domingo, 19 de abril de 2015

El bloqueo de Cuba.

Por José Manuel Estévez-Saá.

El desconocimiento de la realidad cubana hace que caigamos en la tentación, o en el error, de interpretar la miseria y ruina que vive la República caribeña como resultado de cinco décadas de bloqueo norteamericano, y no como respuesta a una incautación monetaria y una ineficiencia gestora escandalosas. Y no lo digo porque el famoso embargo estadounidense no sea más que la respuesta a las expropiaciones y usurpaciones contra Derecho realizadas por el Gobierno cubano a familias y empresas de EEUU y del resto del mundo (sólo en Galicia se cuentan por cientos –unas 3.000 en España– las familias a las que el régimen les usurpó su dinero, sus locales, sus viviendas y sus terrenos).

Tampoco lo digo porque EEUU, pese al supuesto embargo, sigue siendo el primer proveedor agroalimentario de Cuba, y un socio comercial preferente, en competencia con la UE, Canadá, Brasil y Argentina. Ni siquiera lo digo por el hecho de que, si realmente EEUU quisiera bloquear a Cuba, no tendría más que dejar de comprarle y refinarle el petróleo a Venezuela, principal suministradora de la Isla, para cargarse a los dos países de un plumazo. Y créanme que lo podría hacer dadas sus saturadas reservas de crudo y sus nuevas fórmulas de extracción.

Por eso creo que cuando alguien habla del "bloqueo de Cuba", más bien se refiere al que ejerce la dictadura contra sus ciudadanos, a los que les ha arrebatado la libertad de prensa y expresión (600 detenciones en las últimas semanas), a los que les tiene bloqueado el acceso a las divisas de valor internacional, a los que les ha sustraído los títulos de propiedad, a los que les priva de los derechos jurídicos básicos, a los que les dificulta el acceso a Internet, a los que somete a la disciplina del Partido Comunista único, a los que margina frente al turista, y a los que les impide viajar al extranjero (pese al simulacro de Reforma Migratoria). También puede referirse a la injerencia frente al inversor extranjero, al que no permite crear empresas privadas, al que somete a la intervención estatal, al que le impone jerarquías de gestión, y al que le impide la libre contratación laboral (véase el despropósito de la Ley de Inversión Extranjera).

Así pues, antes de achacar a EEUU los males de Cuba, es bueno que repasemos las fases del embargo, las escasas restricciones comerciales que exige Washington, o los cuantiosos beneficios económicos que el mal llamado "bloqueo" ha generado para la isla antillana procedentes de Rusia (antes la URSS y el Comecon) y China (hasta hace poco, claro, de ahí el interés en estrechar lazos con EEUU, que también saldría beneficiado con el levantamiento del "embargo"). Incluso las resoluciones de la ONU contrarias al bloqueo no son más que un gesto que busca debilitar los vínculos entre los bloques bolivarianos y comunistas.
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