lunes, 20 de mayo de 2013

La muerte de Benny Moré.

Por Rafael Lam.

Benny Moré, nacido en Santa Isabel de las Lajas el 24 de agosto de 1919, falleció en La Habana el 19 de febrero de 1963, hace 50 años. La última entrevista se la concedió el desaparecido Santiago Cardosa Arias, reportero del periódico Revolución -y después, de Granma Internacional-, y fue publicada con motivo del postrer Festival Papel y Tinta que dicho órgano celebrara, en el área frente al Capitolio Nacional. Al Benny le quedaban solamente cuarenta días de vida, su dolencia hepática le obligaba a inyectarse constantemente. Sólo contaba con 43 años, la mejor etapa de un hombre con una extraordinaria fuerza vital. Algunos, como el musicólogo Leo Brouwer, consideran que poco a poco el cantor se fue marchitando físicamente, pero su voz se mantuvo incólume. Su última actuación fue el 17 de febrero de 1963 en Palmira, a unos kilómetros de su pueblo natal. En esa presentación, llena de leyendas, se cuenta que tuvo la ruptura de una várice encefálica, secuela también de su cirrosis hepática, a la cual estuvo desafiando durante varios años, incluso -se estima- desde antes de partir hacia México en 1945. En tales condiciones, después de vomitar mucha sangre, subió al escenario para actuar como nunca, cual despedida del cantor que se sabía fulminado por su enfermedad. Fue ese el último adiós a su público, al que siempre le entregó todo.

El médico Luis Ruiz narraba que poco antes Benny había llegado hasta Santa Isabel de las Lajas para encontrarse con su mamá y sus familiares, y de paso conocer del desarrollo de la construcción de una casa que él personalmente staba atendiendo. Durante la visita se había estado sintiendo muy mal. "Se pasó el sábado 16, desde el mediodía hasta el atardecer, acostado y vuelve a tener deposiciones saguinolentas", le comentó Ruiz a Amín E. Naser. Sin embargo, su fuerte organismo le posibilitó llegar hasta Palmira y allí actuar espléndidamente. "Yo llego en el intermedio de la última tanda -afirmó Ruíz- y el delegado Israel Castellanos (Muela) me dijó que Benny se encontraba acostado en el automóvil. Fui a verlo y me manifiesta que estaba muy decaído y no se sentía bien. Pero transcurre un breve tiempo y acude nuevamente al escenario. Canta: Dolor y perdón, Maracaibo y Qué bueno baila usted. A mi juicio las interpretaciones fueron magistrales". Quizás entonces, de haber ingresado en algún hospital cercano de Cienfuegos, desde el primer síntoma preocupante, y haber tenido la atención médica urgente que la situación requería, el desenlace final no habría sido tan abrupto. Pero quiso El Benny, ante todo, quedar bien con su público fiel. Pocos casos se conocen de un artista que entregue tanto por su pueblo.

De Palmira regresó urgente a La Habana. Allí sólo quería estar en su casa, con sus hijos, y esperar la muerte. Tras una breve mejoría, al amanecer del lunes 19 vuelve a ponerse mal y su médico decide hospitalizarlo. Benny le dice: "Mi hermano, me cogió la rueda". Lo montaron en una ambulancia rumbo al Instituto Nacional de Cirugía (Hospital de Emergencia), en la calle de Carlos III, casi esquina a Infanta, a donde llega en estado comatoso. Luego aparecen complicaciones pulmonares y renales; su respiración se hace difícil y su presión arterial con tendencia a caer. Mantiene fiebre de 39 y no aparecen defensas orgánicas a los tratamientos implantados. Su estado se agrava sobremanera. En esos días se celebraba en la capital el I Congreso Médico Internacional. Al propagarse la noticia de gravedad del cantor, va a verlo el doctor Machado Ventura, quien participó con otros galenos nacionales y extranjeros en una junta médica.

El martes 19 de febrero, agotados todos los recursos, fallece El Bárbaro del Ritmo, el rey de la música cubana, a las 9 y 15 de la noche. La noticia estremeció el mundo musical hasta sus cimentos. Pepe Olmo, cantante de la orquesta Aragón, sentenció que había terminado una era musical: "Después vino otra cosa, pero esta era finalizó con Benny Moré". Casi siempre sucede así, las épocas musicales terminan cuando fallece el monarca. Recordemos la salsa latina con respecto a Tito Puente y algunos otros jerarcas. No olvidemos el final del gran momento del tango con el accidente de Carlos Gardel en Medellín, en 1935. Figuras que llevan el estandarte de todo un pueblo o de toda una época.

No obstante, al cabo del tiempo, en nuestros corazones Benny Moré sigue cantando y lo hace cada día mejor, quizás: porque se fue en su mejor momento o porque no se ha ido aún.
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