domingo, 20 de enero de 2019

¿Cuánto le costará el castrismo a Cuba?

Por Roberto Álvarez Quiñones.

La validez de cualquier proyecto, teoría o revolución, sea social o de cualquier índole, se mide por sus resultados. Por ello, al convertirse en sexagenaria la "revolución cubana", surge la pregunta clave: ¿cuáles han sido sus resultados?

Para empezar, los cubanos son hoy mucho más pobres que antes de 1959, y tiene menos libertades que durante el batistato. Cuando los Castro asaltaron el poder los cubanos se hallaban, junto a uruguayos y argentinos, en la vanguardia del nivel de vida en Latinoamérica. El ingreso per cápita era igual al de los italianos y duplicaba el de España.

No es ilusorio suponer que, sin el castrismo, Cuba podría ser hoy una de las naciones más avanzadas de América, con su economía ensamblada con la de EEUU, como lo están Canadá y México.

La involución producida por el castrismo es tal que, cuando termine esta pesadilla, primero habrá que reconstruir el país y llevarlo a 1958, para después edificar la Cuba moderna.

La pobreza baja en el mundo, pero en Cuba aumenta.

Tras seis décadas de tratar de demostrar que Marx y Lenin eran dos genios del progreso social, la estafa es demasiado evidente. Lo peor es que mientras los cubanos se empobrecen, en el resto del mundo la pobreza disminuye.

La revista británica The Economist reveló que en 1981, el 42% de la población mundial era extremadamente pobre, con un ingreso per cápita menor de 1.90 dólares diarios (la extrema pobreza según la ONU), pero que en 2015 dicha cifra bajó a 10,7%, y que el número de no pobres aumentó en unos 4.000 millones. Por su parte, la Brookings Institution calcula que, en el mundo, alguien sale de la pobreza cada 1,2 segundos.

En Cuba no. Allí el salario promedio ronda ese 1.90 de pobreza extrema. La Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) informó que en 2017 el salario promedio fue de 767 pesos cubanos, es decir, 30.68 dólares; y solo la canasta básica mensual cuesta 75 dólares (1.800 pesos), según la prensa independiente. De manera que el salario solo cubre el 42,6% de la canasta mínima.

El progreso ascendente que Fidel paró en seco.

El 79,4% de los cubanos, o sea, 8,9 millones de personas en la Isla, tiene hoy menos de 60 años de edad, según la ONEI. Ninguno conoció cómo era la vida en la Cuba de "antes".

En 1958, en Cuba, el salario industrial promedio era de seis dólares diarios, el tercero más alto en América, y el octavo mundialmente detrás de EEUU (16.80), Canadá (11.73), Suecia (8.10), Suiza (8.00), Nueva Zelanda (6.72), Dinamarca (6.46) y Noruega (6.10). El salario agrícola cubano era de tres dólares, el séptimo más alto del mundo, tras el de Canadá (7,18), Nueva Zelanda (6.72), Australia (6.61), EEUU (6.80), Suecia (5.47), y Noruega (4.38). Todos esos datos se encuentran en la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Un obrero industrial cubano "explotado" por la burguesía en 1958 percibía 130 dólares mensuales, equivalentes a 1.128 dólares de hoy. Su nieto "liberado" por el socialismo hoy gana menos de 31 dólares mensuales, haciendo lo mismo. El abuelo ganaba 37 veces más.

Antes de 1959 Cuba se autoabastecía de alimentos, y los exportaba. El consumo de carne de res per cápita superaba los 50 kilogramos, uno de los más altos del mundo y tercero de Latinoamérica luego de Argentina y Uruguay, según la CEPAL y la FAO. La Isla era autosuficiente en producción de leche, frutas tropicales, carne de cerdo, pollo, café, tabaco, viandas, hortalizas y huevos. Era el primer país latinoamericano en consumo de pescado y el tercero en calorías con 2.682 diarias.

Con un vehículo cada 40 habitantes, Cuba tenía el segundo lugar de América Latina en número de automóviles. Era líder latinoamericano y tercero mundial en televisores, con 28 habitantes por receptor, y tenía porcentualmente la mayor longitud de vías férreas en Latinoamérica, con un kilómetro de vía por cada ocho kilómetros cuadrados.

Pero "llegó el Comandante y mandó a parar". A parar el progreso, y eso fue lo que no dijo el estalinista Carlos Puebla con su pegajosa canción. El caudillo, asesorado por el iconoclasta "Che" Guevara, estatizó toda la economía del país y casi el 80% de las tierras cultivables. Se desplomó la producción de todo y se implantó la cartilla de racionamiento de alimentos, aún vigente. Si no hubo hambrunas fue por los subsidios de Moscú. Hoy Cuba produce la mitad de leche que en 1958 (960 millones de litros).

