficientes”.

-“Esto requiere eliminar el ineficiente sistema de Acopio. Las compras estatales obligatorias de la mayoría de las cosechas a precios fijados por el Estado, inferiores al precio de mercado, son un desincentivo.

-“Reemplazar la lista de actividades por cuenta propia autorizadas por una lista de actividades prohibidas, permitir a los profesionales trabajar por cuenta propia y eliminar las barreras en el sector no estatal”.

-“Terminar la etapa experimental de las cooperativas de producción no agrícolas y de servicios, aprobar más de ellas, y establecer mercados al por mayor para suministrar insumos a todo el sector no estatal”.

-“Establecer bancos, incluyendo extranjeros, que provean microcrédito; permitir al sector no estatal importar y exportar directamente; eliminar los impuestos más gravosos al sector no estatal; imponer el impuesto a las ganancias en vez de al ingreso bruto, y permitir la completa deducción de gastos”.

-“Empoderar a una asociación independiente de microempresas para negociar condiciones con el Gobierno y envolverse en la legislación pertinente, además de crear una vía para denunciar a funcionarios estatales corruptos que cobran sobornos a los trabajadores del sector no estatal”.

-Para aumentar la inversión extranjera, “autorizar a las compañías extranjeras a contratar y pagar directamente a todos sus trabajadores, aprobar la inversión de capital extranjero (incluyendo a los cubanos en el exterior) en todos los sectores económicos, así como en las microempresas y cooperativas de producción no agrícolas y de servicios”.

Por su parte, el economista Pedro Monreal señaló recientemente que la alternativa a la situación actual de la agricultura es “una agricultura privada moderna en Cuba que necesita privatización de tierras, mercado de títulos de usufructo, precios de mercado, insumos estables en CUP, empresas privadas medianas y grandes de gestión, regulación antimonopólica, inversión estatal en infraestructura (hay más)”.

Monreal rechaza las propuestas rusas sobre agricultura porque discriminan a los privados nacionales y privilegian en específico a los inversores rusos.

En otras palabras, la propiedad privada en el campo debe ser dominante, pero también nacional; el privilegio para los inversores rusos no tiene fundamentación económica sino política. 

¿Tendrá la oposición cubana que hacer una campaña específica en Naciones Unidas para eliminar el hambre en Cuba y obligar a la dictadura a aceptar los intereses de los productores cubanos? Hace más de 32 años que la población cubana vive la incertidumbre sobre los alimentos que podrá consumir cada día; sin embargo, Gobierno y Parlamento dan la espalda a esta crisis alimentaria, y no cambian su política económica contra los productores cubanos.

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martes, 29 de agosto de 2023

Mendigando en clave castrista.

Por René Gómez Manzano.

Díaz-Canel durante su gira por África.

En días pasados ha sido noticia el más reciente viaje internacional del actual Jefe de Estado cubano. En esta oportunidad, el periplo de Miguel Díaz-Canel, exaltado a su actual posición gracias a haber sido escogido por un solo compatriota y votado por unos cuantos centenares, tuvo como escenario el continente africano.

El presidente designado de la Gran Antilla acometió su periplo llevando como su principal herramienta la escudilla de pordiosero. El mero enunciado de esta realidad nos dice muy alto y claro a qué extremos de miseria han llevado el castrocomunismo y sus políticas erradas a este desdichado país que antaño fuera conocido como “la Perla de las Antillas”.

Porque no debemos olvidar que los estados visitados en el llamado “Continente Negro” están ahora empeñados en salir de un subdesarrollo secular, y que lo hacen tras acceder a la independencia hace apenas unos pocos decenios. Sólo hay que pensar en lo que, en 1959, eran Angola, Mozambique o Namibia, por una parte, y lo que era Cuba, por la otra. ¡Y que tenga que ser nuestro país el que solicite ayuda de los primeros!

Como argumento para justificar el pedido, se invoca el apoyo militar que, en tiempos del fundador de la dinastía castrista, prestaron las tropas cubanas en varias de esas naciones africanas. En ese contexto, lo usual es que se invoque el papel desempeñado por las primeras en la lucha contra dos flagelos repudiables: el colonialismo y el monstruoso régimen del apartheid.

¡Qué lástima que los hechos, en su testarudez, se nieguen a avalar esa tesis edulcorada y tendenciosa, tan querida por los agitadores castristas! La realidad en la misma Angola, por ejemplo, es que las autoridades portuguesas, tras la “Revolución de los Claveles”, decidieron poner fin a la colonización, y aceptaron el día 11 de noviembre de 1975 como el de la independencia del referido país.

Sólo que los distintos partidos angoleños no lograron ponerse de acuerdo entre sí, y cuando ya se acercaba la fecha mencionada, comenzaron a luchar unos contra otros para hacerse con el poder. Es en ese contexto que las tropas cubanas fueron determinantes para que Luanda, la capital, quedase en manos de sus aliados. Pero eso fue en la lucha contra los también independentistas Jonas Savimbi y Holden Roberto; no contra los colonialistas portugueses. Es que Castro —¡qué casualidad!— se alineó con la línea moscovita de Agostinho Neto y su Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA).

Pero más allá de los méritos reales o imaginarios acumulados por las tropas antillanas en suelo africano, lo cierto es que aquellos constituían el activo con el que contaba el Presidente designado en su periplo. ¿Y cuál fue el resultado? Creo que un titular de 14ymedio destaca lo esencial: “Díaz-Canel cierra su gira africana en Namibia, con mucha pompa y escasos acuerdos”. O sea: que el platico de mendigo regresó vacío.

El insulso blablablá de la propaganda castrista enmascara esa ausencia de resultados palpables. En puridad, el costoso viaje, financiado por un Estado que se encuentra en la ruina, ha adquirido características de viaje turístico. Del cual han disfrutado el “nombrado a dedo” y su esposa, que Díaz-Canel, en plano de congraciarse con su homólogo mexicano López-Obrador, dijo que no era Primera Dama, pero que actúa como si sí lo fuese.

Entre la “mucha pompa” a la que se refiere el primer diario independiente realizado en la Isla está el acto por el Día de los Héroes, durante el cual el Jefe de Estado cubano recibió “la Orden de la Antiquísima Welwitschia Mirabilis”. A quienes —como yo mismo— sientan curiosidad por la insólita denominación de la medalla, les aclaro que los namibios decidieron bautizarla con el nombre de una especie vegetal autóctona, la cual se caracteriza por su increíble longevidad (de ahí el superlativo): como regla, un milenio, y dos en el caso de los ejemplares más viejos.

Fue tras recibir esa condecoración que el mandatario tuvo una idea tremendamente poco feliz: la de pronunciar unas palabras de agradecimiento en inglés. Según Diario de Cuba, se trata de un idioma “con el que se ha atragantado en varias ocasiones”. La descripción no es arbitraria: pese a que el bocadillo dura apenas unos segundos, Díaz-Canel puso de manifiesto su desconocimiento de la lengua de Shakespeare. En resumen: perdió una excelente oportunidad de quedarse callado… o de hablar en español.

Con esa pretensión de actuar como si dominara el idioma anglosajón, el “puesto a dedo” ha imitado al coronel Hugo Chávez, que también creía saber inglés. Pero el venezolano, formidable tribuno y demagogo y pésimo político, era un simple militarote. Sólo sabía de tirar tiros. Díaz-Canel, por el contrario, es un flamante “Doctor en Ciencias Tecnológicas”.

Según el sitio castrista EcuRed, uno de los requisitos para obtener esa elevada categoría académica es el de “demostrar la capacidad del futuro doctor para comunicarse, interpretar textos, leer y traducir en un idioma extranjero”. Para mí está claro que, con sus lamentables intentonas en inglés, Díaz-Canel no ha llenado ese requisito esencial. ¿Entonces cómo fue que obtuvo el título de doctor!

A menos, claro, que la lengua aprobada por él sea otra de las admitidas, que son el ruso, el francés y el alemán. El gobernante ha visitado países en los que se hablan estos idiomas, pero jamás lo he visto intentándolo comunicarse en alguno de ellos. Entonces la duda inevitable es: ¿Cuál fue la lengua que aprobó en su doctorado!

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La historia mal contada de la revolución castrista.

Por Luis Cino.

Gigantografía de los hermanos Castro a la entrada de Birán, en Holguín.

De la revolución bolchevique y la maoísta quedaron pocas imágenes fílmicas y fotográficas. Pero, en cambio, abundan, desbordan los archivos, las fotos y películas de la revolución castrista.

Salvo por esa profusión de fotografías y filmaciones -en muchos casos reeditadas y retocadas para borrar personajes inconvenientes-, la historia de la revolución cubana -ahora que se les acaba el tiempo a sus protagonistas que aún viven para contarla como realmente fue- estará incompleta. Y a fuerza de tanta retórica, manipulación y silenciamiento de las voces de sus víctimas, será una historia muy mal contada.

Che Guevara consideraba que la historia de la revolución cubana debía ser escrita por los que la hicieron. De hecho, fue el primero en intentarlo. Con Pasajes de la guerra revolucionaria inició la escritura de la historia de la insurrección fidelista. Pero el relato se quedó en la toma de Santa Clara, en los días finales de diciembre de 1958.

Los castristas, lo mismo los generales de las FAR que los altos funcionarios gubernamentales que se han animado a escribir sin mucha vocación sus memorias, abundan en detalles sobre la etapa insurreccional: o sea, los dos años que duró la lucha guerrillera, pero paran en seco, como si hubieran perdido totalmente el resuello y las ganas de contar, en enero de 1959 o poco después, en los inicios del nuevo régimen.

En el caso de los militares, tanto en sus memorias publicadas por la Editorial Verde Olivo como hace una década atrás, cuando el periodista Luis Báez entrevistó a varios de ellos para el libro Secretos de generales, dan una zancada y caen en los pormenores de la batalla de Playa Girón, y otra zancada aún más larga, y refieren sus aventuras bélicas en Angola y Etiopía. Y luego dan por terminados sus relatos. Como si no sólo sus historias, sino también la de Cuba, hubiera llegado a su definitivo final. O a un largo interregno hacia sabrá Dios qué, porque ya sabemos que el paraíso comunista que una vez nos anunciaron, definitivamente ya no será.

Parece ser mucho más cómodo y seguro para los gerifaltes del castrismo escribir sobre la guerra revolucionaria de hace casi siete décadas que narrar desde el poder cómo, sin saber el oficio de gobernar, destruyeron el viejo orden y construyeron uno nuevo, similar y diferente a la vez al comunismo soviético; un orden caprichoso y antinatural que en pocos años empezó a hacer evidentes sus numerosos fiascos y fracasos hasta llegar al esperpento inmovilista que es hoy.

