lunes, 31 de enero de 2011

Enero 31 (1974) Brezhnev inaugura la Escuela vocacional Lenin.

Por Gustavo Silva.


A eso de las 6 de la tarde entran Brezhnev y Castro a la Escuela Vocacional "Vladímir Ilich Lenin" para inaugurarla oficialmente, ya que venía funcionando desde el curso anterior. Unos carteles grandes daban la bienvenida en letras rojas e idioma ruso. La banda escolar interpretaba la marcha Rusia Amiga y los demás gritaban vivas y consignas, al tiempo que agitaban centenares de banderas y banderitas.

La pareja Brezhnev y Castro fueron recibidos por el presidente de la república, Osvaldo Dorticós, y el director de la escuela, Francisco Chávez, junto con la representación del Partido (José Ramón Machado Ventura) y del Gobierno: Belarmino Castilla (Vicepremier encargado de la Educación, la Ciencia y la Cultura) y José Ramón Fernández (Ministro de Educación). No lo hicieron ni la Juventud ni el Sindicato. Chávez dio cierta explicación ante la maqueta del centro y enseguida pasaron al salón de exposición gráfica sobre Lenin y la URSS.

El ritual continuó por el Circulo de Interés de Física Nuclear y el Centro de Cálculo (con computadoras ensambladas en la propia escuela). Luego se adentraron en los albergues de "las muchachitas" y algunas áreas deportivas, donde se habían montado performances de polo acuático y natación, baloncesto y gimnasia artística. Visitaron también el cine, el Museo de Ciencias Naturales y el taller de ensamblaje de radios Agrícola. Aquí Castro dijo que estaban destinados a familias campesinas, pero así y todo le regalaron uno acabadito de salir a Brezhnev. De allí fueron a la planta de ensamblaje de computadoras digitales 201-B y por fin llegaron a la tribuna, frente a la cual se aglomeraban las huestes de la Lenin y de otros centros de La Habana.

Tras los himnos cubano y soviético, Castro y Brezhnev largaron sus discursos, que al igual que las demás incidencias se trasmitían vía satélite a la URSS. Bajaron a sus lugares reservados y empezaron a subir los intérpretes de la "actividad cultural". No podían faltar las danzas latinoamericanas, tan socorridas en la Lenin para impresionar a "distinguidos visitantes" que Castilla y "El Gallego" Fernández acertaban ya a marcar algunos pasillos del carnavalito, la cueca y el tamborcito. Pero el final se tornó apoteósico con danza rusa y cantos en ruso: Katiusha y Grande es mi patria natal, a cargo de estudiantes que vestían típicos atuendos de la URSS.

Brezhnev pareció emocionarse y los estudiantes intentaron que Castro corriera igual suerte, al entonar la Marcha del 26 de Julio, antes de que aquello terminara con pirotecnia en colores.

El día anterior Brezhnev había sumado la Orden Nacional José Martí a su colección de medallas, después de haber largado (enero 29) otro discurso acompañante del de Castro en la Plaza de la Revolución. Brezhnev regresó (febrero 3) encantado a Moscú.
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domingo, 30 de enero de 2011

Albear, un patriota de la construcción.

Por Dimas Castellanos.

Las naciones, cuya historia está preñada de hechos violentos, le restan importancia a las figuras o acontecimientos ajenos a ese tipo de acciones. Si además, la violencia se divulga como paradigma de conducta, esa idea termina arraigándose en la conciencia social hasta establecer una falsa identidad entre guerras e historia, entre revoluciones y patriotismo, solapando otras formas válidas de hacer patria, de hacer historia y de fomentar cultura.

En Cuba, la historia de violencia -conquista, colonización, ataques de piratas y esclavitud; luchas abolicionistas, separatistas, independentistas y anexionistas; guerras civiles, crímenes raciales, golpes de estados, gangsterismo y terrorismo; lucha insurreccional y contrarrevolución armada- ocultan a figuras y acontecimientos, que por sus dimensiones, constituyen cimientos y columnas de la patria y de la nación. El Coronel Francisco de Albear y Fernández de Lara, gigante de la ingeniería cubana nacido en La Habana el 11 de enero de 1816, es uno de esos ejemplos.

En 1835 embarcó hacia España para ingresar a la Academia de Ingenieros y regresó a la Isla en 1845, cargado de cultura y de prestigio que le sirvieron para ser nombrado Ingeniero de la Real Junta de Fomento de Agricultura y Comercio de la Isla de Cuba, desde la cual emprendió una copiosa labor constructiva.

Entre la reparación del Convento de San Agustín en La Habana -su primera obra-, pasando por la construcción del acueducto Isabel II, se encuentra todo lo destacado en materia constructiva de la época. Basta mencionar el Cuartel de Caballería de Trinidad, el reconocimiento del río Zaza para su canalización, el estudio para ampliar los muelles de Cienfuegos, la Lonja del Comercio, el Jardín Botánico y la Escuela de Agronomía, los muelles, tinglados y grúas del litoral habanero, cuantas calzadas partían de la capital hacia las regiones circundantes, la instalación de las primeras líneas telegráficas de Cuba, el levantamiento del plano de La Habana, los proyectos del ferrocarril y la carretera central, entre otros.

En materia hidráulica, a pesar de la Zanja Real construida entre las décadas del 60 y del 90 del siglo XVI para trasladar las aguas desde el río La Chorrera; del acueducto Fernando VII construido entre 1832 y 1835 para conducir el agua mediante tuberías de hierro; además de los 895 aljibes y 2.976 pozos existentes, el abasto de agua potable a la villa de San Cristóbal de La Habana resultaba insuficiente en la primera mitad del siglo XIX.

Ante la crisis, el General Concha, Capitán General de la Isla, encomendó a una comisión pra solucionarel problema encabezada por Albear. Fue así como se le presentó al ilustre ingeniero la oportunidad de desarrollar su obra cumbre, consistente en dotar a la capital de un moderno acueducto que tomara el líquido del manto freático y lo trasladaba por tuberías soterradas para solucionar la insuficiencia e insalubridad de las aguas contaminadas procedentes de pozos, aljibes y de los acueductos precedentes.

Una vez concluido los estudios previos, por lo factible de la captación, conducción, cantidad,  calidad de las aguas, y por su altura, situada a más de 41 metros sobre el nivel del mar, de entre las posibles fuentes Albear eligió los manantiales de Vento. A continuación  investigó todo lo relacionado con el traslado del vital líquido hasta los depósitos de Palatino, demostró la influencia negativa de la luz solar sobre las aguas depositadas, modificó la geología de los terrenos para adaptarlos a la protección del canal, y dotado de precarios medios mecánicos lo hizo desplazarse por debajo del río Almendares.

Un proyecto similar no pudo ser repetido hasta mediados del siglo XX, cuando se construyó el túnel de la bahía habanera: ambas obras, integrantes de las siete maravillas de la ingeniería cubana de todos los tiempos.

Por el conjunto de tan magistral labor Francisco de Albear fue premiado, primero en Filadelfia y luego en París con Medalla de Oro y una mención honorífica que reza: Como premio a su trabajo, digno de estudio hasta en sus menores detalles y que puede ser considerada como una Obra Maestra. Mientras la Real Junta de Fomento lo calificó como el más famoso de los ingenieros cubanos. A esa destacada eminencia de la ingeniería, Enrique José Varona le dedicó estos bellos versos:
Fundar la fe donde la duda sobra,
En medio de la noche hacer la luz,
Tomar la nada y fundar la obra,
Eso, Albear, es ser grande… ¡Así eres tu!
Al morir, Albear poseía merecidamente los títulos de Marqués de San Félix, Brigadier del Real Cuerpo de Ingenieros, Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo y la Orden de Mérito Militar, Caballero de la Real y Militar Orden de San Fernando, Profesor de la Academia Especial de Ingenieros, Miembro Corresponsal de la Real Academia de Ciencias de Madrid, Socio de Número y de Mérito de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, Socio de Mérito de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, Honorario y Corresponsal de la Sociedad Británica de Fomento de Arte e Industria, Socio Fundador de la Sociedad Geográfica de España, Miembro de la Sociedad Científica de Bruselas y Miembro de la Sociedad de las Clases Productoras de México.

Como reconocimiento, el acueducto que inicialmente llevó el nombre de Isabel II se rebautizó con el de Francisco de Albear y el ayuntamiento de La Habana edificó la estatua ubicada en la calle Monserrate, entre Obispo y O’ Reilly, en la Habana Vieja. Sin embargo aún está pendiente que tan eminente ingeniero sea reconocido como un patriota de la construcción y uno de los forjadores de la cultura cubana, cuya obra cumbre sigue aportando una considerable parte del agua que se consume hoy en nuestra querida Habana.
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sábado, 29 de enero de 2011

Discurso de Rafael Díaz-Balart.

Señor Presidente y Señores Representantes:

He pedido la palabra para explicar mi voto, porque deseo hacer constar ante mis compañeros legisladores, ante el pueblo de Cuba y ante la Historia , mi opinión y mi actitud en relación con la amnistía que esta Cámara acaba de aprobar y contra la cual me he manifestado tan reiterada y enérgicamente.

No me han convencido en lo más mínimo los argumentos de la casi totalidad de esta Cámara a favor de esa amnistía. Que quede bien claro que soy partidario decidido de toda medida a favor de la paz y la fraternidad entre todos los Cubanos, de cualquier partido político o de ningún partido, partidarios o adversarios del gobierno. Y en ese espíritu sería igualmente partidario de esta amnistía o de cualquier otra amnistía. Pero una amnistía debe ser un instrumento de pacificación y de fraternidad, debe formar parte de un proceso de desarme moral de las pasiones y de los odios, debe ser una pieza en el engranaje de unas reglas de juego bien definidas, aceptadas directa o indirectamente por los distintos protagonistas del proceso que se está viviendo en una nación. Y esta amnistía que acabamos de votar desgraciadamente es todo lo contrario.
Fidel Castro y su grupo han declarado reiterada y airadamente, desde la cómoda cárcel en que se encuentran, que solamente saldrán de esa cárcel para continuar preparando hechos violentos, para continuar utilizando todos los medios en la búsqueda del poder total al que aspiran. Se han negado a participar en todo proceso de pacificación y amenazan por igual a los miembros del gobierno que a los de la oposición que deseen caminos de paz , que trabajen a favor de soluciones electorales y democráticas, que pongan en manos del pueblo cubano la solución al actual drama que vive nuestra patria.

Ellos no quieren paz. No quieren solución nacional de tipo alguno, no quieren democracia, ni elecciones ni confraternidad.
Fidel Castro y su grupo solamente quieren una cosa: el poder, pero el poder total, que les permita destruir definitivamente todo vestigio de Constitución y de ley en Cuba , para instaurar la más cruel, la más bárbara tiranía, una tiranía que enseñaría al pueblo el verdadero significado de lo que es la tiranía, un régimen totalitario, inescrupuloso, ladrón y asesino que sería muy difícil de derrocar por lo menos en 20 años. Porque Fidel Castro no es más que un psicópata fascista, que solamente podría pactar desde el poder con las fuerzas del comunismo internacional, porque ya el fascismo fue derrotado en la Segunda Guerra Mundial , y solamente el comunismo le daría a Fidel el ropaje pseudo-ideológico para asesinar, robar, violar impunemente todos los derechos y para destruir en forma definitiva todo el acervo espiritual, histórico, moral y jurídico de nuestra República.

