miércoles, 17 de noviembre de 2010

Medio siglo de bandazos económicos del castrismo.

Por Jorge Castañeda.

La historia del castrismo (1959- ) es, desde el punto de vista económico, una historia de bandazos. Políticamente el régimen se construyó desde el inicio como una dictadura personalista (Fidel Castro) de partido único y altamente autoritaria y represiva.

En contraste, en materia económica, ni Fidel Castro ni Raúl Castro lograron crear un modelo único y a lo largo de estos años se han dado constantes bandazos permitiendo o prohibiendo la iniciativa privada, condenando o aceptando los estímulos económicos, rechazando o amparando las inversiones extrajeras.

Como recuerda el economista Carmelo Mesa-Lago en este medio siglo "la economía cubana (ha estado) jalonada por la colectivización y la centralización, siete cambios de organización económica, cuatro cambios de estrategia de desarrollo…la política económica revolucionaria se ha caracterizado por ciclos ideológicos y pragmáticos (alejándose y acercándose al mercado respectivamente)".

El radicalismo guevarista (años 60)

Los años 60 fueron los de las grandes nacionalizaciones de las empresas extranjeras así como de la propiedad de la tierra. Fue el periodo de mayor radicalismo e influencia del pensamiento de Ernesto Che Guevara, que rechazaba los incentivos materiales para estimular la producción: "todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio consciente de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el Hombre Nuevo que se vislumbra en el horizonte".

Pero los años 60 también protagonizaron bandazos. Las expropiaciones de inicios de esa década fueron acompañados del intento de impulsar la industrialización del país.

Fue un proyecto muy querido por Guevara, a la sazón ministro de Industria, que finalmente fue inviable y fracasó.

Fidel Castro regresó por un tiempo a cierta ortodoxia comunista (1963-66) pero en los años finales volvieron los experimento radicales que culminaron en 1968 con la expropiación de todo el pequeño comercio de la isla.

Y en 1970 con la famosa zafra de los 10 millones donde se apeló, no a estímulos económicos, sino morales: "si nosotros no hacemos los 10 millones tendremos dos cosas: una derrota moral incuestionable…Tendríamos que hacer el recuento de todas nuestras debilidades, ineficiencias, que todavía nos quedan en el proceso revolucionario. Tendríamos que sacar esa cuenta, pero con valentía. Afrontar una derrota. Sí. Moralmente no alcanzar los 10 millones sería una derrota. No hay la menor duda".

La ortodoxia soviética (años 70)

Entre 1970 y 1986 el castrismo asumió, de nuevo, los postulados soviéticos e impulsó una institucionalización política a semejanza del de la URSS. Paralelamente, en materia económica, el régimen dio ciertos pasos hacia la liberalización.

Fidel Castro, tras el fracaso de la zafra de los 10 millones, llegó a la conclusión de que el modelo guevarista era inviable y se vio obligado a optar por el pragmatismo. La Junta Central de Planificación (JUCEPLAN), dirigida por Humberto Pérez, llevó a cabo algunas reformas que buscaban conceder mayor autonomía a quienes dirigían las empresas estatales y permitir a partir de 1980 el mercado libre campesino.

Los años 70 fueron años dorados en materia económica e internacional que se vieron interrumpidos por la crisis en la que entró la URSS en los 80.

Si Mijail Gorbachov emprendió la reforma (perestroika) en la URRS, Fidel Castro prefirió volver a las esencias radicales (el Periodo de Rectificación) alejándose del mercado.

Su objetivo no "era solamente rectificar los errores cometidos en los últimos 10 años, o errores cometidos a través de toda la historia de la Revolución, sino que rectificación está encontrando la manera de resolver errores que vienen desde hace cientos de años".

En el III Congreso del PCC de 1986 Castro denunció el enriquecimiento de algunos campesinos y el nacimiento de una casta de los intermediarios, el despilfarro general de recursos, la hiperinflación burocrática, la indisciplina y desidia laborales.

Como explica Carmelo Mesa-Lago "Fidel siempre ha sido contrario a las reformas y cuando las ha hecho han sido tímidas, moderadas, porque ha habido una amenaza fuerte al régimen".

Así lo recuerda también Emilio J. Cárdenas en La Nación para quien permitir el cuentapropismo ahora supone "regresar al breve experimento de apertura ocurrido en 1994, que el propio Fidel Castro se ocupara de frustrar".

