viernes, 23 de julio de 2010

"Lisanka", Nikita y Castro.

Por Arnaldo M. Fernández.

Hace poco se estrenó en Cuba la película Lisanka (2009), de Daniel Díaz, que había pasado casi inadvertida por el XXXI Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, y se anunció el dibujo animado Nikita Chama Boom (2010), de Juan Padrón. Aquel nos espanta a dos soldados cubiches y uno bolo que se disputan el amor de una tractorista, del pueblo de campo cercano al emplazamiento de misiles soviéticos, en medio de la Crisis de Octubre (1962). Y Padrón saca de la manga el incremento en flecha de la natalidad justo a los nueve meses. Así se recrea esa tensión que ya Fidel Castro había advertido en carta (junio 12, 1954) a Luis Conte Agüero: «entre la tiranía y la comedia, de donde resulta la tragedia para el pueblo». Por ironía historiográfica, Mirta Díaz-Balart leyó está carta en velada de homenaje a Conte Agüero que tuvo lugar… en el Teatro de la Comedia.

Del lado de los perdedores, Conte Agüero seguiría la comedia anti-castrista que le valió ser tachado de «falso líder» por Felipe Rivero. Del lado de los ganadores, Castro siempre ha tenido quien tire a relajo las tensiones trágicas, como aquella Crisis de los Misiles, que llamaron de octubre para ocultar aún más que ya sólo por pura casualidad la crisis no sobrevino en septiembre y traía su causa de una débil presunción jruschov-castrista: que los misiles estratégicos soviéticos podían emplazarse en Cuba sin ser detectados por los EE. UU., a sabiendas que desde octubre de 1960 los U-2 de la CIA volaban sobre la Isla desde la base aérea de Laughlin (Tejas).

Luego de que JFK tomara posesión, la Operación Long Green (marzo 19 y 21, 1961) puntualizó detalles para la invasión en cierne y el escuadrón G de U-2 se movió de la base Edwards (California) a Laughlin con el propósito de llevar a cabo (de abril 6 en adelante) las 15 misiones de la Operación Flip Top. Tras el fiasco de Bahía de Cochinos, la rima siguió con el Proyecto Nimbus de vuelos mensuales, no solo desde Laughlin, sino también desde Edwards con reaprovisionamiento de combustible en el aire. Hacia mayo de 1962 se realizaban dos misiones al mes y empezó a publicarse la serie Photographic Evaluation of Information on Cuba. Esos vuelos regulares detectaron temprano (agosto 5, 1962) el auge de las construcciones militares y hasta 8 emplazamientos de misiles antiaéreos SA-2 (agosto 29), así como 3 emplazamientos más y la presencia del novísimo MiG-21 en la base aérea de Santa Clara (septiembre 5). Solo que los senderos de interpretación se bifurcaron: el director de la CIA, John McCone, infirió que todo aquello era un tinglado para proteger bases de misiles de alcance medio, pero los demás allegados a JFK creyeron en la farsa moscovita de que la ayuda militar a Castro se reducía al armamento defensivo.

Como el U-2 de Francis Gary Powers había sido derribado (mayo 1, 1960) sobre Sverdlovsk por una salva de misiles SA-2, el secretario de Estado Dean Rusk se opuso(septiembre 10, 1962) a redoblar los vuelos y a que los U-2 siguieran volando de San Antonio a Maisí: en lo adelante cruzarían la Isla transversalmente (por ejemplo: de Mariel a Majana, como la trocha) o volarían por la periferia costera. Así se frenó el flujo de información que habría adelantado la Crisis de Octubre para septiembre. Tras una misión errática por el mal tiempo (septiembre 17), las siguientes encontraron más emplazamientos de misiles antiaéreos (septiembre 26) y hasta uno de misiles de defensa costera (septiembre 29). En eso llegó octubre. Los vuelos periféricos por el sureste (octubre 5) y el norte (octubre 7) fijaron otros 5 emplazamientos de misiles antiaéreos. Ante el peligro creciente de que derribaran un U-2, JFK transfirió (octubre 12) las misiones de la CIA a la fuerza aérea (USAF), que tenía mejor excusa si capturaban al piloto: una misión por la periferia que habría errado su curso. El primer vuelo de U-2 con piloto de la USAF (Richard “Steve” Heyser) dio ya (octubre 14) con la base de misiles ofensivos en San Cristóbal y desencadenó la crisis.

Las misiones se redoblaron por fin e incluso continuaron después de confirmarse la vulnerabilidad del U-2 frente al SA-2 con el derribo fatal de Rudolph Anderson (octubre 27). No participaban ya los pilotos del proyecto Idealist de la CIA, que habían acumulado 459 horas de vuelo (1961-62) sobre Cuba., pero la CIA volvería por sus fueros tras aprobarse (noviembre 30, 1963) misiones sobre áreas asociadas a guerrillas pro-castristas en Latinoamérica. Desde la base aérea de Ramey (Puerto Rico) se emprendió la Operación Seafoam (diciembre 3-19, 1963) con 6 vuelos de U-2 sobre zonas fronterizas de Venezuela y otros naciones, los cuales no arrojaron resultados concluyentes.
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