viernes, 18 de abril de 2014

Unificación monetaria: ¿Hacia dónde hay que correr?

Por Luis Cino Álvarez.

El  gobierno ya tiene un cronograma para la unificación monetaria, solo que empezó a aplicarlo  bastante mal: el disparo de arrancada sonó, pero la gente no sabe bien hacia dónde hay que correr.

La Nota Oficial,  por su ambigüedad, más que informar, lo que ha hecho es confundir y asustar a la población.

No es para menos.  Con las amargas experiencias  de más de medio siglo de experimentos fallidos, la mayoría de los cubanos se muestra  bastante pesimista. Escucho hablar de devaluaciones -dicen que van a poner el cambio del CUC de 18 a 12 pesos-, de la inflación y el desabastecimiento que vienen, de terapias de choque  y hasta de algo muy parecido a un corralito bancario, a pesar de las garantías oficiales de que no defraudarán la confianza de los que han depositado su dinero en CUC en  los bancos.

La opinión que más se escucha en la calle es que si no  aumentan los salarios  y adecúan los precios, da lo mismo que haya una u otra moneda,  las dos, o cualquier cantidad de ellas, porque aunque devalúen el CUC o devuelvan un poco de valor al peso cubano,  el dinero vale lo que puedas comprar con él.

La gente en la calle no sabe si se quedará como moneda única el CUP o el CUC; si por ejemplo, su salario mensual -que se supone no aumentará si no aumenta la productividad- será 19 CUC o 456 CUP, que igual no alcanzan para malcomer una semana; si cuando vaya a la tienda a comprar un litro de aceite tendrá que pagar 2.40 CUC como hasta ahora,  o 56. 60 CUP.

Si  el CUP será la moneda única, habrá que saber si se podrá entrar a las tiendas, a las que no dejan pasar con bolsos -se presume que todos somos ladrones- con un saco lleno de billetes  para poder pagar la fortuna que costará cualquier cosa.

Respecto a pagar con la tarjeta magnética, lo más probable es que los empleados de la tienda, cuando comprendan que no tienen “búsqueda”, te traben con el pretexto de que no hay conexión o cualquier otro, para forzarte a pagar en efectivo. Si no compras, a ellos plín: así trabajan  menos.

Supongo que el gobierno ya debe tener el modo de responder las muchas preguntas que se hace la población, porque lo que se comenta en la calle, donde ya casi nadie espera algo bueno de “esta gente”, es como para preocuparse.

Paradójicamente, los que más debían preocupar al régimen son los que con la misma fe que rezan y ponen vela a los santos, se han creado demasiadas expectativas con la unificación monetaria y piensan  que cuando haya una sola moneda, se empezarán a solucionar automáticamente  los problemas económicos del país.

¿Qué harían si en vez de mejorar, empeora la situación, como es muy probable que ocurra, al menos en los primeros tiempos? ¿Calmará su decepción que les hablen de equilibrios fiscales?

El régimen, al iniciar el proceso de unificación monetaria, chapuceramente, con subterfugios, sin aclarar hacia dónde va y por cuál camino, se ha metido, sin ser buen nadador,  en aguas turbulentas y en las que no da pie.

De momento, al paso que van,  lo que conseguirán con estas medidas mal aplicadas y peor explicadas, será echar una sola moneda en un bolsillo que  olvidaron remendar.  Pero tal vez eso no preocupe demasiado al gobierno. Quizás le interese más, ahora que hay tantos que trabajan al margen del Estado,  recuperar  el control económico sobre la población. Eso, y simplificarle a los economistas los cálculos del desastre.

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