Desgraciadamente, hay quienes desde nuestro propio gobierno tampoco desean soluciones democráticas y electorales, porque saben que no pueden ser electos ni concejales en el más pequeño de nuestros municipios. Pero no quiero cansar a mis compañeros representantes.

La opinión pública del país ha sido movilizada a favor de esta amnistía. Y los principales jerarcas de nuestro gobierno no han tenido la claridad y la firmeza necesarias para ver y decidir lo más conveniente al Presidente, al Gobierno y, sobre todo, a Cuba. Creo que están haciéndole un flaco favor al Presidente, sus ministros y consejeros que no han sabido mantenerse firmes frente a las presiones de la prensa, la radio y la televisión.

Creo que esta amnistía, tan imprudentemente aprobada, traerá días, muchos días de luto, de dolor, de sangre y de miseria al pueblo cubano, aunque ese propio pueblo no lo vea así en estos momentos.

Pido a Dios que la mayoría de ese pueblo y la mayoría de mis compañeros representantes aquí presentes, sean los que tienen la razón.

Pido a Dios que sea yo el que esté equivocado.
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viernes, 28 de enero de 2011

La Habana sin agua, otro dolor de cabeza para el régimen.

Por Iván García.

"Ni pagando 10 cuc (12 dólares) una familia conseguía una pipa (camión cisterna) para llenar cubos, tanques y recipientes", dice Liudmila,  vecina de El Calvario, desolado villorio al sur de La Habana. Aunque en días posteriores, ha habido entregas de agua, las carencias continúan.

En la primera semana de enero, en El Calvario hubo 5 días seguidos sin agua. La falta de pipas para paliar la carencia de agua creó una situación muy tensa en la población. Lo mismo ha ocurrido en otras localidades, donde no han faltado las protestas.

La sequía que afecta a la capital cubana desde hace 7 años ha provocado un déficit de más de 328 mil metros cúbicos de agua. La dramática escasez ha traído consigo reducciones en la entrega del preciado líquido a 10 de los 15 municipios habaneros.
Si a la nefasta sequía se suma que un 60% del agua potable que se distribuye en la ciudad se pierde producto de roturas y salideros en las conductoras y, que 128 grandes centros laborales de la capital tienen un sobreconsumo que triplica sus necesidades, entonces además de grave, el problema  se torna complejo.

La explotación desmedida de las aguas superficiales y subterráneas ha provocado que diferentes puntos de abasto a la capital se encuentren colapsados o con cantidades de agua muy por debajo de sus capacidades.

De 2003 a la fecha, la media histórica de La Habana en etapas de lluvia alcanzó un 89%. Ha sido el período más seco en los últimos 49 años.

La dirección provincial de recursos hidráulicos en la capital ha activado el código rojo. Hace  cinco años, la empresa Aguas de La Habana, con financiamiento en moneda dura de una sociedad catalana, comenzó a restaurar las deterioradas redes de distribución, pero el trabajo ha sido lento e insuficiente.

Sólo se han reparado un 20% de las conductoras de la ciudad, que debido a su antigüedad y una falta de mantenimiento crónica, se encuentran severamente dañadas. Las roturas de tuberías y redes provocan a su vez que se estropeen las vías públicas, repletas de huecos, debido al agua que diariamente corre a raudales por las calles.

A ello se suma que el principal acueducto, el Albear, es del siglo 19 y fue diseñado para una población de 400 mil habitantes. Hoy La Habana es una urbe que supera los dos millones y medio de habitantes. La situación más crítica en el abasto de agua se presenta en los municipios Arroyo Naranjo, Habana Vieja y Centro Habana.

A finales de los 80 comenzó a funcionar la conductora El Gato, en las afueras de la ciudad. Pero entre la aguda sequía, la ausencia de reparaciones sistemáticas y la carencia de piezas de recambio,  funciona con menos de un 50% de su capacidad.

Para revertir la delicada situación, el Instituto de Recursos Hidráulicos pretende ejecutar con premura 14 inversiones para aliviar la crisis. Están valoradas en 7,5 millones pesos convertibles (unos 9 millones de dólares) e implica colocar 22 kilómetros de tuberías. Si a corto plazo no se realizan esas obras, para la primavera, el déficit del líquido vital alcanzaría 493 mil 640 metros cúbicos de agua.

En La Habana, más de 70 mil familias no tienen acceso directo al agua potable. Tienen que cagarla en cubos, tanques y otros recipientes. Al estar almacenada, se convierte en peligrosos focos del  mosquito Aedes Aegypti, trasmisor de enfermedades mortales como el dengue hemorrágico.

Debido a la escasez de agua en los barrios pobres, hay personas que cobran 100 pesos (5 dólares) por llenar un tanque de 55 galones. "Además de buscar dinero, me sirve como ejercicio", dice Felipe,  fisiculturista dedicado al negocio de cargar agua.

Si en los próximos meses prosigue la poderosa sequía, el agua sigue despilfarrándose y no llega a los hogares y centros productivos, el gobierno del general Raúl Castro tendrá un nuevo dolor de cabeza. Otro más.
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lunes, 24 de enero de 2011

Castigo 'ejemplar'.

Por Laritza Diversent.

Los cienfuegueros Bárbaro López Villavicencio de 44 años de edad, y Rafael Felipe Martínez Irizar de 41, ambos de la raza negra y adictos al alcohol, a mediados del 2009, acordaron llevarse una embarcación para salir del país destino México, y de allí, a los Estados Unidos.

En la configuración del plan distribuyeron las tareas. Martínez Irizar sería el encargado de localizar personas solventes, interesadas en abandonar el país, como una forma de obtener ayuda para sufragar los gastos de la operación. López Villavicencio buscaría  el combustible y al patrón de la embarcación, a quien le pagarían por fingir un secuestro.

Pablo Gómez Castillo, un oficial de la contrainteligencia, denunció los hechos. Aún no tenían en su poder ni un litro de petróleo, cuando ambos fueron detenidos. El tribunal de Cienfuegos los declaró responsables, en concepto de autores, de un delito de salida ilegal.

Ninguna de las evidencias apreciadas por el tribunal pudo arrojar las fechas exactas de la comisión de la acción delictiva imputada a los acusados.  El órgano de justicia estimó pruebas documentales sobre el lugar de la ideación del plan, de las averiguaciones e intentos por comprar petróleo, entre los días finales de mayo y principios de junio del 2009.

El hecho delictivo fue probado exclusivamente por declaraciones de los  testigos y los inculpados, quienes en el acto de juicio oral confesaron haber ideado un plan que nunca llevaron a la práctica. En vano trataron de argumentar un desistimiento. El tribunal no lo valoró porque "ante las detenciones estuvieron haciendo gestiones y averiguaciones en torno al logro de los objetivos propuestos".

El ‘peligroso plan’ "felizmente no aconteció gracias a la actuación oportuna de las autoridades", que ante la detención de los enjuiciados impidieron el desarrollando de la ilegal actividad. Un reconocimiento por parte del tribunal en su fallo, a la Unidad de Delitos contra la Seguridad del Estado en Cienfuegos, órgano encargado de la ‘investigación criminal’.

De nada valió que el fiscal reconociera, en sus conclusiones provisionales, que López Villavicencio "pensó hablarle para la misión" al testigo Rafael Jiménez Solís, capitán del ferry y de la patana que los acusados idearon secuestrar, sin embargo, "no lo llegó a concretar".

Tampoco sirvió que "en el sumario fueron explicitas y detalladas sus confesiones, al punto de ayudar al esclarecimiento del supuesto hecho delictivo", según argumentó el tribunal en la sentencia. Ingenuamente creyeron en la ley. El Código Penal exime de responsabilidad a la persona que desista voluntariamente de cometer un acto delictivo, cuando lo pone en conocimiento de las autoridades.

En su afán de enfrentar el delito y las injusticias, el tribunal provincial de Cienfuegos, pasó por alto, que todos los intentos de los acusados fueran infructuosos. Incluso reconoció en la sentencia que Martínez Irizar no pudo "materializar las gestiones realizadas en aras de localizar el combustible".

Una muestra de "la eficiencia, trato racional y diferenciado, la adecuada comunicación con las personas, la profesionalidad y rapidez en el esclarecimiento de los hechos delictivo y demás servicios que brindan al pueblo", los órganos de justicia y represión del gobierno revolucionario, según afirmó el diario Granma recientemente.

El tribunal apreció las declaraciones de cinco personas contactadas por Martínez Irizar, en su labor de promoción de la salida ilegal. Sin embargo, la sentencia omitió detallar, si estas tenían recursos para financiar la operación, requerimiento del plan ideado por los acusados. Por el contrario dejo por sentado que ninguna aceptó la propuesta, cosa rara en estos días.

Las pruebas para incriminarlos fueron valoradas "de conformidad de con los principios de la ciencia  y la razón". Bárbaro fue sancionado a 4 años de privación de libertad y Rafael a 5 años, máxima pena que prevé el delito de promover y organizar la salida ilegal de personas de territorio nacional.
Si todos los cubanos que fraguan planes para abandonar el país, se sancionaran, la población penal de la isla alcanzaría los 11 millones de recluso. Esa realidad no importa, como tampoco interesó, en la determinación de la sentencia, la prevención y el arrepentimiento. Mejor es castigar ejemplarmente. Lo fundamental para la justicia revolucionaria, es aplicar la ley "con el máximo de rigor y severidad necesaria".
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domingo, 23 de enero de 2011

Dilema de Gastón Baquero entre Batista y Castro.

Por Jorge A. Pomar.

Cambiando lo que haya que cambiar, enseguida veremos en qué consistiría ese "significado ético" sibilinamente atribuido por el purpurado habanero al último artículo de Gastón Baquero en el Diario de La Marina. Al margen de las segundas intenciones del vicario General de La Habana para desempolvarlo, el texto posee la doble virtud de, además de ser de una crudeza imprescindible para entender el dilema del autor ante la previsible debacle republicana en enero del 59, conservar casi toda su vigencia en la coyuntura actual.

Clarividencia que el ex jefe de redacción del poderoso Diario de La Marina compartía con muy pocos actores de la época. Así de pronto me vienen a la mente tres testimonios de similar lucidez, impacto, voluntad de estilo y fuerza admonitoria: la viril defensa del diálogo con el gobierno de facto hecha en una de las tertulias de la Universidad del Aire por el veterano mambí Cosme de la Torriente en defensa del diálogo con el gobierno de facto; el vibrante alegato de Rafael Díaz-Balart en el Capitolio contra el plan oficial de amnistiar a Fidel Castro y sus secuaces del sangriento asalto al Cuartel Moncada; y el veredicto histórico "Culpables fuimos todos", carta testamento redactada por Miguel Ángel Quevedo, ex propietario y director del influyente semanario Bohemia (en las antípodas del Diario de La Marina) antes de volarse la tapa de los sesos en Caracas en el 69.**

Ya en una categoría menor, dado el mayor grado de involucración y compromiso del autor con el totalitarismo castrista, sin duda por su impacto en mi propia conciencia, se me ocurre traer a colación aquí el poema de Nicolás Guillén "Digo que yo no soy un hombre puro", recitado por este servidor aquí en Renania del Norte-Wesfalia como parte de la campaña en favor de los reos de la Primavera Negra. La mezcla de impotencia, frustración y angustia, a la que el presidente de la UNEAC (muerto en el 89, no a fines de la década de los 70, como afirmo erróneamente en el vídeo) inyecta una fuerte dosis de extracto de rabia criolla en esa suerte de testamento poético, es muy parecida a la de Gastón Baquero.

