sábado, 26 de diciembre de 2020

Operación Peter Pan.

Por Ileana Fuentes.

Niños cubanos de la Operación Peter Pan arriban a Estados Unidos.

El 26 de diciembre de 1960 -hace 60 años- comenzó un éxodo político de cubanos menores de edad sin precedentes en el continente americano. Muchos años antes -entre 1938 y 1940-, se había dado el éxodo de niños y niñas judíos, a quienes sus padres habían querido poner a salvo de las garras asesinas del nazismo alemán.

Aquel éxodo, coordinado desde Londres, salvó la vida a más de 9.000 menores de 17 años, provenientes de Alemania, Austria, Checoslovaquia y Polonia, que cruzaron por barco hasta Gran Bretaña desde puertos en Bélgica y los Países Bajos. Unos 7.500 eran judíos; los padres de muchos de ellos ya estaban en campos de concentración nazis y morirían durante el holocausto. Aquella operación se llamó informalmente el Kindertransport, o sea, “transporte de niños”. El primer vuelo del Kindertransport aconteció el 2 de diciembre de 1938 y rescató desde Berlín a 200 huérfanos judíos. El último vuelo del Kindertransport aconteció en mayo de 1940.

El éxodo de menores de Cuba salvó a 14.048 niños y niñas de la hecatombe castrista. Yo fui una de esas niñas. Informalmente, el programa se denominó Operación Peter Pan. Esta es, hasta el día de hoy, la operación de rescate de niños y niñas mayor que recoge la historia. Todas las salidas fueron por avión -por las aerolíneas PanAm, National y KLM- con destino a Estados Unidos, y el primer vuelo salió del Aeropuerto “José Martí”, el 26 de diciembre de 1960. En ese vuelo escaparon apenas dos niños cubanos. 

Luego de varios vuelos semanales durante los 23 meses que duraría, la Operación Peter Pan terminó súbitamente el 22 de octubre de 1962, en el séptimo día de la gravísima Crisis de Octubre o Crisis de los Misiles, en la que Cuba, Estados Unidos y la Unión Soviética -el mundo entero, en realidad- se vieron al borde de un conflicto nuclear. Esa conflagración fue el máximo deseo del megalómano Fidel Castro, según documenta la correspondencia entre el propio Castro y Nikita Jruschev, así como las memorias del líder soviético. 

La coordinación del éxodo Peter Pan se dio entre La Habana, Miami y Washington DC. En Cuba, un grupo de valientes educadores y líderes católicos desarrollaron las redes (de padres y maestros) en las escuelas privadas, mayormente. El motor de estas gestiones fue James Baker, director de la Academia Ruston, una escuela estadounidense en La Habana. Colaboraron con él Sergio Giquel, ortodoncista, y su esposa Serafina, quienes mantenían “archivos dentales” de los futuros Peter Pan en su consultorio; Frank Finlay, presidente de la KLM en Cuba, y su esposa Berta, exprofesora de la Ruston; y la británica Penny Powers. 

Polita Grau, Albertina O’Farrill y Ramón Grau (expresidente de Cuba) tomaron la batuta de la Operación más adelante. Polita, Ramón y Albertina fueron acusados por el régimen de ser agentes de la CIA, y condenados a 30 años de cárcel. Polita, por ejemplo, cumplió 14 de esos 30 años. 

En Miami, el alma y el cerebro del éxodo -y de la relocalización de miles de niños y niñas en orfelinatos católicos a lo largo y ancho de la nación- fue un sacerdote católico -más adelante, monseñor- que había emigrado de Irlanda: el padre Bryan O. Walsh. Walsh era en aquel momento director ejecutivo del Buró Católico de Bienestar, y conformó con el programa de Bienestar de los Niños lo que fue el Programa de Niños Cubanos. El Buró Católico fue autorizado por el Departamento de Estado a procesar las visas de estudio y notificar a los padres en Cuba que la documentación de sus hijos estaba resuelta y que podían viajar a Miami. A Bryan Walsh, que narra toda esta epopeya en Cuban Refugee Children, ca. 1971, se le debe el éxito de este rescate.

James Baker viajó a Miami por primera vez en preparativos de la operación rescate a mediados de diciembre de 1960, y se entrevistó con Walsh el día 12. En esa reunión pactaron una estrecha colaboración. Se sentaron las bases de donaciones de empresas privadas, como la Esso Standard Oil (estadounidense) y Shell Oil Company (británica). Miembros de la Cámara de Comercio de EE. UU. en La Habana, ahora en Miami, fueron parte de ese esfuerzo recaudatorio, y ayudaron al intercambio de cartas y documentos, a través de valija diplomática.

El 2 de diciembre de 1960, la administración del presidente Dwight Eisenhower asignó fondos especiales (al principio, 1 millón de dólares) para asistencia a los refugiados cubanos y se fundó el Centro de Refugiados Cubanos en Miami, “el Refugio”. De ese fondo salieron los primeros presupuestos para el programa de niños refugiados. El Buró Católico se ocupó de los niños católicos, la mayoría; el Buró de Servicios a la Infancia se encargó de asistir a los niños de fe protestante, y el Servicio Judío de Familias y Niños se ocupó de los niños judíos, que fueron los menos. 

El 15 de diciembre, un grupo de estos empresarios le trajeron al padre Walsh una carta de James Baker con los primeros 125 nombres de niños cubanos listos para salir solos de Cuba una vez sus visas de estudio se recibieran en Cuba. Comenzaba el gran éxodo. Más de 130 agencias de las Caridades Católicas en todo el país se unieron al esfuerzo. Walsh y sus colaboradores establecieron un sistema de espera en el aeropuerto de Miami de los vuelos diarios que llegaban de La Habana. Desde el inicio establecieron una relación colaborativa con los oficiales del Servicio de Inmigración y Naturalización en el aeropuerto para identificar y recibir a los niños que venían solos. Con el condado Dade y con la arquidiócesis de Miami, se habilitaron los refugios en las antiguas barracas de Kendall y el campamento Matecumbe, que fungía de campo de recreo de verano para jóvenes.

Aunque ya el Buró Católico tenía bajo su custodia a unas cuantas docenas de niños cubanos de la comunidad de refugiados, atendidos por varias comunidades de monjas en el downtown de Miami, y en una casona propiedad del industrial Mauricio Ferré (años después alcalde de Miami) puesta a la disposición de Walsh, no fue hasta el 26 de diciembre que los primeros niños arribaron a Miami a través del programa. Los hermanos Sixto y Vivian Aquino llegaron en el segundo vuelo del día en la aerolínea National. Comenzaba oficialmente la Operación Peter Pan.

El 28 llegaron dos más, seis el día 30 y doce el 31. Nunca en su historia el gobierno de Estados Unidos había costeado un programa para niños refugiados. La emisión de visas de estudio para los niños que Jim Baker y su grupo estaban identificando en Cuba se demoraba demasiado. La Operación Peter Pan se vio al borde de la cancelación cuando EE. UU. rompió relaciones con Cuba, y comenzó el cierre de su embajada en La Habana. Durante el mes de enero 1961, y mientras pequeñísimos grupos de niños llegaban a Miami, se montó un operativo de salidas a través de Kingston, Jamaica, con la aerolínea KLM, en colaboración con la arquidiócesis de Kingston y la aprobación del gobierno británico. 

Es en estos momentos que surge la idea de emitir documentos de exención de visa -en vez de visas de estudio- para los niños cubanos de entre seis y 16 años de edad. Menores de entre 16 y 18 años también recibieron dichas exenciones, con verificación previa de nombres y fechas de nacimiento. El Departamento de Estado y el Departamento de Justicia de EE. UU. colaboraron en aprobar el sistema de exención de visas.

Hubo que resolver, también, la ubicación escolar de los recién llegados. Para ello se reclutó un equipo de educadores cubanos ya exiliados en Miami, que estaba encabezado por James Baker y su esposa Sibyl. Lo integraban también monjas dominicas (de las Dominicas Americanas de Cuba) que se habían exiliado. Se fundó una escuela “cubana” en el Hogar para Niños Cubanos; algunos niños asistirían después a la secundaria Archbishop Curley, y a la primaria de la parroquia Sts. Peter & Paul.

De poquito a poquito, para no levantar muchas sospechas en La Habana, fueron llegando los niños y las niñas cubanas. El campamento Matecumbe y las barracas en Kendall se fueron llenando al tiempo que Walsh desarrollaba una red nacional de parroquias católicas, que pusieron a disposición de Caridades Católicas y el Buró Católico de Miami los orfelinatos para niños y niñas y su red de familias sustitutas -casi todas estadounidenses- en 35 estados de la Unión: Nuevo México, Nebraska, Delaware, Indiana, Colorado y Florida, entre otros. 

Noventa y cinco agencias de bienestar social gestionaron esta relocalización. De los 14.048 menores de edad que salieron solos de Cuba en esos 23 meses, 6.584 se ubicaron con amistades de la familia o parientes ya establecidos en EE. UU.; 7.464 quedaron bajo la protección del Programa de Niños Cubanos del Buró Católico y demás agencias protestantes y hebreas. Es importante notar que, si bien la mayoría de los menores eran de familias de la clase media, también se rastrearon barrios más pobres al menos en La Habana para identificar las necesidades de esos padres y madres respecto a su prole. Y para desmentir la propaganda, entre los 14.048 menores de edad hubo no solo niños y niñas hispanodescendientes, sino también menores de edad afrodescendientes y de origen asiático.

Más de 14.000 menores de edad en 23 meses: un cálculo de 610,8 niños por mes, o 140 semanales en el transcurso de 100 semanas. Si bien no ocurrió de esa manera matemáticamente perfecta, lo cierto es que ocurrió. Y también para desmentir la propaganda: nadie nos secuestró. Nuestros padres tomaron la desgarradora decisión de enviarnos solos al extranjero, de ponernos a salvo de la hecatombe comunista. No hay manera exacta de agradecer el sacrificio de esa generación. Hicieron historia. Nos hicieron libres. Descansen en paz. 

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jueves, 24 de diciembre de 2020

Cuba en 2020: El año que vivimos peligrosamente.

Por Elías Amor.

2020 en Cuba, un año de crisis.

Después de meses de ausencia de información oficial, el ministro de Economía y Planificación  reconoció en la Asamblea Nacional del pasado 17 de diciembre que el PIB de la economía cubana había decrecido un 11% en 2020. Se trata de un descenso superior, por ejemplo, a lo que preveía la CEPAL en su último informe “Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2020”. El desplome de la economía cubana era el más intenso desde los años del llamado Período Especial y, además, coincidía con una serie de hechos que complican notablemente la salida de la crisis.

