jueves, 16 de junio de 2011

Chícharos acabaditos de colar.

Por Roberto Alvarez Quiñones.

En 1958 Cuba produjo 60.000 toneladas de café, por solo 6.300 en 2011.

"No se vaya todavía, Paco, que le voy a traer una tacita de chícharos acabaditos de colar". Por incomprensible que parezca, esta frase podría ser hoy cotidiana en Cuba si el gobierno castrista no insistiese en llamar café a la mezcla de un 50% del aromático y estimulante grano con otro 50% de chícharos tostados y molidos.

A propósito de anunciar el régimen, el pasado 3 de mayo, que se vuelve a la mezcla de ambos granos luego de entregar a la población durante poco tiempo café vietnamita -de inferior calidad y mayor contenido de cafeína-, la Organización Internacional del Café (OIC), con sede en Londres, reiteró que todo café que tenga más de un 5% de mezcla con otros granos no puede llamarse café. Así de simple.

Esto contrasta con la fama que tuvo Cuba durante unos 160 años como nación productora y exportadora de uno de los mejores cafés del mundo, sobre todo el arábigo suave de la variedad Bourbon, cosechado en las montañas orientales.

Según el propio Ministerio de Agricultura cubano, en los años 40 el país era uno de los mayores exportadores mundiales de un café que era muy apreciado internacionalmente. En 1958 el país produjo 60.000 toneladas, es decir un millón de sacos de 60 kilogramos, equivalentes a 132,2 millones de libras, que divididas entre los seis millones de habitantes de entonces arrojó 1,8 libras de café mensuales por cada cubano.

Pero llegó el Comandante con su socialismo "y mandó a parar". Y de qué manera: en la última cosecha (2010-2011) Cuba produjo 6.300 toneladas de café, la décima parte de lo que se cosechaba cuando el país era "explotado" por el capitalismo.

De exportadores de lujo a importadores baratos.

En octubre de 1966, días después de que el ciclón Inés azotara las zonas cafetaleras de la Sierra Cristal, en Oriente, fui con un grupo de estudiantes de periodismo a esa región montañosa, rebautizada en 1958 por Fidel Castro como Segundo Frente Oriental "Frank País". Nuestra misión era tratar de convencer a los cafetaleros privados de que uniesen sus fincas -en cooperativas en vez de trabajarlas individualmente- para así "aprovechar mejor los recursos y aumentar la producción".

Además de lo bien que la pasamos mis colegas y yo entre aquella formidable gente de campo durante un mes, viviendo en la meseta de La Caoba y moviéndonos a caballo o a pie por aquellas hermosas montañas, recuerdo muy bien dos cosas: 1) que sólo uno de las decenas de campesinos que entrevisté me dijo que iba a "pensar" lo de la cooperativización; y 2) el pronóstico que algunos de ellos me hicieron de que con los controles impuestos ya por el Estado y el bajo precio que recibían por cada lata (44 libras) de café cosechado, la producción cafetalera iba a continuar cayendo.

Poco tiempo después, a fines de los 60, Mario García Incháustegui -el embajador ante la ONU a quien en 1962 le "tocó" hacer el ridículo de negar que en Cuba había misiles nucleares-, director del departamento de Organismos Internacionales del Ministerio del Comercio Exterior (MINCEX), me confesó off the record que en las sesiones de la OIC en Londres ya no estaban haciendo efecto los pretextos para justificar el incumplimiento de la cifra de exportación que le asignaba a Cuba esa organización, que regulaba la oferta y la demanda mundial de café mediante un sistema de cuotas de exportación para cada país miembro, y evitar así la caída de los precios.

Incháustegui se refería a los ciclones y otras afectaciones climáticas esgrimidas por las delegaciones cubanas por él presididas para tratar de enmascarar el descalabro cafetalero. "Yo insisto en los argumentos, pero ya no me creen", dijo. Y con gran frustración, me informó que la OIC ya había clasificado a la de Cuba como una "cuota de papel", paso previo que daba esa entidad para luego suprimir dicha cuota y repartirla entre otros países exportadores que pedían aumentar sus ventas.

En resumen, que tal y como me auguraron los cafetaleros orientales, la intervención estatal comunista provocó un cataclismo. De gran exportador de un grano de excelente calidad, el país pasó a ser un importador neto de café barato.

Hoy, mediante la cartilla de racionamiento, se le entrega a cada persona una cuota mensual de 115 gramos (un cuarto de libra). Pero como viene mezclado con un 50% de chícharos, lo que recibe realmente cada cubano son 57.5 gramos de café al mes, comparados con los 828 gramos per cápita mensuales de 1958.

El verdadero néctar negro, como también se le conoce, lo toman los extranjeros, la nomenklatura y quienes reciben remesas de sus familiares en el exterior y pueden pagar $6.25 dólares por libra en las shopping, en un país donde el salario promedio es de 18 dólares mensuales.

Cuando ya las cosechas habían descendido a niveles ínfimos, la solución que se le ocurrió a Castro fue el llamado "cordón de La Habana". Rodeó la capital con cafetos de la variedad caturra, un café de sol que se cultivaba en Brasil, sin tener en cuenta que los suelos y el clima eran diferentes, y que las plantaciones brasileñas no eran atendidas por empleados de oficinas y estudiantes "voluntarios". El fracaso fue colosal y pasó a integrar el abultado inventario de disparates del Comandante en Jefe.

De un rendimiento entre 0.36 y 0.40 toneladas de café por hectárea en 1958, según el Ministerio de Agricultura hoy se cosechan en Cuba de 0.11 a 0.12 toneladas por hectárea. La productividad se contrajo en casi un 70%. De las 80.700 hectáreas de café registradas, de acuerdo con el diario Granma, sólo 68.600 están en producción.

Lo peor es que debido a su patológico afán por controlarlo todo, el régimen castrista no enfrenta con valentía la crisis ni siquiera dentro de los límites del propio sistema. Si el gobierno liberase a los caficultores privados (unos 38.000) de las trabas estatales, y les pagase sólo un tercio del precio que paga por el café robusta que importa, que se cotiza entre 1,25 y 1,35 dólares la libra, la producción se dispararía.

Así ocurrió en Vietnam -oficialmente comunista- donde desde 1986 se permitió a los agricultores sembrar y vender libremente lo cosechado a precios de mercado. Y de importador de café, Vietnam se convirtió en el segundo productor y exportador mundial del grano, por encima de Colombia y sólo detrás de Brasil.

Pero los Castro no están dispuestos a hacer lo mismo.
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Cuba oficializa precios de productos para mercados liberados.

Por Wilfredo Cancio Isla.

Como parte de los reajustes económicos impulsados por el gobierno de Raúl Castro, las autoridades cubanas están fijando nuevos precios para la comercialización de productos alimenticios y artículos industriales que se distribuirán en los mercados estatales liberados.

Un obrero transporta ladrillos en Cuba.

Desde el pasado abril, la Gaceta Oficial viene publicando las resoluciones emitidas por el Ministerio de Comercio Interior para aplicar nuevos precios minoristas en pesos cubanos (CUP) en el Mercado Paralelo y el Mercado de Artículos Industriales y de Servicios (MAIS), que servirá de proveedor a los cuentapropistas o trabajadores privados.

Pero algunos precios realmente alarman si se toma en cuenta que el salario medio en Cuba está en 436 CUP (unos $25 dólares).

Por ejemplo, un ciudadano cubano promedio pasará las de Caín si necesita adquirir un lavabo pequeño o un fregadero inoxidable -cada pieza a 450 CUP- y la mayoría lo pensará dos veces para adquirir una lata de cuatro litros de pintura en 280 CUP.

Y un cirujano de máximo nivel tendría que emplear casi todo su salario mensual si quiere poner en su casa una ventana sencilla de 680 CUP. Un agricultor que necesite una bomba estará obligado a desembolsar entre 1,520 y 3,455 CUP.

La más reciente resolución ministerial divulgada el pasado jueves relaciona una serie de productos destinados al llamado Programa Campesino, una iniciativa gubernamental que busca impulsar la producción agrícola y estimular a los nuevos usufructuarios de tierra. El documento fue firmado por Jacinto Angulo, ministro de Comercio Interior, el pasado 18 de mayo.

Las ventas del Programa Campesino se extienden ya en unas 1,200 tiendas en todo el país.

Huevo por la libre.

Otras resoluciones dictadas para el MAIS contienen los listados de precios para artículos de construcción que podrán ser adquiridos por la población, así como para productos alimenticios como el huevo.

De acuerdo con la Resolución 61/2011, era “necesario oficializar el precio minorista del producto huevo fresco de gallina para su oferta en establecimientos del comercio minorista, a precio diferenciado”.

El precio oficial del huevo liberado será de 1.50 CUP. El valor está por debajo del precio del huevo en el mercado negro, que regularmente es de 2 CUP.

Como producto normado por la libreta de racionamiento, el gobierno continúa ofreciendo a cada ciudadano unos 10 huevos mensualmente (cinco a 0.15 centavos CUP y otros cinco a 0.90).

“Esta regulación lo que hace es poner en el papel un precio que ya venía aplicándose en los mercados estatales, pero no siempre el huevo puede encontrarse allí”, comentó el economista Oscar Espinosa Chepe desde La Habana.

Supuestamente, la liberalización del huevo a 1.50 se sustenta en un crecimiento sostenido de la producción durante los últimos dos años. Según las más recientes estadísticas de la producción agrícola cubana, en el primer trimestre del año se produjeron 493.5 millones de unidades, un crecimiento del ocho por ciento con relación al mismo período del 2009.

Materiales a precio de oro.

También recientes resoluciones han establecido precios minoristas para las tiendas de materiales de construcción. Desde enero, las autoridades cubanas autorizaron a más de 1,000 comercios a vender libremente materiales de construcción a particulares en un esfuerzo por paliar la crisis de la vivienda y posibilitar el trabajo de grupos privados para obras constructivas y su mantenimiento.

La medida dejó sin efecto las ventas de materiales de construcción con subsidios en los llamados rastros, que operaron hasta el pasado año.

El precio de algunos materiales de construcción ha variado ostensiblemente en algunos casos. Por ejemplo, los precios asignados a  azulejos, tanques de baños, tazas sanitarias y jaboneras que aparecían en los documentos emitidos por el Ministerio del Comercio Interior (resoluciones 55 y 80) el pasado marzo son más baratos que los que aparecen modificados en una posterior resolución (90/2011), publicada en abril.

El argumento que esgrimen las autoridades para este drástico aumento son “los cambios experimentados en la política impositiva y el incremento de los costos de producción”.

Asimismo figuran insumos disponibles para barberías y peluquerías privadas, y para técnicos de aire acondicionado.