De casi siete millones de cabezas de ganado vacuno en 1958 (una vaca por habitante), ahora hay 3,6 millones de vacunos (tres habitantes por vaca). Antes Cuba importaba el 29% de los alimentos y ahora el 80%. El país exportaba más bienes que los que importaba, y era el de menor mortalidad infantil y el que dedicaba mayor porcentaje del gasto público a la educación en Latinoamérica.

El sector privado levantará a Cuba de sus cenizas.

Obviamente, el protagonista principal del despegue poscastrista será el sector privado. Fueron los "cuentapropistas" europeos de los siglos XVI al XVIII los que "inventaron" la libre empresa moderna que construyó el mundo de hoy. Los "cuentapropistas" cubanos reinventarán el capitalismo con el concurso de las inversiones extranjeras, incluyendo el de los cubanos de la diáspora con su valioso "know-how".

Claro, el Estado poscastrista tendrá que rehabilitar y modernizar la devastada infraestructura: autopistas, ferrocarriles, puertos, aeropuertos, sistemas de telecomunicaciones, alcantarillados, acueductos, correos, etc. Para financiar esas obras deberá privatizar el aparato económico estatal, pedir préstamos en el exterior y endeudarse en una primera etapa. Luego, con el empuje económico, los impuestos deberán cubrir los gastos estatales.

Pero el pollo del arroz con pollo lo pondrá el sector privado, que edificará viviendas, fábricas, centros comerciales, edificios modernos y rascacielos, servicios tecnológicos, restaurantes, hoteles, bancos, medios de comunicación, escuelas, cabarets, salas de cine, teatros, museos, instalaciones deportivas, gasolineras, farmacias, compañías de seguros, etc.

En la Isla hay 556.064 "cuentapropistas" que emplean al 12% de la fuerza de trabajo cubana. Pero por ley no pueden crecer y convertirse en pymes, pequeños negocios y empresas medianas que son las que mueven la economía global. Más del 90% de las empresas a nivel mundial son pymes, según la ONU. Generan entre el 60% y el 70% del empleo total, y el 50% del PIB global. Los países emergentes son los que más pymes tienen y generan el 60% del PIB mundial. Producen más que el llamado Primer Mundo.

Como la dictadura no les permite a los emprendedores expandirse en Cuba, en 2017 sacaron del país 2.390 millones y los invirtieron en el extranjero. Con el país quebrado financieramente, Castro II prefiere que salga de Cuba esa fortuna antes de ver florecer al sector privado. Es uno de los "logros de la revolución".

Las pymes están prohibidas, pero los "cuentapropistas" son el embrión, pues cuentan con un know-how mínimo. Su tarea al frente del renacimiento poscastrista, antes de convertirse en prósperos empresarios, será un homenaje a sus padres y abuelos, calificados de "holgazanes" por Fidel Castro en 1968, cuando suprimió los 57.280 pequeños negocios de la nación.

¿Por fin, cuánto costará reconstruir Cuba? Nadie lo sabe, pero baste un ejemplo: cubrir el déficit de un millón de viviendas, suponiendo un costo de 30.000 dólares cada una, equivale a 30.000 millones de dólares. Y eso son solo los inmuebles. Agréguese las calles, alcantarillados, infraestructuras de electricidad y gas, escuelas, farmacias, parques, centros comerciales, recogida de basura, etc.

Lo que ya está claro es que, a más tiempo de castrismo, más costosa y ardua será la reconstrucción, y que quien levantará a Cuba de sus cenizas será la vilipendiada "mano invisible" de Adam Smith.



A continuació cifras y estadística añadidas por el bloguista de Baracutey Cubano  sobre la base de tablas del libro  El Imperialismo Norteamericano en la Economía de Cuba  del economista marxista  Oscar Pino Santos, quien trabajó hasta casi su muerte  en el Consejo de Estado de la dictadura totalitaria de los Castro en Cuba y que recibió el Premio en Ciencias Sociales en el año ¿2006?  por su obra  de toda la vida. El susodicho  libro fue escrito en 1957, pero fue publicado después del triunfo de la Revolución. Es  notorio que Pino Santos  se calló la boca o se olvidó  de su pluma    para escribir los garrafales disparates  con los que el Castrismo destruyó a la economía cubana y la cultura de trabajo del pueblo cubano. También este bloguista de BC añadirá algunos comentarios relativos al contenido de las tablas. Antes de comenzar con las tablas señalaré que la población  de Cuba en 1957  era de aproximadamente 6 millones de habitantes.

