sábado, 31 de agosto de 2019

Miseria y poder en Cuba.

Por Alfredo Triff.

Nuestra historia comienza en 1958, último año de la República. Año en que Cuba ocupaba, con respecto al resto de la América Latina:
  • 5to lugar en ingresos per cápita, 
  • 8vo lugar en salario industrial más alto, 
  • 3er lugar en expectativa de vida y el 1ro en tasa de mortalidad más baja, 
  • 3er lugar en número de médicos per cápita, 
  • 4to lugar en propiedad de teléfonos per cápita, 
  • 1er lugar en número de televisores per cápita, 
  • 3er lugar en número de automóviles per cápita, 
  • 1er lugar en educación (en relación a su PIB), 
  • 4to lugar en la tasa de alfabetización, 
  • 1er lugar en consumo de carnes, frutas y verduras per cápita, 
  • 2do lugar en medios de comunicaciones con 58 periódicos y 126 revistas semanales. 
Cuba tenía 13 universidades, 21 institutos de segunda enseñanza, 19 escuelas normales para maestros, 22 escuelas técnicas industriales y 6 escuelas de periodismo y publicidad.[i]
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Radiografía de un chivato.

Por Ramón Fernández Larrea.

Contrario a lo que se piensa, no todo el mundo puede ser un chivato...

El chivato es un ser especial. No es como Platero, pequeño, peludo, suave, que se diría de algodón. El chivato es más correoso, más muscular, más arenoso y visceral, tiene muchas caras y máscaras, y ese veneno viaja en su interior, aunque se puede notar el brillo en sus ojos y un gesto de insana alegría en la comisura de los labios, casi un rictus de triunfo, cuando logra su objetivo.

El chivato habita en las sombras, pero le gusta la luz para desviar sospechas. Nace de la envidia, del odio  y de una profunda insatisfacción personal, que, unidas a una falsa autovaloración hacen del chivato el puñal que destroza vidas y carreras. Él lo sabe y le gusta, desata su adrenalina sabiendo que hunde al prójimo, pero lo disfraza con un barniz de buenas intenciones. “Lo hice para salvarlo”, dirá, “estoy defendiendo al país”, pensará.

En todas las épocas y países han existido chivatos. Algunos son chivatos oficiales, que trabajan en organismos creados para premiar su vocación de vigilantes y delatores. Son policías. Pero hay países y épocas donde se les estimula y premia; aunque el chivato original, el chivato puro, no quiere premios ni reconocimientos, porque un reconocimiento significa sacarlo de su sombra, y el chivato prefiere viajar en la penumbra. Su premio, en cambio, no viene de la mano de nadie; su premio es ver el resultado de su delación: cómo se quiebra la otra persona, cómo se hunde, cómo arden las cosas que el chivato envidiaba.

El chivato descubre su vocación desde muy temprano. Es el niño que comprende que puede obtener ventajas al delatar a otros: a su madre, a sus hermanos, a sus amiguitos, a su padre. Hay chivatos precoces que han logrado, siendo niños, convertirse en huérfanos por una delación.

Y en la escuela confirman que el acto de estar atentos y vigilantes, y poder luego denunciar a quienes les rodean, ofrece ventajas sobre el resto, aunque lo cometan anónimamente. Comienza a tan temprana edad a sentir que su misión es importante, que gracias a su vocación se resuelven las cosas, y, sobre todo, que el acto de delatar logrará salvarlo de todos los aprietos en que lo pondrá la vida. Ser chivato es humano, pero alentarlo es inhumano, porque el chivato es en sí mismo la peor de las bajezas.

Antes de 1959 le pagaban a los chivatos la suma de 33 pesos con 33 centavos, por lo que la población comenzó a llamarles de ese modo: 33.33. Pero con la entrada de Fidel Castro a La Habana la chivatería se hizo oficial. Se agradecía porque hicieron creer que era una forma de justicia para terminar con todo lo malo del régimen anterior.

Y entonces llegó un tiempo de gloria para todos los chivatos cuando se fundaron los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), que los organizó y les dio vía libre para ser felices vigilando a los vecinos, metiéndose en sus vidas, comprobando sus horarios, sus hábitos. Y el de enfrente sabía qué comía el de al lado y el de la esquina, dónde trabaja, o si no lo hacía; qué comía esa familia, quién recibía cartas de quiénes y desde dónde. Y todo el mundo comenzó a vigilar a todo el mundo, que es la esencia de cualquier estado policial que se respete.

Los jenízaros tenían garantizado el control a muy bajo costo. Disfrazaron la solidaridad humana con la vigilancia, la fraternidad con la imperante necesidad de saberle a los demás que mueve al chivato, y el régimen completo fue degradándose hasta caer en una bajeza que complació al inventor mayor, Fidel Castro, un sociópata que odiaba a cualquier ser humano que no fuera él mismo.

Y el chivato fue elevado a las alturas porque le dijeron que la delación era lo más importante de la revolución, y le dieron diplomas y medallas, y entonces se sintió un héroe, mimado, reconocido y aplaudido. Y, por supuesto, ser chivato se convirtió en una carrera, un oficio que te daba ventaja sobre otros, y hubo hasta chivatos que no eran esencialmente chivatos vocacionales, pero que lo ejercieron para sobrevivir.

Y por ahí andan ahora, mirando por encima del hombro, porque todo chivato arrastra su reguero de sangre, y las almas ajenas que rompió con su lengua, pero se asustó al darse cuenta que había competencia, mucha competencia, y que ese sistema del que creía ser un heroico guardián, le había puesto a todo el mundo un techo de vidrio.
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viernes, 30 de agosto de 2019

Estampida migratoria no se detiene en Cuba.

Por Iván García.

Estampida migratoria no se detiene en Cuba

Cuando amanece, la silueta de hormigón con amplios ventanales de cristal de la Embajada de Estados Unidos en La Habana es la primera imagen que divisa Pastor, un oficial jubilado de la policía especializada, que ahora se gana la vida trabajando como custodio en una cafetería privada ubicada a pocos metros de la sede diplomática.

Todas las madrugadas, luego de tomarse un buche de café fuerte y con mucha azúcar, Pastor se conecta a internet un par de horas con su teléfono móvil, para chatear por WhatsApp con su hijo, quien junto a su nuera y un nieto de cuatro años se encuentran atascados en el Estado de Tamaulipas, México, en la extensa frontera que bordea a Texas.

