sábado, 13 de abril de 2019

Vecinos temen morir aplastados bajo el Gran Hotel Roosevelt de Santa Clara.

Por Fari.

Hotel Roosevelt

Aunque recibieron la orden de desalojar el lugar ante un derrumbe inminente, los vecinos del Gran Hotel Roosevelt de la ciudad de Santa Clara alegan que no quieren ir a un albergue “a pasar más trabajo”.

Por más arriesgado que parezca, los habitantes del Roosevelt tienen al menos un argumento válido a su favor: la mayoría los damnificados tras el paso del huracán Irma por la ciudad en 2017 siguen sin ser reubicados en hogares propios.

“Nos dijeron que recogiéramos las cosas, que debíamos irnos de aquí, porque iban a empezar las lluvias y el edificio podía caerse en cualquier momento”, dijo una vecina al portal independiente Cubanet.


El pasado jueves 4 de abril, los habitantes del inmueble ubicado en la esquina de las calles Independencia y Maceo vieron cómo una brigada estatal desprendió un balcón y una de las cornisas pues “resultaba peligroso para los peatones y los autos que transitan por la zona”.

“Al principio la gente hizo una especie de huelga en la acera (…) Bajamos con los maletines porque dijeron que iban a evacuarnos, pero nadie se quería ir de aquí”, contó la entrevistada.

Según dijo, las autoridades les propusieron trasladarse a un albergue, “y ninguno de nosotros quiere irse para un lugar de esos a pasar más trabajo”.

“Después, todo el mundo subió para sus casas y aquí estamos…”, añadió.

No nos vamos.

Aunque la mayoría de las doce familias que habitan el inmueble afirma que tienen miedo a morir aplastados, sostienen que “si no nos dan casa, de aquí no nos vamos”.

“Si me dan casa en José Martí (reparto ubicado a 5 kilómetros del centro), lo más probable es que la venda para volver a acercarme al parque. Yo no quiero vivir tan lejos. Tampoco quiero morirme aplastada”, comentó otra vecina.

El edificio data del año 1860 y allí fungió durante muchos años el Hotel Villa Clara, uno de los más reconocidos de la ciudad. En las últimas décadas terminó por convertirse en una cuartería.

Ahora, los residentes han optado por dejar allí sus pertenencias indispensables.

“Muchos de los apartamentos están separados por cartones y los techos muestran evidentes filtraciones, además, las viguetas de madera ubicadas en la primera planta sufren peligrosas resquebrajaduras”, destacó la publicación.
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