lunes, 29 de noviembre de 2010
domingo, 28 de noviembre de 2010
Jose Luis Cortez y Ng La Banda celebran sus 22 años.
José Luis Cortés, director de la popular orquesta NG La Banda, afirmó este viernes a Juventud Rebelde que la música bailable goza de muy buena salud y por ello ha reunido en un nuevo disco a importantes cultores del género en la Isla.
El álbum, en proceso de realización todavía, se llamará Mis 22 años, título que ha escogido el Tosco "con permiso de Pablo Milanés", autor de un conocido tema con ese mismo nombre. Allí celebra el aniversario 22 de NG y reverencia a la timba y el son cubanos.
"Es un sueño, es el disco que yo quería", dijo Cortés sobre el fonograma que saldrá facturado por la discográfica EGREM. Con él suple una ausencia de siete años sin mostrar a sus seguidores un volumen de la agrupación.
Los invitados son de lujo, pues aparecen músicos de la talla de Juan Formell, Chucho Valdés, Adalberto Álvarez, Rafaelito Lay, Paulito FG, Lazarito Valdés, Manolito Simonet, Pachito Alonso, David Calzado y César (Pupi) Pedroso, quienes se hicieron acompañar por integrantes de sus grupos. También figuran en la lista de participantes solistas como Haila María Mompié, Vania Borges y Osdalgia, entre otros.
NG La Banda tiene cumplidos 22 años (4 de abril de 1988), por ese motivo, el director de NG, José Luis Cortés, decidió producir dos discos, con seis videos de esas grabaciones junto a los grandes del Boom de la salsa y la timba cubana; una especie de All Stars, de Dream Team de la música bailable contemporánea.
José Luis, se comenta mucho de este nuevo acontecimiento musical que estás organizando, háblame en qué consiste este proyecto tan ambicioso.
He reunido a muchos de los colosos de la salsa y la timba de nuestro tiempo, para homenajear a los 22 años de NG La Banda, y para reanimar este movimiento de la década de 1990 que comenzó NG.
¿Quiénes participan?
Chucho Valdés, Juan Formell (fui músico de estos dos genios de la música), Pedrito Calvo, Robertón, Mario Rivera “Mayito”, Angelito Bonne, Yeny Valdés (que fue cantante de NG), César Pedroso “Pupy” (mi compañero en Los Van Van), La Charanga Habanera, Revé, Chispa y los Cómplices, Coco Freeman, Leo Vera, Haila Mompié, Vania Borges, Tania Pantoja. Hace poco, en la reinauguración del Salón de la Tropical, se presentaron todas estas agrupaciones ante el público.
Las composiciones y orquestaciones, ¿a quién pertenecen?
Algunas composiciones son mías, otras de los clásicos de la salsa de los 90. En total son 20 temas.
¿El título del disco tiene que ver con Pablo Milanés?
Pablo Milanés es un amante de la salsa, de la música bailable.
¿Qué disquera está interesada en el proyecto?
La EGREM.
¿Cómo nace esta idea del All Stars?
En 1998 organizamos un Team Cuba (Dream Team), un All Stars del Boom de la salsa y la timba cubana. En ese momento, todo se grabó en televisión por Víctor Torres, el director del programa Mi salsa en TV, pero los dos históricos conciertos no se difundieron convenientemente. No existió una voluntad de comercializar aquella experiencia, en discos y videos, algo que debía pasar a la historia de la música bailable cubana.
¿En los almacenes de las disqueras de la Décima en Manhattan, Nueva York, esos conciertos del Dream Team Todos Estrellas de 1998, se comercializan clandestinamente o impunemente?
Pero, en Cuba, las firmas disqueras de aquellos tiempos no se pusieron de acuerdo en comercializar los conciertos, porque algunos pertenecíamos a disqueras distintas (Caribe Productions, Magic Music, EGREM, Art Color, Aí na má, Eurotropical (Manzana). Total, que aquello no se pudo comercializar.
¿En 1979 la EGREM, con la producción de Juan Pablo Torres, reunieron un Al Stars con los grandes de la música y la canción de esa etapa?
Esas grabaciones fueron históricas, participaron: Enrique Jorrín, Richard Egues, Félix Chapottín, Miguelito Cuní. Quedaron plasmados en varios discos llamados Areíto, pero las producciones no tuvieron suerte en su comercialización, en 1979, todavía el rock estaba amenazando a las músicas nacionales. Además los temas eran un poco extensos. Después vino en 1998 el renacimiento del son y la trova tradicional, y entonces si funcionó el proyecto de los músicos consagrados.
¿Cuál es el saldo del Boom de la salsa y la timba cubana de la década de 1990?
Antes de ese Boom, los músicos nuevos se negaban a tocar la auténtica música cubana, estaban con su mirada solamente para Europa y para el jazz. No nos olvidemos que yo procedo de la Escuela Nacional de Arte y allí no estaba permitido tocar música popular. A partir del Boom los estudiantes de conservatorios comenzaron a interesarse más en los tumbaos de Peruchín, Lilí Martínez, Rubén González que de Chopín, Mozart y Beethoven. Reaccionaron, se dieron cuenta dónde estaba la música triunfadora de Cuba.
¿Tampoco era fácil encontrar cantantes y de ambos sexos interesados en el son y sus variantes?
Por ejemplo, yo tuve que seleccionar a Tony Calá que era violinista de la Ritmo Oriental. Muchas voces procedieron de la percusión. Pero ahí tienes a las orquestas femeninas, surgieron decenas de bandas de mujeres que dejaron los violines por los metales.
¿Qué dirías de esa música que tú defiendes?
Defendemos la música bailable cubana, la música de la identidad nacional, la que mejor nos representa. Los ritmos nacionales tienen mucho que decirle al mundo. Somos una potencia musical y eso hay que aprovecharlo de la mejor manera. Cuántos países no quisieran tener nuestros ritmos? Eso es todo.
El álbum, en proceso de realización todavía, se llamará Mis 22 años, título que ha escogido el Tosco "con permiso de Pablo Milanés", autor de un conocido tema con ese mismo nombre. Allí celebra el aniversario 22 de NG y reverencia a la timba y el son cubanos.
"Es un sueño, es el disco que yo quería", dijo Cortés sobre el fonograma que saldrá facturado por la discográfica EGREM. Con él suple una ausencia de siete años sin mostrar a sus seguidores un volumen de la agrupación.
Los invitados son de lujo, pues aparecen músicos de la talla de Juan Formell, Chucho Valdés, Adalberto Álvarez, Rafaelito Lay, Paulito FG, Lazarito Valdés, Manolito Simonet, Pachito Alonso, David Calzado y César (Pupi) Pedroso, quienes se hicieron acompañar por integrantes de sus grupos. También figuran en la lista de participantes solistas como Haila María Mompié, Vania Borges y Osdalgia, entre otros.
NG La Banda tiene cumplidos 22 años (4 de abril de 1988), por ese motivo, el director de NG, José Luis Cortés, decidió producir dos discos, con seis videos de esas grabaciones junto a los grandes del Boom de la salsa y la timba cubana; una especie de All Stars, de Dream Team de la música bailable contemporánea.
José Luis, se comenta mucho de este nuevo acontecimiento musical que estás organizando, háblame en qué consiste este proyecto tan ambicioso.
He reunido a muchos de los colosos de la salsa y la timba de nuestro tiempo, para homenajear a los 22 años de NG La Banda, y para reanimar este movimiento de la década de 1990 que comenzó NG.
¿Quiénes participan?
Chucho Valdés, Juan Formell (fui músico de estos dos genios de la música), Pedrito Calvo, Robertón, Mario Rivera “Mayito”, Angelito Bonne, Yeny Valdés (que fue cantante de NG), César Pedroso “Pupy” (mi compañero en Los Van Van), La Charanga Habanera, Revé, Chispa y los Cómplices, Coco Freeman, Leo Vera, Haila Mompié, Vania Borges, Tania Pantoja. Hace poco, en la reinauguración del Salón de la Tropical, se presentaron todas estas agrupaciones ante el público.
Las composiciones y orquestaciones, ¿a quién pertenecen?
Algunas composiciones son mías, otras de los clásicos de la salsa de los 90. En total son 20 temas.
¿El título del disco tiene que ver con Pablo Milanés?
Pablo Milanés es un amante de la salsa, de la música bailable.
¿Qué disquera está interesada en el proyecto?
La EGREM.
¿Cómo nace esta idea del All Stars?
En 1998 organizamos un Team Cuba (Dream Team), un All Stars del Boom de la salsa y la timba cubana. En ese momento, todo se grabó en televisión por Víctor Torres, el director del programa Mi salsa en TV, pero los dos históricos conciertos no se difundieron convenientemente. No existió una voluntad de comercializar aquella experiencia, en discos y videos, algo que debía pasar a la historia de la música bailable cubana.
¿En los almacenes de las disqueras de la Décima en Manhattan, Nueva York, esos conciertos del Dream Team Todos Estrellas de 1998, se comercializan clandestinamente o impunemente?
Pero, en Cuba, las firmas disqueras de aquellos tiempos no se pusieron de acuerdo en comercializar los conciertos, porque algunos pertenecíamos a disqueras distintas (Caribe Productions, Magic Music, EGREM, Art Color, Aí na má, Eurotropical (Manzana). Total, que aquello no se pudo comercializar.
¿En 1979 la EGREM, con la producción de Juan Pablo Torres, reunieron un Al Stars con los grandes de la música y la canción de esa etapa?
Esas grabaciones fueron históricas, participaron: Enrique Jorrín, Richard Egues, Félix Chapottín, Miguelito Cuní. Quedaron plasmados en varios discos llamados Areíto, pero las producciones no tuvieron suerte en su comercialización, en 1979, todavía el rock estaba amenazando a las músicas nacionales. Además los temas eran un poco extensos. Después vino en 1998 el renacimiento del son y la trova tradicional, y entonces si funcionó el proyecto de los músicos consagrados.
¿Cuál es el saldo del Boom de la salsa y la timba cubana de la década de 1990?
Antes de ese Boom, los músicos nuevos se negaban a tocar la auténtica música cubana, estaban con su mirada solamente para Europa y para el jazz. No nos olvidemos que yo procedo de la Escuela Nacional de Arte y allí no estaba permitido tocar música popular. A partir del Boom los estudiantes de conservatorios comenzaron a interesarse más en los tumbaos de Peruchín, Lilí Martínez, Rubén González que de Chopín, Mozart y Beethoven. Reaccionaron, se dieron cuenta dónde estaba la música triunfadora de Cuba.
¿Tampoco era fácil encontrar cantantes y de ambos sexos interesados en el son y sus variantes?
Por ejemplo, yo tuve que seleccionar a Tony Calá que era violinista de la Ritmo Oriental. Muchas voces procedieron de la percusión. Pero ahí tienes a las orquestas femeninas, surgieron decenas de bandas de mujeres que dejaron los violines por los metales.
¿Qué dirías de esa música que tú defiendes?
Defendemos la música bailable cubana, la música de la identidad nacional, la que mejor nos representa. Los ritmos nacionales tienen mucho que decirle al mundo. Somos una potencia musical y eso hay que aprovecharlo de la mejor manera. Cuántos países no quisieran tener nuestros ritmos? Eso es todo.
Lo que viene es más miseria.
Por Arnaldo Ramos Lauzurique.
Como es habitual en estos 50 años, el régimen cubano está alertando sobre el recrudecimiento de hipotéticas agresiones enemigas. Los gritos de "viene el lobo" se hacen más insistentes, mientras más se agrava la situación económica y social, tratando que la gente olvide sus verdaderos problemas.
Desde 2008 crece el aluvión de propaganda sobre los efectos para Cuba de la crisis mundial y el cambio climático. Y más recientemente, de una pretendida guerra atómica, así como la letanía sobre los "siniestros planes" del socorrido Luis Posada Carriles.
Pero los problemas son otros. Ya en el primer semestre de 2010, según la Oficina Nacional de Estadísticas (Juventud Rebelde, 29 de agosto de 2010), la producción agrícola disminuyó un 7,5%, sobre igual período de 2009, pero el desabastecimiento va más allá de esa reducción, ya que según otras informaciones oficiales, no todo lo que se produce se cosecha, no todo lo que se cosecha se transporta y no todo lo que se transporta se comercializa y llega al consumidor final.
La zafra azucarera 2009/10 es posible que no haya alcanzado un millón de toneladas, por lo que apenas quedarían disponibles unas 300 mil toneladas para exportar, una notable reducción con respecto a los 3 millones de toneladas que se exportaban como promedio de 1995 a 2002. El resto de la industria está sintiendo los efectos de la falta de suministros importados y de producción nacional, y el transporte se reciente por causas similares. No hay que decir, que como derivado de lo anterior, el comercio, la distribución, los servicios y el nivel de vida sufren las consecuencias.
El régimen, agobiado por una situación que no puede resolver, ensaya soluciones parciales que han quedado paralizadas, como ha sido la eliminación paulatina de los comedores obreros, o los pálidos intentos de reducir el racionamiento; y se decidió, ahora precisamente, a eliminar el añejo problema del exceso de personal en los centros de trabajo estatales.
Raúl Castro reconoció que más de un millón de trabajadores sobran, pero cálculos conservadores indican una cifra superior a un millón y medio. Para los 5 millones de empleados actuales, ello significa que de cada 10 trabajadores sobran 3, para un 30%, que si se suman a unos 86 mil, clasificados ya como desempleados, alrededor de 200 mil que no estudian ni trabajan, pero que no buscan empleo, porque en su mayoría realizan actividades ilícitas y un número desconocido de los interruptos y disponibles actuales; significa que alrededor d 1,8 millones de personas quedarán sin empleo, para una tasa del 34%, sobre una Población Económicamente Activa de 5,3 millones, mucho mayor que el 16% que se calculaba para las tenebrosas temporadas de tiempo muerto, anterior a 1958.
Las últimas cifras conocidas son de unos 150 mil trabajadores por cuenta propia y ahora se pretende agregar, no menos de un millón y medio, y de inmediato medio millón hasta el primer trimestre de 2011, sin que se pueda prever como esa enorme masa, podrá obtener materiales, herramientas, materias primas e incluso locales para realizar sus actividades, cuando se carece de recursos para importaciones y producciones adicionales, y muchas empresas estatales están paradas o trabajan a baja capacidad por falta de medios para producir. Ni tan siquiera de forma ilegal podrían obtener los recursos, en un país donde cada vez hay menos bienes que robar. Además el listado de actividades por cuenta propia no incluye adiciones de importación, ni ampliaciones de su contenido, como no sea la posibilidad de contratar trabajadores.
Por el contrario se han ampliado los gravámenes. Además del impuesto sobre ventas o servicios y el de ingresos personales, que abusivamente grava como utilidades más del 60% de los ingresos al reconocer como mínimo sólo el 40% como gastos, incluye ahora la contribución a la Seguridad Social, con un mínimo de 87,50 pesos (moneda nacional) y un máximo de 500 pesos mensuales.
A eso se añade el impuesto por la contratación de trabajadores, que ascenderá al 25% de los salarios que se calculen, no por los salarios reales, sino basados en una vez y media el salario medio de la provincia correspondiente, con la salvedad anunciada, que mientras más personal se contrate, mayor será el gravamen, lo cual limitará la contratación de trabajadores, cuando paradójicamente se proclama y se necesita propiciarla. Por todo ello los cuentapropistas deberán dedicar tiempo adicional a llevar controles relativamente engorrosos.
Se suma también un nuevo aumento de las tarifas eléctricas, adicional al de 2005 y que por aplicarse a los consumidores de más de 300 Kwh, mensuales, se enfila precisamente a incrementar los gastos de los cuentapropistas. Por ejemplo los consumidores de 500 Kwh mensuales, hasta noviembre de 2005, al mes pagaban 109 pesos. A partir de allí y hasta noviembre de 2010, han estado pagando 374 pesos y en 2011 pagarán 459 pesos. Quien se atreva a consumir 5,100 Kwh, deberá pagar, si no se suicida antes, la fabulosa cifra de 13,959 pesos, cantidad 33 veces superior al salario medio de 2009.
A cualquier persona honesta, renuente a hacer trampas, debe asustarle enrolarse en una empresa como ésta, que sólo le traerá esfuerzos, dolores de cabeza y muy probable pérdidas.
La tragedia se completa porque los disponibles recibirán seis meses de subsidio como máximo, pero los más jóvenes, con menos de 10 años de servicio, solamente por un mes. Lo que quiere decir que la mayoría, y de inmediato los más jóvenes, irán a nutrir las actividades ilegales, principalmente la delincuencia común, lo cual acarreará un mayor deterioro social, con una expansión súbita de la ya amplia población penal y peores condiciones de reclusión.
A ello se une una disminución drástica del dinero en circulación al dejar de subsidiarse a los interruptos y disponibles actuales y al millón y medio que quedará desempleado, que con el salario medio de 427 pesos mensuales informado en 2009, totaliza unos 7,686 millones de pesos al año, que representa el 30% de los 25,625 millones que se pagan actualmente en salarios. Cuando deje de subsidiarse el último disponible, esos 7,686 millones representarán una enorme reducción de la demanda solvente. Aún cuando se eleve en alguna medida la actividad privada, ésta tendrá como freno esa reducción de la demanda, a menos que el régimen encuentre algún modo de inyectar ese caudal de dinero en la circulación.
Además se planea (Trabajadores, 11 de octubre de 2010) que las medidas adoptadas, en especial la reducción de plantillas, deben incrementar la productividad apenas en un 5%, que si se lograra con la reducción de la fuerza laboral ocupada entre el 20 y el 30%, significaría que el PIB alcanzado en 2009 (a precios de 1997) se reduciría entre un 16 y un 24%, lo cual representaría un dramático deterioro del ya erosionado nivel de vida de la población, sólo comparable con el que ocurrió entre 1989 y 1993.
Si el régimen se atreve a llevar hasta el final esa drástica reducción del empleo sin una consecuente, transparente y amplia apertura económica, convertirá en un verdadero caos un escenario ya de por sí crítico. Pero ante el temor de que el problema se le vaya de las manos, quizás haga como hizo cuando intentó eliminar los comedores obreros y el racionamiento, que quedaron paralizados apenas al comienzo.
Hay pues tres alternativas, el caos, el estancamiento y la temida apertura.
El principal obstáculo que tiene el régimen para crear soluciones coherentes y efectivas radica en un asunto cardinal: el modelo económico. Cuando Fidel Castro escribió que fue una profunda ironía suya decirle a Jeffrey Goldberg que el modelo cubano "no sirve ni para nosotros", no se percató o no quiso admitir que la profunda ironía radicaba en que el modelo cubano no existe.
La sociedad moderna sólo conoce un modelo económico efectivo, la economía de mercado en todas sus variantes. El modelo socialista estatal estalinista fracasó en toda la línea y el modelo socialista de mercado, que aplican chinos y vietnamitas ha funcionado gracias al amplio uso de los resortes del mercado, con la utilización de capital y tecnología extranjera, acceso a los grandes mercados, el incremento de las empresas privada, la propiedad privada de la tierra, un mercado interno más libre y demás medidas de ese carácter.
En lugar de ello, el régimen sigue chapoteando juguetonamente, tratando de hacer creer que crea soluciones, a la par que entretiene con la amenaza de un cambio climático que demora, una guerra atómica que no ocurrirá, y una agresión enemiga siempre anunciada y nunca ejecutada.
No, no viene el lobo. El lobo está en nuestra casa hace 50 años, disfrazado de jefe del núcleo, comiéndonos las entrañas. Lo que viene es más miseria.
Como es habitual en estos 50 años, el régimen cubano está alertando sobre el recrudecimiento de hipotéticas agresiones enemigas. Los gritos de "viene el lobo" se hacen más insistentes, mientras más se agrava la situación económica y social, tratando que la gente olvide sus verdaderos problemas.
Desde 2008 crece el aluvión de propaganda sobre los efectos para Cuba de la crisis mundial y el cambio climático. Y más recientemente, de una pretendida guerra atómica, así como la letanía sobre los "siniestros planes" del socorrido Luis Posada Carriles.
Pero los problemas son otros. Ya en el primer semestre de 2010, según la Oficina Nacional de Estadísticas (Juventud Rebelde, 29 de agosto de 2010), la producción agrícola disminuyó un 7,5%, sobre igual período de 2009, pero el desabastecimiento va más allá de esa reducción, ya que según otras informaciones oficiales, no todo lo que se produce se cosecha, no todo lo que se cosecha se transporta y no todo lo que se transporta se comercializa y llega al consumidor final.
La zafra azucarera 2009/10 es posible que no haya alcanzado un millón de toneladas, por lo que apenas quedarían disponibles unas 300 mil toneladas para exportar, una notable reducción con respecto a los 3 millones de toneladas que se exportaban como promedio de 1995 a 2002. El resto de la industria está sintiendo los efectos de la falta de suministros importados y de producción nacional, y el transporte se reciente por causas similares. No hay que decir, que como derivado de lo anterior, el comercio, la distribución, los servicios y el nivel de vida sufren las consecuencias.
El régimen, agobiado por una situación que no puede resolver, ensaya soluciones parciales que han quedado paralizadas, como ha sido la eliminación paulatina de los comedores obreros, o los pálidos intentos de reducir el racionamiento; y se decidió, ahora precisamente, a eliminar el añejo problema del exceso de personal en los centros de trabajo estatales.
Raúl Castro reconoció que más de un millón de trabajadores sobran, pero cálculos conservadores indican una cifra superior a un millón y medio. Para los 5 millones de empleados actuales, ello significa que de cada 10 trabajadores sobran 3, para un 30%, que si se suman a unos 86 mil, clasificados ya como desempleados, alrededor de 200 mil que no estudian ni trabajan, pero que no buscan empleo, porque en su mayoría realizan actividades ilícitas y un número desconocido de los interruptos y disponibles actuales; significa que alrededor d 1,8 millones de personas quedarán sin empleo, para una tasa del 34%, sobre una Población Económicamente Activa de 5,3 millones, mucho mayor que el 16% que se calculaba para las tenebrosas temporadas de tiempo muerto, anterior a 1958.
Las últimas cifras conocidas son de unos 150 mil trabajadores por cuenta propia y ahora se pretende agregar, no menos de un millón y medio, y de inmediato medio millón hasta el primer trimestre de 2011, sin que se pueda prever como esa enorme masa, podrá obtener materiales, herramientas, materias primas e incluso locales para realizar sus actividades, cuando se carece de recursos para importaciones y producciones adicionales, y muchas empresas estatales están paradas o trabajan a baja capacidad por falta de medios para producir. Ni tan siquiera de forma ilegal podrían obtener los recursos, en un país donde cada vez hay menos bienes que robar. Además el listado de actividades por cuenta propia no incluye adiciones de importación, ni ampliaciones de su contenido, como no sea la posibilidad de contratar trabajadores.
Por el contrario se han ampliado los gravámenes. Además del impuesto sobre ventas o servicios y el de ingresos personales, que abusivamente grava como utilidades más del 60% de los ingresos al reconocer como mínimo sólo el 40% como gastos, incluye ahora la contribución a la Seguridad Social, con un mínimo de 87,50 pesos (moneda nacional) y un máximo de 500 pesos mensuales.
A eso se añade el impuesto por la contratación de trabajadores, que ascenderá al 25% de los salarios que se calculen, no por los salarios reales, sino basados en una vez y media el salario medio de la provincia correspondiente, con la salvedad anunciada, que mientras más personal se contrate, mayor será el gravamen, lo cual limitará la contratación de trabajadores, cuando paradójicamente se proclama y se necesita propiciarla. Por todo ello los cuentapropistas deberán dedicar tiempo adicional a llevar controles relativamente engorrosos.
Se suma también un nuevo aumento de las tarifas eléctricas, adicional al de 2005 y que por aplicarse a los consumidores de más de 300 Kwh, mensuales, se enfila precisamente a incrementar los gastos de los cuentapropistas. Por ejemplo los consumidores de 500 Kwh mensuales, hasta noviembre de 2005, al mes pagaban 109 pesos. A partir de allí y hasta noviembre de 2010, han estado pagando 374 pesos y en 2011 pagarán 459 pesos. Quien se atreva a consumir 5,100 Kwh, deberá pagar, si no se suicida antes, la fabulosa cifra de 13,959 pesos, cantidad 33 veces superior al salario medio de 2009.
A cualquier persona honesta, renuente a hacer trampas, debe asustarle enrolarse en una empresa como ésta, que sólo le traerá esfuerzos, dolores de cabeza y muy probable pérdidas.
La tragedia se completa porque los disponibles recibirán seis meses de subsidio como máximo, pero los más jóvenes, con menos de 10 años de servicio, solamente por un mes. Lo que quiere decir que la mayoría, y de inmediato los más jóvenes, irán a nutrir las actividades ilegales, principalmente la delincuencia común, lo cual acarreará un mayor deterioro social, con una expansión súbita de la ya amplia población penal y peores condiciones de reclusión.
A ello se une una disminución drástica del dinero en circulación al dejar de subsidiarse a los interruptos y disponibles actuales y al millón y medio que quedará desempleado, que con el salario medio de 427 pesos mensuales informado en 2009, totaliza unos 7,686 millones de pesos al año, que representa el 30% de los 25,625 millones que se pagan actualmente en salarios. Cuando deje de subsidiarse el último disponible, esos 7,686 millones representarán una enorme reducción de la demanda solvente. Aún cuando se eleve en alguna medida la actividad privada, ésta tendrá como freno esa reducción de la demanda, a menos que el régimen encuentre algún modo de inyectar ese caudal de dinero en la circulación.