Desde hace dos años no hay colas en los alrededores de la embajada para realizar trámites migratorios debido a una presunta afectación a la salud de 27 diplomáticos estadounidenses. Varias cafeterías y restaurantes privados tuvieron que cerrar por falta de clientes. Decenas de personas que alquilaban habitaciones o prestaban servicios jurídicos descolgaron los anuncios.
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miércoles, 28 de agosto de 2019

El elíxir de la Revolución cubana.

Por Héctor Antón.

El alcohol y la Revolución cubana

«En la década del sesenta los jóvenes no tomábamos en las fiestas. Yo viví esa época. Se le echaba ron al agua y se elaboraba el famoso “ponche”. Con eso bailábamos y nos divertíamos la noche entera hasta el amanecer. La juventud no estaba alcoholizada. El rock and roll y la moda llenaban nuestras vidas. Ser hippie no significada ser un adicto. La enajenación era de cierto modo contracultural».

Esto me contaba el memorioso Jesús del Pino Machín, ingeniero melómano, cuando le comenté mi interés en sugerir una historia del alcoholismo en Cuba. Ese vicio que golpea sin derribar a la sociedad isleña. Esa tabla de salvación para flotar en tierra firme. Jesús del Pino me hablaba de sus hijos ansiosos por largarse a dónde fuera, de los nuevos tiempos, del reguetón.
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lunes, 26 de agosto de 2019

Nuevos (y viejos) enemigos del régimen cubano.

Por Iván García.

Nuevos (y viejos) enemigos del régimen cubano

Escribir una cuartilla juzgando de dictadura a la anacrónica revolución cubana, pudiera servir como prueba testimonial en un juicio sumario para sancionar con veinte años o más de cárcel a cualquier periodista independiente.

Eso se sabe. Está legislado. El régimen decadente que dirige Raúl Castro junto con su mascarón de proa Miguel Díaz-Canel tiene en su lista negra de enemigos de la patria a los informadores por cuenta propia.

En esa lista, años atrás, se incluyeron a guerrilleros que se alzaron contra Fidel Castro, al dueño de una zapatería o simplemente a un tipo bohemio que le gustaba a los Beatles.

Sesenta años después, la lista negra se ha renovado. Intelectuales críticos, emprendedores privados, administradores de redes digitales callejeras y hasta humoristas son tipos sospechosos en esta versión 2.0 de la autocracia cubana.
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viernes, 23 de agosto de 2019

¿Saben en Cuba quién fue Reinaldo Arenas?

Por Ana León y Augusto César San Martín.


El 7 de diciembre de 1990, en un apartamento de New York, un hombre enfermo de SIDA puso fin a su vida dejando un memorable epitafio: “Cuba será libre un día. Yo ya lo soy”. Su nombre era Reinaldo Arenas, y aunque hoy su identidad es penosamente ignorada por casi todos los cubanos, aquel campesino pobre de Holguín, que peleó en la Sierra Maestra y estudió Contabilidad Agrícola para servir a la Revolución, saltó a la inmortalidad como figura cimera del boom literario latinoamericano.

A propósito de su aniversario luctuoso, CubaNet se dedicó a averiguar cuán desconocida es la obra de Reinaldo Arenas entre sus coterráneos; solo para constatar que si algo sabe hacer el sistema político cubano, es enterrar a los irreverentes.

El olvido ha sido lapidario hasta en la carrera de Filología de la Universidad de La Habana, cuyo plan de estudios excluye a la denominada “Generación del Mariel”, en la cual no solo figura el propio Arenas, sino otros importantes escritores e intelectuales como Juan Abreu, Carlos Victoria, Miguel Correa, Roberto Valero y Reinaldo García Ramos. Todos sufrieron el acoso y la marginación por parte del régimen cubano; todos asumieron -dentro y fuera de la Isla- una postura crítica y de confrontación ante aquella revolución declarada humanista que, desde la misma década de 1960, torció el rumbo hacia una dictadura de corte estalinista.

Reinaldo Arenas fue el epicentro de aquel grupo de “escritores malditos” que hallaron resistencia también en la otra orilla, donde había espacio para el anticastrismo; pero no para una literatura personalísima, en la cual se configuraba un nuevo arquetipo emergido de una minoría social: el sujeto gay. La sexualidad tórrida y heterodoxa, tan recurrente en la narrativa de Reinaldo Arenas, resultó un asunto demasiado escandaloso para lo que entonces se consideraba como “buena literatura”.

Expulsado de su tierra natal, rechazado en el exilio, víctima del VIH cuando se creía que el virus era una enfermedad privativa de los homosexuales, la vida del escritor estuvo signada por la controversia y la tragedia hasta el último instante. Su vitalidad y pasión por el riesgo; su estirpe de libertino incorregible; su genio literario y esa profunda sensibilidad templada en la angustia del destierro, inspiraron al director estadounidense Julian Schnabel a llevar al cine su autobiografía, titulada Antes que anochezca (2000).

Dicha mirada cinematográfica es, probablemente, el único referente que algunos cubanos -muy escasos- poseen sobre quien fuera ícono de una generación. El rencor sibilino del gobierno cubano, la censura y la voluntad, expresada por Reinaldo Arenas en su testamento, de que ninguna de sus obras  publicada en Cuba, han contribuido a agrandar un vacío cultural y de información que se extiende hasta la Academia.

A juzgar por las dos entrevistas que dieron frutos, hay que ser homosexual y/o de mediana edad para saber quién fue Reinaldo Arenas; circunstancia que lo afirma como producto cultural de un segmento social específico, aún en detrimento de la literatura cubana en su sentido más amplio. El resto de los entrevistados no conoce su obra ni le interesa; como tampoco pueden nombrar otro escritor que no sea José Martí.

Lo peor, al cabo de tantos años de censura, miedo y desinformación, es la mentira. Muchos cubanos cada día saben menos, pero se niegan a reconocerlo y prefieren decir cualquier dislate. A pesar de que la obra de Reinaldo Arenas lleva 50 años proscrita de la Isla, una estudiante universitaria aseguró a CubaNet haber visto una novela suya en una librería.

Es un fenómeno repulsivo e incomprensible; pero si de algo no hay duda es de que la Alma Mater está rodeada por la misma ignorancia que comúnmente se adjudica a los residentes en los barrios de intramuros.

El año 2017 marca el cincuentenario de la publicación de Celestino antes del alba, la primera y única novela de Reinaldo Arenas que vio la luz en Cuba. Ni una sola mención se ha hecho sobre este particular en el país de las conmemoraciones. Reinaldo Arenas, junto a Lidia Cabrera, Severo Sarduy, Lino Novás Calvo y otros, continúan en el aletargado desconocimiento que emana de una realidad irreversible, donde cada fragmento removido de Cuba murió para las nuevas generaciones.