A partir de los documentos publicados en versión digital, CafeFuerte ha hecho una relación de los productos fundamentales con sus precios en pesos cubanos. El listado es el siguiente:

MATERIALES DE CONSTRUCCION

Resolución 55/2011
1-   Tanque con tapa tradicional conforme (475 CUP)
2-   Losa de Granito 40 x 40 cm (20 CUP)
3-   Mosaico Jaspe 25 x 25 cm  (5 CUP)
4-   Losa Hexagonal LH (15 CUP)
5-   Celosías C3 (18 CUP)

Resolución 60/2011
6-   Losa terrazo gris 50 x 50 (47 CUP)
7-   Losa terrazo gris 40 x 40 (30 CUP)
8-   Ladrillo hueco de barro (4 CUP)

Resolución 68/2011
9-   Teja de asbesto cemento OM-16 con herraje (105 CUP)
10- Teja de asbesto cemento OP con herraje (105 CUP)
11- Lamisfal en rollo 11M2 ( 780 CUP)
12- Lamisfal ALU en rollo 11M2 (1,020 CUP)
13- Asfaltile-masilla asfáltica KG (17 CUP)
14- Ventana Galvanizada lacada doble/1,40 x 1,20 m (1,390 CUP)
15- Ventana Galvanizada lacada doble/1,40 x 0,60 m ( 770 CUP)
16- Ventana Galvanizada lacada sencilla/0,70 x 1,20 m (680 CUP)
17- Ventana Galvanizada lacada sencilla/0,70 x 0,60 m ( 380 CUP)
18- Ventana Galvanizada doble/1,40 x 1,20 m (1 200 CUP)
19- Ventana Galvanizada doble/1,40 x 0,60 m (680 CUP)
20- Ventana Galvanizada sencilla/0,70 x 1,20 m (580 CUP)
21- Ventana Galvanizada lacada sencilla/0,70 x 0,60 m (325 CUP)

Resolución 80/2011
22- Taza descargue horizontal blanco (550 CUP)
23- Tapa tanque agua (125 CUP)
24- Lavabo agua semiempotrado (750 CUP)
25- Pedestal de agua (425 CUP)
26- Azulejos blanco 20 x 20 cm (6 CUP)
27- Azulejos color 20 x 20 cm (6 CUP)
28- Tanque descargue horizontal blanco (525 CUP)
29- Tanque descargue horizontal a color (525 CUP)
30- Tanque descargue vertical blanco (525 CUP)
31- Tanque descargue vertical a color (525 CUP)
32- Tapa tanque blanco (125 CUP)
33- Tapa tanque a color (125 CUP)
34- Lavabo pequeño blanco (450 CUP)
35- Lavabo mediano blanco (475 CUP)
36- Lavabo mediano a color (475 CUP)
37- Pedestal lavabo mediano blanco  (425 CUP)
38- Pedestal lavabo mediano color (400 CUP)
39- Jabonera con asa blanco (75 CUP)
40- Jabonera con asa color (75 CUP)
41- Porta rollo blanco (70 CUP)
42- Porta rollo a color (70 CUP)
43- Porta toallero blanco (25 CUP)
44- Colgador de ropa blanco (25 CUP)

Resolución 90/2011
45- Azulejo Blanco 30 x 30 cm (15 CUP)
46- Tanque descarga horizontal blanco (750 CUP)
47- Tanque con tapa agua coplado (580 CUP)
48- Taza sanitaria descargue vertical conforme (625 CUP)
49- Lavabo sobre encimera blanco conforme (550 CUP)
50- Lavabo pequeño blanco conforme (450 CUP)
51- Jabonera grande conforme (90 CUP)
52- Jabonera pequeña conforme (85 CUP)
53- Porta rollo (80 CUP)
54- Porta toalla (40 CUP)

Resolución 94/2011
55- Esmalte sintético interior/exterior 4 lts. (280 CUP)
56- Pintura emulsionada interior/exterior 4 lts (160 CUP)
57- Teja metálica de 1m2 (205 CUP)
58- Caballete metálico de 1 metro lineal (120 CUP
59- Clavos 1″ 1 x16-kg  (25 CUP)
60- Clavos 1″ 1 1/2 x16-kg (25 CUP)
61- Clavos 1″ 1 1/2 x 13-kg  (25 CUP)
62- Electrodo 40 mm /caja 5 kg (160 CUP)
63- Electrodo 3.25 mm /caja 5 kg (160 CUP)
64- Caja eléctrica 2 x 4 cee04/plástica (5 CUP)
65- Caja eléctrica 4 x 4 cee04/plástica ( 6 CUP)
66- Fregadero inoxidable 0,6 x 410 x 610 (450 CUP)
67- Interruptor sencillo 15 ampere (20 CUP)
68- Luminaria 1 x 20 watt 110 volt sin / tubo (65 CUP)
69- Tomacorriente doble 15 ampere (30 CUP)
70- Tomacorriente doble 20 ampere (30 CUP)
71- Puerta exterior sin llavín/galvanizada (1,050 CUP)
72- Puerta interior (galvanizada) (1,010 CUP)

Resolución 154/2011
73-  Codo 45 H-H 50  (10 CUP)
74-  Codo 45 H-H 110 (68 CUP)
75-  Codo AG. Serv. 110 (68 CUP)
76-  Codo 45 H-H 40 ((18 CUP)
77-  Codo 90 H-H 50 (18 CUP)
78- Tanque plástico 65 litros (345 CUP)
79- Rodapié baldosa bicapa blanca 33 x 8 cm (3 CUP)
80- Rodapié baldosa bicapa gris 30 x 8 cm (3.60 CUP)
81- 80- Rodapié baldosa bicapa gris 25 x 8 cm (2.50 CUP)
82- Paso de escalera Mosaico Jaspe gris 25 x 24 cm (8.50 CUP)
83- Paso de escalera Mosaico liso blanco 25 x 24 (9 CUP)
84- Rajoncillo-metro cúbico (169 CUP)
85- Loza hexagonal-26 cm (40 CUP)
86- Bloque especial antiácido 100 x 200 x 300 ml (27 CUP)
87- Ladrillo de barro 280 x 100 x 70 ml (4 CUP)
88- Teja de fibroasfalto (65 CUP)

INSUMOS PARA BARBERIAS Y PELUQUERIAS

Resolución 81/2011
1- Tinte Negro Q-Star 100 ml  (40 CUP)
2- Tinte Castaño Cobrizo Q-Star 100 ml (40 CUP)
3- Crema Corporal Tazol  (125 CUP)
4- Limas para Manicure 18 cm-Grande (3 CUP)
5- Limas para Manicure 10,7 cm-Chica (1 CUP)
6- Creyón de Labios Midie Carmelita 404 (10 CUP)
7- Delineador para Ojos Color NegroMidie (25 CUP)
8- Máscara Transparente (35 CUP)
9- Sillón para Barbero (250 CUP)
10-Sillón para Peluquera (250 CUP)

PIEZAS PARA AIRE ACONDICIONADO

Resolución 59/2011
1-  Careta ensamblada frontal del mueble (355 CUP)
2-  Rejilla de aspiración (90 CUP)
3-  Rejilla tiro de aire frío horizontal (51 CUP)
4-  Rejilla tiro de aire frío vertical (26 CUP)
5-  Filtro frontal (65 CUP)
6-  Caja de controles (45 CUP)
7-  Botón para conmutador rotatorio y termostato (25 CUP)
8-  Termostato (171 CUP)
9-  Conmutador rotatorio (93 CUP)
10-Capacitor doble de aceite (350 CUP)
11-Capacitor simple de aceite (115 CUP)
12-Cubierta exterior o mueble (347 CUP)
13-Evaporador ensamblado (670 CUP)
14-Ventilador turbo (105 CUP)
15-Motor fan (595 CUP)
16-Condensador ensamblado (505 CUP)
17-Motocompresor (1793 CUP)
18-Protección térmica (150 CUP)
19-Tubo de salida del condensador (125 CUP)
20-Tubo de alta presión del condensador con bifulcador (114 CUP)

VENTAS PARA EL PROGRAMA CAMPESINO

Resolucion 69/2011
1- Alambre con púas Rollo (800 CUP)
2- Puntillas 2″ Lb  (14 CUP)
3- Puntillas 3″ Lb (24 CUP)
4- Puntillas 6″ Lb (10 CUP)
5- Azada de ojo ovaladas 2 lb (115 CUP)
6- Piochas (200 CUP)
7- Limas Planas (55 CUP)
8- Limas Redondas (55 CUP)
9- Palas Redondas (175 CUP)
10-Palas Cuadradas (175 CUP)
11-Machetes Rectos C/P 18″ (80 CUP)
12-Machetes Rectos C/P 23″ (80 CUP)
13-Soga Corchada Suave 1/2″ Mts (6 CUP)
14-Soga Corchada Suave 3/4″ Mts (6 CUP)
15-Soga Corchada Suave 3″ Mts (8 CUP)
16-Clavos de Herrar No. 7 (3 CUP)
17-Hachas de Ojo Ovalado 2 ½ lb. Sin cabo ( 60 CUP)
18-Hachas Media Labor 3 lb. Sin cabo (75 CUP)
19-Hachas Media Labor 4lb. Sin cabo (85 CUP)

Resolución 148/2011
20- Cántara de leche de 40 litros (855 CUP)
21- Cubo de ordeño de 12 litros (235 CUP)
22- Lima plana agrícola (55 CUP)
23- Barreta de 60 pulgadas (240 CUP)
24- Azada agrícola laminada (115 CUP)
25- Pala redonda con mango metálico (175 CUP)
26- Pala cuadrada con mango metálico (175 CUP)
27- Pico piocha sin cabo ( 200 CUP)
28- Rastrillo con cabo (125 CUP)
29- Manguera 16 x 2 1mpa (11 CUP)
30- Manguera 20 x 2 1mpa (13 CUP)
31- Manguera 25 x 2.3 1mpa (20 CUP)
32- Mocha de 16 pulgadas/cabo de madera (100 CUP)
33- Machete de 18 pulgadas/cabo plástico (80 CUP)
34- Machete de 22 pulgadas/cabo plástico (80 CUP)
35- Bomba #52 (1,520 CUP)
36- Bomba #53 (1,680 CUP)
37- Bomba #55 (3,455 CUP)
38- Grapa de cercas/libra (18 CUP)

Documentos originales del Ministerio de Comercio Interior:

Resoluciones 55, 59, 68, 69, 80 y 81
Resoluciones 90, 92 y 94
Resoluciones 148, 153 y 154
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Alarcón o los aullidos de la impotencia.

Por Iván García.

No por repetidas molestan menos las banales diatribas de  Ricardo Alarcón de Quesada, Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, ante un encuentro internacional que se celebra en Cuba por la libertad de cinco espías cubanos que cumplen condenas en cárceles estadounidenses tras ser juzgados por actividades que realizaban en ese país, las cuales condujeron a la muerte de cuatro cubanoamericanos residentes en Miami, cuando la fuerza aérea castrista en aguas internacionales derribó las avionetas en que volaban, el 24 de febrero de 1996.

En la inauguración del encuentro, con la participación de jóvenes de Ecuador, Nicaragua, Rusia, Perú y Venezuela, entre otros países, Alarcón exhortó a perseguir al Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, como una "maldición gitana" para que revisara la decisión de los tribunales y libere a los espías.

Leyendo estas palabras de Alarcón me preguntaba hasta dónde llega la abyección, el arrastrarse sumiso a los pies de una  dictadura, para que un individuo como él, que vivió en Estados Unidos durante muchos años representando al gobierno cubano, y que conoce perfectamente cómo funciona el sistema judicial de ese país, pueda prestarse a hablar tanta tontería sin sentido.

El Sr. Alarcón sabe que tienen que exisitir razones de mucho peso, más allá de la gritería histérica de los funcionarios de un gobierno corrupto y auspiciador del terrorismo (catalogado así por las autoridades norteamericanas) para que el Presidente de Estados Unidos indulte a un reo, que en este caso son cinco.

Me pregunto a quién pretende envolver el Sr. Alarcón con sus maldiciones y su histeria. El cubano que día a día lucha por sobrevivir en ese medio hostil en que se ha convertido la sociedad cubana, escucha las noticias sobre los cinco espias como un mal inevitable que debe padecer cuando enciende el radio, el televisor o compra un periódico, pero no le hace ningún caso.

Son muchos los problemas que debemos enfrentar a diario para seguir los avatares de esa saga interminable de los cinco "héroes" como los califica la propaganda oficial. Además, a pesar de los esfuerzos del gobierno, ya se ha ido filtrando que esos cinco espías eran parte de una red mayor, que los otros cooperaron con las autoridades americanas cuando fueron apresados y que estos cinco fueron los principales responsables de los sucedido. No es tan inmaculada su historia.

También en la isla se rumora que una de las "abnegadas"  esposas de los espías decidió terminar con la farsa, se divorció y reinició su vida. En un país tan lleno de necesidades, los cubanos vemos cómo los familiares de estos individuos viajan constantemente por el mundo, para hacer campaña en favor de la liberación de estos señores, con el gasto que todo este carnaval mediático supone.

Un amigo me contaba que en cierta ocasión pasaba frente a una boutique cercana al Cementerio de Colón, en el Vedado, cuando llegaron varios vehículos de los cuales se bajaron agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civil, entraron en la tienda y desalojaron a los clientes que allí había, para que las madres y esposas de los "pobrecitos" presos compraran artículos de primera calidad por divisas.

Al igual que el encuentro celebrado en La Habana, desde el cual Alarcón envía sus maldiciones a Obama, todas estas compras, viajes y reuniones, salen del agotado presupuesto de un país cuyo gobierno ha sido incapaz de garantizarle a cada cubano un vaso de leche diario. En un país donde las casas se derrumban literalmente por falta de mantenimiento, donde cada vez son más los mendigos en las calles, donde crece la prostitución infantil, el éxodo hacia otras tierras, el hambre, el desempleo y las necesidades de todo tipo, alabarderos del régimen como el Sr. Alarcón, gritan a voz en cuello y gastan miles o millones en defender una causa a todas luces perdida.

