lunes, 8 de julio de 2013

El negro en Cuba.

Por Esteban Fernández.

No es nada nuevo, desde los primeros meses de implantada la dictadura  castrista se vio la discriminación contra los negros. Quizás fue una discriminación distinta porque al principio abrieron las puertas de clubes sociales a los negros, y les dijeron que desde ese instante se acabó el racismo en Cuba. Y casi todos vimos eso con buenos ojos.

Pero, acto seguido les “cobraron esos favores” exigiéndoles sumisión incondicional. Es decir, los racistas hermanos Castro les dijeron tácitamente a la población de color: “Ya pueden entrar en el Miramar Yacht Club,  pero deben ser sumisos a nuestros mandatos y consignas, y vayan a cortar caña”...

En una época- no sé si todavía es igual- había que ir a la Jefatura de Policía a “presentar los papeles para obtener el permiso de salida del país” y si a todos nos trataban mal a los negros los trataban peor.

Recuerdo que el día en que yo fui coincidí con un distinguido y correcto mulato güinero. A mí apenas me dirigieron la palabra, mientras al señor de color entre risotadas le decían: “Cacho de niche ¿Y tú que diablos haces aquí, tu no sabes que la revolución se hizo para los negros, y que en los Estados Unidos los negros tienen que tomar agua en bebederos diferentes a los blancos?”...

Lo único que el decentísimo señor les respondió fue “Me voy para norteamerica porque mis dos hijos están allá”... Les aseguro que ese coterráneo que era abogado y sobrino de un Magistrado del Tribunal Supremo de Justicia jamás había sido humillado de esa forma en la Cuba republicana.

Pero hay un chiste al respecto mucho mejor: Le dicen al negro que quería salir de Cuba: “¿Tú no sabes que en los Estados Unidos les echan los perros a los negros para que los muerdan?” Y el negro les respondió: “No hay problema, para evitar eso lo único que tengo que hacer es subirle las ventanillas a mi Cadillac del año”...

El propio Fidel Castro cuando fue a visitar a los combatientes de Playa Girón presos le pasó por el lado a un negro brigadista y se paró y le dijo: “Oye, ¿ tu no sabes que ahora los negros se pueden bañar libremente en todas las playas?”...Y el inolvidable Tomás Cruz le respondió: “Oh, yo no vine aquí a bañarme en las playas sino a liberar a mi patria del comunismo”...

Y eso nunca ha mermado, consideran que los negros, más que el resto de la población, deben ser testaferros del régimen imperante. Sinceramente, no creo durante los años de los esclavos estos estaban obligados a aplaudir y aupar a la esclavitud.

Y a través de todo el proceso ha sido muy difícil encontrar a negros en las altas esferas de la nomenclatura. En una época tenían a Juan Almeida de señuelo y después a Esteban Lazo. Y que conste que Fidel y Raúl siempre se han referido a ellos como "el negro" Almeida y "el negro" Lazo... Y este último en el Comité Central lo llaman “El Gori Lazo”...

Hay varios generales negros, pero ¿saben ustedes por qué? Porque a la hora le llevarse gente para Angola y Mozambique se ensañaron con los negros, con la excusa de que allá se podían confundir con los nativos. Y varios negros guapearon, pelearon y hubo que darles grados y hasta estrellas. Y no les quedó más remedio que aceptarlos a ragañadientes. De todos los miles de negros que se inscribieron en las milicias sólo Sixto Batista llegó a General.

Sobre la situación actual he leído muchos artículos de los escritores Zoé Valdés y Aldo Rosado, que explican lo recio que llevan a los negros verdaderamente disidentes como Sonia Garro y su esposo Ramón Muñoz, aquel que ustedes recordarán que se subió a la azotea de su casa con un machete en la mano barriendo el piso con la satrapía. Y también Alfredo Cepero ha detallado muchos de los abusos y discriminaciones contra el doctor Oscar Elías Biscet...

Y por último reto a Raúl Castro a que dé el nombre de una negra castrista que pueda ir a New York a pasear con zapatos Louis Voitton de mil dólares, cartera de dos mil dólares Gucci, y un reloj Rolex en la muñeca como lo acaba de hacer su nieta Vilmita.
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