Zoeños de la Razón: Reinaldo Arenas.
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Negrero hollywoodiense.

Por Zoé Valdés.

Hace unos días, conversando con mi admirada Miriam Gómez, viuda de Guillermo Cabrera Infante, ella sacó a colación la extraordinaria novela del insigne escritor cubano de origen gallego Lino Novás Calvo titulada "Pedro Blanco, el Negrero", reeditada por Tusquets bajo el título de "El Negrero", y además comentó lo actual que era esa obra con todo esto tan espantoso del Open Arms. Yo había pensado lo mismo, pero a Miriam Gómez no hay quien le ponga un pie delante, ella siempre se adelanta en todo.

La novela fue muy leída en Cuba en su momento, los cincuenta y hasta los sesenta. Pues Lino Novás Calvo vivió en Cuba y era considerado un cubano más, como la mayoría de los gallegos y demás españoles que llegaron a la isla buscando tiempos mejores y los bienlograron ampliamente, sin que nadie les reprochara venir de donde vinieran, como ha sido el caso recientemente de un sujeto que ha señalado la condición de inmigrante de una y de exiliada de la otra (aunque nació en España, pero es hija de exiliados), me refiero a un ataque contra Cayetana Álvarez de Toledo y contra Rocío Monasterio en Twitter, y como me han reprochado a mí también cuando escribo mis impresiones sobre España y Francia, mis dos países de naturalización y ciudadanía. Además, Cuba había sido también España, lo que olvidamos con frecuencia.

La novela, reitero, fue muy leída y recomendada. Pese a que siempre se menciona la recomendación y el comentario de Alejo Carpentier, el escritor cubano nacido en Suiza, a quien más oí aconsejar su lectura fue a mi amigo y maestro Guillermo Cabrera Infante, no sólo mediante conversaciones y artículos, si mal no recuerdo el prólogo de una de sus numerosas ediciones corresponde a su pluma.

Lino Novás Calvo vivió y escribió muy feliz en Cuba hasta que llegaron los comunistas, con Fidel Castro a la cabeza, después debió exiliarse, al igual que una gran cantidad de cubanos, y terminó sus días en Nueva York. "Maneras de contar" fue, al parecer, el libro detonador, el que no gustó a Fidel Castro, porque narraba, con esa naturalidad tan cubana y gallega, las maneras de desenvolverse, de se débrouiller de los cubanos de a pie. Otro de mis maestros narrativos es Lino Novás Calvo, a él le debo el ritmo y la observación, además de un sentido festivo de la memoria. El realismo sucio histórico lo inventó él, yo sólo lo traté de imitar a mi modo y con mi lenguaje.

A través de Twitter he recomendado al activista (llamémoslo así por amabilidad) Óscar Camps, el negrero hollywoodiense de moda (es lo más adecuado), su lectura. También lo he hecho con el presidente español, Pedro Sánchez Castejón. Ojalá la lean ambos, al derecho y al revés. España lo necesita. Europa más que nunca.

Si Pedro Blanco Fernández de Trava, auténtico protagonistas de "aventuras verídicas" (cito a  el suizo), se lo pensó bastante antes de establecerse en África e iniciar su negocio de trata humana y esclava ya hace muchísimo tiempo, imaginen lo que debieran pensárselo los que ahora con poder y mediante el glamour de la Meca del cine y de la otra Meca, la real, exenta esta sí de todo tipo de encanto, debieran hacerlo y recapacitarlo paso a paso.

Les diré por qué: porque no se trata de inmigrantes, sino de invasores. Porque mienten ellos y los que los traen, no son menores de edad ni están enfermos ni desnutridos; y lo que es peor, se está permitiendo la entrada de verdaderas raleas de batallones de fanáticos y criminales con un plan muy preciso: el de la destrucción de Occidente y su cultura, libre y plena.

Todo esto no es más que un teatro nefasto, muy bien pagado por las mafias que nada tienen que ver con ONG, y propulsado este esperpéntico espectáculo por el poder político de la izquierda, que no sólo ha perdido el norte desde hace mucho tiempo, le ha dado también, como a los cubanos hace más de sesenta años, por el suicidio colectivo, sin el consentimiento de los que no estamos ni nunca estaremos de acuerdo con este nuevo tipo de fracaso y desmoronamiento masivo de nuestros valores.
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Los cien años de Benny Moré.

Por Tania Quintero.

Los cien años de Benny Moré

Bartolomé Maximiliano Moré Gutiérrez, más conocido por Benny Moré, físicamente no estará presente para celebrar el centenario de su natalicio, el 24 de agosto de 2019. Pero en Cuba y en varios países recordarán al músico más querido y respetado por los cubanos, por los de adentro y los de afuera, al margen de su posición política, su ideología y sus gustos musicales.

Los cubanos todos recordaremos al cantante de voz inigualable, al director de una orquesta, la Banda Gigante, que puso a bailar y divertirse a la gente de su isla, y también a mexicanos, colombianos, peruanos y venezolanos, entre otros ciudadanos del continente. Al compositor autodidacta que escribió más de 200 canciones. Al hombre cuyos defectos no opacaron su sencillez y humildad y que se fue demasiado pronto, el 19 de febrero de 1963, a los 44 años. La mayor parte de las celebraciones tendrán lugar en Santa Isabel de las Lajas, su pueblo natal, actualmente un municipio de la provincia de Cienfuegos, a 235 kilómetros al sureste de La Habana.
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miércoles, 21 de agosto de 2019

“La Habana es una vieja con colorete”.

Por María Fernanda Muñoz.

El edificio que sufrió un derrumbe en La Habana y ahora el régimen no quiere darle nuevas casas a los afectados / Foto: Diario de Cuba
El edificio que sufrió un derrumbe en La Habana y ahora el régimen no quiere darle nuevas casas a los afectados.

Lo que atrae a cientos de turistas. La “decadencia”, la sensación de estar “congelados en el tiempo”, la nostalgia de épocas pasadas, es una realidad con la que día a día los cubanos no solo en La Habana, sino en distintas provincias, deben pasar sin sentirse a gusto con ello.