Si bien Guillén, intelectual de capilla y pendejo como para él solo incluso de cara a la muerte, se cuida de politizar explícitamente su exabrupto lírico, purgando sus airados versos de cualquier alusión abstracta al peligroso tema de los derechos civiles, su énfasis machócrata en los excesos de mesa y alcoba insufla al mensaje un mayor poder de convocatoria plebeya y una demoledora vigencia materialista vulgar en vísperas de la abolición dela cartilla de racionamiento y el inminente despido de medio millón de empleados estatales. Mucho más popular y directo que Baquero, el también "Poeta Nacional" da rienda suelta a su visceral aversión al culto al hombre nuevo (nótese el lapso de lengua cometido por el recitador).

Y aunque a título clandestino, ya con un pie en tumba pero todavía entre temblores y castañeteos de dientes, no es menos cierto que apela tanto a las élites biránicas como a las masas hambrientas y desamparadas desde las entrañas del régimen. A saber, además de gourmet, bohemio y sibarita, el autor de “Tengo lo que tenía que tener”, consciente del engaño y el autoengaño en que había incurrido, seguía siendo el intelectual marxista atrapado en las redes del fatídico mito revolucionario que él mismo había ayudado a tejer con su poesía negrista y social. Por “azar concurrente”, como acotaría su rival torremarfilesco protegé batistiano (Cabrera Infante, Cuerpos divinos, y no ofensa en esto puesto que, a diferencia del Comandante, el mecenas del Palacio Presidencial no exigía culto a su persona y/o idiosincrasia a cambio de los favores concedidos) José Lezama Lima --ahora mismo, con motivo del centenario de su natalicio, de nuevo desnaturalizado a porfía por sus abstrusos exégetas cuyos calamitosos alardes de erudición parnasiana requieren a su vez una labor de decodificación tan ardua como estéril, pues al final del proceso sólo se saca en limpio sus respectivas egolatrías miméticas-- ya en las postrimerías de su buena vida de “rastacueros” a la sombra de guao del Nuevo Régimen, el desencantado mulato estaliniano Nicolás Guillén ratifica con amargura, a cara de perro furtivo desde su machismo pantagruélico, la incontrovertible veracidad del testamento epistolar de su refinado conracial homosexual Gastón Baquero.

Así, pues, al primer golpe de vista, el contraste entre ambos personajes apenas podía ser más craso, pues el modesto e insobornable pero inconsecuente y pusilánime jefe de redacción del conservador Diario de la Marina (foto de al lado, con tirada matutina y vespertina, sin duda el más importante de la Isla a la sazón después de Bohemia) jamás se dejó seducir por los cantos de sirena castrista. Al segundo golpe de vista, ya el lector sagaz se detecta, por encima de las diferencias de credo y temperamento, una nítida semejanza esencial entrambos que da pie al tardío empeño uneacista de ir al rescate de Baquero por el atajo afectivo y gremial.

Sutil rejuego cultural donde el difunto Jesús Díaz --probablemente de buena fe pero fiel a misión original de la dudosa Asociación Encuentro de la Cultura Cubana (AECC) se anota un primer éxito que ahora trata de capitalizar el obispo. Pero entendámonos, a buen seguro la razón arzobispal que explica esta al parecer incongruente y hasta desafiante reivindicación diferida en Palabra Nueva guarda mucho menos relación con el conservadurismo inherente a la Iglesia y al poeta que con la evidencia confesa de que el propio Gastón Baquero no se atuvo del todo a esos principios tan diáfana, magistralmente enunciados en su carta.

Veamos. En efecto, además de mentir consciente o inconscientemente al atribuirle la iniciativa de la violencia y el terror al Batistato --secuencia que, como sabe a día de hoy todo el que quiera saberlo, ocurrió al revés, constancia documental sobra--, el poeta optó por el silencio, por el laissez-faire a sabiendas de lo que ineludiblemente vendría tras la evitable apoteosis biránica. En cambio, una vez cerradas a cal y canto las puertas del diálogo y la vía electoral precisamente por la intransigencia de los rebeldes, la complicidad suicida de las mal llamadas "clases vivas" y la escandalosa parcialidad de la prensa republicana, elegir in extremis el mal menor en consonancia con su propia filosofía evolucionista.

Y si se tiene en cuenta el dato cronológico de que el terror revolucionario que, a raíz del Pacto de Caracas entre todas las facciones antibatistianas, reorientó al formidable movimiento cívico de la época por el camino de la lucha armada y silenció a Baquero había partido del bando opositor, el mal menor era el gobierno de facto, la "dictablanda" de Fulgencio Batista y Saldívar. Tanto más que --sin contar que, al igual que Guillén, a buen seguro él mismo debía en parte su ascenso al estrellato mediático a aquella Revolución del 33-40 protagonizada por el sargento oriental, por afinidad de origen (ambos oriundos de Banes), extracción social (de bien abajo), raza (mulatos), condición de hombre hecho a sí mismo y hasta temperamento dialogante, el poeta debió haberse decantado por el "tirano", cuyos "sicarios" no perseguían a nadie por delitos de conciencia sino de sangre y extorsión a mano armada. Y de hecho, había sido investido a todos los efectos como él único garante fiable de la continuidad republicana precisamente por los petardos y amenazas del M-26-7 y el Directorio Estudiantil que le obligaron a callar a la vista de la catástrofe en ciernes.

Por otro lado, el periodista Baquero no podía ignorar el expediente homicida del abogado Fidel Castro, notorio pistolero profesional del "Bonche" universitario. Sólo que, aunque probablemente ya inútil a mediados del 58, a Baquero le faltó desde el principio el mismo cromosoma de coraje cívico que hoy se echa de menos en casi toda la intelectualidad "de ambas orillas", que sabe tan bien como la curia católica que su opción por la paz, el diálogo y la concordia social frente al continuismo raulista conduce en línea recta a la prórroga sine die del actual cataclismo nacional.

Así las cosas, los móviles cubaencuentrosos, léase criptorraulistas, de Monseñor Carlos Manuel de Céspedes para exhumar en la Revista de la Arquidiócesis de La Habana, justo en pleno contubernio clerical con el Raulato, su tan celosamente guardado plaidoyer conservador de Gastón Baquero se caen literalmente de la mata. A saber, si mi suspicaz Alter Ego no yerra, consistirían en: (1) Legitimar bajo el rótulo de política realista los actuales conciliábulos entre el General y su Cardenal como el único remedio eficaz ante una situación aparentemente sin salida. (2) Inducir a creyentes, laicos, agnósticos y ateos, revolucionarios, contrarrevolucionarios, desafectos y apolíticos, periodistas, intelectuales y académicos de una y otra orilla, a asumir como máximo similares actitudes equidistantes ante la mezquina, ruinosa "actualización del modelo socialista" en curso. (3) Conjurar cualquier conato de rebelión cívico-militar por medio del anatema religioso-literario contra una "revolución en la revolución" que, valga la sutileza subliminal, cómo no, conduciría por analogía a una imaginaria crisis del mismo signo retrógrado que aquel triunfo castrista pasivamente temido por el resignado director del Diario de la Marina.

Hasta ahí las plausibles conjeturas abicueriles. Juzgue el lector. Al perderse para siempre de Morro rumbo al exilio español tan pronto como en abril del 59 (presteza que, a diferencia del redactor-jefe José Ignacio Rivero, le ahorró al atemorizado poeta la ordalía de presenciar el aparatoso asalto armado por milicianos y agentes del G2 al imponente edificio del diario en la Manzana de Gómez), dejaría a sus obnubilados colegas, y a toda la desquiciada Cubanidad, un vaticinio con el que coincidiría 30 años después Guillén "el Malo" (según el sambenito que le endilgara el despechado apparatchik Pablo Neruda, otro vividor mestizo) del Kremlin in articulo mortis. Dos esfuerzos baldíos: agotado el siguiente ventenio, el (para no pecar de absolutismo demoscópico) grueso largo del gremio intelectual "de ambas orillas de la cultura cubana" sigue haciendo caso omiso no sólo de ambos alegatos sino incluso de la imperiosa necesidad intelectual de al menos hablar claro en tiempos de indolencia, egolatría, materialismo vulgar, doble moral, sicofancia, delación, traición intelectual y eclesiástica, simonía disidencial, oscurantismo general y, sobre todo, agonía existencial de "nuestro pueblo" de a pie de cara a otro futuro repleto de penurias, genuflexiones, éxodos...
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Viejitos.

Por Generación Y.


Compró una caja de cigarros fuertes aunque no fuma, una bolsa de tela para mandados a pesar de que llevaba otra consigo y dos aburridos ejemplares de Granma de un mismo día. Lo hizo para ayudar a esos viejitos de cuerpos temblorosos y ojos enrojecidos que venden infinitas menudencias en las calles de La Habana. Gente con las piernas trabadas por la artrosis, el bastón completando su desgarbada anatomía y el pelo encanecido por los años. Ancianos y ancianas lanzados al mercado informal exhibiendo su magra mercancía en los portales de las avenidas Reina, Galiano, Monte y Belascoaín. Septuagenarios obligados a revender su cuota normada de alimentos –cada vez más reducida– y abuelitas de rostro triste que comen gracias a los caramelos o los cucuruchos de maní que ellas mismas ofertan a la salida de las escuelas.

Miles de viejitos cubanos han tenido que volver -al final de sus vidas- a una jornada laboral, esta vez marcada por la ilegalidad y el riesgo. Manos que se estremecen por el Parkinson muestran golosinas azucaradas en las paradas de los ómnibus y rostros arrugadísimos nos miran mientras dicen que tiene cuchillas de afeitar a sólo cinco pesos. Sus pensiones son extremadamente bajas y el merecido descanso que proyectaron tener se les ha convertido en días agitados escondiéndose de la policía. El sistema que ayudaron a edificar no puede proveerlos hoy de una vejez digna, no logra evitarles la miseria.

Desgarbado y arrastrando los pies, aquel octogenario de la esquina pregona que tiene esponjas para fregar y tubos de cola loca que lo pegan todo. Una muchacha pasa y comprueba el contenido de su monedero, no le alcanza ni para lo uno ni para lo otro, pero mañana regresará y para aliviarlo le comprará algo, así sea uno de esos periódicos nacionales que sólo publican rostros de ancianos felices y satisfechos.
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¡Alerta en Miami!

Por Tte. Coronel Reynaldo Sánchez.

Todo parece indicar, según los últimos acontecimientos desarrollados en Miami, que el Gobierno cubano está tratando de llevar a cabo una ofensiva en cuanto a acciones que le permitan desviar la atención de los hechos represivos que se están llevando a cabo en la Isla, el aumento de actividades a favor de la dictadura de los Castros en nuestra Ciudad así lo refleja. Hubo un estado de letargo hace un tiempo pero ya han vuelto a la carga, la valla puesta en un lugar céntrico de esta comunidad esperando la reacción lógica ante el enunciado de la liberación de los cinco espías cubanos es una fiel prueba de lo dicho y ahora para colmo de los colmos intentan realizar una marcha en pleno corazón miamense  para apoyar al castrismo. Saben que es una provocación, saben que eso traerá protestas en contra, saben que eso es un hervidero de consecuencias que nadie puede preveer pero lo hacen con pleno conocimiento de causa.

