jueves, 27 de junio de 2013

La magia de la noche habanera.

Por Anett Ríos.

En comparación con el bullicio del día -altavoces con música en ventanas y balcones, guitarras y tambores en cafés y esquinas, decibelios de reguetón en taxis y tiendas-, las noches habaneras son más discretas y hasta cortas, pues apenas hay lugares abiertos hasta el amanecer.

Algunos extranjeros encuentran difícil encadenar horas de marcha de club en club, ya que muchos de los sitios de moda cierran por capacidad y terminan sus funciones poco después de las 2:00 de la madrugada.

El Malecón siempre está ahí para quienes no pueden gastar en sitios de moda, como el club Submarino Amarillo, un nuevo local estatal dedicado a Los Beatles que se ha convertido este año en templo de culto al pop-rock, con audiovisuales y bandas en directo.

El Café Teatro Bertolt Brecht, abierto en 2008 en un céntrico complejo cultural, y el local El Sauce tienen también gran demanda por presentar en directo a populares artistas, en su mayoría músicos jóvenes de una generación que algunos definen como más “alternativa”. Otros nombres de la marcha habanera con música en vivo son Don Cangrejo y Dos Gardenias, en el residencial barrio de Miramar.

En cuanto a La Habana Vieja, el centro histórico de la ciudad y circuito turístico por excelencia, sus principales vías son durante el día un hervidero de turistas a la busca de locales donde tomar un mojito, mientras músicos cubanos repiten los sones de la archiconocida Guantanamera o el Chan-Chan de Compay Segundo. Pero al anochecer sus calles se vacían y el “ambiente” de marcha es prácticamente inexistente.

¿Cómo llegar?

Los vuelos entre Managua y La Habana hacen escala en Panamá y el precio promedio del pasaje ida y vuelta oscila entre los 500 y los 600 dólares, aunque si está de suerte puede haber promociones en los que el pasaje cuesta hasta 300 dólares.

¿Dónde quedarse?

Entre los hoteles de mayor calidad está el Nacional, cuyo costo por una noche ronda los 132 dólares . Pero también hay casas de alojamiento autorizadas por el Gobierno que puede cobrar unos 20 dólares por noche la habitación.

La noche se mueve entonces hacia las contadas discotecas de la ciudad o las llamadas “fiestas house PMM”, que no tienen sede ni frecuencia fija y son de las pocas opciones que no paran durante la madrugada.
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