miércoles, 31 de julio de 2019

¡A mentir más que nunca, señores!

Por Roberto Álvarez Quiñones.

Fidel Castro no solo impuso un record mundial como el dictador que más tiempo ha estado en el poder (52 años), sino otras plusmarcas planetarias, entre ellas la del jefe de Gobierno que más ha mentido a su pueblo, y durante más tiempo.

Tanto mintió que puso en duda la validez de la afirmación de Abraham Lincoln de que "se puede engañar a todo el mundo algún tiempo, se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero no se puede engañar a todo el mundo todo el tiempo". El comandante en jefe mintió a todos, todo el tiempo.

Desde la Sierra Maestra prometió que, al triunfar su revolución (porque era de él), se restablecerían la democracia liberal, la Constitución de 1940, la libertad de prensa y de expresión; se elegiría un nuevo presidente de la República en elecciones en las que él no se presentaría, pues no le interesaba el poder sino volver a ejercer su profesión de abogado. Y ya en La Habana juró que en Cuba no habría jamás comunismo, ni se estatizaría la economía.
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martes, 30 de julio de 2019

Un turista en el país del proletariado.

Por Carlos Manuel Álvarez.

Es complicado homenajear a quien fue de modo persistente un mal poeta. Con la muerte de Roberto  Retamar, presidente de Casa de las Américas, lectores y periódicos rescataron de nuevo Felices los normales, un sermón en verso que puesto donde lo ponen, en el lugar de la poesía, parece más una burla que un homenaje.

Ese no es un texto aislado, ni muchos menos. Retamar se pasó años escribiendo cosas así, los mensajes de obediencia que un niño bien le declamaba sin sonrojos a una revolución echada a perder. No obstante, hay líneas que justifican a Retamar, pero son las líneas de un Retamar del que luego   renegaría, al menos durante las largas décadas que van del sesenta al noventa, los años de la sovietización cubana.

A sus veintitantos, bajo la sombra de Orígenes, Retamar escribió poemas como Palacio cotidiano («ahora descubro el júbilo de la estancia minúscula/ la vida emocionada del vaso entre mis labios»), o aquellos resonantes versos de temática griega («los otros países se inclinan un poco,/ para oír cantar en Epidauros»). Luego, ya en sus sesenta, algo enterrado florece de nuevo en Una salva de porvenir («Se derrumbaron las estatuas mientras dormíamos./ Eran de piedra, de mármol, de bronce./ Eran de ceniza,/ y un grito de ánades las hizo huir en bandadas»). Es la tristeza susurrada, la cifra de cierta confesión, un velado arrepentimiento.
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El padre Jaime.

Por Vicente Echerri.

A poco de que ingresara en el Seminario Evangélico de Teología de Matanzas (institución interdenominacional para la formación del clero presbiteriano, metodista y episcopal) en septiembre de 1972, conocí y amisté con el cura párroco de la catedral católica de San Carlos Borromeo, el Rdo. P. Jaime Ortega Alamino, que presidía una dinámica comunidad donde había muchos jóvenes.

No puedo acordarme ahora en qué circunstancias nos conocimos, pero supongo que debe haber sido en el contexto de alguna reunión interconfesional que respondía al entusiasta espíritu ecuménico de la época, que luego se enfriaría bastante. El padre Jaime se mostraba como un hombre cálido y cordial que había estudiado en Canadá y había pasado una temporada en los campos de concentración de las UMAP. De esto último él no solía hablar, pero no era difícil enterarse por boca de sus feligreses y colegas. El padre Machado, en ese momento canciller de la diócesis y persona de mucha discreción y mesura, me habló una vez de este asunto con gran pena. Al parecer, Mons. Domínguez, el obispo de Matanzas, había logrado sacar a Jaime de ese antro.
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El discurso.

Por Juan Orlando Pérez.

El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, pronuncia su discurso conmemorativo del 26 de julio. Bayamo, Granma/ Foto: ACN.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, pronuncia su discurso conmemorativo del 26 de julio. Bayamo.

«Tenemos un problema», dijo Raúl Castro, sin levantar la vista del informe que tenía sobre el escritorio. Miguel Díaz-Canel tragó en seco, y repasó mentalmente la lista de todas las personas con las que se había reunido durante las últimas semanas. Casi no había ningún extranjero entre ellos, y entre los cubanos, no había ninguno que tuviera un rango inferior al de presidente de gobierno municipal. Díaz-Canel se había asegurado, antes de encontrarse con ellos, de que ninguno hubiera caído en desgracia o estuviera bajo investigación de la Seguridad del Estado. ¿Se habría enterado Raúl de algo que Díaz-Canel había hecho sin enterarse siquiera de que lo estaba haciendo?  «El Estornudo está diciendo que no te dejamos hablar en los actos importantes, como el del 26», soltó Raúl. Díaz-Canel permaneció impávido, tratando de adivinar si Raúl estaba enojado con El Estornudo, por su impertinencia, o con él, por no haber pedido con más insistencia la oportunidad de pronunciar el discurso central del 26 de julio, y haberle dado, con su pereza, una excusa al enemigo para atacar a la Revolución. Raúl continuó: «Yo pensé que te habías ocupado de El Estornudo. Esos chiquitos me tienen hasta los cojones». Díaz-Canel respondió, atropellando las palabras: «A esa gente no los lee nadie en Cuba, los tenemos bloqueados». «No seas comemierda», Raúl empezó a perder la paciencia, «eso ni tú mismo te lo crees». En los ojos de Díaz-Canel hubo un relámpago de pánico. Raúl lo miró durante tres, cuatro, cinco segundos, sin decir nada. «Y a este hombre lo hice yo presidente de Cuba», pensó. Volvió entonces a clavar la vista en sus papeles. «No tengo tiempo ahora para hablar de El Estornudo, pero tú y yo vamos a tener una conversación sobre ese temita en los próximos días», dijo, imitando, sin poderlo evitar, el tono que adoptaba Fidel para advertir a sus ministros que tenían los días contados. «Por lo pronto, prepárate, que vas a dar el discurso del 26 en Bayamo». Díaz-Canel exhaló, y al hacerlo, se dio cuenta de que llevaba casi medio minuto conteniendo la respiración. Pero la cálida sensación de alivio que había recorrido su cuerpo, de la cabeza a los mocasines, fue sucedida rápidamente por un antártico terror. «Es un gran honor, general, no lo esperaba… Pero yo creo que ese honor le corresponde a usted o al compañero Machado… Yo no quisiera que el compañero Machado pensara…» Raúl bramó: «El compañero Machado hace lo que yo le diga, y tú también. Tú vas a dar el discurso y se acabó. Y procura que no pase de media hora, que quiero estar de vuelta en La Habana al mediodía».
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lunes, 29 de julio de 2019

Trenes en Cuba: una merienda y buen viaje.

Por Raúl Rivero.

Trenes en Cuba: una merienda y buen viaje

El gobierno cubano puede acudir a le generosidad o al oportunismo de todos sus cómplices y llenar a Cuba de aviones nuevos, automóviles sin estrenar y trenes relucientes y modernos que, de todas formas, con esa maquinaria relumbrante y nueva, no podrá resolver el grave asunto del transporte en el país.

El problema es que esa crisis tiene sus resonancias más patéticas en las estructuras enfermas de la república, en el desdén o la indiferencia de sus técnicos y empleados y, en definitiva, en la catástrofe real que abarca desde los baches con ínfulas de lagos hasta los travesaños de los ferrocarriles diseñados, al parecer, por un ingeniero con musarañas en la cabeza y mantenidos por una parentela más preocupada por su supervivencia personal, que por la rectitud de las traviesas.

Los equipos que salen a funcionar acabados de llegar del extranjero podrán funcionar con eficiencia en el caso de cada unidad, pero lo que no puede hacer el que conduce ese vehículo es que las vías les ofrezcan las condiciones y las alternativas para que la travesía se desarrolle con normalidad y eficacia, entre el punto clave de salida, las estaciones de paso y el sitio donde tiene marcada su señal el fin del viaje.

Los resplandecientes vagones que acaban de instalar en la Isla, anunciados como la solución o gran parte de la solución a los asuntos del transporte interprovincial, porque recorrerán casi todo la extensión de la nación, son el ejemplo más reciente de que un carro nuevo no puede solucionar un asunto que pasa por la chapucería y el abandono que padecen los sectores viales.

La muestra principal de los coches de trenes que hace poco comenzaron a rodar, está en una declaración de Eduardo Rodríguez, actual ministro de Transporte: “Cuestiones como el envejecimiento del parque de locomotoras, problemas organizativos en las terminales, entre otros aspectos, han afectado la puntualidad de los recorridos.” Nada más que la mitad de los viajes realzados, un 36 por ciento, ha conseguido salir en hora y sólo un 26 por ciento ha llegado a su punto de destino en el horario establecido previamente por las autoridades.

Otro funcionario, esta vez del dominio de los ferrocarriles, explicó que se examina “la incongruencia” en lo que tiene que ver los boletos con la merienda y que a partir del primero de agosto “será vendida por las ferromozas y se eliminará la limitación de una merienda por pasajero. El hombre anunció, además, que fuerzas de la policía ferroviaria tienen la autoridad para bajar a quienes incurran en indisciplinas, como consumir bebidas alcohólicas.

Así que ya se sabe, horas y horas en un tren lento, que no tiene estaciones fijas para detenerse y sin saber con exactitud la hora final del arribo al destino. Eso sí, en un vagón nuevo, sin tiempo para llegar a ningún sitio y, desde luego, con mucha disciplina, poca o ninguna merienda y ni una cerveza. ¡Buen viaje¡
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domingo, 28 de julio de 2019

Las cuatro jinetes del apocalipsis demócrata.

Por Alfredo M. Cepero.


Los Jinetes del Apocalipsis son los cuatro caballeros que se describen en la primera parte del capítulo sexto del Apocalipsis, último libro canónico del Nuevo Testamento. Contiene las revelaciones escritas por el Apóstol San Juan en su destierro de Patmos, referente en su mayor parte a los postreros días del mundo. Los jinetes montan en sendos caballos blanco, rojo negro y bayo que, según la exégesis, representan la Gloria, la guerra el hambre y la muerte.

En este siglo XXI han hecho su aparición en los Estados Unidos cuatro jinetes femeninos de lo que podría convertirse en un Apocalipsis político. Las legisladoras federales por el Partido Demócrata Ilhan Omar, Ayanna Pressley, Alexandria Ocasio-Cortez, y Rashida Tlaib, han demostrado ser tan malvadas y perniciosas en su ideología del resentimiento como los jinetes bíblicos.