Un artículo publicado en el medio estatal Juventud Rebelde, recoge el malestar de habitantes de un edificio -no identificado- al que, como tantos otros en La Habana, se le echa una pintura en el mejor de los casos y cuya recuperación queda a medias.
«Empezamos temprano, a las ocho de la mañana», dijeron. Eran casi las 11 y no habían comenzado. «Sí, claro, nos encargamos también de reparar», aseguraron, y todavía el muro lateral del balcón está a punto de caer.
«Pintamos la fachada y los laterales, y las ventanas y las puertas», afirmaron, y además de que es más lo que falta que lo que ya está listo, sobrecoge ver las capas de pintura encima de la vetusta, sin raspar antes, sin lijar, sin preparar la superficie, comenta.
Quienes deciden que no se le haga eso a sus espacios, son apuntados como responsables de que el edificio no quede “embellecido”, como si así fuese a quedar luego de las labores de las brigadas de mantenimiento.

Vista de La Habana Vieja
Vista de La Habana Vieja.

Pero como manifiesta el más antiguo de los habitantes del inmueble, citado en el artículo: «La Habana es, hace mucho tiempo, una vieja con colorete. Unas cuantas manos de pintura y nada más»

El artículo agrega, que aun cuando en diferentes ocasiones se ha tenido el presupuesto, el equipo y la disposición inicial para ejecutar obras de recuperación, terminan quedando a terminar o sirviendo solo para el día de la recuperación.

“Las buenas intenciones, el buen gusto, el valor de lo trabajado y la complacencia de los habitantes y visitantes se pueden trastocar en nostalgia, suspiros y esperanza, si las cosas se hicieron a la ligera. Pongámosle amor a lo que lo necesita”.
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martes, 13 de agosto de 2019

Cronología de perversos.

Por Pedro Manuel González Reinoso.

No se comprueba la fatalidad de los pisos 13, ni si en verdad hubo muy sangrientos martes o viernes homónimos para maldecir, o que las 13 cábalas del infortunio arrecien a propósito de los 13 fantasmas sueltos en Hollywood.

La combinación natural de impares guarismos suele simular superchería. Pero, si miramos bien, tres escaques después de la decena y uno de la docena resultan singular potenciación.

En Cuba, el 13 de marzo de 1957 se frustraron veintiséis jóvenes vidas en tres acciones previstas por el Directorio Revolucionario para derrocar a la dictadura batistiana. En 1961 se contrajo ese movimiento al sumarse el rojinegro M-26-7, más el polémico Partido Socialista Popular. La simbiosis del trío ya se conoce.

El 13 de marzo de 1963 transcurrió la primera noche (post-re-volú) de las antorchas, que acabó con las reservas caseras de soga, palos, estopa y petróleo para alumbrarnos en los mil apagones (“por-venir”).

El 13 de mayo de 2004 la anciana termoeléctrica Antonio Guiteras dijo “Hasta aquí llegué”, y colapsó.
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domingo, 11 de agosto de 2019

Yo me fui.

Por Andrés Reynaldo.

Digámosle de una manera operativa el Síndrome de Yo Me Quedo. (Invito al culto lector a encontrar una prestigiosa denominación clásica.) Se observa, en mayor o menor medida, en funcionarios, intelectuales, bailarines y hasta reguetoneros y clérigos cubanos que descalifican toda crítica exterior amparados en un principio de localidad: ellos se quedaron y nosotros nos fuimos.

El más reciente caso es el viceministro de Cultura, Fernando Rojas. A Rojas le han caído arriba en las redes después de que se conocieran unas fotos de su hija en viaje por EEUU . ¿Alcanza para tanto el sueldo de viceministro? ¿Se costeó el viaje con dinero ganado en el spa de su esposa? Son preguntas válidas para unos dirigentes que, lejos de rendir cuentas al ciudadano, le han impuesto 60 años de miseria.

En su primera línea de defensa, Rojas acusó de estalinista a uno de los críticos. Sin duda, algo inédito en el arsenal de insultos del oficialismo. Como ya se ha comentado, esta gente terminará lanzando sobre sus detractores el nefasto calificativo de castrista. De hecho, no sabemos el impacto que semejante acusación pueda acarrearle a Rojas, considerada la admiración por Stalin en la cúpula de la dictadura.

Todos recuerdan la canción de Pablito Milanés. Estábamos en 1980, el año del éxodo del Mariel. Más de 125.000 marielitos cruzamos el Estrecho de la Florida. Millones se quedaron con la ilusión de subirse a un bote. Fidel mostraba, otra vez, su peor rostro. Golpizas en plena calle, humillaciones, detenciones, familias divididas, homosexuales desterrados a la fuerza, el desatado poder de las turbas. Pero Pablito cantaba "Yo me quedo".

Por esas fechas, Silvio Rodríguez compuso "Pequeña serenata diurna". Otro de sus hitos: letra y música de indudable lirismo al servicio de la opresión. Imagino a Pablito y Silvio saliendo de los mitines de repudio contra el cantautor Mike Pourcel y ponerse a la tarea de lavar los platos sucios del dictador. Pablito: "Ya no quiero hablarte de esas cosas,/ más dignas, más hermosas,/ con esas yo me quedo". Silvio: "Vivo en un país libre,/ cual solamente puede ser libre/ en esta tierra, en este instante/ y soy feliz porque soy gigante".

Quedarse en contra de la dictadura es heroico, si no suicida. Trágico es quedarse al margen. Pero quedarse con la dictadura exige una deliberada supresión de la conciencia. Se comprende entonces la irritación de Rojas y otros beneficiados del castrismo. Sus privilegios, su poder, son proporcionales al grado de responsabilidad en la catástrofe nacional, bien por acción, bien por omisión. Nada más irritante para una conciencia deliberadamente suprimida que exponerla ante sus consecuencias.

Esta supresión de la conciencia afecta a todos aquellos que no se rebelan abiertamente. Sea el cederista capaz de delatar a sus vecinos o el gusano que observa impávido la paliza a las Damas de Blanco. Coincido con Alfredo Triff (Hypermedia Magazine, marzo 2018) en que ese comportamiento social, esa exterioridad espontánea o fingida, bajo coacción o por consenso, es el combustible que mantiene viva a la dictadura.

Para escritores y artistas, los términos de este sórdido contrato social se hacen más evidentes. Al creador rebelde: persecución, ostracismo, cárcel, exilio. Su renuencia a suprimir su conciencia es un escándalo que exige un permanente tratamiento policial.

Al creador oficialista, ya sabemos. Se le promueve adentro y afuera. Se le convoca para apoyar fusilamientos y condenar el embargo. Se le da una jabita para paliar la escasez. Como Pablito entonces y Silvio todavía, es el fiel propagandista de la conciencia suprimida.