En su momento, Fidel Castro lanzó esa campaña a favor del regreso de los "cinco héroes" para, como nos tiene acostumbrados desde hace más de medio siglo, tratar de nuclear a grupos de la población tras esas banderas. La alfabetización, la industrialización, la lucha contra el burocratismo y la corrupción, la zafra de los diez millones, el regreso del niño balsero Elián González, entre otras, han sido campañas salidas de su paranoica y retorcida mente y todas con el mismo objetivo: desviar la atención de los ciudadanos de los graves problemas padecidos durante años y años, y servir de justificación para exrtremismos, abusos y represiones de todo tipo.

Pero el tiempo ha ido pasando y cada vez son menos los que creen en propagandas concebidas para retrasados mentales. Es que también la dictadura le ha ido pisando con fuerza el callo a los cubanos, y los ha llevado a incorporarse a las filas del desencanto y el disgusto, cuando no a la oposición abierta.

Con todos los problemas que merecen la atención de un Parlamento que se supone deba reunirse y tomar medidas para solucionarlos, el Sr. Alarcón se desgañita gritando insultos al gobierno de Estados Unidos, que ya declaró no iba a entrar en ningún tipo de negociación que conduzca a la excarcelacion de estos cinco espías. En eso invierte su tiempo el Sr. Alarcón, quien como Presidente del Parlamento debía andar tratando de arreglar el desastre en que se ha convertido Cuba.

Que no venga después pidiendo clemencia cuando llegue la hora de rendir cuentas. Ese momento cada vez está más cerca y entonces no valdrán los arrepentimientos, las disculpas ni los mea culpa. Alarcón y los otros como él, pagarán caro el precio de tanta angustia y dolor que le han hecho pasar al pueblo en todos estos años.
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Cubanos clandestinos en La Habana.

Por Iván García.


La Habana es una especie de ciudad prohibida para las personas de la Cuba profunda. Por el Decreto 217, vigente desde el 22 de abril de 1997, residir en la capital del país es una trama complicada de gestiones burocráticas y horas de colas en oficinas de la administración central. Tienes que cumplir una gran cantidad de requisitos para que aprueben radicarte en la ciudad. Es un lío.

A no ser que seas un guantanamero, camagüeyano o santiaguero y ejerzas alguna función en una empresa estatal o dentro del Partido Comunista. Entonces se te abren las puertas de La Habana. Y los generosos recursos del Estado o del Partido te aseguran un inmueble de su vasta red de viviendas destinadas a esas situaciones.

En caso de que la visita a la capital sea fugaz, te alojan en un hotel tres estrellas, con barra abierta para comer y beber en tus ratos de ocio. Sin gastar un centavo de tu bolsillo.

Empresas que manejan divisas, como el turismo, aviación civil o telecomunicaciones, poseen casas a su disposición para albergar a especialistas, ingenieros o cuadros administrativos de otras provincias. O habitaciones en hoteles de calidad que  deben pagar en moneda dura. Es la única manera legal de radicarse en La Habana con la venia de sus autoridades.

La otra es pasar unos días con familiares residentes en la capital, visitar el Zoológico de la avenida 26, tirarse fotos frente al Capitolio y recorrer el Barrio Chino o las playas del Este. Y sacar el boleto de vuelta al terruño.

De lo contrario, se te abre un expediente como ilegal. En pos de frenar el creciente éxodo de cubanos del interior del país, desesperados por la aguda situación económica y falta de futuro, desde hace catorce años existen controles y regulaciones que impiden radicarse en La Habana a los nacidos fuera de su territorio.

Son extranjeros en su propia patria. Con el Decreto 217, las instituciones del Estado pretendían darle una solución a la superpoblación de una ciudad que ya supera los dos millones y medio de habitantes, con una infraestructura del cuarto mundo y un déficit bestial de viviendas, agua y transporte público.

Se daba la paradoja que mientras intentaban detener la despavorida ola, sobre todo de jóvenes de las regiones  orientales, que huían de sus poblados para tratar de vivir mejor, construían barracas con techos a dos aguas de fibrocemento, donde albergaban a constructores y candidatos a policía.

Y es que los habaneros no quieren ser policías. Ni laborar en el duro oficio de la construcción, mal pagado y con pésimas condiciones de trabajo. Por ello al gobierno no le quedó más remedio que contratar mano de obra en las provincias orientales por un período de dos a cinco años.

Pero los provincianos se las agencian para desprenderse del arique y la tierra y recalar en La Habana. Varios son los motivos. El principal, que a pesar de la crisis económica severa que afecta a Cuba hace 22 años, es en la capital donde corre el dinero y los productos y servicios se venden más caros.

También es un buen lugar para que las muchachas tomen el tren desde Bayamo o Manatí y se prostituyan en calles y bares  de la ciudad. Abunda la clientela nacional y los turistas a la caza de carne fresca que paga el sexo a buen precio.

Por cierto, la jineteras del oriente de la isla son mal vistas por sus similares habaneras. Las prostitutas nacidas en la urbe, consideran que las orientales o 'palestinas', como les dicen, han devaluado la añeja profesión, por las bajas tarifas que cobran. Y las odian.

Los orientales que de manera clandestina llegan a La Habana hacen de todo. Desde pedalear durante 12 horas un bicitaxi, recoger desechos de aluminio o cartón, vender pacotilla textil, discos piratas, detergentes y aromatizantes en la calle Monte.

Quienes vienen a trabajar duro son dignos de admiración y respeto. Otros, malandrines violentos, quieren hacer dinero por la vía rápida. Y se convierten en expendedores de marihuana criolla. O proxenetas que se apean en la terminal de ferrocarriles con un harén de jineteras, azoradas con las luces, y las ponen a trabajar a destajo en ruinosas habitaciones, follando por 5 dólares la media hora.

Desde El Cobre o Manzanillo también hacen sus maletas gays y lesbianas, de pueblos donde no son bien vistos y se mantienen en el armario. Ya en la capital, enseguida se adaptan a la vida nocturna y disipada. Con tacones altos, travestidos, asisten a fiestas de gays o de 'tuercas'(lesbianas), sin la mirada reprobatoria de familiares y amigos.

Suele ocurrir que en ocasiones los policías son paisanos de la misma provincia, pero esto no los conmueve. Los cazan y los montan de vuelta en el tren de la madrugada. En balde. Porque los clandestinos, al margen de su inclinación sexual, se las ingenian para burlar el cerco policial y los controles. Y regresan a La Habana. Es un asunto de supervivencia.
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martes, 14 de junio de 2011

¿Tiempo de cambios en Cuba?

Por Oscar Espinosa Chepe.

Con la realización del VI Congreso del Partido Comunista y la aprobación de los Lineamientos de la Política Económica y Social, con insuficientes medidas para sacar Cuba de la crisis, quedan más interrogantes que respuestas. Sin embargo, algo es cierto: el evento culminó un proceso iniciado a fines de julio de 2006, con el arribo al poder de Raúl Castro y sus concepciones.

El cónclave no solo se distinguió por el abrumador nombramiento en el Comité Central y su Buro Político de militares en activo y personas identificadas con el menor de los Castro. También puede apreciarse en los Lineamientos el pensamiento por muchos años gestado en las fuerzas armadas, y que en oportunidades intentó, sin éxito, por la oposición de los sectores más conservadores de la jerarquía, implantarse en la vida civil.

Un intento ocurrió a raíz del fracaso de la Zafra de los diez millones (1970), y las políticas voluntaristas e irreales que llevaron el país al borde de la bancarrota en aquellos años. Entonces la gestión discreta de Raúl Castro, detrás de Humberto Pérez y su grupo, en lo económico, y Carlos Aldana, en lo político, enmendó hasta cierto punto la catástrofe, y procuró conferir cierta racionalidad al totalitarismo cubano.

Este proceso que, entre otras medidas, restituyó las relaciones mercantiles entre las empresas, reconstruyó la destruida banca, hizo tímidas reformas como la apertura de los mercados campesinos y algunos progresos en la venta de productos por los artesanos, así como flexibilizó ligeramente la planificación centralizada, terminó en 1985 con la campaña de "rectificación de errores y tendencias negativas". Un golpe de timón dado por Fidel Castro, siempre temeroso de que la independencia económica de los ciudadanos se convierta en ansias de libertad y progreso democrático.

Ante esas circunstancias, los militares tuvieron que replegarse a su esfera de responsabilidad, para intentar seguir perfeccionando los métodos de gestión en sus empresas, en espera de una nueva coyuntura para desarrollar sus concepciones en la vida civil.

La nueva oportunidad surgió en los años 1990, debido a la pérdida de la subvención de la Unión Soviética y países de Europa del Este, y el inicio del llamado Período Especial, del cual aún el país no ha salido. Entonces, Raúl Castro resurgió con sus ideas reformadoras dentro del sistema, con su lema de que "los frijoles son más importantes que los cañones". Se tomaron medidas como la apertura al turismo, la circulación del dólar, la reapertura de los mercados campesinos, el trabajo por cuenta propia y un marco relativamente más amplio para la gestión de las empresas.

Este proceso duró hasta la aparición de un nuevo mecenas en Venezuela a principios del nuevo siglo. Esto permitió a Fidel Castro (otra vez) detener el proceso de reformas y en muchos aspectos hacerlo retroceder.

Con el retiro de Fidel Castro debido a su enfermedad en 2006, esta situación comenzó a variar. Lamentablemente, el proceso de implantación de las nuevas concepciones ha avanzado muy lentamente y con muchas contradicciones, por causas todavía no claras. Medidas correctas, pero aplicadas sin una visión de integralidad y la profundidad requerida, no han funcionado. Es cierto que el colosal desastre recibido como legado, no solo en la economía sino en todos los aspectos de la sociedad cubana, incluida la pérdida de valores éticos y morales, dificulta la materialización de los cambios, cuando adicionalmente se ha dilapidado el capital político de los primeros años, creándose un vacío donde florece la indiferencia y la frustración del pueblo.

A esto se suma que en estas décadas de fidelismo, crecieron estructuras e intereses difíciles de remover y, lo que es peor, una amplia capa de burócratas (conocedores de que sus privilegios dependen del viejo sistema), hace resistencia a los cambios. Además, parecen persistir viejas concepciones y dogmas en los nuevos dirigentes, que de mantenerse, imposibilitarán el progreso de las transformaciones.

En particular, se mantiene el rechazo a la propiedad privada y a otorgar al mercado el papel que debe tener en cualquier economía que pretenda desarrollarse. En su lugar, se da prioridad a la planificación centralizada, cuando la planificación solo debería jugar un papel orientativo y de herramienta para ayudar a corregir las distorsiones del mercado.

Posiblemente los métodos de gestión seguidos en las empresas del Ministerio de las Fuerzas Armadas fueron exitosos. No obstante, hay que tener en cuenta que se ejecutaron dentro de un marco estrecho, con niveles de organización, disciplina, estímulos y selección de personal inexistentes en el resto de la sociedad, y lo más importante, con aseguramientos materiales, en condiciones absolutamente diferentes a las presentes en las actividades civiles, donde la precariedad y la falta de abastecimiento han sido una constante.

Se habla de preservar un socialismo, que muchos dudan haya existido alguna vez en Cuba. En primer lugar habría que preguntarse el carácter social de las empresas estatales, mayoritariamente una carga para la sociedad en todos los sentidos, incluida la pérdida de valores morales y éticos en el trabajador. Habría que preguntarse si la productiva propiedad privada de los campesinos, siempre acosados, con menos tierra y recursos, no ha sido más social que las granjas estatales, improductivas, derrochadoras de recursos, destructoras de la fertilidad de la tierra.

Es objetivo reflejar que en los últimos años ha disminuido la enorme presión ideológica sobre los ciudadanos. Las marchas y contramarchas son considerablemente menos numerosas; conceptos y programas absurdos como Batalla de Ideas y Trabajadores Sociales, ya ni se mencionan. Incluso lo que queda de esas delirantes campañas, como el programa Mesa Redonda de la televisión están bajo la crítica de la sociedad, y sus periodistas han perdido tanto prestigio que ni siquiera ocuparon lugares en el VI Congreso del PCC, sin que dedicaran algún programa al evento. Hasta la deficiente TV nacional, por lo menos cumple ahora con la programación anunciada.

A su vez, existe un mayor grado de institucionalización, y hasta el Consejo de Ministros se reúne y toma decisiones; mientras la educación, todavía sin acceso a Internet, termina con las irracionales escuelas en el campo y las dañinas aventuras con los maestros emergentes e integrales.

