miércoles, 14 de septiembre de 2011

El dolor de cabeza de los impuestos.

En los últimos meses, las personas debieron incorporar a su léxico términos desconocidos como 'declaración jurada', 'deducciones' o 'impuesto a las ganancias'.

Según un popular refrán, en la vida hay dos cosas ineludibles: la muerte y los impuestos. A los cubanos, no obstante, les cuesta aceptar la segunda fatalidad, reporta AP.

En los últimos meses las personas debieron incorporar a su léxico términos desconocidos como "declaración jurada", "deducciones" o "impuesto a las ganancias", al calor de una serie de reformas que abrieron paso a modestas manifestaciones de iniciativa privada y también obligarán a toda persona que trabaje por cuenta propia a pagar tributos al Estado, algo que la mayoría de los ciudadanos no entiende a cabalidad.

Cosa de extraterrestres.

"Nunca he pagado impuestos. En todos estos años esa palabra se salió del diccionario de los cubanos. Suena más bien como a país capitalista, y hablar de impuestos en Cuba es algo como de extraterrestres", dijo a la
AP Iliana Ocampo, una oficinista de 43 años.

Dos terceras partes de los 11 millones de cubanos nacieron después del triunfo de la revolución en 1959 y casi nunca en su vida pagaron tributos directos, porque las prestaciones estatales, como salud o educación, se paga desde los años 60 con descuentos ocultos en las nóminas.

Como Ocampo, la empleada Moraima Santos, de 66 años, indicó: "Las personas se desacostumbraron y ahora se preguntan ¿por qué tengo que pagar? Se olvidan que en todos los países se paga".

Los nuevos impuestos implementados afectan únicamente a quienes trabajan por cuenta propia, que hoy por hoy son aproximadamente 325.000 personas, un 6% de una fuerza laboral de casi cinco millones, según cifras
oficiales de la Oficina Nacional de Estadística.

Pero la ministra de Finanzas, Lina Pedraza, dijo que espera que aumente rápidamente la cantidad de trabajadores independientes sujetos a tributar y estimó para 2015 unos 1,8 millones de personas trabajando por
cuenta propia.

Paguen o no impuestos en lo inmediato, todos los cubanos comenzaron a hablar del tema, en parte porque las autoridades abrieron una campaña para concientizar a la gente sobre la importancia de que el trabajador
independiente contribuya y de que eventualmente todos los ciudadanos entiendan lo vital que es aportar al Estado y sus enormes gastos sociales.

Desde que comenzó el proceso para autorizar a los comercios de propiedad privada, a finales del año pasado, se entregaron unas 178.000 licencias que se sumaron a las 147.000 existentes desde la década de los 90,
cuando se había producido una apertura más limitada que la actual.

Paralelamente, las autoridades instrumentaron reformas al sistema tributario obligando a los cuentapropistas a pagar impuestos a los ingresos personales (hasta el 50, a las ventas (un 10%) y en algunos casos para la seguridad social (un 25%). Además se creó un tributo a la contratación de fuerza de trabajo, que quedó en suspenso por el año en curso.

Otra novedad es el incremento de las deducciones impositivas -complejas en un país donde casi nadie da facturas-, que pueden alcanzar hasta el 40% de los ingresos obtenidos para algunas de las 178 actividades
autorizadas a realizar.

"Al comienzo estaba muy confundido", explicó a la AP Luis Antonio Véliz, de 33 años, dueño de Fashion Bar Havana, un paladar (restaurante) que se inauguró en diciembre y hoy es un ejemplo de éxito en su rubro.

"Tener mi negocio era mi sueño... Pero, la verdad, me dio miedo", dijo Véliz, quien estudió gastronomía y no tenía ni idea de cómo llevar la contabilidad o pagar los impuestos cuando instaló su local en el patio
trasero de su casa.

"Me presenté en el Ministerio de Trabajo y ellos me explicaron todo. Cómo se llevaba la economía, dónde eran pagaderos los impuestos, los papeles del banco para ser legal, y al final ¡me dio más miedo!", bromeó el joven, ahora menos asustado y convertido por necesidad en un experto en costos, tributos y utilidades.