Uno de ellos es que la economía cubana ya se encontraba mal antes de que estallase en el mes de marzo la pandemia por la COVID-19. En la misma sesión del Parlamento, el ministro anticipó lo que ya se sabía, aunque no se contara con la correspondiente confirmación oficial. La economía cubana en 2019 había descendido también, en este caso -0,2%, una cifra igualmente distinta a la publicada por la CEPAL, que atribuía un crecimiento del 0,5% en ese año.

Los datos permiten confirmar que la economía cubana giró su cauce rápidamente desde un crecimiento positivo en 2018, estimado en un 2,2%. Sin embargo, a lo largo de 2019, y sobre todo, a partir del tercer trimestre, la economía entró en recesión, produciendo el resultado final citado por el ministro. La Isla lleva año y medio con descensos del PIB que prolongan la recesión, causa de no pocos problemas relacionados con los equilibrios internos y externos. 

En tales condiciones resulta evidente que, para explicar el deterioro experimentado por la economía durante 2019, además de los factores externos, como los reducidos suministros de petróleo de Venezuela o un menor crecimiento de las divisas del turismo o las exportaciones, hace falta analizar la política económica del Gobierno cubano para hacer frente a la crisis, así como prestar atención a los datos que el mismo Gobierno no reconoce y, sin embargo, son esenciales para entender lo que está ocurriendo en la economía. 

Si se realiza este análisis cabe concluir que las medidas adoptadas por el Gobierno no fueron adecuadas, por cuanto no pudieron revertir el escenario de recesión de la economía. ¿De qué medidas se habla en este caso? Conviene recordar que, en el verano, el Gobierno acordó un incremento salarial en el sector presupuestado de la economía para aproximar los niveles de retribuciones ―eso dijeron los dirigentes― a los de las empresas estatales. 

En un contexto de economía en recesión, esta medida fiscal expansiva contribuyó a agravar más aún, si cabe, los efectos negativos de la crisis por tres vías: primero, por el incremento de costes unitarios de producción en el sector presupuestado que, dado su peso en la economía, generó tensiones inflacionistas de costes que se trasladaron a todos los sectores. Segundo, la expansión de los gastos públicos y del déficit para financiar los mayores salarios en un conjunto de actividades productivas y de servicios. Tercero, el aumento de la demanda de bienes de consumo que, dadas las limitaciones de oferta, obligó a topar precios con los consabidos problemas de suministro creados después.

Tras el escenario de errores en el diseño de las actuaciones de política económica, están los datos que el Gobierno no menciona, pero son relevantes.

La expansión monetaria incrementó el porcentaje del efectivo en circulación en manos del público desde un 17,8% en 2013 al 57,9% en 2019. Es difícil encontrar algún país del mundo con un porcentaje similar, que revela un descontrol monetario causante de tensiones en los precios, por la consiguiente pérdida de confianza en las monedas.

Un crecimiento imparable e insostenible de la deuda externa, que pasó de representar el 17,2% del PIB en 2014 a un 38,9% en 2017 (último año disponible en la estadísticas oficiales), lo que supone acercarse al 40% del PIB con un crecimiento muy rápido. Este resultado condiciona notablemente los márgenes de financiación internacional de la economía, cuyos bonos no salen de la categoría “basura” en los informes de las principales agencias de calificación. 

También sobresale el sector agropecuario improductivo, incapaz de producir suficientes alimentos para toda la población como consecuencia de las limitaciones impuestas por el Gobierno, lo que obliga a importar alimentos por 2.000 millones de pesos. En 2019 la cifra fue 1.910 millones de pesos, mientras que en 2015 alcanzó 1.800 millones, un crecimiento del 6% en dicho período.

Estando así las cosas, en 2020 se desató la pandemia de COVID-19, con impacto directo en la economía, sobre todo en el turismo y su potencial para captar divisas, y en el sector emprendedor privado de la economía. 

En 2020, a diferencia de lo ocurrido en 2019, la actividad económica ha ido claramente en declive durante los cuatro trimestres, comparados con igual período del año anterior. También se dio una mayor contracción en el segundo trimestre, sin que se observe en los siguientes un cambio de coyuntura que haga presagiar un mejor resultado a final del ejercicio. A ello han contribuido factores como la intensa contracción en el comercio exterior, la reducción del turismo internacional y de los ingresos en divisas al país, así como el impacto significativo de la COVID-19 en los sistemas de salud y educación.

A estos factores citados por el ministro habría que añadir los efectos de la expansión fiscal arrastrada desde 2019, las tensiones inflacionistas de costes y el cierre de la actividad productiva por los confinamientos, que llevaron al Gobierno a suspender los pagos de la deuda internacional con el Club de París, así como a acometer una reordenación urgente del presupuesto de gastos y del plan de la economía para intentar ejercer algún control sobre su dinámica. Y en este entorno de grave crisis interna y externa, caracterizado por una notable complejidad e incertidumbre, el Gobierno tomó la decisión de avanzar en la denominada “Tarea Ordenamiento”. 

Las autoridades confían en que, a partir del segundo pero sobre todo del tercer trimestre de 2020, la mejora de la situación epidemiológica y el restablecimiento gradual de la vitalidad de los principales servicios sociales permita iniciar el proceso de recuperación de la economía que debe conducir a un efecto rebote en 2021. De momento no hay informaciones oficiales, pero se mantienen las mismas tendencias recesivas de meses anteriores. El turismo no despunta en plena temporada invernal, las exportaciones siguen frenadas por la interrupción de las cadenas de valor y, a todo ello, se suma un menor volumen de remesas como consecuencia de la crisis en otros países. 

Sin embargo, el Gobierno cree que la puesta en marcha de medidas de estímulo a la actividad económica, incluidas en la Estrategia y, sobre todo, la “Tarea Ordenamiento”, permitirán alcanzar el restablecimiento de los niveles de actividad en la industria manufacturera, el transporte, la salud, el comercio, la educación, la cultura y el deporte, entre otros. La apuesta por el crecimiento interno choca con los límites del presupuesto.

En este complejo escenario se pretende utilizar la expansión fiscal como instrumento para alcanzar los objetivos y, así, con el Decreto-Ley 24 de 10 de diciembre se aprobó para 2020 una expansión del déficit público planeado hasta el 20% del PIB, llevando el nivel de endeudamiento acumulado a casi el 30% del PIB. Incrementos de esta magnitud devuelven a la economía cubana a los parámetros del Período Especial. Los presupuestos de 2021 presentados por la ministra de Finanzas y Precios ahondan en la cuestión, ya que sitúan el déficit del ejercicio en un 17% del PIB.

La experiencia confirma que la expansión fiscal no suele estar relacionada con el crecimiento económico. Por todo ello, hay que ser muy cautos con el escenario de rebote que plantean las autoridades para 2021. En tales condiciones será muy difícil que se alcancen los ritmos de crecimiento planeados del PIB en el intervalo del 6 al 7%.

Un escenario de recuperación para la economía cubana en los próximos dos años se hace muy complejo porque remontar el descenso acumulado desde 2019, casi un 24% del PIB, y esperar que las políticas fiscales expansivas den resultados, es aventurado y está lleno de incertidumbres. Las previsiones de recuperación de la actividad productiva y social, una vez se someta a control la pandemia, no serán suficientes para llevar la economía cubana a una senda de crecimiento sostenible. Sin el turismo o las exportaciones la economía no podrá disponer de las divisas necesarias para hacer frente a sus compromisos, volviendo a caer en su círculo vicioso.

¿Qué dice el Plan de la Economía para hacer frente a la crisis?

El ministro de Economía dijo que el Plan 2021 se ha diseñado bajo el principio de asegurar, como objetivos esenciales, los alimentos, combustibles, fertilizantes y plaguicidas, medicamentos, las demandas de la defensa y la prioridad en los financiamientos para la industria nacional, a partir de no importar lo que se pueda producir eficientemente en el país.

Además, en el Plan se distinguen transformaciones en la planificación, relacionadas con la descentralización gradual de la distribución de las divisas y la aplicación de medidas para la empresa estatal, en aras de lograr mayor autonomía sobre sus producciones, inversiones y financiamientos, unido a la introducción de incentivos.

En tales condiciones, el Plan se propone, entre otros, el incremento de la producción agropecuaria, asegurar los productos de primera necesidad a la población, priorizar las exportaciones tras la recuperación del turismo, mantener el control sobre el endeudamiento externo del país, concebir, desde el diseño del plan, encadenamientos productivos del sector estatal con el no estatal y la inversión extranjera, potenciar el crecimiento de la ZED Mariel y su vínculo con la economía interna, incrementar las ventas de las entidades nacionales a la red en moneda libremente convertible y, finalmente, insertar la participación de las formas de gestión no estatal en el Plan de la Economía, entre otros.

De lograrse estos objetivos tan variados como dispersos, el Plan prevé un crecimiento del 19% de las exportaciones, gracias a la influencia de los servicios de telecomunicaciones y la recuperación gradual del turismo, con la llegada de 2.200.000 visitantes, cifra que duplica los resultados de 2020.

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miércoles, 23 de diciembre de 2020

Odio, descrédito y terrorismo (iii).

Por Martha Beatriz Roque Cabello.

Homenaje a víctimas del remolcador “13 de marzo”.

Aunque han transcurrido 62 años desde que la dictadura castrista se instaló en el poder, algunos jóvenes sí están al tanto de lo que sucedió en los primeros años de revolución, a la que nunca le quisieron llamar Golpe de Estado porque Fulgencio Batista huyó de Cuba, dejando el camino libre a los rebeldes.

El régimen triunfante estableció el odio contra los que trabajaban para Batista, tanto hacia el ejército como hacia los chivatos, conocidos como 33.33, que era salario que devengaban.

Comenzaron los procesos sumarios contra ellos y, acto seguido, los fusilamientos, sin garantías jurídicas. Bastaba para ser ejecutado la acusación de haber cometido crímenes en la dictadura de Batista.

El terror y el odio se convirtieron en una política de Estado. Al Che Guevara, miembro de llamada Comisión Depuradora y jefe de La Cabaña, se le achacan algunos de estos fusilamientos. El castrismo siempre justificó los asesinatos como actos de justicia revolucionaria.

En fecha reciente, Pablo Iglesias, vicepresidente del Gobierno Español y líder de la formación de izquierdas Unidas Podemos, también justificó aquellos procedimientos.

En febrero de 1959, el gobierno instalado sancionó una nueva Carta Magna, que sustituyó la Constitución del 40 (Ley Fundamental) y que incluía un artículo, redactado de forma especial para el Che Guevara; otorgando la ciudadanía a los que hubieran combatido a Batista dos años o más. Poco días después, el presidente de entonces, Manuel Urrutia Lleó, declaró al Che ciudadano cubano.

Es muy difícil conocer el número exacto de personas que fueron fusiladas, porque ni los mismos rebeldes llevaban esas cuentas. No obstante, algunas organizaciones que han computado cifras, plantean que en más de medio siglo fueron fusiladas 3 116 personas y otras 1166 fueron ejecutadas extrajudicialmente.