Los resultados del VI Congreso del Partido Comunista, con sus ciertas, pero limitadas, dosis de pragmatismo y racionalidad, indican que emerge una nueva época para Cuba. Pero no está suficientemente claro si la novedosa orientación estará a la altura de los retos de una sociedad destrozada por tantos años de desgobierno, y podrá lograr que el país se enrumbe hacia el progreso, el respeto de los derechos humanos y la democracia, dentro de un marco de entendimiento y reconciliación entre los cubanos.
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La Habana: jineteras a la carta.

Por Iván García.

Cuando Román, un guantanamero alto y flaco, que lleva tres años residiendo clandestinamente en La Habana, siente deseos de sexo con antelación planifica sus juergas.

Luego de trabajar 12 horas vendiendo pacotilla textil y tenis de marcas piratas, en una feria montada en la calle Galiano que le reportan ganancias diarias entre 20 y 30 dólares, se va al cuarto precario que tiene alquilado por 40 dólares al mes en la barriada de San Isidro. Se baña y afeita. Se pone un jean vistoso y por todo el cuerpo se echa perfume fuerte y barato.

Para acelerar la líbido, se toma la mitad de una cápsula de Viagra, de las que en el mercado negro venden a dólar cada una. Antes, en un café cercano a la casa de la música de Centro Habana, con calma se bebe cinco o seis cervezas negras Bucanero bien frías.

Al rato, las putas comienzan a merodear. Dos son las maneras de hacer trato con las jineteras por moneda nacional. O esperas a que ellas desvergonzadamente se te acerquen a hacer sus ofertas, o por ese lenguaje corporal y universal de las prostitutas, te percatas en lo que andan.

Todo es fácil. A los hombres ávidos de sexo como Román ya los conocen los chulos de muchas jineteras. Hay para todos los gustos. Y precios. Igual te hacen una paja por 2 dólares en el baño del café donde estás tomando cerveza, que en un rincón oscuro de los tantos edificios desvencijados de La Habana, te la chupan con fruición. Siempre con un preservativo puesto.

Si quieres algo diferente, tienes la opción de las jineteras a la carta. Negras, blancas o mulatas. Lo mismo se te cuelgan dos del brazo, para hacer un cuadro de amor lésbico. Si pagas un extra, te las puedes llevar a casa. En ese caso, el chulo te pide "por favor no me las maltrate ni me les des drogas".

A cualquier hora del día en ese kilómetro de la geografía habanera que comprende desde el barrio chino de la calle Zanja hasta el Parque Central, una legión de chicos tienen un ojo experto para detectar a los tipos que están en busca de jineteras.

Osvaldo, un mulato joven que dedica varias horas al gimnasio cada día, es uno de los que vive de sus mujeres. Tiene seis trabajando para él. "Vivo de mi pinga (pene). Fue lo que Dios me dio. Una buena verga y poder de seducción. Estuve una vez preso por proxenetismo. Pero esto es un negocio que deja dinero sin ensuciarte las manos. Ahora la policía está menos severa. Y trabajo sin tanta presión. Lo ideal es cuadrarles 'yumas' (extranjeros) a mis chicas. Pero hay ya muchos cubanos con plata y son más espléndidos que los extranjeros", dice sin dejar de otear el panorama.

También existen las jineteras independientes, como Julianna. No tiene chulo. "Todo el dinero que hago es para mí. Tengo que mantener a mi madre enferma de los nervios y un hijo de 5 años. Después de la 8 de la noche le pago a una señora para que me los cuide a los dos y me voy pa'l 'fuego' (la calle). Me va bien", confiesa. Lo único que ella exige es que el tipo tenga buena pinta y se bañe antes de hacer el sexo. "Ah, y que no sea tacaño".

Dedicadas al 'mercado de la carne' (prostitución), varias casas se dedican alquilar en Centro Habana. Algunas son viviendas confortables y aire acondicionado, que suelen cobrar 5 dólares por una hora. Otras son verdaderos antros. Cuartos húmedos y calurosos que parecen más el escondrijo de un terrorista que un sitio para fornicar.

En estos cuartuchos cobran un dólar la hora. Son los preferidos por los cubanos de pocos recursos. Román, quien todos los meses gira dinero a su madre y tres hijos en Guantánamo, prefiere pagar cuartos baratos.

Todas las jineteras llevan consigo condones. Algunas, incluso, en su bolso guardan un afilado punzón o una navaja suiza acabada de amolar. "Es que a veces los tipos se ponen 'malitos' y, o no quieren pagar o nos intentan dar una tunda de golpes", aclara Tatiana, otra de las jineteras por su cuenta pululan por la calle Monte.

Al caer la noche, las prostitutas se multiplican. Los chulos beben ron en bares y parques de los alrededores, mientras sus mujeres están 'trabajando', a su aire. La policía especializada con sus uniformes negros y sus perros pastores alemanes ya ni las ven. Es que son tantas las jineteras que asustan.
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La agricultura hipotecada.

Por Osmar Laffita Rojas.

En la última reunión del Consejo de Ministros, según dio a conocer la prensa oficial el 17 de mayo, se planteó que se destinarán 800 millones de dólares adicionales para comprar alimentos en el exterior, debido al incremento de los precios. El pasado diciembre la Asamblea Nacional del Poder Popular admitió que el crecimiento en la producción de alimentos sería discreto, por lo que se acordó destinar para el presente año, mil 600 millones de dólares para importarlos.

La economía cubana continúa atrapada en una cadena de ineficiencias, con la mayor incidencia negativa en la agricultura, que no produce lo que demanda la población, razón por la que el gobierno se ha visto obligado a invertir grandes sumas para importar comida para alimentar la población en el presente año.

La desorganización del sector agrícola se refleja no sólo en los reiterados incumplimientos de las metas de producción, sino también en el ineficiente sistema de acopio y comercialización, lo que genera enormes pérdidas debido al deterioro de los productos a causa de la demora en su traslado a los centros de venta.

Los insumos y equipamientos para su trabajo no llegan a tiempo a mano de los agricultores, y esta es una de las principales razones por lo que ellos no pueden mantener una producción estable. El pasado año, por ejemplo, no se asignaron recursos a los productores para las siembras, razón por la cual se incumplió la producción en 12 renglones.

¿Por qué se continúa erogando cientos de millones de dólares para importar alimentos que podríamos fácilmente cosechar en el país? ¿Por qué parte de ese dinero no se destina al desarrollo sostenible de la agricultura? Pregúntenle al gobierno.
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Vivienda: el cuento de nunca acabar.

El gobierno cubano dice que la población tiene hoy más facilidades que antes para construir una casa pero los materiales siguen brillando por su ausencia.

La venta liberada de materiales de construcción para tratar de acabar con la escasez de vivienda en Cuba se ha extendido hoy a más de un millar de establecimientos, sin embargo la propia prensa oficial cubana admite que el asunto no es tan fácil como parece.

Según un artículo "crítico" publicado por el diario Granma, "a pesar de los buenos propósitos de este proyecto, su implementación se ha caracterizado por desajustes iniciales y lamentablemente tienen lugar irregularidades que, con más o menos matices, frenan la obtención de mejores resultados".

La traducción de lo que trata de decir el periódico es simple: desde hace años las autoridades aseguran que se hacen esfuerzos enormes por solucionar uno de los problemas más acuciantes de la población, la falta de viviendas, pero a la hora de rendir cuentas el país sigue igual y nadie paga los platos rotos.

La nota señala que "este año debe comenzar a implementarse un procedimiento para ayudar a los núcleos de menos ingresos", y también promete que "se otorgarán facilidades como créditos bancarios o subvenciones monetarias para que (esas familias) accedan a los materiales".

El artículo también se hace eco de recomendaciones como que hay que incrementar los puntos de venta de materiales de construcción y conseguir "mayor equilibrio en las ofertas territoriales", y justifica la falta aún de buenas noticias para la población diciendo que "diversos especialistas en el tema definen esta primera etapa como un periodo de ordenamiento".

Al final, la culpa de que la isla siga teniendo un déficit de más de 500 mil viviendas queda una vez más en suspenso cuando el periódico cita a la viceministra de Comercio Interior, Bárbara Acosta.

"Si la lista de precio no está en el punto, si un producto tiene un precio diferente al oficial, si se recibe un material sin precio, todos estos elementos constituyen violaciones", dijo Acosta al diario.
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Vigencia del problema de la economía en la Isla.

Por Jesús Hernández.

Hace cinco años conversábamos con el profesor de economía Antonio Jorge, en Florida International University, sobre economía y reconstrucción en Cuba, y sus palabras entonces demuestran la vigencia de la situación en la isla caribeña.

"El caso de Cuba requiere una especial atención y sensibilidad", manifestaba hace cinco años. "Se conjugan la reestructuración nacional, la integración social y la reconstrucción económica en condiciones de subdesarrollo y penurias extremas".

"El consenso popular para emprender tan extraordinaria y compleja tarea debe y tiene que asentarse sobre un nuevo pacto o contrato social conducente al bien patrio, social y económico de todos los miembros de la familia cubana", agregaba.

"Las políticas sociales y económicas deben formularse a partir del entendimiento de esa premisa principal. Ahora más que nunca el lema martiano, con todos y para el bien de todos, adquiere nueva resonancia y actualidad en el destino inmediato de la nación cubana".

Asimismo, el profesor de economía Roberto David Cruz, en Barry University, manifestaba "La historia de la transición económica desde el colapso del comunismo a fines de los años 1980 y comienzo de la década de 1990, brinda muchas lecciones para lo que Cuba podría esperar cuando finalmente inicie la senda de su transición. El camino de la transición ha sido en el antiguo bloque soviético más difícil de lo que imaginaron".
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Cuba, una república ignorada.

Por Iván García.

Para Sandra, una adolescente que cursa el octavo grado, el 1 de enero de 1959 es el día de la independencia  y del nacimiento de Cuba como república. Y créanme, la chica no es una ignorante. Tiene altas calificaciones, le gusta el buen cine y la lectura.

Pero ningún  profesor de historia le mencionó que fue el 20 de mayo de 1902 cuando nació la República de Cuba. La historiografía oficial pretende soslayar la fecha.

Cuando los maestros hablan sobre los primeros años de vida republicana, siempre le agregan la muletilla de 'república mediatizada'. La historia de Cuba que se aprende hoy en las escuelas es sin matices. En blanco y negro.

Se resalta lo que interesa al gobierno: La Guerra de los 10 años, Carlos Manuel de Céspedes, Perucho Figueredo e Ignacio Agramonte, entre otros, y se deja a un lado las profundas contradicciones existentes entre los independentistas de la época. De manera sesgada también se cuenta la vida de José Martí, Antonio Maceo o el general dominicano Máximo Gómez.

De ese 20 de mayo de 1902 apenas se habla en las aulas cubanas. Las nuevas generaciones desconocen que Tomás Estrada Palma fue el primer presidente cubano. Ese día, los habaneros fueron testigos de cómo se arriaba la bandera de Estados Unidos, país interventor de 1898 a 1902, y se izaba la bandera de la estrella solitaria.

A jóvenes y adolescentes se les atiborra de fechas y datos sobre el asalto al cuartel Moncada en 1953 por parte de Fidel Castro. También desde el primer grado se habla, y mucho, de la guerra de guerrillas en el macizo montañoso de la Sierra Maestra. No está mal que los triunfadores cuenten sus vivencias. Pero un pecado capital de la historiografía del régimen es eludir los acontecimientos ocurridos en los 57 años que antecedieron al triunfo de su revolución verde olivo.

Esa amnesia histórica sucede a la hora de repasar cualquier aspecto de la vida en Cuba. Tal parece que todo lo bueno y grandioso vino de la mano de Fidel Castro. Un país que olvida su pasado tendrá un futuro incierto.

Hay que dar una vuelta de página a la manera en que los medios oficiales cuentan la historia. Aquella república era imperfecta. En las elecciones se producían fraudes. Durante un período el partido comunista fue ilegal. Hubo dos dictadores, Machado y Batista. Muchos políticos corruptos. Y económicamente dependíamos de Estados Unidos.

Es cierto. Pero en cinco décadas de república se instituyó una Constitución, la de 1940, avanzada para su tiempo. Había  libertad de prensa; leyes que favorecían al trabajador; independencia de los tribunales y existía el Habeas Corpus.

También por la cercanía con Estados Unidos, antes que a otras naciones europeas, a Cuba llegó primero la telefonía pública, la radio y la televisión. La Habana era una ciudad más ostentosa e importante que Zürich o Bruselas.