A largo plazo, nos dicen que si no adoptamos las demenciales medidas del Nuevo Trato Verde propuesto por Alexandria Ocasio-Cortez desapareceremos de la faz de la Tierra. A mediano plazo, se proponen transformar radicalmente los principios y las instituciones que han hecho de los Estados Unidos la sociedad más próspera y la nación más poderosa del mundo. A corto plazo, estas mujeres podrían estar desatando lo que probablemente se convierta en el Apocalipsis del Partido Demócrata.

A continuación, les ofrezco unos pocos ejemplos que ilustran con claridad mis afirmaciones. En numerosas ocasiones, Ilhan Omar ha señalado al estado de Israel como una fuerza materialista y maligna que no sólo desestabiliza el Medio Oriente sino influye en forma desproporcional en la política de los Estados Unidos. Ha llegado incluso a acusar de traición a sus colegas en el congreso que defienden a la única democracia y el mejor aliado de este país en la convulsionada región.

Pero eso no es todo. La Omar ha ido mucho más lejos en su odio visceral a la sociedad que le sirvió de refugio cuando se vio obligada a escapar de una Somalia sangrienta y anárquica a los doce años de edad. En un discurso ante el Consejo de Relaciones Islámico-Americanas en California, esta fanática del Islam restó importancia a la horrible masacre de las Torres Gemelas del Centro Mundial de Comercio de Nueva York el 11 de septiembre de 2001. Dijo que los musulmanes son injustamente responsabilizados por el hecho de que "algunas personas hicieron algo". Nunca mencionó la religión de los terroristas. El periódico The New York Post la confrontó con una fotografía de las Torres Gemelas envueltas en llamas y el titular: "Aquí tienes tu 'algo', 2,977 personas asesinadas por el terrorismo islámico".

Por otra parte, las otras dos miembros de lo que ellas mismas han llamado "La escuadra" no se han quedado atrás en sus diatribas. En el curso de una reciente conferencia de prensa, Ayanna Pressley la emprendió contra la misma gente a las que ellas dicen defender. Los amenazó diciendo:"No queremos hispanos que no se comporten como hispanos, no queremos negros que no se comporten como negros y no queremos musulmanes que no se comporten como musulmanes". En otras palabras, son nuestros incondicionales o no queremos saber de ustedes.

Pero la que se lleva el premio de la vulgaridad es la legisladores de origen palestino Rashida Tlaib. El día de su toma de posesión en la Cámara de Representantes pasó inmediatamente del juramento de rigor al estercolero del odio político. Les dijo a los periodistas que había prometido a su hijo en Michigan tener como máxima prioridad en Washington "someter a juicio político (impeachment) al HP que vive en la Casa Blanca". ¿Qué podemos esperar de un niño cuya madre le habla en estos términos deplorables?

En gran medida, estas mujeres son un peligro para su propio partido. Su estrategia de "tierra calcinada" no establece diferencias partidistas sino ideológicas. Han llegado al extremo de acusar de racista a la Presidenta de la Cámara, cuando Nancy Pelosi las calificó de minoría dentro del partido. La abuelita Nancy confronta un reto a su autoridad por parte de unas nietecitas que no se sienten ni actúan como miembros del partido sino como fanáticas que no les importa destruirlo. Su objetivo es nada menos que una revolución integral inspirada en las enseñanzas corrosivas de Saul Alinsky, el Reverendo Jeremiah Wright y el terrorista Bill Ayers. Nunca se ha aplicado tan bien el refrán de: "Cría cuervos que te sacaran los ojos".

Por su parte, Donald Trump consideró que había llegado la hora de confrontar los insultos y las amenazas de estas fanáticas. En uno de sus ya famosos twits el Presidente dijo: "Yo no creo que estas cuatro congresistas son capaces de amar a nuestro país. Ellas deben de pedir perdón a los Estados Unidos y a Israel por las cosas horribles que han dicho. Están destruyendo al Partido Demócrata, pero son gente débil e insegura que jamás podrá destruir a nuestra nación".

Algunos de sus asesores no han estado de acuerdo con que el Presidente las haya calificado de apátridas. Pero Donald Trump tiene una habilidad especial para identificar temas exitosos de campaña política. Fue así como triunfo en el 2016 y como vaticino que será reelecto en 2020.

Afortunadamente la popularidad de estas mujeres parece estar limitada a las redes sociales y a las minorías izquierdistas dentro del Partido Demócrata. Según una encuesta de la publicación cibernética Daily Caller, el equipo de Aplicación de Leyes de Inmigración y Aduanas (ICE en inglés) disfruta de niveles más altos de popularidad que cualquiera de estas congresistas.

En una encuesta de 1500 adultos norteamericanos, el 42 por ciento de los encuestados dijo tener una opinión favorable de ICE, mucho más alta que la popularidad combinada de las cuatro legisladoras Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar, Rashida Tlaib, y Ayanna Pressley. Y en casos específicos, solamente un 33 por ciento de los encuestados mostró una opinión favorable de Alexandria Ocasio Cortez, un 25 de la Omar, un 24 de la Tlaib y un 22 de la Pressley.

El hecho innegable es que, al identificar a estas inadaptadas como la cara del Partido Demócrata, Trump ha hecho responsables a los demócratas y a sus futuros retadores en las elecciones de 2020 de las ideas anormales y las declaraciones truculentas de los miembros de "la escuadra". Una escuadra cuyos integrantes muestran muchos problemas.

Sus miembros no tienen experiencia alguna. Son estrellas en los medios sociales pero no saben una palabra de legislación. No están dispuestas a aprender porque se consideran infalibles. Se proponen transformar radicalmente a los Estados Unidos hasta el punto de abolir el Departamento de Seguridad Interna y eliminar la expulsión de gases de las vacas. Fuera de su base de extrema izquierda, sus ideas son rechazadas por la mayoría de los norteamericanos. Una verdadera bendición para Trump y un excelente augurio para su reelección en las presidenciales de 2020.
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El fusilamiento de Tony de la Guardia y otros crímenes en nombre de la Revolución Cubana.

Por María Laura Avignolo.

En París, donde viven, Ileana de la Guardia y Jorge Massetti, su marido, hijo del “Comandante Segundo”, argentino y mano derecha del Che Guevara.

El funcionario de Fidel Castro fue uno de los fusilados en Cuba en 1989, acusados de traición a la patria. Su hija Ileana cuenta cómo se montaron el juicio, las confesiones y la traición.

Han pasado 30 años. Murieron fusilados al amanecer en la playa de Baracoa, en el oeste de La Habana, en el juicio más estalinista que recuerde la Revolución Cubana, en un proceso que un tribunal de la ONU declaró arbitrario desde el principio hasta el final. El coronel Tony de la Guardia, ex fundador de las tropas especiales cubanas, jefe de la unidad Moneda Convertible del Ministerio del Interior, que violaba el embargo norteamericano y Arnaldo Ochoa, general , héroe de la revolución cubana internacionalista, “el León de África” en la Guerra Fría, y sus dos más íntimos ayudantes. Patricio Ochoa, su hermano mellizo y general de inteligencia en África, fue condenado a 30 años de cárcel y hoy ha sido liberado. Es el único que vive en Cuba, en la vieja mansión familiar de Miramar. El resto de los De la Guardia emprendió, uno a uno, el exilio a Estados Unidos.
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sábado, 27 de julio de 2019

miércoles, 24 de julio de 2019

Los anticastristas bipolares.

Por Esteban Fernández.

La pregunta clave que se hacen los anticastristas deseosos de ver a Cuba libre es “¿Qué hacer, como podemos ayudar?”

Debemos partir de lograr una gran virtud de la cual carecemos la mayoría de los cubanos: la ecuanimidad. La ecuanimidad es un estado sicológico que no nos permite ser perturbados por emociones u otros fenómenos que perjudiquen nuestra mente. Nosotros necesitamos  y debemos mantenernos siempre tranquilos, sin que la emotividad nuble nuestros movimientos.

La “bipolaridad política” ha perjudicado enormemente nuestro proceder y nuestras posibilidades de triunfo. “Bipolar político” es todo aquel que salta del optimismo injustificado al pesimismo rampante. Ambas actitudes son dañinas y muchas veces promovidas por el enemigo.

Personalmente yo puedo descubrir a los “anticastristas bipolares” a través de los timbres en mi teléfono. Algo sucede en Cuba, en Venezuela o en el exilio, y recibo cien llamadas consecutivas, se trata de montones de compatriotas emocionados y optimistas por equis motivos, por acciones que obviamente no iban a derrocar a la tiranía castrista ni tumbar a Maduro, pero desborda el optimismo.

De pronto, viene el silencio, el timbre del teléfono no suena, cunde el derrotismo, y hay que esperar tranquilamente a que otro acontecimiento levante momentáneamente la moral de los bipolares.

Créanme, porque yo estaba ahí, que durante las etapas del Plan Torriente y del J.U.R.E de Manolo Ray, conocí a muchos prácticamente preparando las maletas para regresar a la Isla libre.  Mientras tanto, yo -emocionado e inocentemente también- con un rifle en mis manos durante el Jure, y jefe del reclutamiento durante el Plan Torriente en California. Esa fue en la época en que yo aprendí que la emotividad muy bien pudo costarme la vida.

Como ustedes bien saben tras el fracaso de ambos esfuerzos al 90 por ciento de los emocionados militantes no pudimos verlos más ni en los centros espirituales.

La posición correctísima debe ser: estar alertas, atacar en todos los frentes al castrismo y al intento socialista en América, convertir en trincheras cada periódico, cada blog, cada página nuestra en Facebook, y evitar por todos los medios que un solo centavo vaya de sus bolsillos a las arcas del enemigo.

No dejarse llevar por “cantos de sirena”, ni cooperar con ninguna gestión que de antemano usted sabe que no va a ningún lado y que está encaminada a desilusionarnos por completo.

Llega la hora (desde hace mucho rato, creo yo) en que dejemos de ser optimistas y pesimistas para convertirnos en realistas.

Y todos los días repetir -como lo hago yo- 20 veces: “Pase lo que pase con respecto a Cuba y a mi país adoptivo -bueno o malo, positivo o negativo- aquí el último que abandona esta gestión soy yo."
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lunes, 22 de julio de 2019

Trabajar para el Estado en Cuba: el sueldo falta y el chantaje sobra.

Por Gladys Linares.

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La semana pasada pude conversar con varias personas de diferentes edades sobre el reciente aumento de salario y su posible (re)incorporación al trabajo. Me pareció notable el hecho de que, aunque las opiniones diferían, todos coincidían en un punto: ninguno quería trabajar (o volver a trabajar) para el Estado.

Dado que el pueblo cubano, especialmente quienes están en contra de la dictadura y el sistema, se dan cuenta de que en Cuba el gobierno y el Estado son la misma cosa, esa manera de pensar ha sido recurrente desde que comenzaron las expropiaciones (“nacionalizaciones”) en los años sesentas, pero especialmente en la década de 1990, pues desde el comienzo del llamado período especial hasta hoy se hizo persistente la insuficiencia del salario, incluso tras este último aumento.