Otro escándalo internacional fue el fusilamiento en 1989 de cuatro militares acusados por narcotráfico, entre ellos el general de división Arnaldo Ochoa. Los últimos fusilamientos registrados en la historia fueron los de los tres integrantes del secuestro a la lanchita de Regla, en el año 2003.

Se conocen otras barbaries, algunas de ellas poco difundidas, como la masacre del río Canímar, en la provincia de Matanzas. Sucedió el 6 de julio de 1980, cuando una pequeña embarcación nombrada XX Aniversario, con entre 60 y 100 personas, fue hundida por el buque de guerra “23 de mayo”.

Más recordados son los sucesos del Remolcador “13 de Marzo”, ocurridos el 13 de julio de 1994. La pequeña embarcación, con 72 personas a bordo, fue embestida por dos navíos del régimen, falleciendo 41 cubanos, entre ellos 10 menores de edad. Los agentes del régimen también negaron auxilio a las personas que estaban en el agua, a unas siete millas de la Bahía de La Habana.

El 24 de febrero de 1996, pilotos de combate de la fuerza aérea cubana derribaron dos aviones civiles en aguas internacionales, los cuales no se encontraban armados. En la acción represiva fallecieron cuatro pilotos de la organización Hermanos al Rescate.

Estos son algunas de las acciones de la dictadura contra quienes pensaban diferente, historias necesarias para recordar el odio que se ha desplegado contra el pueblo cubano.

A inicios de la mal llamada revolución se comenzó a fragmentar la familia. No se podía tener contacto con los que salían al extranjero, con quienes apenas había correspondencia. Los pioneros comenzaron a ser como el Che y no como sus padres y se destapó todo un ambiente de odio por parte de aquellos que vigilaban a sus vecinos a través de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR).

No menos trascendencia tiene el éxodo del Mariel, enmarcado entre el 15 de abril de 1980 y el 31 de octubre de ese mismo año, que terminó con la salida del país de unos 125 000 cubanos, muchos de ellos humillados por el propio régimen.

Por esas fechas, los disidentes eran exhibidos por las calles, amarrados con soga y en calzoncillos. A las personas gay las hacían caminar delante de una turba que le gritaba numerosas ofensas debido a su orientación sexual.

Hoy, después de 62 años, se mantiene ese mismo odio contra quienes piensan diferente. El descrédito como una forma de quitarle valor a la lucha pacífica por la democracia. Tampoco faltan las acusaciones de mercenarismo y terrorismo contra quienes se atreven a contradecir la dictadura.

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martes, 22 de diciembre de 2020

Ordenamiento del Comercio y la Gastronomía, medio siglo después.

Por Miriam Leiva.

El sector del Comercio y la Gastronomía es permanentemente criticado por sus deficiencias.

La Ofensiva Revolucionaria, en 1968, convirtió en establecimientos estatales a los comercios, bodegas, restaurantes, cafeterías, timbiriches, talleres de reparaciones menores; y prohibió ejercer el trabajo por cuenta propia a maestros de obra, zapateros, carpinteros y todos los artesanos con las destrezas transmitidas desde el siglo XVIII.

En la “Tarea de Ordenamiento”, que comenzará el 1 de enero de 2021, se enmarcan los cambios en el sector que acumula la mayor cantidad de cuentas por pagar y entidades con pérdidas.

Hasta ahora, los bajos salarios y la perenne escasez han provocado la mala calidad de los productos elaborados, el atropello al consumidor, el robo al cliente en el mostrador y al Estado en la trastienda de la bodega o el restaurante. El mercado ilegal, la especulación y la corrupción se extendieron desde muchos ejecutivos hasta los trabajadores, ocasionando la pérdida de valores en varias generaciones, con el cambio del honor y la honradez por las consignas revolucionarias y el oportunismo para sobrevivir o vivir del cambalache sin trabajar.

Las reiteradas deficiencias en la gestión del comercio minorista llevaron a la elaboración de un diagnóstico a lo largo de 2018 y 2019. Tras señalar 45 problemas fundamentales, se indicaron medidas para fortalecer las competencias y requisitos de los trabajadores, especialistas y jefes, reordenar la red y transformar la calidad de los servicios, expresó Betsy Díaz, ministra de Comercio Interior, en la sesión de la Asamblea Nacional del 16 de diciembre.

Los propósitos enunciados son abarcar a todas las unidades del comercio de subordinación local para la venta de mercancías, la gastronomía, los servicios personales y técnicos de uso doméstico y alojamiento; y donde sea factible,  agrupar los establecimientos en unidades empresariales de base (UEB), con autonomía de gestión, fortalecer los órganos de dirección estatal en municipios y provincias, y establecer las transformaciones que permitan la igualdad de condiciones de actividades similares en los sectores estatal y no estatal. 

La ministra informó que la red de comercio minorista está integrada por 25.627 unidades, de las cuales 3.506 de gastronomía pasarán al nuevo modelo de gestión estatal y 4.081 de gastronomía y servicios podrán ser gestionadas por formas no estatales. De las unidades de servicios personales y técnicos, 1.316 pasarán a la gestión no estatal u otras formas (no se especifica cuáles). El Ministerio de Comercio Interior (MINCIN) seguirá controlando los programas metrológicos, de refrigeración comercial, el plan de desarrollo y el uso de las tecnologías de la informática y las comunicaciones. También continúa el proceso de informatización del Registro de Consumidores en la Oficodas, y se trabaja en la integración de este sistema en la Ficha Única del Ciudadano. 

En cuanto a la Gastronomía, las autoridades descubrieron que “la calidad de los servicios está impactada por el desorden, el descontrol, el desvío de recursos y la ausencia de la cultura del detalle”. Entre las causas de esos problemas señalaron el exceso de centralización en el funcionamiento, la rigidez y la falta de profesionalidad. Para colocar las entidades estatales en igualdad de condiciones con las mejores experiencias del trabajo por cuenta propia, dijeron haber diseñado un nuevo modelo de gestión, que prevé autonomía económica, financiera y comercial de las unidades, así como flexibilización de la gestión de las administraciones. Ese llamado perfeccionamiento, parte del principio de selectividad, de manera que las unidades estén clasificadas y categorizadas, y posean un administrador avalado según las competencias aprobadas. El proceso empezará con 74 unidades y se trabaja en otras 250, para lo cual está en fase de aprobación un decreto y dos normas complementarias del MINCIN y el Instituto de Planificación Física. 

Asimismo, se planteó restituir o fortalecer los servicios en unidades de tercera categoría en hospitales, universidades, terminales de pasajeros, consejos populares y barrios; y transformar los servicios de las actuales formas de gestión no estatales que no funcionan bien, las cuales fueron arrendadas y convertidas en cooperativas hace años, cuando se conminó a los trabajadores a convertirse en cooperativistas o perder el trabajo. Entonces se reconoció de facto que las miles de barberías, peluquerías, cafeterías y restaurantes convertidos en estatales solo originaban pérdidas, mientras que la mayoría de los servicios gastronómicos que permanecían en ese sector presentaban todas las deficiencias antes señaladas.    

Los mercados mayoristas comenzaron con 23 establecimientos de alimentos, que han firmado 7.983 contratos con formas no estatales, ascendentes a 110 millones de pesos. Para los productos no alimenticios existen 16 “unitiendas”, las cuales han  suscrito 124 contratos por 9 millones de pesos. 

El perfeccionamiento viene a desterrar la chapucería, el delito y las cosas mal hechas, que por años se han acumulado en el sector del Comercio. Ahora quedará disponible una cantidad significativa de personas a las que no se puede dar empleo, dijo Pedro Víctor Simón, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Comercio, la Gastronomía y los Servicios, en la Asamblea Nacional. 

Por su parte, el primer ministro Manuel Marrero expresó que el desabastecimiento no ha sido el principal problema de la Gastronomía, sino las indisciplinas, las violaciones de lo establecido, la falta de control y de exigencia. También dijo que se han tomado referencias de las fuerzas de gestión no estatal y que el proceso implica dotar de mayor autonomía a las unidades; no se trata de privatizar la Gastronomía del país, sino de tomar las buenas experiencias como punto de partida para reordenar, crear las condiciones e implementar un mejor modelo de gestión estatal en esta actividad, aseguró.

No obstante, al tomar como referencia a las formas de gestión no estatal se está reconociendo su mayor eficiencia.

En lo expresado pareciera que los dirigentes cubanos no han tenido responsabilidad por todos los problemas enunciados. Existen contradicciones al señalar exceso o falta de control, aparentemente causados por los administradores y empleados de base. La burocracia incompetente se constata al leer la enorme lista de resoluciones y directivas publicadas en la Gaceta Oficial, las cuales ahora son derogadas.

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Las caras ocultas del “ordenamiento”.

Por Ernesto Pérez Chang.

Los cubanos se acercan a un nuevo año con más incertidumbre que nunca.

El régimen cubano ha prometido controlar los precios de los productos y el canje de moneda con “medidas severas” contra acaparadores, revendedores y especuladores, pero su promesa y su estrategia son un sinsentido rotundo, a no ser que detrás de la “intransigencia revolucionaria” se oculten una vez más las verdaderas intenciones de neutralizar e incluso monopolizar algunos sectores tanto del emprendimiento individual como del mercado negro que le resultan molestos, y no solo en cuanto a la ideología comunista, enemiga de lo privado, sino en cuestiones de mera capitalización.

Las califico de sinsentido porque encareciendo los servicios básicos, pagando salarios en una moneda sin respaldo en nada, estableciendo tasas de cambio más fantasiosas que irreales, congelando cuentas, decomisando dinero en la Aduana, dolarizando la red de comercio, frenando importaciones sin aumentar producciones, demonizando y temiendo a la iniciativa privada, y además multando y encarcelando personas, solo logrará que los precios, así como la reventa de dólares, se disparen de manera incontrolable, en tanto cada día se tornará más difícil acceder al “billete fuerte”, ese que nos asegura a los cubanos y cubanas no morir de hambre o escapar de la Isla-cárcel llamada Cuba. 

Pero, reitero, a lo mejor los tiros van por ahí, cargados de mala intención, en un contexto tan complejo y camaleónico como el nuestro, donde los militares han mutado con gran entusiasmo en empresarios codiciosos, y donde la corrupción -como estrategia de sobrevivencia- ha permeado todos los estratos de la sociedad. 

Es decir, que si bien el caos, por una parte, ha sido inevitable debido al obstinado mal manejo de la economía, por otra pudiera haber derivado en propósito perverso para un régimen que, por motivos que sospechamos pero que en realidad desconocemos a fondo, se siente muy seguro de conservar el poder a pesar de la creciente impopularidad de las medidas económicas más recientes.   