Estas actividades en apoyo al castrismo se gestaron, según pude tener conocimiento, en la década de los 80 cuando se realizaron las primeras visitas de organizaciones pro cubanas radicadas en EEUU a la Isla. En una de ellas, realizada en el salón de reuniones del Consejo de Ministros en el Palacio de la Revolución con la presencia y dirección de Fidel Castro, se me entregó una lista con los nombres de los participantes extranjeros para que la anotara en el diario de Castro que yo escribía y donde debía apuntar todos los acontecimientos del dictador cubano. Allí y después de un tiempo surgió la propuesta dentro de los visitantes de quedarse en Cuba para ayudar con su esfuerzo al proceso revolucionario. Automáticamente vi en el rostro de Fidel que había captado la oportunidad de usarlos para fines más importantes en favor de sus intereses. Castro dio un receso y se fue en dirección a su despacho que queda a escasos metros del salón de esta reunión, seguidamente mandó buscar al estonces capitán Ramírez, oficial de la Inteligencia cubana que bajo fachada de Ministerio de Relaciones Extranjeras (MINREX) acompañaba a los visitantes.

En la antesala del despacho presidencial Fidel le habló a Ramírez sobre cómo se podía utilizar a esas personas en favor de Cuba dentro de los Estados Unidos; según Fidel, la Inteligencia debía escoger los más resueltos y confiables para el trabajo que posteriormente les asignarían sobre todo en labores de propaganda para el gobierno cubano, desinformaciones e incluso en labores de influencia en el medio en que desarrollaban sus actividades aquí en Estados Unidos.

Terminado el receso Fidel vuelve al salón y les explica a los allí reunidos que se apreciaba muchísimo el ofrecimiento que ellos habían hecho pero que la Dirección de la Revolución había decidido que ellos serían mucho mas útiles en los propios Estados Unidos. Los visitantes, sin excepción, aceptaron de muy buena gana lo dicho por el dirigente cubano; la reunión se terminó y Fidel volvió a su despacho con el Capitán Ramírez, me imagino que sería para redondear toda la idea que él tenía con relación a estos grupos de residentes norteamericanos. No lo supe a ciencia cierta porque no entré al despacho en ese instante.

Lo cierto es que el Departamento M XIX de la Direción de la Inteligencia Cubana encargado de atender a la comunidad de cubanos residentes en el exterior incluyendo a los EEUU asumió la dirección de esta tarea asignada por Castro. A partir de ese momento se vio un incremento de actividades y creación de grupos y organizaciones pro cubanas dentro de los Estados Unidos; hoy esas actividades se han venido incrementando sobre todo aquí en Miami y no me cabe duda que van encaminadas a buscar la reacción de esta comunidad para poner en funcionamiento una maquinaria de descrédito de este sufrido exilio.
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Johana Tablada: la nueva generación en el poder.

Por Emilio Ichikawa.

Dos de las tesis cubanológicas más populares en los últimos años acerca de la inminencia del fin  del castrismo (la del fin del agua y muerte por sed re-apareció ayer) han sido la de la "muerte por tecnología comunicativa" y la de "la agonía generacional". La primera no rebasa una objeción: el poder también tiene acceso tecnológico; por lo que en una competencia ideal apenas podría hablarse de empate. La segunda, la refuta la realidad terca de que en unos años el castrismo ha renovado sus cuadros. Y no necesariamente promoviendo militares (aunque haciendo esto también).

Recientemente el gobierno cubano ascendió a tres ingenieros al frente de dos Ministerios y un Instituto. Las edades: 44, 48 y 52 años. Quien lea regularmente noticias sobre la isla -no tiene que ser "cubanólogo"-, podrá recordar nombres como Bruno Rodríguez, Rogelio Polanco, Miguel Díaz Canel, Misael Enamorado, Fernando Rojas Gutiérrez, etc., que impiden repetir sin riesgo la tesis de la senectud del funcionariado; y al menos relativizar la de la militarización.

Ayer Cubadebate publicó una entrevista (multicitada en la red) realizada a Johana Tablada (foto: cd), subdirectora del Departamento de América del Norte del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba. Johana Tablada no ha llegado a la Cancillería a través de la casualidad o la empiria sino de la escuela; y ha sorteado durante años el difícil engranaje de la burocracia insular. Es hija de dos conocidos intelectuales cubanos afiliables a la "heterodoxia" revolucionaria: la Dra. Carolina de la Torre, psicóloga, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana e investigadora del Centro Juan Marinello; y del Dr. Carlos Tablada, especialista en temas de relaciones internacionales y autor de un libro sobre el pensamiento económico de Ernesto Guevara que, en el año 1987, a los veinte años de su muerte en Bolivia, el mismo Fidel Castro convirtió en bibliografía activa de las ciencias sociales cubanas desde la Plaza de la Revolución.

Johana Tablada forma parte de un linaje intelectual -debería haber dicho "clasista"- que ningún Borbón podría obviar, así se produzca con exactitud su más soñado regreso. Evoco esto -sin más detalles- por una razón: en La Habana no están improvisando y para encarar al castrismo hay que ir más allá (es decir, más acá) de las denuncias.
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sábado, 22 de enero de 2011

Enero 22 (1976) SDPE.

Por Gustavo Silva.

Se crea la Comisión Nacional de Implantación del Sistema de Dirección y Planificación de la Economía (SDPE), bajo la presidencia de Castro, para llevar adelante la nueva política económica fijada por el primer congreso del único partido.

Luego de la batalla (1968-70) por los diez millones de toneladas de azúcar, los manuales cubiches de economía "en transición al socialismo" refieren sendas etapas de crecimiento acelerado (1971-75) y estabilidad macroeconómica (1976-85) antes de sobrevenir la desaceleración (1985-89) y crisis (1989-93). En aquellas etapas campeó por sus respetos el SDPE, que configuró el núcleo duro del "modelo estatal globalizado" y se enfiló a "rectificar errores" del voluntarismo económico reinante en la zafra de los diez millones.

La Habana y Moscú suscribirían (febrero 6, 1976) su primer contrato quinquenal de intercambio comercial y Raúl Castro mismo inauguraría (marzo 3) los cursos de la Escuela Nacional de Dirección de la Economía. El gobierno impone (agosto 23) los precios y tarifas (Ley 1311) y empieza el ascenso de la estrella de turno, Humberto Pérez, quien diserta sobre "relaciones monetario-mercantiles y autofinanciamiento". Raúl León Torras, presidente del Banco Nacional re-estructurado, arma (marzo 13, 1978) la Comisión Nacional del Plan Caja. La estrategia de "industrialización desplegada con cambio de matriz tecnológica", que en buen romance significa montar plantas y más plantas fabriles ya obsoletas de diseño soviético o este-europeo, toma forma de "tareas de choque" y Castro comienza a visitar las obras, ya sea el combinado textil de Santa Clara (abril 4, 1978) o el gigantesco molino de crudos de la fábrica de cemento de Mariel (abril 6), en lo que Cuba y la URSS firman el protocolo comercial más importante "en la historia de sus relaciones económicas".

En el campo, las cooperativas de principios de la revolución castrista van languideciendo hasta quedar en 43 (1977), bajo el empuje —desde 1966— de planes integrales, especializados y dirigidos. Sobreviven las cooperativas de créditos y servicios (CCS), en medio de la creciente des-ruralización, que Castro había intentado atajarla desde su discurso en La Plata (mayo 17, 1974). El cooperativismo principió a reanimarse a costa del subsidio soviético y se formaron nuevas Cooperativas de Producción Agropecuaria (CPA): hacia 1987 una tercera parte del campesinado, con casi la mitad de las tierras del sector, estaría colectivizada.

Tras lograrse (1978) la segunda mayor zafra de la historia: 7.3 millones de toneladas de azúcar, Humberto Pérez se consagra (1979) como ministro-presidente de la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN) [que desde la renuncia de Regino Boti (1964) atendía Osvaldo Dorticós mientras posaba de presidente de la república], clausura (febrero 16, 1979) la plenaria nacional de chequeo de la implantación del SDPE y es designado (marzo 3) vicepresidente del Consejo de Ministros. Dicen que hubo crecimiento sostenido (1975-85) al ritmo promedio de 6.7%, pero hacia hacia 1982 el país declinaba hacia la insolvencia y León Torras tenía que renegociar en París (marzo 1, 1983) la deuda externa con países acreedores de Occidente.

La división internacional socialista del trabajo había provocado que el peso específico del azúcar en las exportaciones en 1980 (83.7%) fuera mayor que en 1958 (80.6%). Castro echó a un lado a Humberto Pérez y emprendió otra "rectificación de errores" con la convicción gritada de que ¡ahora sí vamos a construir el socialismo!
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Despedida de Cuba del poeta Gastón Baquero en el Diario de la Marina.

Gastón Baquero tenía "en su contra" cuatro supuestos estigmas para la Cuba anterior a 1959: ser de raza negra, campesino (para la mayoría de los residentes de La Habana, y sobre todo para aquellos habaneros de primera generación, ser de Banes y de cualquier pueblito del interior de Cuba es ser campesino), pobre y homosexual. En lenguaje peyorativo de la época, Gastón Baquero se diría que era: "negro, guajiro, muerto de hambre y maricón", o sea, "la última carta de la baraja". Sin embargo, Baquero llegó a ser Jefe de Redacción del Diario de La Marina, el más importante diario o periódico de Cuba. El gran poeta y ensayista Gastón Baquero es un ejemplo de que con talento y perseverancia se salía adelante en aquella anterior República tan vilipendiada por los Castristas. Por cierto: ¿Cuántos Jefes de Redacción negros ha tenido: Granma, Juventud Rebelde, Trabajadores o cualquier diario de provincias después del triunfo revolucionario de 1959? Yo no he conocido a ninguno ...
Gastón Baquero, Diario de la Marina, 19-04-1959

Al iniciar un viaje que por muchos motivos puede denominarse de vacaciones, consideramos obligado ofrecer a los lectores amigos --los otros se lo explican todo a su manera-- algunas consideraciones sobre la actitud de este columnista antes y después del 1º de Enero.Veníamos en silencio, sin escribir, desde la aparición de la censura. Meses y meses previos al desenlace de una etapa histórica, nos vieron callados, y posiblemente interpretados por algunos frívolos o por algunos ciegos apasionados como indiferentes a un dolor patrio o como partícipes de la mentalidad y ejecutoria que producía esos dolores. A cada cual su juicio, su interpretación, su creencia, que sólo puede modificarla el tiempo. Es inútil razonar contra los prejuicios.

Las personas de nuestra manera de pensar nos veíamos cada día más arrojadas a un callejón sin salida. Estábamos contra el crimen y la violencia, pero no podíamos irnos con la revolución. Comprendíamos que ya la tragedia cubana avanzaba con violencia arrasadora y que no tenía nada que hacer la voz del periodista, y menos si éste pertenecía a la ideología conservadora. Se habían gastado las palabras persuasivas, los llamamientos al cese de la lucha, las apelaciones a buscar una salida incruenta. La palabra pertenecía a las armas, que no se han hecho para propiciar el entendimiento. A quienes no podíamos ni aplaudir lo que ocurría, ni dar por bueno lo que venía, no nos quedaba otra postura que la del silencio. Y al silencio fuimos.

Los tiempos cubanos, como los de casi todos los países en esta hora del mundo, se inclinaban visiblemente hacia las soluciones extremas. Muchos creían que se gestaba simplemente la caída del gobierno con su reemplazo por otro mejor, pero adscrito en definitiva a una línea jurídica, económica, social, política, dentro de una tradición inaugurada en la Carta Magna de 1940. Quienes veíamos que la nueva generación iba mucho más allá, y propugnaba una revolución y no un simple cambio de gobernantes abogábamos, por no tener fe en las revoluciones, por salidas de otro tipo, que eliminaran el gobierno malo, pero que no abrieran la terrible incógnita de una revolución social siempre más radical y profunda de lo que --afortunada o desdichadamente-- Cuba puede y debe intentar en esta hora.