Pero además de lo absurdo de trabajar 24 días al mes para recibir un pago que durará a lo sumo 3, los cubanos también se sienten utilizados por el régimen, pues para conservar el puesto tienen que tomar parte en actividades políticas con las que no están de acuerdo, como desfiles y marchas, firmas de declaraciones, etcétera, así como financiar organizaciones “de masas” como las Milicias de Tropas Territoriales (MTT), el sindicato, y otras, en las que no creen y por las que no se ven representados. Estos procedimientos son percibidos por los cubanos como mero chantaje, y es debido a ese “chantaje” y a la inutilidad del salario, que consideran que trabajar para el Estado es trabajo esclavo. A esto se le suma la frustración causada por la certeza de que, como los sueldos no alcanzan, hay artículos y servicios que nunca podrán disfrutar. ¿Langosta y hoteles? Sencillamente no son para ellos.

Sin embargo, otras personas van al trabajo a ver qué pueden robar. Esto no les acarrea ninguna clase de conflicto moral, pues afirman que ladrón que roba a ladrón, tiene 100 años de perdón. A robar del trabajo se le llama “busca” o “búsqueda”. Si en la plaza en oferta no hay oportunidad de “búsqueda”, no les interesa. Su lógica es muy simple: si para malcomer 31 días se necesita 100 %, y uno solamente recibe 10, 20 o 30 %, entonces el resto hay que sacarlo “de donde sea”. El gobierno cubano no lo ignora. Por el contrario, la “búsqueda” incluso le conviene. De esa manera se “ahorra” un alto porcentaje del salario, además de que esos trabajadores no faltan a cuanta marcha, desfile, o cualquier otro “chantaje” convoque el gobierno, pues así creen que no serán descubiertos. Y quien lo dude, que analice un desfile del 1º de mayo, y por el entusiasmo de cada bloque podrá deducir el tamaño de la tajada.

Los sectores autónomo e informal, en cambio, sí molestan al régimen. Incluso los ha equiparado con los vagos y delincuentes, e incluido en la infame ley de peligrosidad social por él creada para poder encarcelar a ciudadanos sin haber cometido delito. Tampoco pierde ocasión de presentar a cuentapropistas exitosos como promotores del crimen en series policíacas. A pesar de ello, hay muchas personas que trabajan por cuenta propia aun sin licencia, pues consideran que pagar impuestos exorbitantes a un Estado explotador equivale al mismo chantaje y esclavitud que si trabajaran para él.

Una de estas personas es Leonardo. “Yo trabajaba 8 y 10 horas en la construcción”, recuerda. “El sueldo no me alcanzaba y terminaba tan agotado que no podía hacer trabajos particulares”. Por eso decidió dejar el trabajo y dedicarse a la albañilería por su cuenta, pero sin pagar licencia. “Yo no les pago a ‘esta gente’ ni muerto. ¿Quién va a saber que yo estoy de albañil particular? A mí que me agarren si pueden”.

Precisamente con la esperanza de atraer a los miles de cubanos que se rehúsan a trabajar en el sector estatal fue implementado el mencionado aumento salarial. Dentro de esa gran masa hay muchos técnicos y profesionales, una mano de obra calificada y muy necesaria para “impulsar la economía”, pero actualmente subutilizada, al no ejercer en su ramo. Solo que el incentivo no generó la respuesta esperada, pues la opinión general es que el salario aún falta, mientras que el chantaje sobra

Así también piensa Martín, quien dejó el magisterio para trabajar en una cafetería. Asegura que ni con el aumento vuelve al aula, que ahora se busca en un par de días lo que ganaría en un mes en la escuela, y además no tiene que fingir adhesión al régimen. “La dueña no me controla si voy a los desfiles, ni me pregunta si soy religioso ni homosexual. A ella lo que le interesa es que yo haga mi trabajo bien hecho, y punto”.
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domingo, 21 de julio de 2019

Una cultura envenenada.

Por Andrés Reynaldo.

Alexandria Ocasio-Cortez es algo menos transitorio que una tendencia. Algo más transformador que un movimiento. Es una cultura.

Aquellos que tenemos hijos entre los 20 y los 30 años podemos dar un vivo testimonio. AOC, iniciales que han devenido en una franquicia del progresismo, es el producto de un sistema de educación abandonado a la indiferencia de los republicanos y a las manipulaciones de los demócratas. Ambos, sobre todo los demócratas de centro, han comenzado a recoger su cosecha.

Punto focal en la formación de estos jóvenes es su posición ante la autoridad. En la rebelión de AOC y otras tres bisoñas congresistas contra la estrategia centrista de la líder de la Cámara, Nancy Pelosi, las ideas son lo de menos. De hecho, un rasgo distintivo es la ausencia de un coherente código intelectual. Lo suyo no es un discurso elaborado en torno a una filosofía, como los comunistas de antaño, sino una selección de talking points ecologistas, marxistas, , nazis, astrológicos, ... En fin, todo lo que venga a mano para atacar a Estados Unidos en particular y a la civilización occidental en general.

Una diferencia fundamental en la formación de esta generación es su actitud ante la autoridad. Crecidos bajo un estándar social que concede al niño y al adolescente una excepcional autonomía frente a padres, maestros y autoridades, pudieron saltarse los límites impuestos por la tradición, la validación del mérito y la convivencia civil. Las consecuencias derivadas de la indisciplina, la pereza y el hedonismo encontraron justificación en las adversas circunstancias sociales, las diversidades étnicas y de género, la inestabilidad de los hogares y las susceptibilidades íntimas.

Algunos tuvieron la suerte de contar con padres capaces de crear un ambiente de inteligente guía, así como maestros dispuestos a superar la mediocridad y la tendenciosidad de los currículos y las restricciones de la corrección política. Aún así, esos jóvenes se ven compulsados a declinar costumbres, conocimientos y sentido común en aras de la aceptación social. Se reirán contigo de AOC en la cena del domingo, pero no lo harán en el comedor de su universidad.

Estos son algunos aspectos que definen a la generación AOC:

  • El convencimiento de que Estados Unidos es una potencia imperialista que provoca guerras y pobreza con tal de saquear los recursos de otros países: el petróleo de Iraq, los plátanos en Guatemala, etc. Esto implica el desconocimiento de los norteamericanos en la lucha contra el fascismo y el comunismo, al igual que sus esfuerzos por promover la democracia en el mundo.
  • Ignorancia acerca de los crímenes y características del comunismo.
  • Ignorancia acerca del conflicto israelí-palestino. Predomina la visión de Israel como un poder opresor comparable en ocasiones al de los nazis.
  • Ignorancia acerca de las amenazas contra Estados Unidos por parte de Irán, China, Rusia, el terrorismo, la inmigración indiscriminada. AOC ha pedido que sea desmantelada la Agencia de Seguridad Nacional.
  • La noción de que las desigualdades sociales en Estados Unidos se deben principalmente al dominio económico y cultural del "hombre blanco", que oprime a las mujeres y las minorías étnicas.
  • La noción de que el Estado debe redistribuir la riqueza a fin de lograr una sociedad igualitaria. Recordemos que el Nuevo Acuerdo Verde (New Green Deal) propuesto por los progresistas establece un salario fijo aun para las personas que no quieran trabajar.
  • La noción de que el Estado debe regular la cultura y el entretenimiento a fin de evitar una incorrecta caracterización de las minorías, la apropiación cultural y de género, al igual que la exaltación del machismo, la xenofobia, la transfobia y otras fobias propias del "hombre blanco".

Esta es la generación que heredará la tierra. Futuros jueces que desprecian la Constitución, futuros maestros que queman las banderas, futuros soldados que detestan su patria. Una generación que carece de compromiso con el debate incluso en sus propias filas.
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sábado, 20 de julio de 2019

Cien Mentiras de Fidel Castro (ii).

Por Humberto Corzo.

“La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla”
José Martí


¿Por qué llamo a este tema “Cien Mentiras de Fidel Castro”? Porque él afirma lo contrario de lo que piensa, disfraza su pensamiento haciendo que sus pronunciamientos parezcan otra  cosa. Porque falsifica lo prometido quebrantando su palabra. De él podemos decir que “Miente más que habla”.

A fin de comprender las acciones de Castro, es necesario entenderlo como lo que  realmente es, no como la gente quiere que sea. Es un hombre con dos caras, una es la cara de un revolucionario que promete prosperidad, democracia y la restauración de la Constitución cubana de 1940. La otra es la cara de un mentiroso que dice y promete cualquier cosa con objeto de permanecer en el poder de por vida.
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Así son las colas para comprar pollo.

Por Carlos Escorihuela.



Las colas para comprar pollo en Cuba se ha vuelta una costumbre. Todos los días se observa a cientos de personas haciendo filas interminables para poder adquirir la proteína.

Las imágenes que son divulgadas a través de las redes muestran la cruel realidad de los cubanos debido a la intensa escasez de alimentos.

Desde hace unos meses, esta situación se ha incrementado condenando a los isleños a tener que perder horas en colas para comprar comida.

El régimen lo reconoce.

Recientemente, el régimen reconoció que La escasez de alimentos en Cuba está lejos de ser solventada por el régimen en lo que resta del 2019.

Recientemente, el régimen reconoció que La escasez de alimentos en Cuba está lejos de ser solventada por el régimen en lo que resta del 2019.

La baja oferta de productos en el segundo semestre del año continuará viento en popa especialmente en artículos básicos como la carne de cerdo y el huevo.

El ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, señaló que aunque se espera un incremento en la producción en los próximos meses, no se alcanzará a satisfacer la demanda. Esto durante el tercer período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular.

Ante estas declaraciones oficiales, el panorama para los próximos meses no será nada alentador en la Isla, tomando en cuenta que los cubanos siguen padeciendo las consecuencias de las malas prácticas impulsadas por la dictadura castrista.

La escasez de alimentos en Cuba es un tema que el propio régimen ya no ha podido esconder pero atribuyendo culpas a factores externos de la Isla. Las colas para comprar pollo son una muestra de ello.
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Aquel corre corre fidelista.

Por Esteban Fernández.

Una de las incongruencias que se implantó en Cuba a partir de enero del 59 fue el “corre-corre”. Se acabó la tranquilidad y se dio riendas sueltas al desasosiego y a la improvisación. Era como si todos los representantes del régimen tuvieran culillos.

Un montón de gente desesperada por hacer méritos, un “empuja-empuja”, un quítate tú para ponerme yo, y todo se hacía en forma atropellada y descabellada. Era un total desbarajuste nacional.

No había un solo minuto de tranquilidad en el país, mítines relámpagos que el único objetivo era mantenerme a la gente en jaque.