Un modo de actuar hasta cierto punto sorprendente pero nada inusual porque responde a un patrón conocido que en los últimos años, lejos de ser remedio a los problemas, ha caotizado la economía. 

Cada “solución” ofrecida por el Partido Comunista de Cuba ha llegado a complicar las cosas aún más, lo que hace pensar que, a pesar del descontento popular creciente incluso dentro de las propias filas del Partido Comunista, algunos “pescadores poderosos” estarían sacando provecho de un mar revuelto. 

Recordemos lo sucedido hace apenas un par de años con el transporte público y cómo la promesa y la estrategia de una alternativa “estatal” contra los “boteros” (choferes de taxis particulares), que buscarían precios más económicos y mejor servicio, han sido contraproducentes. 

Las medidas del Gobierno generaron descontento en el gremio, incluso surgieron brotes de protestas y brevísimos parones pero, al final, nada grave sucedió porque la reforma apenas se trataba, en su esencia, de un “reordenamiento” de esa zona en específico del mercado subterráneo, un traspaso de poderes de unos “delincuentes” a otros.

Hoy el transporte público en toda Cuba está peor que hace cinco años atrás a pesar de que se importaron, con destino a las cooperativas estatales, lotes de autos nuevos y piezas de repuesto. No hacen falta estadísticas del Ministerio de Transporte para hacer comparaciones, sino solo intentar trasladarse de un punto a otro de la Isla para comprobar que la realidad es infernal. 

Han disminuido las frecuencias en las rutas y el control de estas, no se cumplen los horarios con rigurosidad, los precios de los taxis -no importa si estatales o privados- ni han sido estables ni han dado señales de frenar el ascenso, además de que el mercado negro de piezas y combustibles muy oportunamente se desplazó de las calles hacia las cooperativas transportistas estatales, identificadas popularmente como verdaderos núcleos mafiosos donde, por cierto, las plazas de choferes y mecánicos actualmente son vendidas sobre los 1.000 dólares. Pero sobre esos detalles la prensa oficialista guarda silencio, o no profundiza en los análisis, mientras nada al respecto se debate en la Asamblea Nacional.

Lo sucedido con el transporte no es fenómeno casual ni aislado. Como tampoco fue la primera reforma implementada en el sector buscando eliminar los robos de combustible y piezas. Ha sido un fenómeno que de tan “cíclico” hace sospechar de una muy mala intención.

Igual, la apertura de las llamadas “tiendas en MLC”, con la obligatoriedad de depositar los dólares en los bancos para así obtener una tarjeta de compra válida únicamente en el territorio nacional, respondería a un mismo patrón gansteril, revanchista, a un “reordenamiento” del mercado, en tanto fueron creadas para apropiarse de los dólares en manos de la población, impedida de usar la moneda nacional. Como si fuera poco, esto también afecta la capacidad de compra de los cuentapropistas y les causa pérdidas considerables a quienes ya de por sí estaban siendo perjudicados por la situación epidemiológica de la COVID-19.

Pero también es la fórmula que, junto con las nuevas normativas de la Aduana que justifican el decomiso de cualquier suma de dinero “sospechosa”, le permitirá al régimen sacar del juego a las llamadas “mulas”, no tanto por evitar la fuga de dólares sino, en buena medida, por el hecho de monopolizar un súper negociazo de reventas que les reporta jugosos dividendos. De ahí que en las tiendas en MLC los productos se vendan prácticamente en los mismos precios excesivos de los contrabandistas, a pesar de no existir intermediarios.

Se sabe que la salida de las mulas del negocio de contrabando no afectará en nada el volumen de carga transportada tanto por vía aérea como por las navieras cubanas, sobre todo desde Panamá, en tanto ese “vacío” está siendo ocupado por las importadoras establecidas por el régimen como canal obligatorio para el trasiego de mercancías, sin contar que varias de las empresas radicadas desde hace años en la Zona Libre de Colón, pero también en los Estados Unidos, México, Canadá, incluso en Europa, todas especializadas en el envío de cargas a la Isla, dan la impresión de ser off-shores administradas desde Cuba, lo cual hace mucho más “redonda”, perfecta, la monopolización. 

Varios aspectos de la llamada “Tarea Ordenamiento”, en tal sentido, pudieran ser interpretados como el colofón de todo un proceso velado contra el sector privado que, a partir de ahora, deberá encontrar otros mecanismos “no legales”, de alto riesgo, para alcanzar los niveles de ingresos anteriores, esquivar la competencia desleal del Gobierno y, sobre todo, evitar ser despojado de los dólares que alcance a acumular puesto que trocándolos por pesos cubanos, a la tasa oficial de 1 por 24, evidentemente artificial, jamás le “cuadrará la caja” mientras en el mercado negro el canje continúe aumentando, incluso sobre los valores que alcanzó durante la hambruna de los años 90.

Una “tarea” la de ahora que, lejos de ordenar, sospechamos que terminará de abrir las puertas de par en par a un caos mayor, plagado de absurdos e injusticias sociales de todo tipo. 

Las pruebas no estarían solo en esa declaración del fin de las gratuidades y los subsidios, en tanto el Partido Comunista de Cuba siempre ha cobrado todo al altísimo precio que representa el despojo de nuestras libertades individuales, sino en la burla de una reforma salarial donde un payaso y un domador de animales -sí, literalmente un payaso y un domador de circo- a partir de enero de 2021 cobrarán casi lo mismo que un médico, incluso más que un enfermero o un técnico de la salud. 

Según las disposiciones publicadas el salario de un médico no se diferencia casi nada del de un artista de circo (Recorte Gaceta No. 69/2020).

Tal absurdo en un país donde los mayores ingresos provienen de la exportación de servicios médicos y no de las artes circenses. Aunque, según nos han ido las cosas en los últimos 60 años, nadie sabe si los cubanos -incluidos los médicos- hemos vivido en un país o bajo la carpa de un circo, obedeciendo las órdenes de un payaso-domador, mientras el mundo se divierte con nuestro sometimiento y aplaude nuestras “proezas”.

Un payaso o un domador cobra casi lo mismo que un médico y más que un enfermero Recorte Gaceta No. 69/2020).

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lunes, 21 de diciembre de 2020

Nuevos salarios, de lo ridículo y más allá.

Por Ernesto Pérez Chang.

Los nuevos salarios continuarán siendo extremadamente bajos en Cuba

Que un domador de circo y un payaso devengan prácticamente los mismos salarios que un médico o un profesor universitario no es la única “curiosidad” que trae esa “reforma salarial” que, en realidad, de poco servirá a los trabajadores frente al alza simultánea de los precios de bienes y servicios. Aunque el régimen de la Isla insista en que tiene la situación “bajo control”, a los cubanos también les caerá encima la inflación.

Lo cierto es que, aunque parezca una broma, a partir de enero de 2021 un payaso recibirá como salario mensual hasta 4.210 pesos, y un domador hasta 5.060, prácticamente lo mismo que un “Biotecnólogo Especialista de Alta Tecnología” que ganará 4.610, tan solo un poquito menos que un Investigador Titular, quien recibirá por su complejo desempeño no más de 5.560 pesos, de acuerdo con lo recientemente dispuesto en la decena de resoluciones del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) publicadas en el número 69/2020 de la Gaceta Oficial de la República de Cuba.

De modo que, si algo “positivo” e irónico tendrá la “reforma” es que, al menos salarialmente, no habrá marcadas diferencias entre payasos, domadores, periodistas oficialistas, médicos y embajadores y, en consecuencia, tan “feliz” conjunción nos conducirá a desentrañar un espectro amplísimo de “mensajes subliminales”, rayanos en la mofa, más cuando son sugeridos por la propia ley que dice ir en contra de los “igualitarismos”.

Por ejemplo, de acuerdo con las resoluciones del MTSS, la diferencia entre lo que ganan mensualmente un domador (5.060) y un embajador (6.960) es de apenas 1.900 pesos, es decir, de menos de 75 dólares al cambio oficial, e incluso de solo 47 dólares al canje en la calle, que es donde único es posible encontrar la moneda estadounidense, indispensable para comprar en las llamadas “tiendas en MLC”, las únicas regularmente abastecidas en la Isla.

Pero si comparamos el del domador de circo con el salario de un profesor universitario, categorizado como Titular, la diferencia es de apenas unos 20 dólares, al canje oficial nada realista de 1 x 24, porque según los precios del mercado negro, la diferencia salarial entre uno y otro es en realidad de apenas 12 dólares, es decir, uno o dos dólares más de los que va costando hoy en la calle un pomo de champú o una ristra de cebollas. 

Pudiéramos continuar comparando con los salarios de otras profesiones según las nuevas escalas y cada vez sería más indignante el resultado.  

Por ejemplo, la Resolución 34, que regula el salario de la prensa oficialista, ha establecido que el director de un órgano de prensa, según la categoría, ganará entre 6.060 y 6.610 pesos cubanos, es decir, un máximo de aproximadamente 170 dólares al cambio actual, real. Así, el director general del Noticiero Estelar ganará 6.060 pesos pero, por cuestiones que nadie aclara, el del Noticiero del Mediodía, apenas recibirá 5.810 pesos.


Recorte (Gaceta Oficial No. 69/2020)

Sin embargo, un periodista de un medio considerado “publicación no conceptuada como órgano de prensa”, según la propia Resolución 34 del MTSS, recibirá salario entre los 3.410 y los 4.010 pesos, es decir, muy por debajo de los 5.060 que percibe el domador de circo y los 4.210 del payaso, marcándose la diferencia entre 1.000 y 1.700 pesos. ¡Burla de antología! ¿Será que alguien ha querido señalarnos semejanzas entre las universidades cubanas, los medios de prensa del gobierno y la pista de un circo?

Pero el ridículo no se detiene ahí y va más allá de domadores versus periodistas para definir prácticamente el total de las nuevas resoluciones referidas a los salarios y demás retribuciones.   

Por ejemplo, para el pago de las horas extras se establecieron cinco grupos que oscilan apenas desde los 0,60 centavos de peso la hora hasta un máximo de 2,90 pesos, con excepciones para el personal de la salud a los que se les pagará, de acuerdo con la Resolución 37 y su Resuelvo Decimotercero, 4,00 pesos la hora, a médicos y estomatólogos, y entre 1,00 y 2,00 pesos a enfermeros, según sea el turno diurno o nocturno, retribuciones que en su nivel más alto hoy no superan el centavo de dólar por hora al cambio real. 