Además se planea (Trabajadores, 11 de octubre de 2010) que las medidas adoptadas, en especial la reducción de plantillas, deben incrementar la productividad apenas en un 5%, que si se lograra con la reducción de la fuerza laboral ocupada entre el 20 y el 30%, significaría que el PIB alcanzado en 2009 (a precios de 1997) se reduciría entre un 16 y un 24%, lo cual representaría un dramático deterioro del ya erosionado nivel de vida de la población, sólo comparable con el que ocurrió entre 1989 y 1993.
Si el régimen se atreve a llevar hasta el final esa drástica reducción del empleo sin una consecuente, transparente y amplia apertura económica, convertirá en un verdadero caos un escenario ya de por sí crítico. Pero ante el temor de que el problema se le vaya de las manos, quizás haga como hizo cuando intentó eliminar los comedores obreros y el racionamiento, que quedaron paralizados apenas al comienzo.
Hay pues tres alternativas, el caos, el estancamiento y la temida apertura.
El principal obstáculo que tiene el régimen para crear soluciones coherentes y efectivas radica en un asunto cardinal: el modelo económico. Cuando Fidel Castro escribió que fue una profunda ironía suya decirle a Jeffrey Goldberg que el modelo cubano "no sirve ni para nosotros", no se percató o no quiso admitir que la profunda ironía radicaba en que el modelo cubano no existe.
La sociedad moderna sólo conoce un modelo económico efectivo, la economía de mercado en todas sus variantes. El modelo socialista estatal estalinista fracasó en toda la línea y el modelo socialista de mercado, que aplican chinos y vietnamitas ha funcionado gracias al amplio uso de los resortes del mercado, con la utilización de capital y tecnología extranjera, acceso a los grandes mercados, el incremento de las empresas privada, la propiedad privada de la tierra, un mercado interno más libre y demás medidas de ese carácter.
En lugar de ello, el régimen sigue chapoteando juguetonamente, tratando de hacer creer que crea soluciones, a la par que entretiene con la amenaza de un cambio climático que demora, una guerra atómica que no ocurrirá, y una agresión enemiga siempre anunciada y nunca ejecutada.
No, no viene el lobo. El lobo está en nuestra casa hace 50 años, disfrazado de jefe del núcleo, comiéndonos las entrañas. Lo que viene es más miseria.
jueves, 25 de noviembre de 2010
Los cubanos hacen milagros para que el salario les alcance.
Por Europa Press.
El gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) ha reconocido que los habitantes de la isla se han convertido en "especialistas en número domésticos" porque tienen que hacer "milagros" para que el sueldo les alcance en medio de una "suerte de economía de subsistencia".
En un artículo publicado este miércoles en el diario "Granma", portavoz oficial del PCC, se hace referencia a los "pecadores económicos" que, bien sea por "incompetencia", "ignorancia" o "violar las reglas", no se ajustan a los preceptos establecidos por el modelo socialista.
"Los cubanos somos especialistas en números domésticos: unos hacen milagros para que el salario les alcance; otros encomiendan sus cuentas a una bienvenida remesa familiar; y no faltan los pillos que viven del invento, pero nunca del trabajo", señala el texto.
Esto ha creado una "suerte de "economía de la subsistencia", pero totalmente divorciada de la realidad" y, a su vez, una "malformación que habita en tantos lugares comunes de la economía cubana" que actualmente es "insostenible".
Es por este motivo que "Granma" insiste en la necesidad de que todos los cubanos reflexionen sobre estos "pecados" y asimilen cada una de las reglas contenidas en "Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social".
Este programa económico, que será debatido en abril en el VI Congreso del PCC, contiene un total de 291 medidas que promueven, entre otras cosas, la inversión privada para reducir los subsidios y las plantillas del Estado, como parte de las nuevas estrategias que ha puesto en marcha el presidente cubano, Raúl Castro, desde que asumió el poder hace cuatro años.
Aunque este proyecto ha sido calificado como el inicio de lo que podría ser la llegada del capitalismo a la isla tras 52 años de revolución comunista, el PCC ha insistido en que "Cuba actualiza su modelo económico para ser más socialista, entendiendo por ello más igualdad social, pero menos igualitarismo".
Esta reestructuración del perfil económico actual buscará también "más control de los obreros sobre los medios de producción; más participación, más reorganización de las fuerzas productivas; más preparación y pericia económica en sus cuadros y en el pueblo", explica el rotativo.
Pero todos estos cambios, aclara "Granma", deberán concretarse "sin que eso implique venderle el alma al diablo del mercado y sin que el ser humano deje de ser más importante que el dinero".
El gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) ha reconocido que los habitantes de la isla se han convertido en "especialistas en número domésticos" porque tienen que hacer "milagros" para que el sueldo les alcance en medio de una "suerte de economía de subsistencia".
En un artículo publicado este miércoles en el diario "Granma", portavoz oficial del PCC, se hace referencia a los "pecadores económicos" que, bien sea por "incompetencia", "ignorancia" o "violar las reglas", no se ajustan a los preceptos establecidos por el modelo socialista.
"Los cubanos somos especialistas en números domésticos: unos hacen milagros para que el salario les alcance; otros encomiendan sus cuentas a una bienvenida remesa familiar; y no faltan los pillos que viven del invento, pero nunca del trabajo", señala el texto.
Esto ha creado una "suerte de "economía de la subsistencia", pero totalmente divorciada de la realidad" y, a su vez, una "malformación que habita en tantos lugares comunes de la economía cubana" que actualmente es "insostenible".
Es por este motivo que "Granma" insiste en la necesidad de que todos los cubanos reflexionen sobre estos "pecados" y asimilen cada una de las reglas contenidas en "Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social".
Este programa económico, que será debatido en abril en el VI Congreso del PCC, contiene un total de 291 medidas que promueven, entre otras cosas, la inversión privada para reducir los subsidios y las plantillas del Estado, como parte de las nuevas estrategias que ha puesto en marcha el presidente cubano, Raúl Castro, desde que asumió el poder hace cuatro años.
Aunque este proyecto ha sido calificado como el inicio de lo que podría ser la llegada del capitalismo a la isla tras 52 años de revolución comunista, el PCC ha insistido en que "Cuba actualiza su modelo económico para ser más socialista, entendiendo por ello más igualdad social, pero menos igualitarismo".
Esta reestructuración del perfil económico actual buscará también "más control de los obreros sobre los medios de producción; más participación, más reorganización de las fuerzas productivas; más preparación y pericia económica en sus cuadros y en el pueblo", explica el rotativo.
Pero todos estos cambios, aclara "Granma", deberán concretarse "sin que eso implique venderle el alma al diablo del mercado y sin que el ser humano deje de ser más importante que el dinero".
Bloqueo o embargo: verdades que no se cuentan.
Por Licet Zamora Carrandi.
Por estos días el (des) gobierno de La Habana retoma el tema de la vieja polémica del bloqueo económico, que los Estados Unidos de América (EUA) le tiene impuesto a Cuba. Desde luego, está más que claro que esta afirmación es hecha por la única parte que se puede, se tiene y “se debe” escuchar, pues no hay más ninguna otra opción posible.
Otra de las cuestiones en el debate, es el tiempo de duración del mismo, que suman ya más de 50 años. Cifra esta tarareada por los altos dirigentes de la dictadura, sobre todo por el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, que tanto se deshizo en el discurso pronunciado en la Naciones Unidas, con motivo de las votaciones para determinar si se condena o no “el bloqueo”.
Pero de lo que sí no hablan los gobernantes castro-comunistas, es que a estas medidas en el mundo entero se les nombra Embargo Económico y no bloqueo, término utilizado para mayor impacto mediático. Otro detalle del cual se han olvidado es de explicarle al pueblo el origen del mencionado embargo, así como el porqué de tantos años.
Si Fidel Castro al menos hubiese pagado a los dueños por sus propiedades, es decir, a las diversas compañías, entonces otro hubiese sido el destino de los cubanos. Pero no, al señor le pareció poco adueñarse de la isla, sus habitantes y las inversiones extranjeras, por lo que decidió no pagarle nada a nadie.
El embargo que mayor daño le hace a Cuba, es ese que obstaculiza sus libertades, con el mismo el gobierno ha sometido a su pueblo por igual cantidad de años, que hace que se apoderaron del poder. De ese bloqueo nadie habla en la ONU, claro, no es conveniente explicar lo que verdaderamente sucede dentro de la isla y que nada tiene que ver con los Estados Unidos.
Consiste este, en una cantidad de restricciones que los hermanos Castro imponen a los cubanos, que minimizan sus posibilidades de alcanzar un nivel de vida decoroso. La lista de limitaciones es muy larga y aunque a estas alturas, ya todo le hace mella al sufrido y condenado pueblo cubano, es bueno destacar algunas de esas privaciones:
Uno de los ejemplos más chocantes es la incapacidad de una alimentación adecuada y escogida, tan necesaria para la salud. Sabido es, que la compra-venta de carne de res es condenada por la ley a largos años de cárcel, que pueden ser hasta de 25. Por lo que los cubanos llegamos al punto de preguntar, si somos parte de la gran tradición hindú.
La falta de libertad de comercio para que las empresas mercantilicen lo que los cubanos desean consumir, hace que las carencias de sus habitantes siempre estén al descubierto. Y con bastante frecuencia se tenga que acudir al mercado subterráneo, para poder satisfacer algunos y no todos de los problemas carenciales.
Imposibilidad de fundar y desarrollar empresas pequeñas de producción y comercio, para ayudar al mejoramiento de la economía privada y nacional. Esto también tiene su lógica, pues desde que exista una autonomía económica, se pierde el control político sobre el ciudadano.
¿Por qué no echar la culpa del desastre al inmovilismo económico, que el régimen de los Castro ha implantado durante estos últimos 51 años en el poder? Acostumbrado como están a echarle la culpa al primero que pasa, en este caso al vecino de enfrente, una vez más, ha tenido que cargar con la ineptitud del sistema comunista.
Por estos días el (des) gobierno de La Habana retoma el tema de la vieja polémica del bloqueo económico, que los Estados Unidos de América (EUA) le tiene impuesto a Cuba. Desde luego, está más que claro que esta afirmación es hecha por la única parte que se puede, se tiene y “se debe” escuchar, pues no hay más ninguna otra opción posible.
Otra de las cuestiones en el debate, es el tiempo de duración del mismo, que suman ya más de 50 años. Cifra esta tarareada por los altos dirigentes de la dictadura, sobre todo por el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, que tanto se deshizo en el discurso pronunciado en la Naciones Unidas, con motivo de las votaciones para determinar si se condena o no “el bloqueo”.
Pero de lo que sí no hablan los gobernantes castro-comunistas, es que a estas medidas en el mundo entero se les nombra Embargo Económico y no bloqueo, término utilizado para mayor impacto mediático. Otro detalle del cual se han olvidado es de explicarle al pueblo el origen del mencionado embargo, así como el porqué de tantos años.
Si Fidel Castro al menos hubiese pagado a los dueños por sus propiedades, es decir, a las diversas compañías, entonces otro hubiese sido el destino de los cubanos. Pero no, al señor le pareció poco adueñarse de la isla, sus habitantes y las inversiones extranjeras, por lo que decidió no pagarle nada a nadie.
El embargo que mayor daño le hace a Cuba, es ese que obstaculiza sus libertades, con el mismo el gobierno ha sometido a su pueblo por igual cantidad de años, que hace que se apoderaron del poder. De ese bloqueo nadie habla en la ONU, claro, no es conveniente explicar lo que verdaderamente sucede dentro de la isla y que nada tiene que ver con los Estados Unidos.
Consiste este, en una cantidad de restricciones que los hermanos Castro imponen a los cubanos, que minimizan sus posibilidades de alcanzar un nivel de vida decoroso. La lista de limitaciones es muy larga y aunque a estas alturas, ya todo le hace mella al sufrido y condenado pueblo cubano, es bueno destacar algunas de esas privaciones:
Uno de los ejemplos más chocantes es la incapacidad de una alimentación adecuada y escogida, tan necesaria para la salud. Sabido es, que la compra-venta de carne de res es condenada por la ley a largos años de cárcel, que pueden ser hasta de 25. Por lo que los cubanos llegamos al punto de preguntar, si somos parte de la gran tradición hindú.
La falta de libertad de comercio para que las empresas mercantilicen lo que los cubanos desean consumir, hace que las carencias de sus habitantes siempre estén al descubierto. Y con bastante frecuencia se tenga que acudir al mercado subterráneo, para poder satisfacer algunos y no todos de los problemas carenciales.
Imposibilidad de fundar y desarrollar empresas pequeñas de producción y comercio, para ayudar al mejoramiento de la economía privada y nacional. Esto también tiene su lógica, pues desde que exista una autonomía económica, se pierde el control político sobre el ciudadano.
¿Por qué no echar la culpa del desastre al inmovilismo económico, que el régimen de los Castro ha implantado durante estos últimos 51 años en el poder? Acostumbrado como están a echarle la culpa al primero que pasa, en este caso al vecino de enfrente, una vez más, ha tenido que cargar con la ineptitud del sistema comunista.
martes, 23 de noviembre de 2010
Raúl Castro dice que la economía es la "primera asignatura" de Cuba.
Por Agencia EFE.
El presidente de Cuba, Raúl Castro, afirmó que la economía es la "primera asignatura" de todos los dirigentes de un país donde es necesario aplicar "verdaderos programas de ahorro" e insistió en que las ideas de su hermano Fidel "son el fundamento" de todo lo que se hace hoy en la isla.
Según informan hoy los medios oficiales cubanos, Raúl Castro hizo estas consideraciones en una reunión del Consejo de Ministros celebrada el pasado fin de semana para analizar el plan económico y presupuestario para el año 2011.
Este proyecto económico y presupuestario será debatido en la Asamblea Nacional de Cuba el próximo 15 de diciembre, en su segunda reunión ordinaria del año.
En la reunión del Consejo de Ministros, donde también participaron dirigentes del Partido Comunista y otras autoridades del estado, Raúl Castro enfatizó que "la primera asignatura de todos los dirigentes políticos es la economía y hay que meterse de lleno en su estudio, desenvolvimiento y control".
También insistió en la necesidad de aplicar verdaderos programas de ahorro en el país, "porque es la fuente más rápida y segura de lograr recursos, evitando los derroches" con medidas que "solo requieren de sentido común".
Como ya dijera hace unos días, señaló que las ideas del ex presidente Fidel Castro "son el fundamento" de las políticas que se llevan a cabo actualmente, en alusión al plan de ajustes para "actualizar" el modelo económico socialista.
Hizo esta afirmación tras evocar una reciente intervención de su hermano Fidel en un encuentro con estudiantes, donde el ex presidente "rescató" un discurso de hace cinco años con el que advirtió en 2005 del riesgo de autodestrucción de la Revolución cubana y de la necesidad de rectificar errores.
Cuba se encuentra inmersa en el debate sobre el plan de reformas para "actualizar" su modelo económico e intentar remontar la aguda crisis que padece el país.
Ese plan de reformas será tratado de forma monográfica por el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba que se celebrará en la segunda quincena de abril de 2011.
El presidente de Cuba, Raúl Castro, afirmó que la economía es la "primera asignatura" de todos los dirigentes de un país donde es necesario aplicar "verdaderos programas de ahorro" e insistió en que las ideas de su hermano Fidel "son el fundamento" de todo lo que se hace hoy en la isla.
Según informan hoy los medios oficiales cubanos, Raúl Castro hizo estas consideraciones en una reunión del Consejo de Ministros celebrada el pasado fin de semana para analizar el plan económico y presupuestario para el año 2011.
Este proyecto económico y presupuestario será debatido en la Asamblea Nacional de Cuba el próximo 15 de diciembre, en su segunda reunión ordinaria del año.
En la reunión del Consejo de Ministros, donde también participaron dirigentes del Partido Comunista y otras autoridades del estado, Raúl Castro enfatizó que "la primera asignatura de todos los dirigentes políticos es la economía y hay que meterse de lleno en su estudio, desenvolvimiento y control".
También insistió en la necesidad de aplicar verdaderos programas de ahorro en el país, "porque es la fuente más rápida y segura de lograr recursos, evitando los derroches" con medidas que "solo requieren de sentido común".
Como ya dijera hace unos días, señaló que las ideas del ex presidente Fidel Castro "son el fundamento" de las políticas que se llevan a cabo actualmente, en alusión al plan de ajustes para "actualizar" el modelo económico socialista.
Hizo esta afirmación tras evocar una reciente intervención de su hermano Fidel en un encuentro con estudiantes, donde el ex presidente "rescató" un discurso de hace cinco años con el que advirtió en 2005 del riesgo de autodestrucción de la Revolución cubana y de la necesidad de rectificar errores.
Cuba se encuentra inmersa en el debate sobre el plan de reformas para "actualizar" su modelo económico e intentar remontar la aguda crisis que padece el país.
Ese plan de reformas será tratado de forma monográfica por el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba que se celebrará en la segunda quincena de abril de 2011.
domingo, 21 de noviembre de 2010
El fraude se agrava en la educación cubana.
Por Pavel López.
Ni hace pesas con Cervantes, ni ejercita la resistencia con Pitágoras. Al agente del fraude lo seduce el oscuro y peligroso trofeo de un deportista dopado: Triunfo Vs. Esfuerzo.
Fraude en la universidad
El tema levanta llagas
Entrevistados, doctos o no en la materia, esconden la cabeza entre hombros, elevan la diestra hasta el cráneo mientras los ojos parecen salirse de sus órbitas. Algunos deciden finalmente, hablando en buen cubano, "tomar al toro por los cuernos". Otros, por suerte los menos, no dudan en cerrarnos las puertas en el rostro blandiendo una resplandeciente sonrisa, dejando claro que, como en aquella película de María Luisa Bemberg, "De eso no se habla".
La experiencia resulta amarga, sobre todo porque a varios de los que "corren cerrojos", se les solicita una opinión institucional y no individual, sin que el negarla genere en ellos el menor remordimiento.
Lo cierto es que, incluso los cautelosos, corroboran con su proceder una triste verdad: En pleno siglo XXI el fraude perdura como la "ropa sucia" de la educación y, tal cual reza una vieja máxima: "Los trapos sucios se lavan en casa".
Su condición de flagelo pocos la pondrían en duda, aunque en los predios académicos ha devenido presencia habitual, para muchos irrevocable.
Cual meteorito caído de improviso en el planeta, sus consecuencias pueden medirse sin problemas por los estragos que deja tras el impacto. Todos saben que no debería estar aquí, pero pocos se preguntan "¿De dónde vino?" o "¿Cómo lo extirpamos de la superficie de la Tierra?".
Manifestaciones recientes durante los exámenes de ingreso a la educación superior y en varias sedes universitarias municipales avisan de un recrudecimiento del fenómeno, no solo por su sistematicidad, sino por las insólitas maneras de concretarse.
Expertos proclaman alerta roja ante el avance de un fraude de pantagruélicas proporciones, el cual, no obstante, hubiera desterrado para siempre la risa de Rabelais.
Crucial resulta el análisis de sus causas, pero algo sí queda claro: en tanto hecho cercano a todos, en él todos tenemos un papel que jugar. Aprender a identificarlo puede ser el primer paso. A fin de cuentas, nada logramos si juntos no le ponemos "el cascabel al fraude".
¿Pecatta Minuta?
Engaño, dolo, estafa, son algunos de los términos con los cuales el diccionario Cervantes de la Lengua Española define el fenómeno.
Fraude, el Reglamento disciplinario para los estudiantes de la educación superior, actualmente en vigor, lo bautiza como apropiación indebida de conocimientos no adquiridos por el propio esfuerzo
El Reglamento disciplinario para los estudiantes de la educación superior, actualmente en vigor, lo bautiza como apropiación indebida de conocimientos no adquiridos por el propio esfuerzo, "hazaña" registrada entre las faltas Muy Graves dentro del cuerpo de leyes, con sanciones que oscilan desde la expulsión definitiva, la separación indefinida, hasta la separación por tres, cuatro o cinco cursos.
Transparente como el agua, en términos generales, aunque para nadie es un secreto que dependiendo de prácticas, metodologías y sistemas evaluativos, el flagelo puede mutar del día a la noche. Los rostros que mostrará, disímiles; las fórmulas para atajarlo, escurridizas: copiar o "soplar" en un examen, llevar un "chivo", poner el nombre a trabajos de clase o de curso en los cuales no se participó, copiar y pegar lo escrito por otros y asumirlo como propio, alterar o inventar resultados científicos en la realización de una tesis, hasta otros fraudes mayores que pueden ser la antesala al delito, como lo son comprar y/o vender pruebas. Todos caben dentro del mismo saco.
Antecedentes podrían rastrearse desde 1923, cuando el propio Julio Antonio Mella clamó, durante el Primer Congreso Nacional Revolucionario de Estudiantes, por extirparlo de las aulas cubanas.
Desde entonces a la fecha, las ofensivas contra la plaga académica se han multiplicado año tras año, aunque ninguna lo haya barrido por completo, registrándose, en cambio, una sofisticada capacidad del fenómeno para adaptarse a cualquier circunstancia y alcanzar incluso, en los tiempos que corren, insólita robustez.
¿Qué nos depara el XXI?
Las noticias distan de ser halagüeñas. Según Jorge Valdés Asán, al frente del Departamento de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Educación Superior (MES): "La dinámica del fraude ha cambiado en el tiempo. Yo recuerdo en la época de estudiante, cuando el fraude era repudiado por los propios alumnos. Se veía como un acto de inmoralidad extrema.
"Se ha pasado de esa etapa, a que ahora no hay ningún estudiante que lo denuncie.
Y la dinámica incluso de ser un fenómeno individual, es decir, de hechos aislados, ha pasado a hechos colectivos.
"En estos momentos estamos viendo que proliferan fraudes como filtración de temarios, de exámenes en diferentes formas. No es muy usual en nuestro contexto los ánimos de lucro, pero se han dado casos. El fenómeno hay que examinarlo con toda la crudeza que se merece".
Entretanto, decir que el fraude de implicaciones colectivas constituye una invención del presente, tampoco sería acertado. Valdés Asán agrega que desde finales de la pasada centuria se registran experiencias en tal sentido: "Recuerdo la más dura, fue en el año 86, el famoso fraude masivo de la CUJAE, con el caso de “los ninjas”, 211 estudiantes. Eso se discutió arduamente hasta en un Congreso de la FEU, en presencia del Comandante en Jefe.
"Expulsaron de la educación superior a los 211. Era, sencillamente, un grupo de jóvenes que se ponían a escalar por tuberías, dejaban ventanas abiertas del departamento docente y de noche se introducían en los locales, sustraían las pruebas, las copiaban y las ponían otra vez en su lugar. Se mofaban de que ellos se llamaban “los ninjas”, porque penetraban de esta manera, haciendo prácticamente acrobacias.
"Después recuerdo un caso en la Universidad de Cienfuegos que involucró a cerca de cien alumnos. Ahí ya hubo filtración y venta de pruebas por parte de dos profesores, que después fueron detectados y procesados penalmente.
"Hubo otro, en la Universidad Central, de 34 estudiantes quienes mediante métodos engañosos le sustrajeron del maletín al maestro un temario, y también lo divulgaron.
"Lo común sería que se denunciara; sin embargo, todos se quedan callados, nadie es capaz de decirlo".
Claro y directo: El fraude siempre ha estado ahí, y en ocasiones, encuentra su caldo de cultivo en la capacidad de muchos para hacerse "los de la vista gorda".
Tan solo que en cuestiones jurídicas, y sin sacudirnos el "cubaneo", "tanta culpa tiene el que mata la vaca…"
Ahora bien, para nuestra sorpresa tras un sondeo practicado entre estudiantes universitarios y profesores jóvenes, un alto por ciento reconoció haber aceptado como correctas, por desconocimiento, diversas manifestaciones del fraude en alguna etapa de sus vidas.
Javier Gillot, profesor de la Facultad de Matemática y Computación en la Universidad de La Habana, recuerda que muchos fuimos víctimas durante la primaria y la secundaria de prácticas nefastas; como aquella en la cual un maestro develaba, días previos al examen, las preguntas a evaluar.
"Copiaban en la pizarra ocho preguntas, aclarando que cuatro iban a la batería A, y las restantes a la B. Uno estudiaba la totalidad del contenido y obtenía sobresaliente.
"Resulta increíble que aún hoy lleguen muchachos a la Universidad preguntando: "¿Qué va a la prueba?"
Pero ¿Serán exclusivas las prácticas dañinas de aquellos niveles de enseñanza?
¿Cuántos en el preuniversitario y aun en plenos estudios superiores aceptamos (a veces por inercia, otras por franco oportunismo) a profesores con métodos evaluativos que siguen privilegiando la reproducción memorística de la información, sobre la participación creativa del estudiante?
¿Cuántos, aprovechando el momento, no se han montado en el barco (más bien el embarco) del "corte y pega?" Valiente aquel que tire la primera piedra.
Causas y ¿Azares?