La televisión y la radio dejaron de ser remansos de entretenimiento y alegría para sumarse y promover el caos colectivo. Casino de la Alegría y Jueves de Partagás fueron sustituidos por el juicio a Sosa Blanco.

Todo el gigantesco desorden emanaba de un líder que invariablemente daba la impresión de estar apurado y caminando dando zancadas mientras el resto de su comitiva tenía que andar siempre corriendo para no quedarse rezagados.

Los comandantes, los capitanes, los tenientes, los ministros, los comisionados municipales, sin tener una verdadera agenda de trabajo no les quedaba más remedio que sumarse al berenjenal, al correteo existente e imitar la actuación caótica del jefe supremo.

Dentro del mal llamado “Gobierno Revolucionario” era imposible encontrarse con un oficialista calmado, ecuánime y razonable, realizando una labor definida y organizada.

Daba la impresión de que la nación se había convertido de sopetón en un gigantesco “Hospital de dementes de Mazorra”, en un maratón corriendo hacia el abismo. No se podía ir a un parque, ni a un cine, ni a una obra de teatro sin que grupos de desalmados trataran de inocularnos y meternos por las cabezas las descabelladas consignas fidelista.

Imposible resultaba escapar al escándalo de altoparlantes lanzando discursos encendidos, violentos y groseros de un tipejo con hormigas  y ladillas en sus cochinos calzoncillos. La forma en que Fidel Castro le hablaba, regañaba y gritaba al pueblo cubano era como los chulos les hablaban a sus prostitutas.

Nos atiborraban de consignas -hasta ese momento casi nadie ni sabía lo que era una consigna- agresivas como “Cuba si, Yanquis no” y “Si Fidel es comunista que me pongan en la lista”.

Los revolucionarios no poseían un trabajo fijo, pero ninguno dejaba de estar agitado y en un febril correteo dándoles impulso y cranque a todas las personas a su alrededor. En las esquinas del país se levantaban tribunas y orados improvisados de barricada lanzaban ardientes arengas fidelistas.

Los primeros rusos -los “bolos”- que llegaron no entendían ni media palabra de lo que estaba pasando en la isla que un trastornado se las había regalado. Cuando estos le reportaban al jefe supremos de la URSS la situación internada de Cuba le decían en su idioma y traducido al nuestro: “Compañero Nikita, con pena le informamos que los cubanos van a toda prisa creando un “marxismo leninismo tropical ‘sui generis’ con ron, rumba, cha cha chá y mambo”.

Pero bueno, me parece que Dios al final logró castigar al mayor de los causantes de nuestra tragedia parándole en seco el corre-corre, postrándolo en una silla de ruedas, sin poder hilvanar una sola frase y con una horripilante compañera a lado, terminando incinerado encerrado dentro de un infernal seboruco.
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viernes, 19 de julio de 2019

La amnesia selectiva de Ricardo Alarcón.

Por Alberto Méndez Castelló.

Ricardo Alarcón

El exministro de relaciones Exteriores y expresidente de la Asamblea Nacional, Dr. Ricardo Alarcón de Quesada, visitó Las Tunas la semana pasada, donde “disertó” sobre la Ley Helms-Burton. Alarcón dijo que son los “batistianos”, los “asesinos” y “ladrones del patrimonio nacional” quienes pretenden con este “engendro”, la Ley Helms-Burton, retrotraer a Cuba al sistema anterior al 1ro de enero de 1959. Según Alarcón, la prueba es que, cuando esa ley habla de devolver las propiedades a sus antiguos dueños, se refieren a esa fecha.

“Qué ley revolucionaria se había promulgado en ese momento? Ninguna. Eso demuestra sus intenciones”, afirmó Alarcón, y el lector enterado de los sucesos ocurridos en esa época se preguntará:

¿Cómo dijo Alarcón…? ¿Que el 1ro de enero de 1959 Fidel Castro todavía no había promulgado ninguna “ley revolucionaria”?

Ese lector informado dirá: Acaso… ¿Olvidó Ricardo Alarcón la ley revolucionaria de 1958, promulgando el embargo de todos los bienes de ciudadanos y compañías británicas en territorio controlado por el Ejército Rebelde y su futura confiscación en todo el territorio nacional…?
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No sólo pisoteó la bandera, se pisoteó a sí misma y a lo que ella representa a ojos del mundo: el fútbol femenino.

Por Zoé Valdés.

Profeso un inmenso respeto por las mujeres deportistas. Quizás porque yo misma empecé a practicar deporte a la edad de siete años. Mi abuela me llevó al club deportivo del barrio y me inscribió en Gimnástica. Después, mi madre me envió becada al Marcelo Salado a entrenar en la especialidad de Natación. Fui muy deportista desde entonces, e incluso estudié hasta el último año de la carrera de Educación Física en el Pedagógico Superior, donde me iba a especializar en Natación, Clavados y Gimnasia Rítmica Deportiva (debía escoger tres especialidades). No lo hice. Conozco el enorme esfuerzo que deben hacer las mujeres deportistas en países machistas y tiránicos para poder desarrollar sus ambiciones. Tanto o más que los hombres, todo sea dicho.

En la actualidad estoy al corriente de algunos deportes, como la inmensa mayoría, pero no sigo ninguno con fanatismo. El último deportista al que aprecié fue Zinedine Zidane, y se acabó. O lo acabé yo con un artículo que publiqué en Le Courrier International. Paro de contar.
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La muerte de Ricardo Bofill.

Por Raúl Rivero.

La muerte de Ricardo Bofill

El ridículo, la humillación, el esperpento y la grosería conviven con armonía en una sociedad cuyos titulares periodísticos pueden ser, en una semana, el informe de la inauguración de un tren que la mayoría de los viajeros no pueden pagar por los altos precios de sus boletos, al mismo tiempo, que se anuncia, con una combinación de glamour y picardía, una ceremonia de brujería artificial, para que el presidente del país tenga suerte, buenaventura, salud y buenos caminos.

Con esas dos noticias bastan y sobran para que la gente se haga una idea clara de la nación que habitan y la tierra que los acoge. Lo que pasa es que los grandes sectores de la población, tienen que vivir también los rigores de la vida cotidiana, las angustias diarias, el acoso policial y el miedo como sistema, a lo largo de las 24 horas del día.

Todo en silencio, como si esa realidad no fuera la suya, como si todo ese esquema represivo y circense sucediera lejos o pasara en una pantalla del tamaño del cielo de la Isla.

Esa maquinaria estatal productora de referencias y crónicas triunfalistas o reseñas de leyes y órdenes, que hacen al país un incierto edén terrenal lleno de equidad y alegría, tiene otra función, que es, desde luego, muy importante para los rollos de mentiras que proyecta.

Hablo del olvido porque una de las funciones principales de los programadores del Partido Comunista, que hacen ese trabajo, es el decreto permanente del olvido. El robo descarnado de la realidad y de todos sus dolores y heridas.

Con la promoción del tren chino y los alcoholes de la brujería para el bienestar de Miguel Díaz Canel, se quedó en la tinieblas de quienes viven en la geografía de la Isla, la muerte de uno de los promotores de la ya larga batalla por los derechos humanos y la libertad de Cuba.

Me refiero a Ricardo Bofill Pagés, un hombre sencillo y humilde que en la década de los setenta (exactamente el 28 de enero de 1978) junto a unos pocos amigos, inició el trabajo por devolverle la democracia y el progreso a su patria. Murió discretamente como vivió, en un hospital de Miami, a los 76 años, después de cumplir varias condenas de prisión. Su amigo y compañero de los años duros, el periodista Rolando Cartaya escribió:

“Este es el hombre que comprendió que las violaciones de los derechos humanos no eran puntuales, sino institucionales, y que después que el régimen ahogó en sangre la lucha armada clandestina sólo era viable lucha pacíficamente, a cara descubierta y desde la plataforma elaborada por la ONU. Este es el hombre que cuando llegábamos a su casa al amanecer, en el reparto mañana de Guanabacoa, ya tenía media docena de denuncias mecanografiadas en original y ocho copias al carbón para distribuirlas a las agencias extranjeras y a las embajadas.”

Pues bien, la muerte de Ricardo Bofill es la noticia más trascendente y conmovedora por estos días en Cuba.
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martes, 16 de julio de 2019

La “Revolución” y el fin de la familia en Cuba.

Por Jorge Ángel Pérez.


Conozco a una mujer, llamémosla Eva, que ha vuelto a llorar la ausencia de su hijo. En estos días, y entre lágrimas, ha estado recordando cada uno de los cuidados que dedicara a su embarazo. Eva describe, en sus detalles, los “meneos” del bebé en su “barriga” y se emociona tanto que da la impresión de que los revive, que volvió a sentir la primera “patada de su hijo en la barriga”. Ya transcurrieron más de treinta años pero Eva no olvida, y ahora menos.

Ella se asustó con la primera náusea, pero las bendijo luego,  cuando miró la “mata de pelos” de su hijo, esa a la que achacó los espasmos, la insoportable repugnancia. Eva recordó en estos días la primera regurgitación del bebé, esa a la que ella llama “el primer buche”. Tampoco olvida el primer atoro ni esa jornada en la que su muchacho inició la vida escolar, la queja inicial de la maestra.
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Del entusiasmo servil al corralito cultural.

Por Víctor Manuel Domínguez.


Saltar como monos de feria y aplaudir cual focas amaestradas los límites impuestos a la libertad de expresión y asociación en Cuba demuestra que artistas, escritores, amanuenses, mercachifles y funcionarios del sector cultural aún no se atreven a romper la talanquera política ni alejarse del pastoreo ideológico en los que  permanecen desde aquel corralito que levantó Fidel con sus Palabras a los intelectuales en 1958: “Dentro de la revolución, todo; fuera de la revolución, nada”.

Temerosos de ser condenados al ostracismo, encarcelados u obligados a partir al exilio, como ha ocurrido con los opositores a la política cultural revolucionaria en más de medio siglo, optan por arrullarse unos a otros, fingen entrega incondicional, corean lemas y consignas, firman apoyo a fusilamientos, marchas, restricciones; cultivan voluminosos vientres, y duermen sin pesadillas.

Los “malos” ejemplos de Reinaldo Arenas, Manuel Ballagas, Tania Díaz Castro, María Elena Cruz Varela, Raúl Rivero, Jorge Ángel Pérez y Juan Carlos Cremata, por sólo citar algunos escritores y artistas que decidieron pensar y crear fuera del corralito; les causan sudoraciones patrias y nirvanas verde olivo, que los convierte en marionetas de una política de intolerancia y control.

