Por Martha Beatriz Roque Cabello.
Para la mayoría de quienes viven en Cuba queda claro que uno de los problemas críticos de la economía está vinculado a la ineficiencia en cualquiera de sus especialidades, a su vez acompañado al hecho de que para el “sistema” lo más importante es la política y dentro de ella conservar el poder.
Todo parece indicar que hasta la poca azúcar que se produce en el país quedará afectada este año, y como es natural al pueblo se le reducirá la cuota mensual que puede comprar por la libreta de abastecimiento. Este es uno de los desastres mejor mostrado sobre la ineficiencia productiva que existe en Cuba, aunque como siempre, los imprevistos que han hecho que la zafra no arrancara como estaba planificado son producto de indisciplinas durante el proceso de producción.
Recientemente, el primer ministro, Manuel Marrero Cruz, señaló la necesidad de mejorar el trato a los pasajeron en la Aduana, en particular ahora que tienen que pagar por el aislamiento, lo que da una idea de la ineficiencia con la que trabajan los distintos organismos de la economía, y en específico aquellos que prestan servicios. Al parecer, algunos turistas se han quejado de la manera tan burda que “roban” en la frontera aduanal, algo que se ha convertido en el actuar normal de cualquier funcionario.
Marrero Cruz también llamó a la participación de empresas estatales junto a negocios privados para la recuperación del turismo. El unir las dos formas de la economía, la estatal con la privada, indica que las empresas subordinadas al régimen tienen mucho que aprender de los trabajadores por cuenta propia, a pesar de que estos últimos todavía no han logrado la eficiencia y el servicio propios del capitalismo.
En su reciente visita a Matanzas, el primer ministro exhortó a abrir tiendas en Varadero que presten servicios las 24 horas del día, para dar respuesta a la demanda de los clientes. Esto debe referirse al futuro, porque en estos momentos el turismo está muy dañado en el país y también a nivel mundial, y lo que se espera es una recuperación muy lenta.
Marrero llamó a concentrar acciones para el ordenamiento urbano en el balneario de Varadero y a combatir las construcciones ilegales que se alzan en zonas turística de la Ciénaga de Zapata, en particular en Caletón, área costera de ese municipio, hacia las cuales, en breve, se dirige un “proceso de erradicación”, que se puede leer como desalojo, ya que esto es lo que hacen, sin importar que las personas no tengan a donde ir, que haya ancianos o niños: esa es la justicia social que promete la dictadura al pueblo.
El dato oficial del déficit de viviendas en Cuba asciende a más de 862 000; y más de la tercera parte de las viviendas que se están habitando en todo el país se encuentran en mal o regular estado técnico, falta de mantenimiento, por lo difícil que se hace a sus moradores, y también al Estado, que nunca se ha ocupado de esta tarea.
A mediados del año pasado el propio ministro de la Construcción, René Mesa Villafaña, explicó que aún hay unas 122 mil viviendas con piso de tierra y unas 10 mil cuarterías (léase solares) de esas de las que habló Fidel Castro y dijo que iba a eliminar en su alegato del juicio del Moncada en 1953, conocido como La Historia me Absolverá.
Sin embargo, la depresión económica por la que atraviesa nuestro terruño ha aumentado los obstáculos para el incremento de las inversiones en instalaciones turísticas, pero no las ha detenido completamente.
A pesar de que la vacuna Soberana 02 no es en estos momentos algo tangible, ni siquiera se conoce si está aprobada por la Organización Mundial de la Salud, hay un gran apuro por sacarla al mercado, ya que la dictadura trata de convencer a agentes de viajes y representantes de turoperadores que la Isla es un destino sanitario seguro para los visitantes internacionales, a pesar de que cada día hay más casos del virus chino.
El subdelegado del Ministerio de Turismo de Matanzas, Luis Martínez de Armas, dijo de forma pública que las instalaciones de Varadero cuentan con un equipo de salud amplio y calificado y que los visitantes extranjeros pueden percibirlo desde el momento de su llegada.
La propaganda turística lo dice: “blancas arenas, turquesas aguas y verdes palmeras, composición de colores perfectos”; y es que las playas de Cuba muestran que el paraíso no es imaginación. Pero, por desgracia para los naturales de este archipiélago, nada de eso está a su alcance; en primer lugar porque tienen los bolsillos vacíos de billetes verdes, y en segundo porque el gobierno castrista no permitirá nunca que el pueblo tenga acceso a una vida feliz. No importa cuántas Tareas Ordenamientos se hayan hecho y cuántas más se tengan que hacer.