Una coyuntural ficción de la dictadura es el espacio concedido al creador que se autodefine como independiente, heterodoxo, apolítico. Pintores, novelistas, músicos que salen, entran y avanzan, desde una pretendida neutralidad, la versión castrista de la reconciliación nacional, los sufrimientos del pueblo debidos a la política norteamericana y una sola cultura sin reflexión sobre el pasado ni condena del presente.

Hay quien dice que a este creador se le permite jugar con la cadena pero no con el mono. Ahí discrepo: en Cuba solo se puede jugar con la cadena bajo la estricta dirección del mono. La conciencia suprimida también necesita una máscara.

Aquel que se va, aquellos que de verdad nos fuimos, rompimos ese contrato. No es que un inverso principio de localidad nos otorgue una autoridad moral. Simplemente nos permite llamar a las cosas por su nombre. Sin violentar nuestra conciencia. Sí, tiene que ser muy irritante.




Pablo Milanés: Yo me quedo.


Silvio Rodríguez - Pequeña serenata diurna.
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sábado, 10 de agosto de 2019

viernes, 9 de agosto de 2019

Inflación en Cuba pone en riesgo la unificación monetaria.

Por María Fernanda Muñoz.

Los cubanos opinan sobre la unificación de la moneda | archivo

El reconocido economista Carmelo Mesa-Lago, indicó que un incremento en la inflación cubana, podría poner en riesgo la esperada y a la vez temida unificación monetaria.

El catedrático indicó además que la medida de tope de preciosa instaurada por el castrismo es “inefectiva”, lo que podría agravar aún más la crisis en la Isla comunista, detalla Diario de Cuba.
«Cuando el Gobierno intenta fijar los precios o imponerles un tope, la gente recurre a múltiples alternativas: esconder la producción y desviarla al sector informal (mercado negro), usar el trueque, incrementar el consumo personal o, si se trata de alimentos, engordar el ganado, etcétera».
Estimó que la única forma de que esta medida pueda ser efectiva, es que en Cuba se incremente la producción de productos, algo que a su juicio no pasará.
«Es virtualmente imposible, particularmente en los alimentos. En 2019, el Gobierno aumentó el salario nominal del sector estatal en un 49%, lo cual expandirá la demanda y alimentará la inflación. Las estadísticas oficiales de Cuba dan una tasa muy baja de inflación (incluso deflación en algunos años), pero ello se debe a que en el cálculo se usan solo los gastos en CUP (pesos cubanos), pero no en CUC (pesos convertibles), por lo que subestima la inflación», explicó.
A eso hay que sumarle la crítica escasez de alimentos. La producción alimentaria en Cuba viene en decadencia desde el año 2009, y a juicio del Mesa-Lago “es imposible que pueda aumentarse a corto plazo”.
“Otra alternativa es aumentar las importaciones y de hecho Cuba lo ha hecho: crecieron un 2,5% en 2017 y un 5,7% en 2018; pero es probable que con la crisis se hayan reducido en 2019″, añadió Mesa-Lago.
En opinión del catedrático, «si Cuba quiere seguir sirviendo la deuda externa -como ha hecho hasta ahora, aunque le debe a muchos suministradores externos- no tendrá divisas para importar más alimentos».


Para Mesa-Lago, la unificación de la moneda en la Isla podría generar en este momentos, más inflación.
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Steve y los menas.

Por Zoé Valdés.

Steve Maia Caniço era un joven de 24 años que desapareció en Nantes durante la Fiesta de la Música, en el mes de junio. Pese a que se informó de que su cuerpo fue minuciosamente buscado no apareció hasta el 29 de julio, más de un mes después. Flotaba en el río del Loira.

La noche en la que Steve desapareció la policía había cargado antes duramente en contra de jóvenes que sólo perseguían divertirse bailando al son de la música que se festejaba. Las fuerzas policiales desembarcaron y armaron el aquelarre sólo por una historia de volumen un poco más alto de lo debido.

Numerosos participantes fueron golpeados y rociados con gases lacrimógenos, varios cayeron desorientados al río. Se sospecha que así fue como Steve se ahogó, o sea en la mejor de las versiones. Otra alude a la posibilidad de que pudo haber sido impulsado a lanzarse al agua, al huir de la persecución policial. O, sencillamente, empujado y abandonado.

¿Qué está pasando entre la policía del gobierno de Emmanuel Macron y los jóvenes? ¿Por qué tanta violencia perpetrada en contra de adolescentes y muchachos que sólo pretendían divertirse en un día tan especial como el Día de la Música?

Por otro lado, nos enfrentamos con otro problema. Tenemos que, el trato, en general, a los MENAS (Menores Extranjeros No Acompañados), en toda Europa, pese a una sospechosa roña reiterativa proveniente de ellos y al poco interés de sus padres por sus destinos, resulta cada vez más benevolente, y hasta diría que piadoso.

La realidad es una: Los MENAS son enviados o llegan, menores (habría que comprobar si todos lo son, pues, o los documentos no corresponden o llegan desprovistos de ellos y hay que creerles su versión), a Europa, no para integrarse, ni siquiera para pasarla mejor que en sus países mediante el estudio y el trabajo, brindar el aporte a otras culturas. Llegan para repetir lo que han vivido en sus miserias correspondientes: drogarse con pegamento en el mejor de los casos (no se les puede negar la venta porque de lo contrario los vendedores serían tildados de racistas), llegan con la intención de violar en manadas, para al día siguiente al ser liberados andar a sus anchas por las calles burlándose de la víctima y de todos, como se ha podido ver en un vídeo reciente, tras una violación a una joven de 18 años en Bilbao. Llegan y se les instala en suntuosas residencias en valles colosales del País Vasco u otros, se les pone a dormir en colchones nuevos, de primera calidad, con almohadas que ni en sus mejores sueños. Se les alimenta, se les enseña, se les atiende en los hospitales, en donde pasan de manera privilegiada por delante de cualquier hijo de vecino.

Cuando se escapan hacia las grandes ciudades llevan flamantes teléfonos móviles, supongo que pagados por el contribuyente, y un número con ellos, mediante el cual pueden contactar a la policía que los mima. Exigen que se les vaya a buscar sea la hora que sea. Y allá va eso, hay que irles a buscar en donde estén, a la hora que caiga. Pero, cuidado, de ninguna manera se les debe trasladar en coches policiales, porque podrían traumatizarse. No, el traslado debe ocurrir en coches banalizados, y con chofer a la medida.