No hace falta ser partidario o adversario de los Castro para reconocer la lectura torcida que se hace de nuestra historia republicana. Si usted hace una encuesta entre estudiantes secundarios, pocos saben el día que nació la república.

Es lamentable. Como Estados Unidos tiene su 4 de julio y México el 16 de septiembre, el Día de la Patria en Cuba es el 20 de mayo. Aunque el régimen prefiera ignorarlo.
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Historias mínimas de cubanos de a pie.

Por Iván García.

Alexis lo tenía claro. Para hacer dinero suficiente y marcharse de Cuba, debía abrir un cafetín. Lo ideal hubiera sido abrir una paladar (restaurante privado), pero no pudo gestionar tanto dinero. Con una española entrada en años, piernas gruesas y exceso de maquillaje, 'jineteó' 600 euros en varios rounds sexuales. Completó la plata con la venta de un ordenador portátil, dos pares de tenis Converse y una nevera LG de uso.

Y aquí lo tenemos. Sentado como un gerente en su timbiriche,  vendiendo batidos, pizzas y espaguetis con queso y panes con croqueta, salsa rusa o jamón en una avenida habanera.

En noviembre, cuando sacó la licencia, calculó que en año y medio podría ahorrar 4 o 5 mil dólares suficientes para tramitar una carta de invitación y pagarse un boleto con destino a Barajas. "Pero el negocio marcha lento. Entre los gastos de inversión, los elevados impuestos y los suministros alimenticios, no he podido guardar mucho dinero. Lo peor es que a fin de año debo pagar una buena suma por concepto de declaración jurada. La cafetería me da está dando para comer bien y tomar cerveza de calidad. Poco más".

Pese a los contratiempos, Alexis es optimista, aunque algunas cosas le molestan. "Ahora nos quieren afiliar al sindicato. Al hombre que vino a meterme una 'muela jorobada' (discurso), le dije que si ese sindicato asumía nuestros derechos, yo me afiliaba. Mira que esta gente jode. Todo lo ven en blanco y negro. Piensan que con un negocio mierdero uno se va a forrar de dinero. Si las ventas siguen como hasta ahora, mi sueño español pude demorar diez años".

A siete meses de que el gobierno del General Raúl Castro diera el pistoletazo de arrancada para que todo aquel que deseara pudiese abrir un pequeño negocio, más de 200 mil personas han sacado licencia.

No todo es color de rosa. En una oficina municipal de Diez de Octubre que tramita licencias a trabajadores por cuenta propia hay dos colas. Una para sacar licencias. Y otra para entregarlas. Según un funcionario estatal, siete meses después, 42 mil personas han entregado sus permisos.

René es uno de los que con cara de perro espera en la cola para devolverlo. "El sueño de mi familia era montar un restaurante con todos los hierros. Pensábamos que consiguiendo dinero íbamos a tener amplios beneficios. Por cada paladar que triunfa, hay seis que apenas se sostienen. Resido en un barrio alejado de los hoteles para turista y de gente con poco poder adquisitivo. Ha sido un desastre. Además de bajar el gravamen, el gobierno debiera estudiar que no es lo mismo un negocio en el Vedado o La Habana Vieja que en Arroyo Naranjo o Guanabacoa. Lo peor es que ahora debo 3,500 dólares a los parientes que me los prestaron", explica René bajo un sol de espanto.

A Carlos las cosas no le van ni fu ni fa. De cualquier manera está contento. A partir de abril, a las personas que alquilan taxis, el Estado rebajó el pago mensual, de 1,000 pesos mensuales a 600 (45 dólares a 28 dólares). Cada día, se levanta a las cinco y media de la mañana y parte con su viejo Chrysler de finales de los 40. Durante doce horas, alquila a diez pesos por persona (0,50 centavos de dólar) en una ruta comprendida entre La Palma, Arroyo Naranjo al Vedado.

"Fíjate tu si la medida ha sido buena, que en pocos días habían más de tres mil 'almendrones' (viejos autos americanos) circulando por la ciudad. Con lo malo que está el servicio de transporte público, nosotros estamos tirando un cabo. Es verdad que todos no tienen diez pesos para gastar en taxis. Pero también hay muchos que pueden darse ese lujo y ahora notarán que el servicio es mejor", acota Carlos.

No todos en Cuba tienen un auto o dinero suficiente para montar una quincalla o vender pizzas caseras. Es el caso de Lucía, una anciana que cuida la puerta de un baño hediondo en la calle Monte. Está tan sucio, que los hombres prefieren orinar  a escondidas en los portales. Aunque siempre entra alguien. Y ella consigue de 30 a 40 pesos diarios (menos de 2 dólares),  que le sirven para comer arroz blanco, potaje y estofado de cerdo con más grasa que carne en una fonda de mala muerte.

A Lucía no le gusta dramatizar su miseria. "Hay viejos que están peor que yo. Pago una licencia discreta y como caliente una vez al día. Que en Cuba es bastante", dice la anciana. Mientras, de su añejo radio ruso se escucha un programa de boleros.

Tamara, joven dedicada a la venta de que discos piratas de audio y videos, no está obteniendo las ganancias deseadas.  "Imagínate, en un tramo de 500 metros, hay 11 vendedores de discos. Así y todo es preferible vivir de tu esfuerzo que depender de la paga del Estado", apunta, sentada en taburete de madera en el bulevar de San Rafael.

Pasado medio año de las cacareadas reformas diseñadas por tecnócratas de verde olivo, en lo que respecta al trabajo privado, los beneficios son escasos para muchos. Así y todo, se sienten esperanzados. Y lo principal: son independientes.
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Menos carne y leche.

Por Roberto Álvarez Quiñones.

En los años 50, Cuba importaba el 29% de los alimentos que consumía. Hoy importa el 81%

En 1957 el economista marxista Oscar Pino Santos escribió El imperialismo norteamericano en la economía cubana, un corto ensayo publicado luego, en 1960, en el que "denunció" que debido a los bajos rendimientos agrícolas capitalistas y a los latifundios Cuba importaba el 29% de los alimentos que consumía, fundamentalmente desde Estados Unidos.

El autor, dirigente del Partido Socialista Popular (PSP), la organización política de los comunistas cubanos, explicó que solo con el socialismo se podría poner fin a aquel atraso productivo que sufría la Isla como consecuencia de la explotación imperialista y de la burguesía criolla.

Para sorpresa de los propios marxistas criollos, a la revolución antibatistiana y "verde olivo" -en la que sólo participaron cuando, a fines de 1958, ya la victoria rebelde era inminente- Fidel Castro la convirtió en dictadura del proletariado e implantó el socialismo en su versión estalinista, como anhelaban el PSP y Pino Santos.

Recorrido ya más de medio siglo con el sistema económico diseñado por Marx y Lenin, Cuba importa no ya el 29%, sino el 81% de los alimentos que consume. O sea, ocho partes de cada 10 de la alimentación cubana provienen del extranjero. La producción nacional aporta solo el 19% de lo que se consume debido a la improductividad endémica de su agricultura, en crisis desde 1961.

Actualmente la mitad de las tierras fértiles de la Isla están ociosas, cubiertas de marabú. Las granjas estatales son latifundios más grandes que los de 1957 y registran los rendimientos de campo más bajos del mundo, incluyendo los de la caña de azúcar, que no llega a las 30 toneladas de caña por hectárea mientras el promedio latinoamericano no baja de 80 toneladas por hectárea y hay empresas como la Tumán, en Perú, que obtienen 200 toneladas por hectárea.

Por razones ideológicas, Pino Santos omitió que, precisamente en 1957, la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) clasificó a Cuba como el mayor exportador de productos agropecuarios de América Latina en proporción a su población.

Luego de cinco décadas de socialismo, Cuba -azucarera mundial por 180 años- apenas exporta azúcar e incluso la importa para cubrir sus compromisos, porque su producción regresó a los niveles de 1896, cuando era colonia española. La estatización de las tierras tan pronto como en 1962 dio origen a una cartilla de racionamiento de alimentos aún vigente, que cubre unos 10 días al mes -los otros 20 días hay que "resolverlos" en el mercado negro- y no contempla la entrega de carne de res, y la leche es sólo para menores de 7 años.

Carne y leche.

Detengámonos precisamente en estos dos alimentos clave en la nutrición humana. Con los "bajos" rendimientos agrícolas capitalistas, en 1958 había en Cuba 6 millones de cabezas de ganado vacuno -posiblemente eran 7 millones, porque no todos los 147.700 ganaderos existentes cumplían con las formalidades de inscripción. Pero tomando 6 millones como número, puesto que el país tenía unos 6 millones de habitantes a cada cubano le correspondía una vaca, el triple del promedio mundial de 0.32 bovino por habitante según la FAO.

De acuerdo con el Anuario Estadístico de Cuba, con 11.2 millones de habitantes en 2006 la Isla contaba con 3.7 millones de vacunos, menos que los 3.9 millones que había 88 años antes, en 1918. Y economistas independientes calculan que en 2011 el total de reses es de 3.5 millones. Conclusión, que gracias al socialismo ahora hay tres habitantes por cada bovino.

Las vacas en ordeño en 1958 produjeron 960 millones de litros de leche, equivalentes a 2.6 millones de litros diarios, casi medio litro por persona (unos dos vasos). Según el periódico Juventud Rebelde, Cuba produjo en 2009 un total de 1.6 millones de litros de leche diarios para 11.2 millones de habitantes, exactamente 0.14 litros por ciudadano, el consumo más bajo del hemisferio occidental si se excluye a Haití, según la FAO.

En carne de res el consumo cubano en 1958 fue de 81 libras por persona, según el Statistical Year Book de la ONU y un informe del Ministerio de Hacienda de Cuba. Fue el tercero más alto de Latinoamérica luego de Uruguay y Argentina. Hoy, la población no recibe carne vacuna directamente, sino como parte de una mezcla de vísceras con harina de soya y otros híbridos. Ello ocurre mientras la FAO informa que en 2010 el consumo mundial de carne de res fue de 92.7 libras (1.7 libras a la semana) por habitante, y de 68.5 libras (1.3 libras semanales) en las naciones del Tercer Mundo.

Para no pocas entidades internacionales, Cuba a fines de los años 50 poseía la mejor ganadería tropical del mundo, y ya había desplazado a Estados Unidos en la exportación hacia Latinoamérica de sementales de la raza cebú -unos 1.000 anuales-, muy bien integrada al ecosistema tropical y alta productora de carne. Como ganado lechero se destacaba en la Isla la raza Brown Swiss, gran productora de leche y resistente al calor y las condiciones tropicales.

Pero el Comandante se empeñó en inventar nuevas razas. Se autoproclamó sabio genetista y en los años 60 ordenó el cruce de toros sementales canadienses importados de la raza Holstein, de clima frío, con las criollas vacas cebú. "En 1970 produciremos 10 millones de litros diarios y nos bañaremos en leche", prometió en 1965.

Surgieron así las F-1 y F-2, animales débiles, muy enfermizos y sin gran valor en leche y carne. Uno de los grandes inconvenientes de estas vacas híbridas es su color negro, que les dificulta soportar altas temperaturas y las torna casi indefensas ante los parásitos tropicales.

Otras causas del desastre ganadero son la falta de pastos -los bovinos no comen marabú-, y el hecho de que en las vaquerías estatales lo importante es cumplir la meta de producción lechera asignada y dejan a las vacas sin leche suficiente para alimentar a sus terneros, que mueren en gran proporción. Además hay cada vez más vacas "vacías" (no preñadas).

Ojalá que Cuba tuviese hoy el nivel de vida de cuando era "explotada" por el imperialismo. Estaba pensando escribir El socialismo en la economía cubana como respuesta a aquella promoción marxista de hace 55 años, pero ante tan abrumadoras evidencias, ¿vale la pena?
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Casa de renta en Cuba, con su logotipo oficial y obligatorio.

Después de mucho reunirse y deliberar, el Olimpo burocrático habló: quien opte por ofrecer alimentos deberá declararlo oficialmente. Y pagar por ello 30 CUC más de fisco mensual. (Había nacido ya la era de los pesos convertibles: esos divertidos papelitos en colores).

Nadie en su sano juicio lo declaró. A la ya abusiva suma de 100 CUC mensuales por habitación, tuvieran o no clientes, tuvieran o no ingresos, nadie quería agregarle otra cifra más. En los interiores de sus viviendas, las persianas cerradas, con la cautela del delincuente, los cubanos emprendedores preparaban sus jugos de naranja, sus tortillas de queso, sus tostadas; cocinaban su chilindrón de carnero y sus tostones.

