martes, 29 de octubre de 2013

El CUC desaparecerá en Cuba.

Por Wilfredo Cancio Isla.

Carmelo Mesa Lago es economista y profesor Emérito de la Universidad de Pittsburgh. Su libro "Cuba en la Era de Raúl Castro: Reformas Económico-Sociales y sus efectos" fue publicado el pasado año. Es considerado uno de los más agudos analistas de la economía cubana y ha seguido muy de cerca la evolución social en la isla. En esta entrevista con Diario Las Américas aborda el tema de la eliminación de la doble moneda en Cuba a la luz de las transformaciones emprendidas por Raúl Castro.

Esta es una medida esencial. De las reformas económicas que tiene pendientes el Gobierno de Raúl Castro, las dos más importantes son la unificación monetaria (que implica una unificación de la tasa cambiaria) y la reforma integral de precios.

Es lógico que ambas medidas tengan un impacto social. De ahí que el Gobierno se plantee un proceso gradual, sin que se convierta en una terapia de choque. Se habla de que comenzará a aplicarse un cronograma, hay versiones que el proceso podría extenderse por 18 meses, pero creo que nadie a ciencia cierta puede predecir cuánto va a durar.

Mi pronóstico es que la moneda que desaparecerá será el CUC, que está sobrevalorado, y va a quedar el CUP, que debe irse reevaluando paulatinamente. Lo más recomendable que debería hacer el Gobierno es anticipar a la población de que se va a ir devaluando el CUC. El proceso conlleva la creación de infraestructura, contabilidad, informática y preparación del personal, y, por otro lado, que la gente pueda usar el CUP para comprar directamente artículos que se venden hoy en moneda convertible, sin necesidad de hacer la conversión antes en las casas de cambio.

El Gobierno tiene ante sí un reto. Hasta este momento las medidas aplicadas son de efectos positivos: cuentapropismo, compraventas de casas y autos, usufructo de tierras, adquisición de teléfonos celulares, entrada de los ciudadanos nacionales a hoteles… Ahora el Gobierno tiene que moverse a reformas más complejas que necesariamente tendrán un mayor impacto estructural y social, como la eliminación de la doble moneda, la desregulación de las empresas y, finalmente, la modificación de los precios de acuerdo a las leyes de mercado.

Para un ciudadano cubano, yo apostaría por el CUP, que es la moneda que se va a reevaluar.

Hay cuatro factores clave que impulsan a estas reformas: la inseguridad del suministro de petróleo desde Venezuela; el fiasco de los planes de exploración petrolera en aguas profundas; las tierras en usufructo no han arrojado resultados significativos; y la incorporación al trabajo por cuenta propia ha sido lenta y con demasiadas trabas. La realidad está muy por debajo de las metas que el Gobierno se fijó, de manera que sea necesario buscar otros incentivos.

A pesar de todos los comentarios y referencias sobre los procesos en China y Vietnam, está claro que el Gobierno cubano no pretende ir a la misma velocidad en los cambios que experimentaron esos dos países. Los sectores más dinámicos son el privado y la inversión extranjera, y existen temores en la esfera gubernamental a perder control del poder económico. Y eso que no estamos hablando de un tránsito a la economía de mercado, sino del paso hacia un socialismo de mercado.
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