viernes, 10 de mayo de 2013

El actual mercado inmobiliario cubano.

Por José A. "Tony" Ruano.

Mi padre solía decir que la idiotez era más dañina que el cólera morbo; porque se aprovechaba de la mediocridad de sus víctimas para destruirlas.

Mi amigo Paco Ferrer acostumbraba a decir que la estupidez no era más que desinformación máxima, a la enésima potencia.

Mi suegro decía que un tonto era aquel que no escuchaba consejos y continuaba cometiendo errores.

Mi madre me advirtió que jamás comprara un objeto robado, porque me convertiría en cómplice del delito y a la larga iba a perder el objeto y mi dinero.

Los campesinos de mi pueblo aplicaban un refrán para salvaguardar sus intereses: "Quien da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro."

Y el refranero popular dice: "Quien no oye consejo, no llega a viejo."

Sé que ustedes se estarán preguntando cuál es el objetivo de que yo traiga a esta página de bienes raíces parte del refranero popular cubano, sumados a consejos que recibiera de seres que me ayudaron a trazar la ruta de lo que hoy es mi vida, pues bien, un artículo de prensa fue el detonante que causara esta avalancha de frases y sentencias.

Leía en la prensa, a principios de esta semana: "Se disparan las ventas de propiedades en Cuba." Para colmo los compradores son inversionistas extranjeros en su gran mayoría, e inclusive, personas que viven acá, en el sur de La Florida. ¡Quedé petrificado!

Eso tendría sensatez solo para un "imbecilúpido" (una definición demoledora que combina la imbecilidad con la estupidez, según mis nietas), pensé; pues a ninguna persona cuerda se le ocurriría invertir su capital en un país donde el "Estado de derecho" es considerado un engendro capitalista; y la garantía al respeto sobre la propiedad privada es solamente un mito prehistórico.

Será que estas personas no conocen de filosofía e historia o tal vez no se han enterado aún de cómo funciona un gobierno socialista. (Quien tenga dudas léase "La familia, la propiedad privada y el estado", de KarlMarx y Friedrich Engels, y así podrá comprender).

Han olvidado quizá de que hace poco el gobierno de Bolivia nacionalizó todas las instalaciones petrolíferas españolas, existentes en su territorio. No han escuchado las recientes amenazas de nacionalizar empresas europeas, proferidas por Nicolás Maduro, ante el cuestionamiento de la Unión Europea, a la legalidad de las últimas elecciones en Venezuela.

Estoy seguro que estos inversionistas ignoran o han olvidado, que en 1960 se implantó en Cuba la Reforma Urbana, por medio de la cual despojaron a sus legítimos dueños de sus propiedades de inversión; y que en 1968 el gobierno comunista de Cuba nacionalizó todas las pequeñas empresas cubanas, y para no dejar de hacer daño, nacionalizaron hasta el carrito de vender fritas de mi amigo Obdulio.

¿Podrá la ingenuidad de estas personas ignorar que el gobierno cubano controla todos los poderes dentro de la isla y que allí no existe más derecho que el gubernamental?

¿Cuál es la garantía al comprar inmuebles a nombre de terceras personas? ¿Donde está la inteligencia de aquellos que compran inmuebles con títulos apócrifos? ¿Será que piensan que la justicia no existe y que la impunidad va a perpetuarse eternamente?
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