Los antiguos guerrilleros, una vez en el Poder, arrellanados en sus cargos de jefes militares o ministros, rodeados de privilegios, ajenos a los absurdos y los disparates o partícipes de ellos, se limitaron a obedecer sin chistar, sin hacer demasiadas preguntas y menos en voz alta, porque a la hora de mostrar absoluta fidelidad primero al Máximo Líder, y luego a su hermano que lo sustituyó, desconfiaban hasta de las paredes y las almohadas. Y ese tipo de historias que pudieron escribir, si iban en serio, resultaban demasiado peligrosas y deprimentes para contarlas en libros que quién sabe si podrían ser utilizados por “el enemigo”.

Tampoco fueron mucho más allá de los primeros años del régimen los intentos de historiar la revolución en libros como Gobierno Revolucionario. Primeros pasos, de Luis M. Buch (ministro de la Presidencia y secretario del Consejo de Ministros desde enero de 1959 hasta marzo de 1962) y Reinaldo Suárez; En marcha con Fidel, de Antonio Núñez Jiménez, y La complejidad de la rebeldía, de Oscar Puig y Reinaldo Suárez.

Fidel y Raúl Castro, que son los que más tenían que decir, nunca se animaron a escribir sus memorias. El primero, luego de jubilarse, prefirió escribir, antes que sus memorias, unas desconcertantes reflexiones para Granma y Cubadebate que firmaba como “el Compañero Fidel”. Y cómo no, él también, hizo -o más bien le hicieron los amanuenses suyos que recopilaron y organizaron la documentación utilizada- dos libros sobre la guerrilla en la Sierra Maestra.

Para escribir sus memorias, Fidel hubiera podido contar con el auxilio de las periodistas Rosa Miriam Elizalde y Katiuska Blanco, que se dedicaban a él a tiempo completo, y hasta del mismísimo Gabriel García Márquez, que se preciaba de ser su amigo. Pero no se decidió, y en vez de las memorias de Fidel Castro, hubo que conformarse con la trascripción de las 100 horas de su conversación con el periodista hispano-francés Ignacio Ramonet.

Paradójicamente, Norberto Fuentes, un desenganchado de la corte castrista que dice ser “la memoria de la memoria de Fidel Castro”, escribió en dos tomos (El paraíso de los otros y El poder absoluto e insuficiente) unas memorias apócrifas donde se apodera de su aliento y hace el cuento más parecido al Comandante que como lo hubiese hecho él mismo.

En cuanto a Raúl Castro, en su tiempo como presidente estuvo demasiado ocupado en intentar componer los enredos que le dejó su hermano con las reformas a cámara lenta, que no quiso llamar reformas sino “actualización y perfeccionamiento del modelo económico socialista”. Y después que delegó el mando (aunque siga mandando), ya nonagenario, es harto improbable que le quede tiempo ni cabeza para escribir sus memorias ni algo que lo parezca.

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lunes, 28 de agosto de 2023

Juan Eslava Galán: "Dentro de cincuenta años, Europa será islámica."

Por Jesús Fernández Úbeda.

LD entrevista al escritor jienense: "Si estamos manipulando la democracia, que es lo que estamos haciendo, hay que contar con el nacionalismo".

Juan Eslava Galán nació en una fábrica de aceite hace setenta y cinco años, en el municipio jienense de Arjona, donde, muchos siglos ha, los jóvenes Bonoso y Maximiano alcanzaron la santidad previo paso por la decapitación. Mal estudiante que sólo destacaba en Historia y Literatura, tras obtener la cátedra de Inglés, hizo "lo que Napoleón tras perder la batalla de Trafalgar": "Le dije a mi mujer: ‘Guarda esos libros, porque no pienso tocar nada más que tenga que ver con gramática inglesa’. Ahora me voy a dedicar a escribir".

Eslava escribió En busca del unicornio en 18 días, reinventó el género, fue galardonado con el Planeta y, desde entonces, no ha tenido problemas para publicar novelas como Misterioso asesinato en casa de Cervantes o La tentación del Caudillo, libros de viajes, una pila de ensayos –entre la que destaca la serie maravillosa dirigida a escépticos–, etcétera. Hasta ha traducido la poesía de T. S. Eliot. Su paisano, el también escritor Emilio Lara, me dice sobre mi entrevistado: "Tiene una inteligencia de rayos X para calar a las personas. Estableció el canon de la nueva histórica española". Nihil obstat por mi parte. LD entrevista al autor de Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie en el Café Varela, el fantástico reino culinario y literario de Melquíades Álvarez.

P: Señor Eslava, ¿nos hemos malacostumbrado los españoles a que, como dijo el bardo inglés, los locos lleven de la mano a los ciegos?

R: Desgraciadamente, sí. Como dijo Churchill, la democracia es el menos malo de los sistemas. Nosotros estamos procurando empeorarla todo lo que podemos. Y lo estamos consiguiendo.

P: La cosa parece que va para largo, ¿verdad?

R: Realmente, sí. A mi juicio, la solución sería relativamente simple, pero, claro, hace falta gente inteligente y con buena voluntad, y no la tenemos.

P: Esa solución simple sería…

R: Verás: en una democracia madura, los dos partidos principales, el de centro-izquierda y el de centro-derecha, digamos, tendrían que haber pactado. Sencillamente, deberían hablar, pactar, y dejar fuera a los que enturbian todo: los extremistas de izquierdas y de derechas. Eso sería lo inteligente en una democracia madura. Pero, claro, hace falta gente inteligente, con buena voluntad, dejar el guerracivilismo que inauguró el tonto de Zapatero… En fin, todo eso.

P: Escribe Enric Juliana, en X –antes Twitter–, el 18 de agosto: "El catalán y el valenciano son la misma lengua y se rigen por normas lingüísticas comunes (Normes de Castelló, de 1932), una auténtica proeza, teniendo en cuenta la historia de este país". Añade en otro comentario: "Esa misma inteligencia y sensibilidad que el Estado español ha tenido para mantener la unidad lingüística del castellano en América, los catalanes, valencianos y baleares la deseamos para mantener la unidad de nuestro idioma". ¿Verdadero o falso?

R: Absolutamente falso. En primer lugar, el valenciano existe como idioma, por lo menos, desde el siglo XV. En el siglo XV, tiene una obra de literatura espléndida, que es el Tirant lo Blanch, y tiene gramática y tiene diccionario. Es decir, es una lengua absolutamente fundamentada. El catalán, por su parte, sólo lo es al llegar el siglo XX. Antes del siglo XX, lo que se hablaba en Cataluña, que ahora llaman catalán, era un dialecto del provenzal. Ellos mismos lo reconocían como tal, hasta que se metió el nacionalismo y empezaron a llamarlo catalán. Sólo a principios del siglo XX es cuando hacen una especie de koiné lingüística y, basándose en cosas del mallorquín, en cosas del valenciano y en cosas del tipo de dialecto que se hablaba en Barcelona, constituyen el catalán. Esto que dice Enric Juliana está basado en que están metiendo dinero a mansalva para convencer, incluso a los valencianos, de que lo suyo es el catalán, cuando lo suyo es el valenciano, de toda la vida. Desde hace siglos. Con su literatura y todo.

P: ¿El catalán es una especie depredadora?

R: Los idiomas no tienen culpa: la culpa la tienen las personas. Me parece muy bien que hayan intentado regularizar el catalán los lingüistas, etcétera, como hicieron los israelíes con el hebreo y en otras comunidades donde se tiñe de política la lengua. Ahora, lo que me parece mal es que eso se intente imponer por decreto al llamado "imperio catalán", donde entra, incluso, parte de Córcega.

P: Un tal Jaume Pi i Bofarull, en Catalunya para marcianos (Planeta, 2018): "Una cosa es que manifestemos nuestra voluntad de desconectarnos de Espanya y que proclamemos la superioridad de la raza y cultura catalana y otra muy distinta que cortemos efectivamente todos los lazos. (…) Llevar la independencia demasiado lejos, incluso al punto de hacerla efectiva, puede perjudicarnos en lo más sagrado que tenemos, la butxaca (el bolsillo)". Algo de razón tiene el hombre.

R: Yo le doy toda la razón (risas). De hecho, los propios catalanes están notando que desde que hay esa exacerbación del catalanismo, la cuestión económica va a peor, sin duda alguna. Cataluña, históricamente, sobre todo, desde el siglo XIX, ha sido la locomotora de la economía española. Eso hay que reconocerlo. Pero también que han ganado la mayor fortuna a costa de tener un mercado protegido, que era España. Los tejidos ingleses, por ejemplo, que eran de mejor calidad y más baratos, no podían competir con los catalanes porque había una protección a todo el textil catalán. Y ahí se han fundamentado grandes fortunas de Cataluña. Estas cosas hay que reconocerlas: a España no le interesa desprenderse de una región fundamental suya que es Cataluña, y a Cataluña no le interesa desprenderse, en absoluto, del resto de España.

P: El pasado 21 de agosto coincidieron en un acto y posaron para la prensa los cinco magníficos: Aragonés, Montilla, Quim Torra, Jordi Pujol y Puigdemont. ¿Por qué se dice que es "progresista" pactar con esta gente?

R: Si estamos manipulando la democracia, que es lo que estamos haciendo, hay que contar con ellos. Y contar con ellos significa lo viene significando desde siempre, con la izquierda y con la derecha: hacer concesiones. Hacer concesiones y aumentar el abismo que existe, de todo tipo, entre Cataluña y el resto de España. Eso es absolutamente injusto desde el punto de vista constitucional. Los españoles somos iguales ante la ley…

P: ...pero algunos son más iguales que otros.

R: (Risas) Como en Animal Farm, claro.

P: Pasemos al cuestionario base: plagiando a Pilatos, ¿qué es la verdad?

R: La verdad es, simplemente, lo que cada individuo cree que es lo justo. Sobre todo, en este mundo, en el que nos hemos inventado la posverdad, que es una manera de maquillar la mentira. Cada uno tiene su verdad. La Verdad, con mayúscula, es un concepto delicuescente. Sin embargo, conviene acercarse a esa idea.

P: ¿Sabe de la existencia de alguna verdad absoluta?

R: Hay tremendas verdades absolutas: que estamos vivos, que la vamos a diñar… Si te fijas, son verdades inmanentes al ser humano que no admiten discusión.

P: Que la vamos a diñar es una verdad que se está intentado ocultar como nunca.

R: Observa una cosa, Jesús: yo tengo ya 75 años, en mi generación se hablaba de la muerte. Ha habido, por ejemplo, un accidente de ferrocarril y han muerto 200 personas. O en Pakistán. Sin embargo, ahora no hay muertos: hay fallecidos. Hemos apartado por completo la palabra "muerte".

P: ¿La búsqueda de la verdad humaniza?

R: Sin duda alguna. Ya lo dicen los griegos: tienes que conocerte a ti mismo y, a partir de ahí, conocer a la sociedad en la que vives. Pero cada vez hay más mentira y más confusión. Esa cantidad de información que tenemos últimamente hace que abunden las posverdades.

