martes, 12 de noviembre de 2019

La eterna escasez de la Cuba castrista.

Por Martha Beatriz Roque Cabello.

Cuba; Escasez; Alimentos

Una persona que conozco, de origen español y que viene como periodista a Cuba con motivo de la visita de los Reyes de España, me escribe a través de un email, con muy buena voluntad: “Dime lo que hace falta allá en Cuba”. Ni lenta ni perezosa, enseguida le contesté: “Es mejor que te cuente lo que no hace falta, para que la lista sea más pequeña”.

Cada día que pasa se incorporan productos a la escasez, no solo alimenticios, de todo tipo: industriales, piezas de repuesto, y más recientemente los de aseo y limpieza. La ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, ha declarado que la industria nacional solo ha podido asegurar el 50% de la demanda de la población en artículos como jabón de lavar y de tocador, pasta dental, detergente, cloro y lejía, entre otros. Aunque todo el mundo sabe que la culpa la tiene “el imperialismo”, ella lo dejó bien explícito y recalcó que la dirección del país había decidido priorizar -con la divisa que se tiene- la compra de alimentos, en relación con otros renglones también necesarios. En ningún momento habló del papel sanitario, que vuelve a estar perdido en las tiendas de divisa y cuando aparece no tiene oportunidad de escoger el precio del paquete que va a comprar, sacan a la venta un solo tipo.

Pero la mala noticia es que no van a resolver el problema en breve espacio de tiempo. Se plantea que la pasta de diente no se recuperará hasta diciembre; pero habrá gel dentífrico, del que no le gusta a alguien, porque la mayoría de las personas plantean “que tumba los dientes”. En sus declaraciones, la ministra no se refirió a la solución de algún otro producto en particular, pero hay que decir que en las tiendas de divisas (CUC) se pueden adquirir productos de diferentes marcas (Sedal, Rexona, Palmolive, Close Up y Colgate) algunos de ellos elaborados en Cuba por la firma Unilever Suchel S.A., que opera en la zona especial de desarrollo del Mariel.

El año pasado terminó con una gran carencia de pan, debido a que no alcanzó la harina planificada al efecto y hubo que esperar al inicio de este año para que hubiera un poco de estabilidad en el suministro de tan importante alimento para la población. Este año entre otros muchos, le ha tocado al aseo.

También se ha anunciado la venta en la capital, de aceite envasado, del que se suministra por la mal llamada libreta de abastecimientos, después de casi 60 años de racionamiento, en los que se ha despachado en las bodegas el aceite a granel, con cualquier recipiente, han comprendido que hay que buscar inocuidad en los alimentos. El aceite que se puede adquirir con moneda convertible, en estos momentos lo están concentrando en algunas tiendas, pero los barrios más lejanos del centro de la ciudad no tienen disponibilidad.

Algo muy socorrido en la cocina para las amas de casa es el puré de tomate, el que está desaparecido de la venta en “divisa”, en otras ocasiones las personas sustituían el puré por un producto casero, pero en estos momentos es casi imposible, porque no hay tomates naturales y si los encuentras los precios son muy elevados. Un vendedor ambulante que envasa los tomates (cinco en cada sobre de nylon) los vende a 20 CUP, estuvo comentando que una caja de tomate vale 800 pesos moneda nacional, como es natural adquirido a los campesinos privados. ¿Y dónde quedaron los precios topados? O más relevante todavía, ¿dónde están los que iban a denunciar los precios que estuvieran alterados?

Si usted pregunta a cualquier dirigente de la dictadura por qué los desabastecimientos que se producen de algunos productos de alta demanda popular, seguro lo remitirá al “bloqueo” y su recrudecimiento económico, comercial y financiero; pero la realidad es otra, cada vez la economía funciona menos y se acentúa la falta de gobernabilidad.

Lo que resta de año traerá a nuestra sociedad momentos muy difíciles y una de las peores Navidades que se van a haber podido recordar en los 60 años de la historia de la dictadura. El panorama latinoamericano es muy convulso y Cuba tiene participación directa en cada uno de estos problemas, lo que implica que los pocos recursos con los que pueda contar el país serán destinados en primer lugar a la política exterior y en segundo lugar al hostigamiento del pueblo, dentro de él a la disidencia: el hambre y la miseria está tocando a las puertas del cubano en 2020, claro como siempre la dictadura esperará que algún país de izquierda coopere y le regale algo. También les queda el lavado de dinero.
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