domingo, 10 de julio de 2011

El oportuoficialismo del cantautor y millonario Silvio Rodríguez.

Por Juan González Febles.

Silvio Rodríguez compareció en el estelar de Cubavisión y Cubadebate, ‘Con dos que se quieran’, invitado por su carnal Amaury Pérez. Este último lo entrevistó y en el transcurso del programa, casi al final, por supuesto que cantaron a dúo el tema homónimo.

Silvio defendió su carácter de portavoz artístico de la dictadura de los octogenarios y para ello usó los argumentos más descabellados, aunque a tono con el gusto o el mal gusto oficial. Llegó en su oportunismo hasta la defensa del payaso impresentable de Muammar Gadafi, pero eso sí, tuvo la decencia de no hacer referencia a su respaldo al fusilamiento de los tres infelices negros habaneros fusilados cuando su Comandante entró en pánico en 2003. Tampoco se refirió a su respaldo al arresto, juicio y encarcelamiento con largas penas de los 75 en ese mismo año 2003.

Ciertamente, Silvio tiene una larga hoja de servicios a la dictadura cubana. La mayor parte se basaron en la apostasía y el más rampante oportunismo. En sus inicios fue apadrinado por Haydee Santamaria en momentos en que la señora era una figura carismática del panteón revolucionario. Como parte de la leyenda, pasó un retiro “espiritual en un pesquero cubano en que desde los marineros hasta el capitán eran personal de confianza de la inteligencia castrista del antiguo Ministerio del Interior.

Aquellos fueron los tiempos en que posaba de “artista contestatario". La solución del pesquero ciertamente fue genial. Era poco probable que alguien deserte de un barco en medio del océano y como para “esta gente desde todos los tiempos “el trabajo os hará libres, Silvio aprendió la lección.

En la actualidad es uno de los pocos millonarios autorizados a serlo en Cuba. Su oportunismo de siempre, en la actualidad está muy bien fundamentado. Vive en la esfera de los privilegios y las oportunidades. Ya no se trata de mera y simple abyección, tiene cosas muy concretas que defender.

Junto con Amaury Pérez, Sara González y Vicente Feliú, conforma la plana mayor de ese movimiento conocido como Movimiento de la Nueva Trova. Pablo Milanés siempre fue algo así como el outsider de este grupo. No olvidar que fue el primero que intentó estrenarse como empresario y que el balbuceante y despreciable Armando Hart, desde su poltrona de ministro de cultura, lo vetó. Tuvo que esperar mejores tiempos con el melenudo Prieto que le dio vía.

A Silvio en cambio le va bien. Fue escogido por Carlos Alberto Montaner para una controversia mediática en la que ambos ganaron algo. Fue a los Estados Unidos y desde allí, echó una mano a los cinco espías. Dejó claro que él también juega en la novena de la falocracia verdeolivo con siete hijos a los que no atendió afectivamente pero de los que se ocupó. Lo logró aún con aquellos que no son cubanos, en el mejor estilo de su Comandante. Aunque por confesión propia es un pesao, hasta para eso encontró paliativos. Lo hizo llevado de manos por ese excelente presentador que ha resultado ser Amaury. Los pesaos oficiales en Cuba son ‘difíciles’. Esta es la palabrita mediática y políticamente correcta que les sirve de amparo.

Dijo que no es religioso porque la religión es la burocracia del espíritu, bravo. Quizás esto último sea su tributo al New Age y al movimiento hippie cubano, algo que también traicionó y bueno, hay cosas que no se olvidan con facilidad. No sé a partir de qué asociación, Silvio me retrotrae a la alemana Leni Riefenstahl. Ella también fue una devota seguidora de su fuhrer y su devoción la llevó a terminar sus días haciendo retratos de cazadores africanos. Esperemos que si logró vivir sin ella, al menos al final, Silvio se nos muera con dignidad como Leni y no cambie casaca al final de la vida. No puedo menos que reconocer que sus canciones pusieron parte del background de “nuestros años felices, en armonía con Mick Jagger, los Rolling Stones y la pléyade de rockeros proscritos de los que Lennon fue uno más y ciertamente no el más importante.

En la actualidad, Silvio Rodríguez junto a Pablo Milanés, ocupa el más prominente sitial como empresario en el show bussines nacional. Se le fueron por encima a Feliú a pesar de su ascendente seguroso y a la gorda Sara a quien los años han privado de su otrora maravillosa voz. Mientras Pablo Milanés conserva la dignidad, Silvio y el resto parecen no haberla tenido nunca. Quizás esto último fue determinante para su selección para el programa, además, claro está, de que este se realiza en los estudios Abdala, patrimonio de Silvio y la tajada bien ganada en la finca de la familia. Como dicen, con dos que se quieran, basta, y si el resto permanece callado, mejor.
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