P: ¿Por eso cotiza peor la verdad que la mentira?

R: Sin duda: la mentira es mucho más atractiva que la verdad. La verdad, muchas veces, no nos agrada.

P: Leonard Cohen, en "Everybody Knows": "Todo el mundo sabe que el barco se está hundiendo, / todo el mundo sabe que el capitán mintió". Pongamos que ese barco es Occidente. En primer lugar, ¿el barco se está hundiendo?

R: Sí, absolutamente. Estoy absolutamente convencido. De vez en cuando, veo ridículo esto que quieren hacer los catalanes y los vascos. Pienso: "Si levantáis un poquito el objetivo, dentro de cincuenta años, Europa será islámica". Habremos dejado las instituciones que se fundaron en la Revolución Francesa, los Derechos del Hombre, y ya estaremos en otro escenario.

P: ¿Conoce Sumisión, de Houellebecq?

R: Sí. Houellebecq no me cae especialmente bien. Sobre todo, después de leer su última parida, un folleto donde explica por qué le buscan las cosquillas por el porno. Pero es la verdad del barquero: aunque lo diga Houellebecq, la verdad es la verdad. Es una cuestión de cifras.

P: Volviendo a la canción de Cohen, ¿miente el capitán?

R: Sí. Si no mintieran, no llegarían a capitanes. Concedamos que el político, en un principio, se mete en política con un deseo de servir a su sociedad y a su país. Pero luego, si aspiras a progresar dentro del partido, hablo de España, obviamente, tienes que ir dejándote la vergüenza en el camino; de lo contrario, no progresas. Al final, estás sirviendo al partido. Y un paso más allá es el de servirte a ti mismo del partido.

P: ¿La verdad libera?

R: Nos hace más desgraciados, pero sí. "La verdad os hará libres", dice el Evangelio.

P: ¿Se ha prostituido el significado del significante "libertad"?

R: Sí, completamente. "Libertad" significa que tú puedes hacer lo que quieres sin más limitación que la que te pone tu relación con el prójimo. Si estás en una sociedad, la limitación que te ponen las leyes. Si es una democracia, tú las has acatado. Claro, estamos llegando a unos extremos… Como las personas no tienen educación política ni educación de la otra, las personas creen que "libertad" es "hacer lo que te da la gana". Y no se trata de eso.

P: ¿La libertad da vértigo?

R: No tiene por qué darlo. Si eres una persona madura y tienes la cabeza en su sitio… Tu libertad te da derechos, te amplia el horizonte, pero también te limita. Bueno, estamos en una sociedad, que es eso, una sociedad, donde tú, para convivir con el prójimo, tienes que limitarte.

P: Y, para acabar, ¿usted ha escrito siempre sobre lo que ha querido?

R: No siempre. Últimamente, por fortuna, en mi vejez, escribo sobre lo que quiero. Pero, durante mucho tiempo, he escrito por encargo. A veces, era una especie de mixto: me proponían tres temas para que yo escogiera uno. O yo proponía tres temas para que la editorial escogiera uno. He seguido el cursus honorum que, supongo, seguimos todos los escritores. 

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domingo, 27 de agosto de 2023

Intelectuales y escritores en Cuba: como el perro que se muerde la cola.

Por Luis Cino Álvarez.

A la literatura cubana, la posmodernidad, o una muy particular versión de ella, adaptada a las circunstancias del régimen castrista, llegó con retraso y desventaja, casi dos décadas después de mayo del 68 y unos pocos años antes de la caída del Muro de Berlín.

Para cuando se empezó a colarse de a poco entre las grietas de la plaza sitiada, los debates sobre la posmodernidad en los medios intelectuales del Primer Mundo ya habían concluido. Así, los escritores cubanos, hartos de tanta ideologización y ávidos de ponerse al paso del resto del mundo, tuvieron que estirarse y saltar como ranas de las aguas estancadas de la charca del Quinquenio Gris y el realismo socialista como política cultural de Estado a la procelosa corriente del arte pos-moderno.

Hoy, los nuevos escritores cubanos son posmodernos -¡Qué duda cabe!-, sólo que con una abigarrada mezcla de cinismo, desesperanza, hedonismo, camuflaje, pedantería, escapismo revoltoso y la autocensura que dicta su aguzado instinto de conservación. Porque, aunque ya quedó atrás el Pavonato, la parametración y Leopoldo Ávila abriendo fuego contra los escritores desde las páginas de la revista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, tampoco, por muchas redes sociales que haya, son los tiempos de los perestroikos y los pintores contestatarios de Arte-Calle.

No olvidemos que el régimen de la continuidad castrista, que se dice víctima de “una guerra cultural impulsada desde los centros de poder hegemónicos”, no escatima las leyes y decretos para limitar la creación artística y aherrojar todavía más el arte.

Frente a ese desestimulante panorama, los nuevos narradores se asumen como posmodernos y descontextualizados, cual si ese fuera el ropaje que los impermeabiliza de comisarios y censores.

Los nuevos narradores se empeñan en usar un lenguaje preciosista y críptico (metatranca lo llama el vulgo). Cuando se refieren a la realidad nacional, lo hacen del modo más difuso posible. Eso les evita buscarse problemas con la censura.

Seis décadas de aberrantes políticas culturales que se iniciaron en junio de 1961, con la advertencia de Fidel Castro a los escritores y artistas de que “dentro de la revolución todo, contra la revolución, ningún derecho”, han generado en Cuba un medio intelectual donde imperan el miedo, la simulación, el doble discurso y la desvergüenza.

Los jóvenes escritores y poetas de la Asociación Hermanos Saíz son parte de ese medio. Saben que tanto la AHS como la UNEAC, en vez de ser un gremio de escritores y artistas, funcionan como todas las demás organizaciones de masas: cumpliendo orientaciones “de arriba”. Por tanto, han tenido que aprender a lidiar con los comisarios reclutados por el régimen entre oportunistas y mediocres -y hasta algunos talentosos que aceptaron someterse- para implementar sus políticas culturales.

Si no quieren ser condenados al ostracismo, tienen que jugar con las reglas de los comisarios y arreglárselas con su mangoneo de los jurados de los premios, las revistas, las editoriales, la radio, la TV y los viajes al exterior.

En la más reciente narrativa cubana (¿pos-literatura para el pos-totalitarismo?), el discurso oficial es sólo un zumbido remoto, un abejeo que apenas molesta, relativamente fácil de obviar.

Para escribir sus atmósferas intimistas, alucinadas y cargadas de sexo, que no llegan a ser verdaderas historias, al menos en el sentido aristotélico, los autores, a través de la fusión, la parodia y la intertextualidad, apelan a todo tipo de influencias: Lezama, Borges, Bukovsky, Houellebecq, Cormac McCarthy. También les sirven de referentes la mitología del rock, las películas de Hollywood (especialmente las de Kubrick, Tarantino, Woody Allen, Alan Parker y los hermanos Cohen), la ciencia ficción o los muñequitos rusos. Hasta a los labios de Norah Jones echan mano, como hizo Alberto Garrandés, para titular un cuento homoerótico.

Gracias a la descontextualización, los narradores -y a veces ciertos ensayistas, que son los que se atreven a ir más lejos- en vez de regaños de los comisarios de la UNEAC, suelen recibir premios en concursos convocados por revistas literarias. Rara vez llegan a las editoriales nacionales. Cuando más, los publican en El Caimán Barbudo, La Gaceta de Cuba o la revista Unión. Pero se conforman con lucir sus dotes y desahogarse, diciendo hasta donde se atreven y sin buscarse demasiados problemas.

En definitiva, ellos tienen claro lo que quieren decir. El arte -no se cansan de repetirlo, y hay que admitir que tienen mucho de razón en eso- más que en cualquier otra cosa, está en la insinuación.

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sábado, 26 de agosto de 2023

Criminalizar la Constitución de EE. UU.

Por Julio M. Shiling.

Estados Unidos tiene un gran problema. Su versión de la democracia está siendo deconstruida. La libertad de expresión, un prerrequisito del gobierno democrático, está siendo restringida. Se está interfiriendo en unas elecciones honestas y competitivas. Esto se está logrando mediante la utilización de los poderes policiales del Estado, que incluyen su sistema legal. La ley está siendo maliciosamente reconfigurada, perversamente interpretada y conspirativamente aplicada para lograr los fines antes mencionados. La cuarta acusación de Donald Trump es parte de ese fin.

La izquierda y los que odian a Trump desde la derecha pueden propagar a los demás que esto solamente se ocupa del 45º presidente y sus aliados por sus actos “ilícitos”. A juzgar por la evidencia empírica y las referencias históricas, este no es el caso. La tercera acusación de Trump se centró directamente en redefinir la libertad de expresión según filtros ideológicos de aceptabilidad, obstruir el camino político de un candidato en unas elecciones presidenciales y ejercer, de facto, la persecución política. Los patrones exactos del pasado, nos dicen con certeza que esta guerra contra Trump se está librando como parte de un objetivo más amplio.

El objetivo general es la deconstrucción del sistema sociopolítico estadounidense, que en consecuencia también revisaría su modelo económico. El camino específico requiere la domesticación de la oposición, el establecimiento de normas de autocensura y el control de los resultados electorales. Esto es algo que las dictaduras practican bien. Hay que tener muy en cuenta que todos los regímenes tiránicos violan los derechos naturales y humanos utilizando sus sistemas legales. En otras palabras, Cuba, Venezuela, Rusia y China envían a la gente a la cárcel empleando sus leyes y tribunales. Además, también permiten la presencia de abogados defensores para asegurar una imagen óptica adecuada del “debido proceso”.

La cuarta acusación formulada contra Trump y otras 18 personas el 14 de agosto por un gran jurado de Georgia, que consta de 41 cargos, alega que el expresidente, sus abogados, personal y asociados intentaron solicitar votos para revertir los resultados de las elecciones de 2020 en ese estado. Los fundamentos jurídicos encontrados en la acusación de 98 páginas se basan en un conjunto inventado de supuestos clarividentes inclinados, una novedosa teoría jurídica posmoderna (en concreto, la Teoría Crítica de la Justicia) y el abandono de las normas de casos precedentes establecidos. El impacto directo en el sistema político estadounidense de esta burla de la ley es su naturaleza insidiosa. Se trata de un ataque frontal al ejercicio de la libertad de expresión protegida y de un intento manifiesto de interferir en unas elecciones; ambos factores fueron afectos a la tercera acusación.