El rechazo de la perestroika (años 80)

Humberto Pérez y su equipo de tecnócratas liberalizadores cayó y Fidel Castro arremetió duramente contra ellos: "Los tecnócratas hicieron una suerte de guerra contra mí muy sutil. Se opusieron a las microbrigadas, a los programas médicos, a muchas de las cosas que yo defendía. Una guerra sutil de toda una generación de tecnócratas educados por allá. Porque incluso el papel del Partido empezó a disminuir; si los mecanismos iban a promover el desarrollo ¿qué papel van a jugar los cuadros del partido?".

Pese a todo, Castro no había resuelto el problema de la excesiva dependencia cubana con respecto a la URSS que compraba el 63% del azúcar a un precio más elevado que el fijado en el mercado mundial, el 73% del níquel.

El derrumbe de la URSS en 1989-91 arrastró a Cuba que sufrió un golpe económico muy fuerte (una caída del PIB de más del 35% entre 1989 y 1993). Cuba pasó de recibir 3 miol millones de dólares de la Unión Soviéticva en 1989 a nada en 1992. Se abrió una nueva época económica (el Periodo Especial) y en 1993-94 se volvió a la reformas económicas de carácter aperturista.

Fidel Castro lo explicaba así: "¿qué significa período especial en tiempo de paz? Que los problemas fueran tan serios en el orden económico por las relaciones con los países de Europa Oriental o pudieran por determinados factores o procesos en la Unión Soviética, ser tan graves, que nuestro país tuviera que enfrentar una situación de abastecimiento sumamente difícil. Téngase en cuenta que todo el combustible llega de la URSS, o y lo que podría ser, por ejemplo que se redujera en una tercera parte o que se redujera a la mitad por dificultades en la URSS, o incluso se redujera a cero, lo cual sería equivalente a una situación como la que llamamos el período especial en tiempo de guerra (…) No sería desde luego sumamente grave en época de paz porque habría determinadas posibilidades de exportaciones e importaciones en esa variante".

El regreso del reformismo (años 90)

Aquellas reformas tuvieron un nombre propio, el de Carlos Lage. Fue él, el artífice de los cambios económicos de los años 90: legalización del dólar estadounidense, el trabajo por cuenta propia y las inversiones extranjeras sobre todo en el ramo del turismo.

Lage, quien cayera en desgracia en 2009, impulsó asimismo la dualidad monetaria, medida que desplomó los salarios y con ellos el poder adquisitivo de la mayor parte de la población trabajadora. Esas diferencias sociales que se fueron creando provocaron que pronto Fidel Castro buscará poner fin a ese experimento.

Pero las reformas también permitieron que se iniciara la recuperación económica (del 3,5% de media a partir de 1996) y situaron a las FFAA de Raúl Castro con una enorme influencia no sólo política (desde la caída de Arnaldo Ochoa y José Abrantes en 1989) sino económica ya que varias de las más rentables empresas (de turismo, financieras etc.) eran manejadas por altos mandos del ejército.

Como asegura Óscar Espinosa Chepe "José Luis (Rodríguez) y Lage cumplieron entonces orientaciones de Raúl Castro, que fue el alma, como siempre lo ha sido cuando se han hecho tímidas reformas. Hay que recordar que fue Raúl el que hizo el recorrido por las distintas provincias explicando las reformas y los cambios, incluso debatiendo en algunos lugares, porque había personas que no entendían los cambios. José Luis y Lage fueron ejecutores, pero realmente ni fueron el alma, ni los que propusieron aquello".

Reformas paralizadas (1996-2010)

Cuando la situación mejoró y, sobre todo, cuando la Venezuela de Hugo Chávez llegó en ayuda del régimen, Fidel Castro pudo paralizar esas reformas. Pero el deterioro se ha ido profundizando en estos años, sobre odo, por falta de inversiones en infraestructuras, vivienda etc.

Las necesarias reformas se han alargado en el tiempo debido primero a la enfermedad de Castro (2006). Luego al largo proceso de transición entre la retirada de Fidel y la sustitución oficial por su hermano Raúl (2008), a lo que siguió el golpe sufrido por Cuba en 2008 cuando la isla fue azotada por tres huracanes ($10,000 millones en daños).

2009 fue un año de recuperación de esas heridas en medio de una fuerte crisis mundial. Por eso, sólo ahora en 2010 Raúl Castro ha podido anunciar su plan de reformas, que suponen como en los 90 un fuerte ajuste (medio millón de despidos) e incentivos a la propiedad privada como en los 70 y en los 90.

De todas fromas, y hasta ahora, como señala Carmelo Mesa-Lago, "Raúl Castro ha introducido reformas positivas pero marginales, que no resuelven el problema estructural de la economía". A partir de 2011 quizá esto deba cambiar dada la magnitud de los retos que afronta Cuba.
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