"Las generaciones que llegan ahora a la Universidad son aquellas que sufrieron las transformaciones en la etapa secundaria. Resulta habitual ver a alumnos buscando a "particulares" que les repasen, algo muy raro décadas atrás.
Ahora tenemos ejemplos críticos de fraude. Incluso, durante las pruebas de ingreso.
"Ahora tenemos ejemplos críticos de fraude. Incluso, durante las pruebas de ingreso.
"La realidad es que esas generaciones tienen menos preparación y eso convierte el encuentro con el rigor de estudio en la educación superior en choque brusco, sin contar que ya vienen con una “cultura del fraude”, ganada en la secundaria y el Pre", declara Alejandro Piard (Ciencias de la Computación, 3er año).
Por su parte, Carla Menéndez (Derecho 3er año) confiesa: "Tan importante resulta analizar por qué un profesor vende un examen, como por qué un joven no quiere estudiar.
"Hay que revisar los planes de estudio, la forma de impartir las clases, pues se da el caso de asignaturas que no tributan a la carrera o no resultan atractivas.
"También las formas de implementar las competencias académicas. A una le inculcan la preocupación (más bien la obsesión) por la llamada “integralidad”, por obtener un diploma de oro, y la integralidad no debe ser eso.
"Uno debe llegar a valer por los conocimientos que adquiera honestamente según sus capacidades, por la actitud con los compañeros, y no por alcanzar sobresaliente y asistir a actividades de poca trascendencia, en las cuales a veces estamos por obligación".
Criterios como estos se multiplicaron durante nuestra pesquisa. Entre unos y otros la flecha apuntando a la pregunta "del millón de dólares": ¿Hasta dónde responsabilidad individual y en qué medida imperfecciones en el sistema de enseñanza?
"A mi entender se trata de una gran pérdida de valores", comenta el asesor jurídico del MES. "El hecho de que los mecanismos de evaluación no sean los idóneos, no quiere decir que yo tenga que ser fraudulento. Es como el que ve una bolsa a mano, ajena, y no se la lleva. Es decir, la condición está dada, pero sus patrones de conducta, valores, le impiden llevarse una cosa que no es suya. "De manera que yo lo veo como condición, no como causa.
"Nuestra experiencia nos dice que la tendencia viene entronizada de niveles anteriores, incluso como una práctica, dada a veces hasta por los mismos profesores.
"Nosotros hemos tenido y los tenemos, procesos disciplinarios donde se han sancionado militantes de la UJC, militantes del Partido. Es triste decirlo.
"Entonces, ¿cómo es posible que compañeros con alguna responsabilidad administrativa en determinados puestos, empresas, que han llegado a un alto grado de confianza política incurran en la falta? "De manera que las causas no son fáciles de desentrañar".
Por ese camino Laura Domínguez, doctora en Ciencias Psicológicas y miembro de la Dirección Docente Metodológica de la UH, señala que:
"El fraude, en sentido general, constituye índice de transgresión de normas constituyentes de un importante valor moral que es la honestidad, el cual está asociado a la veracidad; es decir, a no mentir.
"En el caso del fraude académico, dicha transgresión está dada porque se trata de obtener un buen resultado docente, que no es expresión de los conocimientos y habilidades del joven, ni de su preparación profesional.
"Este hecho puede tener en su base múltiples explicaciones, que van desde un desconocimiento de lo que significa ser honesto, pasando por una necesidad de quedar bien con los otros (ya sean los compañeros o la familia), y/o de alcanzar competencia y obtener así reconocimiento social.
"Por supuesto, para que lo anterior se cumpla, tienen que existir determinadas condiciones, las cuales comienzan por la educación que recibe el individuo desde su nacimiento, de si se le transmite la idea de que uno debe luchar por obtener lo que desea, desear lo que obtiene, valer por lo que se es y no por lo que se tiene, de que el estudio y el trabajo son fuentes de crecimiento personal y requieren de entrega y dedicación.
"Pero para que estos conceptos funcionen verdaderamente, la realidad que rodea al joven tiene que dar muestras de ello, pues si a su alrededor observa situaciones contradictorias, es difícil que se conduzca correctamente".
El contexto, a no dudarlo, también juega su papel. Aurora Vázquez, doctora en Ciencias Sociológicas, con más de 35 años en la docencia, reflexiona: "En mi opinión todo tiene que ver con el debilitamiento del sistema de enseñanza en los últimos años, en primer lugar por el predominio del criterio en cierta época de que “si no podías alcanzar plaza para otra cosa, siempre podrías estudiar magisterio”, y ese error gravísimo se está pagando caro.
"Aquellas aguas trajeron estos lodos”, es un refrán que expresa el modo en que debemos sopesar cada paso que se da en cuestiones de decisión de diseño de políticas sociales, en educación especialmente, porque todo evoluciona (el cambio es lo único absoluto), y una decisión hoy, si no se somete a análisis de efectividad y sostenibilidad sistemáticamente para valorar cómo funciona y qué consecuencias tiene a corto, mediano y largo plazos puede convertirse en un problema de muy difícil solución.
"Analizar las facilidades para acceder a la enseñanza y tal vez pensar que debiera ser más restrictiva no ayuda a ver lo que está en el sustrato del tema. Y es que una sociedad que se construye sobre la base del trabajo de todos tiene que construir una valoración positiva de todos los trabajos. Es decir, estamos urgidos de dar reconocimiento social a todo trabajador que haga bien su trabajo cualquiera que este sea y darles el lugar que tiene, y merece, a la enseñanza de oficios y de obreros calificados.
"El efecto que esta revaloración tendría en el interior de la familia y la sociedad haría disminuir la presión hacia sus jóvenes por tener que alcanzar, todos, un título de la universidad. No es así, a la sociedad cubana se le tributa desde todos los sectores y esferas de trabajo. Que cada joven se desarrolle en lo que más habilidades demuestre, siempre que sea un bien para él y para la sociedad. Eso es construir honestidad desde la base de lo que realmente cada uno puede y quiere hacer. De aquí parte la batalla contra el fraude, desde la honradez y el respeto por lo diferente en todos los sentidos, también en las diferencias de capacidades y habilidades.
"El nuestro, en cambio, es tal vez el país que menos afectado de esto se encuentre en la actualidad. Cuestionémonos cómo se comporta el fraude en otras regiones, por ejemplo, en América Latina".
¿Y de mi Cuba qué?
Un criterio generalizado se ha convertido en pasto para el refranero popular. Lo cita desde el bodeguero de mi barrio, hasta mi socio custodio que estudia Comunicación en la sede municipal de Habana del Este: "Si cometes fraude, la vida te suspende".
Rectifico. En verdad lo profirieron de otro modo: "Si metes un forro violento en el aula, la calle te pasará la cuenta".
Más, ¿las dramáticas consecuencias del fenómeno para sus principales gestores coadyuvarán necesariamente su erradicación posterior? ¿Serán los fraudulentos, exclusivamente, quienes paguen "los platos rotos"?
"Las implicaciones de la deshonestidad no pueden verse solamente por lo que ellas afectan el desarrollo del joven o de una persona de cualquier edad", acota Laura Domínguez, "sino que hay que analizarlas también por sus fatídicas consecuencias para la sociedad en general, un profesional mal preparado, que obtiene el título a base de fraudes, puede afectar a un ser humano si es un médico, por ejemplo; puede hacer fracasar un proyecto constructivo o una determinada producción si es un tecnólogo o un profesional de las ciencias naturales y exactas; puede inducir a que se tomen decisiones en el plano de la economía o del control económico que traigan graves consecuencias al país, si es un economista; y esto es solo por citar algunos ejemplos, porque podrían encontrarse muchos más".
La educación de la Isla no debe perder de vista los obstáculos que enturbian sus altruistas propósitos. Aspirar a una Cuba donde el fraude constituya material anacrónico puede ser un camino.
La educación de la Isla no debe perder de vista los obstáculos que enturbian sus altruistas propósitos. Aspirar a una Cuba donde el fraude constituya material anacrónico puede ser un camino.
"De no ser así estaríamos negando la esencia de valores de un sistema socialista que han existido y aún existen", concluye el funcionario del MES.
"Se trata de volverlos a entronizar, de volver a ese camino de la vergüenza, del respeto, de la moral. Al final es una pérdida de valores. Es un reto para la juventud, para los profesores, para la sociedad en definitiva.
"Divulgar el Reglamento puede atenuar la incidencia del fenómeno, pero no lo hará desaparecer.
" Siempre hablamos de que debemos ir a la prevención. Cuando llega aquí un expediente sancionado, ahí nosotros pensamos que perdimos la batalla. La cruzada se gana con el trabajo preventivo. Se va a ganar cuando seamos capaces de lograr que no haya que aplicar el reglamento. "El día en que se haga obsoleto porque ya nadie cometa fraude, entonces podemos decir que se ha hecho un trabajo educativo.
"Ahora mismo recuerdo a Osvaldo Dorticós en un congreso de la FEEM. Él decía: “Importante es crear un profesional, pero más importante es hacer un revolucionario. Lo ideal sería hacer un profesional revolucionario. Entonces ya no habría un fraudulento”".
Por su parte Mahatma Gandhi, de quien sospechamos no perdía el sueño con el fraude, lo tenía todo muy claro: "Nuestra recompensa —sentenció— se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total y la victoria es completa".
Ni hace pesas con Cervantes, ni ejercita la resistencia con Pitágoras. Al agente del fraude lo seduce el oscuro y peligroso trofeo de un deportista dopado: Triunfo Vs. Esfuerzo.
Fraude en la universidad
El tema levanta llagas
Entrevistados, doctos o no en la materia, esconden la cabeza entre hombros, elevan la diestra hasta el cráneo mientras los ojos parecen salirse de sus órbitas. Algunos deciden finalmente, hablando en buen cubano, "tomar al toro por los cuernos". Otros, por suerte los menos, no dudan en cerrarnos las puertas en el rostro blandiendo una resplandeciente sonrisa, dejando claro que, como en aquella película de María Luisa Bemberg, "De eso no se habla".
La experiencia resulta amarga, sobre todo porque a varios de los que "corren cerrojos", se les solicita una opinión institucional y no individual, sin que el negarla genere en ellos el menor remordimiento.
Lo cierto es que, incluso los cautelosos, corroboran con su proceder una triste verdad: En pleno siglo XXI el fraude perdura como la "ropa sucia" de la educación y, tal cual reza una vieja máxima: "Los trapos sucios se lavan en casa".
Su condición de flagelo pocos la pondrían en duda, aunque en los predios académicos ha devenido presencia habitual, para muchos irrevocable.
Cual meteorito caído de improviso en el planeta, sus consecuencias pueden medirse sin problemas por los estragos que deja tras el impacto. Todos saben que no debería estar aquí, pero pocos se preguntan "¿De dónde vino?" o "¿Cómo lo extirpamos de la superficie de la Tierra?".
Manifestaciones recientes durante los exámenes de ingreso a la educación superior y en varias sedes universitarias municipales avisan de un recrudecimiento del fenómeno, no solo por su sistematicidad, sino por las insólitas maneras de concretarse.
Expertos proclaman alerta roja ante el avance de un fraude de pantagruélicas proporciones, el cual, no obstante, hubiera desterrado para siempre la risa de Rabelais.
Crucial resulta el análisis de sus causas, pero algo sí queda claro: en tanto hecho cercano a todos, en él todos tenemos un papel que jugar. Aprender a identificarlo puede ser el primer paso. A fin de cuentas, nada logramos si juntos no le ponemos "el cascabel al fraude".
¿Pecatta Minuta?
Engaño, dolo, estafa, son algunos de los términos con los cuales el diccionario Cervantes de la Lengua Española define el fenómeno.
Fraude, el Reglamento disciplinario para los estudiantes de la educación superior, actualmente en vigor, lo bautiza como apropiación indebida de conocimientos no adquiridos por el propio esfuerzo
El Reglamento disciplinario para los estudiantes de la educación superior, actualmente en vigor, lo bautiza como apropiación indebida de conocimientos no adquiridos por el propio esfuerzo, "hazaña" registrada entre las faltas Muy Graves dentro del cuerpo de leyes, con sanciones que oscilan desde la expulsión definitiva, la separación indefinida, hasta la separación por tres, cuatro o cinco cursos.
Transparente como el agua, en términos generales, aunque para nadie es un secreto que dependiendo de prácticas, metodologías y sistemas evaluativos, el flagelo puede mutar del día a la noche. Los rostros que mostrará, disímiles; las fórmulas para atajarlo, escurridizas: copiar o "soplar" en un examen, llevar un "chivo", poner el nombre a trabajos de clase o de curso en los cuales no se participó, copiar y pegar lo escrito por otros y asumirlo como propio, alterar o inventar resultados científicos en la realización de una tesis, hasta otros fraudes mayores que pueden ser la antesala al delito, como lo son comprar y/o vender pruebas. Todos caben dentro del mismo saco.
Antecedentes podrían rastrearse desde 1923, cuando el propio Julio Antonio Mella clamó, durante el Primer Congreso Nacional Revolucionario de Estudiantes, por extirparlo de las aulas cubanas.
Desde entonces a la fecha, las ofensivas contra la plaga académica se han multiplicado año tras año, aunque ninguna lo haya barrido por completo, registrándose, en cambio, una sofisticada capacidad del fenómeno para adaptarse a cualquier circunstancia y alcanzar incluso, en los tiempos que corren, insólita robustez.
¿Qué nos depara el XXI?
Las noticias distan de ser halagüeñas. Según Jorge Valdés Asán, al frente del Departamento de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Educación Superior (MES): "La dinámica del fraude ha cambiado en el tiempo. Yo recuerdo en la época de estudiante, cuando el fraude era repudiado por los propios alumnos. Se veía como un acto de inmoralidad extrema.
"Se ha pasado de esa etapa, a que ahora no hay ningún estudiante que lo denuncie.
Y la dinámica incluso de ser un fenómeno individual, es decir, de hechos aislados, ha pasado a hechos colectivos.
"En estos momentos estamos viendo que proliferan fraudes como filtración de temarios, de exámenes en diferentes formas. No es muy usual en nuestro contexto los ánimos de lucro, pero se han dado casos. El fenómeno hay que examinarlo con toda la crudeza que se merece".
Entretanto, decir que el fraude de implicaciones colectivas constituye una invención del presente, tampoco sería acertado. Valdés Asán agrega que desde finales de la pasada centuria se registran experiencias en tal sentido: "Recuerdo la más dura, fue en el año 86, el famoso fraude masivo de la CUJAE, con el caso de “los ninjas”, 211 estudiantes. Eso se discutió arduamente hasta en un Congreso de la FEU, en presencia del Comandante en Jefe.
"Expulsaron de la educación superior a los 211. Era, sencillamente, un grupo de jóvenes que se ponían a escalar por tuberías, dejaban ventanas abiertas del departamento docente y de noche se introducían en los locales, sustraían las pruebas, las copiaban y las ponían otra vez en su lugar. Se mofaban de que ellos se llamaban “los ninjas”, porque penetraban de esta manera, haciendo prácticamente acrobacias.
"Después recuerdo un caso en la Universidad de Cienfuegos que involucró a cerca de cien alumnos. Ahí ya hubo filtración y venta de pruebas por parte de dos profesores, que después fueron detectados y procesados penalmente.
"Hubo otro, en la Universidad Central, de 34 estudiantes quienes mediante métodos engañosos le sustrajeron del maletín al maestro un temario, y también lo divulgaron.
"Lo común sería que se denunciara; sin embargo, todos se quedan callados, nadie es capaz de decirlo".
Claro y directo: El fraude siempre ha estado ahí, y en ocasiones, encuentra su caldo de cultivo en la capacidad de muchos para hacerse "los de la vista gorda".
Tan solo que en cuestiones jurídicas, y sin sacudirnos el "cubaneo", "tanta culpa tiene el que mata la vaca…"
Ahora bien, para nuestra sorpresa tras un sondeo practicado entre estudiantes universitarios y profesores jóvenes, un alto por ciento reconoció haber aceptado como correctas, por desconocimiento, diversas manifestaciones del fraude en alguna etapa de sus vidas.
Javier Gillot, profesor de la Facultad de Matemática y Computación en la Universidad de La Habana, recuerda que muchos fuimos víctimas durante la primaria y la secundaria de prácticas nefastas; como aquella en la cual un maestro develaba, días previos al examen, las preguntas a evaluar.
"Copiaban en la pizarra ocho preguntas, aclarando que cuatro iban a la batería A, y las restantes a la B. Uno estudiaba la totalidad del contenido y obtenía sobresaliente.
"Resulta increíble que aún hoy lleguen muchachos a la Universidad preguntando: "¿Qué va a la prueba?"
Pero ¿Serán exclusivas las prácticas dañinas de aquellos niveles de enseñanza?
¿Cuántos en el preuniversitario y aun en plenos estudios superiores aceptamos (a veces por inercia, otras por franco oportunismo) a profesores con métodos evaluativos que siguen privilegiando la reproducción memorística de la información, sobre la participación creativa del estudiante?
¿Cuántos, aprovechando el momento, no se han montado en el barco (más bien el embarco) del "corte y pega?" Valiente aquel que tire la primera piedra.
Causas y ¿Azares?
"Las generaciones que llegan ahora a la Universidad son aquellas que sufrieron las transformaciones en la etapa secundaria. Resulta habitual ver a alumnos buscando a "particulares" que les repasen, algo muy raro décadas atrás.
Ahora tenemos ejemplos críticos de fraude. Incluso, durante las pruebas de ingreso.
"Ahora tenemos ejemplos críticos de fraude. Incluso, durante las pruebas de ingreso.
"La realidad es que esas generaciones tienen menos preparación y eso convierte el encuentro con el rigor de estudio en la educación superior en choque brusco, sin contar que ya vienen con una “cultura del fraude”, ganada en la secundaria y el Pre", declara Alejandro Piard (Ciencias de la Computación, 3er año).
Por su parte, Carla Menéndez (Derecho 3er año) confiesa: "Tan importante resulta analizar por qué un profesor vende un examen, como por qué un joven no quiere estudiar.
"Hay que revisar los planes de estudio, la forma de impartir las clases, pues se da el caso de asignaturas que no tributan a la carrera o no resultan atractivas.
"También las formas de implementar las competencias académicas. A una le inculcan la preocupación (más bien la obsesión) por la llamada “integralidad”, por obtener un diploma de oro, y la integralidad no debe ser eso.
"Uno debe llegar a valer por los conocimientos que adquiera honestamente según sus capacidades, por la actitud con los compañeros, y no por alcanzar sobresaliente y asistir a actividades de poca trascendencia, en las cuales a veces estamos por obligación".
Criterios como estos se multiplicaron durante nuestra pesquisa. Entre unos y otros la flecha apuntando a la pregunta "del millón de dólares": ¿Hasta dónde responsabilidad individual y en qué medida imperfecciones en el sistema de enseñanza?
"A mi entender se trata de una gran pérdida de valores", comenta el asesor jurídico del MES. "El hecho de que los mecanismos de evaluación no sean los idóneos, no quiere decir que yo tenga que ser fraudulento. Es como el que ve una bolsa a mano, ajena, y no se la lleva. Es decir, la condición está dada, pero sus patrones de conducta, valores, le impiden llevarse una cosa que no es suya. "De manera que yo lo veo como condición, no como causa.
"Nuestra experiencia nos dice que la tendencia viene entronizada de niveles anteriores, incluso como una práctica, dada a veces hasta por los mismos profesores.
"Nosotros hemos tenido y los tenemos, procesos disciplinarios donde se han sancionado militantes de la UJC, militantes del Partido. Es triste decirlo.
"Entonces, ¿cómo es posible que compañeros con alguna responsabilidad administrativa en determinados puestos, empresas, que han llegado a un alto grado de confianza política incurran en la falta? "De manera que las causas no son fáciles de desentrañar".
Por ese camino Laura Domínguez, doctora en Ciencias Psicológicas y miembro de la Dirección Docente Metodológica de la UH, señala que:
"El fraude, en sentido general, constituye índice de transgresión de normas constituyentes de un importante valor moral que es la honestidad, el cual está asociado a la veracidad; es decir, a no mentir.
"En el caso del fraude académico, dicha transgresión está dada porque se trata de obtener un buen resultado docente, que no es expresión de los conocimientos y habilidades del joven, ni de su preparación profesional.
"Este hecho puede tener en su base múltiples explicaciones, que van desde un desconocimiento de lo que significa ser honesto, pasando por una necesidad de quedar bien con los otros (ya sean los compañeros o la familia), y/o de alcanzar competencia y obtener así reconocimiento social.
"Por supuesto, para que lo anterior se cumpla, tienen que existir determinadas condiciones, las cuales comienzan por la educación que recibe el individuo desde su nacimiento, de si se le transmite la idea de que uno debe luchar por obtener lo que desea, desear lo que obtiene, valer por lo que se es y no por lo que se tiene, de que el estudio y el trabajo son fuentes de crecimiento personal y requieren de entrega y dedicación.
"Pero para que estos conceptos funcionen verdaderamente, la realidad que rodea al joven tiene que dar muestras de ello, pues si a su alrededor observa situaciones contradictorias, es difícil que se conduzca correctamente".
El contexto, a no dudarlo, también juega su papel. Aurora Vázquez, doctora en Ciencias Sociológicas, con más de 35 años en la docencia, reflexiona: "En mi opinión todo tiene que ver con el debilitamiento del sistema de enseñanza en los últimos años, en primer lugar por el predominio del criterio en cierta época de que “si no podías alcanzar plaza para otra cosa, siempre podrías estudiar magisterio”, y ese error gravísimo se está pagando caro.
"Aquellas aguas trajeron estos lodos”, es un refrán que expresa el modo en que debemos sopesar cada paso que se da en cuestiones de decisión de diseño de políticas sociales, en educación especialmente, porque todo evoluciona (el cambio es lo único absoluto), y una decisión hoy, si no se somete a análisis de efectividad y sostenibilidad sistemáticamente para valorar cómo funciona y qué consecuencias tiene a corto, mediano y largo plazos puede convertirse en un problema de muy difícil solución.
"Analizar las facilidades para acceder a la enseñanza y tal vez pensar que debiera ser más restrictiva no ayuda a ver lo que está en el sustrato del tema. Y es que una sociedad que se construye sobre la base del trabajo de todos tiene que construir una valoración positiva de todos los trabajos. Es decir, estamos urgidos de dar reconocimiento social a todo trabajador que haga bien su trabajo cualquiera que este sea y darles el lugar que tiene, y merece, a la enseñanza de oficios y de obreros calificados.
"El efecto que esta revaloración tendría en el interior de la familia y la sociedad haría disminuir la presión hacia sus jóvenes por tener que alcanzar, todos, un título de la universidad. No es así, a la sociedad cubana se le tributa desde todos los sectores y esferas de trabajo. Que cada joven se desarrolle en lo que más habilidades demuestre, siempre que sea un bien para él y para la sociedad. Eso es construir honestidad desde la base de lo que realmente cada uno puede y quiere hacer. De aquí parte la batalla contra el fraude, desde la honradez y el respeto por lo diferente en todos los sentidos, también en las diferencias de capacidades y habilidades.
"El nuestro, en cambio, es tal vez el país que menos afectado de esto se encuentre en la actualidad. Cuestionémonos cómo se comporta el fraude en otras regiones, por ejemplo, en América Latina".
¿Y de mi Cuba qué?
Un criterio generalizado se ha convertido en pasto para el refranero popular. Lo cita desde el bodeguero de mi barrio, hasta mi socio custodio que estudia Comunicación en la sede municipal de Habana del Este: "Si cometes fraude, la vida te suspende".
Rectifico. En verdad lo profirieron de otro modo: "Si metes un forro violento en el aula, la calle te pasará la cuenta".
Más, ¿las dramáticas consecuencias del fenómeno para sus principales gestores coadyuvarán necesariamente su erradicación posterior? ¿Serán los fraudulentos, exclusivamente, quienes paguen "los platos rotos"?
"Las implicaciones de la deshonestidad no pueden verse solamente por lo que ellas afectan el desarrollo del joven o de una persona de cualquier edad", acota Laura Domínguez, "sino que hay que analizarlas también por sus fatídicas consecuencias para la sociedad en general, un profesional mal preparado, que obtiene el título a base de fraudes, puede afectar a un ser humano si es un médico, por ejemplo; puede hacer fracasar un proyecto constructivo o una determinada producción si es un tecnólogo o un profesional de las ciencias naturales y exactas; puede inducir a que se tomen decisiones en el plano de la economía o del control económico que traigan graves consecuencias al país, si es un economista; y esto es solo por citar algunos ejemplos, porque podrían encontrarse muchos más".
La educación de la Isla no debe perder de vista los obstáculos que enturbian sus altruistas propósitos. Aspirar a una Cuba donde el fraude constituya material anacrónico puede ser un camino.
La educación de la Isla no debe perder de vista los obstáculos que enturbian sus altruistas propósitos. Aspirar a una Cuba donde el fraude constituya material anacrónico puede ser un camino.
"De no ser así estaríamos negando la esencia de valores de un sistema socialista que han existido y aún existen", concluye el funcionario del MES.
"Se trata de volverlos a entronizar, de volver a ese camino de la vergüenza, del respeto, de la moral. Al final es una pérdida de valores. Es un reto para la juventud, para los profesores, para la sociedad en definitiva.