De ahí que a nadie sorprendiera el entusiasmo servil mostrado ante el discurso de clausura del 9no Congreso de la UNEAC, donde el gobernante Miguel Díaz-Canel,  entre  promesas de mejoras económicas, destrabes burocráticos y elogios de la incondicionalidad  y entrega de los escritores y artistas invitados al evento, los devolvió al corralito cuando dijo: los límites para la creación “comienzan donde se irrespetan los símbolos patrios y los valores sagrados de la patria”. Es decir, que pese a sentenciarlos a seguir encerrados en los respectivos estancos del mismo corralito -aunque ahora con cercas repintadas y permiso para mirar el mundo (Internet)-, los  creadores cubanos balan o rebuznan de júbilo en las renovadas corraletas de una política cultural  excluyente, manipuladora y academicista, que a través de patrones ideológicos, y no de valores estéticos, determina quién es artista o no en esta isla, o qué es banal o indecente para el pueblo.

Que se puedan distinguir los símbolos patrios de una expo de pañales desechables, un bosque de Bonsái o un festival de reguetón, no lo niego. ¿Pero cuáles son, dónde están, cómo se entienden los valores sagrados de una patria que  han querido confundir con un partido, la nación con el proceso revolucionario y la cultura con una ideología?, como expresara en acusadoras palabras  el Arzobispo Pedro Meurice Estiú,  que aún salvaguardan la dignidad del país desde ultratumba.

En realidad, no creo que  los mediocres o talentosos creadores que integran las filas de la UNEAC se atrevan siquiera a pensar en definir esta dicotomía ética expresada por Pedro Maurice. Quienes apoyan leyes que hoy enviarían a Benny Moré a trabajar de buquenque en una piquera de almendrones y al Chory a percutir sobre las tablas de una carretilla de verduras por no tener diplomas que los acreditaran como músicos, no tienen derecho a decidir quién es artista o no.

¿Alguien puede imaginar a Nicolás de la Escalera expulsado del Museo Nacional de Bellas Artes por Pedro de la Hoz y enviado a los almacenes San José a comercializar su obra, pues no egresó de la escuela de arte San Alejandro? ¿O a Hernández Catá con El ángel de Sodoma bajo el brazo en espera de que Barnet apruebe la decencia y los valores ideológicos del texto para publicarlo?

No quiero ni pensar en qué diría Guido López-Gavilán de la interpretación de Songo le dio a Borondongo por Celia Cruz, si esta abandonó el país hacia territorio enemigo. Además, pienso en que decisión tomaría Abel Prieto ante la decisión de Carlos Enríquez de vender “El rapto de las mulatas” a un vejestorio español, o de “La Jungla” de un Wifredo Lam afiliado a un partido opositor.

Estas no son falsas elucubraciones, ni situaciones traídas por los pelos, sino partes de una verdad subliminal que afrontarían estos o actuales y venideros creadores sin títulos académicos, escuelas  de arte o carnet de militante comunista, ante las limitaciones estéticas e ideológicas impuestas desde una política cultural diseñada para el control del poder y apoyada por quienes están llamados a contrarrestarla, pero que como buenos vividores, optan por aplaudirlas sin mirar atrás.

No es casual ni gratuito que apenas una semana después de la celebración del congreso de marras (28 al 30 de junio), periodistas y escritores oficialistas como Luis Toledo Sande, Paquita de Armas y Leydis Fernández de Juan, desde diversas plataformas de información y diferentes niveles de compromiso, defiendan a capa y espada lo expresado en el evento y arremetan con epítetos y amenazas contra quienes critiquen o pongan en tela de juicio la política cultural de la Revolución.

Ante la intolerancia oficial y el entusiasmo servil de los artistas, escritores, amanuenses, mercachifles y funcionarios del sector cultural que participaron en el 9no Congreso del partido y la UNEAC, no hay dudas de que el corralito cultural sigue igual: “Dentro de la revolución –talanquera política-, todo; contra la revolución –pastoreo ideológico-, nada” ¿Hasta que se seque el malecón?
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El caso Padilla: crimen y castigo (recuerdos de un condenado).

Por Manuel Díaz Martínez.


El crimen.

La Sección de Literatura de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), a través del que entonces era su secretario, el poeta César López, me invitó a formar parte del jurado del Premio de Poesía Julián del Casal correspondiente a 1968 por haber ganado yo ese premio el año anterior. Al aceptar supe que compartiría responsabilidades -casi inmediatamente supe que también compartiría angustias- con otros dos cubanos, José Lezama Lima y José Z. Tallet, y con dos extranjeros, el inglés J.M. Cohen y el peruano César Calvo.

Desde los primeros contactos que los integrantes del jurado tuvimos para comentarnos las lecturas que íbamos haciendo se patentizó el interés que despertaba en todos el libro titulado Fuera del juego, que concursaba con el número 31 y bajo el lema “Vivir la vida no es cruzar un campo”, que es un verso de Pasternak. Sabíamos -el anonimato en los concursos suele ser una impostura- que el autor de este libro era Heberto Padilla, como sabíamos que el otro libro que también nos interesaba, aunque menos, era de David Chericián. Lo sabíamos, en primer lugar, porque ambos autores se habían encargado de decírnoslo.
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domingo, 14 de julio de 2019

Ricardo Bofill, el primer periodista independiente bajo el castrismo.

Por Tania Díaz Castro.

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El dictador Fidel Castro nunca le perdonó a Ricardo Bofill Pagés que, junto a un grupo de amigos, todos profesionales, fundara el 28 de enero de 1976 un Comité en Defensa de los Derechos Humanos. Fidel lo colocó en la mirilla de sus enemigos y se ensañó con aquel gigante que demostraba más valentía que él y el resto de su camarilla gubernamental revolucionaria.

Lo envió a prisión a cumplir doce años y nunca dejó de seguirle los pasos, acusándolo de “propaganda enemiga”, un delito creado por Castro con el fin de que nadie se atreviera a escribir una línea fuera de sus cánones periodísticos -no olvidemos que en marzo de 1960, todos los medios de comunicación ya habían pasado a ser propiedad de su régimen-.

En 1980, estando bajo “libertad condicional”, fue nuevamente encarcelado dos años y medio, cuando escribió un artículo titulado: “Cuba, los Derechos Humanos en crisis permanente”, divulgado en numerosos países libres, un artículo de gran resonancia internacional. Ese año, Fidel Castro lo envió nuevamente a prisión, acusado de “escribir contra la Revolución” y de tener relaciones amistosas con diplomáticos occidentales radicados en La Habana.

Hoy pudiéramos llamarlo “el padre del periodismo independiente bajo la dictadura castrista”, un periodismo libre que comenzó a crecer en 1987, cuando Bofill continuó con más fuerza su lucha por los Derechos Humanos.

Pero la historia de Ricardo Bofill no termina ahí. Él y el abogado Aramís Tabuada, en 1983, salvaron de morir en el paredón de fusilamiento -en los primeros años de la Revolución habían sido fusilados miles de cubanos-, a un grupo de obreros acusados de intentar crear un sindicato libre en Cuba, similar al polaco Solidaridad, y más tarde a jóvenes como Arturo Suárez Ramos, Carlos García Díaz y otros más en 1988.

Ricardo Bofill y Armando Valladares fueron los dos primeros cubanos que descubrieron la fórmula de golpear desde adentro las malas entrañas del régimen de los dos tiranos castristas, cuestionarlo públicamente y demostrar que, aún seguidos por los agentes del Ministerio del Interior, sí se podía y se puede luchar sin temor contra la maldad y la injusticia.

Consciente de que la dictadura convertía a todo un pueblo en esclavo de su política -lo mismo que ocurrió bajo el estalinismo soviético, desmoronado para sorpresa de muchos en 1990-, Bofill fundó el Partido Pro Derechos Humanos el 20 de julio de 1988, un partido en busca del respeto a la libertad individual y los derechos fundamentales de la población, para poner en vigor el texto de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Su labor, junto a numerosos activistas del Comité Cubano Pro Derechos Humanos fue ejemplar para el mundo civilizado de 1988. Ricardo Bofill le ganó a Fidel Castro y demostró al mundo que una dictadura comunista no sólo oprime a su pueblo, sino que además viola sistemáticamente la Carta Universal de la ONU.

Murió Ricardo Bofill Pagés, a las tres de la madrugada del jueves 11 de julio del 2019. No sé para dónde ha ido. Lo que sí sé es que yo iré, más pronto que tarde, hacia donde él se fue. La muerte no es un misterio. Me quedaron muchas cosas por hablar con él. Podré contarle cómo me torturaron mentalmente en las cárceles del Ministerio del Interior de Cuba en 1990, las miles de veces que invocaron su nombre, para hacerme ver que merecíamos ser fusilados, porque había que defender por obligación patriótica al “iluminado”, al “encantador de serpientes”, al hombre que había destruido a Cuba, al hombre que en 1990 dijo que “ahora sí vamos a construir el socialismo”, y que el 8 de septiembre de 2010, al fin admitió su fracaso en la Revista The Atlantic, cuando dijo: “El modelo cubano ya no funciona ni siquiera para nosotros”.

Tu amigo y periodista Carlos Quintela tuvo razón:

Le ganaste Ricardo, le ganaste a Fidel.
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sábado, 13 de julio de 2019

A treinta años del fusilamiento del general Ochoa.

Por Alberto Méndez Castelló.

Arnaldo Ochoa

Este sábado se cumplen 30 años de la muerte ante un pelotón de fusilamiento del general de división y Héroe de la República de Cuba Arnaldo Ochoa Sánchez.

Sancionados en la Causa No. 1 de 1989, junto al general Ochoa fueron fusilados en la madrugada del jueves 13 de julio de 1989 el coronel Antonio de la Guardia Font, el mayor Amado Padrón Trujillo y el capitán Jorge Martínez Valdés.

Juzgados mediante un procedimiento sumarísimo, los acusados carecieron de un debido proceso, reduciéndoseles los términos procesales establecidos por la ley.
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Cien mentiras de Fidel Castro (i).

Por Humberto Corzo.
“La palabra no es para encubrir la verdad, sino para decirla”
José Martí
Fidel Castro

¿Por qué llamo a este tema “Cien Mentiras de Fidel Castro”? Porque él afirma lo contrario de lo que piensa, disfraza su pensamiento haciendo que sus pronunciamientos parezcan otra  cosa. Porque falsifica lo prometido quebrantando su palabra. De él podemos decir que “Miente más que habla”.

A fin de comprender las acciones de Castro, es necesario entenderlo como lo que  realmente es, no como la gente quiere que sea. Es un hombre con dos caras, una es la cara de un revolucionario que promete prosperidad, democracia y la restauración de la Constitución cubana de 1940. La otra es la cara de un mentiroso que dice y promete cualquier cosa con objeto de permanecer en el poder de por vida.

Las siguientes infames mentiras fueron utilizadas por Fidel Castro para engatusar al pueblo cubano, para más tarde traicionar los verdaderos principios de la revolución convirtiendo la isla en un satélite de la Unión Soviética.
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viernes, 12 de julio de 2019

Somos los culpables.