Este nuevo intento de poner a Trump entre rejas, maniobra su camino en el tejido de cómo los partidos han operado tradicionalmente dentro del peculiar formato de colegio electoral de Estados Unidos. La acción de ejercer influencia para influir favorablemente en los resultados electorales, especialmente en contiendas políticas reñidas, es un hecho habitual en la historia política estadounidense. Es legal, constitucional y moral. De hecho, ninguna elección reñida ha dejado de ser testigo del posterior escrutinio de la maquinaria del candidato perdedor y del partido, en busca de votos que puedan haberse omitido o contabilizado erróneamente. Esta es la naturaleza de las elecciones competitivas.

Nadie ha profundizado más en esta práctica que el Partido Demócrata. Así ha ocurrido en todas y cada una de las reñidas elecciones celebradas en EE. UU. La contienda presidencial de 2000 es un ejemplo. Los abogados y activistas demócratas se agitaron por toda Florida, intentando persuadir a los funcionarios y tribunales del estado de que vieran lo que ellos estaban percibiendo. Alan Dershowitz, jurista y abogado que representó a Al Gore y al Partido Demócrata en los disputados resultados de Florida de ese año, admitió no haber hecho nada diferente de lo que Trump, su personal y su equipo legal hicieron en Georgia en 2020. El profesor de derecho y autor de Harvard, que sigue creyendo que Gore ganó en 2000, carga contra la acusación de Trump y se pregunta por qué él y otros no fueron acusados o inhabilitados por una acción similar en 2000.

Es importante señalar que el doble rasero del sistema jurídico estadounidense de dos niveles que funciona en la actualidad refleja, como se ha señalado anteriormente, un componente de un proyecto más ambicioso. El colegio electoral ha sido durante mucho tiempo un objetivo de la izquierda y de los internacionalistas. Con su eliminación y la transición a un voto nacional puramente mayoritario, seis ciudades costeras podrían determinar el resultado de una elección presidencial. La cuarta acusación de Trump servirá de forraje para el desmantelamiento del colegio electoral.

El Artículo II, Sección 1, Cláusula 2 de la Constitución de EE. UU. dice: “Cada Estado designará, en la Forma que la Legislatura del mismo disponga, un Número de Electores igual al Número total de Senadores y Representantes a que el Estado tenga derecho en el Congreso”. El peso pesado intelectual más responsable de la brillantez del colegio electoral fue Alexander Hamilton. Este Padre Fundador, secretario del Tesoro y ayudante personal de George Washington en la Guerra de la Independencia fue también uno de los arquitectos del modelo democrático estadounidense. Este componente sui generis del sistema político estadounidense fue diseñado para evitar los escollos del gobierno consensual. Si la Alemania de los años treinta, por ejemplo, hubiera tenido un sistema en el que un grupo similar de estadistas pudiera intervenir y frenar la estupidez popular, Hitler quizá no habría sido elegido. 

La fiscal de distrito del condado de Fulton, Fani Willis, hija de un miembro de las Panteras Negras, fue educada con toda probabilidad para odiar la República estadounidense. Las Panteras Negras, una organización terrorista interna comunista, libraron una guerra para derrocar al gobierno de Estados Unidos. La juez Willis sigue los pasos de su padre e intenta cumplir sus sueños. Esto podría ayudar a explicar la naturaleza antiamericana de sus acciones. Si Trump no fuera el principal contendiente, los demócratas apuntarían a quienquiera que fuera. ¿A qué esperan los fiscales de distrito y los fiscales generales republicanos en enclaves republicanos para acudir a los “grandes jurados” con pruebas de la mala conducta de los políticos demócratas y sus compinches, presentar acusaciones y empezar a procesar? El fuego debe combatirse con fuego.

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Putin, un asesino que anda suelto.

Por Alberto Méndez Castelló.

El mundo está en peligro por un ególatra y Cuba todavía se encuentra en más riesgo que otras regiones del universo por sus relaciones con Rusia y su cercanía geográfica con Estados Unidos. El conflicto que (ojalá) puede no suceder u ocurrir inminentemente intempestivo, sin solución, vino a recordármelo el pasado miércoles la explosión en una lujosa aeronave, en vuelo de Moscú a San Petersburgo, y la muerte de sus diez pasajeros, entre los que se encontraba Yevgeny Prigozhin, tristemente recordado porque fuera dueño y líder del grupo Wagner, una de las más célebres agrupaciones mercenarias rusas por su capital, armamento, ramificaciones internacionales, atrocidades cometidas y, sobre todo, por la sublevación protagonizada hace dos meses, cuando marchó con sus blindados y estuvo a 200 kilómetros de Moscú.

Imaginan ustedes… ¿En tiempos de Stalin qué hubiera hecho el dictador con los amotinados? ¿Los hubiera “perdonado” como hizo Putin con Prigozhin y complotados para luego deshacerse de ellos, o los hubiera sometido a una orquestación judicial?

Aunque las analogías no hacen buenas sustancias en asuntos jurídicos de juicio -salvo en casos de precedentes-, sí parece no haber dudas que las aproximaciones en los hechos históricos nos conducen a resultados parecidos, y, todavía más, cuando los individuos involucrados poseen algún rasgo de personalidad semejante. Concordaremos entonces que José Stalin es recordado como un sujeto cruel y vengativo, del mismo modo que hoy vemos resaltar el temperamento del actual gobernante ruso Vladimir Putin.

Pero aunque Stalin es responsable por la muerte de miles de personas y el encarcelamiento, deportación y trabajos forzados de millones de seres humanos, casi siempre con el empleo de procesos judiciales amañados -recuérdese las causas contra los médicos, los generales del Ejército y otros hombres notables- sus procedimientos, como vimos luego hacer a Fidel Castro con el comandante Huber Matos y luego con otros muchos seguidores devenidos adversarios, tenían apariencias de “legalidad”, esto es, un fiscal y una acusación, un tribunal y una sanción.

Pero Putin no. A Putin se le atribuye contra sus enemigos el uso del veneno, del sabotaje, de la acción oculta. Del proceder mafioso. Y amenaza con el uso del arma nuclear. Y no usará las armas estratégicas que destruirían tanto a sus enemigos como a sus seres queridos y así mismo, pero sí las armas tácticas. Y puede esperarse que use armas nucleares tácticas, que son de destrucción selectiva. En Cuba las ¿había?, y el general Pliev, jefe de las tropas soviéticas, en ocasión de la Crisis de los Misiles, podía hacer uso de ellas sin consultar al Kremlin. Y las hubiera empleado contra Key West y contra los portaaviones si Kennedy hubiera dado una orden de ataque apresurada. Y luego la región occidental de Cuba hubiera sido destruida bajo el fuego de las armas nucleares tácticas estadounidense.

Sí, Putin es un peligro. Putin no tiene la mesura maligna que tuvo Stalin ni la parsimonia teatral de Nikita Jrushchov, conocedores de sus limitaciones. Putin es un ególatra convencido de que el mundo debe arrodillarse ante Rusia, que es quien tiene la verdad y la causa justa. Y algo así ha dicho el secretario del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, Nicolai Patruschev, quien dijo que la humanidad ha alcanzado un alto nivel de desarrollo económico y tecnológico, se enfrenta a perder directrices morales y principios morales estables, por lo que a Rusia se le ha asignado el papel determinante y necesario de “salvar al mundo de la locura promovida por Occidente”.

Y si a la cabeza del mundo occidental lidera Estados Unidos, compréndase que a 90 millas de las costas estadounidenses -y aun dentro de ellas, con cientos de miles de cubanos influyendo en su cultura, de los que muchos son agentes reclutados y entrenados en trabajo operativo secreto- se encuentra Cuba, gobernada por un régimen totalitario aliado de Putin, un riesgo para la humanidad.

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Influencer Wendy Guevara recibe críticas por promocionar el destino turístico Cuba.

Tomado de cubanet.org

La popular influencer mexicana Wendy Guevara viajó a Cuba este jueves para filmar su videoclip Resulta y resalta, según compartió la propia artista en su canal de YouTube.

Guevara fue la ganadora este mes del popular programa La casa de los famosos. Su participación en el show y posterior triunfo fueron celebrados como un logro de la comunidad LGBTIQ.

En una publicación de Instagram, el realizador cubano José Rojas le dio la bienvenida a la Isla a la influencer y la calificó como “la más dura y letal”.

De acuerdo con la actriz y cantante, la grabación del video musical estaba agendada para la madrugada y todo el día de este viernes.

Esta no es la primera vez que el régimen de la Isla utiliza la influencia de celebridades de internet para mejorar su imagen y promocionar el turismo hacia Cuba.

El pasado mes de julio, Luis Jiménez, vicepresidente comercial de la compañía española Enjoy Travel Group, reveló que varios de los influencers más populares de España habían desembarcado en Cuba para una visita de promoción turística de una semana.

Según declaraciones de Jiménez a la agencia estatal Prensa Latina, los influencers llegaron a la Isla en el vuelo inaugural Barcelona-La Habana, como parte de programa de familiarización. Los acompañó el coreógrafo cubano Roclan, director del conjunto de baile Revolution.

De acuerdo con Enjoy Travel, el viaje y el programa en Cuba de los influencers es un nuevo enfoque para promover la Isla como destino turístico. Jiménez añadió que es una estrategia que apunta a la “reingeniería de sus productos, experiencias inéditas y aventuras únicas”, con el fin de promocionar a Cuba como un destino de arte, cultura y patrimonio.

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jueves, 24 de agosto de 2023

De La Habana a Moscú: una historia de servilismo.

Por Luis Cino Álvarez.

La noche del viernes 23 de agosto de 1968, con su discurso televisado donde apoyó la intervención militar de la Unión Soviética en Checoslovaquia, Fidel Castro sorprendió y decepcionó a un amplio sector de la izquierda mundial que, pese a que empezaba a alarmarse por las limitaciones a las libertad de creación artística y la persecución a los homosexuales y otros “desviados ideológicos”, consideraba que la revolución cubana era una alternativa  al comunismo preconizado por el Kremlin.

Considerando que Castro se mostraba por entonces como un herético y desafiante disidente del comunismo moscovita, había gran expectativa por conocer cuál sería la posición del régimen cubano ante la invasión del territorio checo por tropas soviéticas (iniciada el 20 de agosto de 1968) y de cuatro de sus regímenes secuaces del Pacto de Varsovia con el objetivo de frustrar el proceso de reformas conocido como la Primavera de Praga.

Recordemos que Fidel Castro, que se proponía ser el adalid de la revolución mundial, cuestionaba a la Unión Soviética por su modo de conducir la economía, por no apoyar a los movimientos armados del Tercer Mundo y mantener una política de coexistencia con los Estados Unidos.

En febrero de 1968, en una purga  dentro del Partido Comunista (PCC), habían sido enviados a prisión Aníbal Escalante y varios otros militantes que provenían del viejo Partido Socialista Popular (PSP), a quienes acusaron de sectarismo y de recibir instrucciones de Moscú a través de la embajada soviética en La Habana.

