jueves, 10 de septiembre de 2020

Esos días en los que Cuba comenzó a vivir bajo el terror.

Por Tania Díaz Castro.

El 1ro de enero de 1959 fue un día fuera de lo común. Posiblemente el día más extraño que experimentara la Isla cubana desde que llegaron los siboneyes americanos.

Amanecía y los cubanos de La Habana no sabían qué hacer, no sabían qué pensar, si alegrarse con los comentarios callejeros y de la radio, o preocuparse mucho más.

Todos se hacían la misma pregunta: ¿Será verdad que el dictador Fulgencio Batista había huido de madrugada y que un joven desconocido ocuparía la presidencia, sin elecciones de ningún tipo?

De pronto, sin nadie esperarlo, Fidel Castro llegó a La Habana y dijo: “Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad al poder”.

No todos lo entendieron. Recordemos que fue el hombre que dirigió el ataque al Cuartel Moncada, y que disfrazados de sargentos, de madrugada, asesinaron a decenas de militares santiagueros semidormidos. Además, ¿no había triunfado ya la Revolución de Martí y de Maceo y Cuba era un país soberano? ¿Quién era entonces realmente ese joven violento, y cuáles serían sus intenciones para gobernar?

Otro de los actos terroristas a recordar fue el ataque al Palacio Presidencial, en abril de 1957, hecho en el que murieron jóvenes militares inocentes que custodiaban el edificio.

A inicios de 1959, caída la dictadura, se supo que en Oriente, por orden de Raúl Castro, se fusilaron con juicios rápidos y sumarísimos a alrededor de cien personas, entre civiles y militares, vinculados al régimen de Batista; y que se continuaban produciéndose enfrentamientos entre las fuerzas de la dictadura depuesta y los grupos de guerrilleros, a pesar de que el Comandante Camilo Cienfuegos ordenó la integración del Ejército con la guerrilla rebelde.

Basta recordar los acontecimientos que tuvieron lugar a partir de entonces para darse cuenta que Cuba comenzó a vivir bajo el terror del régimen de Fidel y Raúl Castro desde los primeros días:

El 10 de enero de ese primer año se modificó la Constitución de 1940 para legalizar la pena de muerte.

Días después Fidel Castro habló frente al Palacio Presidencial en apoyo a los juicios y ejecuciones del Che Guevara y su hermano Raúl; y un público compuesto por varios cientos de personas, inconscientes y enardecidas, lo aprobó. Fusilaron al militar Sosa Bravo en una especie de Circo Romano, y más tarde al comandante revolucionario William Morgan.

En junio, de nuevo ante su público, Fidel calificó de traidores y contrarrevolucionarios a quienes citicaban las medidas fundamentales del nuevo gobierno.

¿Se refería a los que pensaban distinto, a los que se oponían a la barbarie? Comenzaron entonces a explotar las primeras bombas en La Habana, por lo que se establecieron los tribunales revolucionarios, destinados a conocer los delitos contra la Seguridad del Estado y a aplicar la pena de muerte a quienes los cometieran.

El 8 de agosto de ese año fueron detenidas más de mil personas, en su mayoría ganaderos, a los que se pretendió vincular con el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.

El 16 de octubre Raúl Casto fue nombrado jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y fue apresado además el comandante Huber Matos, y sentenciado a fusilamiento. Ese día desapareció el comandante Camilo Cienfuegos.

El 15 de diciembre del mismo año fusilaron a numerosos activistas contrarrevolucionarios, un total de 553 en pocos días.

Ahora bien, aunque han pasado 60 años, la sociedad cubana continúa expuesta cada día a la prisión, aunque se trate de disidentes, opositores pacíficos o trabajadores que, en el menor de los casos, sufren el decomiso de sus bienes materiales producto de su trabajo, confiscaciones de sus medios de transporte, e incluso de sus propias viviendas; hombres y mujeres tratan de sobrevivir bajo una grave situación económica que se ha mantenido por todos estos años.

Y ya para terminar destaquemos los resultados de Archivo Cuba, radicado en el exilio cubano de Estados Unidos, y cuyo principal investigador ha sido el doctor Armando Lago, graduado de la Universidad de Harvard.

El resultado de ese estudio, realizado durante años, arrojó cifras impactantes sobre el terror que Cuba ha vivido a lo largo de sesenta años, el costo en vidas de una revolución que se dice humanista:

  • 5 725 ejecuciones extrajudiciales, analizadas a través de 41 695 casos documentados.
  • 1 206 fallecimientos en prisión.
  • 77 879 balseros muertos en su empeño por llegar a Estados Unidos, y 1 956 desconocidos, sin nombres ni apellidos.

Sin embargo, en 2003 fue otro hecho el que estremeció a la sociedad cubana: se fusilaron tres jóvenes negros por intentar secuestrar una embarcación civil para salir de Cuba.

Tras un juicio sumario, Raúl Castro dijo que se trataba “de un escarmiento”, algo que se entiende como corregir con rigor al que ha errado para que se enmiende en la otra vida.

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