Medida, contramedida, y respuesta: poco tiempo transcurrió hasta el nuevo decreto: ofrecieran o no alimentos, todos los propietarios de casas de alquiler abonarían cada mes 130 CUC por habitación al Estado. Y asunto resuelto.

Así transcurrieron algunos años. Quienes amueblaron y acondicionaron dos habitaciones sabían que llegar a 260 CUC sólo para sostener su patente, era obra de fe y caridad muchas veces. En meses de bonanza, sobre todo durante los fines de año en que turistas de medio mundo se refugian de la nieve en una Isla tropical, las ganancias permitían pagar aquella suma y disfrutar de algunos ingresos. Y sobre todo: guardar plata para los meses venideros en que ni un solo charlie tocaría a la puerta.

Sin embargo, nuevamente el mapa del país se movió. El júbilo ingenuo de algunos sirvió de música para festejar la decisión: el General Presidente, con el sartén ahora por el mango, descubría que el país no aguantaba más -con la misma clarividencia con que un año antes había descubierto el marabú enseñoreado en los campos cubanos-, y había que reformar la economía nacional.

Reuniones y debates, propuestas y negativas, artículos de diario Granma y entretenidos shows de Mesa Redonda, discursos, alegatos, informes y apuntes: con la parsimonia de las grandes decisiones un buen día se les informó a los expectantes cubanos, que la economía por fin se sacudiría el moho. Que por fin las actividades privadas no serían mal miradas, prohibidas, o toleradas a regañadientes.

La reactivación económica -¡Cuba y sus eternos eufemismos!- había echado a andar.

Recuerdo un sospechoso primer incidente que escuché por puro azar: a mi lado, un barbero de campo le comentaba a su interlocutor que en breve entregaría la patente de su “negocio”. Cortar el cabello en la remota comunidad de Mabay -donde una tarja deslucida recuerda que allí se construyó el primer soviet de América- se había vuelto inviable si para ello debía pagar impuestos de 200 pesos al mes.

Ante mí aparecía una primera víctima del primer experimento: la reactivación económica, que pondría las barberías estatales en manos particulares, acababa de subirle astronómicamente la patente a un fígaro que, a lo sumo, podía cobrar dos o tres pesos por cada corte.

Y como una avalancha incontenible, donde sufren cocheros de huelgas efímeras, donde pierden su tácito empleo obreros agotados, el Estado cubano implementaba su reactivación económica con esfuerzos notables: subía todos los impuestos a todas las actividades económicas con que los cubanos mal subsistían. Y colmo de colmos: implantaba fiscos para actividades que siempre se ejercieron, sin pagar tributos por ello.

Ni los desmochadores de palma, ni los amoladores de tijera, ni los cortadores de hierba quedarían fuera de la jubilosa reactivación.

Por eso mi madre, con el dolor de quien clausura algo parecido a una tradición; con la vaga nostalgia por los tiempos en que un miembro de la familia que ya no está más fundó su pequeño pero próspero negocio, acaba de entregar la autorización que le permitía rentarle dos habitaciones, a puro pulmón, a clientes habituales tras una década en activo.

Cuando la inclemente, ignominiosa cifra de 200 pesos convertibles por cada habitación llegó hasta los oídos de los trasquilados arrendadores, pensaron sería una broma de pésimo gusto. Después comprendieron.

Los tanques pensantes no asumían que había llegado el momento de aliviar las penurias y carencias a sus ciudadanos. Las medidas oficiales para incentivar la inversión, eran el truculento mecanismo que implementaba un Estado abusador para saquear con mayor eficacia los bolsillos de sus escuálidos siervos.
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sábado, 4 de junio de 2011

Estímulos inversionistas … a la cubana.

Mi madre acaba de cerrar el negocio que durante la última década dio de comer a gran parte de mi familia en Cuba. La causa: el nuevo plan de recuperación económica del país.

Hace poco más diez años, alguien de mi sangre con una inmensa visión empresarial se convirtió en pionero de un negocio particular: la renta para extranjeros. Comenzaba el año 2000, y en la minúscula ciudad provincial donde residíamos, apenas un par de temerarios le acompañaron en la novedosa empresa de destinar parte de su vivienda para alojar turistas.

Nacía por aquellos tiempos, gateante, enmohecido por las dudas, el que sería luego el negocio privado más “ambicioso” de la Cuba socialista: el arrendamiento en divisas.

Tímidas reformas primero, inversiones notables después, un número cada vez más creciente de hogares cubanos se mutiló metros cuadrados, sus miembros encogiéndose dentro como contorsionistas, y reservaron una o dos de sus habitaciones para que señores con mejillas rosa pasaran sus noches en ellas.

En los inicios, el Estado se mostró cauteloso. Permitió la actividad económica a regañadientes, como se acepta lo inevitable: como se aceptó la circulación del dólar para vetarlo después. Pero la permitió.

¿Por altruismo benefactor, por deseo de elevar el nivel de vida de sus ciudadanos? Ni tanto.

Si hicieron la vista gorda primero, si legalizaron la actividad posteriormente, fue por razones de una lógica primaria: demolida la industria azucarera y erigido el turismo como salvador de la economía cubana, ¿dónde hospedar el número creciente de curiosos que se asomaban a la Isla, a husmear en la reliquia jurásica de un Estado bolchevique en pleno siglo XXI? ¿En qué hoteles, con qué infraestructura?

La inventiva salvadora de los hambrientos fue la solución: si quieren arrendar sus hogares, está bien, que lo hagan. Que ganen unos pocos pesos en moneda fuerte. Que duerman con menos espacio. Y que entreguen una gran tajada del oro después.

La suma inicial de los impuestos mensuales pareció desproporcionada a los arrendadores: 100 dólares por cada habitación activa. Desconocían aún que ese número crecería con el tiempo mucho, mucho más.

Porque los siempre bien informados inspectores dela Vivienda –el organismo rector de la actividad-, encargados de velar hasta el martirio porque unas reglas de hierro se cumplieran en aquellos hogares-negocios, se enteraron de algo inesperado: los dueños de las casas preparaban desayunos, cocinaban cenas criollas a sus huéspedes y se embolsaban apenas cinco, siete, diez dólares más de los consabidos.
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Zunzunes por cuenta propia.

Por Víctor Manuel Domínguez.

Los vendedores ambulantes no tienen derecho a elegir un espacio para comercializar. Son obligados a circular de esquina a esquina por la ciudad bajo el asedio de los inspectores estatales. A pesar de la puntualidad en los pagos de la licencia y el impuesto fiscal, a diario se les imponen multas por detenerse a vender sus productos.

Los vendedores de tamales en Cabaigúan, los de percheros en Regla, o de maní tostado en Luyanó, no saben cuántas horas o minutos tienen permitidos para detenerse a pregonar y vender en un lugar. Tampoco los amoladores de tijeras en Centro Habana, ni los granizaderos en el Vedado. Mucho menos los rellenadores de fosforeras en Perico, y como si fuera poco, tampoco lo saben los inspectores.

De acuerdo a las quejas enviadas a los diarios nacionales y provinciales, muchos inspectores abusan de su poder. "No existe ser humano capaz de caminar más de ocho horas diarias de trabajo bajo el sol, sin detenerse. Me pusieron 250 pesos de multa por contravención" -denuncio un vendedor.

Otro dijo que se veía obligado a desandar el Vedado loma arriba y loma abajo, con un carrito de granizado lleno de hielo y las botellas de sirope, sin apenas parar. Cuando se detuvo alrededor de una hora en una esquina, le impusieron una multa de 500 pesos.

Según ambos afectados, cuando les preguntaron a los inspectores que los multó cuál era el tiempo permitido para estacionarse en un lugar, les respondieron que no sabían. Se determina por apreciación. Es decir, cualquier vendedor por cuenta propia está sujeto al criterio de un cuerpo de inspectores que al no encontrar una legislación que regule su desempeño, la inventa.

La reglamentación oficial sobre los 178 empleos autorizados a ejercer por cuenta propia, no contempla el tiempo de permanencia en un punto como una de las contravenciones disciplinarias a tener en cuenta en el caso de los vendedores ambulantes. Si bien detalla en qué consiste la función, cuánto tributar, cuáles productos o servicios se pueden ofrecer, con calidad e higiene, no regula el tiempo que se puede detener un vendedor a comerciar. Los inspectores estatales son quienes violan la ley. A ellos es a quienes debían multar. Como si la cantidad de multas impuestas fueran una meta a cumplir, multiplican las contravenciones.

Roban con impunidad el esfuerzo del vendedor.

Ante la falta de control sobre el trabajo de los inspectores, los vendedores se sienten desamparados. Muchos entregan la licencia y otros planean hacerlo. Pierden dinero por las multas y la poca venta. Andan como zunzunes que vuelan de flor en flor, pregonan de un lado a otro su mercancía para huir del misterioso cronómetro con que miden la hora los inspectores estatales.
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El régimen ha recortado drásticamente las inversiones en educación y salud desde 2005.

Por Elías Amor.

Un informe de la ONE revela la caída progresiva de las inversiones en esos sectores, que supera el 80%.

La Oficina Nacional de Estadística de Cuba (ONE) acaba de publicar el informe Inversiones en cifras, en el que se presentan los datos relativos a 2010 del proceso inversionista del sector civil en Cuba.

Los datos muestran una drástica caída desde 2005 en las inversiones destinadas a sectores como la educación y la salud, que el Gobierno suele utilizar como muestra de los "logros de la revolución".

Conviene señalar que, de acuerdo con las definiciones metodológicas del informe, el registro económico de los datos viene establecido por las entidades que acometen inversiones, ya sea por concepto de construcción civil o montaje de equipamientos, la compra de equipos y suministros, así como por los gastos directamente relacionados con las inversiones.

Estos datos se aprueban por el órgano de planificación correspondiente y abarcan todo el proceso de inversión, lo que en una economía mayoritariamente estatal, como la castrista, tiene su origen en los presupuestos públicos.

También es necesario recordar que la baja tasa de formación bruta de capital fijo sobre el PIB que presenta la economía cubana -apenas un 9% frente a una media en América Latina del 27%- refleja el estado de atraso, envejecimiento e imagen de deterioro que proyecta el país hacia el exterior, fruto de décadas de abandono y de prioridad de otros gastos improductivos y corrientes como, por ejemplo, los subsidios a las empresas estatales o la financiación de las múltiples organizaciones de masas que giran alrededor del poder político.

Los datos publicados por la ONE aportan varias evidencias a destacar.

Primero, que el monto de las inversiones registra un marcado declive a partir de 2008, cuando los efectos de la crisis en la economía castrista se manifiestan de forma evidente. El nivel de inversiones cayó un 20% en pesos corrientes desde ese año hasta 2010.

Segundo, el desplome ha afectado de forma mucho más intensa a las inversiones en equipos (que caen un 33,4% en el período de referencia) que a las  construcciones, donde el descenso es menor, un 12%.

La caída en las inversiones destinadas a la importación de equipos, superior al 31%, es similar a la que afecta a los equipos de origen nacional, un 36%. Las cifras coinciden con un período de grave escasez de divisas en el que el gobierno incurrió en impagos a empresas extranjeras, congeló fondos de empresarios en la Isla y redujo las importaciones.

La poca interrelación que existe entre los sectores y actividades productivas de la economía cubana planificada y sin propiedad privada lleva a esta situación en la que ni se pueden comprar equipos en el exterior ni las empresas estatales e ineficientes son capaces de atender las necesidades nacionales.

A medida que se dedica menos a inversiones en una economía, las posibilidades de desarrollo se van limitando y frenando. Esto es lo que se observa en Cuba actualmente.

Tercero, el análisis de la inversión por tipos de actividades económicas permite observar quiénes son los que están pagando el alto precio del desplome inversor. El dato es elocuente, los denominados "logros de la revolución" (educación, salud pública y asistencia social) son los que experimentan un mayor descenso.

En el caso de la educación, la caída es prácticamente del 50% con respecto a 2008; pero si la comparación se realiza con 2005, año en el que se alcanzó el mayor nivel de inversiones, con 524,7 millones de pesos, la reducción es de un 88%. De acuerdo con los datos de la ONE, en 2010 se destinaron a ese sector solo 61,8 millones.