En los primeros siete meses de 1968, sobre los intentos de crear “un socialismo con rostro humano” en Checoslovaquia y las reacciones que eso provocaba en los demás países del bloque soviético y el resto del mundo, ni Fidel Castro ni otros personeros de su régimen se pronunciaban en público. Y  Granma, el órgano oficial del Comité Central Partido Comunista de Cuba, si no mostraba abierta simpatía, ofrecía una información inusualmente neutral y balanceada.

Así, lo que menos se esperaba era que Fidel Castro, que constantemente se pronunciaba por la defensa de la independencia y la soberanía nacional, apoyara la invasión  de Checoslovaquia.

Cuando Fidel Castro arribó al estudio de televisión donde pronunciaría su discurso, el presidente checo Alexander Dubcek estaba secuestrado por los soviéticos y el Partido Comunista de Checoslovaquia, desde la clandestinidad, clamaba por la solidaridad de los comunistas de todo el mundo para detener la invasión.

Fidel Castro inició su comparecencia advirtiendo que algunas de las cosas que iba a expresar “van a estar en contradicción con las emociones de muchos, en otros casos van a estar en contradicción con nuestros propios intereses y en otros van a constituir riesgos serios para nuestro país”.

Continuó reconociendo que la intervención soviética es “una violación flagrante de la soberanía del estado checoslovaco que solo se puede explicar desde un punto de vista político y no desde un punto de vista legal, pues visos de legalidad no tiene, francamente, absolutamente ninguno”.

Pero ahí mismo, el entonces primer ministro echó mano de sus mañas de jurista matrero, y como un Perry Mason de uniforme verde olivo y jerga comunista apeló al punto de vista político para justificar la invasión, al asegurar que “Checoslovaquia marchaba hacia una situación contrarrevolucionaria, se encaminaba hacia el capitalismo y eso afectaba a toda la comunidad socialista”.

Culpaba de la situación a “las reformas económicas burguesas” y a que “el Partido Comunista Checoslovaco, cediendo a las demandas de los intelectuales y de otros liberales, había renunciado a ejercer la dictadura del proletariado”.

“No se podía permitir que los imperialistas arrancaran un eslabón del campo socialista”, dijo Castro, y explicó que más importante que el derecho internacional, que había sido violado por los soviéticos, era “el sagrado derecho de los pueblos en la lucha contra el imperialismo”.

Pero, pasando del papel de leguleyo complaciente a una de sus poses de guaposo que salva su honra, condicionó su apoyo a la Unión Soviética. Primero se preguntó si las relaciones con los soviéticos “seguirían estando presididas por el grado de incondicionalidad, satelismo y lacayismo… si se considerarán tan solo amigos aquellos que incondicionalmente aceptan todo y son incapaces de discrepar absolutamente de nada”.

Luego, tras anunciar a los soviéticos que iba a aprovechar la ocasión para referirse a “algunas verdades que nunca se habían dicho”, Fidel Castro se quejó del “relajamiento y reblandecimiento del espíritu revolucionario de los países de Europa del Este, de su ignorancia de los problemas del mundo subdesarrollado, y exigió que la Unión Soviética, con la misma energía que actuó en Checoslovaquia, se comprometiera a defender a Cuba, Vietnam y Corea del Norte.

Así, Fidel Castro, que estaba atenazado por el estado desastroso de la economía cubana producto de sus experimentos fallidos, se reconciliaba con los soviéticos y les hacía saber que, a cambio de su ayuda, estaba dispuesto a parar con sus críticas y demás majaderías y que aceptaba jugar de acuerdo con las reglas del Kremlin.

Se iniciaba así una luna de miel que se concretaría con un millonario subsidio tras la entrada de Cuba en el Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME), lo que logró paliar los desastrosos resultados de la zafra de los diez millones que no fueron.

El castrismo siempre es capaz de superarse en maldad. Por muy inescrupulosa y cínica que fuera aquella jugada de Fidel Castro de hace 55 años, peor es el mendicante servilismo hacia Rusia que muestran hoy sus sucesores y su bochornoso apoyo a la genocida agresión de Putin contra Ucrania.

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Cuba, casi un Estado fallido.

Por Iván García.

La Habana se parece cada vez más a Puerto Príncipe. En cualquier esquina de la ciudad se amontona la basura y proliferan mosquitos, cucarachas y roedores. En algunos barrios de la Cuba profunda la gente se come los gatos callejeros y si eres dueño de un caballo o una vaca corres el peligro que al animal lo descuarticen los matarifes y vendan su carne.

Se roba de todo. Los bombillos de una escalera, un par de sillones de un balcón y han linchado a una persona para robarle su moto eléctrica. La violencia en Cuba asusta. 55 mujeres han sido asesinadas por sus parejas en los primeros siete meses del año. Los robos con fuerza en viviendas ocupadas se han triplicado con respecto a 2020, reconoció a Diario Las Américas un instructor policial.

También aumentaron los asaltos en la vía pública. Lo mismo arrebatan un teléfono móvil o un reloj o sustraen dinero de un bolso. Daniel, residente al oeste de La Habana, cuenta que “hace una semana fui a comprar cerveza en un bodegón y dos muchachos montados en una moto me halaron la cadena de oro que tenía en el cuello y me arrastraron como diez metros por la calle. Por poco me desnucan”.

A Virgen, profesora de bachillerato, el mes pasado se colaron en su casa en pleno día, «y cargaron con todo: televisor, equipo de música, ropas y el dinero que tenía guardado”. La gente tiene miedo. Y por eso transforman sus casas en auténticos búnkeres. Las familias más solventes, además de rejas, colocan cámaras de vigilancias. Pero ni así frenan los robos.

Miguel, dueño de una MIPYME, a tres custodios les paga “quince mil pesos al mes a cada uno, para que me cuiden el negocio. Está de moda los atracos a bodegones donde se almacenan productos alimenticios. Hace dos meses, en un apartamento donde guardaba queso y solomillo deshuesado de cerdo, rompieron las cámaras de vigilancia y se lo robaron todo. El hambre y la pobreza es una combinación letal. Empuja a las personas a hacer cualquier barbaridad para sobrevivir”.

Pregúntenle a Raisa, ama de casa, cómo es vida cotidiana y escuchará un rosario de reproches subidos de tono contra del régimen de Díaz-Canel. “Vivir en Cuba es una pesadilla. Tenemos un gobierno que todo lo hace mal. Ningún servicio básico funciona. Ni el transporte público, el abasto de agua, la electricidad, la salud o la educación. Comer arroz blanco, frijoles negros, ensalada de aguacate y tomarse un vaso de agua con azúcar se ha convertido en un lujo. Un cartón de huevos ronda los dos mil pesos y un jubilado recibe solo mil quinientos pesos. La gente se está enfermando de los nervios Una vida cotidiana para volverse loco. O darse un sogazo (suicidarse). A veces he pensado en matarme”.

Yoel, 59 años, camionero, se pregunta “por qué los cubanos llevamos 64 años cargando con esta cruz. Es como si fuera un maleficio. El país se hunde cada día más y esta gente (el régimen) hablando de una sociedad próspera y sostenible cuando la mayoría de las familias no tienen siquiera para comer. Rezo todos los días para que el Señor nos quite esta desgracia de encima. Nuestro pueblo no se merezca tantos atropellos. Trabajo en una empresa estatal de carga por camiones. Estoy parado hace cinco meses por falta de piezas de repuesto. Me pagan el 60 por ciento de mi salario (2,800 pesos, equivalente a 11 dólares en el mercado informal). Tengo esposa y dos hijos. Los mismo chapeo un jardín que vendo una caja de muerto. Pero no salgo adelante. Mi familia come una vez al día. He bajado treinta libras desde que estamos con la crisis coyuntural de Díaz-Canel que ya dura cuatro años y él cada vez más gordo. Cuba funciona por inercia, como si estuviéramos en guerra”.

Cuanto usted camina por La Habana puede observar cómo ha aumentado el número de indigentes que duermen en las calles. En un portal de una bodega estatal, justo frente a la Plaza Roja de La Víbora, al sur de la capital, cada noche duermen entre seis y ocho personas. Tahimí, 36 años, dice que se fue de su casa porque un tío la toqueteaba. «Yo trabajaba limpiando el piso en un policlínico y no me alcanzaba el salario para pagar un alquiler. Cuando era más joven jineteaba, pero cuando pasas de los 30 nadie te mira. Me empaté con un tipo alcohólico y se me pegó el vicio”.

Para dormir , Tahimí coloca unos cartones en el piso y luego se tapa con una sábana empercudida. En una estropeada mochila guarda sus escasas pertenencias. Come poco y mal. Pide dinero a las personas que pasan. Y junto a otros mendigos que acampan en el portal, bebe ron casero.

Sonia, madre divorciada con tres hijos, ya no sabe qué hacer para alimentar y cuidar a su prole. “Tengo tres trabajos. Y el dinero no me alcanza para mantener a los niños, que comen caliente una vez al día. Casi siempre mi comida es un pan con croqueta y un refresco instantáneo. O boniato hervido y mango. Esto es no es vida. No sé que he hecho para tener tan mala suerte”, confiesa mientras intenta contener las lágrimas.

Un informe de la ONU publicado en mayo de este año confirma que los cubano de 14 a 60 años sufren malnutrición. El Programa Mundial de Alimentos lamenta que la diversidad dietética es limitada: “La dieta del hogar cubano promedio es pobre en micronutrientes y no es lo suficientemente sana y variada debido a la limitada e inestable disponibilidad de alimentos nutritivos, factores socioeconómicos y malos hábitos alimentarios”, apuntó el demoledor informe del Programa Mundial de Alimentos, adscripto a la ONU.

Según datos de la ONEI (Oficina Nacional de Estadísticas e Información), el gobierno cubano gasta entre 16 y 27 veces más en turismo que en educación, salud pública o agricultura. Los sectores de salud y educación, otrora vitrinas del castrismo, recibieron juntos en 2022 una décima parte de la inversión dedicada a la industria del ocio. El turismo devoró el 33% de las inversiones que se hicieron en 202, con 23.360 millones de pesos (alrededor de mil millones de dólares al cambio oficial) .

Las cuentas son aún peores si se separan las áreas de salud y educación. En salud y asistencia pública se invirtió el 2,1% (1,520 millones de pesos o 63,4 millones de dólares). En educación fue de 1,2% (820 millones de pesos o 34 millones de dólares según la tasa oficial). Y en la agricultura, aunque el régimen alardea que es un sector priorizado, se le destinó 1.855 millones de pesos, tan solo el 2,6% de la inversión global en 2022.

Si tomamos como parámetros normativas de organismos internacionales, que consideran que miseria es vivir con menos de un dólar diario, de acuerdo a los salarios vigentes y actual tasa de cambio en el mercado informal, de un dólar a 250 pesos, la pobreza en la Isla afectaría al 65% de la población. Y la pobreza extrema rondaría el 27%. El salario mínimo, 2,100 pesos, se ha reducido a 8 dólares y 40 centavos.