Otra disposición que nos hace pensar en lo “divertidos” o malévolos que debieron de estar sus inventores del Ministerio del Trabajo al momento de redactarla es la Resolución 35, que en su Resuelvo Undécimo define el pago a los “modelos vivos de la educación artística” o “personal de apoyo a la docencia”, estableciendo que un desnudo se pagará a 13,60 pesos/hora, un “torso vestido” cobrará 9 pesos/hora y una “cabeza”, “pie” o “cualquier otra extremidad” se valorará en 6,80 pesos/hora, de modo que un “modelo vivo” que pretenda cobrar por su desnudez, aun trabajando tres horas diarias durante todo el mes, sin dudas pasará a ser “modelo muerto”. 

La de los “modelos vivos” es la misma Resolución 35 que establece los salarios de los profesores en los llamados “centros de capacitación para la Cultura”, donde los pagos mensuales, incluso para los profesionales de Nivel Superior oscilarán entre los 3.410 y los 4.610 pesos. 

Recorte (Gaceta Oficial No. 69/2020)

Y en cuanto a el “pago extra” de profesores y maestros de Centros Internos -como las llamadas “escuelas de conducta”-, becas y centros de entrenamiento deportivo, se establecen estimulaciones que varían desde los 70 hasta los 150 pesos mensuales, este último pago para personal de los “hogares para niños sin amparo filial”, remuneraciones extremadamente bajas en un contexto donde la “canasta básica” ha sido calculada por el propio gobierno sobre los 1.500 pesos y donde la factura de electricidad, unida al teléfono y la conectividad a Internet, consumirán la totalidad de lo devengado, incluso más.

El deporte no ha quedado fuera de tanto “divertimento” o “retozo legal”. Mediante la Resolución 38, se ha tenido en cuenta el ingreso básico de los atletas de alto rendimiento y otros. Así, un medallista olímpico recibirá un salario de 5.590 pesos; un medallista mundial, 4.845; y uno panamericano, 4.475.


Además, por el Resuelvo Cuarto, las medallas serán valoradas de la siguiente forma: oro en Panamericanos, 1.250 pesos; plata, 850; y bronce, 550. Pero en Juegos Centroamericanos solo se estimulará la presea dorada, con 800 pesos.

En cuanto a la Serie Nacional de Béisbol, “se establecen premios en pesos cubanos en correspondencia con los resultados individuales de los atletas”. Un “jugador regular”, definido como el que participa en el 70 por ciento de los juegos, ganará 5.000 pesos; los abridores, que estarían obligados a lanzar al menos 120 inning y ganar como mínimo 10 juegos, también recibirán igual cantidad. 

Pero, en cambio, los líderes individuales de bateo, jonroneros, impulsadores, por bases anotadas y robadas, así como el jugador más valioso y novato de la serie, solo obtendrán 1.000 pesos, es decir, menos de 30 dólares al cambio actual en el mercado informal.

Apoteosis de la ridiculez del régimen que contrasta con el sistema de pagos a los “cuadros de dirección” del Partido Comunista. Por ejemplo, el salario del gobernador de La Habana ha sido establecido en los 9.010 pesos, una cifra correspondiente con la escala máxima, de solo XXXII grupos, y a la que posiblemente se suman “atenciones”, beneficios y prebendas que tornan innecesaria cualquier retribución salarial.

Recorte (Gaceta Oficial No. 69/2020)

En resumen, al quedar el panorama económico peor a como estaba antes de la pandemia -incluso con los desabastecimientos que la precedieron-, los trabajadores cubanos se enfrentarán a una realidad brutal expresada en “pesos cubanos” -la moneda de sus salarios- pero donde los dólares estadounidenses, bien escasos, marcarán la diferencia entre una persona que come y otra que se va a la cama con el estómago vacío.

Aunque se habla de salarios mensuales sobre los 1.900 pesos -para los menos afortunados- y de pagos que superan los 8.000 -sobre todo para los “cuadros de dirección” del Partido Comunista-, la realidad es que continúan siendo cifras ridículas cuando el canje de pesos cubanos por dólares estadounidenses va remontando los 40 pesos por cada unidad del billete verde.

Pero no importa cuán alto suban los salarios si a fin de cuentas servirán de muy poco, mucho menos cuando se espera que, a partir de enero de 2021, el valor del dólar en la calle supere los 50 pesos, aun cuando, de manera antojadiza, el gobierno ha fijado la compra en 24 por 1, al tiempo que paralizó oficialmente la venta y limitó las extracciones por falta de liquidez.

Ya, de por sí, los precios tanto en el mercado negro como en los comercios estatales van reflejando la dura realidad, y no causa demasiado asombro que un tubo de dentífrico o un paquete pequeño de detergente cuesten cada uno sobre los 250 pesos cubanos, de modo que hoy, tan solo en la compra del aseo básico, una familia debe destinar mensualmente sobre los 1.000 y 2.000 pesos.

Pero la realidad es que esa cifra en pocos días pudiera duplicarse cuando el valor real del salario se reduzca en la misma proporción que ascienda el precio del dólar en la calle. 

Aun cuando en el más favorable e idílico de los escenarios el canje del dólar se mantenga a como está en la actualidad, es decir, entre 35 y 40 pesos por unidad, los nuevos salarios continuarán siendo extremadamente bajos.

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"O compro comida o pago la luz."

Por Iván García.

Las piruetas ideológicas de Fidel Castro siempre pillaron descolocado a Carmelo, un ex militar jubilado que el próximo 5 de enero cumplirá 82 años. En 1958 era dependiente en la tienda por departamentos La Época, en Galiano y Neptuno, en el corazón de La Habana, y recuerda que una tarde, mientras almorzaba en una fonda del barrio de Colón, un amigo que militaba en el Movimiento 26 de julio le propuso tirar volantes contra la dictadura de Fulgencio Batista desde la azotea de un edificio colindante al malecón.

“Por la emisora Radio Rebelde, que clandestinamente escuchábamos en casa de mis padres, yo había oído hablar de Fidel y su guerrilla en la Sierra Maestra. Ese amigo me captó para el Movimiento 26 de julio. Recaudar dinero, tirar volantes, poner petardos, cosas así. Tenía 19 años y de política no sabía mucho. Solo aspiraba a que el pueblo viviera mejor”, rememora Carmelo sentado en una butaca de su casa en la barriada de La Víbora.

La revolución de Castro fue como un huracán. En año y medio cambió de una narrativa humanista, democrática y liberal a un discurso populista y polarizador. “Cuando todo el mundo estaba embobado con las promesas de elecciones libres y un grupo de medidas que tuvieron amplia aceptación popular como rebajar la tarifa eléctrica, otorgar la propiedad de la casa, cobertura universal de salud pública y oportunidades para que cualquier cubano cursara estudios superiores, un buen día se apeó con el discurso de que éramos comunistas y aliados de la Unión Soviética, se comenzó a cuestionar las religiones y a quienes no apoyaban a la revolución. En 1960 cerraron todos los periódicos. Los hechos se sucedieron muy rápido. El país se radicalizó. Los cubanos de una misma familia comenzamos a vernos como enemigos. Pero de eso me di cuenta demasiado tarde”.

Carmelo pasó cursos militares en la antigua URSS y participó en misiones internacionalista en Siria, Angola y Etiopía. Jamás se cuestionó ninguna estrategia política del «máximo líder». En lo personal no entendía por qué el gobierno cerró miles de pequeños negocios en 1968, encarceló homosexuales y creyentes en los espantosos campamentos de la UMAP o sin las debidas garantías jurídicas fusilaba a los enemigos de la revolución. Aceptó que le prohibieran cartearse o hablar por teléfono con una tía que vivía en la Florida. También, haber tenido que separarse de su primera esposa por ‘recomendación’ del partido comunista, pues ella le había sido infiel cuando él peleaba en una selva africana.

En 1995, Carmelo se licenció del ejército con el grado de mayor. Dos años después fue jefe de un almacén de la corporación CIMEX. “El gobierno siempre pretende confundir a la gente mezclando el agua y el aceite. Una cosa es no estar de acuerdo con el bloqueo norteamericano, con ciertas políticas guerreristas de la Casa Blanca y otra es haberles otorgado un cheque en blanco para que hagan lo que les dé la gana. La revolución concluyó tras la aprobación de la Constitución 1976 cuando se legitimó un Estado Socialista. Trabajé en turismo y te puedo asegurar que los más corruptos son los funcionarios del partido comunista. La mayoría procede del sector militar y son más burgueses que los Julio Lobo o los Gómez Mena”, afirma y añade:

“Esas aguas trajeron estos lodos. Al darle amplias prerrogativas a los servicios de Seguridad del Estado y a los altos mandos de las FAR, ofreciéndoles participación en negocios militares, ya no se puede hablar de justicia social. Hace rato que el gobierno cubano es una casta que no paga ni la telefonía móvil, internet, luz eléctrica y reciben cestas de comida, combustible y muchísimos privilegios. La tarea ordenamiento es parte de ese plan para consolidarse en el poder. Si funciona, las empresas de GAESA, que son las más beneficiadas, redoblarán sus ganancias, si el ensayo fracasa, prueban con otro. El que pierde es el pueblo. Así descaradamente lo dicen entre ellos: ‘Si la inflación devora el salario, nos ponemos a inventar’. Ningún funcionario cuestiona quien al artífice de ese disparate económico, un auténtico Frankestein financiero armado por Fidel Castro que dirigía la nación como si fuera una bodega. El tarifazo de la electricidad, si no dan marcha atrás, es una bomba de tiempo que puede desencadenar una estallido social”.

Nunca una subida de salarios ha sido tan impopular. En las calles, es casi unánime el descontento por un grupo de medidas y alza de los precios en medio de un feroz desabastecimiento y una crisis económica que ha reducido a menos del 50 por ciento la producción de alimentos.

Yoel, jubilado, lleva una hora haciendo la cola en un banco del Vedado para cobrar su nueva chequera. “Pregúntenle a cualquier pensionado si está contento con el nuevo ordenamiento. La más impopular de las medidas es el alza de precio de la electricidad. Pero es que todo va costar entre cinco y siete veces más caro y mi pensión solo crece tres veces. Es el mismo perro con diferente collar. El dinero no alcanzaba con la otra pensión ni va alcanzar con esta. Lo que sucede es que con el nuevo ordenamiento las deudas que tendrá la gente será de miles en vez de cientos de pesos”.

Diego, economista, considera algunas medidas eran necesarias, “pero las cuentas están mal sacadas. La canasta alimenticia solo resuelve para diez días. Y esos veinte días que restan para completar el mes es el problema, porque los precios del agro y en el mercado negro se duplicaron o triplicaron. Y luego del 1 de enero, por culpa del tarifazo de la luz eléctrica, los precios aumentarán más, aunque el gobierno tope precios y desate una cacería de brujas contra los vendedores. La demanda supera a la oferta y las tiendas en MLC son la única opción. La gente acudirá al mercado negro a comprar dólares, que subirá a 80, 90, 100 pesos. El gobierno no está escuchando al pueblo: si la mayor parte de los cubanos están en desacuerdo con las tiendas MLC y la nueva tarifa de electricidad, lo razonable sería suprimirlas ”.

