Por Osniel Carmona Breijo.
Los vendedores ambulantes se han convertido en presas de la extorsión y la corrupción que rodea a la burocracia del Estado.
Yulio Elizarde es un cuentapropista que empuja una carretilla de frutas y verduras por las calles de La Habana. Vende a transeúntes.
Elizarde está en el negocio desde 2010, pero afirma que durante los últimos seis meses ha sido víctima de constantes extorsiones por parte de un grupo de inspectores. Cada semana le aplican una multa que oscila entre 50 y 100 pesos en moneda nacional. Son entre dos y cuatro dólares. En principio no parece ser mucho, pero el promedio de ingreso en el país es de unos 400 pesos al mes.
Los vendedores ambulantes se han convertido en presas de la extorsión y la corrupción que rodea a la burocracia del Estado.
Yulio Elizarde es un cuentapropista que empuja una carretilla de frutas y verduras por las calles de La Habana. Vende a transeúntes.
Elizarde está en el negocio desde 2010, pero afirma que durante los últimos seis meses ha sido víctima de constantes extorsiones por parte de un grupo de inspectores. Cada semana le aplican una multa que oscila entre 50 y 100 pesos en moneda nacional. Son entre dos y cuatro dólares. En principio no parece ser mucho, pero el promedio de ingreso en el país es de unos 400 pesos al mes.