jueves, 12 de marzo de 2020

La cadena de impagos del castrismo se alarga.

Por Tania Díaz Castro.

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En Cuba, los economistas se siguen rompiendo la cabeza en busca de cómo le entra el agua al coco. En 61 años de socialismo, la cadena de impagos se alarga y nadie sabe qué hacer para que en el entramado económico nacional se pague el chocolate como es debido.

Llaman a eso “indisciplinas financieras”, pero la verdad es que, como dejó dicho Fidel aquel 30 de agosto de 2010 a los periodistas Jeffrey Goldberg y Julia Sweig, de la Revista The Atlantic, “el modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros”.

A pesar de que esto no se ha publicado en la prensa cubana, puesto que Raúl Castro y Díaz-Canel han hecho caso omiso de esas declaraciones, continúan celebrándose reuniones y más reuniones, demandas y más demandas, análisis y más análisis en los núcleos del Partido, sanciones y más sanciones, etc., para hacer rentable el desempeño de la economía y que el letrerito de “mala paga”, desaparezca de la faz de Cuba y que las relaciones comerciales beneficien al pueblo y a los trabajadores.

Al parecer, se ha olvidado de que, en los primeros años de la tiranía castrista, los sectores claves como el comercio, la gastronomía y los servicios, fueron pulverizados por Fidel y Raúl, para dar paso precisamente a una copia económica que, poco después se supo fracasada y desmerengada en la URSS.

¿Quiénes son entonces los culpables de que las empresas cubanas, ni siquiera después de tanto tiempo de aprendizaje, hoy estén peor cada día, acumulando deudas que no se pagan entre sí, se demandan entre sí ante los tribunales, mientras que la cadena de impagos no tiene fin?

De nada valen, según dicen los socialistas del comercio, los chequeos continuos en los consejos de dirección, visitas integrales a las empresas, intercambios con los aparatos económicos, análisis en las plenarias, e inclusión del tema en el Partido y el Gobierno.

¿No estará sobrando precisamente el Partido y el Gobierno, así como Raúl y Díaz-Canel, para que estas largas cadenas de impagos desaparezcan del entramado económico nacional?

En la segunda parte de este artículo publicado también en Granma, se dice que actualmente el total de cuentas por cobrar en el país asciende a un poco más de 18 000 millones de pesos y que el 14% están fuera de término.

¿Quiere decir que el Ministerio de Finanzas y Precios, con sus medidas para contrarrestar estas viejas y malas prácticas, no ha hecho buen trabajo? Según uno de sus directivos, la causa principal de este fenómeno es la falta de control de las entidades y, sobre todo, los manejos turbios que suceden.

O sea, que el papel de la contabilidad es tema que sigue sin resolverse, todo porque el dueño del caballo es quien debe alimentar al caballo y como dichas entidades no tienen dueño, ¿cómo entonces resolver este meollo que data de más de medio siglo?

¿Se creerá Díaz-Canel, el nuevo “presidente”, que con sus visitas de inspección resolverá las tan viejas deudas por cobrar y pagar vencidas “una prioridad, como dice, para la nación y su desarrollo económico”? Ha señalado y seguirá señalando que “la falta de control, las ilegalidades y las indisciplinas, son las que dañan la economía cubana y afectan al pueblo”.

Sería mejor que analizara a fondo las indisciplinas, las ilegalidades y la falta de control, responsables de dañar todo un proceso económico a nivel nacional.  Descubriría entonces que los indisciplinados se componen de millones de trabajadores, opositores al régimen, que rechazan como Fidel el actual modelo económico por ineficaz y obsoleto.

O mejor esperamos que la robótica “aterrice” en el país y muestre, con resultados palpables, lo que realmente ocurre, que un robot sustituya a Díaz-Canel y otro a Raúl, para las soluciones en la automatización de procesos tecnológicos.
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