"Divulgar el Reglamento puede atenuar la incidencia del fenómeno, pero no lo hará desaparecer.
" Siempre hablamos de que debemos ir a la prevención. Cuando llega aquí un expediente sancionado, ahí nosotros pensamos que perdimos la batalla. La cruzada se gana con el trabajo preventivo. Se va a ganar cuando seamos capaces de lograr que no haya que aplicar el reglamento. "El día en que se haga obsoleto porque ya nadie cometa fraude, entonces podemos decir que se ha hecho un trabajo educativo.
"Ahora mismo recuerdo a Osvaldo Dorticós en un congreso de la FEEM. Él decía: “Importante es crear un profesional, pero más importante es hacer un revolucionario. Lo ideal sería hacer un profesional revolucionario. Entonces ya no habría un fraudulento”".
Por su parte Mahatma Gandhi, de quien sospechamos no perdía el sueño con el fraude, lo tenía todo muy claro: "Nuestra recompensa —sentenció— se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total y la victoria es completa".
Fracaso de model económico.
De miradoacuba.blospot.com
Fidel Castro cierra filas con la gestión de su hermano Raúl en la Presidencia cubana -desde su retirada en julio de 2006 por una grave enfermedad- y con la "actualización" del modelo económico socialista que pretende introducir el congreso del partido único en abril. "Estoy contento porque el país está marchando a pesar de los desafíos", dijo Castro este miércoles. En una reunión con universitarios, el líder del castrismo sacó de su archivo un "histórico" discurso de noviembre de 2005 en el que alertaba del "peligro de las desviaciones internas que podrían hacer reversible la revolución", según recogía este jueves el diario oficial "Granma".
El jefe de la revolución de 1959 también se refirió a su futuro en el partido. Aunque Fidel recalcó que sigue siendo primer secretario del Partido Comunista Cubano -el último cargo que ostenta-, mientras no se celebre la conferencia nacional del PCC, aseguró ante los estudiantes que no asistía a ese encuentro "en calidad de primer secretario" de la formación. "Yo me enfermé e hice lo que debía hacer: delegué mis atribuciones. No puedo hacer algo que no estoy en condiciones de dedicarle todo el tiempo. Si yo mismo no sabía si iba a salir de aquello (la enfermedad)". Una universitaria le había expresado el deseo de la juventud de participar en la discusión de las líneas del congreso monográfico sobre la situación económica.
Distintas fuentes consultadas ayer en La Habana subrayaron que el dictador cubano no ha hecho una declaración formal de renuncia a la dirección del partido. Castro sigue oficialmente al frente del PCC, "pero no en la práctica porque no participa en su día a día ni en la comisión preparatoria" del VI Congreso, apunta el economista independiente y preso político con licencia extrapenal Óscar Espinosa Chepe. Una posible salida para Fidel Castro en esa conferencia del partido posterior al congreso podría ser la presidencia de honor de la formación, apunta Espinosa Chepe.
Reunidos en el Palacio de las Convenciones, Castro explicó a los estudiantes que las ideas que expuso en 2005 son "más actuales que entonces": aplicar "el máximo de racionalidad en el salario, los precios, las jubilaciones y las pensiones", el "cero derroche" y mantener subsidios y servicios gratuitos "solo en cosas esenciales y vitales".
"No hay discurso, todo se ha acabado, hay que reciclar. El Gobierno no sabe qué hacer para resolver los problemas tan graves del país", interpretó la directora del Instituto Cubano de Economistas Independientes, Martha Beatriz Roque, sobre el hecho de que Castro rescatase un discurso de 2005. Algunos hechos sí han cambiado. La frustración entre la población es mayor, ahora se sabe que más de un millón de cubanos van a perder su empleo (el 25% de la población activa) y la corrupción "ha aumentado y afecta ya al nivel más alto del Estado", señala Chepe.
"Sus ideas están presentes"
Este economista considera que el régimen comunista pretende "hacer movimientos para no cambiar nada, esto no resuelve los problemas, es necesario la remoción total de un modelo que ha fracasado". Y aboga por un cambio en la propiedad privada "como herramienta para el desarrollo de la justicia social y económica".
Sin embargo, Marino Murillo, ministro de Economía y Planificación, ha advertido de que no habrá reformas sino "actualización" del modelo económico socialista, en el que se descarta la posibilidad de "ceder" la propiedad. Por si queda duda, Raúl Castro aseguró que "las ideas de Fidel están presentes en cada uno de los lineamientos propuestos".
Fidel Castro cierra filas con la gestión de su hermano Raúl en la Presidencia cubana -desde su retirada en julio de 2006 por una grave enfermedad- y con la "actualización" del modelo económico socialista que pretende introducir el congreso del partido único en abril. "Estoy contento porque el país está marchando a pesar de los desafíos", dijo Castro este miércoles. En una reunión con universitarios, el líder del castrismo sacó de su archivo un "histórico" discurso de noviembre de 2005 en el que alertaba del "peligro de las desviaciones internas que podrían hacer reversible la revolución", según recogía este jueves el diario oficial "Granma".
El jefe de la revolución de 1959 también se refirió a su futuro en el partido. Aunque Fidel recalcó que sigue siendo primer secretario del Partido Comunista Cubano -el último cargo que ostenta-, mientras no se celebre la conferencia nacional del PCC, aseguró ante los estudiantes que no asistía a ese encuentro "en calidad de primer secretario" de la formación. "Yo me enfermé e hice lo que debía hacer: delegué mis atribuciones. No puedo hacer algo que no estoy en condiciones de dedicarle todo el tiempo. Si yo mismo no sabía si iba a salir de aquello (la enfermedad)". Una universitaria le había expresado el deseo de la juventud de participar en la discusión de las líneas del congreso monográfico sobre la situación económica.
Distintas fuentes consultadas ayer en La Habana subrayaron que el dictador cubano no ha hecho una declaración formal de renuncia a la dirección del partido. Castro sigue oficialmente al frente del PCC, "pero no en la práctica porque no participa en su día a día ni en la comisión preparatoria" del VI Congreso, apunta el economista independiente y preso político con licencia extrapenal Óscar Espinosa Chepe. Una posible salida para Fidel Castro en esa conferencia del partido posterior al congreso podría ser la presidencia de honor de la formación, apunta Espinosa Chepe.
Reunidos en el Palacio de las Convenciones, Castro explicó a los estudiantes que las ideas que expuso en 2005 son "más actuales que entonces": aplicar "el máximo de racionalidad en el salario, los precios, las jubilaciones y las pensiones", el "cero derroche" y mantener subsidios y servicios gratuitos "solo en cosas esenciales y vitales".
"No hay discurso, todo se ha acabado, hay que reciclar. El Gobierno no sabe qué hacer para resolver los problemas tan graves del país", interpretó la directora del Instituto Cubano de Economistas Independientes, Martha Beatriz Roque, sobre el hecho de que Castro rescatase un discurso de 2005. Algunos hechos sí han cambiado. La frustración entre la población es mayor, ahora se sabe que más de un millón de cubanos van a perder su empleo (el 25% de la población activa) y la corrupción "ha aumentado y afecta ya al nivel más alto del Estado", señala Chepe.
"Sus ideas están presentes"
Este economista considera que el régimen comunista pretende "hacer movimientos para no cambiar nada, esto no resuelve los problemas, es necesario la remoción total de un modelo que ha fracasado". Y aboga por un cambio en la propiedad privada "como herramienta para el desarrollo de la justicia social y económica".
Sin embargo, Marino Murillo, ministro de Economía y Planificación, ha advertido de que no habrá reformas sino "actualización" del modelo económico socialista, en el que se descarta la posibilidad de "ceder" la propiedad. Por si queda duda, Raúl Castro aseguró que "las ideas de Fidel están presentes en cada uno de los lineamientos propuestos".
sábado, 20 de noviembre de 2010
Posibles escenarios de salida.
Por Miriam Celaya.
La tentación de sugerir posibles escenarios de salida a la actual situación sociopolítica y económica de Cuba puede resultar no solo pretencioso, sino también arriesgado. Más aventurado aún sería imaginar soluciones más o menos simples o prácticas para emerger de la crisis general que ha provocado la prolongada imposición de un sistema tan ineficiente como obsoleto que -con su lastre de corrupción, deterioro moral, desarraigo y desesperanza- ha arrastrado al país a un punto crítico que pone en juego incluso nuestra propia índole como entidad nacional.
No se trata de una declaración alarmista; me limito a formular la realidad. Basta echar una mirada a los últimos 50 años de historia nacional para constatar la aguda pérdida de valores que ha venido incrementándose ante la persistencia de vivir en un estado de precaria supervivencia material, por un lado, y bajo un régimen dictatorial que castra toda manifestación de libertad o civilidad, por el otro. A esto, súmese la naturaleza evasiva e irresponsable que tipifica a este conjunto humano generador de lo que se ha dado en llamar cubanidad (que no es más que la esencia del carácter equívoco de nuestra idiosincrasia), la apatía generalizada y el éxodo permanente, para colocarnos ante el cuadro desolador de una nación que fue abortada sin haber completado la madurez necesaria y suficiente para su nacimiento.
No obstante, un panorama tan sombrío no es pretexto para enterrar la cabeza en la arena o darnos a la fuga precipitada -como es habitual entre nosotros- sino que debe concitarnos a la disposición de conocer en qué punto nos encontramos, asumir los riesgos de cometer errores en nuestros criterios y valoraciones y poner empeño en tratar de enmendar el rumbo. Hoy la disyuntiva podría ser recoger nuestros fragmentos maltratados y dispersos para reconstruirnos, o sencillamente resignarnos a dejar de ser.
Los discursos de sociólogos, historiadores, economistas y políticos de distintas tendencias y sectores de la sociedad suelen referirse a la actual crisis como "la coyuntura" por la que atraviesa Cuba. Sin embargo, ese propio concepto -coyuntura- encierra en sí dos implicaciones inmediatas: 1) Su carácter temporal, habida cuenta que toda coyuntura se manifiesta en un período de tiempo limitado, y 2) constituye un punto de inflexión para el ineludible movimiento o giro que conduzca a una vía de salida. Es preciso, entonces, definir qué elementos generales matizan la "coyuntura" de la realidad cubana actual, que para el presente análisis, podrían ser los siguientes:
Otros elementos matizan la crisis cubana, como su carácter permanente -con ciclos de agudización-, y el hecho de que también abarca a la propia cúpula gobernante y a una buena parte de sus antiguos seguidores. A esto se añade la falta de ejercicio de derechos en un país donde priman la incultura cívica y la ausencia de libertades de los individuos, lo que ha conducido a la perniciosa tendencia de esperar las soluciones "desde arriba" o "desde afuera", o a la postura acomodaticia y enfermiza que prefiere retrasar las acciones hasta que el ciclo biológico haga lo suyo y se lleve de una buena vez a la gerontocracia gobernante, cuyo promedio de edad ronda o sobrepasa los 80 años, como si la desaparición de un grupo de dictadores significara, por sí sola, la instauración de la democracia.
En medio de este cuadro, el gobierno se ha tomado demasiado tiempo para aplicar medidas capaces de enfrentar la crisis general y no se muestra interesado en buscar soluciones políticas al interior de la nación. Las disposiciones oficiales recientemente anunciadas ¬-que restablecen la pequeña propiedad privada mediante empresas familiares, etc- son superficiales, extemporáneas, anacrónicas e insuficientes y no satisfacen las expectativas ni contribuyen al bienestar de la población. La reacción popular, por su parte, ha sido tan tímida como las propuestas oficiales. Incluso el anuncio de la ola de despidos que en poco más de un año arrastrará consigo alrededor de 1 millón 300 mil empleos estatales, si bien ha provocado malestar, inconformidad e incertidumbre, no ha producido siquiera una manifestación pública de protesta, pese a que el inicio del proceso de despidos coincide con el incremento de los impuestos a los cuentapropistas, la supresión de varios productos "subsidiados" de la cartilla de racionamiento, el aumento de la tarifa eléctrica y los rumores del próximo cese de otros subsidios y de la subida de los costos de los servicios de acueducto, alcantarillado y telefonía fija. El panorama social, sin embargo, muestra una calma engañosa que parece sometida a la máxima presión y que ya está liberando fuerzas a través de las peores válvulas: el incremento del delito y el auge del contrabando.
Todo esto nos coloca ante la posibilidad de varios escenarios de salida no necesariamente deseables ni forzosamente excluyentes, es decir, varios escenarios diferentes podrían confluir hacia una misma salida. Tomando en cuenta las premisas expuestas se pueden enunciar, entre otros posibles, los siguientes:
Estos escenarios tienen un carácter puramente especulativo pero se basan en elementos objetivos de la realidad actual. Ciertos eventos podrían acelerar o retardar los acontecimientos, como por ejemplo, el fin de los subsidios venezolanos a la Isla a raíz de una posible salida de Hugo Chávez del gobierno de esa nación suramericana en las elecciones de 2012, lo que precipitaría el colapso al interior de Cuba; la desaparición física de los líderes históricos, que podría colocarnos en un desenlace brusco o precipitado; o la súbita aparición de una nueva fuente de financiamiento a la dictadura, que le daría un respiro y un nuevo plazo de gracia para continuar en el poder. Un elemento de suma importancia sería un cambio en el contexto político de Estados Unidos de cara a las elecciones del propio año 2012. La posibilidad de que tomen el poder los republicanos, partidarios de una línea más dura con el gobierno cubano, modificaría sensiblemente cualquier escenario en Cuba, influyendo en el desenlace. Si coincidieran en el tiempo la salida de Chávez, en Venezuela, y la entrada de los republicanos, en Estados Unidos, se agravaría aún más el actual panorama de la Isla y podría complicarse exponencialmente la solución de una salida gradual a la crisis.También el toque de urgencia e inmediatez que los cubanos -gobierno, pueblo y oposición- suelen imprimir a cada acción, podría asfixiar las ocasiones de mejorar los escenarios o aprovechar oportunidades favorables que pudieran presentarse para evitar un contexto violento.
Abordando el asunto desde otro ángulo, hasta hoy ningún movimiento opositor interno ha sido lo suficientemente fuerte y sostenido como para obligar al gobierno a implementar verdaderos cambios. Las liberaciones de presos políticos que se han venido produciendo, previos acuerdos entre el gobierno y la alta jerarquía católica, responden a la fuerte presión ejercida por grupos de la sociedad civil independiente, lo que demuestra el poder de estos grupos cuando se coordinan las energías en aras de un objetivo común. Queda implícito que los tiempos actuales no imponen retos solo al gobierno. La disidencia "tradicional", pese a sus esfuerzos y a sus muchos años de existencia, todavía no ha alcanzado la visibilidad y madurez que requiere la "coyuntura" para contar como una fuerza que el gobierno o la opinión pública nacional tengan que tomar en cuenta, de manera que urge para sus miembros la implementación de nuevas estrategias, alianzas y programas que ofrezcan alternativas atractivas y viables capaces de romper el ciclo de apatía social y muevan al menos a un grupo representativo de cubanos a forzar por los cambios imprescindibles. La tarea es difícil: nunca antes el momento fue más propicio para recabar el apoyo de los cubanos comunes; pero tampoco fuimos jamás tan apáticos y desarraigados.
El presente análisis -naturalmente incompleto- no pretende ser un pronóstico o una predicción sobre el futuro mediato cubano; tampoco es inamovible o excluyente: muchos acontecimientos pueden sucederse que modifiquen o eliminen los escenarios que aquí se incluyen, así como también podrían apoyar el surgimiento de otros. Tampoco pretendo invalidar otras opiniones o análisis, sino tomarlos en cuenta para mejorar esta propuesta. La intención que me mueve es adelantar una aproximación al tema, establecer un debate sobre el momento que vivimos en la Cuba de hoy, examinar las circunstancias y la naturaleza de los eventos que rodean la actualidad de la Isla y, con suerte, llegar a prever las posibles salidas. Hemos alcanzado un punto crítico y es esta una hora de urgencia, pero habrá que velar por que esta vez las soluciones no se limiten a simples ajustes coyunturales o cambios de figuras. Tal vez no contamos con las fuerzas cívicas necesarias para conjurar todos los males que sufrimos y los que se nos avecinan, pero me atrevo a asegurar que algunos cubanos creemos que vale la pena intentarlo.
La tentación de sugerir posibles escenarios de salida a la actual situación sociopolítica y económica de Cuba puede resultar no solo pretencioso, sino también arriesgado. Más aventurado aún sería imaginar soluciones más o menos simples o prácticas para emerger de la crisis general que ha provocado la prolongada imposición de un sistema tan ineficiente como obsoleto que -con su lastre de corrupción, deterioro moral, desarraigo y desesperanza- ha arrastrado al país a un punto crítico que pone en juego incluso nuestra propia índole como entidad nacional.
No se trata de una declaración alarmista; me limito a formular la realidad. Basta echar una mirada a los últimos 50 años de historia nacional para constatar la aguda pérdida de valores que ha venido incrementándose ante la persistencia de vivir en un estado de precaria supervivencia material, por un lado, y bajo un régimen dictatorial que castra toda manifestación de libertad o civilidad, por el otro. A esto, súmese la naturaleza evasiva e irresponsable que tipifica a este conjunto humano generador de lo que se ha dado en llamar cubanidad (que no es más que la esencia del carácter equívoco de nuestra idiosincrasia), la apatía generalizada y el éxodo permanente, para colocarnos ante el cuadro desolador de una nación que fue abortada sin haber completado la madurez necesaria y suficiente para su nacimiento.
No obstante, un panorama tan sombrío no es pretexto para enterrar la cabeza en la arena o darnos a la fuga precipitada -como es habitual entre nosotros- sino que debe concitarnos a la disposición de conocer en qué punto nos encontramos, asumir los riesgos de cometer errores en nuestros criterios y valoraciones y poner empeño en tratar de enmendar el rumbo. Hoy la disyuntiva podría ser recoger nuestros fragmentos maltratados y dispersos para reconstruirnos, o sencillamente resignarnos a dejar de ser.
Los discursos de sociólogos, historiadores, economistas y políticos de distintas tendencias y sectores de la sociedad suelen referirse a la actual crisis como "la coyuntura" por la que atraviesa Cuba. Sin embargo, ese propio concepto -coyuntura- encierra en sí dos implicaciones inmediatas: 1) Su carácter temporal, habida cuenta que toda coyuntura se manifiesta en un período de tiempo limitado, y 2) constituye un punto de inflexión para el ineludible movimiento o giro que conduzca a una vía de salida. Es preciso, entonces, definir qué elementos generales matizan la "coyuntura" de la realidad cubana actual, que para el presente análisis, podrían ser los siguientes:
- En lo económico, un país arruinado que exhibe una colosal deuda externa y que depende casi absolutamente de las inversiones extranjeras, de las remesas familiares de los cubanos residentes en el exterior y de los subsidios de aliados (también coyunturales). Existe un explosivo incremento del índice de desempleo que, según se ha anunciado oficialmente, se completará hacia 2012, cuando el número de despidos habrá alcanzado a más del 20% de la fuerza laboral y no se cuenta con la contrapartida de una economía nacional sustentada en pequeñas y medianas empresas privadas que tributen ingresos cuyos beneficios se redistribuyan al interior del país. La agricultura, la ganadería y toda la industria interna son prácticamente inexistentes y se precisa importar el 80% de los alimentos que consume la población.
- En lo social, se registra una pérdida de calidad en los servicios y prestaciones que constituían otrora indicadores favoritos de los "privilegios" del sistema -como la educación y la salud-; hay un deterioro general de los valores y predominan sentimientos de impotencia, indefensión, desesperanza, incertidumbre y apatía que alcanzan a toda la sociedad; pérdida de fe en el sistema y en sus dirigentes; el escapismo como vía de solución; el constante y sostenido éxodo al extranjero y la ausencia casi absoluta de sociedad civil independiente.
- En lo político, el monopolio del poder en un partido único que es, a la vez, Estado y Gobierno, erigiéndose como dictadura en manos de una élite militar devenida empresariado capitalista (capitalismo de Estado); política exterior que ha estado signada por la confrontación con los grandes centros de poder (Estados Unidos y la Unión Europea) y por la alianza con regímenes no democráticos; al interior del país no se reconocen los grupos y partidos de oposición y se mantiene la represión o el hostigamiento contra todo foco de resistencia cívica y de pensamiento alternativo. Por otra parte, debido a las características represivas del sistema y también por factores históricos y esenciales de los cubanos, no existe al menos una propuesta de los sectores opositores al régimen capaz de aglutinar o interesar a amplios conjuntos sociales y señalar un programa alternativo de cambios.
Otros elementos matizan la crisis cubana, como su carácter permanente -con ciclos de agudización-, y el hecho de que también abarca a la propia cúpula gobernante y a una buena parte de sus antiguos seguidores. A esto se añade la falta de ejercicio de derechos en un país donde priman la incultura cívica y la ausencia de libertades de los individuos, lo que ha conducido a la perniciosa tendencia de esperar las soluciones "desde arriba" o "desde afuera", o a la postura acomodaticia y enfermiza que prefiere retrasar las acciones hasta que el ciclo biológico haga lo suyo y se lleve de una buena vez a la gerontocracia gobernante, cuyo promedio de edad ronda o sobrepasa los 80 años, como si la desaparición de un grupo de dictadores significara, por sí sola, la instauración de la democracia.
En medio de este cuadro, el gobierno se ha tomado demasiado tiempo para aplicar medidas capaces de enfrentar la crisis general y no se muestra interesado en buscar soluciones políticas al interior de la nación. Las disposiciones oficiales recientemente anunciadas ¬-que restablecen la pequeña propiedad privada mediante empresas familiares, etc- son superficiales, extemporáneas, anacrónicas e insuficientes y no satisfacen las expectativas ni contribuyen al bienestar de la población. La reacción popular, por su parte, ha sido tan tímida como las propuestas oficiales. Incluso el anuncio de la ola de despidos que en poco más de un año arrastrará consigo alrededor de 1 millón 300 mil empleos estatales, si bien ha provocado malestar, inconformidad e incertidumbre, no ha producido siquiera una manifestación pública de protesta, pese a que el inicio del proceso de despidos coincide con el incremento de los impuestos a los cuentapropistas, la supresión de varios productos "subsidiados" de la cartilla de racionamiento, el aumento de la tarifa eléctrica y los rumores del próximo cese de otros subsidios y de la subida de los costos de los servicios de acueducto, alcantarillado y telefonía fija. El panorama social, sin embargo, muestra una calma engañosa que parece sometida a la máxima presión y que ya está liberando fuerzas a través de las peores válvulas: el incremento del delito y el auge del contrabando.
Todo esto nos coloca ante la posibilidad de varios escenarios de salida no necesariamente deseables ni forzosamente excluyentes, es decir, varios escenarios diferentes podrían confluir hacia una misma salida. Tomando en cuenta las premisas expuestas se pueden enunciar, entre otros posibles, los siguientes:
- Agudización de las carencias con el correspondiente aumento de los delitos e indisciplinas sociales, lo que puede conducir a la aplicación de medidas extremas desde el gobierno, tales como la utilización del ejército para reprimir la violencia (respuesta violenta ante la violencia, como parte de la historia y la cultura nacional) y el recrudecimiento de la persecución contra grupos de la sociedad civil independiente, lo que conduciría al surgimiento de una crisis humanitaria que podría dar lugar a la intervención de organismos internacionales a fin de ayudar a superar la inestabilidad social.
- Estampida migratoria que eventualmente provocaría un nuevo conflicto con los Estados Unidos y la posible intervención o presión militar sobre Cuba. Este escenario también podría ocasionar la intervención de organismos internacionales.
- La profundización de las medidas anunciadas por el General Raúl Castro y la aceleración de su implementación, podrían conducir -ya sea por factores potenciales o por la urgencia de remontar la crisis- a un escenario propicio al surgimiento de un sector de la población que, al independizarse del Estado, favorecería la emergencia de asociaciones con intereses propios y aceleraría el resurgimiento de la sociedad civil.
- Las supuestas fracturas dentro de la cúpula y el ejército podrían dar lugar, en medio de la desaparición o debilitamiento de la llamada "generación histórica", a la toma forzosa del poder por parte de sectores de la casta militar más proclives a los cambios, de cuyas acciones dependería el establecimiento de una junta de gobierno que, a mediano plazo, diera lugar a un proceso de democratización.
- La desaparición natural, a corto plazo, de los líderes históricos, sumada a todos los elementos que agravan la actual crisis, traería consigo un vacío de autoridad y un descontrol que podría desembocar en un caos de consecuencias impredecibles.
- La creación de futuras alianzas, mediante programas no ideologizados entre grupos opositores y de la incipiente sociedad civil independiente, podría coadyuvar al fortalecimiento de un sector de interlocutores sociales al interior de Cuba y sentar las bases de un escenario propicio para el fomento de una acción crítica efectiva que gane espacios a nivel social y comience a impulsar cambios "desde adentro", a la vez que concite y valide el apoyo internacional.
