domingo, 14 de junio de 2015

Cuba: ¿en camino a la prosperidad?

Por León Padrón Azcuy.

Tras este larguísimo período de involución, primero bajo el fidelismo, al que siguió el raulismo, la mayoría de los cubanos se preguntan si algún día será posible transitar de la miseria a la prosperidad. Es por eso que ahora buscan respuestas de alivio para calmar el desespero que los invade. En tanto, las esperanzas e ilusiones se diluyen entre la supervivencia, el dolor y el miedo.

Como consecuencia del desconocimiento de su papel como ser humano dentro de la sociedad cubana, se paralizaron en el tiempo al permitir que su preexistencia se supeditara al ritmo de la idiotez, confundiendo lo grato con lo deshonesto, la mentira con la verdad, la soberanía con la libertad. Y creyendo ciegamente en un discurso nacionalista, cuya falacia independentista, sus consignas adormecedoras de patria o muerte, con el tiempo se han disipado.

En medio de este engaño que perdura hasta hoy, la inquietud se refleja más dentro del sector que va de la juventud a la madurez, víctima del fraudulento experimento de ingeniería social que los concibió como arcilla del “hombre nuevo”. Un sistema de adoctrinamiento que roza los límites del fundamentalismo, donde Fidel Castro era el “sabelotodo” que pretendió arreglar los males, despojando a los cubanos de todas sus libertades.

En consecuencia, la frustración pulula dentro de muchos cubanos tras la cooperación con el régimen, ya que el pago recibido por tanta fidelidad ha sido en vano. A estas alturas, saben de buena tinta haberse identificado con un depredador de las libertades, que irónicamente achaca todos los desbarajustes mundiales, incluyendo los suyos propios, a las sociedades abiertas y democráticas.

Por suerte el desarrollo mundial alcanzado, junto a las tecnologías avanzadas y las mentes abiertas de un reducido grupo de demócratas de hoy en día, parecen brindar esperanzas para el cese final de esta pesadilla.

No hay que olvidar los ejemplos de Túnez, Egipto, Libia, Yemen, y el más cercano: Honduras, que aunque pertenecientes a diferentes zonas geográficas e idiosincrasia, sufrían males similares.

En resumen, nadie desea una situación anárquica en Cuba. Las transformaciones deberán ser graduales y pacíficas, y deben transitar por un proceso de reconciliación y perdón, olvidando las afrentas del pasado, en aras de elegir por voluntad propia, libre y secreta, bajo supervisión internacional, un sistema de gobierno que ofrezca garantías para el recomienzo de una Cuba, que, enrumbe su destino a planos superiores a los que se encontraba antes del 59.

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