Por Ernesto Pérez Chang.

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“Somos los culpables”, es lo que grita una señora mientras lucha por subir a un ómnibus repleto de personas. Otros también apoyan la afirmación y hasta protestan con una especie de Mea Culpa por todo cuanto va mal en el país donde viven.

“Esto se ha puesto malo por nosotros mismos” o “la culpa de que nunca se arregle es de nosotros” son frases que se han vuelto recurrentes tanto en las calles de la isla, en las redes sociales, en los artículos periodísticos que tratan el tema Cuba, así como en la retahíla de comentarios que estos suscitan entre los lectores.

Los noticieros de la televisión cubana han hecho su trabajo en eso de consolidar el sentimiento de culpabilidad.

No hay emisión en que falten dos, tres y hasta diez intervenciones de altos dirigentes del país o de las “organizaciones políticas y de masas” donde se enfatice la idea de que vamos mal como país no porque se insista y persista en centralizar la economía sino porque hay quienes, en el pueblo, se niegan a un “cambio de mentalidades”, o que no se produce alimento suficiente porque la gente se ha cruzado de brazos.

“Hay que erradicar la mentalidad importadora”, pregonan, como si importar y exportar fuesen atributos de los ciudadanos de modo individual y no actividades exclusivas de un organismo estatal.

“Hay que elevar la productividad”, ordenan, como si de los obreros dependiera tanto el flujo constante de materias primas como la planificación de unos fondos que se evaporan en un sistema financiero estatal centralizado.

“Hay que producir viviendas y vigilar el alza de los precios”, dicen, reiteran y generan angustia en quienes lo escuchan de boca de esos “cuadros-sacerdotes” que han convertido una ideología política en religión.

De hecho, en las religiones la culpabilidad es un sentimiento fundamental para mantener el control pues genera inestabilidad emocional, inseguridad, necesidad de agradar, de disculparse y de que la autoridad reafirme el perdón, elementos que hacen a la persona altamente receptiva frente a cualquier valoración externa, haciéndosele muy difícil decir no, incluso ante situaciones y tareas que normalmente hubiera rechazado.

Hoy andan por ahí, entre nosotros, esos grandes culpables e inculpadores que ya ni siquiera imputan al “bloqueo” o al gobierno el cúmulo de frustraciones, carencias, absurdos, desesperanzas, enojos, tristezas que padecen sino que asumen o achacan la culpabilidad a otros inocentes quizás porque es lo que les han inculcado durante décadas en las asambleas sindicales, en las reuniones del Partido Comunista, en los Comité de Defensa de la Revolución, en las escuelas donde estudiaron o asisten los hijos.

También están los que, habiéndose marchado al extranjero por conveniencia, hartazgo, exilio o aventura se arrogan el derecho a declarar culpables de su desarraigo a esos que quedaron atrás, como si todos fuesen cómplices de la propia realidad que enfrentan o padecen.

Pero no muy diferente de aquellos son los que han llegado a creer que irse de Cuba es traicionar a la patria, porque aspirar a una casa, un carro y un salario digno, un ideal de vida y de familia es burgués y es egoísta, cuando es una aspiración personal tan válida y grandiosa como la de aquel a quien le basta con un techo de cartón y un trozo de boniato para sentirse feliz.

Asumir que somos culpables absolutos de “nuestra pobreza” o de “nuestro inmovilismo social” es un error altamente dañino y la culpa cada vez se ha ido encarnando, peligrosamente, en las víctimas para infundirles ese efecto desorientador, paralizante y destructivo del que hablan los psicólogos cuando alguien o un grupo la padecen de modo patológico.

El sentimiento colectivo de culpabilidad se ha ido forjando desde ese discurso manipulador donde los líderes son infalibles y, por tanto, los únicos con la capacidad para trazar o corregir el camino que “otros” distorsionaron, haciendo de la política un dogma que si bien pudiera mantener a un grupo en el poder por algún tiempo más, a largo plazo dará al traste con los pilares de bienestar, orgullo, realización personal y colectiva, creatividad, participación y libertades sobre los que debe alzarse cualquier nación.
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El día D de la Revolución cubana.

Por Vicente Morín Aguado.

La huida del dictador Fulgencio Batista, al amanecer el primero de enero de 1959, es señalada como triunfo de la Revolución Cubana, sin embargo, el proceso revolucionario caracterizado por la implantación de un sistema totalitario socialista de corte soviético se inició 38 días después, entonces pues, nació verdaderamente ese cambio radical que hasta hoy hace historia.

Comenzando el segundo mes de aquel año, después de varias madrugadas de febril ajetreo entre lápices, folios y pistolas, a escondidas en una casa de La Habana, ciertos doctores y milicianos terminaron la redacción final de un documento cuyo título no ha sido debidamente valorado en su dimensión fundacional: “Ley Fundamental de 1959”.

Publicada en la "Gaceta Oficial de la República de Cuba" el 7 de febrero, bajo la firma autenticadora del abogado Dr. Luis M. Buch, Secretario del Consejo de Ministros, merecen destacarse las siguientes 18 palabras:
Título Noveno.
Del Poder
Sección Primera
Artículo 119.- El Poder Legislativo se ejerce por el Consejo de Ministros.
Los menos familiarizados con la república que dejaba de existir deben saber que dos días después de la huida del tirano, en Santiago de Cuba, ante la mirada aprobatoria de Fidel Castro, asumieron sus cargos de Presidente y Primer Ministro los Dres. Manuel Urrutia Lleó y José Miró Cardona respectivamente.
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Los fracasos del “encantador de serpientes”.

Por Tania Díaz Castro.


Nunca es tarde para volver al tema de Fidel Castro, el “encantador de serpientes”, como lo llamó el escritor cubano Roberto Fernández Retamar. ¿Por qué lo llamó así? Nadie lo recuerda. Es posible que ni él mismo lo sepa. Pero el asunto es que “el encantador de serpientes” es uno de los políticos que más fracasos ha sufrido como gobernante.

No vamos a referirnos a todos los consabidos fracasos, como la industria ganadera y su amada Ubre Blanca, los ochenta millones de huevos que tendríamos en 1965, la obtención del estándar de vida del cubano por encima de EE.UU. y Rusia, la siembra de arroz en la Ciénaga de Zapata, el café del Cordón de La Habana, la zafra de los diez millones y aquella promesa que hizo de no afeitarse la barba hasta tener un gobierno exitoso. Murió con su barba y hasta sin las botas puestas.

Comenzaremos pues con el más grande  de sus fracasos: que los cubanos, en vez de odiar a Estados Unidos, escaparan a ese país por millones, hasta en embarcaciones rudimentarias. Los que abandonaron fueron calificados por él gusanos, escorias y vende patrias, pero transformados más tarde en mariposas enviando millones de dólares a los familiares de la Isla, mientras Cuba se convertía en “una sociedad de ladrones”, como dijo el General Arnaldo Ochoa, Héroe de la Patria antes de ser fusilado en 1989.

Unos años antes de morir, el propio Fidel Castro confesó claramente que “el modelo cubano no servía ni para nosotros”.

¿Qué hizo con los 5 mil millones de dólares anuales que enviaba la URSS? Prácticamente hay que demoler La Habana, con sus 75 mil edificios apuntalados y una red de alcantarillas que no ha podido dar agua a los habaneros, en una urbe que, según publicó Granma el 16 de febrero de 2006, “desde hace años la higiene comunal no goza de buena salud y, aunque duela, es considerada la ciudad más sucia del país”.

¿Acaso se arrepintió antes de morir de haber invertido tanto dinero para la izquierda latinoamericana, lo que provocó también un Período Especial con graves carencias alimentarias a la población?

¿Cómo pudo, nos preguntamos, sacar de su conciencia más de cinco mil hombres fusilados bajo su régimen, sin arrepentirse de esto antes de morir?

En 1990, ante el desmerengamiento del socialismo soviético, declaró: “Ahora sí vamos a construir el socialismo”. ¿Qué se construyó entonces? ¿Qué se construyó después con Raúl y ahora con Miguel Díaz-Canel? Hoy, con 600 mil trabajadores por cuenta propia, Cuba invierte 2 mil millones de dólares en adquirir alimentos del exterior porque no produce y tiene que importar el 80 por ciento de los víveres que consume. Según  Díaz-Canel “la gente sufre de inercia, de indolencia, de chapucería, de trabas, de falta de sensibilidad e inquietudes revolucionaria”.

Esto mismo ya lo había dicho Granma el 3 de octubre de 2011: “En la provincia de Camagüey, de fuerte tradición ganadera, reina el descontrol, el mal trabajo, la chapucería. O sea, las mismas insuficiencias de siempre”. Todo porque el poder estaba concentrado en las manos de Fidel, como hoy está en las manos de Raúl y del advenedizo de Díaz-Canel.

Al final de este video Fidel Castro responde que él no se afeitará la barba hasta que sea un buen gobernante. Anteriormente había respondido que él no tenía preocupaciones respecto a la infiltración comunista en Cuba. Cumplió lo de la braba y fue sincero con respecto a la infiltración comunista pues él era uno de los principales actores en esa infiltración.


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Malas noticias sobre la economía, el transporte y la construcción de viviendas.

Por Orlando Freire Santana.

La Habana

Durante su intervención en las comisiones de trabajo de la Asamblea Nacional del Poder Popular, el ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil, no fue muy explícito en cuanto a cifras que definieran la marcha de la economía en el primer semestre del actual 2019. No obstante, algunas de sus evaluaciones cualitativas reflejaron varios de los problemas existentes.

Se mantiene la cadena de impagos entre las empresas estatales. Una anomalía que influye en las pérdidas que reportan no pocas entidades al finalizar el semestre. Además, se trata de un fenómeno asociado a lo que las autoridades definen como “delito económico”,  pues muchos empresarios no pagan sus deudas porque se apropian del dinero recaudado por la entidad.

Persisten las deficiencias en la contabilidad de empresas y entidades. En ese sentido abundan los centros laborales a los que les cuelga el membrete de “Contabilidad no certificada”. Es decir, que sus estados financieros son pura formalidad, ya que no reflejan realmente los hechos económicos que allí tienen lugar.

Por último, dos noticias que deben de preocupar sobremanera al presidente Díaz-Canel, por cuanto atentan contra su llamado a adoptar medidas que impidan la aparición de un proceso inflacionario como consecuencia de un exceso de circulante sin contrapartida en bienes y servicios. Una de ellas se relaciona con los pagos sin respaldo productivo que ejecutaron algunas empresas. Y la otra información da cuenta de que al cierre de junio se incumplió el plan de circulación mercantil minorista.

