viernes, 16 de agosto de 2013

El café con chícharo: crisis o imposición.

Por León Padrón.

Sería una ironía tomar en cuenta a los cubanos para las 400.000 millones de tazas de café que se consumen cada año en el mundo. Doy por sentado el prestigio de varias fuentes que aseguran este dato, pero es necesario aclarar que lo que beben por café hoy la mayoría de los ciudadanos de esta isla, está muy distante de la libación que se obtiene de la mitificada planta del café o (cafeto) como se conoce.

Desde hace varios años se les está asignada  a la población una cuota de “café” a base de sucedáneos (productos no derivados de éste), que se usan para imitar el café. En cuyo caso la excesiva cantidad  de chicharos que se usa en la mezcla, constituye un verdadero desafío para el paladar de todos los consumidores.

Y si bien es conocido que otros sucedáneos pueden usarse por razones médicas, económicas o religiosas, en el caso de los isleños el asunto simplemente viene dado porque el café puro -como otras tantas cosas que ya les han quitado-  no está disponible para ellos. A no ser que alguien bien cercano lo traiga de los campos donde se cultiva, un riesgo que muchos no se disponen a correr por temor al decomiso o multas excesivas, que se imponen en los controles policiales de las carreteras cubanas.

Otra opción para poder tomar café de verdad sería adquirirlo a precios astronómicos en las tiendas en divisas (CUC), pero todos sabemos que esta moneda no está disponible para la mayoría de los cubanos, por cuanto sus magros ingresos provienen de un salario que les pagan en pesos cubanos.

En fin, resulta increíble  para la gente común de la isla, que siendo uno de los grandes productores del café a nivel mundial,  se vean privando del consumo de la agradable bebida. Ante esta reprensión que dura ya tiempo, seguimos lidiando con la pésima calidad de un “café” distribuido en un patético envase de unas 4 onza que se oferta a través de la libreta de racionamiento una vez al mes.

Este producto, cuya elaboración y comercialización corre a cargo de la Empresa Cubacafé, ubicada en calle 150 no 2124 e/ 21 A y 25 Reparto Cubanacán, recibe una constante ola de críticas y maldiciones, desde cualquier rincón de la cocina cubana. Llegando incluso a crear un enorme descontento, cada vez que alguien se dispone a colar la dudosa mezcla.

Luisa, un ama de casa residente en El Vedado, pero que se crió en un campo cafetalero, fue abordada por este reportero, y al respecto dijo: “Los cubanos siempre hemos presumido de consumir un buen café, ya hasta eso nos han quitado”, y añadió  “El colmo de la ironía y el descaro, se plasma en forma de anuncio en letras blancas sobre la superficie de la envoltura de nylon.  Dentro de sus especificidades se puede leer: “mezclado con chícharo al 50 %, y advierte otras cosas más: “El agua a añadir no sobrepase la válvula de la cafetera,  el “café” dentro del colector no debe ser comprimido, así como el fuego de la hornilla debe ser pequeño”.

Lo cierto es que más allá del mal sabor que ofrece el alto por ciento de chícharo del mencionado “café”, hay que señalar el trabajo que se pasa a costa de las rudimentarias cafeteras, que en más de una ocasión hay que bajarlas del fuego y mojarles el fondo para que suelten la extraña libación. Estos artefactos no son idóneas para esta mezcla, por consiguiente se produce desgastes en las juntas, tupiciones en los orificios del colador,  y en muchas ocasiones explosiones que en el mejor de los casos rompe las cocinas o los techos,  sin contar que se han reportados accidentes humanos.

Si bien es cierto que los granos del café constituye uno de los principales productos de origen agrícola que se comercializa en los mercados internacionales y supone una gran contribución a los rubros de exportación en la isla, también es verdad que sólo bajo los “iluminados  dirigentes comunistas", los cubanos han sido privado de consumir con abundancia y calidad, esa deliciosa bebida que suele tomarse como desayuno, o en la sobremesa después de las comidas, y que es una de las bebidas sin alcohol más socializadoras en Cuba y en muchos países del mundo.

Valga recordar que según la revista Investigación y Ciencia, la industria del café mueve en la actualidad aproximadamente 70.000 millones de dólares al año, cifra superada únicamente por el petróleo en lo que se refiere a exportaciones a escala mundial. Muchos  de los productores de este grano son países tropicales y sub-tropicales donde el cultivo del café se encuentra ampliamente difundido. A diferencia de Cuba, incluido por derecho propio en este grupo, ninguno se atrevería a ofertarles el café ligado con la mitad de chícharos a sus ciudadanos, por temor a una protesta sin límites. Lamentablemente los cubanos aún seguimos aguantando.
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