¿Y por qué no tenemos fe en las revoluciones? No es porque ellas produzcan trastornos, lesionen intereses, vuelquen las costumbres. No tenemos fe en ellas porque siempre se fijan tareas que requerirían la asistencia de grandes genios, la milagrosa autoridad de ángeles y santos para cambiar de la noche a la mañana la naturaleza humana. Las revoluciones quieren hacer por decreto que en un instante se precipite el progreso, y nazca el hombre nuevo y surja por encanto la ciudad soñada. Su gran paradoja consiste en que no quiere dar al tiempo lo que es del tiempo, ni al hombre lo que es del hombre, sino que intenta saltar, a pies juntillas, por encima del tiempo y del hombre para llegar de una vez a la meta teóricamente fijada.

Provocan sufrimientos y conmociones que alteran a fondo y por mucho tiempo el desarrollo normal y seguro, el avance lógico y humano hacia el mejoramiento constante de las formas de vida. Quiere la perfección de la noche a la mañana y es en definitiva una noble pero trágica terquedad ideológica, soberbia intelectual, que quiere desconocer la naturaleza humana y piensa que las grandes ideas, el afán por la justicia, la sed de verdad, no han aparecido en el mundo porque a éste le han faltado revolucionarios. La historia muestra que los revolucionarios han contribuido como nadie a la aparición de nuevas ideas, de mejoramiento y de justicia, pero que los revolucionarios, cuando triunfan, ya no saben sino saltar hacia el porvenir, de un golpe, ignorando la dura materia del tiempo y la fuerte resistencia del hombre. Mientras no llegan al poder son un bien, pues traen el fermento de la inquietud y el aguijón del progreso.

El progreso cubano culminó, como se sabe, en la fuga del dictador, en la impotencia de la junta militar, y en el ascenso al poder de la juventud partidaria de la revolución. Los caracteres ideológicos de ésta no fueron nunca disfrazados por sus dirigentes. En el manifiesto dado por el Dr. Fidel Castro en diciembre de 1957, al desembarcar en Cuba, están contenidas todas las ideas que hoy se van convirtiendo en leyes. (Nota de Mons. Carlos M. de Céspedes: el desembarco del Granma tuvo lugar el 2 de diciembre de 1956, no de 1957; a qué manifiesto se está refiriendo Gastón, ¿no será acaso a La Historia me absolverá, manifiesto pronunciado por el Dr. Fidel Castro en el juicio por el asalto al Cuartel Moncada y al Cuartel Carlos Manuel de Céspedes, en 1953?).

Si algún capitalista se engañó, fue porque quiso; si algún propietario pensó que todo terminaría al caer el régimen, pensó mal, porque claramente se le dijo por el Dr. Castro que todo comenzaría al caer el régimen; y si alguna persona alérgica a las grandes conmociones económicas y sociales siguió y ayudó al Movimiento, creyendo que éste venía solamente a tumbar a Batista, pero no a cambiar costumbres muy arraigadas en la organización económica y social, se equivocaron totalmente o no leyó con atención aquel manifiesto. El Dr. Castro no ha engañado a nadie, aunque mucha gente conservadora y enemiga de las convulsiones le siguieron sin preguntarse detenidamente hacia donde la llevaban.

Y como este columnista no fue ni es partidario de las revoluciones, ni de las transformaciones violentas de la estructura social (lo que no quiere decir que permanezca indiferente ante los males y renuncie a la superación de estos por medios que le parecen menos dañinos y más duraderos), no creyó nunca que se debió abandonar los esfuerzos para poner fin pacífico y no revolucionario a los horrores que Cuba padecía. Por supuesto que esta idea no sólo fue derrotada por los hechos lo que es mortal para una idea sino que se prestó y se presta a las interpretaciones más agresivas y mortificantes sobre el origen de la actitud.

Al triunfar la revolución no faltaron los atolondrados que seguían creyendo que por haber sido más o menos antibatistianos eran ya suficientemente revolucionarios. No veían que el 1º de enero, volado ya el posible puente de una junta militar delicia de los que querían dinamitar la casa, pero sin derribar las paredes ni el techo, Cuba entraba a vivir una etapa histórica absolutamente distinta. Esta etapa iba a requerir una nueva mentalidad en las clases, en los ciudadanos, en el Estado, en las costumbres, pero muy pocos lo sospechaban.

Al principio, todo fue júbilo. La caída de una dictadura que cometió tan terribles errores y realizó tantos horrores, fue ocasión justificada para el desbordamiento oceánico de alegría pura y sincera, sin diferencia de clases ni de individuos. Todos eran felices porque había caído la tiranía; pero muchos no sospechaban siquiera que recibían entre palmas una revolución social. Ya de Batista estaban hasta la coronilla los más tenaces batistianos. El río de sangre, la inseguridad para la vida y la propiedad, la censura de prensa, el imperio del terror como norma de gobierno, habían llegado a sensibilizar hasta a los reacios al dolor ajeno. Cuba había apurado el límite de la resistencia física y de la resistencia moral. De todos sus sufrimientos parecía librarse, en jubilosa catarsis, cuando ofrecía enardecida a los revolucionarios victoriosos el laurel de la gratitud y el aplauso de la admiración. Y como en 1902, como en 1933, como en 1944, el pueblo cubano se dispuso a iniciar de nuevo el camino hacia la honradez administrativa, la libertad ciudadana, el respeto a los derechos, la desaparición de los privilegios, y la vida reglada por la paz, la cultura y el progreso.

¿Cuál era la actitud correcta de quienes no creímos en la revolución y no hicimos por ella nada, aunque tampoco hicimos, en conciencia, nada contra ella? A nuestro juicio, lo decoroso, lo justo, era el silencio. Fácil nos hubiera sido, de quererlo, y pese al riesgo de esa burla, presentarnos en pose demagógica, arrojando flores al paso de los vencedores. ¿No es esto lo usual?¿ No hemos presenciado el desfile ignominioso de los incorporados, de los revolucionarios del 2 de Enero, de los radicales que no tienen mucho que perder y de los conservadores y hasta reaccionarios disfrazados de dantones?
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viernes, 21 de enero de 2011

Hijos de papá.

Por Iván García.


Los hijos de ciertos jefes de la nomenclatura criolla tienen un sello personal. Visten ropa de marca. Toman cogñac o whisky. Tienen coche propio. Internet en casa. Son aficionados a la buena mesa y a las noches movidas en las mejores discotecas de la ciudad.

Poseen pasaporte para viajar al extranjero. Y en privado halan más cocaína que una aspiradora. Son fanáticos a los cuadros lésbicos y el sexo con varias chicas. Para guardar la forma y seguir la estela de sus padres, estudian en colegios militares.

O administración y marketing en prestigiosas escuelas en el extranjero. Su doble moral es exquisita. Delante de desconocidos, de carretilla te sueltan el típico discurso nacionalista y antiyanqui.

En confianza, están esperando el desenlace final de la revolución para ver de qué lado está la mayoría. Mientras llega el momento, sus padres los van posicionando en buenos puestos laborales.

Cuando en Cuba se produzca un cambio real, y no el artificial diseñado por los gurús de verde olivo, los hijos de papá serán los futuros gerentes de empresas, bancos, hoteles, campos de golf o cualquier otro negocio que dé plata en la Cuba post-Castro.

Ahora van de gallo tapado. Gastando combustible y divisas en La Habana nocturna. Viviendo bien y comiendo tres comidas calientes al día. Bailando música salsa en centros nocturnos como el Salón Rojo del Caprí o en Río Club, discoteca de la barriada de Miramar, a escasos metros del río Almendares.

A la salida, siempre risueños y con la cartera llena, terminan la noche en cafés a tiro de piedra del malecón habanero. Bebiendo cerveza Heineken y esnifando 'melca' en el asiento trasero de su auto. Suelen ir a la cama a la hora en que muchos van a trabajar. Almuerzan carnes y mariscos mientras en gigantescos televisores de plasma ven las últimas noticias del mundo.

Sus padres están autorizados a tener antenas parabólicas y adsl. Son revolucionarios de fiar. Lo más granado de la revolución socialista. Cuando el discurso oficial pide a los cubanos simples que abran un nuevo agujero al cinturón, estos vástagos, hijos de tipos importantes, duermen diez horas, tienen aire acondicionado central en sus residencias y los fines de semana pescan en el yate del viejo.

Lo bueno que tiene ser hijo de un "pincho" (dirigente) en Cuba, es que no tienen que preocuparse por los paparazzi o las notas escandalosas en la prensa rosa. Los trapos sucios se guardan en casa. Sus progenitores tienen el poder. Controlan el ejército y los medios de comunicación y producción.

Jóvenes con vía libre para llevar una vida disipada y fácil. ¿Y sus padres? Prefieren mirar hacia otro lado.
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Mazorra: vergüenza nacional.

Por Julio Ordaz.

A poco de triunfar Castro, Bohemia publicó fotos del Hospital de Dementes de Mazorra con la doble intención de mostrar "una de las más feas páginas de nuestra historia y una terrible prueba contra el régimen de corrupción y tiranía". Bohemia rememoró hace poco (diciembre 23, 2008) aquel reportaje, que expresó también la confianza "en que tales horrores habrán de desaparecer para siempre".

Los dementes solían internarse en la cárcel y, de vez en cuando, en el hospital de San Francisco de Paula o el leprosorio de San Lázaro, hasta que el obispo Espada consiguió erigir (septiembre 18, 1828) para ellos el Asilo de San Dionisio. Luego las locas fueron trasladadas a la Casa de Beneficencia, pero hacia 1851 su director no aguantaría más y empezó a buscar lugar más adecuado para juntarlos a todos. Así encontró (1854) el potrero Ferro, de casi 12 caballerías, que se compró por unos 11 mil pesos (otros dicen que 17 mil) al terrateniente y traficante de esclavos José Mazorra. En placa de mármol a la entrada del actual Hospital Psiquiátrico consta que esta Casa General de Enajenados, luego Hospital de Dementes, se fundó (1857) por orden del capitán general José Gutiérrez de la Concha. Habría que esperar porque José Joaquín Muñoz principiara hacia 1863 con el tratamiento médico de la locura aprendido en París. Y más tiempo aún para que entrara en vigor el Reglamento de la Casa General de Enajenados de la Isla de Cuba (1880).

Con todo, al salir los españoles, el Dr. Lucas Álvarez, primer director bajo la intervención americana, encontró 393 internados y pidió auxilio al gobernador militar Brooke para transformar aquello de perrera o almacén de locos en hospital.
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Castro y la hora de hacer algo.

Por Pedro Pablo Bilbao.

Al cabo de 376 Reflexiones en casi 4 años, Castro el Viejo retorna al tema con que comenzó (marzo 28, 2007): la crisis mundial de alimentos, con el apremio de que "es hora ya de hacer algo". En la estela del peor romanticismo de izquierda, el viejo Castro se muestra casi tan titánico, al arrogarse el papel de consejero mundial, como lo fue en su función ejecutiva de la revolución sin fronteras, que fracasó. Luego de haber planteado "una reforma agraria mucho más radical" (Biografía a dos voces, 2006, página 224), su gestión ha desembocado en la situación que el barón Alexander von Humboldt describió en su Cuadro estadístico de la Isla de Cuba  (1825-1829): "Nos encontramos con una importación anual de comestibles [que] exige anualmente el comercio exterior una población (…) colocada sobre el suelo más fértil, y el más capaz, por su extensión, de alimentar a una población por lo menos seis veces más considerable".