En lo relacionado con la construcción de viviendas, se dio a conocer que de un plan anual de 32 mil 899 viviendas a terminar, al cierre del semestre se habían terminado 15 mil 242, lo que significa un 46%. Lo anterior implica que habrá que trabajar mucho para llegar al referido plan anual. Por otra parte, las autoridades reconocieron que no se está cumpliendo con la exhortación de Díaz-Canel de que cada municipio del país construya una vivienda por día. La carencia de materiales de construcción, sobre todo aquellos que deben de fabricarse a nivel territorial, ha incidido en los citados incumplimientos.

A pesar de la algarabía montada en torno a la entrada en servicio de los nuevos coches ferroviarios de procedencia china, el sector del transporte ha salido mal parado durante las sesiones de las comisiones de trabajo. Una reciente fiscalización de su actividad arrojó las siguientes deficiencias en el servicio de ómnibus urbanos: insuficiente oferta y mala calidad del servicio, impuntualidades e incumplimientos de itinerarios, paradas indebidas, maltrato a pasajeros, condiciones inadecuadas en varias terminales, así como la no correspondencia del precio con la calidad del servicio que ofertan.

No se cumple con el plan de transportación de pasajeros, cuya ejecución real resulta inferior a igual período del año anterior. A ello contribuyen la falta de piezas de repuesto para los ómnibus, la poca organización del trabajo, las indisciplinas y la escasez de combustible. Se dijo que, solo en La Habana,  existe un déficit de 150 choferes de ómnibus urbanos, lo que ocasiona que se dejen de transportar diariamente alrededor de 25 mil personas.

Al final, los directivos del Ministerio del Transporte anunciaron que ya se estudian las normas jurídicas para un nuevo “reordenamiento” del servicio de taxis privados en la capital, pues el experimento puesto en práctica meses atrás no había dado los resultados previstos.

Sin dudas, un motivo de preocupación para esos cuentapropistas, y también para los pasajeros que necesitamos de ese servicio.
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jueves, 11 de julio de 2019

Viviendo en el ‘paraíso socialista’.

Por Iván García.

Viviendo en el ‘paraíso socialista'

Hacen una sola comida al día. Habitan en cobertizos de cartón y chapas de aluminio sin agua potable ni servicios sanitarios. Al ser residentes ilegales en La Habana, no tienen libreta de racionamiento. Su afición preferida es beber ron de quinta categoría. En cualquier lugar, a cualquier hora.

Luego del alcohol casi siempre llegan las broncas. Auténticas batallas a puñetazos o machetes. En los más de 60 asentamientos ilegales existentes en la periferia de la ciudad, cerca de tres mil personas viven como animales.

En su mayoria huyen de la miseria y falta de futuro en las provincias orientales. Casi todos vendieron sus pertenencias, algunos incluso la casa, con la ilusión ganar dinero en la capital y mantener a los familiares que dejaron atrás.

Son parias en su propia patria. Para la policía son delincuentes que infringen las leyes. A cada rato las autoridades montan operativos relámpagos. Destruyen las chozas y los montan en trenes rumbo al oriente de la isla. Más tarde o más temprando, terminan regresando.

Llamémosle Ignacio. Un tipo de piel amarillenta y pómulos hinchados por el exceso de alcohol. Viste un overol negro empercudido que a gritos pide ser lavado. Fuma un cigarrillo tras otro. Jura tener 40 años, pero aparenta veinte más. La última vez que comió carne fue hace dos semanas, cuando en el vertedero de la Calle 100 recogió panza, lengua y algunas costillas de res.

“Si tú supieras la cantidad de cosas de valor que la gente y las instituciones del Estado botan no me creerías. Computadoras que funcionan y comida que se puede comer. Si la carne tiene un poco de peste, se le quita lavándola con agua y sal o vinagre. Luego pal’ sartén”, dice con una sonrisa forzada.

Las costillas, después de lavadas, Ignacio las vendió a tres pesos cada una en el ‘llega y pon’ donde vive hace siete años. “Pa’sopa no tienen precio”. Con el puñado de pesos se compró el trago de los olvidados: aguardiente casero filtrado con miel de purga y que en Cuba se le conoce como Bájate el blúmer y Chispa de tren, aunque ahora le llaman Donald Trump, pues al bajarte un litro hablas más sandeces que el mandatario estadounidense.

Los vecinos de Ignacio no lo quieren. Según Elsa, es un personaje tenebroso, borracho consuetudinario y muy cochino porque está una semana sin bañarse. “Además pajuso. Cuando se empina tres tragos, se pone a rascabuchear a las mujeres. Ya ha tenido broncas con los hombres por su descaro. O se va a una vereda que queda cerca de la CUJAE a masturbarse con las estudiantes que por ahí pasan. De los que viven aquí es el peor. Lo último que trajo el barco”.

Justo, un mulato encorvado y larguirucho que frisa los 50, lleva ocho años en La Habana. Trabaja pedaleando durante doce horas en un bicitaxi. Hace dos años trajo a su mujer y los dos hijos de un poblado remoto en Santiago de Cuba.

“No había futuro,nagüe. Vivíamos en un antiguo batey azucarero que por decreto de Fidel Castro cerró hace quince años. Allí la gente vive del aire, vendiendo guineos (plátanos), mangos, matando vacas y bebiendo aguardiente del malo. Primero vine yo solo. Después mi mujer vendió el ranchito y vino con los hijos. Yo me defiendo con el bicitaxis y ella lava pa’la calle y cuida viejos enfermos. Los chamacos van a la escuela, quieren estudiar, ganar dinero y vivir en una casa decente. Aunque vivimos mal, no quieren regresar a Oriente. De La Habana, dicen, si se van es pa’la yuma” .

La mejor vivienda del ‘llega y pon’ es la suya. Mitad ladrillos y bloques, mitad chapas de aluminio y tejas acanaladas. La luz eléctrica se le roba de un tendido cercano que pasa por la Autopista. Dentro construyó una letrina. Tiene un televisor de pantalla plana y un potente equipo de música que los fines de semanas no para de tronar un reguetón tras otro.

“A la puerta tuve que ponerle cerradura y reforzarla. Los ladrones hacen ola. Muchos de los que viven en el llega y pon son meao de perro, personas sin valores. El Estado no hace nada por ayudarnos. No tenemos libreta de abastecimiento. Gracias a una resolución especial, los hijos de los ilegales pueden ir a la escuela. Por no tener papeles, tenemos que trabajar siempre por la izquierda. Esto aquí es la ley de la selva. Estoy reuniendo un dinerito pa’ comprarme una casita en Marianao. Ese es mi sueño, legalizar mi situación en La Habana”, confiesa Justo.

Cuando cae la noche, los residentes de esta favela habanera refuerzan su moral contando historias de cubanos que vivieron como ellos y triunfaron. El éxito, en su opinión, es desayunar café con leche y sentados en una mesa, comer tres o cuatro platos diferentes. Tener legalizada su situación y poder vivir en una habitación con techo de placa.

No son muy exigentes. Para ellos La Habana es lo más parecido a Miami. Una primera escala.
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Luyanó, mi barrio (i), una breve historia.

Por Waldo Acebo Meireles.

“El terruño es la patria del corazón. De todos los
sentimientos humanos, ninguno es más natural que el
amor por la aldea, el valle o la barriada en que vivimos
los primeros años.”
José Ingenieros, Las fuerzas morales, 1925.


Los orígenes de Luyanó se remontan a mediados de los años 50 del siglo XIX cuando el Capitán General José Gutiérrez de la Concha e Irigoyen[1], un Capitán General más de triste recordación, autorizó el reparto[2] de las tierras ejidales, con ello surgen los Repartos de Iglesias, Caballero, Rodríguez, Pérez, Herrera, y Ojeda que conformaron el territorio básico e histórico de Luyanó; tres de esos poseedores de la tierra convertidos en sus propietarios por decisión del Capitán General, perpetuaron sus apellidos en los nombres de tres calles: Rodríguez; Pérez y Herrera, las cuales ya aparecen registradas en el mapa de La Habana de Esteban Pichardo[3] publicado en 1874, cinco años antes de su muerte.

Los límites de ese conjunto de repartos, a los cuales se le llamó Concha por muy poco tiempo, fueron al norte y este un camino vecinal llamado Camino del Alcoy que después se le denominó Calzada de Concha[4], al sur la Calzada de Luyanó y al oeste la Calzada de Jesús del Monte. El nombre de Luyanó procede del río que originalmente se le conoció con el nombre, posiblemente de origen indígena, Uyanó[5]. Cómo este Uyanó pasó a ser Luyanó, pues simplemente por algún copista, amanuense, escribano y menos probablemente por algún agrimensor ya que estos eran en extremo cuidadosos, que le añadió una L al Uyanó; lo mismo pasó, entre otros ejemplos, con el arroyo Polo que con el correr de los años se convirtió en Arroyo Apolo.
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¿Mayor salario con 'chavitos' sin valor?

Por Roberto Álvarez Quiñones.

La polémica Ley de Say, del economista francés Jean Baptiste Say, postula que toda oferta genera su demanda, pero Miguel Díaz-Canel y su ministro de Economía, Alejandro Gil,  sostienen que es la demanda la que crea oferta.

Por eso han decretado una subida de salarios y pensiones por más de 7.000 millones de pesos anuales, que significa lanzar para la calle una masa de dinero que elevará sustancialmente la demanda,  para así "aumentar la producción", y  valga el absurdo.
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Fidel Castro, el Comandante Playboy.

Por Carlos Alberto Montaner.





Decía Bob Hope, en tono profesoral, que en la vida todo había que comenzarlo por el principio. Hacía una breve pausa y seguía, risueño: “menos Playboy que se comienza por el medio”. Y tenía razón: el centerfold de la revista solía traer una señora estupenda provocativamente desvestida. Era una publicación “para adultos”. Fidel Castro estaba entre sus lectores, pero lo más importante es que se dejó entrevistar varias veces por el magazine. Sabía, intuitivamente, que la manera más rápida de llegarle al ciudadano norteamericano era a bordo del papel couchéde esa revista.

Abel Sierra Madero ha investigado el romance de Fidel Castro con Playboy  y el de todas las revistas para adultos con Fidel Castro, con la revolución y con los cubanos y, especialmente, con las cubanas. El título de su libro es el que tomo prestado para este artículo. Resulta realmente increíble lo que ha encontrado y coleccionado. El libro está lleno de reproducciones de las primeras páginas de los magazines.No en balde Sierra es historiador, graduado en Cuba, y ha estudiado un doctorado en literatura en una buena universidad de New York.
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El “Aserecoin”, nueva moneda virtual cubana.

Por Ramón Fernández Larrea.