Estos escenarios tienen un carácter puramente especulativo pero se basan en elementos objetivos de la realidad actual. Ciertos eventos podrían acelerar o retardar los acontecimientos, como por ejemplo, el fin de los subsidios venezolanos a la Isla a raíz de una posible salida de Hugo Chávez del gobierno de esa nación suramericana en las elecciones de 2012, lo que precipitaría el colapso al interior de Cuba; la desaparición física de los líderes históricos, que podría colocarnos en un desenlace brusco o precipitado; o la súbita aparición de una nueva fuente de financiamiento a la dictadura, que le daría un respiro y un nuevo plazo de gracia para continuar en el poder. Un elemento de suma importancia sería un cambio en el contexto político de Estados Unidos de cara a las elecciones del propio año 2012. La posibilidad de que tomen el poder los republicanos, partidarios de una línea más dura con el gobierno cubano, modificaría sensiblemente cualquier escenario en Cuba, influyendo en el desenlace. Si coincidieran en el tiempo la salida de Chávez, en Venezuela, y la entrada de los republicanos, en Estados Unidos, se agravaría aún más el actual panorama de la Isla y podría complicarse exponencialmente la solución de una salida gradual a la crisis.También el toque de urgencia e inmediatez que los cubanos -gobierno, pueblo y oposición- suelen imprimir a cada acción, podría asfixiar las ocasiones de mejorar los escenarios o aprovechar oportunidades favorables que pudieran presentarse para evitar un contexto violento.
Abordando el asunto desde otro ángulo, hasta hoy ningún movimiento opositor interno ha sido lo suficientemente fuerte y sostenido como para obligar al gobierno a implementar verdaderos cambios. Las liberaciones de presos políticos que se han venido produciendo, previos acuerdos entre el gobierno y la alta jerarquía católica, responden a la fuerte presión ejercida por grupos de la sociedad civil independiente, lo que demuestra el poder de estos grupos cuando se coordinan las energías en aras de un objetivo común. Queda implícito que los tiempos actuales no imponen retos solo al gobierno. La disidencia "tradicional", pese a sus esfuerzos y a sus muchos años de existencia, todavía no ha alcanzado la visibilidad y madurez que requiere la "coyuntura" para contar como una fuerza que el gobierno o la opinión pública nacional tengan que tomar en cuenta, de manera que urge para sus miembros la implementación de nuevas estrategias, alianzas y programas que ofrezcan alternativas atractivas y viables capaces de romper el ciclo de apatía social y muevan al menos a un grupo representativo de cubanos a forzar por los cambios imprescindibles. La tarea es difícil: nunca antes el momento fue más propicio para recabar el apoyo de los cubanos comunes; pero tampoco fuimos jamás tan apáticos y desarraigados.
El presente análisis -naturalmente incompleto- no pretende ser un pronóstico o una predicción sobre el futuro mediato cubano; tampoco es inamovible o excluyente: muchos acontecimientos pueden sucederse que modifiquen o eliminen los escenarios que aquí se incluyen, así como también podrían apoyar el surgimiento de otros. Tampoco pretendo invalidar otras opiniones o análisis, sino tomarlos en cuenta para mejorar esta propuesta. La intención que me mueve es adelantar una aproximación al tema, establecer un debate sobre el momento que vivimos en la Cuba de hoy, examinar las circunstancias y la naturaleza de los eventos que rodean la actualidad de la Isla y, con suerte, llegar a prever las posibles salidas. Hemos alcanzado un punto crítico y es esta una hora de urgencia, pero habrá que velar por que esta vez las soluciones no se limiten a simples ajustes coyunturales o cambios de figuras. Tal vez no contamos con las fuerzas cívicas necesarias para conjurar todos los males que sufrimos y los que se nos avecinan, pero me atrevo a asegurar que algunos cubanos creemos que vale la pena intentarlo.
jueves, 18 de noviembre de 2010
En torno a los lineamientos de Raúl Castro.
Por Alías Amor Bravo.
Las malas lenguas dicen que a la salida del seminario celebrado en la Escuela superior Ñico López de La Habana el pasado fin de semana, algunos militantes del partido único que habían escuchado en silencio, entre atónitos e incrédulos, la arenga de Raúl Castro hacia las nuevas medidas económicas, mientras iban hacia sus casas murmuraban, "esto no va bien, esto no puede salir bien".
Y si esto es lo que piensan los consumidores internos del partido y de la política en Cuba, desde fuera no podemos ver las cosas mejor, por mucho que siempre nos guste apostar por el optimismo.
El proyecto de "Lineamientos" con el que el castrismo raulista quiere mejorar la eficacia de la economía cubana y corregir el déficit de las cuentas externas, más que un programa sensato de política económica, es un alegato dirigido a mantener el actual statu quo, y a reforzar un sistema económico en el que la planificación central de la economía, el socialismo de los medios de producción y las empresas estatales vinculadas al conglomerado de intereses familiares, personales, militares y de la seguridad del estado de los Castro pasen a ser el núcleo de resistencia y poder frente a cualquier intento de cambio real.
Este y no otro es el sentido de unas medidas que han sido calificadas como torpes, rudimentarias, precipitadas, improvisadas, pero que esconden una intención política primordial de sacar provecho de la actual situación de parálisis y caos en que Raúl Castro encuentra la economía tras el largo mandato de su hermano, y se prepara para una sucesión de corte dinástico, más próxima a los planteamientos birmanos o de Corea del Norte, que a China o Vietnam.
Los Castro han movido la ficha macroeconómica, esperando despertar interés internacional, haciendo lo que saben hacer mejor que nadie: ganar tiempo. Por lo menos hasta el próximo congreso comunista de la primavera, que se encargará, como siempre, de dejar todo atado y bien atado, a cambio de unos privilegios y unas migajas de poder que para algunos suponen más que una recompensa por los servicios prestados en materia de delación, represión y hostigamiento.
Porque eso es la economía cubana. No queramos ver más. Un instrumento al servicio del poder que permite a determinados individuos, los cuentapropistas ejercer actividades bajo un estricto control político para salir del paso y eliminar la tensión de tanta ineficacia, y algunas cooperativas que, en manos del poder comunista, van a tener capacidad para desarrollar algunos negocios al margen de la directriz oficial, pero nada más. Los millones de cubanos seguirán padeciendo las limitaciones de la escasez, de unos salarios reales a la baja, de una reducción de las gratuidades, y de las penalidades del desempleo y del infortunio en sus vidas. La única salida, hoy más que nunca, el exilio o la emigración, para poder alimentar a sus familias en Cuba mientras las autoridades deciden qué hacer con la doble moneda en circulación.
No creo que el congreso comunista sirva de mucho. Este partido en Cuba ha mostrado en muchas ocasiones que es profundamente reaccionario, racista y enemigo de cualquier cambio que suponga promover la sociedad civil. Ideado en la base por los Castro desde el inicio de la revolución, el comunismo cubano es una vergüenza internacional que ampara una dictadura con centenares de presos políticos en las cárceles cuyo único desafío es pedir el respeto a los derechos humanos, y donde el sindicalismo libre es perseguido y criminalizado.
Ese comunismo castrista, al que no le ha importado la destrucción de la base social de Cuba, de la familia, del orden histórico, de la cultura y del patrimonio, no tiene nada que decir de los cambios que propone Raúl Castro. Obedecerá como siempre, e incluso, puede que ataque algunas medidas por considerarlas muy "liberales".
Por eso no me extraña que Raúl Castro vaya preparando el ambiente. Sus palabras el otro día dieron motivo de preocupación,al decir que a la isla "no le queda más alternativa' que adoptar los cambios económicos que ha propuesto y que éstos se basan en las ideas de su hermano Fidel.
Tendremos más oportunidades de reflexionar con detalle sobre los que significa el documento de 32 páginas y 291 iniciativas de los "lineamientos".
Las malas lenguas dicen que a la salida del seminario celebrado en la Escuela superior Ñico López de La Habana el pasado fin de semana, algunos militantes del partido único que habían escuchado en silencio, entre atónitos e incrédulos, la arenga de Raúl Castro hacia las nuevas medidas económicas, mientras iban hacia sus casas murmuraban, "esto no va bien, esto no puede salir bien".
Y si esto es lo que piensan los consumidores internos del partido y de la política en Cuba, desde fuera no podemos ver las cosas mejor, por mucho que siempre nos guste apostar por el optimismo.
El proyecto de "Lineamientos" con el que el castrismo raulista quiere mejorar la eficacia de la economía cubana y corregir el déficit de las cuentas externas, más que un programa sensato de política económica, es un alegato dirigido a mantener el actual statu quo, y a reforzar un sistema económico en el que la planificación central de la economía, el socialismo de los medios de producción y las empresas estatales vinculadas al conglomerado de intereses familiares, personales, militares y de la seguridad del estado de los Castro pasen a ser el núcleo de resistencia y poder frente a cualquier intento de cambio real.
Este y no otro es el sentido de unas medidas que han sido calificadas como torpes, rudimentarias, precipitadas, improvisadas, pero que esconden una intención política primordial de sacar provecho de la actual situación de parálisis y caos en que Raúl Castro encuentra la economía tras el largo mandato de su hermano, y se prepara para una sucesión de corte dinástico, más próxima a los planteamientos birmanos o de Corea del Norte, que a China o Vietnam.
Los Castro han movido la ficha macroeconómica, esperando despertar interés internacional, haciendo lo que saben hacer mejor que nadie: ganar tiempo. Por lo menos hasta el próximo congreso comunista de la primavera, que se encargará, como siempre, de dejar todo atado y bien atado, a cambio de unos privilegios y unas migajas de poder que para algunos suponen más que una recompensa por los servicios prestados en materia de delación, represión y hostigamiento.
Porque eso es la economía cubana. No queramos ver más. Un instrumento al servicio del poder que permite a determinados individuos, los cuentapropistas ejercer actividades bajo un estricto control político para salir del paso y eliminar la tensión de tanta ineficacia, y algunas cooperativas que, en manos del poder comunista, van a tener capacidad para desarrollar algunos negocios al margen de la directriz oficial, pero nada más. Los millones de cubanos seguirán padeciendo las limitaciones de la escasez, de unos salarios reales a la baja, de una reducción de las gratuidades, y de las penalidades del desempleo y del infortunio en sus vidas. La única salida, hoy más que nunca, el exilio o la emigración, para poder alimentar a sus familias en Cuba mientras las autoridades deciden qué hacer con la doble moneda en circulación.
No creo que el congreso comunista sirva de mucho. Este partido en Cuba ha mostrado en muchas ocasiones que es profundamente reaccionario, racista y enemigo de cualquier cambio que suponga promover la sociedad civil. Ideado en la base por los Castro desde el inicio de la revolución, el comunismo cubano es una vergüenza internacional que ampara una dictadura con centenares de presos políticos en las cárceles cuyo único desafío es pedir el respeto a los derechos humanos, y donde el sindicalismo libre es perseguido y criminalizado.
Ese comunismo castrista, al que no le ha importado la destrucción de la base social de Cuba, de la familia, del orden histórico, de la cultura y del patrimonio, no tiene nada que decir de los cambios que propone Raúl Castro. Obedecerá como siempre, e incluso, puede que ataque algunas medidas por considerarlas muy "liberales".
Por eso no me extraña que Raúl Castro vaya preparando el ambiente. Sus palabras el otro día dieron motivo de preocupación,al decir que a la isla "no le queda más alternativa' que adoptar los cambios económicos que ha propuesto y que éstos se basan en las ideas de su hermano Fidel.
Tendremos más oportunidades de reflexionar con detalle sobre los que significa el documento de 32 páginas y 291 iniciativas de los "lineamientos".
Cuba mantendrá la propiedad estatal.
De ABC Digital.
"Cuba no está emprendiendo reformas económicas, sino actualizando su modelo socialista en el que el Estado retendrá la propiedad de los medios de producción", dijo el ministro de Economía. La aclaración publicada ayer por el diario oficial Granma llega en medio de un debate sobre el nuevo rumbo que el gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) busca imprimirle a la economía, que incluye una reducción del aparato estatal y una ampliación del sector privado.
"No hay reforma, es una actualización del modelo económico. Nadie piense que vamos a ceder la propiedad, la vamos a administrar de otra forma", dijo el ministro Marino Murillo. "Enfatizó que en la actualización del modelo económico primará la planificación y no el mercado", añadió el diario citando al ministro.
Murillo habló el fin de semana en el inicio de los debates previos a un postergado congreso del PCC que abordará en abril del 2011 los problemas económicos de la nación. Una hoja de ruta económica preparada por el PCC con miras al congreso propone, entre otras cosas, desarrollar el sector privado, promover la inversión extranjera, reducir los subsidios y captar nuevas fuentes de financiamiento para resucitar el descapitalizado aparato productivo.
El texto aclara que los ajustes económicos serán hechos sin renunciar al socialismo, al que se considera la única forma de preservar los avances sociales de la revolución de 1959. Durante el mismo debate, el presidente Raúl Castro dijo que las medidas económicas eran inaplazables.
"Sobre las medidas que se toman para solventar los problemas que inciden en la economía cubana (...) (Castro) afirmó que no queda más alternativa que aplicarlas", dijo Granma. El Presidente indicó que el debate sobre los futuros ajustes económicos debía ser enriquecido por las discrepancias. Aclaró además que las ideas del ex dictador, Fidel Castro, "están presentes en cada uno de los lineamientos propuestos".
"Cuba no está emprendiendo reformas económicas, sino actualizando su modelo socialista en el que el Estado retendrá la propiedad de los medios de producción", dijo el ministro de Economía. La aclaración publicada ayer por el diario oficial Granma llega en medio de un debate sobre el nuevo rumbo que el gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) busca imprimirle a la economía, que incluye una reducción del aparato estatal y una ampliación del sector privado.
"No hay reforma, es una actualización del modelo económico. Nadie piense que vamos a ceder la propiedad, la vamos a administrar de otra forma", dijo el ministro Marino Murillo. "Enfatizó que en la actualización del modelo económico primará la planificación y no el mercado", añadió el diario citando al ministro.
Murillo habló el fin de semana en el inicio de los debates previos a un postergado congreso del PCC que abordará en abril del 2011 los problemas económicos de la nación. Una hoja de ruta económica preparada por el PCC con miras al congreso propone, entre otras cosas, desarrollar el sector privado, promover la inversión extranjera, reducir los subsidios y captar nuevas fuentes de financiamiento para resucitar el descapitalizado aparato productivo.
El texto aclara que los ajustes económicos serán hechos sin renunciar al socialismo, al que se considera la única forma de preservar los avances sociales de la revolución de 1959. Durante el mismo debate, el presidente Raúl Castro dijo que las medidas económicas eran inaplazables.
"Sobre las medidas que se toman para solventar los problemas que inciden en la economía cubana (...) (Castro) afirmó que no queda más alternativa que aplicarlas", dijo Granma. El Presidente indicó que el debate sobre los futuros ajustes económicos debía ser enriquecido por las discrepancias. Aclaró además que las ideas del ex dictador, Fidel Castro, "están presentes en cada uno de los lineamientos propuestos".
Castro y la ganadería.
Por Pedro Pablo Bilbao.
Uno de los pasajes más delirantes de la TV hispana en Miami mostró al invitado y su anfitrión vivos de la risa, luego de atribuir a Fidel Castro haber derivado de su propio nombre la denominación F-1 para el resultado del cruce de razas ganaderas Holstein y Cebú. Ese programa televisivo hubiera tenido mayor impacto de haberse invitado a Rodolfo Frómeta, para que explicara que F-1 no significa primera vaquita de Fidel, sino primera generación del cruzamiento genético, como prescribe la regla elemental de clasificación. No en balde Frómeta nombró a su grupo de acción anticastrista Comandos F-4. A pesar de todo, aquel delirio tocó la inclinación de Castro a la ganadería, que conviene recordar a propósito de la exclusión del término en el proyecto de lineamientos de la política económica y social del único partido.
Al parecer todo empezó cuando Castro era pequeño: "debajo de la casa estaba la lechería [y] muy cerca construyeron un pequeño matadero", contó a Ignacio Ramonet (Biografía a dos voces, 2006, página 49). José Pardo Llada atestiguaría que "en Guisa [ca. noviembre 30, 1958] leía un libro sobre ganadería" (Bohemia, enero 11 de 1959, página 44). Luego espulgaría los textos del pastor intensivista francés André Voisin, quien tuvo la doble ocurrencia de llamar a Castro (diciembre 8, 1964) "el mejor de sus alumnos" y morirse en La Habana (diciembre 21, 1964).
Al cabo Castro recurrió a su hermano mayor para mejorar la ganadería cubiche. Desde 1963 Mongo Castro era "Jefe de Producción de Caña en Oriente", pero tenía suficiente elasticidad intelectual como para encargarse (1968) del Plan Especial Genético "Valle de Picadura", donde compuso un artefacto de vanguardia para desbrozar marabú, aroma y manigua, además de montar el primer Laboratorio de Transplante de Embriones. Aquí vendría el checo Lubos Holy para llevar los trasplantes embrionales a escala industrial (diciembre 12, 1983) y la rima siguió con el anuncio (diciembre 15, 1983) de que Cuba era el primer país latinoamericano en producir y aplicar interferón bovino para controlar enfermedades virales y neoplasias del ganado vacuno.
Uno de los pasajes más delirantes de la TV hispana en Miami mostró al invitado y su anfitrión vivos de la risa, luego de atribuir a Fidel Castro haber derivado de su propio nombre la denominación F-1 para el resultado del cruce de razas ganaderas Holstein y Cebú. Ese programa televisivo hubiera tenido mayor impacto de haberse invitado a Rodolfo Frómeta, para que explicara que F-1 no significa primera vaquita de Fidel, sino primera generación del cruzamiento genético, como prescribe la regla elemental de clasificación. No en balde Frómeta nombró a su grupo de acción anticastrista Comandos F-4. A pesar de todo, aquel delirio tocó la inclinación de Castro a la ganadería, que conviene recordar a propósito de la exclusión del término en el proyecto de lineamientos de la política económica y social del único partido.
Al parecer todo empezó cuando Castro era pequeño: "debajo de la casa estaba la lechería [y] muy cerca construyeron un pequeño matadero", contó a Ignacio Ramonet (Biografía a dos voces, 2006, página 49). José Pardo Llada atestiguaría que "en Guisa [ca. noviembre 30, 1958] leía un libro sobre ganadería" (Bohemia, enero 11 de 1959, página 44). Luego espulgaría los textos del pastor intensivista francés André Voisin, quien tuvo la doble ocurrencia de llamar a Castro (diciembre 8, 1964) "el mejor de sus alumnos" y morirse en La Habana (diciembre 21, 1964).
Al cabo Castro recurrió a su hermano mayor para mejorar la ganadería cubiche. Desde 1963 Mongo Castro era "Jefe de Producción de Caña en Oriente", pero tenía suficiente elasticidad intelectual como para encargarse (1968) del Plan Especial Genético "Valle de Picadura", donde compuso un artefacto de vanguardia para desbrozar marabú, aroma y manigua, además de montar el primer Laboratorio de Transplante de Embriones. Aquí vendría el checo Lubos Holy para llevar los trasplantes embrionales a escala industrial (diciembre 12, 1983) y la rima siguió con el anuncio (diciembre 15, 1983) de que Cuba era el primer país latinoamericano en producir y aplicar interferón bovino para controlar enfermedades virales y neoplasias del ganado vacuno.
La economía cubana no tiene cura.
Por Tte. Coronal Reynaldo Sánchez.
Sin una infraestructura que garantice la venta de artículos de labranza para los arrendatarios de tierras, sin abono, semillas y sin fertilizantes como se espera que vayan a tener una producción aceptable que tras la venta le permita al agricultor reponer lo invertido en cada cosecha, hay que sumarle también lo que deben pagar de impuestos y las cuotas mensuales por permitirles vender los escasos productos que le arranquen a la madre tierra, con tan pocas condiciones. Eso resulta menos que imposible.
El análisis anterior no se queda ahí, el Estado no cuenta con un sistema de transportación para los escasos productos cosechados bajo las pobres condiciones anteriormente dichas, entonces los propios campesinos tendrán que agenciárselas para la venta de estos en lugares cercanos a sus cosechas, de esta forma ¿cómo entonces llegarán a las ciudades más lejanas las producciones agrícolas sin el transporte adecuado y sistemático?
El estímulo del campesinado para seguir produciendo se irá agotando y acabando como lo está todo el sistema económico. No son reformas lo que se necesitan o como lo llama el propio Gobierno "el perfeccionamiento económico"; nada de eso, el cambio debe ser más profundo.
En Cuba había de todo antes de 1959, se contaba con una economía estable y el peso cubano valía igual que el dólar, incluso llegó a valer 2 centavos más en determinada época, no como ahora que el peso cubano no vale nada internacionalmente y en el ámbito nacional está a 25 por cada C.U.C.
Cuando llegue, si es que llega, el tan cacareado cambio para dejar una sola moneda en la Isla ¿a que relación estará esta única moneda con relación al dólar?, ¿será igual que ahora a 25 por cada uno?, ¿a cuánto descenderá el poder adquisitivo de la población?, ¿cuánto se podrá comprar con el salario medio que es de unos 350 pesos, alrededor de unos 14 dólares mensuales? ¿Acaso alguien puede pensar que dado el estado de la economía castrista el peso como única moneda será igual en su valor al que hoy tiene el C.U.C.?
Las cacareadas reformas económicas de la dictadura castrista no son más que curitas ante un enfermo agonizante; la solución es la forma para cambiar al sistema no la implementación de ilusas, repetidas e irrealizables medidas para tratar de sostenerlo. El actual sistema económico cubano decididamente no tiene la menor cura posible.
Sin una infraestructura que garantice la venta de artículos de labranza para los arrendatarios de tierras, sin abono, semillas y sin fertilizantes como se espera que vayan a tener una producción aceptable que tras la venta le permita al agricultor reponer lo invertido en cada cosecha, hay que sumarle también lo que deben pagar de impuestos y las cuotas mensuales por permitirles vender los escasos productos que le arranquen a la madre tierra, con tan pocas condiciones. Eso resulta menos que imposible.
El análisis anterior no se queda ahí, el Estado no cuenta con un sistema de transportación para los escasos productos cosechados bajo las pobres condiciones anteriormente dichas, entonces los propios campesinos tendrán que agenciárselas para la venta de estos en lugares cercanos a sus cosechas, de esta forma ¿cómo entonces llegarán a las ciudades más lejanas las producciones agrícolas sin el transporte adecuado y sistemático?
El estímulo del campesinado para seguir produciendo se irá agotando y acabando como lo está todo el sistema económico. No son reformas lo que se necesitan o como lo llama el propio Gobierno "el perfeccionamiento económico"; nada de eso, el cambio debe ser más profundo.
En Cuba había de todo antes de 1959, se contaba con una economía estable y el peso cubano valía igual que el dólar, incluso llegó a valer 2 centavos más en determinada época, no como ahora que el peso cubano no vale nada internacionalmente y en el ámbito nacional está a 25 por cada C.U.C.
Cuando llegue, si es que llega, el tan cacareado cambio para dejar una sola moneda en la Isla ¿a que relación estará esta única moneda con relación al dólar?, ¿será igual que ahora a 25 por cada uno?, ¿a cuánto descenderá el poder adquisitivo de la población?, ¿cuánto se podrá comprar con el salario medio que es de unos 350 pesos, alrededor de unos 14 dólares mensuales? ¿Acaso alguien puede pensar que dado el estado de la economía castrista el peso como única moneda será igual en su valor al que hoy tiene el C.U.C.?
Las cacareadas reformas económicas de la dictadura castrista no son más que curitas ante un enfermo agonizante; la solución es la forma para cambiar al sistema no la implementación de ilusas, repetidas e irrealizables medidas para tratar de sostenerlo. El actual sistema económico cubano decididamente no tiene la menor cura posible.
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Los negocios de Cuba salen del armario.
Por Fernando García.
Raúl Castro legaliza la iniciativa privada y pone del revés la economía para conseguir un sistema productivo que salve a la revolución. "Lo que pague en impuestos lo ganaré trabajando más al no tener que ocultarme", dice un candidato a 'cuentapropista'.
José Álvarez es uno de los cuarenta aspirantes a trabajador por cuenta propia que ayer acudieron a la Dirección de Trabajo de La Habana Vieja para cursar su solicitud. Él quiere darse de alta como "gestor de viajeros", una de las 178 categorías que el Gobierno de Raúl Castro acaba de establecer como actividades en las que los cubanos podrán ejercer de autónomos o empresarios. Álvarez ya estaba haciendo este trabajo, pero "por la izquierda" y bajo riesgo constante de arresto y multa. Era un resolvedor del taxi, de los muchos que se ven por las paradas colocando a los clientes en la ruta y el coche adecuados a cambio de una comisión bajo cuerda del conductor.
Ahora José Álvarez, soltero de 29 años emigrado de Holguín a La Habana, pasará de la resolvedera a la legalidad. Dejará de ser uno de tantos buscavidas para convertirse en un señor "gestor" con todos los galones. Ello le obligará a pagar elevados impuestos y cuotas a la Seguridad Social. A primera vista, parece obvio que esa tributación mermará sus ingresos. Pero él no lo ve así, y explica por qué: "Lo que tenga que pagar en impuestos lo voy a recuperar sin problemas. Porque ya no tendré que esconderme, y así estaré más tranquilo; podré trabajar el doble y ganar más dinero".