Oneida, profesora y madre soltera de dos hijos, opina que los gobernantes debieran renunciar en masa. Antes el salario no alcanzaba, ahora solo alcanza para comprar un poco de alimentos, casi siempre de pésima calidad, y pagar la electricidad. En mi caso ni eso. Al tener dos aires acondicionados y varios electrodomésticos, la factura me aumenta a cinco mil y pico de pesos y mi nuevo salario es de cinco mil. O compro comida o pago la luz. ¿Los planificadores y sesudos del gobierno no tuvieron en cuenta esas realidades? Tampoco pensaron que una familia necesita ir al cine, comprar libros y en el caso de la mujeres ir a la peluquería. Alegan que muchos de esos precios suben porque esas empresas tienen que comprar el dólar a 24 pesos. Y descaradamente traspasan el problena a los ciudadanos, que a ninguno de ellos los hemos elegido. Es descomunal la ineficiencia de este sistema».

Y se pregunta: «¿Entonces por qué los productos de las tiendas, los servicios de ETECSA y las ofertas del turismo no bajan de precios si esas empresas salen beneficiadas al tener ahora mayores márgenes de ganancias?». Ella misma se responde: «Porque todo lo que dicen es mentira”.

Es habitual que la autocracia verde olivo culpe al pueblo de sus disparates y errores en el manejo de la economía y la administración de los recursos públicos. Vale la pena reproducir lo que en marzo de 2005 reportaba un periodista independiente en Cubanet: «El anuncio de Fidel Castro, de vender una olla arrocera de fabricación china por núcleo familiar, sorprendió a los cubanos, especialmente a las mujeres reunidas en el Palacio de las Convenciones de La Habana, donde celebraban el acto central conmemorativo del 8 de marzo. Según Castro, la medida ayudará a reducir el gran consumo de energía eléctrica existente en el sector residencial, debido al uso desmedido de fogones eléctricos fabricados por el ingenio popular, la mayoría con alambres sustraídos de empresas estatales, y además reducir el elevado gasto de combustible, fundamentalmente kerosene o luz brillante y alcohol».

Dos meses después de aquel anuncio, puso en marcha una Revolución Energética. En abril de 2011, el economista disidente Arnaldo Ramos, fallecido en 2016, en el blog Desde La Habana afirmaba: «El mayor desatino de la Revolución Energética de Fidel Castro fue obligar a la poblacion a cocinar con electricidad. En el país se distribuyeron 2,5 millones de hornillas eléctricas a los núcleos que cocinaban con kerosene o gas licuado de petróleo -el 71,4% de los hogares- lo cual fue una de las causas fundamentales que contribuyó a incrementar la generación total de electricidad y en especial el consumo residencial. Un especialista del ramo, demostró que entre la cocción con gas licuado de petróleo y con electricidad, el primero era mucho más económico, no solo para la economía familiar, sino para la nacional. Pero nadie se atreve a darle marcha atrás a la disparatada iniciativa de Fidel Castro».

De aquel desatino han pasado quince años y los actuales gobernantes olvidan que fue «su comandante en jefe», el que llenó las casas cubanas de ollas arroceras y hornillas eléctricas, también televisores y refrigeradores chinos, porque el 90 de la población que recibía salarios en pesos, y no podía adquirir los electrodomésticos modernos que el régimen vendía en divisas. La gente tuvo que inventar, fabricar fogones y ventiladores. Ése fue el pretexto para comenzar la cacareada Revolución Energética. Las arroceras y cocinas eléctricas que siguen funcionando, ahora con el aumento del recibo de la luz, para ahorrar, las familias intentarán no usarlas.

Otro momento de la insolencia de los mandarines castristas ocurrió cuando Ramiro Valdés, un clon local de Dzerzhinski, en un recorrido por Santiago de Cuba, justificó los ‘subsidios indebidos’ con la expresión que ‘el pueblo se acostumbró a vivir del Estado’. No se acostumbró. El régimen lo impuso. Como implementó la libreta, las organizaciones de masas y un ‘paquetazo’ sin consultar con la ciudadanía

Fue el propio Fidel Castro, en un rapto de lucidez, quien le dijo a un periodista estadounidense que el modelo cubano no funcionaba ni para nosotros mismo. El disparatado sistema no va a funcionar con remiendos, experimentos ni más economía planificada. Hay que enterrarlo. No queda otra.

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viernes, 18 de diciembre de 2020

Ordenamiento económico y terapia de choque: cambiar todo para que nada cambie.

Por Elías Amor.

Marino Murillo Jorge.

Marino Murillo Jorge, jefe de la Comisión de Implementación y Desarrollo de los Lineamientos en Cuba, ha explicado a los diputados el proceso de ordenamiento monetario que comenzará el próximo 1ro de enero, insistiendo que no habrán terapias de choque en la aplicación de las distintas medidas.

Para empezar, sería conveniente ponerse de acuerdo sobre qué se entiende por terapia de choque. Murillo atribuye las mismas a los enfoques de política económica de los organismos internacionales especializados, como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), tantas veces denostados por el régimen cubano. Sin embargo, mucho peor que esas terapias de choque es guardar cola durante horas en una desvencijada y vacía bodega estatal cubana para comprar algún artículo de alimentación o de aseo, y que, cuando llegue el turno, simplemente se acabe el producto. Las primeras terapias sacan a los países de las crisis y recesiones. Las segundas han obligado a los cubanos a malvivir durante 61 años.

Ciertamente, el régimen cubano puede ofrecer un amplio catálogo de terapias de choque relacionadas con el reparto de la miseria, pero entrar en esta polémica no vale la pena.

Murillo lleva razón al señalar que la tarea ordenamiento es un proceso complejo, tomando en cuenta que no existen movimientos en Cuba de tasas de cambio oficial. Tal vez debería conocer el mercado informal de cambios que circula en La Habana y en las grandes capitales. Cierto es que el régimen comunista no tiene la menor intención de observar el comportamiento de la economía real, ya que se mantiene alejado de estas tendencias. Pero cualquiera le diría que el cambio que quedará establecido a partir de 2021 (un dólar x 24 pesos cubanos) no existe en el mercado informal, donde la divisa ya alcanzó los 44 CUP.

De igual modo, asumir en el sistema empresarial estatal una devaluación del 2 300%, llevando la tasa de cambio a la misma escala antes citada, no parece muy razonable. No hay experiencias de procesos similares en el pasado. Las consecuencias pueden ser imprevisibles.

Murillo también lleva a razón cuando dice que el nivel de inflación que se va generar en la economía es difícil de calcular. Algo es seguro: siempre que hay devaluación tiene lugar un crecimiento de precios. Pero además, como la economía no se detiene, también es cierto que una inflación en aumento acaba generando devaluación. Salir de ese círculo vicioso que provoca una espiral de precios en la economía exige decisiones rigurosas de política económica, de control de déficit y búsqueda del equilibrio externo.

Además, Murillo sabe que implementar la devaluación de una moneda no siempre provoca una mejora en la disponibilidad de divisas. De hecho, la devaluación es una medida útil para economías en estancamiento, con bajo nivel de crecimiento económico y desempleo, con bajos niveles de utilización de capacidad productiva y que han acumulado un récord inflacionista que merma su competitividad. En estos casos, la devaluación puede ser una estrategia correcta. Pero en el caso de Cuba, es difícil identificar en los fundamentos de la economía ese diagnóstico.

Por eso, cuando Murillo plantea como uno de los objetivos a lograr con la tarea ordenamiento la  redistribución diferente de los recursos disponibles en la economía, con especial atención a los subsidios y gratuidades indebidas, entra de lleno en el terreno de las terapias de choque que, necesariamente, se tienen que tomar.

Es evidente que uno de los males de la economía cubana se encuentra en esas empresas estatales ineficientes, mal dotadas de recursos, con bajo nivel tecnológico y plantillas infladas que merman su productividad, que obtienen sus productos a unos precios muy elevados, que en ausencia de señales de mercado, obligan al régimen a otorgar subsidios para que sus precios puedan ser accesibles para una población con los niveles salariales nominales más bajos del mundo. Poner fin a este círculo vicioso será uno de los principales retos de la tarea ordenamiento, pero no parece que se vayan a conseguir los objetivos cuando se atiende a las referencias que sirven de base para las políticas.

Murillo dice que se trata de “repartir la riqueza de manera diferente y asumiendo retos”, para lo cual planteó la idea de rescatar el trabajo como vía principal de generación de riquezas, eliminando trabas y frenos a las fuerzas productivas. El planteamiento es acertado, pero no se corresponde con la realidad, porque si se trata de establecer una relación del salario con la productividad, que es la única forma eficiente de ligar la relación entre las dos variables, el diseño ofrecido por Murillo consiste en fijar el salario mínimo en valor 1,3 veces lo que supone una canasta de referencia, lo que incrementa el fondo de salario en Cuba a 139 000 millones de pesos cubanos.

Determinar el salario en función del valor de esta canasta -las primeras estimaciones indican que el salario representa 1,5 veces la canasta y que alrededor del 50% del salario en Cuba se gasta en el sector presupuestado, el resto en las empresas- es perder de vista completamente el enfoque de la productividad del trabajo y apostar por una definición del salario como gasto que complica notablemente esa redistribución diferente de la riqueza nacional de la que habla Murillo. Sería necesario desprenderse de este enfoque porque lastra la definición de las principales variables de la economía haciendo que todo recaiga en el estado, sin promover la participación privada.

Otro ámbito de reforma de la tarea ordenamiento es el que representan los salarios. De hecho, se plantea una reforma integral de salarios para eliminar las distorsiones existentes. Se habla de intenciones porque no todas las distorsiones se han podido resolver. De hecho, las reformas salariales en el paraíso de los trabajadores han estado ausentes y Cuba estuvo casi dos décadas desde 1960 hasta 1980 sin modificar salarios, de modo que esta variable no presenta la sensibilidad necesaria a la coyuntura de corto plazo.

Lanzarse a una reforma de salarios sin soporte de productividad del trabajo puede conducir a una inflación de costes unitarios en las empresas que acabe limitando los efectos benéficos de la devaluación en términos de competitividad exterior y rentabilidad. Murillo sabe lo difícil que es lograr con esta panoplia de medidas un mayor crecimiento de la economía y lograr la consolidación del peso como reserva de valor.

Murillo es igualmente optimista al señalar que el ordenamiento monetario favorece la eliminación de trabas al sistema empresarial y las 43 medidas contenidas en la llamada Estrategia. Una tesis falsa, ya que ni es cierto que el ordenamiento facilite la eliminación de trabas ni tampoco que la Estrategia se dirija a lograr este mismo objetivo. Estrategia y tarea ordenamiento son como agua y aceite, y acabar vinculándolas puede llegar a ser perjudicial y, desde luego, un grave error. Lo que necesita la economía cubana son reformas estructurales de gran calado y no meros cambios superficiales.