En salud pública y asistencia social ocurre algo similar. Se registra una disminución del 81% con respecto a 2005, cuando se invirtieron en el sector 347,6 millones de pesos. En 2010 la cifra había bajado a 65,6.

Por el contrario, actividades como "hoteles y restaurantes", registran un progresivo incremento en las inversiones, pasando de 303,7 en 2005 a 519,8 en 2010. Solo desde 2008 las inversiones se han incrementado en ese apartado en un 15%.

La tendencia a concentrar el recorte inversor en los servicios básicos prestados a la población no sólo incide en la calidad de los mismos sino en los niveles de prestación futuros, una de las amenazas que, junto a la eliminación de las gratuidades o la penuria del desempleo, aparecen sobre el incierto y sombrío futuro de muchas familias cubanas.
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Cuba, catástrofe demográfica.

Por Oscar Espinosa Chepe.

Un proceso de reducción y envejecimiento poblacional transcurre paralelo a una indetenible descapitalización material y la continuada pérdida de valores éticos y morales, incluida la erosión de la identidad nacional. Las causas de esta verdadera bomba de tiempo, con perversas consecuencias económicas y sociales, radican fundamentalmente en la negativa de las familias cubanas a reproducirse a un ritmo que permita el reemplazo de la población, y en el permanente éxodo de ciudadanos a pesar de los férreos mecanismos de control del permiso para hacerlo.

En los cuatro años del período 2006-2010 la población descendió en términos absolutos, lo cual se repetirá en mayor magnitud en los próximos años, si persisten las adversas condiciones existenciales que generan escenario tan negativo. Según las previsiones del PNUD, en su Informe sobre Desarrollo Humano 2010, Cuba tendrá una tasa global de fecundidad (hijos por mujer) de 1,5 entre 20010-2015, la más baja de América Latina e incluso inferior a China, que restringe fuertemente la reproducción. Esta proyección no está alejada de la realidad, pues el Gobierno cubano reconoció para 2010 una tasa global de fecundidad de 1,6 y una tasa bruta de reproducción (hijas por mujer) de 0,79, que impedirá no solo el crecimiento, sino el reemplazo del elemento esencial para el desarrollo poblacional.

Este proceso, agudizado por el interminable Período Especial, ha significado un aumento acelerado de las personas con 60 años y más. Si en 1990 era de 12,1 %, en 2010 ya era del 17,8 %, y de acuerdo con estimaciones oficiales dentro de unos 14 años —en 2025— el 30,8 % de los cubanos residentes en la Isla tendrán 60 años o más. No es necesario hacer muchos cálculos para comprender lo que representa esta situación para un país con tan baja productividad laboral y atraso tecnológico, cuando la población económicamente activa será cada vez menor con relación a las personas no aptas para trabajar. A esto se añade el aumento del pago por jubilaciones, ya hoy una carga importantísima para el presupuesto nacional —el 11,5 % de los gastos en 2010— y las enormes inversiones por atención a la salud y otros conceptos, requeridos para atender a tantas personas de la tercera edad, en un país sin capacidad de ahorro y, por tanto, incapaz de financiar la enorme cantidad de recursos que crecientemente demandará esta situación.

Por otra parte, el problema del decrecimiento poblacional cubano no solo depende de que las familias no deseen reproducirse. También influye el permanente flujo sin retorno de cubanos hacia el exterior, a pesar de
las restricciones existentes. En el período 2000-2009, el saldo migratorio negativo alcanzó a 332.356 personas, aproximadamente equivalente a casi tres años de nacimientos en Cuba. En las actuales condiciones si se abriera la posibilidad de realizar turismo al exterior, lo cual es un derecho conculcado a los cubanos, representaría un notable incremento de las salidas definitivas, sobre todo de ciudadanos en edad laboral que aprovecharían la brecha para procurar mejores condiciones de vida. Esto agrandaría las perspectivas de envejecimiento población muy por encima de los cálculos vigentes.

Un ejemplo, que habla por sí solo, es que en el marco de la Ley de Memoria Histórica adoptada por el Gobierno español para facilitar la obtención de la nacionalidad a los nietos de emigrantes, en Cuba se ha producido la variación relativa interanual en la cantidad de nuevos españoles más elevada con el 43,3 %. Otro elemento que arroja luz, es que el Censo de Población del 2010 de Estados Unidos constató 1.213.418 cubanos residentes en Florida, un incremento del 45,6 % con respecto a la cifra del Censo de 2000.

La propaganda del Gobierno cubano para tratar de explicar las bajas tasas de crecimiento y el envejecimiento poblacional ejemplifica con problemas similares en países desarrollados, obviándose que la génesis es totalmente distinta, pues allí estos fenómenos se deben al desarrollo económico y tienen solución. Por el contrario, en Cuba se trata del subdesarrollo, la falta de futuro y una asfixiante crisis que no parece tener fin. También utilizan, para procurar explicar el proceso de envejecimiento, el índice de esperanza de vida al nacer, relativamente alto -aunque inferior a la de algunos países de la región como Chile y Costa Rica, sin tener crisis demográfica- que contribuye al envejecimiento, pero no en la medida en que pueda justificar la desproporción en aumento del caso cubano.

A su vez, los países desarrollados poseedores de bajas tasas de fecundidad, tienen altos índices de productividad del trabajo y disfrutan de elevados niveles de vida, lo que permite compensar la falta interna de crecimiento poblacional con el ingreso de jóvenes provenientes de otros países. Esos factores no existen en Cuba, donde las condiciones de vida no son atractivas ni para sus ciudadanos.

El Gobierno ha tratado de disminuir los efectos de los fenómenos demográficos, especialmente el creciente envejecimiento, mediante el corrimiento de las edades de retiro a 60 años las mujeres y 65 años los hombres. Durante algún tiempo esto podrá aminorar algo la pesada carga del financiamiento de las pensiones por el Presupuesto, al ser insuficientes las contribuciones a la Seguridad Social. Una coyuntura financiera cada vez más tirante, a pesar de que las pensiones pagadas son inferiores a un equivalente de 10 dólares, como promedio mensual.

La única solución del problema demográfico, como muchos otros existentes hoy, es el cambio total del modelo económico, político y social que ha motivado estos desastres. Lamentablemente en el VI Congreso del Partido Comunista, aunque se rompió con determinadas concepciones dañinas aplicadas durante decenios, se mantuvieron viejos dogmas que hacen insuficientes y contradictorias las medidas enunciadas. Así prevalece una inviable intención de actualizar un sistema disfuncional, cuyo reemplazo es imprescindible para que la sociedad en su conjunto pueda ponerse de pie y progresar.

Mientras ello no acontezca, serán insuficientes las medidas parciales y seguirán acumulándose los problemas de todo tipo, incluidos los demográficos.
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Conducta impropia.

Por Miguel Iturria Savón.

Hay quienes piensan que la historia solo se escribe desde el poder, mediante manuales escolares, testimonios, biografías, medios de comunicación y otros soportes de dominación que certifican la versión de los vencedores. La historia de Cuba del siglo XX confirma la regla, pero en forcejeo con la historia de los protagonistas que saltan los bordes del ángulo sociopolítico.

En esa historia paralela se inscribe el documental Conducta impropia, de la Colección de cine cubano Dador, concebido a mediados de los ochenta para Antena 2 de Francia por Margaret Menegoz y Barbet Schroedr bajo la dirección de Néstor Almendros y Orlando Jiménez Leal, con guión de Michel Dumoulin, montaje de Michel Pion Mon y Alain Tortevoix, Dominique Merlin tras las cámaras y Nicole Flipo en la producción.

Conducta impropia, basado en entrevistas a exiliados cubanos en ciudades de Europa y América, ofrece otra mirada del país en contrapunteo con la historia oficial, recreada a través de testimonios, imágenes de desfiles y declaraciones de Fidel Castro en torno a sucesos desatados por el grupo que se adueño del poder en la isla e impuso el terror. La obra conserva frescura y actualidad aunque narra hechos de 1959 a 1980.

El título retoma la expresión usada por los oficiales para justificar las redadas masivas de los años sesenta y setenta contra hippies, homosexuales e “inadaptados al proceso revolucionario”, víctimas de delaciones y escarnio público en los barrios y centros estudiantiles y de trabajo, quienes fueron enviados a las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP), versión tropical de los campos de exterminio creados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

Devenido clásico de nuestra cinematografía, Conducta impropia es un documental de lujo por la excelencia fotográfica, el montaje de imágenes, el paneo de los rostros, la interacción entre preguntas y respuestas, el desenfado de los entrevistados y  autenticidad sin didactismo de sus testimonios; en contraste con lo expresado por F. Castro, quien enmascara la intolerancia y la represión con razones de estado.

Predominan los testimonios de artistas, escritores y ex funcionarios sumergidos en la atmósfera de una época desde la historia individual de cada uno. Desfilan en pantalla personalidades como Carlos Franqui, fundador de Radio Rebelde y ex director del periódico Revolución; Guillermo Cabrera Infante, creador del semanario cultural Lunes de Revolución; el poeta Heberto Padilla, el narrador Reinaldo Arenas Fuentes, el teatrista René Ariza, el ex prisionero político Armando Valladares e intelectuales como Lorenzo Monreal, Jorge Lazo, José Mario, Rafael De Palet, Héctor Aldao, Mireya Robles, Juan Abreu, Elaine del Castillo, Susan Sontag, Ana María Simo y Martha Frayle, entre otros que probaron ese fragmento de horror nacional no agotado aún.

Conducta impropia evoca la “Noche de las tres P” (recogida de putas, proxenetas y “pájaros”), las humillaciones colectivas y familiares desencadenadas con los procesos de depuraciones políticas y morales realizadas en la Universidad de La Habana y otros centros de enseñanza del país, previos listados y asambleas de insultos que llevaron a miles de inocentes al presidio. Detalles sobre interrogatorios, sospechas absurdas, las recogidas de hippies, homosexuales, putas, vagos y testigos de Jehová; los lugares de reclusión urbana; los ómnibus tapiados hacia los campos de Camagüey, con cercas de púas electrificadas y las jornadas agrícolas, maltratos, hambre y suicidios.

Casi nada escapa a la mirada de los protagonistas del infierno terrenal. Uno muestra los dibujos de las barracas, las celdas de castigo y las alambradas. Otro evoca el slogan del campamento: “El trabajo os hará hombres” (Lenin), parecido a “El trabajo os hará libres” (Hitler), escrito a la entrada de Auschwitz.

El filme revela el círculo vicioso de perseguidores y perseguidos e indaga el por qué de tanta paranoia, en especial la preocupación de Raúl Castro y Ramiro Valdés acerca del problema gay; recuerda al respecto el viaje de Raúl a Bulgaria y la entrevista de Ramiro con el alcalde de Shanghái (China), quien le contó como los mataron a palos en una fiesta tradicional y los tiraron al río a modo de escarmiento.

Desde las imágenes y testimonios de Conducta impropia retorna la nueva prostitución con el Estado como proxeneta, el turismo al servicio del poder, el engranaje de control a nivel de barrios y el éxodo masivo del Mariel a la Florida (22 de abril al 16 de septiembre de 1980), verdadero plebiscito contra el despotismo gubernamental.

Al visionar otra vez ese fragmento audiovisual sobre la Cuba soterrada por la represión, la censura y la indolencia colectiva, vale preguntarnos ¿qué hacíamos mientras pasaban esas cosas? o, ¿qué hacemos ahora con las variantes del horror? El por qué es imprescindible para recuperar la memoria, sanar las heridas y rediseñar la nueva nación.
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La trampa de la democracia socialista.

Por Laritza Diversent.

Intenté mantener la boca cerrada durante la celebración del Congreso y analizar el evento con mente positiva, pero no pude. No soporto cuando los comunistas hablan de democracia, donde existe el monopartidismo y la unidad de poder.

Teóricamente la explicación de estos principios es muy pesada, pero en la práctica tiene una demostración sencilla. Basta referirse a las notas oficiales publicadas en el órgano de prensa del Partido Comunista de Cuba (PCC), donde el Consejo de Estado, un órgano constitucional y subordinado al parlamento, actúa a propuesta del Buro Político del Partido.

Aparentemente en la toma de decisiones interviene diferentes órganos. Sin embargo, con la nueva elección del Buro Político, 10 de sus 15 miembros, integran el Consejo de Estado. Eso se llama concentración del poder, pero a los comunista les gusta llamarlo “centralismo democrático”.