Según sus cuentas, el flamante "cuentapropista" espera ingresar unos cinco CUC o pesos convertibles (3,5 euros) diarios frente a los "dos a tres" que se llevaba siendo ilegal. Así que ganará unos 90 euros mensuales que, después de impuestos, se le pueden quedar en 60: una suma muy superior a la que percibe en el empleo de funcionario que compatibiliza con su business junto al taxi. Porque resulta que, paradojas de la vida y de Cuba, el joven holguinero es cobrador de multas en el Ministerio de Finanzas. Y allí su salario es de 300 pesos cubanos: menos de 10 euros.
Del éxito de José Álvarez y miles como él depende en gran parte el de Raúl Castro en su plan para "actualizar" o salvar el socialismo y alejar el país del precipicio económico y financiero en que los expertos lo sitúan a menudo.
Tras su decisión de despenalizar y alentar la iniciativa privada y la creación de empresas fuera del hipertrofiado sector estatal, el presidente cubano acaba de sacar a debate público el programa de reformas económicas que llevará al VI Congreso del PCC en abril del 2011: un proyecto que, aunque insuficiente y tardío para los analistas más críticos, de hecho plantea poner del revés el sistema económico y social de la revolución. Es el intento de transitar de un modelo basado en el Estado total, en los subsidios, el falso pleno empleo y la doble moneda de valores ficticios –con una extensión desbordante de los negocios sumergidos y el robo– hacia una economía productiva, con estructuras fiscales, salariales y monetarias eficientes y sostenibles. Un revolcón que la Casa Blanca contempla "con buenos ojos", según el jefe de la diplomacia estadounidense para Latinoamérica, Javier Valenzuela.
En las colas de candidatos a "cuentapropistas" se respira esperanza, pero en la calle se palpa también escepticismo y miedo ante la vertiente amarga de los cambios: en especial, ante el plan de despedir a más de un millón de empleados públicos "sobrantes" que habrán de recolocarse o montarse un negocio; ante los nuevos impuestos y ante la anunciada desaparición de la cartilla de abastecimiento. "La libreta ampara a mucha gente. Si la quitan, comprarán los que tienen dinero y los otros se las verán negras. Seré la primera en protestar", dijo Irma Vejerano, de 75 años, a la agencia France Press.
El proyecto de Raúl Castro, cuyo debate entre las bases del partido y los trabajadores empezó a prepararse el miércoles con una reunión de 532 dirigentes, propone corregir determinadas políticas o actuaciones emblemáticas de la etapa anterior de la revolución. Es el caso de la producción sin tasa de la mayor cantidad posible de titulados universitarios. "La matrícula en las carreras se ajustará a las demandas de la economía y la sociedad"; hay que "incrementar en un 50% las de nivel medio y reducir progresivamente las de nivel superior", señala el documento. Las rectificaciones afectan asimismo a las misiones internacionalistas de médicos y educadores: "En la colaboración solidaria que Cuba brinda se considerará la compensación, al menos, de los costos".
Ya lo avisó el propio presidente en sus discursos: "Nadie puede gastar más de lo que tiene". "Hay que borrar la noción de que Cuba es el único país del mundo donde se puede vivir sin trabajar".
Raúl Castro legaliza la iniciativa privada y pone del revés la economía para conseguir un sistema productivo que salve a la revolución. "Lo que pague en impuestos lo ganaré trabajando más al no tener que ocultarme", dice un candidato a 'cuentapropista'.
José Álvarez es uno de los cuarenta aspirantes a trabajador por cuenta propia que ayer acudieron a la Dirección de Trabajo de La Habana Vieja para cursar su solicitud. Él quiere darse de alta como "gestor de viajeros", una de las 178 categorías que el Gobierno de Raúl Castro acaba de establecer como actividades en las que los cubanos podrán ejercer de autónomos o empresarios. Álvarez ya estaba haciendo este trabajo, pero "por la izquierda" y bajo riesgo constante de arresto y multa. Era un resolvedor del taxi, de los muchos que se ven por las paradas colocando a los clientes en la ruta y el coche adecuados a cambio de una comisión bajo cuerda del conductor.
Ahora José Álvarez, soltero de 29 años emigrado de Holguín a La Habana, pasará de la resolvedera a la legalidad. Dejará de ser uno de tantos buscavidas para convertirse en un señor "gestor" con todos los galones. Ello le obligará a pagar elevados impuestos y cuotas a la Seguridad Social. A primera vista, parece obvio que esa tributación mermará sus ingresos. Pero él no lo ve así, y explica por qué: "Lo que tenga que pagar en impuestos lo voy a recuperar sin problemas. Porque ya no tendré que esconderme, y así estaré más tranquilo; podré trabajar el doble y ganar más dinero".
Según sus cuentas, el flamante "cuentapropista" espera ingresar unos cinco CUC o pesos convertibles (3,5 euros) diarios frente a los "dos a tres" que se llevaba siendo ilegal. Así que ganará unos 90 euros mensuales que, después de impuestos, se le pueden quedar en 60: una suma muy superior a la que percibe en el empleo de funcionario que compatibiliza con su business junto al taxi. Porque resulta que, paradojas de la vida y de Cuba, el joven holguinero es cobrador de multas en el Ministerio de Finanzas. Y allí su salario es de 300 pesos cubanos: menos de 10 euros.
Del éxito de José Álvarez y miles como él depende en gran parte el de Raúl Castro en su plan para "actualizar" o salvar el socialismo y alejar el país del precipicio económico y financiero en que los expertos lo sitúan a menudo.
Tras su decisión de despenalizar y alentar la iniciativa privada y la creación de empresas fuera del hipertrofiado sector estatal, el presidente cubano acaba de sacar a debate público el programa de reformas económicas que llevará al VI Congreso del PCC en abril del 2011: un proyecto que, aunque insuficiente y tardío para los analistas más críticos, de hecho plantea poner del revés el sistema económico y social de la revolución. Es el intento de transitar de un modelo basado en el Estado total, en los subsidios, el falso pleno empleo y la doble moneda de valores ficticios –con una extensión desbordante de los negocios sumergidos y el robo– hacia una economía productiva, con estructuras fiscales, salariales y monetarias eficientes y sostenibles. Un revolcón que la Casa Blanca contempla "con buenos ojos", según el jefe de la diplomacia estadounidense para Latinoamérica, Javier Valenzuela.
En las colas de candidatos a "cuentapropistas" se respira esperanza, pero en la calle se palpa también escepticismo y miedo ante la vertiente amarga de los cambios: en especial, ante el plan de despedir a más de un millón de empleados públicos "sobrantes" que habrán de recolocarse o montarse un negocio; ante los nuevos impuestos y ante la anunciada desaparición de la cartilla de abastecimiento. "La libreta ampara a mucha gente. Si la quitan, comprarán los que tienen dinero y los otros se las verán negras. Seré la primera en protestar", dijo Irma Vejerano, de 75 años, a la agencia France Press.
El proyecto de Raúl Castro, cuyo debate entre las bases del partido y los trabajadores empezó a prepararse el miércoles con una reunión de 532 dirigentes, propone corregir determinadas políticas o actuaciones emblemáticas de la etapa anterior de la revolución. Es el caso de la producción sin tasa de la mayor cantidad posible de titulados universitarios. "La matrícula en las carreras se ajustará a las demandas de la economía y la sociedad"; hay que "incrementar en un 50% las de nivel medio y reducir progresivamente las de nivel superior", señala el documento. Las rectificaciones afectan asimismo a las misiones internacionalistas de médicos y educadores: "En la colaboración solidaria que Cuba brinda se considerará la compensación, al menos, de los costos".
Ya lo avisó el propio presidente en sus discursos: "Nadie puede gastar más de lo que tiene". "Hay que borrar la noción de que Cuba es el único país del mundo donde se puede vivir sin trabajar".
Medio siglo de bandazos económicos del castrismo.
Por Jorge Castañeda.
La historia del castrismo (1959- ) es, desde el punto de vista económico, una historia de bandazos. Políticamente el régimen se construyó desde el inicio como una dictadura personalista (Fidel Castro) de partido único y altamente autoritaria y represiva.
En contraste, en materia económica, ni Fidel Castro ni Raúl Castro lograron crear un modelo único y a lo largo de estos años se han dado constantes bandazos permitiendo o prohibiendo la iniciativa privada, condenando o aceptando los estímulos económicos, rechazando o amparando las inversiones extrajeras.
Como recuerda el economista Carmelo Mesa-Lago en este medio siglo "la economía cubana (ha estado) jalonada por la colectivización y la centralización, siete cambios de organización económica, cuatro cambios de estrategia de desarrollo…la política económica revolucionaria se ha caracterizado por ciclos ideológicos y pragmáticos (alejándose y acercándose al mercado respectivamente)".
El radicalismo guevarista (años 60)
Los años 60 fueron los de las grandes nacionalizaciones de las empresas extranjeras así como de la propiedad de la tierra. Fue el periodo de mayor radicalismo e influencia del pensamiento de Ernesto Che Guevara, que rechazaba los incentivos materiales para estimular la producción: "todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio consciente de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el Hombre Nuevo que se vislumbra en el horizonte".
Pero los años 60 también protagonizaron bandazos. Las expropiaciones de inicios de esa década fueron acompañados del intento de impulsar la industrialización del país.
Fue un proyecto muy querido por Guevara, a la sazón ministro de Industria, que finalmente fue inviable y fracasó.
Fidel Castro regresó por un tiempo a cierta ortodoxia comunista (1963-66) pero en los años finales volvieron los experimento radicales que culminaron en 1968 con la expropiación de todo el pequeño comercio de la isla.
Y en 1970 con la famosa zafra de los 10 millones donde se apeló, no a estímulos económicos, sino morales: "si nosotros no hacemos los 10 millones tendremos dos cosas: una derrota moral incuestionable…Tendríamos que hacer el recuento de todas nuestras debilidades, ineficiencias, que todavía nos quedan en el proceso revolucionario. Tendríamos que sacar esa cuenta, pero con valentía. Afrontar una derrota. Sí. Moralmente no alcanzar los 10 millones sería una derrota. No hay la menor duda".
La ortodoxia soviética (años 70)
Entre 1970 y 1986 el castrismo asumió, de nuevo, los postulados soviéticos e impulsó una institucionalización política a semejanza del de la URSS. Paralelamente, en materia económica, el régimen dio ciertos pasos hacia la liberalización.
Fidel Castro, tras el fracaso de la zafra de los 10 millones, llegó a la conclusión de que el modelo guevarista era inviable y se vio obligado a optar por el pragmatismo. La Junta Central de Planificación (JUCEPLAN), dirigida por Humberto Pérez, llevó a cabo algunas reformas que buscaban conceder mayor autonomía a quienes dirigían las empresas estatales y permitir a partir de 1980 el mercado libre campesino.
Los años 70 fueron años dorados en materia económica e internacional que se vieron interrumpidos por la crisis en la que entró la URSS en los 80.
Si Mijail Gorbachov emprendió la reforma (perestroika) en la URRS, Fidel Castro prefirió volver a las esencias radicales (el Periodo de Rectificación) alejándose del mercado.
Su objetivo no "era solamente rectificar los errores cometidos en los últimos 10 años, o errores cometidos a través de toda la historia de la Revolución, sino que rectificación está encontrando la manera de resolver errores que vienen desde hace cientos de años".
En el III Congreso del PCC de 1986 Castro denunció el enriquecimiento de algunos campesinos y el nacimiento de una casta de los intermediarios, el despilfarro general de recursos, la hiperinflación burocrática, la indisciplina y desidia laborales.
Como explica Carmelo Mesa-Lago "Fidel siempre ha sido contrario a las reformas y cuando las ha hecho han sido tímidas, moderadas, porque ha habido una amenaza fuerte al régimen".
Así lo recuerda también Emilio J. Cárdenas en La Nación para quien permitir el cuentapropismo ahora supone "regresar al breve experimento de apertura ocurrido en 1994, que el propio Fidel Castro se ocupara de frustrar".
El rechazo de la perestroika (años 80)
Humberto Pérez y su equipo de tecnócratas liberalizadores cayó y Fidel Castro arremetió duramente contra ellos: "Los tecnócratas hicieron una suerte de guerra contra mí muy sutil. Se opusieron a las microbrigadas, a los programas médicos, a muchas de las cosas que yo defendía. Una guerra sutil de toda una generación de tecnócratas educados por allá. Porque incluso el papel del Partido empezó a disminuir; si los mecanismos iban a promover el desarrollo ¿qué papel van a jugar los cuadros del partido?".
Pese a todo, Castro no había resuelto el problema de la excesiva dependencia cubana con respecto a la URSS que compraba el 63% del azúcar a un precio más elevado que el fijado en el mercado mundial, el 73% del níquel.
El derrumbe de la URSS en 1989-91 arrastró a Cuba que sufrió un golpe económico muy fuerte (una caída del PIB de más del 35% entre 1989 y 1993). Cuba pasó de recibir 3 miol millones de dólares de la Unión Soviéticva en 1989 a nada en 1992. Se abrió una nueva época económica (el Periodo Especial) y en 1993-94 se volvió a la reformas económicas de carácter aperturista.
Fidel Castro lo explicaba así: "¿qué significa período especial en tiempo de paz? Que los problemas fueran tan serios en el orden económico por las relaciones con los países de Europa Oriental o pudieran por determinados factores o procesos en la Unión Soviética, ser tan graves, que nuestro país tuviera que enfrentar una situación de abastecimiento sumamente difícil. Téngase en cuenta que todo el combustible llega de la URSS, o y lo que podría ser, por ejemplo que se redujera en una tercera parte o que se redujera a la mitad por dificultades en la URSS, o incluso se redujera a cero, lo cual sería equivalente a una situación como la que llamamos el período especial en tiempo de guerra (…) No sería desde luego sumamente grave en época de paz porque habría determinadas posibilidades de exportaciones e importaciones en esa variante".
El regreso del reformismo (años 90)
Aquellas reformas tuvieron un nombre propio, el de Carlos Lage. Fue él, el artífice de los cambios económicos de los años 90: legalización del dólar estadounidense, el trabajo por cuenta propia y las inversiones extranjeras sobre todo en el ramo del turismo.
Lage, quien cayera en desgracia en 2009, impulsó asimismo la dualidad monetaria, medida que desplomó los salarios y con ellos el poder adquisitivo de la mayor parte de la población trabajadora. Esas diferencias sociales que se fueron creando provocaron que pronto Fidel Castro buscará poner fin a ese experimento.
Pero las reformas también permitieron que se iniciara la recuperación económica (del 3,5% de media a partir de 1996) y situaron a las FFAA de Raúl Castro con una enorme influencia no sólo política (desde la caída de Arnaldo Ochoa y José Abrantes en 1989) sino económica ya que varias de las más rentables empresas (de turismo, financieras etc.) eran manejadas por altos mandos del ejército.
Como asegura Óscar Espinosa Chepe "José Luis (Rodríguez) y Lage cumplieron entonces orientaciones de Raúl Castro, que fue el alma, como siempre lo ha sido cuando se han hecho tímidas reformas. Hay que recordar que fue Raúl el que hizo el recorrido por las distintas provincias explicando las reformas y los cambios, incluso debatiendo en algunos lugares, porque había personas que no entendían los cambios. José Luis y Lage fueron ejecutores, pero realmente ni fueron el alma, ni los que propusieron aquello".
Reformas paralizadas (1996-2010)
Cuando la situación mejoró y, sobre todo, cuando la Venezuela de Hugo Chávez llegó en ayuda del régimen, Fidel Castro pudo paralizar esas reformas. Pero el deterioro se ha ido profundizando en estos años, sobre odo, por falta de inversiones en infraestructuras, vivienda etc.
Las necesarias reformas se han alargado en el tiempo debido primero a la enfermedad de Castro (2006). Luego al largo proceso de transición entre la retirada de Fidel y la sustitución oficial por su hermano Raúl (2008), a lo que siguió el golpe sufrido por Cuba en 2008 cuando la isla fue azotada por tres huracanes ($10,000 millones en daños).
2009 fue un año de recuperación de esas heridas en medio de una fuerte crisis mundial. Por eso, sólo ahora en 2010 Raúl Castro ha podido anunciar su plan de reformas, que suponen como en los 90 un fuerte ajuste (medio millón de despidos) e incentivos a la propiedad privada como en los 70 y en los 90.
De todas fromas, y hasta ahora, como señala Carmelo Mesa-Lago, "Raúl Castro ha introducido reformas positivas pero marginales, que no resuelven el problema estructural de la economía". A partir de 2011 quizá esto deba cambiar dada la magnitud de los retos que afronta Cuba.
La historia del castrismo (1959- ) es, desde el punto de vista económico, una historia de bandazos. Políticamente el régimen se construyó desde el inicio como una dictadura personalista (Fidel Castro) de partido único y altamente autoritaria y represiva.
En contraste, en materia económica, ni Fidel Castro ni Raúl Castro lograron crear un modelo único y a lo largo de estos años se han dado constantes bandazos permitiendo o prohibiendo la iniciativa privada, condenando o aceptando los estímulos económicos, rechazando o amparando las inversiones extrajeras.
Como recuerda el economista Carmelo Mesa-Lago en este medio siglo "la economía cubana (ha estado) jalonada por la colectivización y la centralización, siete cambios de organización económica, cuatro cambios de estrategia de desarrollo…la política económica revolucionaria se ha caracterizado por ciclos ideológicos y pragmáticos (alejándose y acercándose al mercado respectivamente)".
El radicalismo guevarista (años 60)
Los años 60 fueron los de las grandes nacionalizaciones de las empresas extranjeras así como de la propiedad de la tierra. Fue el periodo de mayor radicalismo e influencia del pensamiento de Ernesto Che Guevara, que rechazaba los incentivos materiales para estimular la producción: "todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio consciente de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el Hombre Nuevo que se vislumbra en el horizonte".
Pero los años 60 también protagonizaron bandazos. Las expropiaciones de inicios de esa década fueron acompañados del intento de impulsar la industrialización del país.
Fue un proyecto muy querido por Guevara, a la sazón ministro de Industria, que finalmente fue inviable y fracasó.
Fidel Castro regresó por un tiempo a cierta ortodoxia comunista (1963-66) pero en los años finales volvieron los experimento radicales que culminaron en 1968 con la expropiación de todo el pequeño comercio de la isla.
Y en 1970 con la famosa zafra de los 10 millones donde se apeló, no a estímulos económicos, sino morales: "si nosotros no hacemos los 10 millones tendremos dos cosas: una derrota moral incuestionable…Tendríamos que hacer el recuento de todas nuestras debilidades, ineficiencias, que todavía nos quedan en el proceso revolucionario. Tendríamos que sacar esa cuenta, pero con valentía. Afrontar una derrota. Sí. Moralmente no alcanzar los 10 millones sería una derrota. No hay la menor duda".
La ortodoxia soviética (años 70)
Entre 1970 y 1986 el castrismo asumió, de nuevo, los postulados soviéticos e impulsó una institucionalización política a semejanza del de la URSS. Paralelamente, en materia económica, el régimen dio ciertos pasos hacia la liberalización.
Fidel Castro, tras el fracaso de la zafra de los 10 millones, llegó a la conclusión de que el modelo guevarista era inviable y se vio obligado a optar por el pragmatismo. La Junta Central de Planificación (JUCEPLAN), dirigida por Humberto Pérez, llevó a cabo algunas reformas que buscaban conceder mayor autonomía a quienes dirigían las empresas estatales y permitir a partir de 1980 el mercado libre campesino.
Los años 70 fueron años dorados en materia económica e internacional que se vieron interrumpidos por la crisis en la que entró la URSS en los 80.
Si Mijail Gorbachov emprendió la reforma (perestroika) en la URRS, Fidel Castro prefirió volver a las esencias radicales (el Periodo de Rectificación) alejándose del mercado.
Su objetivo no "era solamente rectificar los errores cometidos en los últimos 10 años, o errores cometidos a través de toda la historia de la Revolución, sino que rectificación está encontrando la manera de resolver errores que vienen desde hace cientos de años".
En el III Congreso del PCC de 1986 Castro denunció el enriquecimiento de algunos campesinos y el nacimiento de una casta de los intermediarios, el despilfarro general de recursos, la hiperinflación burocrática, la indisciplina y desidia laborales.
Como explica Carmelo Mesa-Lago "Fidel siempre ha sido contrario a las reformas y cuando las ha hecho han sido tímidas, moderadas, porque ha habido una amenaza fuerte al régimen".
Así lo recuerda también Emilio J. Cárdenas en La Nación para quien permitir el cuentapropismo ahora supone "regresar al breve experimento de apertura ocurrido en 1994, que el propio Fidel Castro se ocupara de frustrar".
El rechazo de la perestroika (años 80)
Humberto Pérez y su equipo de tecnócratas liberalizadores cayó y Fidel Castro arremetió duramente contra ellos: "Los tecnócratas hicieron una suerte de guerra contra mí muy sutil. Se opusieron a las microbrigadas, a los programas médicos, a muchas de las cosas que yo defendía. Una guerra sutil de toda una generación de tecnócratas educados por allá. Porque incluso el papel del Partido empezó a disminuir; si los mecanismos iban a promover el desarrollo ¿qué papel van a jugar los cuadros del partido?".
Pese a todo, Castro no había resuelto el problema de la excesiva dependencia cubana con respecto a la URSS que compraba el 63% del azúcar a un precio más elevado que el fijado en el mercado mundial, el 73% del níquel.
El derrumbe de la URSS en 1989-91 arrastró a Cuba que sufrió un golpe económico muy fuerte (una caída del PIB de más del 35% entre 1989 y 1993). Cuba pasó de recibir 3 miol millones de dólares de la Unión Soviéticva en 1989 a nada en 1992. Se abrió una nueva época económica (el Periodo Especial) y en 1993-94 se volvió a la reformas económicas de carácter aperturista.
Fidel Castro lo explicaba así: "¿qué significa período especial en tiempo de paz? Que los problemas fueran tan serios en el orden económico por las relaciones con los países de Europa Oriental o pudieran por determinados factores o procesos en la Unión Soviética, ser tan graves, que nuestro país tuviera que enfrentar una situación de abastecimiento sumamente difícil. Téngase en cuenta que todo el combustible llega de la URSS, o y lo que podría ser, por ejemplo que se redujera en una tercera parte o que se redujera a la mitad por dificultades en la URSS, o incluso se redujera a cero, lo cual sería equivalente a una situación como la que llamamos el período especial en tiempo de guerra (…) No sería desde luego sumamente grave en época de paz porque habría determinadas posibilidades de exportaciones e importaciones en esa variante".
El regreso del reformismo (años 90)
Aquellas reformas tuvieron un nombre propio, el de Carlos Lage. Fue él, el artífice de los cambios económicos de los años 90: legalización del dólar estadounidense, el trabajo por cuenta propia y las inversiones extranjeras sobre todo en el ramo del turismo.
Lage, quien cayera en desgracia en 2009, impulsó asimismo la dualidad monetaria, medida que desplomó los salarios y con ellos el poder adquisitivo de la mayor parte de la población trabajadora. Esas diferencias sociales que se fueron creando provocaron que pronto Fidel Castro buscará poner fin a ese experimento.
Pero las reformas también permitieron que se iniciara la recuperación económica (del 3,5% de media a partir de 1996) y situaron a las FFAA de Raúl Castro con una enorme influencia no sólo política (desde la caída de Arnaldo Ochoa y José Abrantes en 1989) sino económica ya que varias de las más rentables empresas (de turismo, financieras etc.) eran manejadas por altos mandos del ejército.
Como asegura Óscar Espinosa Chepe "José Luis (Rodríguez) y Lage cumplieron entonces orientaciones de Raúl Castro, que fue el alma, como siempre lo ha sido cuando se han hecho tímidas reformas. Hay que recordar que fue Raúl el que hizo el recorrido por las distintas provincias explicando las reformas y los cambios, incluso debatiendo en algunos lugares, porque había personas que no entendían los cambios. José Luis y Lage fueron ejecutores, pero realmente ni fueron el alma, ni los que propusieron aquello".
Reformas paralizadas (1996-2010)
Cuando la situación mejoró y, sobre todo, cuando la Venezuela de Hugo Chávez llegó en ayuda del régimen, Fidel Castro pudo paralizar esas reformas. Pero el deterioro se ha ido profundizando en estos años, sobre odo, por falta de inversiones en infraestructuras, vivienda etc.
Las necesarias reformas se han alargado en el tiempo debido primero a la enfermedad de Castro (2006). Luego al largo proceso de transición entre la retirada de Fidel y la sustitución oficial por su hermano Raúl (2008), a lo que siguió el golpe sufrido por Cuba en 2008 cuando la isla fue azotada por tres huracanes ($10,000 millones en daños).
2009 fue un año de recuperación de esas heridas en medio de una fuerte crisis mundial. Por eso, sólo ahora en 2010 Raúl Castro ha podido anunciar su plan de reformas, que suponen como en los 90 un fuerte ajuste (medio millón de despidos) e incentivos a la propiedad privada como en los 70 y en los 90.
De todas fromas, y hasta ahora, como señala Carmelo Mesa-Lago, "Raúl Castro ha introducido reformas positivas pero marginales, que no resuelven el problema estructural de la economía". A partir de 2011 quizá esto deba cambiar dada la magnitud de los retos que afronta Cuba.
viernes, 12 de noviembre de 2010
Raúl Castro desmonta subsidios en Cuba.