En el libro de  Oscar Pino Santo, fallecido en Cuba y, si mal no recuerdo, uno de los coautores de la primera Ley de Reforma Agraria, ley firmada el 17 de mayo de 1959, podemos ver cosas muy interesante en su Cuadro No. 20 teniendo en cuenta que  las vacas cubanas siguen comiendo yerba y el clima de Cuba  y la fertilidad de la tierra cubana no es muy diferente a los existentes  antes del triunfo de la supuesta Revolución.

El mencionado Cuadro No. 20 muestra el consumo doméstico, producción nacional e importaciones de los principales productos alimenticios en el período 1954-1956 donde se observa que la cantidad y el valor ( en porcientos) del consumo doméstico de producción nacional fueron el 81% y el 71% respectivamente, mientras que la cantidad y el valor del consumo doméstico de importación fueron 19% y 29% respectivamente. En ese cuadro, cuya relación de alimentos bien serviría como ejemplo objetivo de cual era la canasta básica del cubano promedio de aquellos tiempos, se muestran datos interesantísimos como el hecho de que el 98% de la cantidad y el 92% del valor de los productos lácteos consumidos por la población cubana era de producción nacional.

Según el economista y comunista Oscar Pino Santos en su  librito La penetración del Imperialismo norteamericano en la economía cubana, escrito en 1957, el 25 % de los alimentos que consumían los cubanos, siendo Cuba un país agrícola,  eran importados. Lo que no dice ese economista comunista que murió en el 2005 trabajando en el Consejo de Estado es que esaimportación se debía en gran parte no por  ineficiencia económica del país, como ocurre desde hace 53 años,  sino por distintas razones; veamos algunas: 

1) Resultaba mucho más barato comprar, por ejemplo,  el arroz en los EE.UU., en los Estados de la cuenca del Mississipi, que cultivarlos en Cuba; con otros cultivos sucedía lo mismo. Era más barato comprar en EE.UU. la manteca de cerdo, la cual apenas se consume en los EE.UU.pero que era entonces de consumo tradicional en Cuba, que producirla en Cuba o producir aceites vegetales.

2)  En Cuba se intentó  por los años 20s y 30s cultivar trigo, sobre todo en las provincias centrales, pero no dió resultado, luego la harina de trigo, fundamental para hacer panes, galletas, confitería, etc., se tenía que comprar en el exterior cubano  y así otros productos que eran de consumo tradicional del cubano. 

3) Finalmente, los cubanos  estábamos acostumbrados a consumir bacalao de Noruega, tasajo uruguayo (en Cuba estaba prohibida la matanza de ganado caballar),  al igual que la mantequilla holandesa, quesos franceses y suizos, turrones, jamones y vinos  españoles, peras, manzanas, melocotones, albaricoques enlatados de EE.UU., calamares y sardinas españolas, etc. .En resumen:  Los cubanos éramos un poco sibaritas  dentro del alcanze que tenían nuestros bolsillos y nos gustaba darle gusto al paladar, aunque los alimentos y bebidas fueran exóticos. 


Este cuadro No. 20   refleja la canasta básica del pueblo cubano. Observen que la leche y todos los productos lácteos eran más del 90% de producción nacional. Algunos productos se importaban porque era más barato comprarlos en el exterior y traerlos al país que cultivarlos.



Este cuadro muestra que casi había una res por habitante de  Cuba (era uno de los más alto a nivel mundial). Las terneras eran sacrificadas para controlar el precio de la carne.


Los rendimientos mostrados en estos productos agrícolas fueron muy superiores a los que hubo y hay después de la Revolución.  Ese planteamiento   puede  comprobarse consultando y constrastándolos con los que aparecen en el Anuario Estadístico de 1988 (es decir: antes del mal llamado período especial y ¨desmerengamiento¨del campo socialista en Europa del Este), anuario que  es publicado en Cuba por la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN).  En ese anuario se puede observar que los rendimientos  agrícolas y pecuarios del sector privado eran superiores a los del sector del Estado.


El Ingreso Nacional de Cuba  en esos años   muestra que Cuba no era ya un país monoproductor y monoexportador.



Tablas del libro La Economía Cubana en la década del 50 del economista Ismael Zuaznábar, publicado por la   Editorial de Ciencias Sociales, ICL. La Habana 1989


Cuba exportaba arroz.


Cuba exportaba café.



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