Me pregunto, ¿cuál es la razón para que los jóvenes europeos sean tratados como la mierda por los policías, se les violente hasta la muerte o la desaparición, y a estos elementos tan campantemente enviados por sus despreocupados padres, se les trate mejor, con guantes blancos, se les cuide y hasta se les venere, como si de dioses del Olimpo se tratara? 
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miércoles, 7 de agosto de 2019

Retamar, el griego, esperando a los bárbaros.

Por Jesús Adonis Martínez.

Roberto Fernández Retamar. Foto, tomada: El Telégrafo.
Roberto Fernández Retamar
-¿Qué esperamos congregados en el foro?
Es a los bárbaros que hoy llegan. /
(…) ¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros no llegaron.
Algunos han venido de las fronteras
y contado que los bárbaros no existen. /
¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.
Constantino Cavafis
Roberto Fernández Retamar, poeta, ensayista y presidente de Casa de las Américas, murió en La Habana a los 89 años. Los entusiastas no tardaron en erigirle esos fugaces epitafios de poliespuma que ahora suelen navegar, naufragio tras naufragio, en las redes sociales. Como la candidez es insumergible, unos se refocilaron escupiendo al muerto, mientras otros celebraron al «grande» de las letras, como mejor saben, posteando los dos o tres artefactos líricos que, por cada autor más o menos conocido, sobrenadan en las aguas perezosas de nuestra conciencia colectiva: «El otro», «Felices los normales», «Con las mismas manos».

Esos no son sus mejores, pero tampoco exactamente sus peores poemas; sus peores poemas se encadenan para formar un largo y ancho pedraplén conversacional lleno de obreros esforzados, comandantes, milicianos, héroes, heroínas y burócratas (él mismo) nuevos, compañeros todos del pueblo que siempre están construyendo algo que se confunde con el porvenir, la esperanza, el socialismo, la patria y esas cosas.
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Los asesinos de el paso y ohio eran “izquierdistas” y apoyaban al partido demócrata.

Tomado de nuevoaccion.com

El discurso unánime impulsado por las élites políticas socialdemócratas y por los medios fake news señalando a los asesinos de El Paso y Dayton (Ohio) como representantes de lo que pomposamente ya denominan como “supremacismo blanco”, comienza a desvanecerse según se conocen más datos de los victimarios.

Tanto es así que Twitter suspendió ayer domingo por la noche una cuenta presuntamente vinculada a Connor Betts, el hombre armado que mató a nueve personas e hirió a decenas más en las afueras de un bar de Dayton (Ohio). La red social tomó esta decisión después de que varios informes identificaran el perfil y descubrieran su orientación política de izquierdas. De hecho, y según informa la web Breitbart, la que se considera como cuenta oficial del criminal en Twitter presentaba a su usuario en el perfil como «izquierdista». Además, la cuenta suspendida tuiteó genéricamente en apoyo del socialismo, en contra de la elección del presidente Donald Trump y a favor de la senadora demócrata de extrema-izquierda Elizabeth Warren para presidente en 2020. La revista digital norteamericana «Newsweek» también asegura que Betts estaba registrado para votar y que estaba afiliado al Partido Demócrata.

Por su parte, la web heavy.com también ha informado de que Connor Betts, el atacante de Dayton, se describió a sí mismo como un «izquierdista», afirmó estar molesto por los resultados de las elecciones presidenciales de 2016 en las que ganó Donald Trump, y afirmó públicamente: “Quiero más socialismo, y no esperaré a que los idiotas finalmente lleguen a comprender esto”. The Washington Times publicó una información similar y el periodista de The Daily Wire, Ryan Saavedra, ha mostrado diversas capturas de pantalla de la cuenta.

El tiroteo en Ohio se produjo solo unas horas después de que otro asesino, Patrick Crusius, de Dallas, abriera fuego indiscriminadamente contra quienes se encontraban haciendo sus compras en un centro comercial Walmart de El Paso (Texas), matando a 20 veinte personas e hiriendo de diferente gravedad a otras 26.

Rápidamente, políticos del Partido Demócrata y medios fake news comenzaron a repetir un mensaje unánime e invariable: “el tirador era un supremacista blanco cuyos motivos para el tiroteo eran específicamente racistas”. Pero ahora las investigaciones también comienzan a poner en duda estas afirmaciones. Algunas fuentes están destacando cómo en su perfil de la web mylife.com, Crusius se describía como un orgulloso votante del Partido Demócrata. Pero, apenas unos minutos despúes del tiroteo, Crusius aparecía descrito como trabajador en la campaña electoral de Donald Trump, votante Republicano y cristiano evangélico. ¿Quién cambió la información?

La manipulación y el monolitismo de las informaciones difundidas por los medios fake news están haciendo crecer las especulaciones sobre la posibilidad de que ambos ataques hayan sido atentados de “falsa bandera” con el fin de impedir de toda forma posible una futura reelección de Donald Trump.

Estas teorías, en principio «conspiracionistas», han encontrado, además, un extraño apoyo a sus tesis: un mensaje que se difundió el pasado día 30 de julio a través de diversas cuentas de Facebook en el que se alertaba de que, en las próximas horas, iba a producirse un ataque de “falsa bandera” alentado por el “Estado profundo” (agencias de seguridad y espionaje paralelas a la CIA y no controladas por el Gobierno de Washington que actuarían siguiendo órdenes propias).
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La guerra silenciosa del régimen contra la iniciativa privada.

Por Ernesto Pérez Chang.

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Clemente es un criador de cerdos de la provincia de Mayabeque. Su negocio es pequeño, pero desde hace tiempo mantiene un acuerdo con el Estado en el que este último prometiera proveer una parte del pienso que consumen los animales para luego comprarle más del 80 por ciento de la producción de carne, aunque a un precio que no ha sobrepasado ni en sus mejores momentos los 0.40 dólares la libra.

Clemente apenas se queda con unos 2500 dólares anuales, de los cuales debe invertir una parte en el pago a los demás campesinos que lo ayudan en las faenas de cría y sustentación, así como en otros menesteres de la finca donde buena parte de la producción de viandas se utiliza en ampliar el escaso suministro de alimentos que, desde hace unos dos años, se ha visto afectado pero aun así el Estado continúa pagando el mismo precio por la carne, algo imposible de comprender pero que a Clemente no le queda más remedio que aceptar, pues debe cumplir el acuerdo si desea conservar la finca, aunque su contraparte estatal no respete los compromisos, convirtiendo lo pautado en una especie de “chantaje legal”.
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martes, 6 de agosto de 2019

Por Iván García.

