lunes, 23 de noviembre de 2020

La Habana, cara y espejo de la involución cubana.

Por Roberto Álvarez Quiñones.

Fue Cicerón quien dijo hace más de 2.000 años que "la cara es el espejo del alma". Parafraseando al ilustre romano, La Habana es la cara y espejo  de la "revolución" castrista. Es el rostro más visible del país, como Montevideo es la cara de Uruguay, o Londres la de Inglaterra.

Luego de casi 62 años de involución fidelista-raulista, La Habana es un lejano fantasma de lo que fue. Es una ciudad decadente que en buena medida semeja a una anciana abandonada, pobre y achacosa. Suelta los pedazos lastimosamente. Solo en 2020 han muerto siete habaneros aplastados al derrumbarse los edificios en que vivían.

Y no hablamos por error de Kabul o Adis Abeba, sino de una urbe que fue famosa  mundialmente por su belleza y encanto singular. Desde los años 20 del siglo pasado en la prensa internacional y en decenas de películas de Hollywood se comentaba que era La Habana la más subyugante ciudad de Latinoamérica por su glamour, su arquitectura, sus luces, su magia contagiosa. Para muchos superaba a Rio de Janeiro, su principal competidora.

Una crónica publicada en marzo de 2010 por un historiador estadounidense en el sitio Antiqueweek comienza así: "No había otro lugar en el hemisferio occidental comparable a Cuba" . Y hace una  minuciosa descripción de La Habana entre 1950 y 1960 cuando, según el artículo, la capital cubana era  "the playground of the rich and famous", o sea,  "lugar de encuentro  de ricos y famosos", de todo el mundo.

Cuando Conrad Hilton fue a inaugurar  personalmente el Habana Hilton en marzo de 1958 dijo que había sido muy acertado escoger a la atractiva Habana para construir el más grande, hermoso y mejor hotel de toda América Latina, y el mayor de esa cadena hotelera a nivel mundial.

Conrad Hilton y el Presidente Fulgencio Batista en la inauguración del  Habana Hilton, propiedad de los trabajadores  del  sector gastronómico ya que fue construido con el dinero de la Caja de Retiro Gastronómico para aumentar las pensiones de retiro de dichos trabajadores; como buenos conocedores del sector pusieron en manos de la cadena norteamericana  de hoteles Hilton la administración de dicho hotel para así aprovechar las experiencias, conecciones y los turoperadores de dicha cadena,  pues  la competencia con los hoteles Havana Riviera,  Capri, Inglaterra, Victoria, etc. y los que estaban en proyecto o planes era muy fuerte.

Christian Dior, quizás el más famoso modista de todos los tiempos, tenía solo dos salones de moda suyos fuera de París, uno en Nueva York, y el otro en La Habana. Dior tenía miedo a los aviones y la única vez que se montó en uno fue para viajar a La Habana, en 1950, a inaugurar su exclusivo Salón Francés Christian Dior, en El Encanto, la más grande, exclusiva y mejor tienda por departamentos de América Latina, a la que iban a vestirse muchas celebridades de Hollywood.

Lo curioso era que se trataba de la capital de un país pequeño, lo cual expresaba el empuje económico y socio-cultural  de Cuba.

A la vanguardia de la tecnología mundial.

Poquísimos saben hoy en la Isla que en 1906 La Habana fue la primera ciudad del mundo con telefonía con discado directo sin necesidad de una operadora. Tampoco que el primer tranvía eléctrico que se conoció en Latinoamérica circuló en la Habana en el año 1900, ni que ese mismo año, antes que a ningún otro país de Latinoamérica, llegó a la Habana el primer automóvil.  

Ya en 1837 había sido La Habana la primera ciudad (y país) de América Latina y tercera del mundo (tras Inglaterra y EEUU) en disponer de transporte ferroviario (Habana-Bejucal) de pasajeros y de carga. La primera demostración mundial de una industria movida por electricidad fue en La Habana en 1877. Y 12 años después la ciudad tuvo el primer sistema de alumbrado público de toda Iberoamérica, incluyendo a España.

El primer edificio del mundo construido con hormigón armado fue el FOCSA, en 1952. En 1953 se construyeron en Radiocentro los más modernos estudios de televisión a nivel mundial en ese momento: los de la CMQ. Y en 1951 fue La Habana la primera ciudad a nivel mundial en tener aire acondicionado central en un hotel, el Riviera.

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