Murillo se mostró optimista porque la tarea ordenamiento modificará la estructura de gastos del sistema empresarial, haciendo que las materias primas importadas cuesten más que las nacionales y obligando a las empresas a estimular el crecimiento interno. Una idea acertada sólo si existe oferta sustitutiva en la economía nacional para aquello que se compra en el exterior. Hay dudas de que la economía cubana pueda lograr este objetivo incluso a medio plazo, cuando los efectos de la devaluación ya estén agotados.

También afirmó que considera posible frenar el aumento de los precios mayoristas con el nuevo tipo de cambio de 1 x 24, asegurando así la contención inicial de los procesos inflacionarios que se van a provocar tras la devaluación, pero existen dudas de que ello sea así, en caso de que las empresas no quieran experimentar un descenso inmediato de su rentabilidad.

Con respecto a los exportadores, se planteó la disponibilidad de las divisas obtenidas con la venta, si bien es cierto que no todos los ingresos podrán ser capitalizados por las empresas. En ese sentido, explicó que todos los exportadores se quedarán con el 80% de los ingresos de esta actividad de exportación (el estado retiene el otro 20%). En el caso concreto de ventas a empresas del Mariel, se retendrá el 80% de divisas e igualmente se pueden obtener divisas con aquellos productores que exportan o sustituyen importaciones y con los que vendan a las tiendas minoristas o mayoristas que comercializan productos en MLC.

La diferencia con la situación anterior, en la que el Estado recaudaba las divisas y después las distribuía, no supondrá un cambio significativo si las empresas no pueden destinar el fruto de los ingresos para atender sus prioridades. Otra reforma que se queda a medio camino ya que lograr que los mecanismos de asignación de divisas sean más flexibles y descentralizados no garantiza un uso eficiente de las divisas en el sistema empresarial. En suma, Murillo informó sobre la creación de un mercado cambiario para las empresas cubanas a partir de las operaciones de venta de dólares entre entidades.

El funcionario también advirtió sobre la provisionalidad del tipo de cambio fijado para el peso con el dólar, asegurando que su estabilidad no tiene por qué suponer un mantenimiento a ultranza del mismo, y que si se produjeran las condiciones idóneas, se podrá tener otro. Es decir, devaluar el peso. Este sería un reflejo que debería tener muy en cuenta la cotización del dólar en el mercado informal y la evolución de la inflación tras la devaluación.

Planteó igualmente dejar atrás las cuentas de liquidez (CL) que se utilizan en el sistema empresarial, calificándolas de mecanismo de control de cambio que otorgan una autorización por su importe para comprar divisas, y que ya no será necesario desde el momento que el empresario reciba el 100% de las divisas generadas por sus ventas al exterior. Sin embargo, el procedimiento diseñado para el control de las divisas por el estado es realmente complicado. La operatoria pasa porque la empresa nacional facture a la tienda en pesos, la tienda los transforma al tipo de cambio vigente y le vende al banco los dólares. De igual modo, la tienda paga a la empresa en pesos y le traslada al banco que le ponga el ingreso de la empresa en la cuenta CL.

Murillo piensa que en este nuevo escenario cambiario se podrán estimular los encadenamientos productivos, que se compre más a los productores nacionales en lugar de importar. Pero si este proceso ocurre será necesario que se produzca la reacción de las empresas y que exista esa oferta nacional que facilite los encadenamientos. Está bien pensar en estos vínculos, pero se tiene que asegurar materia económica suficiente para lograr el objetivo. Por ejemplo, no se ha pensado en la mayor agilidad del sector privado para cubrir en un corto período de tiempo estos espacios de complementariedad entre los distintos actores económicos.

Por muchas veces que insista en lo contrario, Murillo no puede evitar que se perciba detrás de la tarea ordenamiento y de la Estrategia una acción para centralizar la economía, aumentar la intervención estatal en la economía y reducir la capacidad de crecimiento del sector privado emprendedor. Este se enfrenta a un escenario incierto, en el que resultará muy complicado equiparar las condiciones de las empresas y los trabajadores por cuenta propia, cooperativas, emprendedores privados. Confiar esa equiparación a un tipo de cambio único es un despropósito. El sector privado en Cuba se encuentra en una clara situación de inferioridad respecto al empresarial estatal y el presupuestado, y nada hace pensar que esta situación vaya a cambiar.

Murillo también hizo referencia al enfrentamiento a los precios abusivos y especulativos, y ejemplificó que los precios en las ventas minoristas crecerán 1,6 veces, mientras que los precios en el Estado prácticamente no suben, quedando los aumentos de precios solamente para los productos a los que se eliminan los subsidios. Todo ello provocará cambios en los precios relativos, con sus consecuencias en términos de bienestar. Murillo sostiene que el sector estatal no será el origen del incremento de precios, pero debería reconocer que las elevaciones salariales del año pasado han provocado tensiones inflacionistas latentes, vía costes unitarios de producción, que no se han disipado desde entonces,

El problema está en las formas de gestión no estatal, sector que vende 19 000 millones. “Hay quien actúa muy irresponsable”.

Concluyó su intervención aludiendo a los “elementos objetivos para que se produzca la inflación: subida de ingresos, déficit de oferta y la subida de los costos en el sector por cuenta propia” en la venta por el sector no estatal por 19 000 millones de pesos. De su responsabilidad depende que este sector pueda producir más y mejor, y con ello alejar las tensiones inflacionistas.

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Jubilada cubana: “¿Dónde hay soga para ahorcarme?»

Por Iván García.

Faltan dos semanas, pero ya el nuevo ordenamiento monetario hace agua. Las numerosas críticas, dudas y debates en redes sociales y comentarios en publicaciones oficiales como Cubadebate, han provocado una intensa polémica en la sociedad.

Para Félix, ingeniero, las nuevas reformas monetarias son puro espejismo. Una trampa financiera, un truco contable que pretende poner orden en el caos económico de Cuba, un país donde han llegado circular tres monedas, y cuatro tipos de canje diferentes. “El próximo ordenamiento monetario está mal implementado. Forma parte de un paquete de 33 medidas, diseñadas supuestamente para incentivar a la economía. Pero antes del paquetazo, lo más sensato era echar andar las PYMES (pequeñas y medianas empresa), reordenar el trabajo por cuenta propia, quitarle las trabas a los productores agrícolas, liberalizar las importaciones y exportaciones de negocios privados y personas jurídicas, para que llegado el momento de la unificación monetaria, estuvieran creadas las bases de un sector que generara bienes y servicios», argumenta y añade:

«En mi opinión, el gobierno ha hecho mal las cosas. Comenzaron a construir el edificio de arriba hacia abajo. Además, un elemento sumamente impopular entre la mayoría de los cubanos, como las tiendas de alimentos en dólares y la venta de insumos a campesino en divisas, provoca que el dólar se haya convertido en la moneda de referencia. Lo del aumento salarial es una vergüenza. Lo han multiplicado por cuatro, pero el alza en la factura de la electricidad, por ejemplo, se ha elevado por cinco. Otros gastos, como los de la canasta básica, aumentan un 200 por ciento. Los salarios solo alcanzarán para comer poco y mal, pagar luz, agua, transporte y no a todos le alcanzará para pagar teléfono e internet. No piensan que las personas también necesitan comprar ropa y calzado, cortarse el pelo con un barbero o peluquera, leer libros, ir al cine y al teatro y disfrutar unos días de vacaciones».

Diario Las Américas conversó con 16 personas, profesionales o simples ciudadanos. Todos coinciden que la inflación devorará el aumento salarial.

La pregunta que se hace Eduardo, economista, es cuánto tiempo demorará la inflación en tragarse la subida de los salarios y pensiones. “Puede demorar seis o un año, pero sucederá. La unificación monetaria y un grupo de medidas para reactivar a la economía eran necesarios, pero han llegado tarde y algunas de esas medidas tienen fiscalizaciones del Estado que son innecesarias. El ordenamiento monetario había que implementarlo, pero no en medio de una fuerte crisis económica y una pandemia de alcance mundial. ¿Qué sucede? Que no hay un respaldo productivo, ni una oferta de bienes y servicios para complementar las reformas monetarias. Antes del Día Cero, que entrará en vigor el viernes 1 de enero de 2021, ya habían subido los precios. Se han frenado un poco los controles, multas y amenazas del gobierno. Pero los precios topados tienen un efecto a corto plazo y provocará que esos productos desaparezcan de los mercados.»

Eduardo considera que las previsiones en la producción de granos, alimentos y productos agrícolas «son todas a la baja debido, por no contar con fertilizantes y maquinarias modernas. El rendimiento por hectárea ha caído a menos de la mitad. La industria alimenticia nacional, por falta de inversiones, se ha descapitalizado. Eso echa por tierra el deseo del gobierno de reducir a la mitad las importaciones de alimentos. Eso confluye con una falta de liquidez que se aumenta por medidas aplicadas por la administración Trump, disminución de remesas y de turistas por el Covid-19”.

Según el economista, la necesidad de divisas obligó al régimen a crear una red de tiendas en dólares que ha generado un gran descontento popular, sobre todo las de alimentos. «Se le ha mentido al pueblo. Con el dinero de las ventas en las tiendas por dólares no se están comprando alimentos para las tiendas por cuc y pesos, que se encuentran desabastecidas. De manera silenciosa, se siguen abriendo tiendas y ofertando servicios en dólares como los de ómnibus interprovinciales Vía Azul o las abusivas tarifas en dólares que la Aduana pretende aplicar a la entrega de paquetes que por vía aérea, marítima o postal llegan del extranjero. Pero la tapa al pomo se la puesto la bestial subida de la factura eléctrica. Una familia, con aire acondicionado en su habitación y en la de sus hijos y un grupo de electrodomésticos modernos, que al mes pagaba entre mil y 1,200 pesos, que ya era bastante, ahora se multiplica por cinco y puede alcanzar más de 4 mil pesos. Eso ha generado tremendo descontento. Y provocará que esa subida de la electricidad, las empresas estatales y negocios particulares se lo sumen al precio de venta minorista, aumentando aún más la inflación y afectando la competitividad de los emprendedores privados, que por disponer de equipos más modernos y aire acondicionado en sus locales consumen más electricidad”.