¿Resistiría el régimen cubano un nuevo Maleconazo?

Lunes por la mañana en La Habana. Es 5 de agosto de 2019. Decenas de personas, disgustadas, se aglomeran en las paradas, esperando poder abordar un ómnibus en medio del cada vez más caótico transporte urbano. Otros, casi todos jubilados y amas de casa, rastrean en los sucios anaqueles del agro, en busca de viandas y frutas.

En el mercado de alimentos de La Época, una tienda recaudadora de divisas situada en Galiano y Neptuno, a pocas cuadras del epicentro donde hace 25 años se generó la protesta popular conocida como Maleconazo, una señora le pregunta al custodio si hay puré de tomate, muslos de pollo o paquetes de hamburguesas.
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lunes, 5 de agosto de 2019

Alexander Otaola: “A mí lo que me gusta es que me ataquen”.

Por Siro Cuartel.

Es probable que esta sea la única entrevista seria que yo haga en mi vida. Comienzo por las fotos. El carismático comunicador Alexander Otaola modela. Se queja por no sé qué cosa, dice: “Hay que joderse y modelar y todo contigo, Siro. Tú no eres fácil”.

La historia de cómo Alexander Otaola llegó a tener el programa audiovisual de más rating entre el público cubano -por qué ¡Hola! Ota-Ola es uno de los espacios más solicitados dentro del llamado Paquete Semanal en la isla-, puede hacerse larga y tediosa. Otaola nunca ha contado cómo fueron esos inicios, sin embargo, hoy lo hace por primera vez para los lectores de Hypermedia Magazine. Esa es la primera pregunta:
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domingo, 4 de agosto de 2019

Esperando a Robespierre.

Por Andrés Reynaldo.


Desde hace meses abundan las referencias a la Revolución Francesa en la prensa y la academia de EEUU. De alguna manera se presiente que estamos abocados a un gran vuelco social y político tras las elecciones presidenciales del 2020. Gane quien gane.

Lo inquietante es que el referente sea la colosal masacre de 1789 y su siguiente década de terror. En un artículo publicado el 27 de julio en The Wall Street Journal, Peggy Noonan hablaba sobre la transformación totalitaria del lenguaje llevada a cabo por los "guerreros de la justicia social y sexual". Algo comparable, según ella, al asalto de los jacobinos contra el sentido común y las costumbres de los franceses de la época.

Aquellos que hemos vivido el totalitarismo sabemos lo que esto significa. Cuando las cosas no pueden ser llamadas por su nombre, la guillotina que corta las palabras puede empezar a cortar los cuellos.

Noonan hablaba de la amenaza a las libertades implícita en las directivas de lenguaje y conducta que se han ido imponiendo. Citaba como uno de sus ejemplos la guía del Grupo de Tarea de Comunicación Inclusiva de la Universidad Estatal de Colorado. A fin de no contribuir a la erosión de otras culturas, la guía prohíbe identificar como norteamericano a una persona nacida en Estados Unidos. Tampoco puede describirse a nadie como loco o lunático. En este caso, los términos adecuados serían "sorprendente/salvaje o triste". El saludo a un grupo nunca será "Hola, chicos (You guys)", sino "todos o gente (all/folks)". En lugar de "macho o hembra" debe decirse "hombre o mujer o género no binario". Por razones de espacio me ahorro la lista de 63 nuevos pronombres que deben aprender en muchas escuelas los estudiantes de Inglés como Segunda Lengua.

Un actual dilema de los departamentos de recursos humanos consiste en establecer la nomenclatura adecuada para los baños de los empleados. Rechazada por excluyente la idea clásica de los respectivos baños para mujeres y hombres, quedan tres opciones: un baño general; tres baños con la designación de hombre, mujer o no binario; y dos baños de acceso libre, sin designación.

Al baño general se resisten quienes prefieren la idea clásica. A su vez, los tres baños arrojan un inmediato estigma sobre los no binarios. Por último, a los dos baños sin designación se oponen las mujeres que no quieren acicalarse delante de los hombres, así como los hombres que temen convertirse en un fácil blanco del movimiento #MeToo. To pee or not to pee: that is the question.

En un reciente discurso en la Conferencia Nacional Conservadora, Christopher DeMuth observaba que el progresismo actual se opone ferozmente a los preceptos esenciales de la tradición liberal norteamericana, tales como la igualdad de oportunidades y las libertades de expresión, religión y empresa. Para nuestros jacobinos, el presidente Barack Obama ya se va deslizando hacia el trumpismo y hasta el mismo Bernie Sanders muestra las taras del "hombre blanco". Una palabra fuera de los nuevos códigos, dicha ahora o hace 20 años, puede arrojarte al ostracismo, hacerte perder un empleo o llevarte a los tribunales.

Como otras tantas revoluciones, es una ruptura sicótica, una absurda rebelión contra la realidad. La destrucción del ámbito civilizado del debate, que permite a los ciudadanos reconocerse por encima de las diferencias, acrecienta la potencialidad de la violencia.

Simon Schama comentaba en su estudio de la Revolución Francesa que la violencia no es un desafortunado efecto secundario de la lucha de los revolucionarios. La violencia, dice, es la fuente de la energía colectiva de la Revolución; lo que hace revolucionaria a la Revolución.

Cierto, los guerreros de la corrección política no han tomado las armas. No menos cierto es que cada día ganan más control sobre las artes, la educación, los medios y las estructuras de administración local. Lenin estaría pasmado. No han disparado un tiro y ya han cerrado el libre debate en la academia, han coartado la objetividad de la prensa y han reducido la capacidad de gobiernos y parlamentos para velar por el interés, el orden y la justicia de la mayoría.

Al final de su artículo, Noonan se asombra del poder que tiene el Robespierre de hoy. ¿Pero cómo -se pregunta-  consiguió su poder el Robespierre de ayer?
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sábado, 3 de agosto de 2019

“Hay, pero no te toca. Te toca, pero no hay”. La extraña historia de la libreta de cupones cubana.

Por Gretchen Schez.

En la década de 1960 la demanda de productos industriales en Cuba se hizo mayor que la oferta. Para cortar por lo sano con el pánico popular, el gobierno diseñó un plan de racionamiento que tuvo diversos capítulos. Uno de ellos fue la popular libreta de cupones.

