sábado, 18 de abril de 2015

Transporte en La Habana: De desorden en desorden.

Por María Matienzo Puerto.

"Marianao, Lisa", grita uno, a la vez que otro vocifera: "Guanabacoa por el anillo" o "Guanabo, vamos que me voy". Las personas se gritan para que nadie se les cuele en el trayecto de la cola al carro. Se mueven en grupos de cinco o de diez, según el tipo de taxi que sea.

Las piqueras, antes situadas en distintos puntos de La Habana, ahora han sido reagrupadas en el Parque El Curita.

"No nos han dado explicación ninguna. Hace un mes, Tránsito dio la orden, y todos para acá. Desde ese momento, esto ha sido lo que ves. Tengo que estar toreando a la gente de la cola y orientando a la gente que viene a coger carros", dice el inspector transporte de la ruta P12, situada en el mismo parque.

Y agrega: "Aquí están casi todos: Lisa y Marianao, Cotorro, San Miguel y Guanabacoa, Guanabo, La Palma, Párraga y Santiago de Las Vegas. Solo faltan Alamar, Bahía y Playa-Vedado. Y esos, donde están, tienen los días contados".

La piquera de Alamar se encuentra frente al Parque Central, entre la Manzana de Gómez, actualmente en restauración, y el Museo de Bellas Artes. Playa-Vedado, en una entrecalle de Centro Habana que sale directo a la cada vez más deteriorada calle Neptuno. Bahía, frente al Parque de la India.

Un botero, que se atreve a hablar sin decir su nombre, dice: "Eso es parte de la guerra que tienen contra nosotros. Cerca del Capitolio solo quieren que estén los carros lindos. Los que ellos un día nos decomisaron a nosotros, y que ahora han restaurado para turistas".

Cuenta lo que dicen todos, aunque nadie ha podido confirmar la historia: "Nos trajeron para acá porque, como el parlamento viene para el Capitolio, no nos quieren allí. Pero la verdad es que nos quieren a todos juntos, para tenernos más controlados".

En el mismo parque también se pueden encontrar las colas de los ruteros de cinco pesos para Alamar y Santiago de Las Vegas, la rampa del Ciclobus encargado de transportar bicicletas y motos por el túnel de la bahía y una zona de parqueo oficial.

"Cuando veas vacío el parque, es que los inspectores andan cerca", dice un vendedor de maní que ha aprovechado la aglomeración para ofrecer su producto. "Ellos quieren eliminar a los ilegales y creen que así lo van a lograr. Bueno, a lo mejor eliminan a unos y crean a otros, porque aquí se vende de todo".

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