Sin embargo, la reflexión se torna más interesante por presentar Castro la amalgama historiográfica de que "la URSS no tuvo absolutamente nada que ver con el triunfo de la Revolución Cubana. Esta no asumió el carácter socialista por el apoyo de la URSS, fue a la inversa: el apoyo de la URSS se produjo por el carácter socialista de la Revolución".

Lo primero es cierto. De vez en cuando aparece recalentado el manjar que urdió Salvador Díaz-Versón al conectar a Castro con el Kremlin antes de matricular en la Universidad de La Habana, pero la clave sería dada (abril 26 de 1948) por el embajador interino de los EE. UU. en Cuba Lester Mallory: "Si bien no hay pruebas de que sea comunista, hay más que suficientes de que es un personaje indeseable y gangster en potencia".

Lo segundo es discutible. Antes de que Castro triunfara, Jruschov había aprobado (diciembre 27, 1958) suministrarle armas a través de Checoslovaquia. A la hora del triunfo, el KGBoso Nikolai Leonov se acordó de que había viajado con Raúl Castro en 1953 y conocido en México a Fidel Castro en 1956. No causó mucha impresión en Lubianka, pero Castro haría algo impresionante: hacia julio de 1959 mandaba al ya seguroso Ramiro Valdés a Ciudad México, con la misión secreta de contactar al embajador soviético y al jefe de la estación KGB. Todavía la CIA no había esbozado el plan de invasión con exiliados.

Para octubre de 1959, el KGBoso Alexander Alekseyev estaba en La Habana con vodka, caviar y fotos de Moscú. Tras confesarle Castro que Marx y Lenin se hallaban entre sus guías intelectuales, Alekseyev se quedó aún más sorprendido al proponerle aquel que Mikoyan visitara la Isla. En esa visita Castro le tumbaría a los bolos un contrato comercial de venta de la quinta parte de las exportaciones cubanas de azúcar y compra de petróleo soviético a precio por debajo del mercado mundial, así como un crédito blando de $100 millones. Al regreso de Mikoyan a Moscú, Jruschov envió (marzo 15, 1960) su primer mensaje personal a Castro a través de Alekseyev: ya podía comprar cualesquiera armas en Checoslovaquia e incluso en la URSS, si fuere necesario.

A tal efecto Raúl Castro viajó a Praga y de allí voló (julio 17, 1960) con Leonov a Moscú. Al mes siguiente, la KGB asignaba a Cuba el nombre en clave AVANPOST. Por obra y gracia de Castro y la KGB, el comunismo soviético tenía su primer enclave en el hemisferio occidental.
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sábado, 15 de enero de 2011

La mala fortuna de Luciano.

Por Iván García.

Antes de que Raúl Castro aprobase enviar al paro, a la vuelta de dos años a un millón 300 mil trabajadores, ya Luciano, 39 años, la estaba pasando mal.

Laboraba en una oficina de trámites burocráticos al suroeste de La Habana. Ganaba 290 pesos (alrededor de 12 dólares) y en compensación a tan poca paga, de lunes a viernes trabajaba sólo 4 horas, pese a que un cartel aclara que el horario es de 9 de la mañana a 5 de la tarde.

En un improvisado local, Luciano aprovechaba las mañanas para confeccionar empanadas de harina rellenas con guayaba. Después de mover el rodillo hasta el cansancio, elaboraba 800 empanadillas. Luego se sacudía el polvo de harina, se alisaba el pelo con agua, se cambiaba la indumentaria y, a partir del mediodía, atendía trámites legales.

Siempre se las arreglaba para irse ante de las 4 de la tarde, hora en que lo esperaba un amigo para comenzar a preparar, en un decrépito serpentín, un centenar de litros de alcohol destilado con miel de purga, que vendían a 7 pesos (40 centavos de dólar) la botella. Un ron 'cosaco', insufrible, que provoca náuseas al probarlo, pero ya tradicional en los barrios marginales habaneros, donde la bebida de calidad es un lujo mayúsculo.

Con sus dos trabajos extras, Luciano se embolsillaba cerca de 90 dólares mensuales, casi nueve veces más que su salario estatal. Por eso, cuando en una reunión su jefe le dijo que quedaba 'disponible’ -la jerga oficial llama así a los despedidos- Luciano se lo tomó con calma.

A partir de ahora, pensó, tendría más tiempo para sus oficios ilegales. Pero en diciembre la policía decomisó el centro clandestino de elaboración de empanadas y le asestó un buen golpe. Por si no bastara, se rompió el serpentín donde preparaban el trago amargo de los olvidados.

Dice un refrán cubano que "cuando el mal es de cagar, no valen guayabas verdes". Ante la perspectiva de un fin de año sin frijoles negros ni cerdo asado, su mujer recogió los matules y se fue con los tres hijos para la casa de su madre. En una fiesta, entre licor y bailes eróticos, ligó a un viejo con la cartera abultada.

Luciano no quiere culpar a nadie por su mala suerte. Es lo que lo tocó. En su salvación vino una amiga, en cuyo domicilio ha montado una tienda ilegal, dedicada a la venta de pacotillas traídas de Ecuador, Caracas y Miami. Ella le dio una cantidad de ropa para que la vendiera, se ganara unos pesos e intentara reconquistar a su esposa.

Cuando ya parecía que su desgracia había tocado fondo, fue pillado por la policía con un maletín  cargado de artículos sin los comprobantes que justificaran su procedencia. Le quitaron la pacotilla y le pusieron una multa de 1,500 pesos (70 dólares). A su amiga ahora le debe casi 200 dólares por la mercancía decomisada.

Sin trabajo ni familia y con deudas, Luciano recibió el 2011. Así y todo, se considera una persona de temple. Confía que en el transcurso del año su suerte cambie para bien. De momento, peor no le puede ir.
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viernes, 14 de enero de 2011

Casarse en La Habana.

Por Iván García.

Diana, 25 años, ha visto cientos de veces el mismo video en su televisor chino. Y se emociona cuando en un Cadillac descapotable de 1957, recorría las calles de La Habana vestida de blanco al lado de su futuro esposo.

"Fue el momento más feliz de su vida. La entrada al palacio de los matrimonios, el notario declarándonos marido y mujer y los presentes pidiéndonos que nos besáramos", recuerda Diana.

El modesto hotel donde pasaron la luna de miel no les impidió hacer sexo a toda hora. Unos meses después, el casamiento se convirtió en una pesadilla. El dinero escaseaba y su marido le sugirió que jineteara discretamente. "Cariño, me dijo, no podemos vivir en una realidad virtual".

Diana estaba muy enamorada. Y se fue a la guerra. Su batalla era acostarse con amigos de su marido que con lujuria la miraban y estaban dispuestos a pagar 50 pesos convertibles por una noche. Luego aparecieron extranjeros que pagaban mejor.

En lo material, las cosas fueron viento en popa, pero su amor se fue a bolina. "Dije hasta aquí cuando un ruso me ofreció 120 dólares por follar conmigo delante de mi esposo. Lo peor es que él aceptó", dice indignada. Diana ha seguido jineteando, ahora por su cuenta.

Carlos, sociólogo, considera que uno de los grandes daños provocados en cinco décadas de revolución ha sido la pérdida de conceptos tradicionales acerca de la familia y el matrimonio y la ausencia de códigos éticos y morales.

"En los primeros años, el discurso revolucionario era muy anticatólico. Y en el afán de darle más espacio a la mujer en la sociedad, propició la promiscuidad, con albergues en el campo y escuelas de internados, lejos de los suyos desde muy corta edad. Eso creó un sentimiento frívolo hacia la institución del matrimonio", apunta el sociólogo.

Ricardo, notario, concuerda con el sociólogo. "En pleno período especial, el número de casamientos en La Habana fue espectacular. Las razones eran simples. La gente se casaba porque tenían derecho a comprar 3 cajas de cervezas y pasar tres días en un hotel donde no se iba la luz y podían desayunar, almorzar y cenar. La mayoría de las uniones duran dos años como promedio. Otros se separan y ni siquiera pasan por el juzgado", afirma el notario.

Se da el caso de chicas que se casan por  extravagancia. "Me casé por la iglesia. Vestirse de blanco, con tiara y velo; tirarse fotos y hacerse un video se ha vuelto una moda", cuenta Delia, artista plástica.

Otros lo hacen para imitar a sus padres. "No puedo entender cómo los viejos han podido durar 45 años juntos. Yo lo intenté. Pero fue un fracaso", confiesa Rolando, estudiante universitario.

Una escritora que pidió el anonimato confiesa que "entre mis amigas es normal que nos acostemos con el esposo de la otra, con su consentimiento. Incluso hacemos el amor entre nosotras. A ratos le digo a mi marido que se vaya, que esa noche necesito alguien diferente en mi alcoba".

El sociólogo Carlos se pregunta: ¿Para qué entonces se casan? La respuesta se la puede dar Ana, maestra de primaria: "Para huir de la familia y ser independientes".

Sus razones tendrán las parejas cuando deciden ir ante un notario al altar. La realidad es que hay una tendencia alarmante en La Habana, a casarse a la primera. Y luego se ven horrores. Como el de la joven escritora que manda a su esposo a pasear, mientras ella se gasta una orgía con amigos.
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El futuro esplendoroso de Cuba sin los Castro.

Por Dr. Darsi Ferrer.

El tiempo es el padre de la verdad, reza un viejo refrán inglés, y ya es tiempo suficiente para no seguir viviendo y creyendo como destino una mentira. El régimen de los hermanos Castro ha sido exitoso en convencer a los cubanos, y al mundo, de su estrecha y tenebrosa visión del futuro de la isla. De modo incansable deforman las perspectivas personales y de pueblo. Lucran con el mensaje de una lúgubre e inamovible imagen de porvenir macabro, una especie de decadente destino manifiesto y, sobre todo, la proyección de una sombría y aburridísima visión fatalista, que se sustenta en enervar sentimientos de extremo rencor, violencia, rechazo y pesimismo.

Esa casta militarista de ineptos mandones, anquilosada en el poder desde hace más de medio siglo, se presenta como la única solución posible no ya de vida, sino de supervivencia atroz. Igual al guión de otros regímenes totalitarios, anuncian con dramatismo el final indescriptible si no se continúa trillando el sendero de miseria por donde conducen al rebaño. Otra opción, es decir, que el pueblo decida por sí mismo y no por lo que atosigan desde sus perennes e inalcanzables tribunas, sería enfrentar un abismo insondable de desgracias y hasta la desaparición de la nación, vociferan sin coto.

El mensaje aterrador parece tomar cada vez más presencia en las vidas de los cubanos que lo sufren, máxime con las medidas brutales de choque que ya se están aplicando a un nivel de vida de magra supervivencia diaria, sin que a los perpetradores les importe todo lo que esto provoca de vicisitud, mayor empobrecimiento, miseria y represión en los sobrecogidos habitantes de la isla.

Pretenden que esa manera de ver la realidad termine transformándose en algo cada vez más cotidiano y hasta cultural. Y persisten en la infamia de endilgarle a la sociedad el sentimiento de constante culpa, haciéndola responsable de su propia miseria. Han convertido en insufrible rutina el sometimiento de la población mediante el despótico uso de sorpresivas encerronas de leyes draconianas que aplican para sus emboscadas represivas.