La Libreta de Racionamiento de Productos Industriales.

Ese era su nombre real. Ponga atención a la lectura porque la explicación de este caso no es comprensible a primeras; a menos que ya usted tenga experiencia en este tipo de compras racionadas.
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El burka o la vida.

Por Zoé Valdés.

Quince años más tarde del asesinato a tiros en plena calle de Holanda del cineasta Théo Van Gogh, autor del cortometraje Submission acerca del Corán y de la sumisión de la mujer, por fin su país prohíbe el burka, símbolo religioso de esa sumisión y del abuso contra las mujeres.

El guión de aquella película fue escrito por la parlamentaria liberal de origen somalí Ayaan Hirsi Alí, quien tras el asesinato del cineasta debió exiliarse en Estados Unidos, donde reside, constantemente vigilada y protegida, pues sobre ella cayó una fatua islamista de la Sharia.

Es una jubilosa noticia que por fin el burka sea prohibido en Holanda, y que a quien lo vista se le multe con una suma considerable de euros. Sin embargo, la prohibición es parcial, y no total. Se limita a áreas como hospitales, escuelas, transporte público y edificios de gobierno. No sería, como podrán apreciar, un triunfo absoluto. Es sólo un paso.

Lo cierto es que nadie podrá devolver la vida a Théo Van Gogh ni la libertad real a Aayan Hirsi Ali. Esto último está demostrado, el cerco se ha cerrado sobre ella.

Aunque algo es algo. Sabido es que se trata de una media victoria, que de todos modos celebramos algunas mujeres, no muchas, porque no observo celebraciones masivas a mi alrededor, en Europa, y mucho menos veo a demasiadas feministas alborozadas -las que debieran sentirse concernidas- exclamar en las calles agradecidas por esta conquista en favor de la libertad de la mujer.

La ley, porque es una ley, sin embargo, no entrará en vigor de inmediato. Tomará su tiempo, como todo lo que ya controla el islamismo comunista mundial, y desde ciertos sectores de poder.

La calle sigue siendo peligrosa para las mujeres y los hombres libres como lo fue para Théo Van Gogh hace años al ser asesinado a tiros por el mero hecho de hacer un cine comprometido con la verdad.

Hace poco, menos de dos semanas, mujeres con niños fueron empujados hacia las vías férreas. Uno de los casos ocurrió en Alemania. El niño murió arrollado en el acto, la madre consiguió salvarse. El agresor es un eritreo. Ante el horror del crimen lo único que se le ocurre al periódico más importante de España es defender los derechos del agresor frente a la xenofobia. Por otro lado, Amnistía Internacional recién lanza una campaña nada más y nada menos que en defensa del burka. Así vamos, aplaudiendo y hacia el abismo.

No puedo entender qué ha ocurrido en Europa, dónde están las personas lúcidas, los resistentes frente a este tipo de actos nocivos y destructores. ¿Dónde andan las mujeres libres de otra época?

Viendo antiguas fotos de Irán, de Turquía, de otros países del Medio Oriente, en tiempos no muy remotos, años sesenta y setenta, en que las mujeres iban con la cabeza despejada y la cabellera al viento, usaban minifaldas, se maquillaban, y observando ahora en lo que se han transformado, me pregunto cuánto queda para toque exactamente lo mismo en Europa, en el mundo que todavía consideramos libre. Ojalá todo este espanto sea detenido de una buena vez. Pero analizando el camino tan banal que han tomado las feministas, lo dudo.
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viernes, 2 de agosto de 2019

Verano, apagones y poca recreación.

Por Iván García.

Cuba: verano, apagones y poca recreación
Apagón en La Habana en julio de 2019.

El apagón llegó sin avisar. La familia de Daniel había planificado un día de playa. Desde bien temprano en la mañana prepararon comida ligera y varios pomos de jugo de mango y agua congelada.

Previendo que en el mes de agosto les van a subir el salario, Daniel y su esposa Sheila, profesores los dos, abrieron la billetera y empezaron a hacer planes. “Como nuestros dos hijos sacaron notas sobresalientes en la escuela, planificamos varias salidas. Los gastos extras saldrían del incremento salarial. El domingo fuimos a la playa. Hicimos el viaje en un almendrón, que hasta Guanabo el chofer cobraba dos cuc por persona”, comenta Daniel y añade:

“Pa’ que te cuento. La arena sucia, tremenda matazón si querías alquilar tumbonas y sombrillas. Broncas en la cola para comprar comida y cerveza. Al regreso tuvimos que pagar 10 cuc a un particular, porque las colas en la guaguas y en los taxis colectivos eran larguísimas. Los boteros se aprovechaban y te pedían cualquier cantidad de dinero. Lo peor no fue la jornada playera. Llegamos cansados, llenos de arena y locos por bañarnos, comer y descansar. Al llegar a la casa no había luz y no habían podido poner el motor del agua. Al filo de las once de la noche llegó la luz. De truco, brother. Tener un día feliz es muy difícil en este país”.
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jueves, 1 de agosto de 2019

Roberto Fernández Retamar: Calibán en el paredón.

Por Antonio Villarruel.

Hace pocos días murió en La Habana Roberto Fernández Retamar a los ochenta y nueve años. Aparecieron columnas laudatorias que invocaban sus textos y germinaron cientos de plañideras latinoamericanistas que lo entronaron como una suerte de Frantz Fanon cubano, merecedor de santa memoria y canonización secular por haber propuesto una singular teoría de la descolonización en “Calibán”, ese libro mutante que se publicó por vez primera y abreviada en la revista “Casa de las Américas”, en 1971. La trayectoria de Fernández Retamar es igual de azarosa que “Calibán” y merece ser recordada.

Como escribe el historiador Rafael Rojas, es posible que Fernández Retamar haya sido el escritor cubano más letrado de su generación. Fue, de lejos, el intelectual más fiel y eficaz del proyecto socialista cubano. Tuvo una formación impecable en La Habana, Londres, La Sorbona, Yale, Columbia y El Colegio de México, donde maduró como poeta, ensayista literario y crítico político y cultural. En 1952, cuando tenía apenas veintidós años, el poeta Cintio Vitier lo incluyó en una sonada antología poética auspiciada por el gobierno del dictador Fulgencio Batista. Así, a tiernísima edad pasó a formar parte de los círculos intelectuales más exquisitos de la Cuba revolucionaria, donde se medía con talentos de la talla de José Lezama Lima, Virgilio Piñera o Guillermo Cabrera Infante.
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