Cuba quiere entrar al siglo XXI a pesar de Etecsa y sus precios inconcebibles. El verde olivo de las casacas ha pasado a las sombras y ahora los jerarcas que se disfrazan con él, no hacen casi maniobras para entretener a la tropa, sino que construyen hoteles y campos de golf. La plana mayor del Puesto a Dedo usa alguna que otra red social, casi siempre para bochorno de quienes estamos a salvo, es decir, lejos.

Pero algo detiene al país en el siglo anterior: una mano peluda, una zanja hecha un domingo de la defensa, una consigna que caducó hace tiempo o el marabú, que como mismo invade los alegres campos de la isla, busca resquicios en la ideología.

Las consignas no han cambiado, han vuelto a ser aquellos lemas de piedra que soltaba Fidel Castro y sus seguidores al principio del hundimiento, y sólo falta que enardezcan de nuevo a la chusma pidiendo paredón para alguien. Pero les da miedo, no vaya a ser que un despistado o  al servicio de la CIA pida paredón para algunos de ellos, y las cosas lleguen al límite.

El gobierno no se desmadra, no se manda y se zumba, no se desordena, sino va de a poquitos, prometiendo, intentando resolver algún problema, prometiendo que va a intentar solucionar alguno de los miles de problemas sociales, económicos, morales, nacionales e internacionales a los que la idiotez o la locura del Dios de la revolución metió al país en su afán de brillar y estar en el olimpo de la izquierda, esos seres extraños.

Y ahora, después de que el país ha estado sumido en la mayor confusión con dos monedas que son tres, el “Gobierno cubano anuncia que está estudiando la posibilidad de crear su propia criptomoneda  ‘para evitar las sanciones de Estados Unidos’ en sus relaciones comerciales nacionales e internacionales”.

Más allá de que eso de la criptomoneda me hace pensar en la kriptonyta de Supermán, o en algo más críptico y práctico, como la falta de liquidez de Cuba y la fama de mala paga que ha obtenido a nivel mundial, me daría risa si esto no fuera un plazo más para esconder otros fracasos, otras trampas, otras malas artes. Sería más acertado el término “cristomoneda”, que significa que pagarán si Dios quiere. Y al final me viene a la mente aquella sentencia que repetía mi abuela cuando alguien quería hacer algo grande sin recursos: ¿con qué se sienta la cucaracha?

Una criptomoneda para confundirlos a todos, empezando por la población. Parece cosa del futuro, de ese futuro que los gobernantes cubanos han estado prometiendo desde que destruyeron el pasado, pero no, parece que va en serio, porque el propio ministro de Economía y Planificación de Cuba, Alejandro Gil, ha aparecido en el espacio humorístico más visto por los cubanos: la Mesa Redonda.

Allí, sin que se le corra el maquillaje ni a Randy le crezca una flor en los baches de la cara, ha dicho: “Estamos planteando estudiar la aplicación de la criptomoneda en las relaciones comerciales nacionales e internacionales (…) Hay que ver cómo se pueden incorporar medidas de este tipo que nos permitan avanzar buscándole solución a los problemas”.

Problemas, estudiando, soluciones, medidas, palabras y palabrejas, términos en fase terminal. Cuba es el país donde más medidas se toman o se prometen tomar, como si el gobierno fuera un sastre o un funerario que ha de vestir al cliente. Aunque la idea de la modernidad que da pensar en una criptomoneda hace nacer la ilusión de que ahora sí, que estamos en el camino correcto, que habrá despegue, todo no es más que una burbuja, una triste y fragilísima burbuja.

Dicen que con ello, además de agilizar las relaciones nacionales e internacionales, se da un paso de avance para eliminar las dos monedas que hoy por hoy campean en la isla. No sé, no creo, no visualizo ni metaforizo y mucho menos aterrizo.

El pueblo seguirá confundido, cobrando con una moneda y pagando con otra, y en el medio, invisible e impalpable, una criptomoneda cubana sin respaldo: el “aserecoin”, la que usará el estado para que el cubano crea que le pagan, cuando el ciudadano haga como que trabaja.
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¡Ay, José!

Por Esteban Fernandez.


Leo y veo por la televisión cientos de comentarios sobre el debate de los candidatos demócratas. Estas líneas no son para comentar sobre ellos, solamente les dedico 20 palabras: Me parecieron como un montón de gatos igualados fajados para ver quien de ellos será comido por el león Trump. Eso es todo, porque a mí todos me son antiflogitinicos y antiespasmódicos. Casi ni caso les puse.

Mi atención, mi disgusto y no voy a decir "mi decepción" porque jamás ha sido santo de mi vocación fue concentrada en José Díaz Balart. El decepcionado tendría que ser su padre si viviera, quien debió estarse revolcando de disgusto en su tumba.

¿Cómo un hijo de él iba a permitirle impávido al viejo zorro e “hijo de... Lenin” Bernie Sanders balbucear que intenta: “Cambiar radicalmente a los Estados Unidos e implantar un sístema socialista en USA”?

Dicen que su padre Rafael fue el que más luchó para lograr el divorcio de su hermana Mirta con el monstruo, fue el fundador en Miami de la primera organización anticomunista “La Rosa Blanca” para salvar a nuestro país de la tragedia socialista.

Yo que no soy hijo de Rafael Díaz Balart -pero soy hijo de otro anticomunista eterno- si hubiera sido parte del panel de entrevistadores lo primero que hubiera dicho a todo pulmón: “¡Qué levanten las manos todos los que simpatizan de algún modo con el socialismo, con el marxismo, con el leninismo, con el comunismo!” Y acto seguido hubiera gritado: “¡Yo, sinceramente, NO VOTARÉ -ni aunque mi vida dependiera de eso- POR NINGUNO de los que levantaron las manos!”

Me hubieran botado del trabajo (y, desde luego, él no qulere perder su elevado salario) pero estoy seguro que mi padre en el cielo, o donde esté, hubiera dado una fiesta y se hubiera levantado a aplaudirme.

Y dudo mucho que Don Rafael Díaz Balart se haya sentido muy orgulloso con la actitud pasiva de su hijo, sino que "desde el más allá" tiene que haberse sentido humillado y decepcionado.

Y esto no tiene nada que ver con que luce ser un militante detractor de Donald Trump, eso es legítimo  y permitido, y cada cual tiene el derecho de simpatizar con el político de su preferencia. Eso es asunto de él.

Esto es algo diferente, es que delante de un descendiente directo de Rafael Díaz Balart, tenía que -aunque fuera- lucir incómodo ante todas las barrabasadas marxistas de Bernie (B.S.) Sanders y todos los demás candidatos que -al igual que José Díaz Balart- tratan de congraciarse con el decrépito y trasnochado senador de Vermont y con sus ideas comunistas que llevarían a este país al mismo desastre que su padre trató de evitarnos.

Con una sola pregunta se hubiera salvado de su ignominioso silencio y aceptación: “¿Usted sabe quién yo soy?: soy el hijo de un hombre que dedicó casi toda su vida a luchar a brazo partido contra la cochinada que usted defiende y las hediondas palabras que usted esgrime”. Hasta yo -que soy ultra conservador- hubiera aplaudido esas palabras.

Y ni una sola condena por parte de los candidatos ni de los panelistas de los millones de muertos producidos por el comunismo (disfrazado de socialismo que el Partido Demócrata intenta implantar aquí) que han caído en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Europa y el mundo entero.
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¿Cuánto gana ETECSA con las recargas que reciben los cubanos?

El monopolio de telecomunicaciones estatal ETECSA podría haber obtenido una ganancia superior a los 7.000.000 en divisas extranjeras (mayormente dólares estadounidenses y euros) por las recargas de saldos hechas desde el extranjero a teléfonos celulares prepago.

Esa cifra podría haberse obtenido en apenas 18 días usando la aplicación Transfermóvil, según ha sugerido el emprendedor cubano Luilver Garcés Briñas, director general de la plataforma de servicios a través de SMS Knal.es y de la aplicación móvil Home Run, orientada hacia el mercado inmobiliario.

Garcés Briñas, licenciado en Ciencias de la Computación, ofreció este balance a partir del SMS de confirmación que envía CUBACEL al número recargado, donde consta el monto recibido, la fecha en que expira y un número de transacción que se corresponde con "una serie numérica consecutiva", señaló el sitio cubano El Toque.

El emprendedor considera que, al restar al número de la recarga más reciente el de una anterior se obtiene la cifra de transacciones que se produjeron entre ambas.

La hipótesis de Garcés Briñas es que, considerando el número de transacciones ocurridas entre el 27 de mayo y el 13 de junio últimos, "CUBACEL ha puesto 1.426.051 recargas", publicó en su perfil de Twitter.

Si se multiplica esa cifra por cinco, el monto a partir del cual es posible recargar en Cuba con Transfermóvil (5 CUC), se pueden estimar ingresos de al menos 7.130.255 unidades monetarias en divisas para la única empresa de telecomunicaciones del país.

A través del servicio de recarga internacional, ETECSA exige un importe no inferior a los 10 CUC o su equivalente en la divisa extranjera en que se haga la recarga. Más de una decena de comercializadores diferentes ofrecen el servicio, todos a partir de los precios fijos que les da la única operadora nacional.

El Toque asegura que la cifra de recargas que calcula Garcés Briñas es aproximada y mínima, por lo que la cantidad de transacciones debería ser mayor, así como también el importe acumulado.

El propio sitio ofreció su estimado a partir de hacer un análisis semejante entre el 24 de diciembre de 2018 y junio último. De acuerdo con los resultados, en esa fecha se habrían realizado aproximadamente 12.398.000 de recargas, para un mínimo de 61.990.000 unidades monetarias en divisas ingresadas por ETECSA en los pasados seis meses.

ETECSA es una de las empresas del Estado más criticadas por sus clientes debido a lo caro y poco fiable de su servicio. Una campaña viral en redes sociales, bajo la etiqueta #BajenLosPreciosDeInternet, ha pedido tarifas más justas.

También está entre sus demandas que ETECSA haga públicos sus ingresos por concepto de recargas internacionales. No obstante, las cifras de ingresos empresariales de las entidades estatales cubanas raramente son divulgadas.

Al cierre del primer semestre de 2019, existían 5,56 millones de líneas móviles en Cuba, de las cuales 2,5 millones se conectan a Internet a través de los paquetes de datos móviles, cuyos valores oscilan entre siete y 30 CUC.

El 29 de junio pasado, el Director de Servicios Móviles de ETECSA, Frank Pavón Carbonell, publicó en su cuenta en Twitter que hasta el día anterior se habían vendido 13,5 millones de esos paquetes para acceder a la red de redes a través de la 3G.

Los usuarios cubanos en Twitter no demoraron en sacar cuentas. Multiplicada esa cifra por siete (precio de la menor oferta: paquete de 600 Mb de un costo de siete CUC), la entidad estatal habría recaudado un mínimo de 94,5 millones de CUC en los últimos seis meses.
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