La última sesión de la Asamblea Nacional da la descarnada pauta de toda esta perversa estrategia criminal y abusiva. El abismo bordeado que describió el gobernante Raúl Castro en su discurso tremebundo, parece ribeteado del Apocalipsis inminente que el Caudillo mayor aun martillea con inconexos textos desde su irreversible decadencia.

En lamentable asistencia de lacayo, otro envejecido aparatchnik con baldón de diputado nacional, hasta proclamó que el desastre cada vez mayor al que ellos mismos nos abocan “es la última oportunidad de salvar el esfuerzo de varias generaciones”. Y no se le raja la garganta al decirlo, como si no bastara con mirar el entorno para con tristeza tener constancia de que ese esfuerzo generacional, que desde el mismo próspero principio acompañó a la República hace ya más de cien años, fue despilfarrado con creces y sin escrúpulos por los que dicen defenderlo sin relevo posible.

La combativa oposición pacífica, lo mismo dentro que fuera del país, pese a su rechazo a la dictadura y del duro sufrimiento que le ha significado una lucha tan desigual por democratizar la nación, también ha terminado siendo víctima de este mensaje horrendo. Lamentablemente, y lo decimos con verdadero dolor, se ha limitado a criticarlo, denunciarlo, pero no ha sido capaz de ofrecerse y entregar a todos otra visión perspectiva, y convincentemente atractiva de nuestra patria, del futuro de libertad y derechos que merece la sociedad.

En un cúmulo de conflictos provocados por la brutal y despiadada represión, mezquinas ambiciones personales y la falta de un propósito nacional aunador, aunque también con sobradas virtudes, la oposición no ha logrado sustraerse al escenario de aparente destino inamovible con que machaconamente la dictadura se ha dedicado a intoxicar y paralizar las fuerzas renovadoras de la sociedad. El exilio o la desesperanza por lo general han sido las soluciones más recurridas.

Ni siquiera la joven generación de blogueros, periodistas independientes y nuevos contestatarios ha escapado de esta mala influencia. Su mensaje fresco, dinámico y rebelde, pese a estar a caballo de una audaz modernidad tecnológica que ha sido y es muy efectiva para difundir por el mundo la voz de los que no están conformes, tristemente no supera los estrecho límites prefijados por el régimen castrista para el escenario nacional. Como el de la maltratada oposición que resiste durante años, siempre a la zaga de las acciones del vetusto régimen, criticando sus desmanes, lamentando la vida que se lleva y advirtiendo más desastres.

Digámoslo sin embagues: todos los que deseamos el bien de la nación hemos sido quejosos, plañideros y depresivos, sin darnos ni ofrecer un aliento alegre y concreto de la Cuba que podemos ser.

Es cierto que la denuncia de los crímenes de la dictadura y de la violación de los Derechos Humanos es impostergable. Pero no podemos limitarnos a eso. Reconozcamos que toda la tétrica bobería que arma esta agotada etapa histórica que se rehúsa a acabar de desaparecer ha podido avanzar hasta este punto sublimado de apoteosis apocalíptica porque nos hemos dejado imponer la visión de hecatombe inminente del destino que nos han designado.

No estamos ofreciendo a nuestro pueblo, al mundo, a nosotros mismos, un escenario diferente, real y convincente, la Cuba futura que queremos y que todos llevamos como esperanza en lo más profundo del corazón. Pertenecemos a una tierra bendecida y pletórica de potencialidades y oportunidades para todo ¿Acaso es válido pensar que no la merecemos?

Pero lamentablemente no se ha creado este mensaje, esa propuesta que haya captado la esperanza y el entusiasmo de la confundida masa del pueblo. Quizá el error esté en no habernos convencido los que alzamos nuestra voz inconforme del propio sueño de progreso y desarrollo basado en la libertad y el derecho. Tal vez esta falta de convicción, aplastada por la persecución brutal, sobrecogida por la amenaza o la efectiva sanción de años de prisión, no es capaz de hacer saltar la chispa de esperanza en nuestros asustados compatriotas, ya sean víctimas o victimarios.

Lo primero que tenemos que estar seguros es que nuestra Cuba no va a ser un nuevo y desagradable competidor, un obstáculo para el desarrollo y progreso de la región. Debe trabajarse intensamente por borrar la mala impronta de esa visión de amenaza velada creada durante medio siglo de ejercicio castrista, de esa robusta imagen de un estado obsesamente camorrista y subversivo que siempre intenta dominar y perjudicar los destinos de los pueblos del Continente, y que a su vez padece de un eterno lastre geográfico por la vecindad con el “monstruo del Norte”. Expulsemos toda esa fanfarria desatinada y tramposa.

Los arrolladores avances tecnológicos de las comunicaciones, esos de los que el presente sistema represivo ha intentado inútilmente aislarnos, una vez sin obstáculo de acceso nos darán el vehículo de modernidad necesario para integrarnos con rapidez y dinámica a la corriente civilizadora y de progreso de la globalización. Y si levantamos nuestra mirada podremos ver que a escasos centímetros de nuestro cielo se encuentra la sombrilla tecnológica más desarrollada del planeta.

Para cambiar el rumbo lo más importante, lo verdaderamente determinante es que cada uno se atreva a desembarazarse de esa imagen de nación condenada y descubra dentro de sí el deseo imperioso de una Cuba para nosotros, una casa que queramos hacer cada vez más bonita y acogedora y que nos embriague de deseos de vivir en ella, no de huir derrotados, buscando vida en el extranjero. Este es nuestro país y va a serlo mucho más en un futuro.

Para este sueño de bienestar y progreso posibles, todos los cubanos, absolutamente todos, debemos abrir nuestra imaginación, debemos largar la cotorra repetidora de sandeces de nuestro espíritu  y liberar el sinsonte criollo de vibrante trino para que despliegue su alegre vuelo. Tenemos que convencernos y convencer a nuestros aprensivos vecinos que nuestra geografía insular, nuestra naturaleza de llave del Golfo, una vez librados del sudario totalitario que ahora nos limita, va a ser una bendición para la economía, la cultura y el avance del área y hasta del Hemisferio.

Concretamente, antiguos proyectos de desarrollo geográfico que fueron abandonados por el espejismo ideológico hace más de medio siglo, continúan siendo vigentes, sobre todo por la capacidad de enlazarnos con esa área que nos teme y demostrarles lo beneficiosos  que podemos ser para sus países. Recuérdese el proyecto de enlazar Key West con La Habana por una línea de ferris y, a través de Pinar del Río, con Cancún. La moderna ingeniería que transforma  radicalmente al mundo con proyectos osados va a permitirnos ser una oferta muy atractiva de trabajo y audacia tecnológica, haciendo un enlace permanente entre las tres orillas: las del territorio norteamericano, el cubano y el mexicano, uniendo en firme los tres países y dando una fenomenal vía de acceso de toda la muy poblada y rica costa atlántica del Continente Norte al turismo y desarrollo general cubano, mexicano y centroamericano.

Otro proyecto podría ser retomar la construcción del Canal de Matanzas, el que enlazaría las aguas del Mar Caribe con las del estrecho de la Florida. El viejo fantasmón de la nación dividida por un canal no puede asustarnos a estas alturas, estando de vuelta de todos los nacionalismos paralizadores. Un proyecto como este, fácil  de ejecutar en muy poco tiempo, permitiría atraer el paso por el mismo de las muy abundantes rutas de navegación con carga de América del Sur. Sería una oferta muy atractiva pues ahorraría más de cien millas de trayecto marítimo alrededor de Cuba, en dirección hacia los dinámicos puertos de destino del sur de los Estados Unidos. El cobro de modestas franquicias de paso y el desarrollo paralelo de todo tipo de servicios a todo lo largo de la ruta del canal darían enormes posibilidades de empleo y negocios permanentes.

Las regiones orientales de nuestro país también tendrían su oportunidad haciendo uso de ese espíritu de desarrollo del enlace regional como fuente de riqueza. El progreso que traería para esa región cubana al enlazarla abierta y firmemente con Haití, República Dominicana y Puerto Rico serviría de puente geográfico para el gran mercado norteamericano. Sería el primer paso para más adelante conectar las grandes Antillas con las menores, fortaleciendo de manera concreta la unión y desarrollo pujante del área del Caribe.

Estas propuestas sin duda pueden ser mejoradas y más que seguramente superadas por la iniciativa, creatividad y la pujanza que los cubanos de todo el mundo puedan sentirse llamados a ejercer en un país más suyo de lo que lo fuera nunca. Pero, y lo repetimos muy seriamente, para que eso sea una realidad cada vez más cercana, lo primero que hace falta es quitarse la dictadura de la mente y del alma. Y lo debemos hacer sin dudar. El sistema que nos oprime es un tejido extinto y fétido que está intentando resistirse a la fuerza de gravedad que se lo está llevando a la tumba. No debemos permitirle dejarnos de forzada herencia esta lobreguez de espíritu, esa sentencia de exclusión y miseria de por vida. Somos tremendamente occidentales, modernos, alegres y emprendedores. Pensemos con amplio optimismo en nosotros y en el país que queremos, y seremos capaces de trasmitirles esa esperanza a nuestros hermanos en cualquier parte del mundo.
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martes, 11 de enero de 2011

Ser abakuá es sinónimo de tipo duro.

Por Iván García.

Benito tiene 85 años. Todas las mañanas, afuera de una carnicería de la barriada habanera de la Víbora, con uno de sus 'ekobios' (socios en la secta) se sienta a charlar de béisbol, religión y política.

Es un negro alto, severo y repleto de achaques. Desde hace 63 años forma parte de un plante abakuá llamado 'Enmaranñuao'. Es Plaza y Mokongo de su juego. Como en todo plante abakuá, sólo se aceptan hombres.

"Para ser un individuo digno no hace falta ser abakuá, pero para ser abakuá es imprescindible ser un hombre recto. Es la regla de oro de la secta, cualquiera que sea el sello o plante", señala en una tarde fría y gris mientras fuma un tabaco de etiqueta.

La secta de los abakuá nació a finales del siglo 19 en La Habana. Los antecedentes se remontan a sociedades secretas en la región nigeriana de Calabar. Existen 43 plantes. Solamente en la capital y en la provincia de Matanzas se practica el culto.

Cada plante tiene su sello que es la representación o juego del culto. Hay más de 120 juegos. En sus inicios, estaban conformados por negros esclavos africanos o sus descendientes que habían sido liberados a partir de 1886, cuando se abolió la esclavitud en Cuba.

Luego no. A principios del siglo XX se fundó la primera sociedad abakuá con hombres de la raza blanca. Alberto Yarini, famoso chulo habanero del barrio San Isidro, era blanco y un abakuá respetado.

Yarini, una leyenda llevada al cine, fue acuchillado por asunto de mujeres a manos de un proxeneta francés. Después, y acorde a la multicolor sociedad cubana, la religión abakuá se convirtió en un abanico étnico.

Aunque de manera esporádica otros plantes aceptaban personas blancas, hasta 1959 sus miembros eran negros y mestizos. Gente sencilla que laboraba como estibadores en el puerto habanero o en otras faenas duras. También hubo abakuás entre artistas y músicos, como el percusionista Chano Pozo, quien solía tocar ritmos abakuás y yorubás. Chano fue encontrado muerto en una calle de Nueva York en 1948.

El padre de Benito era un abakuá de calibre. Él le enseñó el respeto al prójimo, a la familia y a las mujeres ajenas. "En estos tiempos tempestuosos, una parte de la Sociedad Secreta Abakuá se ha desvirtuado".

"También el dinero es un elemento de peso. Tipos con mucha plata pagan para entrar a un plante. En el bajo mundo habanero, ser abakuá se ha convertido en sinónimo de hombre duro. Hay una legión de delincuentes peligrosos que son abakuás. En mi tiempo no era así".