Por mis/pz.
Libreta de abastecimiento, comedores y transporte obrero, garantías de cesantía y otros subsidios que prevalecieron en medio siglo desde la revolución pasarán a la historia en Cuba cuando se apruebe el modelo de reformas al socialismo que propone Raúl Castro.
En Cuba circulan desde 2004 dos monedas: el peso cubano y peso convertible o CUC (1 CUC equivale a 25 pesos cubanos y a 0,8 dólar). Los cubanos, con salario promedio de 400 pesos (unos 17 dólares), deben comprar en tiendas productos de primera necesidad a altos precios y en CUC.
- La "libreta": Creada en 1963, cuatro años después del triunfo de la revolución de Fidel Castro, distribuye equitativamente una cuota mensual de arroz, frijoles, azúcar, pollo, aceite, pan, café y huevos a precios muy subsidiados, pero se fue estrechando y los cubanos deben completarla en el mercado negro o en tiendas en divisas a costos muy altos.
- Comedores obreros: Creados en 1963. Más de 3,5 millones de trabajadores -sobre un total de 11,2 millones de cubanos- acudían a 24.700 comedores estatales todos los días. Ahora los empleados recibirán 15 pesos (60 centavos de dólar) para cubrir su almuerzo.
- Cesantía: Durante años, el gobierno siguió la práctica de enviar a sus hogares con 60% y hasta 100% del salario a los trabajadores que quedaban cesantes, mientras esperaban ser ubicados en otro empleo. Ahora recibirán un mes de salario como compensación y aquellos que no logren insertarse en el sector no estatal el 60%, según su antigüedad, con un tope hasta de cinco meses los que tengan más de 30 años de trabajo.
- Salud y educación: Son gratuitos en Cuba. El gobierno cubano comenzó a reducir "los gastos irracionales" en esos sectores emblemáticos. Se eliminará el estudio como forma de empleo, modalidad utilizada en 2003 cuando se redujo drásticamente la industria azucarera, y también la jubilación anticipada.
- Estímulos a trabajadores: Empleados de las instituciones y empresas estatales recibían como "estímulo" hospedaje en hoteles de una semana y visitas a restaurantes en pagos subsidiados en moneda nacional, y bolsas con artículos de aseo personal o alimentos. También supendió a los cooperantes -la mayoría médicos- en misión internacional la exención de aranceles de que gozaban para ingresar al país con televisores, DVD, equipos de música y otros electrodomésticos.
Libreta de abastecimiento, comedores y transporte obrero, garantías de cesantía y otros subsidios que prevalecieron en medio siglo desde la revolución pasarán a la historia en Cuba cuando se apruebe el modelo de reformas al socialismo que propone Raúl Castro.
En Cuba circulan desde 2004 dos monedas: el peso cubano y peso convertible o CUC (1 CUC equivale a 25 pesos cubanos y a 0,8 dólar). Los cubanos, con salario promedio de 400 pesos (unos 17 dólares), deben comprar en tiendas productos de primera necesidad a altos precios y en CUC.
- La "libreta": Creada en 1963, cuatro años después del triunfo de la revolución de Fidel Castro, distribuye equitativamente una cuota mensual de arroz, frijoles, azúcar, pollo, aceite, pan, café y huevos a precios muy subsidiados, pero se fue estrechando y los cubanos deben completarla en el mercado negro o en tiendas en divisas a costos muy altos.
- Comedores obreros: Creados en 1963. Más de 3,5 millones de trabajadores -sobre un total de 11,2 millones de cubanos- acudían a 24.700 comedores estatales todos los días. Ahora los empleados recibirán 15 pesos (60 centavos de dólar) para cubrir su almuerzo.
- Cesantía: Durante años, el gobierno siguió la práctica de enviar a sus hogares con 60% y hasta 100% del salario a los trabajadores que quedaban cesantes, mientras esperaban ser ubicados en otro empleo. Ahora recibirán un mes de salario como compensación y aquellos que no logren insertarse en el sector no estatal el 60%, según su antigüedad, con un tope hasta de cinco meses los que tengan más de 30 años de trabajo.
- Salud y educación: Son gratuitos en Cuba. El gobierno cubano comenzó a reducir "los gastos irracionales" en esos sectores emblemáticos. Se eliminará el estudio como forma de empleo, modalidad utilizada en 2003 cuando se redujo drásticamente la industria azucarera, y también la jubilación anticipada.
- Estímulos a trabajadores: Empleados de las instituciones y empresas estatales recibían como "estímulo" hospedaje en hoteles de una semana y visitas a restaurantes en pagos subsidiados en moneda nacional, y bolsas con artículos de aseo personal o alimentos. También supendió a los cooperantes -la mayoría médicos- en misión internacional la exención de aranceles de que gozaban para ingresar al país con televisores, DVD, equipos de música y otros electrodomésticos.
jueves, 11 de noviembre de 2010
Cuba explorar la 'vía vietnamita'.
Por www.larazon.es
En 1986, el Partido Comunista de Vietnam abrió de par en par sus puertas al capitalismo y a la inversión extranjera. El paquete de reformas, denominado "Doi Moi" (Renovación), fomentó la privatización agraria y mercantil a marchas forzadas y sus tasas de crecimiento se dispararon hasta convertirse a día de hoy en la economía de más rápido crecimiento del mundo. Todo bajo un férreo control político del régimen socialista, que aplasta cualquier disidencia interna.
Un sistema que funciona con el beneplácito de Occidente pese a la ausencia total de libertad política y sindical, y que han calcado los hermanos Castro para la "nueva Cuba" ante la parálisis absoluta en la que se encuentra la isla.
Las 32 páginas de la "hoja de ruta" hacia la Cuba del futuro, llamada "Proyecto de lineamientos de la Política Económica y Social", se someterá en abril de 2011 a la aprobación del VI Congreso del Partido Comunista Cubano –el primero que se celebra desde 1997– y condensan el paquete de reformas que pretende impulsar Raúl Castro para romper el anquilosamiento de la economía cubana.
Para empezar, la dictadura dará mayor autonomía a las empresas públicas, que serán liquidadas si suponen una sangría para las exiguas arcas del Estado, y dejará crecer al hoy raquítico sector privado, con la esperanza de que absorba al millón de empleados públicos que serán despedidos en los próximos años para recortar el desorbitado déficit público.
Para favorecer el desarrollo "controlado" del sector privado en el que no se permitirá la concentración de la propiedad en personas jurídicas y naturales–, los futuros empresarios privados tendrán por primera vez acceso a créditos bancarios y podrán adquirir productos en mercados mayoristas. A cambio, tendrán que pagar impuestos para financiar el gasto público.
La reforma agrícola, uno de los grandes retos que afronta la tiranía por el creciente abandono de los cultivos ante la carencia total de incentivos, se afrontará con un plan de descentralización que abre la puerta a "nuevas formas de gestión no estatal" como las empresas mixtas, las cooperativas, los usufructuarios de tierras, el trabajo privado "y otras formas que contribuyan a elevar la eficiencia del trabajo social".
En cuanto a la inversión extranjera, Cuba se propone potenciarla y crear una cartera de inversiones "de posible negociación con participación extranjera". En función de esta apertura al capital extranjero, Cuba se propone ampliar su oferta turística (una de las principales fuentes de ingresos del país) con la creación de marinas, nuevos campos de golf y desarrollos inmobiliarios de lujo.
Además, el documento que guiará el próximo quinquenio la economía cubana expone por primera vez la posibilidad de liberalizar el mercado inmobiliario evitando la concentración.
El objetivo final es buscar la autosuficiencia y, sobre todo, limpiar la credibilidad como pagador del régimen, sumido en una profunda crisis de liquidez.
Mientras, la disidencia denunció ayer que la represión política aumentó significativamente el pasado mes de octubre sumando un total de 310 detenciones arbitrarias, la cifra más alta de este año, según informó la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.
El informe revela que los opositores fueron víctimas de constantes detenciones de corta duración y hechos "represivos" que tuvieron lugar a diario en distintas ciudades de la isla.
En 1986, el Partido Comunista de Vietnam abrió de par en par sus puertas al capitalismo y a la inversión extranjera. El paquete de reformas, denominado "Doi Moi" (Renovación), fomentó la privatización agraria y mercantil a marchas forzadas y sus tasas de crecimiento se dispararon hasta convertirse a día de hoy en la economía de más rápido crecimiento del mundo. Todo bajo un férreo control político del régimen socialista, que aplasta cualquier disidencia interna.
Un sistema que funciona con el beneplácito de Occidente pese a la ausencia total de libertad política y sindical, y que han calcado los hermanos Castro para la "nueva Cuba" ante la parálisis absoluta en la que se encuentra la isla.
Las 32 páginas de la "hoja de ruta" hacia la Cuba del futuro, llamada "Proyecto de lineamientos de la Política Económica y Social", se someterá en abril de 2011 a la aprobación del VI Congreso del Partido Comunista Cubano –el primero que se celebra desde 1997– y condensan el paquete de reformas que pretende impulsar Raúl Castro para romper el anquilosamiento de la economía cubana.
Para empezar, la dictadura dará mayor autonomía a las empresas públicas, que serán liquidadas si suponen una sangría para las exiguas arcas del Estado, y dejará crecer al hoy raquítico sector privado, con la esperanza de que absorba al millón de empleados públicos que serán despedidos en los próximos años para recortar el desorbitado déficit público.
Para favorecer el desarrollo "controlado" del sector privado en el que no se permitirá la concentración de la propiedad en personas jurídicas y naturales–, los futuros empresarios privados tendrán por primera vez acceso a créditos bancarios y podrán adquirir productos en mercados mayoristas. A cambio, tendrán que pagar impuestos para financiar el gasto público.
La reforma agrícola, uno de los grandes retos que afronta la tiranía por el creciente abandono de los cultivos ante la carencia total de incentivos, se afrontará con un plan de descentralización que abre la puerta a "nuevas formas de gestión no estatal" como las empresas mixtas, las cooperativas, los usufructuarios de tierras, el trabajo privado "y otras formas que contribuyan a elevar la eficiencia del trabajo social".
En cuanto a la inversión extranjera, Cuba se propone potenciarla y crear una cartera de inversiones "de posible negociación con participación extranjera". En función de esta apertura al capital extranjero, Cuba se propone ampliar su oferta turística (una de las principales fuentes de ingresos del país) con la creación de marinas, nuevos campos de golf y desarrollos inmobiliarios de lujo.
Además, el documento que guiará el próximo quinquenio la economía cubana expone por primera vez la posibilidad de liberalizar el mercado inmobiliario evitando la concentración.
El objetivo final es buscar la autosuficiencia y, sobre todo, limpiar la credibilidad como pagador del régimen, sumido en una profunda crisis de liquidez.
Mientras, la disidencia denunció ayer que la represión política aumentó significativamente el pasado mes de octubre sumando un total de 310 detenciones arbitrarias, la cifra más alta de este año, según informó la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.
El informe revela que los opositores fueron víctimas de constantes detenciones de corta duración y hechos "represivos" que tuvieron lugar a diario en distintas ciudades de la isla.
Cuba, un poco más corrupta.
Por Iván García.
El puesto 69. Ése es el que Cuba ocupa en el Índice de Percepción de la Corrupción 2010, recientemente divulgado por Transparency International. Comparte la misma puntuación, 3.7, con Brasil, Montenegro y Rumanía. La isla descendió ocho escalones: en la medición de 2009, ocupaba el lugar 61, con 4.4 puntos.
Cuando se lo digo a Daniel, 39 años, desempleado, afirma: "Deben haber hecho ese informe sin haber puesto un pie en Cuba". Lo dice por experiencia propia. En un terreno perteneciente a su familia, construye una casa con carácter de arrendatario. Tres veces por semana por el lugar pasan inspectores del Instituto de la Vivienda.
Quizás, el organismo campeón de la corrupción en la isla. Están a la caza de cualquier irregularidad. Si te pillan, te sacan dinero. Ya Daniel ha desembolsado 1,200 pesos convertibles (1000 dólares) en una serie de trámites burocráticos.
Los funcionarios son insaciables, siempre quieren más. Se ha convertido en algo habitual. Das plata y miran a otro lado. La corrupción en Cuba no es un mal pasajero. Es un fenómeno endémico y está enraizado en el sistema socialista.
Si vas a permutar, reparar tu morada o construir una casa, prepara el bolsillo. Por los cauces legales, una simple tramitación puede demorar años. Pero si con disimulo enseñas un billete de 100 pesos convertibles, dólares o euros, enseguida todo se resuelve.
El personal que labora en las dependencias del Instituto de la Vivienda suelen durar en sus puestos de trabajo lo que un merengue a la puerta de una escuela. Genoveva, 54 años, una mulata gorda, conoce como nadie el manejo de los hilos de la corrupción. Trabajó en una oficina de la Vivienda.
"El tráfico con propiedades y terrenos es tremendo. Las personas que abandonan definitivamente el país, son objetivo el central de los inspectores. Las buenas residencias pasan a una bolsa estatal, no se les entregan a familias que perdieron su hogares por el paso de un ciclón. Por debajo de la mesa se lucra con ellas, casi siempre se las otorgan a dirigentes del partido o de algún ministerio", cuenta Genoveva, quien perdió su empleo por un rifirrafe a la hora de entregar una de esas casonas.
"Casi todos los que trabajan en Vivienda y tienen poder de decisión, están detrás del tráfico de influencia y el dinero. Un asesor me había ofrecido una alta suma por esa mansión. Cuando el negocio parecía amarrado, se apareció un gerifalte, que la deseaba para una de sus queridas. El lío que se formó me costó el puesto", recuerda.
De su paso por el Instituto de la Vivienda, Genoveva obtuvo una buena casa y dinero suficiente para montar una "paladar" (restaurant particular). Además de ofrecer comidas, a parejas discretas alquila habitaciones a 15 pesos convertibles la noche.
La cadena de corrupción va más allá de las viviendas. Abarca todos los niveles. Desde un policía de tránsito que te detiene para multarte, y cuando lo "tocas" (le das dinero) rompe la multa, hasta un especialista que después de hacerle un "regalo", te consigue un turno para hacerte una tomografía axial.
Daniel no se acaba de creer que Cuba ocupe un "sitio tan alto" en ese reporte mundial. "Qué va, eso no puede ser. No hablo por hablar. Lo digo por mí". Y es que él a diario es víctima de esa sanguijuela llamada corrupción.
El puesto 69. Ése es el que Cuba ocupa en el Índice de Percepción de la Corrupción 2010, recientemente divulgado por Transparency International. Comparte la misma puntuación, 3.7, con Brasil, Montenegro y Rumanía. La isla descendió ocho escalones: en la medición de 2009, ocupaba el lugar 61, con 4.4 puntos.
Cuando se lo digo a Daniel, 39 años, desempleado, afirma: "Deben haber hecho ese informe sin haber puesto un pie en Cuba". Lo dice por experiencia propia. En un terreno perteneciente a su familia, construye una casa con carácter de arrendatario. Tres veces por semana por el lugar pasan inspectores del Instituto de la Vivienda.
Quizás, el organismo campeón de la corrupción en la isla. Están a la caza de cualquier irregularidad. Si te pillan, te sacan dinero. Ya Daniel ha desembolsado 1,200 pesos convertibles (1000 dólares) en una serie de trámites burocráticos.
Los funcionarios son insaciables, siempre quieren más. Se ha convertido en algo habitual. Das plata y miran a otro lado. La corrupción en Cuba no es un mal pasajero. Es un fenómeno endémico y está enraizado en el sistema socialista.
Si vas a permutar, reparar tu morada o construir una casa, prepara el bolsillo. Por los cauces legales, una simple tramitación puede demorar años. Pero si con disimulo enseñas un billete de 100 pesos convertibles, dólares o euros, enseguida todo se resuelve.
El personal que labora en las dependencias del Instituto de la Vivienda suelen durar en sus puestos de trabajo lo que un merengue a la puerta de una escuela. Genoveva, 54 años, una mulata gorda, conoce como nadie el manejo de los hilos de la corrupción. Trabajó en una oficina de la Vivienda.
"El tráfico con propiedades y terrenos es tremendo. Las personas que abandonan definitivamente el país, son objetivo el central de los inspectores. Las buenas residencias pasan a una bolsa estatal, no se les entregan a familias que perdieron su hogares por el paso de un ciclón. Por debajo de la mesa se lucra con ellas, casi siempre se las otorgan a dirigentes del partido o de algún ministerio", cuenta Genoveva, quien perdió su empleo por un rifirrafe a la hora de entregar una de esas casonas.
"Casi todos los que trabajan en Vivienda y tienen poder de decisión, están detrás del tráfico de influencia y el dinero. Un asesor me había ofrecido una alta suma por esa mansión. Cuando el negocio parecía amarrado, se apareció un gerifalte, que la deseaba para una de sus queridas. El lío que se formó me costó el puesto", recuerda.
De su paso por el Instituto de la Vivienda, Genoveva obtuvo una buena casa y dinero suficiente para montar una "paladar" (restaurant particular). Además de ofrecer comidas, a parejas discretas alquila habitaciones a 15 pesos convertibles la noche.
La cadena de corrupción va más allá de las viviendas. Abarca todos los niveles. Desde un policía de tránsito que te detiene para multarte, y cuando lo "tocas" (le das dinero) rompe la multa, hasta un especialista que después de hacerle un "regalo", te consigue un turno para hacerte una tomografía axial.
Daniel no se acaba de creer que Cuba ocupe un "sitio tan alto" en ese reporte mundial. "Qué va, eso no puede ser. No hablo por hablar. Lo digo por mí". Y es que él a diario es víctima de esa sanguijuela llamada corrupción.
La ratonera cubana.
Por Juan Velarde Fuertes.
Los misterios que existen sobre la economía cubana, se van despejando.
Conviene en este sentido tomar nota de un excelente artículo del profesor de la Universidad de La Habana, Pavel Vidal Alejandro, titulado "El rompecabezas monetario y financiero cubano". Ha sido publicado por el Real Instituto Elcano (ARI 148/2010) el 15 de octubre de 2010.
Basándose en Pavel Vidal Alejandro y en otro profesor de la Universidad de La Habana, Omar Everleny, en Le Monde de 28 de octubre viene sobre la economía cubana un artículo cuyo título es también muy significativo: "Le gouvernement cubain se tourne vers le secteur privé pour soulager l' Etat". Este alivio significa nada menos que dar la espalda al socialismo que intentó implantar Fidel Castro en la isla. La política económica cubana había dado ya más de un cambio, pero esta vez éste se debe, no ya al bloqueo por parte de Estados Unidos, sino, como señala en su artículo Pavel Vidal Alejandro, a que a la crisis de la balanza de pagos de 2008-2009 se ha agregado "un grupo de errores de la política económica", que se alzan sobre otro error muy serio: no haber tenido en cuenta "los costes y distorsiones de la dualidad monetaria", porque en Cuba circulan dos monedas: el peso cubano y el peso convertible, y ambos sobrevalorados respecto a sus cotizaciones en los mercados financieros mundiales.
Esto último es uno de los causantes de la crisis de la balanza de pagos, junto con que la temporada de huracanes obligó a aumentar las importaciones de alimentos y de materiales, para reparar las casas, a más de que la crisis económica general frena las exportaciones y dificulta la financiación procedente del exterior, pero sobre todo, dice Pavel Vidal, por la caída de la relación real de intercambio, nada menos que en un 31,6% "como consecuencia de la disminución del precio del níquel (cubano)… y del aumento del precio del petróleo y los alimentos", y esto último porque a pesar de existir, fruto de la reforma agraria castrista, tierras cultivables ociosas, Cuba importa el 80% de los alimentos que precisa.
Ayuda financiera exterior no es imaginable. Se ha esfumado la de la Unión Soviética. Su sustitución por Venezuela también se ha evaporado. ste último país se ha colocado en la cumbre mundial de los "índices miseria". En tasa anual, en el segundo trimestre de 2010 su PIB cae un 1,9%, Y se espera por los analistas que su descenso en 2010 sea de un 3,0% y en 2011 de un 2,1%: véase The Economist de 30 de octubre. Además, en septiembre de 2010 la inflación venezolana, en tasa anual, era del 28,5%. Como Cuba no pertenece ni al FMI ni al Banco Mundial, no puede pretender recibir un crédito de última instancia. Por eso el Banco Central se encuentra "sin reservas suficientes para respaldar los pasivos bancarios en pesos convertibles y en divisas", con lo que la banca cubana "ha congelado las cuentas en divisas de inversores y proveedores extranjeros". En suma, una típica crisis bancaria generada por una deuda externa insostenible.
Esto es lo que explica el conjunto de medidas anunciadas por la Gaceta Oficial cubana el 25 de octubre de 2010, que supone, al par, un durísimo plan de estabilización y un paso hacia un sistema de mercado. Lo primero con una contracción del gasto público reduciendo en 500.000 personas el empleo público lo que, de inmediato, calculo que sitúa la tasa del paro en un 10%, y con posibilidades de que aumente hasta un 20% por este motivo. También, con un aumento de los ingresos con un fuerte impuesto sobre la renta, muy progresivo: el límite exento se sitúa en una ganancia ¡anual! equivalente a 145 euros, y es de un 50% para los ingresos a partir de un equivalente -lo he confrontado en varias fuentes- a 1.450 euros de ingresos anuales. Añádanse las cuotas de la seguridad social, más unos importantes impuestos indirectos sobre el consumo, que recaen sobre unos ciudadanos depauperados.
Simultáneamente se da un paso hacia la economía de mercado en una relación de 178 subsectores productivos. Confirma todo esto el caos económico generado por el castrismo, que ni siquiera, con su tiranía fue capaz de eliminar la corrupción, porque en el índice de percepción de esta lacra para 2010 según Transparencia Internacional, fue en Cuba de 3,7, igual al de Brasil, Montenegro y Rumania. Este formidable freno al desarrollo y de impulso a la degradación, es otro fruto de Fidel Castro, que se agrega al desempleo, al hundimiento en la renta, a una presión fiscal intolerable y a una crisis financiera colosal.
Los misterios que existen sobre la economía cubana, se van despejando.
Conviene en este sentido tomar nota de un excelente artículo del profesor de la Universidad de La Habana, Pavel Vidal Alejandro, titulado "El rompecabezas monetario y financiero cubano". Ha sido publicado por el Real Instituto Elcano (ARI 148/2010) el 15 de octubre de 2010.
Basándose en Pavel Vidal Alejandro y en otro profesor de la Universidad de La Habana, Omar Everleny, en Le Monde de 28 de octubre viene sobre la economía cubana un artículo cuyo título es también muy significativo: "Le gouvernement cubain se tourne vers le secteur privé pour soulager l' Etat". Este alivio significa nada menos que dar la espalda al socialismo que intentó implantar Fidel Castro en la isla. La política económica cubana había dado ya más de un cambio, pero esta vez éste se debe, no ya al bloqueo por parte de Estados Unidos, sino, como señala en su artículo Pavel Vidal Alejandro, a que a la crisis de la balanza de pagos de 2008-2009 se ha agregado "un grupo de errores de la política económica", que se alzan sobre otro error muy serio: no haber tenido en cuenta "los costes y distorsiones de la dualidad monetaria", porque en Cuba circulan dos monedas: el peso cubano y el peso convertible, y ambos sobrevalorados respecto a sus cotizaciones en los mercados financieros mundiales.
Esto último es uno de los causantes de la crisis de la balanza de pagos, junto con que la temporada de huracanes obligó a aumentar las importaciones de alimentos y de materiales, para reparar las casas, a más de que la crisis económica general frena las exportaciones y dificulta la financiación procedente del exterior, pero sobre todo, dice Pavel Vidal, por la caída de la relación real de intercambio, nada menos que en un 31,6% "como consecuencia de la disminución del precio del níquel (cubano)… y del aumento del precio del petróleo y los alimentos", y esto último porque a pesar de existir, fruto de la reforma agraria castrista, tierras cultivables ociosas, Cuba importa el 80% de los alimentos que precisa.
Ayuda financiera exterior no es imaginable. Se ha esfumado la de la Unión Soviética. Su sustitución por Venezuela también se ha evaporado. ste último país se ha colocado en la cumbre mundial de los "índices miseria". En tasa anual, en el segundo trimestre de 2010 su PIB cae un 1,9%, Y se espera por los analistas que su descenso en 2010 sea de un 3,0% y en 2011 de un 2,1%: véase The Economist de 30 de octubre. Además, en septiembre de 2010 la inflación venezolana, en tasa anual, era del 28,5%. Como Cuba no pertenece ni al FMI ni al Banco Mundial, no puede pretender recibir un crédito de última instancia. Por eso el Banco Central se encuentra "sin reservas suficientes para respaldar los pasivos bancarios en pesos convertibles y en divisas", con lo que la banca cubana "ha congelado las cuentas en divisas de inversores y proveedores extranjeros". En suma, una típica crisis bancaria generada por una deuda externa insostenible.
