martes, 9 de julio de 2013

Cuba, a las puertas de la unificación monetaria.

Por Emilio Morales.

Entonces, ¿se termina por fin la dualidad monetaria cubana con el valor único del peso convertible?

Funcionarios y expertos cubanos de instituciones estatales lanzaron esta semana la "noticia" de que en el período 2013-2014 está prevista la unificación gradual de las dos monedas que circulan en la isla, de manera que funcione únicamente el peso cubano (CUP).

Las declaraciones -aunque imprecisas y sin confirmación oficial- han dado una señal de alarma en el seguimiento de los próximos pasos en la transformación del modelo económico. En Cuba, este tipo de afirmaciones suelen ser el tanteo que antecede al anuncio de la puesta en marcha de una decisión trascendente.

La eliminación de la doble moneda -un fenómeno vigente desde agosto de 1993- es uno de los cambios estructurales que más urge la economía del país. Sin embargo, figura a la vez como el más complejo y profundo de los que va a tener que enfrentar el gobierno cubano, sobre todo por los riesgos latentes en las actuales condiciones económicas y sociales de la isla.

La tarea de unificar las dos monedas no puede convertirse en terapia de choque, pues sería un suicidio político de incalculables consecuencias.

El proceso deberá realizarse por etapas y escalonadamente, de manera de ir haciendo cortes trimestrales, evaluar el impacto en el mercado e implementar medidas correctoras que permitan rediseñar las acciones en el tránsito gradual hacia la unificación monetaria.

La fecha más razonable para concluir el proceso es tentativamente el 2014, según los funcionarios gubernamentales. Pero esa meta parece más bien una ilusión que una objetivo al alcance de la mano. Como mínimo, el país necesita unos tres o cuatro años para instrumentar este paso.

Actualmente el mercado cubano presenta un excedente de dos millones de trabajadores en el sector estatal. Para ellos, las medidas implementadas  hasta el momento en aras de desarrollar el sector privado han sido limitadas y poco atractivas como para atraerlos. Eliminar el lastre que significa el salario mensual de esos dos millones de personas es un primer paso inevitable del gobierno si quiere salir airoso en el proceso de unir las monedas.

Para lograrlo resulta necesario estimular el mercado. ¿Cómo? Abriendo las oportunidades a los profesionales, al sector de la construcción, al sector de la producción de materiales para la construcción y la distribución de mercancías. También permitiendo la importación de productos al sector privado y eliminando el monopolio del Estado, eliminando las limitaciones que existen en el sector de la agricultura, abriendo la industria azucarera a la inversión de capital extranjero y al sector privado cubano, entregando las tierras a perpetuidad y no en usufructo y restableciendo la confianza en los agricultores como verdaderos dueños.

En otras palabras, implementar los mecanismos y leyes necesarias que permitan crear oportunidades de empleos en el sector privado.

Esa es la única forma de poder incrementar la productividad del trabajo en todos los sectores de la economía, aumentando las exportaciones y disminuyendo las importaciones. De manera que se permita garantizar una reserva para respaldar la unificación de la moneda y evitar el colapso que provocaría una inflación incontenible.

Pero no hay indicios de que eso suceda a corto plazo.

Por tanto, hacer la unificación monetaria en las condiciones actuales entraña mucho riesgo y genera incertidumbre en el horizonte actual de los cubanos.

Si el gobierno cubano anunciara mañana que elimina el peso convertible cubano (CUC) y que pone el CUP a una tasa de cambio de 1 x 1 con respecto al dólar norteamericano, el salario promedio actual de 455 pesos se convertiría automáticamente en 455 dólares, creando un poder adquisitivo ficticio en el mercado.
Significaría que la alta demanda del mercado agotaría los inventarios de las tiendas recaudadoras de divisas en solo 48 horas, dejando al país con una escasez nunca antes vista en las últimas dos décadas y sin fondos en divisas para reponer los abastecimientos, con un mercado negro controlando el cambio de divisas a precios exorbitantes.

El sentido común nos dice que este escenario no es realista y parece imposible. Aunque con Cuba nunca se sabe.

Encontrar el mecanismo acertado para lograr la unificación de las dos monedas en las condiciones actuales es como caminar por la cuerda floja.

El gobierno cubano ha implementado ya algunas medidas encaminadas a crear las condiciones más propicias para la unificación monetaria, lo que nos hace pensar que la transición será a marcha lenta y con fases bien delimitadas.

Entre las medidas anticipadas podemos mencionar la autorización para comprar artículos en las tiendas recuperadoras de divisas en pesos cubanos al cambio actual del mercado, usando las tarjetas magnéticas en CUP; el pago de impuestos de los cuentapropistas  en pesos cubanos; las transacciones bancarias correspondientes a las ventas de casas y autos en pesos cubanos; y el incremento de los precios en el mercado mayorista.

Sin embargo, los pasos no son suficientes. El mercado requiere de otras acciones, como ir disminuyendo paulatinamente la tasa de cambio del CUC con respecto al CUP.

Actualmente la tasa de cambio está fijada a 24 CUP x 1 CUC para la venta, y 25 CUP x 1 CUC para la compra de la moneda dura.

Al mismo tiempo, se requiere de un ajuste de los precios de los productos y servicios que se ofertan en las distintas cadenas del comercio minorista.

Otra de las variables a tener en cuenta es la reacción de las personas que tienen cuentas de ahorro en CUC y las que tienen cuentas de ahorro en pesos cubanos (CUP). ¿Se afectarán los saldos de las cuentas de ahorro de ambas monedas cuando se varíe la tasa de cambio? ¿Se convertirán las cuentas en CUC en cuentas de USD o en pesos cubanos? ¿Se disparará el mercado negro de la compraventa de dólares?
¿Qué pasará con las cuentas corrientes en CUC de las empresas extranjeras que operan en la isla? ¿Significará el cambio un nuevo corralito financiero?

Por lo pronto, las campanas están sonando y ya se observa una caza desesperada en la compra de dólares y euros en la Habana, el mercado más dinámico de la isla, con un poder adquisitivo que alcanzó los $1,621 millones de dólares en el 2011.

Los próximos meses servirán de termómetro para monitorear los efectos de las medidas paulatinas y medir las consecuencias en el mercado. La reforma monetaria en Cuba está en conteo regresivo hacia la meta y la población debe prepararse para este nuevo encuentro con la realidad.
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