El viejo 'ñáñigo' se estira en su taburete de roble y rememora el pasado. "La buena conducta en la Sociedad era una norma. Sólo si el delito cometido era por cuestiones de honor, se aceptaba a personas que habían estado en la cárcel. Éste es un culto de valores, viril, pero que no está en guerra, ni se contradice con el respeto a las leyes y a quienes conviven con uno".

Ahora todo es distinto, afirma. "Ya hasta en las cárceles hay plantes. Los templos parecen fiestas públicas. Asiste cualquiera. Es horroroso. Tipos que han apuñaleado a una anciana, desvalijado una casa o golpeado a mujeres, se creen con derecho a convertirse en abakuá".

En los primeros años de revolución, la policía miraba con recelo y respeto a las sectas abakuá. "Ha habido sus tropiezos. Pero las autoridades no han tratado de entorpecer nuestras reuniones. Ha sido un trato distante, pero correcto", acota este hombre con 63 años de pertenencia a una secta abakuá.

Otros seguidores de religiones afrocubanas concuerdan con él. Si hombres rectos y de honor no intentan darle un vuelco, la tradición abakuá, tan enraizada en la sociedad cubana, pudiera convertirse en un tinglado de  maleantes de la peor catadura. "De hecho, ya lo es", confiesa Benito.
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"Fiel Fidel", magistral recuento historiográfico del realizador Ricardo Vega.

Por Jorge A. Pomar.

"Bienvenidos a la ciudad de los cerdos", reza premonitoriamente a la entrada de una granja porcina una tela orwelliana visible en la cinta de Ricardo Vega. Amén de la ola de mala fe general desatada a pulso por la prensa republicana y la tenaz (reflorece en la Capital del Exilio al calor de las nuevas oleadas de inmigrantes "nacidos con la Revolución") credulidad suicida de nuestras mal llamadas "clases vivas", buena parte del encanto de aquel período de terror revolucionario y utopías contagiosas se lo debía el Nuevo Régimen precisamente a las abundantes reservas aún por destruir del ciertamente imperfecto, cruel y corrupto pero a la vez asombrosamente próspero, dinámico y sobre todo económicamente eficiente Antiguo Régimen democrático-burgués en proceso de desmontaje total.

La habilidad de Ricardo Vega para renunciar por de principio a fin a la voz del narrador,  y de paso borrarse por completo también a sí mismo del relato audiovisual como narrador, recuerda similar distanciamiento autoral del recién fallecido Claude Chabrol en el formidable largometraje L'Oeil de Vichy (El ojo de Vichy), significativamente excluido de la cartelera del homenaje póstumo al célebre director galo por hacer trizas el mito de la Résistance como fenómeno masivo frente al espejo implacable del pasado colaboracionista de la mayoría de los franceses bajo el paraguas paternalista del mariscal Pétain durante la ocupación nazi.

Así como aquella Repúblique de Wichy se revela retrospectivamente al ojo del incrédulo espectador francés actual no ya como un ruin satélite de Hitler sino también como el émulo más aventajado del Tercer Reich en materia de agit-prop y usansas fascistas: culto a la personalidad del mariscal Pétain como salvador de la patria amenazada; revolución nacional y social; misiones internacionalistas de la Légion Étrangère y las SS (Secciones de Asalto) francesas codo a codo con sus homólogas alemanas; envío de contingentes de cooperantes a Alemania; trabajo voluntario en el agro; movilización permanente de la población...

...cacería y deportación de judíos a los campos de exterminio; fobia a la burguesía, el pluripartidismo y el capitalismo liberal; énfasis en el pasado glorioso; adoctrinamiento escolar; ambiente de plaza sitiada; propaganda antiamericana; fobia a la burguesía, el pluripartidismo y el capitalismo liberal; preeminencia de intelectualidad orgánica, la academia y el funcionariado de izquierda (80 por ciento)*; doble moral; culto al trabajo, las estadísticas, la paz, el sacrificio, la chivatería, la victoria y sobre todo a la juventud como generación portadora del futuro...

Por su parte, de entrada el Nuevo Régimen criollo no oculta en absoluto su proyecto totalitario. No obstante, los atropellos comunes de la primera hora actúa como un pacto de sangre que inhibe hasta hoy la catarsis, el ajuste de cuentas a rajatabla del grueso de la burguesía "autosiquitrillada" y sus intelectuales  con el propio pasado "heroico".



El cuantioso botín del despojo de aquellas vergonzantes "clases vivas" fue el clásico plato de lentejas con que los hermanos Castro y sus secuaces compraron la lealtad  de "nuestro pueblo". He ahí, en nuez, el origen doloso de la legitimidad histórica del Biranato. Por lo demás, las extraordinarias semejanzas situacionales entre ambos documentales no son casuales. Poniéndole asunto a sus insistentes prédicas forales de cara a los truculentos albores del flamante Segundo "Período Especial" en curso (que promete ser mucho peor, visto que ya no queda casi nada en pie del "trabajo pretérito" capitalista), recapitulando aquellos delirantes espectáculos de sumisión incondicional al caudillo, se comprueba fehacientemente una vez más que --excepto a lo sumo por lo que atañe al ordeno-y-mando, la fobia antigringa, el narcisismo y la megalomanía, que tampoco eran ni son rasgos exclusivos del hijo de Ángel y Lina-- en lo esencial nuestro Mago Paciente apenas engañó (engaña) a quienes deseaban (desean) serlo a sabiendas:

"...Es necesario que el nombre de nuestro partido diga, no lo que somos hoy y lo que seremos mañana. ¿Cuál es, a juicio de ustedes el nombre que debe tener nuestro partido...? ¿Cuál es? Un compañero de aquí, los compañeros de acá, los compañeros de allá... PAR-TI-DO CO-MU-NIS-TA-DE- CU-BA... Tenemos nuestra forma de interpretar el marxismo-leninismo... Para los revolucionarios la Patria sólo tiene una cosa que ofrecer, la  Historia sólo tiene una cosa que ofrecer: ¡sacrificios!"
Por su parte, de entrada el Nuevo Régimen criollo no oculta en absoluto su proyecto totalitario. No obstante, los inenarrables atropellos comunes de la primera hora actúan como un pacto de sangre que inhibe hasta hoy la catarsis, el ajuste de cuentas a rajatabla del grueso de la burguesía "autosiquitrillada" y sus intelectuales  con el propio pasado "heroico".



El cuantioso botín del despojo de aquellas vergonzantes "clases vivas" fue el clásico plato de lentejas con que los hermanos Castro y sus secuaces compraron la lealtad  de "nuestro pueblo".He ahí, in nuce (en la nuez) el origen doloso de la legitimidad histórica del Biranato. Por lo demás, las extraordinarias semejanzas situacionales entre ambos documentales no son casuales. Poniéndole asunto a sus insistentes prédicas forales de cara a los truculentos albores del flamante Segundo "Período Especial" en curso (que promete ser mucho peor, visto que ya no queda casi nada en pie del "trabajo pretérito" capitalista), recapitulando aquellos delirantes espectáculos de sumisión incondicional al caudillo, se comprueba fehacientemente una vez más que --excepto a lo sumo por lo que atañe al ordeno-y-mando, la fobia antigringa, el narcisismo y la megalomanía, que tampoco eran ni son rasgos exclusivos del hijo de Ángel y Lina-- en lo esencial nuestro Mago Paciente apenas engañó (engaña) a quienes deseaban (desean) serlo a sabiendas:


L OEIL DE VICHY PARTIE 2
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Del mismo modo que los ortopédicos discursos del Hermanísimo sobre la "actualización del modelo socialista" satisfacen obviamente las expectativas de toda nuestra proliferante y vocinglera  oposición de diseño, cuyas ocasionales muestras de descontento guardan más bien relación con la lentitud del ritmo de puesta en práctica y ciertas groseras incoherencias subsanables. La predisposición a doblar la cerviz sigue, pues, siendo idéntica. Aquellas puñetas mentales trajeron estas "nuevas generaciones" de niñatos con colas de cerdo ciberespacial enfermos al "socialismo con rostro humano".

Propulsado por su "Motor Inmóvil" sito en Villa Marista, ese pujante movimiento internético insular con epicentro en la Academia Blogger, interactúa con la creciente falange política de corte ortodoxo recién derrotada en las urnas de La Florida, que apuesta también al "cambio generacional" y al yesuicainismo del vapuleado inquilino retroprogre de la Casa Blanca.  Objetivo mancomunado: el retorno en la Isla a la imaginaria encrucijada fatal del "Período Romántico" --donde, supuestamente, se extraviara el castrismo-- para enrumbar otra vez, al cabo de más de medio siglo de errores y horrores, por el "camino correcto" con el mismo juvenil "espíritu de victoria".


L OEIL DE VICHY PARTIE 3
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Vayan por esta vía, pues, nuestras más sinceras congratulaciones abicueriles al cineasta exiliado en París por refrescarnos la memoria a memoriosos, desmemoriados y petulantes nonatos a la sazón con esta irrefutable recapitulación historiográfica mientras, a 52 calendarios del inicio de la catástrofe, fieles a Fidel, la Cubanidad de diseño en "ambas orillas" sigue "bordeando el precipicio" en son de paz y armonía. Bajo el signo de la cruz además, porque de repente unos y otros "comen santos".

Hogaño como antaño, la crítica interna brilla por su ausencia en las porosas filas opositoras, sordas de cañón incluso a las estridencias de la primera ensaladilla de cables de Wikileaks sobre la SINA. Un simple aperitivo que ha dejado mudos de espanto a sus involuntarios comensales a la espera de más sorpresas conocidas. Porque, si bien lo más probable es que ese canguro usurero con dos manos zurdas haya llegado a un arreglo mutuamente ventajoso con Barack & Hilaria, igual no se descarta un desenchuche que ponga sobre la mesa los platos fuertes del espeluznante sancocho contrainteligente criollo. Cierto, todos hablan pestes del Magno Paciente a más no poder, pero los más siempre con el oído izquierdo atento a la penúltima orden del día emitida por su fidelísimo hermano menor. Tanto más oportunamente indigerible el lacónico documental de Ricardo Vega ...


L OEIL DE VICHY PARTIE 5
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Y ni hablar del delirante entusiasmo popular, no en balde censura y autocensura han hecho prácticamente un tabú del desmitificador filme de Chabrol. Encontrado años ha en una de las tiendas de segunda mano de Oxfam  en Colonia, pero en vano afanosamente buscado en la Red de Redes a raíz de su muerte.

Jéan-Paul Sartre no aparece, o yo no atiné a leer u oír su nombre. Sin embargo, consta de sobra que el gurú intelectual de las revueltas estudiantiles de Mayo del 68 (tentativa de abolir el estado del bienestar en su apogeo para instaurar en su lugar un esperpento utópico de corte mao-guevariano al gusto de los filósofos neomarxistas de la Escuela de Fráncfort: Adorno, Horkheimer, Habermas, Marcuse, etc.), invitado esnobistamente a darle el visto bueno al sangrero castrista, sobresalió como funcionario cultural de la République de Vichy. Verdad que luego, más bien por una cuestión de matices y solidaridad gremial, el adefesio bizco más célebre del mundo dio rienda suelta a su desencanto con La Habana a raíz del affaire Padilla, pero si viviera hoy no cabe duda de que se volvería a dejar encantar por el reindicado y satisfecho coro gregoriano de la UNEAC y la UH.
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