'Traerlos al sector formal'.

La idea de cobrar impuestos a los pequeños comerciantes "es traerlos al sector formal, para que crezcan a través de establecer vínculos con otras pequeñas empresas y desarrollarse. Un negocio que opera ilegalmente tiene mucho menos margen para crecer, no consigue crédito, etcétera", expresó a la AP el economista Rafael Romeu, de la Asociación de Estudios de la Economía Cubana, una organización independiente con sede en Washington.

El economista cubano Rafael Betancourt reconoció en un artículo de la revista Temas, del mes de marzo, que era "lamentable" que el sistema tributario en la Isla no estableciera "periodos de gracia" para recuperar capital inicial invertido, como sí se hacía para atraer a inversores extranjeros.

Así, sostuvo, la carga tributaria constituye "un desestímulo para que se legalicen los que actualmente trabajan al margen de la ley", en el mercado negro.

Según Romeu, "las autoridades cubanas deberían estimular este sector con un sistema tributario menos complicado, menos rígido".

A pesar de que las autoridades indicaron que habrá en los meses venideros una reformulación de la ley tributaria vigente, que data de 1994, la estructura actual contempla 11 impuestos -a los ingresos, las ventas, la propiedad, etc.-, tres tasas y una contribución a la seguridad social.

El vicejefe de la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT), Vladimir Regueiro, dijo en entrevista exclusiva con la AP que, dada la realidad del país, algunos de los impuestos se mantienen "congelados" y
no se aplican, como al salario o el de las viviendas, que podría comenzar a implementarse próximamente a partir de una decisión de permitir a los cubanos vender sus casas.

En la actualidad, las posibilidades de traspaso de propiedad son limitadas. Para Regueiro, la afluencia de nuevos -y poco expertos- contribuyentes es un reto también para la ONAT.

"El pago de impuestos se constituye en una forma de contribuir a la sociedad y eso es un concepto que debemos ganar. Fueron muchos años en que nosotros hemos estado alejados de esa idea y ahora la estamosreorientando", manifestó Regueiro.

"Se debe insistir en un proceso de capacitación", expresó.

Un sistema innecesariamente rígido.

Los impuestos son también una forma del Estado de evitar el enriquecimiento personal desproporcionado en el marco de un sistema comunista, reconoció Regueiro, quien destacó el gran gasto social de la Isla, donde la salud y la educación son gratuitas y hay una enorme cantidad de subsidios a alimentos y servicios para la población.

La ministra Pedraza indicó que las estimaciones arrojadas por el gobierno revelan que la utilidad de los pequeños empresarios, luego de pagados tasas y tributos, era de aproximadamente un 35% y los gastos oscilaban en un 20% ó 25%.

El economista Romeu opinó que ese es un monto aceptable a nivel mundial, aunque no para Cuba.

"Está en un rango razonable internacionalmente para negocios desarrollados, que llevan contabilidad moderna y pueden tener una estrategia de desarrollo corporativo que está en armonía con el sistema tributario, lo cual no es el caso en Cuba", expresó el analista con sede en Washington.

"Cuba está aplicando a pequeños negocios un sistema tributario innecesariamente rígido en ciertos aspectos, e inadecuado", agregó Romeu, para quien sería necesario que se cobrase menos impuestos, se les ofreciera más facilidades o se simplificara el esquema.

El economista cubano y catedrático emérito de la Universidad de Pittsburgh en Estados Unidos, Carmelo Mesa-Lago, coincidió con Romeau.

"Creo que los impuestos son todavía excesivos y deberían reducirse mucho más, para crear incentivos a la producción agrícola y el cuentapropismo", manifestó Mesa-Lago.

De un modo u otro, y por más que no los comprendan bien o hayan dejado de pagar impuestos directos durante más de 50 años, los cubanos deberán comenzar a prestar más atención a los términos y finalmente hacerse de una cultura tributaria.
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