Por el férreo control político, económico y social que ejerce la dictadura, Cuba aún no es un Estado fallido. Pero va por ese camino.


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martes, 22 de agosto de 2023

El peor asesinato de la guerra civil.

Por Santiago Navajas.

En agosto de 1936 dos asesinatos en especial conmovieron a España. De uno habrá oído reiteradamente; el otro es desconocido por la inmensa mayoría. Casi cien años después se sigue siendo conmemorado, lamentado y usado como bandera de enfrentamiento político que Federico García Lorca fue ejecutado con nocturnidad y secretismo el 18 de agosto junto a un maestro y un banderillero, convirtiéndose en un símbolo eterno de la barbarie antidemocrática. La izquierda lo ha convertido en un mito y un mártir, aunque suele ignorar su poesía por folclórica y su defensa de la tauromaquia por reaccionaria. Es un mártir de paja para los buitres de la memoria histórica que tanto abundan entre políticos sin escrúpulos, intelectuales con pesebre y artistas con subvención.

El asesinato del poeta y dramaturgo conmovió la España republicana, pero el 22 de agosto otro asesinato hizo crujir los mismos cimientos de la Segunda República. Azaña, el presidente, lloró y quiso dimitir. Indalecio Prieto, el líder socialista que tanto había hecho para dañar y debilitar la estructura republicana, exclamó que desde ese momento habían perdido la guerra. Y es que Melquiades Álvarez –el abogado y político humillado, vejado, torturado y finalmente asesinado en la Cárcel Modelo de Madrid por milicias de la extrema izquierda– era la encarnación misma de la república que había nacido pretendiendo ser liberal, abierta, tolerante y diversa, pero se había torcido desde sus inicios ("No es esto, no es esto" se desesperaba Ortega y Gasset a los pocos meses) hacia el fanatismo, el sectarismo y la intolerancia de los que habían impuesto el espíritu de Robespierre sobre el de Tocqueville.

Melquiades Álvarez fue detenido en Madrid siendo presidente del Partido Republicano Liberal Democrático habiendo fundado el Partido Reformista en 1912 en el que militaron desde Azaña a Ortega pasando por Pérez Galdós y habiendo luchado toda su vida contra el autoritarismo. En especial, contra la dictadura de Primo de Rivera, conspirando contra el dictador y tratando de que Alfonso XIII volviese a apoyar una monarquía constitucional y parlamentaria. Republicano pero liberal, democrático pero reformista, Melquiades Álvarez estaba sentenciado en el Madrid de las checas comunistas, los milicianos anarquistas y el autoritarismo socialista. Clara Campoamor, Manuel Chaves Nogales y el propio Federico García Lorca, que había sido depurado de La Barraca por los comunistas, habrían corrido la misma suerte del mejor exponente de lo que podría haber sido la Segunda República sin el asalto de la derecha militar, la izquierda revolucionaria y el nacionalismo golpista.

En un alarde de grandeza de espíritu en una época de pigmeos psicópatas (ver Largo Caballero y Álvarez del Vayo, ahora premiados por Zapatero y Sánchez), Melquiades Álvarez se señaló especialmente al aceptar defender ante los tribunales a José Antonio Primo de Rivera. Siendo decano del Colegio de Abogados al que también pertenecía Primo de Rivera, además de la cortesía que un liberal siempre concede al adversario político al que nunca considera un enemigo, no podía negarse a defender al líder de Falange aunque fuese una imprudencia en tiempos maniqueos. Recordemos que además de haber sido apartado por los comunistas al impedir que La Barraca se rebajase a ser un foco de adoctrinamiento teatral, Federico seguramente era amigo de José Antonio, una amistad discreta dadas las circunstancias de extremismos furibundos. No me cabe la menor duda de que los que clavaron una bayoneta en la garganta y pegaron tres tiros a Melquiades Álvarez también hubieran asesinado a Federico García Lorca.

Si alguna vuelve a haber un partido liberal en España, cosa que dudo por el poco éxito que lo liberal y la misma España tienen entre los españoles, debería denominarse Partido Liberal Democrático en honor de aquel gran liberal, gran estadista y, sobre todo, gran español, que estaría tan orgulloso de la actual monarquía constitucional como entristecido por la caterva de bribones, medianías y directamente delincuentes que detentan el poder. Un referente de justicia social liberal impulsando la creación de bibliotecas populares y ateneos para poner la educación a disposición de los trabajadores, para Melquiades Álvarez el liberalismo o era un humanismo o no era nada. Su memoria no debemos dejar que se desvanezca a manos de los herederos de los que lo asesinaron. Félix Bolaños aprovechó la fecha del asesinato de Lorca para tuitear "Hace 87 años Federico García Lorca fue asesinado por el régimen franquista", veremos si igualmente publica "Hace 87 años Melquiades Álvarez fue asesinado por el régimen republicano-socialista".

Pero no permitamos que el rencor, el odio y la política carroñera típica de gentes como Bolaños nos lleve a ser como ellos y recuperemos dicha memoria no con ánimo de venganza, cizaña y guerracivilismo sino para que ese espíritu liberal, democrático y tolerante de Melquiades Álvarez nos inspire en lo que todavía quede del actual régimen liberal, autonómico y español:

"Habríamos realizado una obra seria en beneficio de la República, que en este punto, identificada con España, es el triunfo de la libertad, de la democracia y del progreso."

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viernes, 18 de agosto de 2023

Los comunistas de ayer son los oportunistas de hoy.

Por Luis Cino.

El pasado 16 de agosto, al cumplirse 98 años de la creación, en 1925, del primer partido comunista cubano, los mandamases del neocastrismo no desperdiciaron la ocasión para volver a proclamarse como los herederos del legado de sus fundadores (Julio Antonio Mella, Carlos Baliño y José María Pérez). Esa es otra de las manipulaciones castristas de una historia comprimida, hecha a empujones y mal contada a su conveniencia.

Fidel Castro, mentor y guía espiritual de los actuales mandamases del nuevo partido comunista, solo tomó el nombre (en octubre de 1965) en aquel acto donde hizo el paripé de preguntar cómo debía nombrarse el partido único.

Anteriormente, el Partido Socialista Popular (PSP), que era el nombre que había adoptado el Partido Comunista desde 1943, había sido diluido por el Máximo Líder en las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI).

Castro unció a su carro -principalmente por congraciarse con los soviéticos- a los comunistas que se plegaron a sus designios y conveniencias. De los que estorbaban, como Aníbal Escalante y Joaquín Ordoqui, se iría deshaciendo en sucesivas purgas (la primera de esas ya había ocurrido en abril de 1962).

Muchos de los miembros del Movimiento 26 de Julio y del Directorio Estudiantil integrados a las ORI se mostraban recelosos y hostiles con los comunistas del PSP, pero Fidel Castro fue indulgente con ellos: decidió utilizarlos y sacarles provecho para consolidar su poder absoluto. Y los viejos comunistas, como Blas Roca, Carlos Rafael Rodríguez y Lázaro Peña, abochornados por sus fallos, venidos a menos, se sometieron y se dejaron utilizar.

Sobre el Partido Socialista Popular comentó el polaco-francés K.S Karol en su libro Los guerrilleros en el poder: “No habiendo sacado ventaja de la politiquería, era un partido de militantes pobres, íntegros, devotos, y a menudo perseguidos. Pero otro había hecho la revolución en su lugar…Eso puso inesperadamente en entredicho todas sus teorías, sus opciones, su táctica e incluso su razón de ser. ¿Hay algo más dramático para un partido surgido para hacer la revolución y convencido de que nadie puede hacerla sin él, que asistir como testigo casi inactivo al triunfo del socialismo en su país?

La historia del Partido Comunista primero y del PSP después es la historia de sus jugadas erradas.

En agosto de 1933, luego de haberse opuesto a la dictadura de Gerardo Machado, sin prever que su caída era inminente, los comunistas, pactaron secretamente y retiraron su apoyo a la huelga general a cambio de ser legalizados y reconocidos como partido político. Eso, y haberse opuesto denodadamente al gobierno de Grau-Guiteras, los enemistaría con el resto de las fuerzas revolucionarias durante todo el resto de la década de 1930.

Luego, bajo cualquiera de sus denominaciones (Unión Revolucionaria Comunista o Partido Socialista Popular) siguieron cometiendo jugadas erradas. A favor suyo solo tienen el papel que jugaron en la Asamblea Constituyente de 1940, que redactó una de las constituciones más avanzadas de su época.

El partido de los comunistas cubanos se caracterizaría por su oportunismo y sus numerosas contradicciones.

En 1939, en la época en que la Unión Soviética alentaba la formación de los llamados “frentes populares antifascistas”, la Unión Revolucionaria Comunista, al formar parte de la Coalición Socialista Democrática, contribuyó a que Fulgencio Batista, que como jefe del ejército los había reprimido duramente, ganara las elecciones presidenciales de 1940. En su gabinete hubo dos comunistas como ministros sin cartera, Carlos Rafael Rodríguez y Juan Marinello.

Luego de que Ramón Grau ganara las elecciones de 1944, los comunistas, bajo el nombre de Partido Socialista Popular (PSP), integraron -por breve tiempo e imbuidos por el browderismo- la Unión Auténtico-Socialista.

Instaurada la dictadura de Batista, luego del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, el PSP tildó de putchista y aventurera la insurgencia fidelista. Pero en 1958, cuando se intuía la derrota del régimen, enviaron a Carlos Rafael Rodríguez a la Sierra Maestra y crearon una pequeña guerrilla en el Escambray.

Someterse al castrismo sería la última jugada equivocada de los comunistas del PSP.

En descargo del PSP hay que reconocerle que pese, a ser un partido errático, confuso y atado a las instrucciones de Moscú, antes de 1959 siempre respetó las reglas del juego democrático. Sus trapisondas y reculateos políticos no fueron muy diferentes de los de auténticos u ortodoxos. No desentonaban demasiado en un espectro político donde primó, luego de 1933, un imaginario de izquierda, socialdemócrata, enfrentado a una derecha no muy coherente y poco letrada (Mañach, Márquez Sterling y Cosme de la Torriente, intelectuales de derecha, fueron notables excepciones).

En la vieja guardia comunista, donde había tanto socialdemócratas como estalinistas, siempre hubo espacio para el debate y respeto por las disidencias. Pese a sus pifias y patinazos, fueron mucho más decentes que los castristas del PCC que los sucedieron y que siguen, tercamente, con sus políticas fracasadas, en el lado opuesto al de la mayoría de los cubanos.

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¿Dónde quedaron la educación y los valores en Cuba?

Por Jorge Luis González Suárez.

Una cola para comprar alimentos en Cuba.

