viernes, 7 de octubre de 2016

Consejos a un revolucionario cubano.

Por Rafael Azcuy González.

Vi por la tele las amargas confesiones de un revolucionario cubano. Se trataba de un señor ya anciano, Roberto Álvarez, de raza negra al que se ve rodeado de la más sórdida miseria: su piso apuntalado, cubierto de baldes para recoger el agua que cae constantemente del techo agrietado. Diez años lleva en esta situación y advierte que no vivirá ni cinco años más de no cambiar su estado.

El compatriota fue vicepresidente del Poder Popular de un municipio habanero y es Jefe del destacamento Mirando al Mar en la zona del malecón. Confesó que nunca se apropió de nada indebido y que era revolucionario por convicción, por pobre y por negro. Se refirió con pesar en la entrevista a que las autoridades castristas han utilizado la mentira como ética para tratar con el pueblo, lo que ha hecho perderse la fe y la confianza en la revolución.
“He luchado por esto, pero veo que es por gusto… No les interesan  para nada  los pobres. Todo es un engaño. Es criminal con lo que uno ha luchado por esto  verse ahora en esta situación…”
Es triste llegar  a una edad avanzada de la vida defraudado y olvidado en medio de una espantosa pobreza. La alta dirección de la revolución a la que tanto defendió ahora se esconde en sus guaridas refrigeradas y cercadas de escoltas, huyendo de la peste como en la Edad Media. Ya no visitan  a los afectados por los huracanes o por los derrumbes para no verse en el compromiso de tener que compartir parte del dinero que han robado al pueblo y  vayan a disminuir un tanto sus astronómicas cuentas. Ya no les interesa oír ni los reclamos ni las denuncias que este informante dice  son muy graves y que él  envía a los canales correspondientes  de la policía sin tener respuesta alguna.

Viví en España con mi familia casi ocho años y  tuvimos que repatriamos a Cuba donde había quedado nuestro único hijo. Residimos en la Isla un año, hasta el 2014, en que regresamos de nuevo a la Madre Patria. En ese año volví a ser de nuevo un cubano de a pie, trabajamos y sobrevivimos como la inmensa mayoría del pueblo. Volví a pasar un hambre terrible acostumbrado como estaba a la insuperable y abundante  comida de mis ancestros peninsulares. Sería reiterativo referirme a los tormentos que sufre un cubano que ha conocido la libertad y el desarrollo y retorna al caos y a la dictadura y se da cuenta que todo está peor que cuando dejó su suelo.

El drama de este pobre revolucionario lo conocí a diario en todos los lugares que visité. La misma familia de mi esposa que también fue revolucionaria “comecandela” se lamentaba con amargura de sus frustraciones y carencias y  se atrevían a acusar de toda la debacle a su comandante en jefe en persona. Esta fue una de mis alegrías más grandes: comprobar que la  casi totalidad de nuestro pueblo identifica por su nombre al causante de su desgracia tras casi 60 años de fracaso en  fracaso.

Si llegara a leerme el señor revolucionario habanero le aconsejo que no espere  absolutamente nada de los Castros que ya se transformaron junto a toda su familia en altos jerarcas capitalistas de estado, con inmensas fortunas y propiedades inimaginables por todo el mundo al estilo de Putin en Rusia. La única solución posible sería la protesta pacífica masiva y permanente que los obligara a renunciar al poder o la salida que han encontrado millones de cubanos: la emigración; pero usted ya es demasiado anciano para emigrar y empezar de nuevo.

También le aconsejo que se relea la historia de Cuba y recuerde que negros y blancos juntos fundaron nuestra nación, que Batista fue de todos los presidentes el más genuinamente cubano pues tenía de negro, blanco, indio y creo hasta de chino  y el jefe de sus fuerzas armadas también tenía ancestros africanos. Muchos negros ocuparon altos cargos en la etapa republicana tanto en el gobierno como en el congreso y los sindicatos. Muchos  llegaron a ser músicos virtuosos, deportistas, poetas, periodistas, escritores. El general cubano más respetado y admirado de nuestras guerras de independencia fue sin dudas Antonio Maceo con sus 26 cicatrices de bala, tampoco podemos olvidar a Quintín Banderas, a Guillermón Moncada y muchísimos héroes más.

Cuénteme ahora Ud. qué cargos importantes con poder de decisión tienen los negros cubanos hoy. Juan Almeida era una excepción pero no pasó nunca de ser una figura decorativa para guardar las apariencias  de que había un negro en las altas esferas del poder y solo podía aprobar por unanimidad levantando la mano las decisiones castristas como todos sus demás  hermanos de raza que ocuparon algún cargo.

La pobreza en la que usted vive actualmente  es el fruto de la socialización de la miseria que logró el sistema socialista en nuestra patria al  eliminar la  propiedad privada y  dónde quiera que se estableció en el mundo solo ha traído hambrunas, terror y muerte. Son las consecuencias de habernos impuesto una dinastía policíaca y racista en la que no se rinde cuentas de los gastos del presupuesto del estado ni tampoco se elige libremente a sus gobernantes. Confieso que siento pena y dolor ver y escuchar a este compatriota nuestro que se sincera y nos trasmite su frustración , dolor y desconsuelo, triste realidad que hoy vive todo un pueblo y  que recuerde que los Castros siempre han dicho que no renunciarán jamás a sus principios, pero  ésos principios no son más que el poder y su mucho dinero.


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