Esto es lo que explica el conjunto de medidas anunciadas por la Gaceta Oficial cubana el 25 de octubre de 2010, que supone, al par, un durísimo plan de estabilización y un paso hacia un sistema de mercado. Lo primero con una contracción del gasto público reduciendo en 500.000 personas el empleo público lo que, de inmediato, calculo que sitúa la tasa del paro en un 10%, y con posibilidades de que aumente hasta un 20% por este motivo. También, con un aumento de los ingresos con un fuerte impuesto sobre la renta, muy progresivo: el límite exento se sitúa en una ganancia ¡anual! equivalente a 145 euros, y es de un 50% para los ingresos a partir de un equivalente -lo he confrontado en varias fuentes- a 1.450 euros de ingresos anuales. Añádanse las cuotas de la seguridad social, más unos importantes impuestos indirectos sobre el consumo, que recaen sobre unos ciudadanos depauperados.
Simultáneamente se da un paso hacia la economía de mercado en una relación de 178 subsectores productivos. Confirma todo esto el caos económico generado por el castrismo, que ni siquiera, con su tiranía fue capaz de eliminar la corrupción, porque en el índice de percepción de esta lacra para 2010 según Transparencia Internacional, fue en Cuba de 3,7, igual al de Brasil, Montenegro y Rumania. Este formidable freno al desarrollo y de impulso a la degradación, es otro fruto de Fidel Castro, que se agrega al desempleo, al hundimiento en la renta, a una presión fiscal intolerable y a una crisis financiera colosal.
martes, 9 de noviembre de 2010
La economía en Cuba.
Por Eugenio R. Balarí.
En un ambiente social lento, inseguro y relativamente pesimista, aparecen inevitablemente fuertes vientos de cambios en Cuba.
Después de una prolongada y casi bucólica espera de varios años, de reiterados anuncios de que se cambiaría lo que debiera ser cambiado y con el recién antecedente de una buena cantidad de tierras ociosas entregadas en calidad de usufructo, las autoridades de Cuba se decidieron, sin tener que esperar a la celebración de un Congreso del Partido, a iniciar un complejo proceso de remodelación de su economía y, por ende, de la sociedad y del sistema de vida del país.
Si ello lo hacen o no con simpatía e identificación ideológica, es otro asunto, pero no hay duda de que factores objetivos y subjetivos, que desde hacía bastantes años venían señalando su imperiosa necesidad para el país, acabaron por imponerse.
Es probable, como dicen algunos, que se demoraran demasiado tiempo para iniciar dichos cambios, a pesar de que la economía seguía resintiéndose y en la sociedad se agudizaban con celeridad las estrecheces y dificultades de todo tipo para el desenvolvimiento de una vida, que aunque austera, podría ser menos difícil y un poco más confortable para la ciudadanía.
A mi modo de ver, una vez más la situación política internacional por la que atraviesa el país, en particular la de las tensiones existentes con el Gobierno de EEUU, van a continuar determinando las formas y medidas en que se desenvuelve la economía doméstica y se "justifican" y establecen, además, las otras restricciones o regulaciones ilegales y arbitrarias sobre los derechos y prerrogativas que tienen las personas y la ciudadanía en general dentro y fuera del país.
Ahora bien, en qué consisten esos fuertes vientos de cambios de que hablamos en Cuba y cuáles son sus probabilidades de éxito o los riesgos de un nuevo y definitivo fracaso.
Porque lo cierto, lo verdadero, lo que comienza a ser tangible, es que el esperado proceso de descentralización y aperturas económicas, por fin, aunque con ciertas y nuevas regulaciones y otros absurdos excesos en su forma de pretender su puesta en práctica, lo han ido dando a conocer a la opinión pública.
Antes de comentar algunos aspectos más específicos, pienso, como muchos otros fuera y dentro del país, que si es importante y estratégico que comenzaran a desarrollarse estos cambios o esta remodelación del sistema económico y social en Cuba, tan necesario como ello deben ser los acertados criterios y las formas de su organización o ejecución, donde deben primar fundamentalmente la lógica y coherencia económicas.
La existencia de criterios consecuentes, de un verdadero realismo político, resulta imprescindible. Es determinante dejar atrás los juicios y prejuicios "ideológicos" e identificarse políticamente con los criterios de las nuevas realidades que surgen de las decisiones político-económicas adoptadas.
Estas medidas no pueden seguirse viendo, como en otras ocasiones, a manera de decisiones coyunturales, que cuando se modifican un tanto las circunstancias que las impusieron, se retoman las políticas y posiciones anteriores, las que la vida ya demostró y convirtió en obsoletos y rotundos fracasos.
Las facilidades que se otorguen a las nuevas actividades y el aporte necesario de los mecanismos institucionales que se creen para el encausamiento y desarrollo de las mismas resultan elementos sencillamente justos e imprescindibles.
Sin estas decisiones tempranas no existirán muchas probabilidades de éxito y menos que se logre crear la necesaria experiencia y cultura de organización y eficiencia que requieren y exigen dichas labores en cualquier economía.
De no tomarse en consideración o dilatarse en exceso tales factores, las probabilidades de un fracaso estrepitoso y probablemente definitivo resultarán muy ciertas y cercanas.
De lo que se trata de aquí en adelante, precisamente ahora, en el momento en que escribimos estas líneas, es que esta remodelación se origine y desarrolle de una manera conveniente y eficiente para la sociedad y la economía de la nación cubana, brindándole facilidades y todo tipo de apoyo a los que participen de ella.
Veamos, aunque sea sucintamente, algunos de los elementos más significativos que se vinculan a la actual situación.
Los antecedentes más próximos a este proceso que comienza los encontramos en los discursos pronunciados por el presidente Raúl Castro, fundamentalmente a partir del 26 de Julio de 2007, donde éste promovió que se produjera una especie de catarsis nacional con relación a toda la sensible e incómoda situación existente en el país.
A partir de ahí, se dijo y se reiteró en más de una ocasión que se eliminarían las regulaciones y restricciones exageradas e innecesarias y que se cambiaría todo lo que debiera ser cambiado.
Se ha hablado críticamente contra los excesos paternalistas del Estado, sobre los subsidios indebidos, el marabú y las tierras ociosas, las plantillas infladas, la ineficiencia laboral y lo inaceptable de vivir sin trabajar; también de la necesidad de reducir las importaciones alimentarias y otros bienes a partir de incrementos productivos en la economía nacional.
Se ha debatido sobre la conveniencia de eliminar la doble moneda y el gravamen al dólar, la carga que representa la libreta de abastecimientos y la necesidad de eliminar o reducir el consumo social de los llamados comedores obreros y escolares, etc.
Finalmente, se tocó de manera abierta y transparente el viejo problema de las plantillas infladas de las empresas y los centros de trabajo del Estado, llegándose a señalar que probablemente sobraran en los mismos más de un millón de trabajadores.
Por supuesto, tal situación específica no hacía otra cosa que encubrir el elevado nivel del desempleo existente de años anteriores y que se continúa arrastrando hasta los momentos actuales y ratificaba, además, la esencia de la sobredimensión paternalista del Estado cubano, a cambio, inexplicablemente, de la necesaria o imprescindible eficiencia económica que la nación exigía durante todos estos años.
Más recientemente se informó, que en lo inmediato, a través de un proceso gradual pero sistemático quedarán fuera de sus actuales puestos de trabajo 500.000 trabajadores cubanos. Por supuesto, se dice fácil, pero cuán sensible y complejo será llevar a la práctica este asunto y cuál será el costo político y social que ello comporte suponen el verdadero reto que tienen por delante las autoridades del país.
Los dirigentes cubanos, para tranquilizar a la ciudadanía, han insistido en que nadie quedará abandonado a su suerte, pero aún no se ha argumentado de qué manera lo conseguirán y garantizarán.
Dieron igualmente a conocer la legalización de las medidas de expansión del trabajo por cuenta propia, incluso y ojo, las 86 actividades donde se autorizan la contratación de fuerza de trabajo de hasta un máximo de 20 personas.
Paradójicamente, llama la atención que, en el inicio del proceso de racionalización de los trabajadores y de divulgación de las nuevas actividades que ahora el Gobierno cubano iba a permitir, fuera precisamente la Central de los Trabajadores de Cuba, la CTC, la encargada de darlo a conocer y reclamar, de antemano, el mayor apoyo incondicional de los trabajadores a dicha racionalización. Por supuesto, nada fácil de comprender para muchos de los trabajadores que de inmediato se convertirán en desocupados, aunque fuera de manera temporal.
Es ingenuo pensar que procesos de este tipo no se encuentran exentos de arbitrariedades e injusticias allí donde se tienen que aplicar; por muchas medidas preventivas y conciencia que se creen al respecto, no faltarán acciones y decisiones de privilegiar a unos sobre otros, aunque el proceso se trate de realizar con el mayor nivel de rigor y justeza.
A partir del negativo impacto que tuvo el llamamiento entre algunos trabajadores y las posiciones que en la práctica luego asuman los dirigentes sindicales, no abrigo dudas de que todo ésto pueda debilitar la imagen y el papel de la CTC en un momento tan crucial y trascendente para la vida del país.
Más adelante también se dio a conocer el nuevo sistema tributario o de impuestos que se aplicará al desempeño de las labores por cuenta propia, que ahora se ampliaban respecto a los pequeños negocios ya existentes, como los Paladares o los arrendamientos a los turistas, etc.
En lugar de una presentación completa, de conjunto y no parcializada, para hacerlo todo más comprensible, las informaciones fueron apareciendo de manera gradual y fraccionada, y en ocasiones hasta poco clara, como en las acostumbradas películas de suspenso del insustituible Alfred Hitchcock.
Informaciones parciales unas tras otras, donde no faltó incluso el error público y su necesidad también pública de corregirlo.
Algunas personas señalaron, con razón, que parecía como si, de repente, se hubiera tenido que apresurar la presentación de todo aquello, dando la impresión de que las nuevas medidas no estaban bien eslabonadas e interconectadas, o se hiciera conveniente adelantar el lanzamiento de ciertas de ellas y retrasar otras, como para impedir que se lograra alcanzar una dimensión de conjunto, estratégica o de continuidad con lo que se había aprobado y se estaba dando a conocer a través de los medios de comunicación.
Otras personas han comentado que, con relación al lenguaje utilizado por las fuentes oficiales, se apreciaba la pretensión de colocar la conocida hoja de parra ante el mundo. Era como si tuvieran pudor o vergüenza por las medidas que ahora necesariamente se tomaban.
A sencillos trabajadores e intelectuales reconocidos les llamó la atención de que al parecer tampoco fuera necesario un Congreso del Partido, como algunos creían, para efectuar una sensible y sustancial modificación estratégica de la economía y la sociedad del país; había sido suficiente encargar sólo a una Comisión desconocida por el Buró Político para definirlo todo sobre tan trascendente asunto.
Como no existió un previo proceso de búsqueda del consenso social sobre el tema y las formas más idóneas de cómo encararlo, ante las informaciones aparecidas fueron surgiendo los lógicos y diferentes estados de opinión entre la ciudadanía.
Sin embargo, me atrevo a decir, que las más frecuentes críticas y comentarios de las personas se han relacionado con la necesidad de que el Gobierno apoye tales nuevos empeños, concediendo créditos y financiamiento a los que decidan participar en las nuevas actividades. De lo contrario, cómo empezar sin recursos, conocimientos o experiencias.
Igualmente, las críticas aparecían sobre la urgente necesidad de crear una red de comercio mayorista que garantizara la venta de materias primas, implementos de trabajo y variados insumos imprescindibles para propiciar legalmente el desenvolvimiento de dichas actividades y, además, que los precios que se establezcan fueran los adecuados y, por supuesto, diferenciados de los que se comercializan en la red minorista.
Finalmente, y de acuerdo con el ambiente social existente, todo parece indicar que la lógica y la coherencia de algunas de las decisiones ya tomadas no transitan por el camino esperado por la mayoría de las personas.
Ese es el caso del nuevo sistema tributario o impositivo: muchos individuos optimistas en Cuba pensaban que sería benigno en sus inicios, para así estimular a los nuevos ciudadanos sin trabajo a acudir al mismo y poderse organizar con el tiempo necesario para ello (aunque posteriormente lo fueran ajustando y endureciendo de forma gradual). Según la lectura y comprensión inicial de mi parte, no lo hicieron así y comenzaron con fuertes gravámenes para la realización de dichas actividades. (Recordar también, que con anterioridad se había subido nuevamente el precio de los combustibles 1,15 CUC el litro de la gasolina regular y, en los días en que aparecen las medidas comentadas, dan a conocer un significativo aumento de precios en las tarifas eléctricas para aquellos consumidores que sobrepasara los 300 kilowatts de consumo, que son fundamentalmente aquellas personas que disponen de los pequeños negocios personales). ¿Qué se pretende realmente y dónde está la coherencia entre las necesidades urgentes de dar solución a los 500.000 desocupados y las soluciones que han sido contempladas?
Es probable que ello ocasione desestímulo y más escepticismo, confusión o rechazo; también nuevos y perniciosos peligros, dadas las características de los cubanos, y que comiencen a fraguarse las nuevas iniciativas o inventos para burlar al fisco o a incrementarse el delito y los robos, dando continuidad o promoviendo la solapada y generalizada corrupción existente, imposible de eliminar con medidas represivas.
En esta situación, me atrevo a recordar para que se tome en cuenta y no se subestime una importante experiencia de la sabiduría popular y ésta es que, si importante significa tomar las decisiones políticas o económicas más acertadas, justas, necesarias y convenientes, lo son también o más las formas prácticas de llevarlas a cabo en la vida cotidiana.
La vida dirá y el tiempo se acorta.
En un ambiente social lento, inseguro y relativamente pesimista, aparecen inevitablemente fuertes vientos de cambios en Cuba.
Después de una prolongada y casi bucólica espera de varios años, de reiterados anuncios de que se cambiaría lo que debiera ser cambiado y con el recién antecedente de una buena cantidad de tierras ociosas entregadas en calidad de usufructo, las autoridades de Cuba se decidieron, sin tener que esperar a la celebración de un Congreso del Partido, a iniciar un complejo proceso de remodelación de su economía y, por ende, de la sociedad y del sistema de vida del país.
Si ello lo hacen o no con simpatía e identificación ideológica, es otro asunto, pero no hay duda de que factores objetivos y subjetivos, que desde hacía bastantes años venían señalando su imperiosa necesidad para el país, acabaron por imponerse.
Es probable, como dicen algunos, que se demoraran demasiado tiempo para iniciar dichos cambios, a pesar de que la economía seguía resintiéndose y en la sociedad se agudizaban con celeridad las estrecheces y dificultades de todo tipo para el desenvolvimiento de una vida, que aunque austera, podría ser menos difícil y un poco más confortable para la ciudadanía.
A mi modo de ver, una vez más la situación política internacional por la que atraviesa el país, en particular la de las tensiones existentes con el Gobierno de EEUU, van a continuar determinando las formas y medidas en que se desenvuelve la economía doméstica y se "justifican" y establecen, además, las otras restricciones o regulaciones ilegales y arbitrarias sobre los derechos y prerrogativas que tienen las personas y la ciudadanía en general dentro y fuera del país.
Ahora bien, en qué consisten esos fuertes vientos de cambios de que hablamos en Cuba y cuáles son sus probabilidades de éxito o los riesgos de un nuevo y definitivo fracaso.
Porque lo cierto, lo verdadero, lo que comienza a ser tangible, es que el esperado proceso de descentralización y aperturas económicas, por fin, aunque con ciertas y nuevas regulaciones y otros absurdos excesos en su forma de pretender su puesta en práctica, lo han ido dando a conocer a la opinión pública.
Antes de comentar algunos aspectos más específicos, pienso, como muchos otros fuera y dentro del país, que si es importante y estratégico que comenzaran a desarrollarse estos cambios o esta remodelación del sistema económico y social en Cuba, tan necesario como ello deben ser los acertados criterios y las formas de su organización o ejecución, donde deben primar fundamentalmente la lógica y coherencia económicas.
La existencia de criterios consecuentes, de un verdadero realismo político, resulta imprescindible. Es determinante dejar atrás los juicios y prejuicios "ideológicos" e identificarse políticamente con los criterios de las nuevas realidades que surgen de las decisiones político-económicas adoptadas.
Estas medidas no pueden seguirse viendo, como en otras ocasiones, a manera de decisiones coyunturales, que cuando se modifican un tanto las circunstancias que las impusieron, se retoman las políticas y posiciones anteriores, las que la vida ya demostró y convirtió en obsoletos y rotundos fracasos.
Las facilidades que se otorguen a las nuevas actividades y el aporte necesario de los mecanismos institucionales que se creen para el encausamiento y desarrollo de las mismas resultan elementos sencillamente justos e imprescindibles.
Sin estas decisiones tempranas no existirán muchas probabilidades de éxito y menos que se logre crear la necesaria experiencia y cultura de organización y eficiencia que requieren y exigen dichas labores en cualquier economía.
De no tomarse en consideración o dilatarse en exceso tales factores, las probabilidades de un fracaso estrepitoso y probablemente definitivo resultarán muy ciertas y cercanas.
De lo que se trata de aquí en adelante, precisamente ahora, en el momento en que escribimos estas líneas, es que esta remodelación se origine y desarrolle de una manera conveniente y eficiente para la sociedad y la economía de la nación cubana, brindándole facilidades y todo tipo de apoyo a los que participen de ella.
Veamos, aunque sea sucintamente, algunos de los elementos más significativos que se vinculan a la actual situación.
Los antecedentes más próximos a este proceso que comienza los encontramos en los discursos pronunciados por el presidente Raúl Castro, fundamentalmente a partir del 26 de Julio de 2007, donde éste promovió que se produjera una especie de catarsis nacional con relación a toda la sensible e incómoda situación existente en el país.
A partir de ahí, se dijo y se reiteró en más de una ocasión que se eliminarían las regulaciones y restricciones exageradas e innecesarias y que se cambiaría todo lo que debiera ser cambiado.
Se ha hablado críticamente contra los excesos paternalistas del Estado, sobre los subsidios indebidos, el marabú y las tierras ociosas, las plantillas infladas, la ineficiencia laboral y lo inaceptable de vivir sin trabajar; también de la necesidad de reducir las importaciones alimentarias y otros bienes a partir de incrementos productivos en la economía nacional.
Se ha debatido sobre la conveniencia de eliminar la doble moneda y el gravamen al dólar, la carga que representa la libreta de abastecimientos y la necesidad de eliminar o reducir el consumo social de los llamados comedores obreros y escolares, etc.
Finalmente, se tocó de manera abierta y transparente el viejo problema de las plantillas infladas de las empresas y los centros de trabajo del Estado, llegándose a señalar que probablemente sobraran en los mismos más de un millón de trabajadores.
Por supuesto, tal situación específica no hacía otra cosa que encubrir el elevado nivel del desempleo existente de años anteriores y que se continúa arrastrando hasta los momentos actuales y ratificaba, además, la esencia de la sobredimensión paternalista del Estado cubano, a cambio, inexplicablemente, de la necesaria o imprescindible eficiencia económica que la nación exigía durante todos estos años.
Más recientemente se informó, que en lo inmediato, a través de un proceso gradual pero sistemático quedarán fuera de sus actuales puestos de trabajo 500.000 trabajadores cubanos. Por supuesto, se dice fácil, pero cuán sensible y complejo será llevar a la práctica este asunto y cuál será el costo político y social que ello comporte suponen el verdadero reto que tienen por delante las autoridades del país.
Los dirigentes cubanos, para tranquilizar a la ciudadanía, han insistido en que nadie quedará abandonado a su suerte, pero aún no se ha argumentado de qué manera lo conseguirán y garantizarán.
Dieron igualmente a conocer la legalización de las medidas de expansión del trabajo por cuenta propia, incluso y ojo, las 86 actividades donde se autorizan la contratación de fuerza de trabajo de hasta un máximo de 20 personas.
Paradójicamente, llama la atención que, en el inicio del proceso de racionalización de los trabajadores y de divulgación de las nuevas actividades que ahora el Gobierno cubano iba a permitir, fuera precisamente la Central de los Trabajadores de Cuba, la CTC, la encargada de darlo a conocer y reclamar, de antemano, el mayor apoyo incondicional de los trabajadores a dicha racionalización. Por supuesto, nada fácil de comprender para muchos de los trabajadores que de inmediato se convertirán en desocupados, aunque fuera de manera temporal.
Es ingenuo pensar que procesos de este tipo no se encuentran exentos de arbitrariedades e injusticias allí donde se tienen que aplicar; por muchas medidas preventivas y conciencia que se creen al respecto, no faltarán acciones y decisiones de privilegiar a unos sobre otros, aunque el proceso se trate de realizar con el mayor nivel de rigor y justeza.
A partir del negativo impacto que tuvo el llamamiento entre algunos trabajadores y las posiciones que en la práctica luego asuman los dirigentes sindicales, no abrigo dudas de que todo ésto pueda debilitar la imagen y el papel de la CTC en un momento tan crucial y trascendente para la vida del país.
Más adelante también se dio a conocer el nuevo sistema tributario o de impuestos que se aplicará al desempeño de las labores por cuenta propia, que ahora se ampliaban respecto a los pequeños negocios ya existentes, como los Paladares o los arrendamientos a los turistas, etc.
En lugar de una presentación completa, de conjunto y no parcializada, para hacerlo todo más comprensible, las informaciones fueron apareciendo de manera gradual y fraccionada, y en ocasiones hasta poco clara, como en las acostumbradas películas de suspenso del insustituible Alfred Hitchcock.
Informaciones parciales unas tras otras, donde no faltó incluso el error público y su necesidad también pública de corregirlo.
Algunas personas señalaron, con razón, que parecía como si, de repente, se hubiera tenido que apresurar la presentación de todo aquello, dando la impresión de que las nuevas medidas no estaban bien eslabonadas e interconectadas, o se hiciera conveniente adelantar el lanzamiento de ciertas de ellas y retrasar otras, como para impedir que se lograra alcanzar una dimensión de conjunto, estratégica o de continuidad con lo que se había aprobado y se estaba dando a conocer a través de los medios de comunicación.
Otras personas han comentado que, con relación al lenguaje utilizado por las fuentes oficiales, se apreciaba la pretensión de colocar la conocida hoja de parra ante el mundo. Era como si tuvieran pudor o vergüenza por las medidas que ahora necesariamente se tomaban.
A sencillos trabajadores e intelectuales reconocidos les llamó la atención de que al parecer tampoco fuera necesario un Congreso del Partido, como algunos creían, para efectuar una sensible y sustancial modificación estratégica de la economía y la sociedad del país; había sido suficiente encargar sólo a una Comisión desconocida por el Buró Político para definirlo todo sobre tan trascendente asunto.
Como no existió un previo proceso de búsqueda del consenso social sobre el tema y las formas más idóneas de cómo encararlo, ante las informaciones aparecidas fueron surgiendo los lógicos y diferentes estados de opinión entre la ciudadanía.
Sin embargo, me atrevo a decir, que las más frecuentes críticas y comentarios de las personas se han relacionado con la necesidad de que el Gobierno apoye tales nuevos empeños, concediendo créditos y financiamiento a los que decidan participar en las nuevas actividades. De lo contrario, cómo empezar sin recursos, conocimientos o experiencias.
Igualmente, las críticas aparecían sobre la urgente necesidad de crear una red de comercio mayorista que garantizara la venta de materias primas, implementos de trabajo y variados insumos imprescindibles para propiciar legalmente el desenvolvimiento de dichas actividades y, además, que los precios que se establezcan fueran los adecuados y, por supuesto, diferenciados de los que se comercializan en la red minorista.
Finalmente, y de acuerdo con el ambiente social existente, todo parece indicar que la lógica y la coherencia de algunas de las decisiones ya tomadas no transitan por el camino esperado por la mayoría de las personas.
Ese es el caso del nuevo sistema tributario o impositivo: muchos individuos optimistas en Cuba pensaban que sería benigno en sus inicios, para así estimular a los nuevos ciudadanos sin trabajo a acudir al mismo y poderse organizar con el tiempo necesario para ello (aunque posteriormente lo fueran ajustando y endureciendo de forma gradual). Según la lectura y comprensión inicial de mi parte, no lo hicieron así y comenzaron con fuertes gravámenes para la realización de dichas actividades. (Recordar también, que con anterioridad se había subido nuevamente el precio de los combustibles 1,15 CUC el litro de la gasolina regular y, en los días en que aparecen las medidas comentadas, dan a conocer un significativo aumento de precios en las tarifas eléctricas para aquellos consumidores que sobrepasara los 300 kilowatts de consumo, que son fundamentalmente aquellas personas que disponen de los pequeños negocios personales). ¿Qué se pretende realmente y dónde está la coherencia entre las necesidades urgentes de dar solución a los 500.000 desocupados y las soluciones que han sido contempladas?
Es probable que ello ocasione desestímulo y más escepticismo, confusión o rechazo; también nuevos y perniciosos peligros, dadas las características de los cubanos, y que comiencen a fraguarse las nuevas iniciativas o inventos para burlar al fisco o a incrementarse el delito y los robos, dando continuidad o promoviendo la solapada y generalizada corrupción existente, imposible de eliminar con medidas represivas.
En esta situación, me atrevo a recordar para que se tome en cuenta y no se subestime una importante experiencia de la sabiduría popular y ésta es que, si importante significa tomar las decisiones políticas o económicas más acertadas, justas, necesarias y convenientes, lo son también o más las formas prácticas de llevarlas a cabo en la vida cotidiana.
La vida dirá y el tiempo se acorta.