viernes, 16 de agosto de 2013

Sin recursos ya para el socialismo del siglo XXI.

Por Raúl Rivero.

La única virtud que mantiene intacta la política es su capacidad para asombrar. La magia oculta en su programación genética que produce de repente, en la densidad de la vida cotidiana, una sorpresa, una situación rara, extravagante o surrealista. Lo ha demostrado en América Latina con el uso de sus dones para alterar el tiempo. Mató primero al socialismo del siglo XXI que al del siglo pasado, que sigue en Cuba trastabillando con un suero en vena administrado por una dictadura militar.

Esta semana se reunieron en Guayaquil, Ecuador, los principales promotores de aquella invención en una cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). El texto final de la cita, un enorme panfleto en el que hay un espacio exacto para cada lugar común del populismo, menciona solo una vez al socialismo del siglo XXI y lo deja enterrado.

No se dispone ahora de recursos para ese delirio que copió de Europa y asumió Hugo Chávez en el año 2005, cuando se paseaba por la región en tres aviones oficiales, todo el dinero del petróleo de los venezolanos en el equipaje y la carpa de un circo que armaba en cualquier sitio.

Los representantes de la avanzada del socialismo andino, Nicolás Maduro, Rafael Correa, Evo Morales y Daniel Ortega se vieron en Guayaquil, junto a delegados de ocho naciones del área, para resucitar el ALBA, otro aporte de Chávez, fundada en La Habana, en 2004, con similar palabrería pero con el foco en el intercambio económico.

La cita de Guayaquil les dio la misión de combatir a muerte "el imperio del capital" y asumir una posición de unidad para defenderse del programa norteamericano de vigilancia global que hizo público el exagente de CIA Edward Snowden.
Hay otros temas en la nueva agenda. Y uno, muy importante que los obsesiona, la tarea de desacreditar y oponerse, en pandilla con otros bloques, a la poderosa Alianza del Pacífico. Ahí están México, Chile, Perú y Colombia, y es hoy la novena economía del mundo.

El ALBA le declaró la guerra a sus cuatro vecinos. Correa fue el vocero. "Se enfrentan dos visiones del mundo: el neoliberalismo y aquellos que creemos en el socialismo", dijo. No aclaró si tuvo una crisis de nostalgia por la utopía. O hablaba de la dictadura cubana.
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