A todas luces, los ganadores de este nuevo ordenamiento monetario son las empresas estatales exportadoras de bienes y servicios, casi todas propiedad del sector militar. Daniel, ex contable de una empresa de capital mixto, afirma que “sobre todo se beneficiarán empresas exportadoras como el tabaco, ron, níquel, servicios médicos, ETECSA y turismo -las dos últimas controladas por capital de empresas militares- aunque en otras, de manera máso menos camuflada, también participan militares. Al valorar cada dólar que le entra por 24 pesos, tendrán un mayor excedente para invertir en reparaciones y pagos a sus trabajadores, quienes serán los que más cobren en Cuba. El resto de las empresas tendrán que ser subsidiadas o quebrarán. Entre las menos rentables están las de la industria alimenticia y por eso, algunas tratarán de insertarse en la cadena de venta de las tiendas por dólares. Pero serán más las empresas que tendrán pérdidas que las que obtengan beneficios, lo que repercutirá en una tasa mayor de desempleados”.

Osniel, dueño de una cafetería de comida criolla, está convencido que el gobierno ha emprendido estas reformas para quitarse de encima a los paticulares. “Apenas nos menciona en las mesas redondas televisivas. Somos algo desechable, no prioritario. En estos diez meses de la pandemia el sector privado ha sido el más afectado. Más del 60% de los negocios han tenido que entregar sus licencias. Los más afectados, gastronomía y hospedajes, que dependen del arribo de turistas. Si un otorgamiento de crédito amplio, con tasas impositivas disparatadas, donde debemos pagar el 50% del dinero que devengamos si tenemos ventas superiores a 30 mil pesos, cuando el impuesto se le debiera situar a las ganancias, no a las ventas. Y, encima, con un mercado minorista sin apenas ofertas, una subida brutal de la electricidad, que no vas ahogar y obligar a subir demasiado los precios de venta, sin la posibilidad de adquirir divisas legalmente. Y por si no bastara, al alzar los salarios, no podemos pagarle a nuestros empleados sueldos similares o mejores que los estatales. Los salarios que los privados pagamos dependen de la ganancias que obtengamos. El gobierno nos está condenando a muerte”.

En un grupo de Facebook donde las personas suelen compartir lo que ofrecen las tiendas en dólares, Bárbara Herrera, jubilada, escribió un comentario dramático: “¿Alguien me puede decir dónde hay soga para ahorcarme? Soy jubilada y con el alza de los precios y tarifas sólo me va alcanzar para comprar los mandados de la bodega”. Si se revisan las redes sociales y la prensa nacional, se descubrirá que una amplia mayoría de los cubanos que desayunan café sin leche no espera nada bueno del próximo ordenamiento monetario. Waldo Fernández, periodista independiente, colgó en su muro de Facebook: «En Cuba a partir del 2021 tendremos lo peor de ambos mundos. Socialismo sin subsidios y capitalismo sin libertad». Suena profético.

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Odio, descrédito y terrorismo (ii).

Por Martha Beatriz Roque Cabello.

Bandera cubana colgada frente a la sede del Movimiento San Isidro.

Todo parece indicar que de generación en generación se ha transmitido la historia de la noche de las 100 bombas, ya que es el suceso más conocido por la mayoría de los cubanos. Fue un acto terrorista llevado a cabo por el grupo de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio, dirigido por Sergio González “El Curita”, quien, después de escapar de la prisión del Castillo del Príncipe, se dio a la tarea de organizar la acción para el 8 de noviembre de 1957, a las nueve de la noche, en la ciudad de La Habana. En la actualidad hay un parque que hace honor al apodo de este “mártir de la Revolución”. Ninguno de los disidentes del país puede ni siquiera compararse en sus acciones pacíficas, con este asesino.

También dentro de los cientos de miembros del Movimiento 26 de julio que ponían bombas en las más importantes ciudades del país, durante los años 1957 y 1958, estaba Enrique Hart Dávalos, quien trató incluso de volar el acueducto de Matanzas y resultó afectado él mismo al estallarle la dinamita. En estos momentos la dictadura otorga en su nombre premios como la Distinción Enrique Hart Dávalos a trabajadores del sector jurídico, en el Tribunal Supremo Popular.

Por su parte, una “heroína de la Revolución” es también considerada Cira García, tanto así que la dictadura bautizó una clínica con su nombre, pero en realidad era una terrorista que también se dedicaba a poner petardos en La Habana; al igual que Urselia Díaz Báez, que murió tratando de hacer estallar una bomba en el cine América, ubicado en la calle Galiano. Este teatro, el cual había querido explotar, hoy tiene una placa que la recuerda. Honor a una terrorista.

Fidel Castro no quería que las personas salieran a la calle, y por eso implantó el pánico con el lema “0 tres C”, que significaba: cero cine, cero compras, cero cabaret. Es por eso que el 1ro de enero de 1957 hicieron estallar una bomba en el Cabaret Tropicana, hecho en el que resultó herida la joven Magaly Martínez Arredondo, y los médicos tuvieron que amputarle un brazo.

Desde esa época ya existía odio contra todo aquel que tuviera dinero. El 23 de enero de 1957 explotaron una bomba frente a la residencia del colono Luciano Sampedro, situada en calle 8 y Séptima Avenida, en Miramar. Allí pereció Oliverio González Mesa, de 35 años, que era el cocinero de la casa. En el momento de la acción estaban dos niñas dentro de la vivienda, una de ellas ya es una persona de la tercera edad y dice que jamás olvidará esos momentos. El artefacto lo pusieron en un poste de la electricidad, y dejaron sin servicio a una parte del Reparto Miramar.

Una de las bombas que más dio de qué hablar, por haber sido puesta en un lugar muy conocido y visitado, fue la del Ten Cent de Galiano y San Rafael, el 5 de agosto de 1957, allí resultaron heridas de gravedad varias personas.

Sin embargo, la dictadura minimizó esta matanza de cubanos inocentes para llegar al poder, como si hubieran sido daños colaterales, el mismo discurso de la mafia. Sin embargo, por otro lado acusa de ser terroristas, sin prueba alguna, a los pacíficos defensores de los derechos humanos en el país.

Todo lo antes expuesto indica que el poder de la mal llamada “Revolución” se obtuvo a base de terrorismo urbano y de la guerrilla en la Sierra Maestra, no hubo una lucha pacífica como la que llevan a cabo los disidentes.

Relatar todos los eventos sangrientos que se ejecutaron en el país durante la época del Movimiento 26 de Julio da una idea de que el régimen quiere ver la viga en el ojo ajeno, porque sin lugar a dudas estar tildando de terroristas a personas que lo que hicieron fue leer poemas y libros es más que cruel.

Y el hecho de que estos disidentes no tengan una tribuna para defenderse lo hace muy injusto. Sí, internet existe para los cubanos en estos momentos, pero ¿cuántos tienen acceso a ella? Cuántos pudieran enterarse de la realidad del país de boca de estas personas que están siendo asediadas.

Los hechos siniestros relatados hasta aquí son una pequeña parte de lo que sucedió durante 1957 y 1958 en Cuba, algo que no consta en los libros de historia que la dictadura provee a los estudiantes de todos los niveles de enseñanza.

Después que este grupo totalitario se instaló en el poder, además de continuar con el terrorismo de Estado, instigó al pueblo al odio hacia todo aquello que no coincidiera con sus puntos de vista. Además, utilizaron, y utilizan, el descrédito tanto para los que disienten dentro del país como para todo el que levante su voz contra el régimen desde el exterior.

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Las malas noticias de la Tarea Ordenamiento.

Por Orlando Freire Santana.

Incertidumbre entre los cubanos ante la nueva Tarea Ordenamiento.

A pesar de que la propaganda oficialista insiste en que la eliminación de las dualidades monetaria y cambiaria contenidas en la Tarea Ordenamiento constituye un elemento importante para la estabilidad económica del país, ya se anuncian noticias no muy halagüeñas para el cubano de a pie.

En primer término, relacionadas con los salarios y los pagos que deberán hacer al presupuesto estatal. Aquellos trabajadores que quedaron sin recibir protección monetaria durante la etapa pico del coronavirus, debido a que no aceptaron la propuesta de reubicación laboral de las autoridades, ahora no tendrán aumentos de salario para enfrentar la inflación que se aproxima, lo cual agrava su situación.

Por otra parte, se extiende la contribución a la seguridad social para todos los trabajadores del país. A partir del pasado 2019 solo lo hacían los del sector presupuestado, y ahora se incluyen también los del sector empresarial. Y también llega el pago de impuestos personales por el salario devengado. De las 32 escalas salariales que han sido previstas, 22 de ellas serán gravadas con ese impuesto.

Durante el transcurso de una Mesa Redonda de la televisión, celebrada el pasado lunes 14 de diciembre, la ministra-presidenta del Banco Central de Cuba negó que las entidades bancarias pudieran vender dólares a la población a partir del tipo de cambio oficial de un dólar por 24 pesos cubanos, que será el que rija a partir del próximo 1ro de de enero.

La respuesta fue con motivo de inquietudes de la población, deseosa de contar con una instancia oficial donde adquirir esa moneda que permite realizar compras en las tiendas mejor abastecidas del país. Imagínense, de esa manera los cubanos que no reciban remesas del exterior tendrán que acudir a la economía informal -bolsa negra- como única posibilidad de acceder a los dólares.

En el propio programa televisivo se dio a conocer la instauración de un Certificado de Depósito para aquellas personas que deseen convertir sus cuentas bancarias en CUC -la moneda que se elimina- a dólares. Cuando así suceda, esos dólares no podrán ser usados, ni en efectivo ni acreditados a sus tarjetas magnéticas, durante un tiempo prolongado que las autoridades bancarias no pueden precisar. Y si se desea hacer una extracción de ese efectivo, únicamente será mediante su conversión a moneda nacional. Nada, que los gobernantes no están dispuestos a desprenderse de un solo dólar que les entre.

La controvertida tarifa eléctrica que se pondrá en vigor tiene también muy alarmada a la población, y ya se escuchan criterios que apuntan hacia la imposibilidad de su pago por parte de muchos núcleos familiares. A ello se suma el reciente anuncio de que les será retirado el servicio eléctrico a aquellas viviendas que no paguen sus deudas en el transcurso del actual mes de diciembre.

La tarifa es cinco veces superior a la que rige en la actualidad. Una situación que perjudica a aquellos sectores que, como los trabajadores por cuenta propia, son grandes consumidores de electricidad para mantener sus negocios.

Y siguiendo con el futuro de los cuentapropistas, el zar de la Tarea Ordenamiento, Marino Murillo, expresó que ese sector podrá subir los precios de sus bienes y servicios hasta tres veces de los que ahora rigen. En cierto sentido parece contradictorio que la tarifa eléctrica les aumente cinco veces, mientras que sus precios solo puedan ser tres veces más altos.

De cualquier manera, el tema precio será de los más peliagudos en el panorama económico de la isla. Las autoridades insisten en que no se permitirán precios “abusivos y especulativos”.  Pero nadie dice quién será el encargado de clasificar los precios hacia tal condición. Por tanto, con la Tarea Ordenamiento estamos a las puertas de un período en que la subjetividad y las arbitrariedades estén a la orden del día.

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