El hábito de tratar con educación y cortesía a las personas, en especial a las mujeres, los ancianos y los discapacitados, fue sustituido, desde los primeros tiempos del régimen revolucionario, por la llamada “caballerosidad proletaria”.

Fidel Castro consideró que era necesario diferenciar la caballerosidad proletaria de la cortesía, que según decía, era propia de la burguesía.

La cortesía nada tiene que ver con la posición social o la ideología. El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define el significado de cortesía así: “Demostración o acto con que se manifiesta atención, respeto o afecto”.

Provengo de una familia de extracción humilde y nací y crecí en un pasaje, al lado de un solar, en un barrio que tenía mala fama. Pero, desde pequeño, mis padres me enseñaron a comportarme de modo cortés y educado. O sea, a saludar, dar las gracias, no decir palabras soeces, tratar de usted a las personas mayores, no gesticular, etc.

Antes de 1959, en la escuela había una asignatura llamada Moral y Cívica que enseñaba las normas de educación social que debían aplicarse y prevalecer, tanto en el ámbito del hogar como en los lugares públicos. Los primeros responsables del empleo correcto de esas normas eran los profesores, que debían dar ejemplo a sus alumnos.

La principal norma era dar los buenos días, tardes, o noches para quien llegara, así como al encontrarse con cualquier persona en todo sitio.

La amabilidad era una obligación de los comerciantes y empleados. En los ómnibus se veía a los hombres brindar el asiento a las mujeres o al montar decirles: “las damas primero”. Si la mujer iba con niños pequeños o estaba embarazada era una obligación, sin que existiese una ley, darle el asiento.

La corrección en el vestir era parte de las normas sociales, independientemente del poder adquisitivo de las personas. Podías vestir ropa modesta, pero debía estar limpia y presentable.

Aunque los cubanos hablamos bastante alto, sabíamos actuar en todo sitio según lo requerido por el momento y las circunstancias. Había excepciones, pero en esos casos, los perturbadores del orden eran requeridos para evitar un escándalo público mayor.

Luego de que el régimen comunista erradicara las actitudes consideradas “burguesas” hubo un relajamiento en las acciones de la ciudadanía y la consiguiente pérdida de valores sociales y morales.

Hoy, varias décadas después, en los sitios donde hay grandes concentraciones de personas, estas habitualmente se manifiestan exaltadas, con algarabía y agresividad. Esas exaltaciones de ánimo, ese lenguaje agresivo, no son ajenos a la fraseología empleada en su oratoria por Fidel Castro y sus sucesores al referirse a sus adversarios ideológicos y a todo el que discrepe de la línea oficial, a quienes acusan de “agentes del imperialismo”.

Esa agresividad alcanzó el paroxismo en el verano de 1980, cuando la mayoría de las más de 10 000 personas que entraron en la embajada del Perú en La Habana -luego de recibir salvoconductos para esperar en sus casas la salida de Cuba- fue golpeada, apedreada e insultada por turbas azuzadas por el régimen. Sus viviendas fueron ultrajadas con pintadas y carteles denigrantes en los que abundaban las más soeces ofensas.

Después de 64 años de régimen totalitario, en la sociedad cubana reinan el desorden y la indisciplina social. Las riñas tumultuarias, los robos, los asaltos y asesinatos van en aumento. En una supervivencia animal, las personas en las colas se insultan y llegan hasta a la violencia para comprar algún producto o acceder a algún servicio.

Para montar en los ómnibus, los más fuertes atropellan a los débiles, particularmente a los ancianos. Dentro del vehículo abundan los empujones, las discusiones y, muchas veces, los golpes. Para que alguien ceda el asiento que le corresponde a un impedido físico, hay que exigirlo a gritos, pues nadie se quiere levantar.

Producto de la sustitución de las actitudes burguesas por la caballerosidad proletaria, las frases amables o corteses son rarezas hoy en Cuba: uno se asombra cuando las escucha.

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lunes, 14 de agosto de 2023

Sigue en Cuba la inestabilidad monetaria.

Por Iván García.

La máquina de contar dinero arroja fajos de billetes encima de una bandeja plástica. Después, Juan Carlos, dueño de una MIPYME que importa alimentos, le pone una liga a cada paquete de diez mil pesos y lo guarda dentro de una caja fuerte empotrada en la pared.

“Compré dos máquinas contadoras para agilizar las operaciones. A veces estaba dos horas contando dinero”, dice el emprendedor. Los billetes de alta denominación, de 500 y mil pesos, los separa en la caja fuerte. “Es para pagarle a clientes que me venden con frecuencia dólares y le gusta que le paguen con billetes grandes”, apunta. El resto del dinero lo guardan en bolsos negros de nailon amontonados en un closet.

“Es tanta la cantidad de efectivo que contraté a dos custodios. Lo ideal sería que todo ese dinero estuviera en el banco y mediante transferencia se hicieran las operaciones de compra y venta o el pago de los impuestos. Pero en Cuba las cosas no funcionan como en un país normal. La crisis de dinero en efectivo comenzó en enero de este año, cuando el Banco Central de Cuba dictó una norma que solo se podía transferir 80 mil pesos diarios y 120 mil pesos mensuales. Esa medida absurda obligó a muchas MIPYMES a no ingresar el efectivo en los bancos”, explica.

Juan Carlos comenzó vendiendo queso Gouda, cerdo deshuesado, jugos y cervezas, entre otros alimentos y bebidas . «Un día de venta promedio puede superar el medio millón de pesos. Y cuando comencé a vender piezas de repuestos de automóviles y neumáticos, las ventas han alcanzando dos o tres millones de pesos diarios. Los negocios privados tienen una ventaja que no te ofrecen las tiendas en divisas del gobierno: y es que puedes pagar lo mismo con dólares, euros, tarjetas o en pesos cubanos», afirma y añade:

“Querer ahora, a la cañona, bancarizar las operaciones monetarias, que es algo correcto, pero no existen las condiciones adecuadas ni tecnológicas ni financieras, va a provocar que muchos dueños de negocios vendan los productos que le queden y luego cierren. El mayor afectado será la población, porque los mercados del Estado están desabastecidos y la gente que no tiene acceso al dólar en los bodegones de las MIPYMES compran desde un paquete de leche en polvo hasta chucherías para los niños”.

Diario Las Américas conversó con varios emprendedores. Todos coinciden que esta medida no es fortuita. “Las MIPYMES no llevamos siquiera dos años y ya muchos funcionarios del gobierno y la prensa oficial nos señalan como culpables de la inflación y los altos precios. Nunca he leído un artículo en Cubadebate o Granma criticando los precios abusivos en las tiendas MLC. El Estado vende más caro que los particulares, a pesar que nosotros estamos acorralados por los elevados impuestos y pagamos entre un diez o quince por ciento a una empresa importadora del gobierno para traer un contenedor”, subraya Joel, dueño de un negocio de materiales de construcción.

Liana se dedica a la venta de maquillaje y calzado deportivo importado de Panamá. En su opinión, “cuando el gobierno tiene el agua al cuello, recurre al sector privado para que le saque las castañas del fuego. Como nos consideran un mal necesario, de buenas a primera te apartan de un manotazo. Y sales bien si no te meten preso o te decomisan toda la mercancía. En la última Asamblea Nacional, Esteban Lazo, presidente del Parlamento, lanzó un ultimátum: o bajan los precios o le confiscamos el negocio”.

El dueño de un bar de tapas al sur de La Habana está convencido que la nueva medida “es más política que técnica, porque quieren controlar la cantidad de dinero que ganan los dueños de negocios. Y porque aprovechan que mucha gente en la calle está molesta por los altos precios y el déficit de dinero para culpar al sector privado. Pero la realidad es diferente. Es culpa del gobierno que no haya dinero suficiente y que el país es un caos por culpa del desbarajuste que ha ocasionado la Tarea Ordenamiento. Quisieron eliminar la dualidad monetaria y ahora existen dos tipos de cambio estatal, un dólar por 25 pesos y un dólar por 120. A ello se suma el mercado informal donde el dólar se estaba cotizando a 245 pesos. Sin contar que circulan varias divisas y hasta criptomonedas. El peso cubano se ha devaluado por culpa del gobierno”, aclara y agrega:

“No hay que ser un genio para saber que esta estrategia es para apartar a los negocios que no sean del agrado del Estado. Hay MIPYMES buenas, las de ellos, y MIPYMES malas, las que no controlan. Increíblemente unos pocos, nadie sabe cómo, pueden importar vehículos eléctricos, ómnibus y camiones comprados en Estados Unidos, a la mayoría de los emprendedores el gobierno nos abre tremendo fuego”.

Un experto consultado considera que la bancarización decretada por el régimen es jugar a la ruleta rusa en plena crisis sistémica.

“Desconozco si el gobierno tiene un Plan B. Pero esta medida es un disparate, un suicidio político, pues el sistema bancario cubano no está preparado tecnológicamente para cubrir la mayor parte de las operaciones de compra y venta por transferencia electrónica. Puede que disminuyan las colas y los jubilados y trabajadores puedan sacar efectivo de los cajeros, pero están liquidando por asfixia al sector privado. Mientras no exista un mercado estatal de compra y venta de divisas, los negocios particulares tienen que recurrir al mercado informal. Cuando tu pones en una balanza los pros y los contras, observarás que esta regulación va a dañar todavía más la desconfianza del pueblo al sistema bancario y el temor de empresarios extranjeros de invertir en la Isla. Hasta Boris Titov, asesor de Putin para aplicar algunas reformas en Cuba, ha declarado que el gobierno debe apostar por la economía de mercado y el empoderamiento de MIPYMES y otros negocios privados”, señala el experto.

Sorprende la ingenuidad de los emprendedores locales. Ya desde la llamada Ofensiva Revolucionaria, en marzo de 1968, cuando Fidel Castro ordenó confiscar 55,636 pequeños negocios, muchos sostenidos por una o dos personas, quedó demostrado que el sector privado cubano no era bienvenido por el régimen castrista.

En distintas etapas se han liberalizado nichos de la economía, pero siempre bajo una rigurosa fiscalización del Estado que a la primera de cambio, frena las reformas y criminaliza a sus actores privados, los acusa de avaricia capitalista, les abre expedientes delictivos y termina cerrándoles sus negocios. Incluso empresarios foráneos, privilegiados por encima de las inversiones de cubanos radicados en el exterior, a los cuales el gobierno siempre tildó de gusanos y apátridas, cuando a las autoridades lo decide, les decomisan sus bienes y los encarcelan.

Robert Vesco, un estadounidense de padre italiano y madre de la antigua Yugoslavia, después de defraudar 224 millones de dólares a un fondo de inversiones recaló en Cuba y financió la construcción de un centro turístico en Cayo Largo y obras en el sector de la biotecnología. En 1996 fue acusado por defraudar a un sobrino de Fidel Castro y sentenciado a trece años de cárcel. Murió en 2007 de un supuesto cáncer terminal.