A pesar de que Raúl Castro, en tres años de mandato, destituyó de la dirección del Estado a personajes políticos de renombre designados por su hermano mayor, 20, de los 31 miembros del Consejo de Estado, integran el Comité Central del PCC, y el 72 % de los integrantes del órgano partidista, son diputados.

De hecho, está previsto que el nivel de coincidencia aumente con el próximo mandato del Parlamento, que comienza en el 2013. En enero del 2012, se celebrará la Conferencia Nacional del PCC, que reestructurará la composición del Partido, y de donde saldrán los precandidatos, de las próximas elecciones generales para renovar los cargos del Estado.

No obstante, los parlamentarios, por ley, deben aprobar las directrices que le encomiende el Partido, por medio de su Buró Político. La Constitución de 1976 reconoce al PCC como la “fuerza dirigente superior de la sociedad cubana y del Estado”. Ese mismo reconocimiento esta en el primer artículo del reglamento de la Asamblea Nacional.

Lo más preocupante en torno al tema, es el lugar que ocupa, en la agenda de estos dirigentes, la representación política de sus electores. Por ejemplo, Raúl Castro, es Jefe de Estado y de Gobierno, y Primer Secretario del Buró Político del Comité Central del PCC. ¿Tendrá tiempo para preocuparse por los problemas del municipio Segundo Frente, en Santiago de Cuba, que representa como diputado?

Esteban Lazo, resultó electo por Arroyo Naranjo. A parte de integrar el Consejo de Estado, es miembro del Buro Político y del Secretariado del Comité Central del PCC. ¿Sabrá este señor que el territorio por donde fue electo es el más pobre de la capital y el de mayor índices de violencia?

La estructura e integración partidista coincide y se confunde con la estatal. En esas condiciones no es extraño, que las decisiones políticas de la minoría partidista, casi 800 mil miembros, sean aprobadas por unanimidad en la Asamblea Nacional, el órgano que representa y expresa la voluntad de más 11 millones de cubanos. Es ahí, donde está la trampa de la democracia socialista.
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Fidel Castro singularidad y desbalance.

Por Emilio Ichikawa.

Lleva casi 53 años en el poder y las valoraciones sobre su significación, en la medida que envejece y se “extingue” (no muere, no desaparece, no fracasa…), se tornan más piadosas. Las críticas se desvían de él y apuntan a otros protagonistas de su legado. No creo, por ejemplo, que en la última quincena Fidel Castro haya sido más objetado por los medios que su sobrina Mariela Castro. Algunos de sus tradicionales enemigos empiezan a reconocer, bajo pretexto de objetividad, atributos que antes le negaron: (al menos) valentía, astucia o cabal conocimiento de la naturaleza del pueblo que ha gobernado. Para regular o para mal.

Sus simpatizantes apuntan directo al trato como algo de lo sagrado (para rentar un título del poeta Omar Pérez). El diario Granma publica diariamente frases de sus antiguos discursos para, con poco disimulo, sugerir posicionamientos de actualidad. Se dan debates prácticos apelando a su letra y algunas tácticas políticas se amoldan a sus dichos. Apelan a su verbo los burócratas, los heterodoxos del partido, los humoristas para entrar en referencia nacional y global; y también lo refiere el exilio y la oposición interna, aunque solo sea para descubrirle contradicciones, que son la cáscara exacta y mutante de su lógica.

Pero lo cierto es que Fidel Castro no debió durar tanto en el poder. Si lo ha hecho, se debe a una muy rara circunstancia; y no solo me refiero a un azar en el marco de lo cubano sino a algo de naturaleza profesional, gremial. Generalmente los tiranos se descartan en la duración debido a desbalances de dos tipos. Unos porque su celo cotidiano por el poder les hace perder perspectiva; de modo que fallan en la mirada de largo metraje y pierden la imaginación política. Y cae finalmente también ese otro tipo de tirano lleno de proyectos e ideales perspectivos, cuya altura le hace vulnerable a una conspiración, una emboscada, un golpe de estado o un asesinato.

En el caso de Fidel Castro, sale de lo normal que coincidan en él el estratega y el matrero, el político idealista y tránsfuga, el orador y el delincuente, el utopista y el guerrillero. El artista Alen Lauzán ha insistido mucho en la imagen del jovencito Fidel Castro chupando chambelona o pirulí en su colegio. La viva estampa del vagabundo, es decir, del hombre de acción, del revolucionario, pero que a la vez se debate en un acuerdo o ruptura con Dios.

Los reproches de la ultraizquierda anarquista a un Fidel Castro que lleva más de medio siglo en el poder, o jodiendo tras el poder, son fútiles. Es decir, son válidos en teoría y método, pero no en hecho; porque Fidel Castro es el insurgente, el revisionista de su propio mando. Una condición políticamente insólita, como para que no se repita más, al menos por un buen tiempo.
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De jugador de casino a limpiador de inodoros.

Por Iván García.

Cae de golpe la noche en La Habana y Billy, de 81 años, de un tazón plástico descolorido saca el dinero recaudado en el baño público donde trabaja.

Cuenta la calderilla. Un tic nervioso, incontrolable, le estremece la boca. Las manos también le tiemblan. Es el Alzheimer, que lo está devorando. Intenta ocultarlo. Imposible. Debiera estar en una cama atendido por su familia. O en algún asilo de ancianos.

"He estado en tres hospicios y es mejor estar muerto. Mala comida. Ninguna atención. Preferí irme a la calle, a buscarme unos pesos. Siempre fui un tipo solvente. Ahora me ha tocado perder. Tengo los días contados. En cualquier momento el señor me lleva consigo. Entonces lo que hago es cuidar este baño público durante diez horas. Por las mañanas también vendo dulces y así consigo más dinero para comer caliente", cuenta Billy con voz gastada.

No tiene casa y duerme en el piso del propio baño. Un sitio sucio a rabiar y con un hedor insoportable a orina y amoníaco. Según Billy, el administrador del lugar le dio las llaves y unos cartones para dormir. Alguien le regaló un antiguo radio ruso portátil. Por las noches escucha béisbol y música tradicional.

"Era un hombre de éxito. El mejor jugador de póker y billar que había en La Habana de los años 50. Ganaba mucha plata. Una tarde fría de enero estaba en el lobby del hotel Plaza, cuando un señor de traje, pequeño y con unas gafas, se me acercó y me invitó a un ron collins. Era el judío Meyer Lansky. Me hizo una propuesta", recuerda Billy mientras lía un cigarrillo con cabos recogidos en la calle.

Lansky le ofreció pasar un curso de dealers en la escuela que existía en la azotea del propio hotel, la primera de su tipo en la ciudad. A la vuelta de un año se convirtió en un crack. Lo mismo repartía barajas que trabajaba de croupier en la ruleta.

Pero en el 59 llegó Castro y mandó a cerrar los casinos. Lansky y SantoTrafficante tuvieron que hacer las maletas. Entonces Billy trabajaba en el casino del Havana Riviera. Quedó cesante. No poseía madera de revolucionario. Nunca fue miliciano ni cortó caña.

"Tenía mis ahorros y un Chevrolet del 58 que era una joya. El dinero lo tiré en borracheras y putas. La casa se la dejé a la madre de mis dos hijos. El coche lo vendí y monté un ‘burle’ (casino de juego ilegal), pero me atraparon en una redada policial en los años 80. Estuve cinco años en la cárcel, por juegos prohibidos", apunta. Luego come despacio una pizza fría, comprada hace horas. Es su cena.

Llegó la vejez. La desatención familiar le está pasando factura. Nada sabe de sus hijos. Intenta cambiar de tema cuando se le pregunta por ellos. "Ahora ya nada importa. Seré mejor persona en la otra vida. Mi don eran mis manos. El Alzheimer me ha robado esa capacidad de manejar el palo del billar o hacer trampas con un mazo de cartas", dice, después de limpiar con agua, sin detergente, los lavabos y los inodoros, renegridos a más no poder.

Apaga la única bombilla. "Tengo sueño, mañana será otro día. Lo malo de ser viejo y enfermo es que los recuerdos y nostalgias te asaltan sin avisarte. Fui joven y apuesto. Los amigos de Lansky me apodaron ‘Billy el niño’ por la velocidad de mis manos en el juego", señala. Y se tira como un fardo pesado en los cartones que le sirven de camastro.

Comienza a llorar. Se vira de espalda. No quiere que sientan lástima. Tampoco deja que le tire una foto. Al viejo Billy aún le queda el orgullo.
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Empinar el codo, un pasatiempo en la isla.

Por Iván García.

Beber ron era una válvula de escape para Dionisio. Todas las tardes, a la salida de su trabajo como cocinero en una escuela primaria vendía dos litros de aceite hurtado y compraba una botella de ron ‘pendenciero’ (fuerte) que le sacaba las lágrimas.

Lo tomaba a pulso. Como un cosaco. En un principio bebía con algunos colegas de trabajo, borrachines consuetudinarios, luego en solitario se bebía hasta dos litros de ‘chispa de tren’ la bebida insigne de los cubanos sin recursos.

El ‘chipa de tren’ es un alcohol para cocinar que se filtra con carbón o miel de purga (melaza de caña de azúcar). A veces con mierda de vaca. Sólo de olerlo puede provocar náuseas. Se vende a diez pesos (0.50 centavos de dólar) la botella.

Y es el escalón más bajo que puede caer un alcohólico sin control. Dionisio sabe de lo que se trata. "Estuve cinco años viviendo en el infierno. Cuando estaba ebrio me daba por robar neumáticos de autos o sillones en los portales. Me pilló la policía y estuve dos años en el ‘tanque’ (cárcel). Todas las mujeres que tuve me dejaban. Ninguna estaba para soportar mis borracheras. Cuando entraba en crisis alcohólica estaba una semana sin bañarme. Lo vendía todo. Desde la ropa hasta los muebles de mi casa".

Desde hace un mes, Dionisio acude a una consulta especializada donde recibe tratamiento. Por otro camino llegó a la bebida Roberto. Trabajaba de cantinero en un hotel, donde tomar cerveza y ron de calidad resultaba fácil. Y gratis.

"Cada trago que preparaba a los clientes les echaba poco ron. Al final de la jornada lograba acumular hasta dos botellas solo para mí. Cuando estaba ebrio lo que armaba era tremendo. Siempre terminaba dándome puñetazos con cualquiera. Golpeaba a mis hijos y mi mujer. Varias veces despertaba tirado en un portal o en una parada de ómnibus. Desnudo o en calzoncillos, pues me robaban la ropa y el dinero", cuenta  Roberto.

Su familia salió en su auxilio. Hace un año no bebe alcohol. Junto a un grupo de ex alcohólicos se atiende en una clínica de la Avenida 26, a un costado de la Ciudad Deportiva.

Precisamente en esa clínica trabaja la doctora Elsa. Después de 15 años, como nadie conoce lo que provoca el alcoholismo. "Atiendo pacientes que el alcohol y las drogas los había convertidos en despojos humanos. Hacían cualquier cosa, incluso hasta matar", comenta la doctora habanera.

Empinar el codo se ha convertido en un pasatiempo nacional. Igual que la pelota, el sexo o marcharse del país. Algunos como el cantinero Roberto o el cocinero Dionisio, gracias a tratamientos médicos, han dejado atrás la bebida y sus vidas parecen encaminarse.

Pero no todos los alcohólicos en Cuba pueden atajar a tiempo las consecuencias de beber aguardiente o cerveza sin control. No están conscientes de que son personas enfermas.

Casi todos comienzan como bebedores sociales. Cualquier motivo es un pretexto para tomarse un litro de ron. Luis empezó así. Pero está pagando un precio muy alto. Lo ha perdido todo. Desde la familia hasta sus hijos, que cuando lo ven, sucio y sin afeitar viran el rostro hacia otro lado. Diariamente bebe compulsivamente el infame ron casero de los olvidados. Y lo peor es que no puede, o no sabe, renunciar al alcohol.

Come sobra de los contenedores de basura. Para conseguir dinero roba cualquier cosa. Se ha convertido en un ratero de baja estofa. Cuando lo atrapa la policía suele estar mejor.

En la celda tiene garantizado almuerzo y comida. Y hasta se baña. La vida para él es una fiera que nunca ha podido domar. Lo único que le interesa es a diario poder darse tragos amplios de alcohol, de un pomo plástico que guarda en el bolsillo trasero de su hediondo pantalón.

Tras sus borracheras olímpicas cae fulminado en unos cartones que le sirven de cama en los portales de la Calzada 10 de Octubre. Hace rato que Luis ha tocado fondo.
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