La lista de empresarios extranjeros estafados por las autoridades cubanas es amplia. La deuda del actual gobierno con empresarios españoles ronda los 350 millones de dólares. Invertir en la Isla es una temeridad. Históricamente, la autocracia verde olivo ha considerado como presuntos delincuentes a los emprendedores. El corralito financiero forma parte de esa colección de regulaciones que tiene el gobierno para frenar a los particulares. Los que hacen negocios en Cuba deberían saberlo.

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domingo, 13 de agosto de 2023

El socialismo financiero: la fontanería monetaria que acabará en tragedia.

Por José Basagoiti.

Nos venderán el gran hermano monetario como algo bueno y es una de las mayores tragedias sociales a las que se enfrenta la humanidad.La presidente del BCE, Christine Lagarde, con la presidente de la CE, Ursula von der Leyen. | Europapress

El actual pánico bancario y la contundente respuesta de reguladores y Bancos Centrales, confirmando que vivimos en un entorno claro de socialismo financiero, tiene su origen en una manipulación constante y arbitraria de la base y la oferta monetaria.

En este artículo vamos a hablar de fontanería monetaria y de cómo el actual sistema fiduciario está condenado a crisis constantes y a una expansión de deuda ad-infinitum que llevará finalmente a un reset y quiebra del régimen fiat. Este reseteo se llama CBCD -Central Bank Digital Currencies-.

Mientras se prepara el cambio, a través de ingeniería financiera, se ponen parches y se patea la lata para adelante. Eso precisamente es lo que estamos viendo en el entorno de pánico bancario actual, con medidas de liquidez de emergencia, líneas swaps entre la Reserva Federal y los principales Bancos Centrales y rescates con cargo al contribuyente. Es tan ingeniosa la ingeniería financiera, que actualmente se está drenando liquidez a través de programas de quantitative tightening -reducción de balance- mientras se inyecta liquidez a través de la ventanilla de descuento y el BTFP con operaciones repo. Sorber y soplar a la vez.

Pongamos todo en contexto, porque esta nueva crisis financiera no surge de repente, es parte de un ciclo que tiene su génesis en la expansión monetaria y en la represión financiera impuesta por Bancos Centrales.

El origen de la actual situación, por tanto, es la década de manipulación a la baja de las tasas para financiar déficits y una economía zombi que se niegan a reestructurar. Esto ha machacado el activo de los bancos mientras, ha sobrecalentado la economía, ha facilitado importantes déficits gubernamentales y ha alimentado las raíces del actual entorno inflacionario. Una combinación explosiva. La subida de tipos de interés y la reducción del balance, son una consecuencia, no la causa de los problemas. Eso sí, son siempre la cara visible de la recesión.

Es el ciclo económico de este sistema de planificación central. Por lo tanto, la solución siempre pasa por enjuagar, escupir y repetir. Esa la receta mágica de gobiernos y Bancos Centrales.

Muchos economistas nos decían que no había consecuencias negativas por la represión financiera, pero esto son segundas derivadas de dicha política. Claramente lo son y es importante entenderlo.

Las crisis emergen con la demagogia financiera y el despilfarro clásico derivado del dinero gratis. Y debido a la creciente deuda, éstas son cada vez mas profundas y rápidas. Japón, ese modelo de teoría monetaria moderna, por ejemplo, encadena crisis cada tres años y medio. Europa va camino de lo mismo. Mientras tanto, la productividad de la economía se va estancando. Eso es, la venerada teoría monetaria moderna, que ni es teoría, ni es monetaria, ni es moderna, solo es una literatura mal entendida del keynesianismo para justificar la deuda y el gasto público.

Se acerca la fecha de caducidad y los planificadores los saben. Todo cambio necesita pánico social y si queremos virar hacia un nuevo sistema monetario, con la implementación de las CBDC, donde la creación de dinero acabará siendo manejada directamente por Bancos Centrales y no bancos comerciales, es preciso hacer creer a la población que el actual sistema es frágil, que los ahorros de las personas no están seguros y que la inflación es consecuencia de una mala planificación privada.

De forma intencionada o casual, esta crisis parece el caballo de troya perfecto para ir creando la ventana de Overton sobre las criptodivisas centrales. Nos venderán el gran hermano monetario como algo bueno y es una de las mayores tragedias sociales a las que se enfrenta la humanidad. Si pensáis que es exagerado, pensar que el dinero es el lenguaje común de todos los seres humanos y éste va a estar totalmente controlado, intervenido y fiscalizado por gobiernos de todas las clases y calañas.

Quizá estemos tiempo de impedirlo, pero es necesario entender cómo este sistema está naufragando y cómo la solución que nos presentan es un tremendo paso atrás para nuestras libertadas. De nuevo, estamos ante una nociva segunda derivada de lo que el mainstream económico nos vende como el santo grial económico.

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sábado, 12 de agosto de 2023

A 90 años de la caída del régimen de Gerardo Machado.

Por Luis Cino.

El régimen de Gerardo Machado se desplomó el 12 de agosto de 1933, cuando el general presidente, con sus adversarios pisándole los talones, se fue de Cuba en un avión que lo conduciría a Nassau (Bahamas).

Presionado por el ejército y por el enviado del presidente Roosevelt, Sumner Welles -quien, más que mediar, conspiraba abiertamente con varios sectores de la oposición-, con la violencia revolucionaria en ascenso y el país paralizado por una huelga general que entraba en su sexto día, a Machado no le quedó otra salida que huir.

A propósito de aquella huelga general, los comunistas, liderados por Rubén Martínez Villena -un poeta comunista, enamorado de la Rusia bolchevique, que clamaba por “una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones” y que alguna vez tuvo en sus planes un ataque aéreo contra el Palacio Presidencial-, luego de haberse opuesto durante años a la dictadura machadista, unos días antes de la caída de esta, en una jugada que resultaría totalmente errada, pactaron secretamente con el régimen y retiraron su apoyo a la huelga a cambio de ser legalizados y reconocidos como partido político.

El 7 de agosto, cuando se corrió el falso rumor de que Machado se había ido (rumor supuestamente propalado por la organización opositora ABC), la policía masacró a los que se lanzaron a la calle a celebrar. Pero cuando el día 12 se supo de la huida del dictador, varias decenas de machadistas, principalmente policías, chivatos y porristas de la Liga Patriótica, fueron linchados y muchas casas de funcionarios gubernamentales fueron saqueadas e incendiadas.

El general presidente.

El gobierno de Gerardo Machado había durado ocho años. Ex General mambí, Machado, como candidato del Partido Liberal, ganó por amplio margen las elecciones presidenciales de 1924. En sus primeros cuatro años, por su exitoso desempeño, contó con el apoyo de gran parte de la población, pero lo que bien empezó terminó convertido en una dictadura que generó mucho odio y derramamiento de sangre.

Machado, quien, según los estándares de hoy, clasificaría como un populista de derecha, cumplió el lema de su campaña electoral: “agua, caminos y escuelas”. Durante su gobierno, se llevó a cabo un ambicioso plan de obras públicas, que incluyó la construcción de la Carretera Central (1926) y el Capitolio (1928). Si su gestión administrativa no obtuvo mejores resultados fue porque sobrevino la crisis económica mundial de 1929.

A diferencia de los gobiernos que lo precedieron (José Miguel Gómez, Mario García Menocal y Alfredo Zayas), el de Gerardo Machado no se caracterizó por la corrupción. Pero Machado tampoco pasaría a la historia por su honradez, sino por su desmedida ambición de poder y su autoritarismo.

Machado perdió el favor popular cuando, aconsejado por sus aduladores y tentado por la experiencia de Mussolini en Italia, se creyó insustituible para la buena gobernanza del país, y mediante la llamada “Prórroga de Poderes” y el Cooperativismo, modificó la Constitución para reelegirse y poder ocupar la presidencia por seis años más, los que necesitaba, según afirmaba, para “completar su obra de gobierno”.

Ante la resistencia que encontró, Machado no vaciló en recurrir a la más cruda represión e incluso la tortura y los asesinatos de opositores, líderes obreros y estudiantiles.

Los grupos que combatían a Machado, tanto de la extrema derecha (el ABC) como de la izquierda radical, no dudaron en recurrir a métodos francamente terroristas. Un ejemplo de ello fue cuando en 1932 los revolucionarios asesinaron en un atentado al senador Clemente Vázquez Bello para volar el previamente dinamitado Cementerio de Colón cuando Machado asistiera al sepelio. Si el plan no tuvo éxito y provocó una masacre en el camposanto fue porque a última hora la familia de Vázquez Bello decidió sepultarlo en Santa Clara, de donde era oriundo, y no en La Habana.

La maldición de Machado.

Dicen que Machado -que murió en 1939, a los 67 años, en Miami -, cuando escapó de Cuba, exclamó: “Después de mí, el caos”. Otros afirman que lo que auguró el General Presidente fue “el diluvio”. Y aseguran muchos santeros que Machado “le echó a Cuba un daño”, una brujería que habrían preparado los más sonados mayomberos y ganguleros que encontraron los secuaces del dictador, y que desde 1928 estaría enterrada bajo una ceiba, en el habanero Parque de La Fraternidad.

Uno pudiera pensar que los malos augurios y la maldición de Machado se han cumplido al pie de la letra. Basta repasar la historia de Cuba en los noventa años transcurridos desde aquel 12 de agosto de 1933.

Para empezar, tras la caída del régimen de Machado, sobrevino efectivamente el caos que predijo el tirano: Cuba tuvo cuatro gobiernos en poco más de un año, entre 1933 y 1934. Y de ese turbulento período emergió un “hombre fuerte” que de sargento taquígrafo pasó a coronel y luego a general y jefe de las fuerzas armadas: Fulgencio Batista.

Raúl Roa, el canciller del castrismo, aseguraba que “la revolución del 30 se fue a bolina”. Pero, lejos de eso, aquel papalote pesaría ominosamente sobre Cuba, y aún la sobrevuela.

No bastaron para escarmentar a los servidores de las tiranías las represalias de agosto de 1933 contra los porristas. Por el contrario, los sicarios de la Liga Patriótica servirían de inspiración para las brigadas de respuesta rápida del castrismo.

Los grupos que combatieron a Machado, como Joven Cuba, al considerar frustrada su lucha e incumplidos sus objetivos, originaron el pandillerismo revolucionario, que no pudo ser combatido eficazmente por los gobiernos democráticos de Grau y Prío, porque ellos, que también fueron revolucionarios, se sentían comprometidos con sus antiguos compañeros de lucha.

A la Revolución del 30 le debemos el mesianismo revolucionario, el antiamericanismo, el desencanto democrático, el culto a la violencia política. Todo ello condujo a la revolución de Fidel Castro, que brotó, cual genio maléfico, de la botella de las frustraciones republicanas.

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